3 dic 2006

Jesús y Mahoma

  • Los absolutos que asesinan/JEAN DANIEL

Tomado de El PAIS, 04/12/2006;
¿Jesús y Mahoma? Es cierto: se oponen mutuamente y, muchas veces, en lo fundamental. Es verdad que son distintos y que es posible enfrentarse en su nombre. Deseo subrayarlo porque me gusta el eclecticismo y detesto el ecumenismo. He asistido a bastantes asambleas, en especial las de los Hijos de Abraham en París, las de los rabinos judeo-árabes en Sevilla y las mucho más espectaculares de la Comunidad de San Egidio en Roma. He presenciado diálogos emocionantes y profundos, buenas voluntades que nacían del corazón, intentos de reprimir las convicciones para comprender al otro. Y luego he visto cómo todos los participantes se separaban y, al hablar con ellos, tenían la impresión de haber intervenido en una ceremonia de fraternidad que, en definitiva, tenía su finalidad en sí misma, que no estaba concebida para continuar ni dejar huellas. Es decir, que eran pausas, paréntesis, treguas, en el mejor de los casos, estados de gracia.

¿Qué quedaba de tangible? Lazos afectivos a menudo importantes, complicidades de eruditos, coincidencias entre investigadores y, a veces, una especie de desgraciada resignación a ser diferentes. ¿Estoy juzgando aquí los esfuerzos franciscanos de Juan Pablo II? Este personaje sigue siendo mi hombre, e incluso reconozco el mérito de sus ilusiones. ¿Estoy elogiando, entonces, el método de Benedicto XVI en Ratisbona? En cierto sentido, quizá, porque la desmesurada violencia de las reacciones de algunas autoridades musulmanas no ha servido más que para legitimar las acusaciones -por precipitadas que fuesen- de las que habían sido objeto. Dicho esto, los turcos tienen todo el derecho a que eso no les guste. Por otra parte, entre nosotros, el viaje papal a Turquía se podía haber retrasado. Habría sido mejor ignorarse un poco para volver a encontrarse mejor más adelante, pero manteniendo siempre el diálogo, la discusión y la "disputa teológica" en un clima de franqueza.

¿Adónde quiero ir a parar? A que, en mi opinión, sólo habrá auténtico diálogo si se habla de las diferencias y los diferentes, más que ensalzar los parecidos y las coincidencias. El camino hasta llegar ahí es difícil, sencillamente porque en la religión existe -por ser una religión, y más aún si es monoteísta- una concepción de lo absoluto que excluye a los demás.

¿Y cuál es el problema? Saber cómo evitar que las intolerancias insoslayables y originales de las religiones se conviertan en "identidades asesinas" que tratan de exterminarse entre sí o que acaban dominándose unas a otras. Hay que recuperar los amplios horizontes de los paganos en los que los dioses se toleraban mutuamente, en vez del espacio cerrado del monoteísmo en el que se enfrentan distintas concepciones de un mismo dios.

Esta cuestión de los absolutos es ineludible. Surge en todos los totalitarismos, e incluso puede haber, a la manera de un George W. Bush, un absoluto democrático que se intenta imponer a los demás. Una especie de intolerancia organizada para suscitar la tolerancia.
La obra que más me fascina desde hace mucho tiempo es la titulada El libro del gentil y de los tres sabios, de un autor medieval, el franciscano Raimundo Lulio (1232-1315). Aunque la conozcan, me gustaría recordarles sus puntos fundamentales. Raimundo Lulio era un mallorquín que escribía indistintamente en catalán, latín, hebreo y árabe. Después de una vida disoluta, como suele decirse -y de hecho sabiamente disoluta-, asumió una misión de proselitismo, de conversión de infieles.

