16 ene 2007

Castro muy grave: El país


Una nota de Oriol Guell y Ana Alfageme reporteros del periódico El País señalan que Fidel Castro se encuentra ''postrado con pronóstico muy grave''.

La información publicada revela las vicisitudes de la salud de Castro citando a fuentes del Hospital Público ''Gregorio Marañón'' de Madrid, donde funge como jefe de Cirugía el doctor José Luis García Sabrido, quién el pasado diciembre viajó especialmente a La Habana para examinar al gobernante al tiempo que desmentía las insistentes versiones de que padecía cáncer. '

De acuerdo con el diario, Castro sufría de diverticulitis, pero la crisis de la enfermedad resultó extremadamente severa en el pasado verano, cuando sangró de manera abundante por el intestino y tuvo que ser operado de urgencia en medio de una infección extendida. ''En esta primera operación, el cirujano procedió a retirarle una parte del intestino grueso, el sigma, y otra del recto, las más afectadas por la diverticulitis'', agrega el reporte. Según la periodista brasileña Claudia Furiati, autora de la biografía autorizada de Castro La historia me absolverá, publicada en 2001, el líder ya había padecio esa enfermedad hace más de 20 años.

''Esta situación tiene una altísima mortalidad, de alrededor de un 80 por ciento'', señala la nota de El País. La información del rotativocoincide con reportes extraoficiales de que Castro padece de trombosis venosa mesentérica, una delicada enfermedad intestinal que impide la absorción de alimentos. Esta, es un coágulo de sangre que se presenta en las mayores venas que drenan la sangre desde los intestinos. En personas ancianas, el pronóstico para ese tipo de infección es generalmente muy severo, con una tasa de mortalidad de 90%.

"Castro definitivamente sería considerado gravemente enfermo", dijo el doctor Roshini Rajapaksa, grastroenterólogo en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York.
Las últimas imágenes del gobernante difundidas por la televisión se remontan al 28 de octubre del 2006 en un par de videos: en uno que advertía sobre lo prolongada que sería su recuperación; y otro posterior, en el que aparecía practicando para el desfile militar que se realizaría el 2 de diciembre para celebrar los 50 años de la revolución y su cumpleaños número 80.

Empero, pese a la expectativa creada, Castro no apareció en el desfile. Más grave aún, no pudo realizar una llamada para felicitar a su amigo el presidente Hugo Chávez por su reelección. Sólo señaló en un mensaje – el 30 de diciembre- de felicitación a los cubanos por la conmemoración del 48 Aniversario de la Revolución que su recuperación está "lejos de ser una batalla perdida".
Un diplomático cubano admitió ayer lunes en Quito (Ecuador) que Castro sufre "problemas de cicatrización" que impiden su recuperación.

Según un cable de la agencia Associated Press un diplomático cubano en Madrid dijo que los reportes eran mentiras y señaló que "se trata de una historia inventada".

Por otro lado, según Hugo Chavez, Castro se encuentra en un lento proceso de recuperación no exenta de riesgos. “no está grave como dicen, ni tiene cáncer. Es un lento, él mismo lo dice, (...) un lento proceso de recuperación no exenta de riesgo, son 80 años", afirmó a los periodistas durante una visita oficial a Ecuador con motivo de la toma de posesión del presidente Rafael Correa.

La Habana Cuba ha mantenido silencio sobre el estado de salud de Fidel. Y se entiende debido a que donde el gobierno controla todos los medios de prensa y los cubanos están acostumbrados a que no se les informe sobre la salud de sus gobernantes.

Incluso algunos cubanos criticaron este martes que se estén divulgando informes sobre su gobernante desde el extranjero.

En tanto, Washington, el secretario de prensa de la Casa Blanca, Tony Snow, consideró este martes que la versión de El País era "una síntesis de previos informes médicos. No tenemos nada nuevo", dijo.

Para el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, la muerte de Castro sin duda provocará cambios en su país, pero es deseable que sean en forma consensuada, afirmó este martes a la radio Cooperativa de Chile. Insulza expresó que si bien el propio hijo del mandatario cubano señaló en Chile que su padre está en recuperación, cuando se produzca su desaparición deberá haber algún cambio en Cuba, "porque la desaparición de la figura de Fidel es una transformación muy sustantiva en sí".


