Facundo Cabral: el amigo que no llegó a ser/Alina Diaconú Especial para lanacion.com, 9 de julio de 2011 | En los años 70, todas las mañanas, antes de ir a trabajar a una agencia de publicidad donde era redactora, iba a tomar un café a un pequeño bar. Quedaba en Esmeralda y Tucumán y hoy ya no existe. Todas las mañanas veía a un hombre joven, rapado, con un cuaderno apoyado sobre una de las mesas, escribiendo y escribiendo, sin levantar la vista ni un solo momento.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.