Tanto en Mallorca como en Barcelona vivían religiosos judíos con los que Raimundo Lulio debatía sin cesar. Este franciscano, que había leído a Avicena, Averroes y Maimónides, también estaba fascinado por el islam. En 1270, cinco años después de su conversión, consciente de las dificultades que tenía para convencer a sus interlocutores judíos y musulmanes de que la crucifixión era cierta, decidió escribir un libro para, entre todos, buscar la verdad.
Lulio se inscribe indudablemente en una tradición que se remonta al siglo XII, cuando Abelardo intentaba, a través del diálogo, destacar los rasgos comunes de las tres religiones. Digamos que era la fase ecuménica de esta tradición. Pero Raimundo Lulio es mucho más exigente. Imagina a un "gentil", es decir, un infiel (Edgar Morin nos recuerda que el origen de esta palabra es la expresión hebrea goy), que, al sentir que le llega la muerte, desearía verse iluminado por una fe. De modo que organiza un diálogo con tres filósofos: un judío, un musulmán y un cristiano. Cada filósofo defiende su religión con una elocuencia y unos argumentos que conmueven al gentil.
Al final de las entrevistas, los tres religiosos están inquietos por saber cuál de ellos ha sabido convencer mejor al gentil. Y en ese momento es cuando se produce un fenómeno excepcional y que ilustra a la perfección este breve paréntesis de tolerancia que se creía reservado a los andaluces de Córdoba y que se extendió a la Cataluña de Mallorca, Barcelona y el Rosellón. El cristiano convence a los otros dos filósofos de que es mejor no saber la respuesta del gentil. En el momento en el que este último escogiera a uno de ellos, convertiría a los otros dos en enemigos. Y, de todas formas, la verdad divina no puede pertenecer a nadie.
En otras palabras, ninguna religión está en posesión de lo absoluto ni puede imponérselo a los demás.
Antes y después de este libro, Raimundo Lulio es radical en su proyecto evangelizador. Pero en ese momento de gracia de 1270, comprende que la convivencia de las religiones sólo es posible asumiendo las identidades con humildad o en una alquimia prudente que combine lo que de mejor tienen las tres confesiones.

Y ahí es donde yo quería llegar. El diálogo interconfesional sólo podrá progresar con la condición de que exista un criterio común por encima de los textos religiosos y con arreglo al cual sea posible juzgarlos.

Diálogo entre religiones


El Papa espera que la inolvidable experiencia de su viaje a Turquía contribuya a profundizar en la colaboración y el diálogo con los cristianos ortodoxos y con los seguidores del islam.
Benedicto XVI confesó este domingo ese deseo al dirigirse a los fieles congregados en la plaza de San Pedro para participar en el primer Ángelus a su regreso de Estambul.
El próximo miércoles 6 de diciembre ofrecerá un balance de su visita durante la semanal audiencia general a los peregrinos.
Por lo pronto el profesor Rafael Navarro-Valls hace un primer análisis; fue publicado este sábado 2 de diciembre en El Mundo.
  • El Papa en Turquía: el triunfo de la normalidad/Rafael Navarro-Valls*
La visita del Papa a Turquía ha sido un viaje en tres dimensiones. No me refiero a los más de 6,000 periodistas acreditados, que han diseccionado el acontecimiento desde todos los ángulos. Me refiero, más bien, al triple destinatario del viaje: la minúscula comunidad católica perdida en un mar islámico, la influyente minoría ortodoxa y la omnipresente mayoría musulmana. Para los católicos, si estamos de acuerdo con la Conferencia Episcopal turca, ha sido un «soplo de aire fresco» que ha supuesto una inyección de optimismo. Los 32,000 católicos -descendientes directos de la antigua comunidad de Asia Menor que recibió el Evangelio de manos del propio Pablo de Tarso- han dejado por unos días de ser una entidad fantasma para adquirir un protagonismo inédito. Se han visto acompañados por los mil millones de católicos extendidos por todo el planeta. Protagonismo que previsiblemente desembocará en un reconocimiento expreso de su personalidad jurídica por las autoridades turcas.

Por su parte, los 150,000 ortodoxos, representantes de un conjunto de iglesias orientales separadas de Roma y diseminadas por todo el mundo, han sido testigos de excepción de lo que podríamos llamar el triunfo de la normalidad. Ortodoxos y católicos han vuelto a un régimen de cordial naturalidad en la que sus líderes se visitan entre sí, firman declaraciones conjuntas y ofician liturgias comunes. Algo así como las relaciones entre Roma y Bizancio antes del Cisma de 1054. Desde luego, queda en pie el tema del primado de Roma, es decir, de la posición del Romano Pontífice en un conjunto de Iglesias orientales acéfalas. Pero en el texto conjunto firmado por el patriarca de Constantinopla y el obispo de Roma se animan mutuamente a retomar las conversaciones ecuménicas católico-ortodoxas iniciadas en Belgrado e interrumpidas desde hace seis años. Un logro nada pequeño. Entre otras cosas porque católicos y ortodoxos han tomado conciencia de que «las divisiones existentes entre los cristianos son un escándalo para el mundo y un obstáculo para la difusión del Evangelio». De ahí que la declaración ecuménica firmada por los dos líderes religiosos señale la sólida base que proporcionan «nuestras tradiciones teológicas y éticas», que «permiten comunes acciones económicas, sociales y culturales». Desde luego nada es fácil en este camino tortuoso del ecumenismo, pero siempre un viaje de mil leguas comienza con un solo paso. En este caso casi una zancada.