Justo a pocos días que dejará "temporalmente" el poder a su hermano Raúl (31 de julio), escribí en esta bitácora y en un artículo que fue ampliamente difundido que el comandante Fidel Castro Ruz no regresaría a tomar el poder de la Isla. Y es que el tumor gástrico que le fue encontrado en la operación del 27 de julio era maligno.

Mi percepción como analista, la confirme con lo que publicó el sábado 5 de agosto el periodista Kennedy Alencar en el diario brasileño Folha de Sao Paulo. (claro el gobierno brasileño desmintió la información publicada, sin embargo el periodista mantuvo su versión en una carta enviada al diario el domingo 6.) Por lo que la señale que la era Fidel había llegado a su fin el 31 de julio,y si acaso regresara sería en un papel testimonial. Muy parecido por cierto al que tuvo el Papa Juan Pablo II, cuando el que gobernó realmente fue su secretario de Estado Ángelo Sodano.

Meses después el semanario británico Time reconfirmó mi tesis al afirmar que Castro podría tener un cáncer terminal y consideraba como improbable que vuelva a tomar el poder. La fuente de la revista pidió la reserva de su nombre pero es gubernamental seguramente los servicios de inteligencia de EE UU.

Y es que fue hasta el sábado 28 de octubre- después de 40 días de no saber de él- cuando la TV cubana ofreció imágenes de Fidel Castro. Varias agencias dieron cuenta de la grabación, donde Castro apareció delgado, vestido con ropa deportiva con los colores de la bandera cubana y zapatos oscuras, primero sentado leyendo la prensa y después, durante unos segundos, en pie, dando algunos pasos por una habitación y moviendo los brazos.
También el 18 de septiembre varias fotografías de Castro fueron difundidas por la prensa oficial el 18 de septiembre, tras la Cumbre de los No Alineados que se celebró en La Habana.

Y la fecha esperada por todos era el 2 de diciembre, debido a que ese día se celebra la fiesta anual del ejército cubano, la institución más importante de la isla, mucho más que el partido comunista. Empero, el comandante en jefe tampoco apareció.
Dias después, el 15 de diciembre, John Dimitri Negroponte director de la inteligencia nacional de EE UU uníz su voz al coro y dijo que Castro estaba moribundo. Aseguró al diario The Washington Post: "Todo lo que vemos nos indica que no será mucho tiempo... Meses y no años". El comentario de Negroponte se produjo en un momento en que 10 miembros de la Cámara de Representantes de los partidos Republicano y Demócrata iniciaban en La Habana una importante visita.


Pero la más grave -¿de la especulación?- había sido la del diario The Independent, de Londres, quien afirmó que Castro ya no cargaba los peregrinos: "lucha contra un cáncer terminal y podría morir antes de Navidad", dijo y agregaba se rehúsa a someterse a quimioterapia.

Y ahora esta la nota de El País

Brian Latell, ex especialista de la CIA en Latinoamérica, afirma que al fallecer Fidel las autoridades cubanas quizás no realicen un funeral de estado con un enorme contingente de extranjeros debido a "preocupaciones de seguridad" con desbordamientos de seguidores. Jorge Edwards, en noviembre pasado comento en Un texto (El País) que en una charla en Miami, le preguntaron sobre por la transición cubana. "¿Cómo cree usted, señor, que se darán las cosas? Y -les contesto algo evidente: no soy adivino político, no tengo ninguna capacidad para leer el porvenir....,"

Rafael Rojas, historiador cubano exiliado en México y premio Anagrama de Ensayo, comenta en (El País, 21/11/2006):
La persona de Fidel Castro es una mercancía simbólica demasiado valiosa para las élites del poder en Cuba y sus aliados en el mundo. Durante estos meses, esas élites han debido pensar qué hacer con el cadáver, qué tipo de funeral le consagrarán y, sobre todo, qué aprovechamiento político harán de un muerto tan célebre."....

La "nueva" apuesta de Bush




  • ¿La nueva apuesta de Bush?/Fawaz A. Gerges, profesor visitante de la Universidad Americana de El Cairo y autor de El viaje del yihadista: en el interior de la militancia musulmana (Harcourt, 2006). Profesor de la cátedra Christian A. Johnson de Oriente Medio y Asuntos Internacionales del Sarah Lawrence College, Nueva York.

Tomado del periódico español La Vanguardia, 16/01/2007);

Traducción: José María Puig de la Bellacasa


Qué pensar de la nueva estrategia de Bush? Aun cuando en un principio afirmó que consideraría “muy seriamente” todas las propuestas del grupo de estudio sobre Iraq (el informe Baker-Hamilton), rechazó a continuación sus principales recomendaciones, sobre todo las relativas a los objetivos de retirada de tropas estadounidenses de Iraq para principios del 2008 y tender la mano a Irán y Siria y a los líderes de la resistencia autóctonos.
Pero Bush dio un paso más jugando su última carta, ordenando enviar más de veinte mil soldados y marines adicionales para ayudar al Gobierno iraquí a garantizar la seguridad en Bagdad y luchar contra la resistencia armada suní en la provincia de Anbar. Asimismo, Bush ha decidido enfrentarse a los poderosos vecinos de Iraq en lugar de cooperar con ellos (Irán y Siria). Prometió “interrumpir el flujo de apoyo” procedente de Irán y Siria “persiguiendo y destruyendo” las redes suministradoras de armas e instrucción de combatientes en Iraq. Bush afirmó que “tener éxito en Iraq también exige proteger y defender su integridad territorial así como estabilizar la región ante el reto extremista, lo que comporta empezar por encararse con Irán y Siria”.
La escalada de Bush constituye un postrer y desesperado intento de salvar el reto iraquí… y también su propia presidencia. Bush sabe que el futuro de su presidencia se halla en primera línea de fuego. Dado su historial y bagaje tanto ideológico como político, Bush no podía variar el rumbo de su política mostrando en tal tesitura alguna muestra de debilidad: ello habría equivalido a una notable pérdida de fuelle de su visión del mundo y a reconocer su derrota. Una vez más, Bush se replegó a su territorio ideológico buscando abrigo de la realidad.
Bush ha sido siempre muy dado a sostener que seguiría las recomendaciones de los mandos militares; en reiteradas ocasiones acusó a los críticos de la guerra de no atender el punto de vista de quienes se hallaban al mando de las operaciones. El mes pasado, Bush declaró en el curso de una entrevista a The Washington Post que “es importante confiar en el criterio de los mandos militares en el ejercicio de su cometido y el trazado de sus planes. Por mi parte, suscribo entera y fielmente los puntos de vista de la cadena de mando”. En realidad, la nueva estrategia de Bush es contraria a las recomendaciones de figuras clave del Pentágono. Según se ha informado, el establishment militar le aconsejó contra la idea de enviar más tropas a Iraq. La fuerza militar estadounidense se ve sometida a un gran esfuerzo y teme que un fracaso podría socavar la credibilidad y la moral de la institución.
La propuesta de Bush goza de escaso respaldo en su propio país, donde una mayoría se opone al envío de más tropas a Iraq. En el seno del propio estamento político y aparte de la oposición de los demócratas, figuras clave republicanas han expresado su malestar y desasosiego ante la idea de un aumento de tropas en Iraq. Pero Bush volvió de nuevo a suscribir el criterio equivocado de los partidarios de la línea dura - visible a través de los numerosos organismos y centros de estudios que la difunden públicamente- y del entorno del vicepresidente Dick Cheney.
El entorno de partidarios de Bush se ha visto reducido. El presidente es ahora más vulnerable que nunca. No es de extrañar, en consecuencia, que los demócratas den vueltas a la posibilidad de enfrentarse a Bush y de aislarle políticamente dando marcha atrás a su máquina de guerra. Lejos de aportar una salida al punto muerto en Iraq, el de Bush es vino viejo en los odres de nuevas batallas, vuelto a embotellar y vender a una audiencia estadounidense presa del escepticismo. El envío de más de 20,000 soldados a Iraq no influirá en la espiral de luchas sectarias que afligen a Iraq.
Iraq no precisa de más botas sobre su suelo, sino de una amplia visión política que ayude a integrar a la distanciada - es más, enemistada- comunidad árabe suní en el seno del proceso político y a desarmar a las milicias armadas infiltradas en los servicios de seguridad iraquíes. Iraq precisa de una visión política que los propios iraquíes juzguen legítima y no impuesta por el brazo coactivo de Estados Unidos. Bush no alcanza a comprender que la presencia militar estadounidense en Iraq se ha convertido precisamente en parte del problema y no de la solución.
Iraq precisa asimismo de una visión política que dé mayor protagonismo a la reconstrucción social y económica del país. Ciertamente, el nuevo millardo de dólares de ayuda económica estadounidense asignado por Bush es una bagatela. En tanto la Administración Bush ha gastado más de 300,000 millones de dólares en la guerra de Iraq, tan sólo un puñado de miles de millones se ha invertido en gasto social y económico. Las prioridades, por tanto, se han aplicado de forma equivocada.
Todos los vecinos de Iraq - incluidos Irán y Siria- deben comprometerse y colaborar para desempeñar un papel positivo a la hora de ayudar a los iraquíes a superar sus diferencias.
Por tal cúmulo de razones, resulta altamente probable que la apuesta de Bush fracase y le salga el tiro por la culata, dejando tras de sí un país devastado y dañando la capacidad de Estados Unidos de proteger debidamente sus intereses en el mundo.
Los temores de la cúpula militar estadounidense son fundados. Bush hunde más y más a su país en las arenas movedizas de Iraq.