¿En qué ha quedado el consejo de las autoridades turcas -rechazado cortésmente por la Santa Sede- de que Benedicto XVI llevara un chaleco antibalas durante toda su visita? La realidad es que el viaje ha demostrado -como ya pasó con el magnificado incidente de Ratisbona- que el islam no está en contra del Papa. El millón y medio de personas que contra la visita esperaba reunir el Partido radical-islámico de la Felicidad, se redujo a no más de 10,000. La llamada del partido BBP para bloquear masivamente el acceso a Santa Sofía cuando el Papa llegara se diluyó en una minúscula manifestación de un escaso centenar de personas. Erdogan debió volverse atrás en su amago de plantón, acudiendo dócilmente al pie de la escalerilla por la que descendía un paciente y sonriente Papa. Y el fogoso Gran Muftí, director de Asuntos Religiosos, acababa abrazando fraternalmente a Benedicto XVI, después de pedir hace unas semanas su encarcelamiento si tocaba territorio turco. En ambos triunfaba el sentido común sobre el radicalismo. El chaleco antibalas, mientras tanto, quedaba arrumbado en una comisaría de Ankara y los ecos del mensaje de Al Qaeda contra la visita del Papa («romperemos las cruces, verteremos el alcohol e impondremos impuestos a los infieles, deberán elegir entre la espada y el islam») agonizaba en Internet como una reliquia histórico-fascista.

El gran protagonista del viaje ha sido la «primera de las libertades», es decir, la libertad religiosa. El Papa aludió a ella repetidamente: ante el director de Asuntos Religiosos, ante la pequeña comunidad católica, en el discurso ante Bartolomé I y en la Iglesia del Espíritu Santo en Estambul. Para comprender esta insistencia conviene recordar que en la Turquía laica las únicas confesiones religiosas reconocidas son el islam, la iglesia greco-ortodoxa, la armenia y el judaísmo. Católicos y protestantes son entidades fantasma. Las iglesias no tienen derecho de propiedad y no está ni considerada la posible restitución de los bienes confiscados. No existen lugares para la formación del clero y el aparato estatal ejerce un severo control sobre la actividad de obispos y sacerdotes. Un clima claramente anticristiano se difunde en el plano social por toda Turquía. No es infrecuente que ciertos medios informativos describan a los sacerdotes extranjeros como «propagandistas sin escrúpulos , decididos a convertir a los fieles islámicos a través de sobornos económicos». En fin, no faltan casos de verdadera persecución, como el episodio -descrito por el experto Luigi Geninazzi - de dos turcos convertidos al cristianismo que están procesados por «ofensas a la identidad nacional» al ejercer acciones apostólicas activas. Se entiende que la UE haya exigido el restablecimiento de una verdadera libertad religiosa como una de las condiciones para el ingreso de Turquía. Se espera que la firmeza de Benedicto XVI en este punto suponga un avance en la cuestión, lo que sería un verdadero terremoto jurídico en un contexto opresivo durante decenios de la libertad religiosa.

En este balance de urgencia no puede eludirse la posición del Papa ante temas políticos candentes como el ingreso de Turquía en la Unión Europea. Su respuesta ha sido «yo no soy un político», es decir, «he de vivir con todas sus consecuencias la dimensión religiosa del Papado». Una idea que el Papa ha repetido en otras ocasiones al insistir en que Jesucristo desacralizó la política. Personalmente puede ser favorable a ese ingreso, pero la posición oficial del Primado ha de ser de distancia. Es síntomático que, por encima de la interpretación que haga Erdogan de un breve intercambio de puntos de vista en una entrevista sin testigos, las referencias públicas de la Santa Sede han conectado esa cuestión con un tema ciertamente de base teológica: el respeto con todas sus consecuencias de la libertad religiosa.
El Papa ha jugado otra baza importante en esta visita a Turquía. La de que la religión es una fuerza positiva como fuente de moralidad. El importante desafío que ha planteado es tender la mano hacia el islam para reforzar el frente contra el laicismo radical. Para Benedicto XVI si la religión no tiene carácter político sí que lo tiene público. Cuando ante el Gran Muftí dijo que el diálogo interreligioso «es una necesidad vital de la que depende en gran medida nuestro futuro», estaba repitiendo textualmente lo que el Papa había dicho en su reunión con los musulmanes en Alemania durante su primer viaje a Colonia.