How Australia confronts militant

  • How Australia confronts militant Islam/Gerard Henderson, chief of staff to John Howard and is executive director of the Sydney Institute, a forum for debate and discussion. He is in Britain as the guest of Policy Exchange
A nation's blunt refusal to back down to terror

THE TIMES, 15/01/07);www.timesonline.co.uk/article/0,,1072-2547533.html;

Australians are sometimes accused of being direct, even blunt. But this way of going about things seems to have worked well enough when dealing with the threat of radical Islamism Down Under. Its approach is worthy of close examination — not least in Britain. And what has been accomplished so far, though controversial, has been done with a high degree of bipartisan cooperation.
Like other predominantly Anglo-Celtic nations, Australia is a tolerant and accepting society — in spite of what some members of the domestic left intelligentsia and the civil liberties lobby proclaim. While not without racial tensions, Australia has a relatively low level of ethnically motivated crime and a relatively high level of inter-marriage between the numerous ethnic groups. The country has not fought a war of independence or a civil war and has not been in imminent danger of invasion — even though Japan briefly considered doing so in 1942. Al-Qaeda’s act of war against the United States on September 11, 2001, was the first major attack to take place on American soil.
Similarly, Jamaah Islamiyah’s bombs, which exploded at the Bali tourist resort in Indonesia on October 12, 2002, brought civilian Australians into the front line. Some 20 Australians were murdered on 9/11. The Australian death toll at Bali was 88 — a horrendous toll for a population that is about a third that of Britain.
Australia’s Prime Minister, John Howard, happened to be in Washington on 9/11. Australia immediately committed special forces to the war against the Taleban and al-Qaeda in Afghanistan, which was under way when Mr Howard’s Liberal-National Party conservative coalition defeated Labor, led by Kim Beazley, at the election in November 2001. Labor supported Australia’s commitment in Afghanistan but opposed Mr Howard’s decision to commit Australia to the “coalition of the willing” in Iraq (in support of the US and Britain) in 2003.
Despite their differences on Iraq, the major parties have been more or less united on the need for a tough-minded approach to national security. Mr Beazley generally supported Mr Howard’s anti-terrorism legislation and his position has been followed by Kevin Rudd, who took over as Opposition leader last December.
While the political conservatives dominate Australian national politics at the moment, the social democrats are in office in the six states and two territories that comprise the federation. By and large, the Labor Premiers, who control the police forces, have backed Mr Howard on national security. This amounts to strong bipartisan support — since about 80 per cent of Australians vote for either the conservatives or social democrats.
Since 9/11 — and particularly since the Bali bombing — the debate on national security in Australia has been frank. Australia is an immigrant nation and Muslims have been part of the immigrant experience for more than a century. Muslims from Afghanistan, Turkey and South-East Asia, among other places, have settled in well and made a significant contribution to Australian society. Yet, as in other Western democracies, there is a radical Islamist presence in Australia that has been growing in recent years and that owes its allegiance to Wahhabism and the Muslim Brotherhood.
The composition of the Australian Muslim population is significantly different from that of Britain. Radical Muslims — or their parents or grandparents — have come mostly from Lebanon or North Africa, with some from the sub-continent. In addition there are a few home-grown converts to the cause — the best known of whom are David Hicks, who is held at Guantanamo Bay, and Jack Thomas.
The evidence indicates that all radical Islamists in Australia were either born there or entered the country on valid visas. Asylum seekers, who arrived unlawfully, have not comprised a potential threat to national security.
It so happens that the approach advocated for Britain by Martin Bright in his important Policy Exchange pamphlet When Progressives Treat With Reactionaries is consistent with what has occurred Down Under over the past five years. Put briefly, the Australian system takes Islamist ideology seriously. It does not deal with radical Islamists. It confronts extremists’ views, rather than seeking to co-opt “pragmatic” radicals who happen not to be in favour of the use of violence in the here and now for purely tactical reasons. After the bombings of 7/7 in London, Tony Blair declared correctly that “the rules of the game had changed”. In Australia the rules changed dramatically some time earlier. A few recent examples illustrate the point.
After the shock of 7/7 Mr Howard established a Muslim Community Reference Group and said that no radicals would be invited to join. When Sheikh Taj Aldin al-Hilali (the Mufti of Australia) ventured into Holocaust denial, Andrew Robb (the Parliamentary Secretary for Multiculturalism) let it be known that he would not be reappointed to the group. Last February Peter Costello (Mr Howard’s deputy) publicly declared that, if the radical Muslim cleric Abdul Nasser Ben Brika really wanted to live under Sharia law, he might choose voluntary deportation to Iran. The next month the Prime Minister told Reuters TV that Australia could not ignore “that there is a small section of the Islamic population which identifies with some of the more extremist views associated with support of terrorism”. In New South Wales the former Labor Premier, Bob Carr, and his successor, Morris Iemma, have made similar candid statements where necessary.
There remains a significant terror threat in Australia — with some convictions for terrorist-related offences and a number of Muslim men in Sydney and Melbourne awaiting trial on serious charges. However, the tough line on security seems to have worked well and there have been no terrorist attacks.
The Howard Government has let it be known that radical Islamism is also a threat to the overwhelming majority of the Muslim community and reminded its leaders of their responsibilities to resolve potential problems in their own self-interest. This approach has strengthened the position of moderate Muslims.
Meanwhile, the conservatives, with the support of social democrats, have advanced the cause of citizenship tests as a means of emphasising that all who choose to live in Australia are expected to sign-on to our democratic values. Moreover, imams have been advised to preach in English. There is little backing in Australia for the extremist right-wing view that Muslim immigration should be banned. But there is bipartisan support for tackling the real threat posed by radical Islamism in a direct, even blunt, manner.

Contra Las Maras

Los presidentes salvadoreño y mexicano, Elías Antonio Saca y Felipe Calderón Hinojosa, anunciaron este martes 16 de enero, la conformación de un "grupo de alto nivel" para combatir a la delincuencia organizada, el narcotráfico, el tráfico de personas y a los grupos de pandillas denominados Maras.

El presidente Calderón viajó a El Salvador para asistir a la conmemoración del 15 aniversario de la firma de los acuerdos de paz, los cuales tuvieron lugar en la ciudad de México, en el Castillo de Chapultepec, y aprovechó para avanzar en estos temas.
Esta es parte de la Conferencia Conjunta:
-PRESIDENTE ELÍAS ANTONIO SACA GONZÁLEZ: (...) hemos sostenido una larga reunión en donde hemos abordado temas de seguridad, el tema migratorio para los mexicanos y para los salvadoreños que viven en los Estados Unidos; el tema migratorio también de los salvadoreños que viven en México.
Hay un programa de regularización migratoria de parte de México, hemos hablado de diferentes cooperaciones como en seguridad, turismo; y, por supuesto, en el tema de seguridad hemos abundado en el tema de Las Maras, narcotráfico y hemos, también, discutido los programas sociales que realizan cada uno de los gobiernos.