Es sabido que, para determinadas personas , la religión es importante en el sentido de que la odian. Algunos de ellos son ideólogos a los que no interesa el cielo, sino la tierra. Por medio de ellos la política se convierte en una especie de religión. Frente a esta posición, Benedicto XVI parece sostener la clásica idea de que el propósito de una laicidad bien entendida no es la de hacernos libres de la religión sino hacernos oficialmente libres para la práctica de la religión. A comienzos de 1900, apenas una mayoría de la población mundial -un 50% para ser más precisos- eran católicos, protestantes, musulmanes o hindúes. A principios del siglo XXI, casi el 64% pertenece a estos cuatro grupos religiosos y la proporción podría estar próxima al 70% para 2025. La Encuesta Mundial de Valores, que cubre el 85% de la población global, confirma el creciente ímpetu de la religión. Según los estudiosos Inglehart y Norris, «el mundo en su conjunto tiene en la actualidad más gente que nunca con opiniones religiosos tradicionales y estas personas constituyen una proporción creciente». Ésta es la oferta que implícitamente ha hecho al islamismo : si ambos somos monoteístas y tenemos un origen común en Abraham, ¿por qué no transmitir esos valores que compartimos frente a la dictadura del relativismo?

Pero este balance quedaría incompleto si eludiéramos la vidriosa cuestión de religión y violencia. En este punto, el mensaje que queda en Turquía -y de rechazo en todo el mundo islámico- es doble. El primero -como manifestó el Papa ante todo el cuerpo diplomático representado en Ankara- «que las religiones no pueden ejercer directamente un poder político». Sencillamente, «no están llamadas a esto». El segundo, que las religiones han de «renunciar absolutamente a justificar el recurso a la violencia como expresión legítima de la práctica religiosa» . Dos llamadas que apuntan como una flecha a Oriente Próximo y al terrorismo de base religiosa. Algo así como recordar a todos los protagonistas de los conflictos mundiales de trasfondo religioso que la violencia y la fuerza física no acaban con la resistencia del espíritu, incluso cuando el espíritu se extravía. Así pues, y como se ha observado, «la oferta de diálogo y entendimiento entre cristianos y musulmanes fue reiterada y muy clara, pero no incondicional». Tiene tres límites: la renuncia a la violencia («el asesinato de inocentes en nombre de Dios ofende a Dios»), la defensa de la libertad religiosa de las minorías cristianas y el respeto a las raíces e identidad cristianas de Europa.
«Dejo una parte de mi corazón en Estambul», dijo ayer en su despedida Benedicto XVI. Unas palabras que responden al eco sincero de aquellas otras del cardenal Roncalli: «Amo a los turcos». Ahora queda un largo viaje hasta que la semilla sembrada en Asia Menor produzca frutos de paz, diálogo y respeto mutuo.

*Rafael Navarro-Valls, es catedrático de Derecho Canónico de la Universidad Complutense de Madrid y autor del libro Del poder y de la gloria, Ediciones Encuentro 2004, donde trata extensamente el poder de la Casa Blanca y el Vaticano.

Publicado en EL MUNDO, 02/12/2006


Las clases del profesor Joschka Fisher


Joschka Fischer, dejó recientemente -1 de septiembre - su escaño después de 14 años, y se fue a a EE UU donde asumió el puesto de profesor en Princeton donde imparte un curso sobre diplomacia internacional de crisis.

Reitero lo que he dicho, nosotros -por lo menos yo- no podemos asistir a sus cursos, pero afortunadamente comparte sus puntos de vista a través de los impresos. (gracias a El País).
  • Oriente Medio, tras el fracaso de EE UU/Joschka Fischer*
La situación en esa inmensa zona que se extiende entre el valle del Indo y el Mediterráneo oriental es muy preocupante. La intención de Estados Unidos cuando intervino en Irak en 1991 era efectuar cambios fundamentales en esa región. Es evidente que esa política de intervención ha sido un fracaso. Incluso el éxito relativo de las elecciones en Irak amenaza con dividir aún más al país, en lugar de unirlo.

Oriente Medio ha sufrido desde la intervención en Irak cambios radicales, pero no en el sentido de una democratización paulatina. Lejos de ello, lo que tenemos es la amenaza de un efecto dominó de caída en el caos.