-PRESIDENTE FELIPE CALDERÓN: (...) Hoy nos enorgullece y agradecemos el haber sido invitados a conmemorar este XV Aniversario de los Acuerdos de Paz, y a refrendar, desde luego, y fortalecer el intercambio comercial, económico, cultural, político, científico con el pueblo y el Gobierno salvadoreño que encabeza el Presidente Saca.
En esta tarde hemos dialogado de múltiples temas. Hemos hecho una revisión de los mecanismos bilaterales que tenemos para fortalecer la relación entre nuestros pueblos, entre los que destacan: la Comisión Binacional, los grupos de trabajo sobre temas migratorios y consulares; las comisiones de cooperación científica, técnica, educativo, cultural, el Comité de Cooperación para combatir el narcotráfico y la farmacodependencia.
Y hemos resuelto, en adición a estos mecanismos, el crear un grupo de alto nivel entre México y El Salvador para intercambiar información, estrategias, programas para garantizar la seguridad de nuestros pueblos (...)
Preguntas y respuestas:
-SERGIO JIMÉNEZ, El Universal:..Y si nos podría dar más detalles sobre el acompañamiento que le hacen los dos funcionarios del Gobierno mexicano a esta gira, el Procurador y el Secretario de Seguridad Pública.
-PRESIDENTE CALDERÓN:...,En cuanto a los servidores públicos y secretarios que me acompañan en este caso, la canciller, la Secretaria de Relaciones Exteriores, el Procurador General de la República, el Secretario de Seguridad Pública, entre otros, estamos, desde luego, enfatizando en la relación con El Salvador una preocupación común sobre el tema de seguridad, tráfico de personas, tráfico de armas y tráfico de drogas en la Región Centroamericana.
No debe extrañar, además, este tema porque afortunadamente con el Gobierno del Presidente Saca y el Gobierno de México ha habido una estrecha colaboración. México ha participado y ha contribuido a integrar, a través del sistema informático de la Agencia Federal de Inteligencia, hemos podido contribuir a fortalecer el sistema de información para procesar información criminal aquí en El Salvador(...)
Por otra parte, a mí me parece muy importante la estrategia que el Gobierno de El Salvador ha emprendido en la materia de seguridad; una estrategia que ha pasado de programas que enfatizaron, fundamentalmente, el aspecto persecutorio de la criminología, y que ahora van hacia una visión integral, preventiva y correctiva del problema de seguridad en muy diversos aspectos, que es, sin duda, alguna experiencia muy útil para el Gobierno de México.
Además debo reiterar, creamos, acordamos hace unos momentos, crear en adición a los grupos de trabajo que ya tenemos, un grupo de alto nivel del cual formarían parte estos tres integrantes del gabinete mexicano, para incrementar puntos de encuentro, de reunión y de intercambio de información con autoridades del Gobierno de El Salvador, con el que pueda, precisamente, integrarse este grupo.

-PRESIDENTE SACA GONZÁLEZ: Solamente decirles que por El Salvador integran este grupo de alto nivel, el señor Canciller de la República, el señor Ministro de Seguridad Pública y Justicia, también integran este grupo el director de la policía nacional civil y, por supuesto, le hemos pedido al Fiscal General de la República integrarse a este grupo de alto nivel.
-REBECA SÁNCHEZ, Grupo IMER:Una pregunta que nos gustaría nos respondieran a la prensa mexicana los dos.
Es en relación con Los Mara Salvatrucha, quisiéramos saber, ¿qué acciones conjuntas comparten ustedes para combatirlos, si en esta reunión que tuvieron hoy hubo algún acuerdo en esa materia.

Y concretamente al Presidente de El Salvador, ¿si recogería algunos de los programas o las acciones aplicadas recientemente por el Presidente Calderón en materia de seguridad y combate a la inseguridad y al crimen organizado?