La decisión de entrar en guerra con Irak para liberar Kuwait en 1991 marcó el inicio del papel de Estados Unidos como fuerza militar hegemónica en la región. Con la decisión de entrar en guerra con Irak por segunda vez, seguida por la de ocupar el país en marzo de 2003, Estados Unidos pasó de fuerza hegemónica a responsable directo del futuro de Oriente Medio.
Este papel de potencia decisiva en Oriente Medio que se atribuyó Estados Unidos podía tener dos consecuencias. De dar resultado el uso de la fuerza militar, un Oriente Medio nuevo y democrático. Pero si fracasaba, un vacío de poder y mayor desestabilización de la zona. Esta segunda posibilidad -predecible desde el principio- es hoy una realidad. En el propio Irak, Estados Unidos ya sólo se intenta mantener el statu quo. Y a lo más que puede aspirar es a una retirada que salve las apariencias.
Las recientes elecciones legislativas estadounidenses constituyeron un referéndum sobre la guerra de Irak. Su resultado estableció una agenda para la iraquización del conflicto y la retirada de EE UU antes de las próximas elecciones presidenciales.
Detrás del final, totalmente predecible, de la misión de Estados Unidos, acecha una guerra civil en Irak, que amenaza con convertirse en una guerra árabe-iraní encubierta por el dominio en Irak, en el Golfo, en Líbano, en los territorios palestinos y en otras zonas. Es más, existe un grave riesgo de que el vacío de poder creado en Irak termine fundiendo el conflicto árabe-israelí, el de Irak y el de Afganistán en una única mega-crisis regional.
En vista de la inminente retirada de Estados Unidos, las potencias regionales han empezado a revaluar sus intereses y sus objetivos. Irán, Siria, Arabia Saudí, Egipto, Jordania, Pakistán, Turquía e Israel serán los principales actores.
Con la guerra de Irak, Estados Unidos ha perdido su posición de fuerza unilateral no sólo en Oriente Medio, sino también en el resto del mundo. En el futuro, serán varias las potencias mundiales que jugarán un papel en Oriente Medio, principalmente, Estados Unidos, Rusia, China e India. Esperemos que Europa se encuentre entre esas potencias, porque de ello depende su propia seguridad.
Así que no sólo está en juego el futuro de Irak, sino el de toda la región. Podemos darnos por contentos si logramos contener en Irak el caos emergente.

Washington se ha dado cuenta, tal vez demasiado tarde, de que Irak no se puede ganar, ni siquiera estabilizar, a no ser que cambie el marco regional. Estados Unidos tendrá que llegar a un acuerdo con sus aliados y participar en negociaciones directas con el resto de las partes a fin de intentar alcanzar un nuevo consenso en la región.
Si este giro en la política de Washington hubiera tenido lugar hace un año, las perspectivas habrían sido mejores. La posición de Estados Unidos en la región se debilita de día en día, y las posibilidades de una nueva estrategia política se hacen cada vez más remotas.
El mayor peligro reside en Irán, al que beneficia claramente el vacío de poder iraquí. Irán abriga ambiciones hegemónicas, que intenta hacer realidad mediante su potencial militar, sus reservas de gas y petróleo, su programa nuclear, su influencia en los chiíes de toda la región y sus esfuerzos para alterar el statu quo en el seno del mundo árabe musulmán.
Sin embargo, Irán también está relativamente aislado. Sus únicos aliados en la región son Siria y Hezbolá. Y además se ve amenazado por una coalición de facto del resto de las potencias de la región, unidas en su temor a una supremacía iraní.
Si Occidente -América y Europa- actúa unido, con rapidez y decisión, todavía quedaría alguna posibilidad de estabilizar la región. Esto entraña una estrategia basada en la influencia política y no en la amenaza de intervención militar o de cambio de régimen. Para llevarla a efecto, esta estrategia requiere una amenaza realista de aislamiento a quienes sigan socavando la estabilidad regional y un progreso sustancial en la resolución del conflicto árabe-israelí.

Una nueva política en Oriente Medio tendrá que centrarse en cuatro aspectos: 1) una oferta a Siria para que se emancipe de Irán; 2) una oferta a Irán de negociaciones directas encaminadas a una normalización total de las relaciones; 3) una iniciativa realista y firme para resolver el conflicto árabe-israelí, y 4) un marco de seguridad regional que tenga como prioridad la estabilización de Irak y Afganistán.

Traducción de Pilar Vázquez
EL PAÍS, 02/12/2006):

Giddens comenta sobre Ségolne Royal

  • Coronar todas las cumbres/Anthony Giddens, sociólogo británico y autor de La tercera vía: la renovación de la socialdemocracia.
Traducción de Jesús Cuéllar; tomado de EL PAÍS, 03/12/2006):

Ségolène Royal, la candidata socialista a la presidencia de la República Francesa, tiene tres cumbres que coronar. Por el bien de Francia y de Europa -al resto del continente le interesa que Francia goce de salud y prosperidad- esperemos que tenga la energía de un escalador en sus movimientos por los Alpes políticos.

La primera de esas montañas es Nicolas Sarkozy, su probable adversario en la derecha. Sarkozy es un adversario temible, aunque propenso a meter la pata, pero supongamos que Royal llegue a presidenta. Yo recibiría de buen grado ese resultado. Sería la primera mujer en el cargo y aportaría un nuevo estilo a una presidencia que desde hace tiempo ocupan personajes conocidos por su aristocrática forma de desempeñarla. Como política de izquierdas, no sólo concedería atención a la mejora de la titubeante situación económica de Francia, sino que trataría de impedir que sigan aumentando las desigualdades existentes en el país.

No obstante, este resultado sólo será posible si se calza los crampones y escala dos cimas aún más empinadas: ¿cómo desarrollar políticas que aborden realmente los arraigados problemas a los que tiene que enfrentarse Francia?; ¿y cómo mantener unida a su propia coalición, trufada de considerables diferencias ideológicas?
Puede que tenga dificultades para presentar un frente unido ante los comicios, pero, de hecho, ésta es la parte sencilla. Más difícil lo tendrá cuando tenga que cambiar realmente las políticas. Hasta ahora, las iniciativas de su programa apenas se han desarrollado, casi todo es retórica.

En ocasiones Royal se ha referido con admiración a Tony Blair, algo que constituye una especie de herejía para la izquierda francesa, que en su mayoría piensa que Blair está sometido a los dictados del mercado y que no es en absoluto socialista. Pero Royal debería reconocer que, pese a lo que digan muchos observadores, las victorias electorales de Blair no sólo han tenido que ver con su atractivo personal.
Blair ha logrado lo que Royal también debería conseguir. En esencia, el Nuevo Laborismo nunca fue un giro sin sustancia, sino que contaba con un sólido programa de políticas, basado en el análisis de un mundo en proceso de cambio y, sobre todo, del impacto de la globalización. Además, Blair consiguió aunar a gran parte de su partido en torno a este programa, que, a pesar de las disidencias, sigue vigente.

Francia es un ejemplo de lo que se podría llamar “sociedad bloqueada”. Es un país replegado sobre sí mismo. En gran medida, la labor de Royal será abrirlo de nuevo, y no será fácil. En los últimos sondeos, menos del 10% de los franceses considera positiva la globalización, lo cual arroja un porcentaje mucho menor que en cualquier otro país de la Unión Europea. Pero Francia no es un país inmutable, algunas de sus principales empresas, como Danon, se han hecho globales y han demostrado ser capaces de responder con eficacia a las demandas del nuevo mercado mundial.
Sin embargo, a la clase política, de ambos lados del arco ideológico francés, le cuesta mucho más asumir los cambios. Los Gobiernos de Lionel Jospin y Jacques Chirac tienen algo en común: ninguno ha sido capaz de hacer una mella apreciable en los enormes problemas socioeconómicos a los que se enfrenta Francia. El desempleo sigue empeñado en mantenerse; el paro juvenil y el de larga duración son especialmente elevados; sólo el 63% de la población activa trabaja, frente a bastante más del 70% en países con mejor situación, como Suecia, Dinamarca y el Reino Unido. La consecuencia es que el sistema de bienestar francés es insostenible, incluso a corto plazo.
Royal se ha pronunciado en contra de la semana laboral de 35 horas. Ha reconocido que hay que ocuparse aquí y ahora de la delincuencia y de los disturbios sociales, y, para lidiar con los delincuentes más empedernidos, propugna la introducción de servicios comunitarios y de escuelas para padres y madres. Al mismo tiempo, ha defendido los derechos de las mujeres y de los niños y ha señalado que está a favor de legalizar los matrimonios homosexuales y su derecho a la adopción. Sin embargo, apenas hay indicios de que exista un programa económico coherente. Al igual que Sarkozy, Royal habla de la necesidad de romper con el “estilo francés”, pero también de la necesidad de proteger los empleos y de incrementar la seguridad frente a la globalización.