-PRESIDENTE SACA GONZÁLEZ: Bueno, yo le he manifestado al Presidente Calderón que estamos siguiendo muy de cerca todo el tema de seguridad en México. Hoy hemos decidido crear esta comisión de alto nivel, precisamente, para combatir muchos de estos flagelos que afectan a nuestras sociedades, el narcotráfico, Las Maras.
Hemos discutido el mejor mecanismo que debe existir de intercambio de información ya que muchos de estos mareros deportados de los Estados Unidos vuelven a pasar por territorio mexicano para irse a la Unión Americana.
Hemos decidido trabajar en conjunto porque es un problema de toda la región, vamos a compartir información, vamos a trabajar de la mano y, por supuesto, que las experiencias que tenga México le servirán a El Salvador y las experiencias que tengamos en El Salvador con gusto vamos a entregárselas a México en este combate tan valiente y decisivo que ha iniciado el Presidente Calderón contra el narcotráfico y el crimen organizado.
-PRESIDENTE CALDERÓN: Simplemente reiterar que ha sido una reunión muy fructífera; hablamos, desde luego, el tema de Las Maras, su génesis, su evolución y la manera en como han transformado su operación y presencia aquí, en El Salvador.
La manera en que en sus distintas etapas y distintos gobiernos, el Gobierno salvadoreño las ha combatido y la importancia nos la ha subrayado el Presidente Saca de tener una estrategia integral, que no se concentre únicamente en el aspecto persecutorio, sino abarque las distintas etapas de una estrategia de seguridad como son: la prevención del delito o la parte que tiene que ver con la readaptación social.
La manera en que el Gobierno de El Salvador enfrentó el tema de la extorsión que fue un delito que tuvo su auge en meses o en años recientes y, desde luego, la experiencia que en conjunto hemos tenido con México.
Tenemos, además, la disposición y ésta es la razón de crear este grupo de alto nivel, de trabajar conjuntamente para combatir un problema común, que es el tráfico de personas, de armas y de droga a través de la frontera de México con Centroamérica y que, evidentemente, tiene que ser enfrentado este problema de manera conjunta; y yo celebro la enorme disposición del Presidente Saca al respecto.
Nota:
El Gobierno del presidente Elías Saca de El Salvador ha pretendido siempre hacer de la eliminación de las maras un objetivo primordial.

El 2003, puso en marcha una ley antimaras; el Plan se denominó Plan Mano Dura, con el que se pretendía legalizar una serie de acciones restrictivas, sin embargo, la ley duro sólo unos meses, ya que fue derogada en 2004 por presiones de la ONU, dado que violaba varios convenios internacionales defensores de la niñez y la juventud.
Después el Gobierno impulsó el Plan Súper Mano Dura, con el que de inmediato envió a la cárcel a más de 3,000 líderes de pandillas. No obstante, diversos analistas señalaron que la represión, sin medidas preventivas, desató una reacción de mayor violencia. El Plan súper mano dura, falló debido a que los jueces no le dieron validez a los arrestos.
Los datos se traducen en cifras: antes de 2003, las tasas de homicidios eran de 34 por cada 100,000 habitantes; en la actualidad, rondan los 55 homicidios por cada 100,000 habitantes, la tasa más alta de Latinoamérica; además se estima que unos 30 mil jóvenes integran las llamadas Mara Salvatrucha MS13 y la Mara 18, rivales a muerte entre sí.
Las maras han mutado, de controlar barrios han pasado a controlar acciones de delincuencia organizada, lo mismo trafican con drogas, secuestran, extorsionan, que asesinan, manejan armas. Antes atacaban con piedras, cuchillos y machetes; hoy tienen fusiles automáticos AK-47 y M-16 recortados, incluso cuentan ya con inteligencia que les permite infiltrarse.
Según cifras policiales, en Centroamérica existen alrededor de 80,000 pandilleros y es en Guatemala, Honduras y El Salvador donde el problema se ha agudizado.
En El Salvador se calcula que hay al menos 14,000 pandilleros que tienen nexos con la delincuencia organizada; y de los cuales al menos 3,500 están encarcelados, acusados de diversos delitos.