No estoy sugiriendo que Royal ni ningún otro aspirante de centro-izquierda deba copiar el programa del Nuevo Laborismo. La historia y las necesidades de Francia y el Reino Unido son bastante diferentes. El Reino Unido se está recuperando de 18 años de thatcherismo, durante los cuales los servicios públicos fueron abandonados. Por otra parte, la situación económica del país y su creación de empleo mejoraron durante la época de Thatcher.
Royal, no obstante, puede aprender de algunas de las políticas laboristas más exitosas, y también de las de Gobiernos de centro-izquierda de otros países.
Francia necesita remodelar su sistema asistencial, reformar los mercados de trabajo para ayudar a que se genere más empleo, aprobar medidas de apoyo a las pequeñas empresas y, sobre todo, reformar el Estado. En cuanto al mercado laboral francés, lo que hay que erradicar es su propia fragmentación, porque es económicamente ineficiente y hostil a la justicia social. Como demuestra la experiencia, no sólo del Reino Unido sino de los países escandinavos, el único principio compatible con esos dos objetivos es “proteger al trabajador, no el puesto de trabajo”.
La principal dificultad es que esas políticas serán profundamente impopulares entre ciertos sectores de la coalición que Royal necesita mantener unida. Los intereses creados de algunos grupos, sobre todo de los sindicatos, que pretenden proteger los privilegios de los trabajadores con empleo estable, tienen un gran apoyo entre muchas personas de izquierda. Los desempleados, los jóvenes y las minorías -los que en realidad sufren las inseguridades de la sociedad francesa- carecen de representación organizada. Pero si no se mejoran sus condiciones de vida, no podrá haber un programa de izquierdas coherente.
Royal no sólo tendrá que coronar sus cumbres, sino sortear los campos de minas que le aguardan en su ascenso.

Mensaje sobre Austeridad Republicana

A dos días de su cargo el Presidente Calderón, da a conocer el Decreto de Austeridad
Señoras y señores miembros del Gabinete;
Amigas y amigos de los medios de comunicación:
Al protestar como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos he asumido la responsabilidad de encabezar un Gobierno que esté al servicio de la ciudadanía.
Decía don Benito Juárez que bajo el sistema federativo los funcionarios públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad, no pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes; no pueden improvisar fortunas ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala.
Hoy los ciudadanos demandan de los servidores públicos el ejercicio de un buen gobierno, es decir, velar por los intereses de la Nación y ser responsables en el uso de los recursos de los mexicanos.

Por eso mi Gobierno se regirá por estrictas reglas de austeridad y eficiencia, esta es una exigencia ciudadana que no debemos ignorar quienes estamos al frente de la responsabilidad de gobernar, es también mi convicción.
Por ello aplicaremos y promoveremos medidas de austeridad en toda la Administración Pública.
El decreto que hoy expediré contiene una serie de medidas que por iniciativa propia ha tomado el Poder Ejecutivo Federal.
A su vez don José María Morelos y Pavón en los Sentimientos de la Nación estableció que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejoren sus costumbres, aleje la ignorancia, la rapiña y el hurto.

Por todas estas consideraciones, enviaré al Congreso de la Unión una iniciativa para regular y transparentar las percepciones de los servidores públicos en los Tres Poderes de la Unión, los organismos constitucionales, autónomos y los Tres Órdenes de Gobierno antes del próximo periodo de sesiones.
Mientras tanto, y con las facultades que la Constitución y la ley me confieren, emitiré el decreto de austeridad para el Poder Ejecutivo Federal, que será refrendado por todos y cada uno de las secretarias y secretarios de Estado aquí presentes.
Además, se ajustará el gasto de operación de las dependencias y entidades, se fortalecerá el control de los recursos del Gobierno Federal y se aumentará la eficiencia en la Administración Pública.

Entre las medidas más relevantes de este decreto, destacan la reducción al mínimo de gastos de representación y comisiones oficiales, así como de servicios personales.
La realización de contrataciones que por su volumen permitan mejorar los precios y términos de los contratos que realice el sector público.
Además de revisarán y mejorarán los registros de recursos humanos para que todos los servidores públicos cumplan sus obligaciones con eficiencia y honestidad.
Debemos evitar prácticas abusivas que merman considerablemente el erario público.
El decreto establece también una serie de medidas orientadas a reducir los gastos por servicio telefónico, en particular, telefonía celular; así como ahorros en gasolina, viáticos, pasajes, gastos administrativos y alimentación.
Se realizará una evaluación de los bienes muebles e inmuebles de todas las dependencias para determinar en cuáles casos se justifica su conservación y en cuáles deberán enajenarse, lo que permitirá obtener recursos adicionales.
Ordeno también en este decreto tomar medidas para reducir el consumo de gasto corriente, el gasto de agua, electricidad y papel.
Con ello, además de disminuir los costos administrativos del Gobierno, nos sumamos al esfuerzo que la sociedad hace en términos de responsabilidad con el ambiente.
Con este decreto, además, se reducirán en un 10 por ciento los sueldos netos del Presidente de la República, los secretarios de Estado, los subsecretarios, los oficiales mayores y los titulares de unidad y equivalente.
Esta reducción toma en cuenta el deber de respetar plenamente los derechos laborales y en consecuencia preservar el sueldo del personal de base y del servicio civil de carrera de la Administración Pública Federal y al mismo tiempo mantener una tabulación de pagos coherente con la estructura jerárquica del Gobierno.

Con el conjunto de estas disposiciones establecidas en el decreto que hoy firmaré se alcanzará un ahorro global aproximado de 25 mil 500 millones de pesos para el próximo año.
Este ahorro equivale al presupuesto total de seis secretarías de Estado: Gobernación, Relaciones Exteriores, Economía, Trabajo y Previsión Social, Reforma Agraria y Función Pública; corresponde al gasto necesario para construir 2 mil 500 escuelas preparatorias o para sufragar las becas de más de 6 millones de alumnos de primaria, secundaria y bachillerato.
Encomiendo a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y a la Secretaría de la Función Pública, en el ámbito de sus competencias, a emitir los lineamientos específicos necesarios para la aplicación de este decreto, dar seguimiento a su aplicación y vigilar que todas las dependencias cumplan estrictamente con sus disposiciones.
Estos ahorros servirán para intensificar los programas sociales que han sido eficaces en combatir la pobreza y para ampliar el acceso a los servicios de salud y educación a un mayor número de mexicanos.
Igualmente, debo señalar que quedarán exceptuadas de esta medida las áreas más directamente vinculadas a preservar la seguridad pública de los ciudadanos y la procuración de justicia.
Además de las reducciones, los sueldos determinados no se incrementarán, y como lo señalé, este decreto tendrá vigor en tanto el Congreso analiza, discute, y en su caso resuelve la iniciativa de reformas constitucionales y de ley federal para regular el sueldo de los servidores públicos en los Tres Poderes de la Unión y en los Tres Órdenes de Gobierno, que presentaré a su consideración antes del próximo periodo ordinario de sesiones.

Durante décadas las autoridades han demandado a la ciudadanía ajustarse el cinturón y la ciudadanía lo ha hecho.
Hoy, el Gobierno tendrá que ser el primero en aportar este esfuerzo; la sociedad reclama de todos los servidores públicos una mayor conciencia sobre el uso de los recursos que son de los mexicanos.
Amigas y amigos:
La austeridad vendrá acompañada de transparencia y rendición de cuentas; habrá total apertura para que la ciudadanía conozca cómo se gasta el dinero público.
Rendiremos cuentas de cada peso que los ciudadanos aportan a la Federación.
Transparencia y rendición de cuentas son obligaciones de todo Gobierno verdaderamente democrático.
Mi Gobierno tendrá como eje al ciudadano, un Gobierno que sirva a los mexicanos.
Con los ciudadanos y por los ciudadanos vamos a ponernos a trabajar de inmediato.
Muchas gracias.
FIRMAN EL DECRETO
Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Felipe Calderón Hinojosa.
Doctor Agustín Carstens Carstens, secretario de Hacienda y Crédito Público.
Licenciado Germán Martínez Cázares, secretario de la Función Pública.
Licenciado Francisco Javier Ramírez Acuña, secretario de Gobernación.
Embajadora Patricia Espinosa Cantellanos, secretaria de Relaciones Exteriores.
General Guillermo Galván Galván, secretario de la Defensa Nacional.
Almirante Cuerpo General Diplomado de Estado Mayor, Mariano Francisco Saynez Mendoza.
Ingeniero Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública.
Licenciada María Beatriz Zavala Peniche, secretaria de Desarrollo Social.
Ingeniero Juan Rafael Elvira Quesada, secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Licenciada Georgina Kessel Martínez, secretaria de Energía.
Doctor Eduardo Sojo Garza-Aldape, secretario de Economía.
Ingeniero Alberto Cárdenas Jiménez, secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación.
Doctor Luis Téllez Kuenzler, secretario de Comunicaciones y Transportes.
Licenciada Josefina Eugenia Vázquez Mota, secretaria de Educación Pública.
Maestro José Ángel Córdoba Villalobos, secretario de Salud.
Licenciado José Lozano Alarcón, secretario de Trabajo y Previsión Social.
Agrónomo Abelardo Escobar Prieto, secretario de la Reforma Agraria.
Licenciado Rodolfo Elizondo Torres, secretario de Turismo.

Los benévolos de Littell


  • Los benévolos/Mario Vargas LLosa
Tomado de EL PAÍS, 03/12/2006

El lector sale de Les Bienveillantes, la novela de Jonathan Littell que acaba de ganar el Premio Goncourt en Francia y que ha alcanzado en ese país un éxito de público sin precedentes, asfixiado, desmoralizado y a la vez estupefacto por ese viaje a través del horror y la oceánica investigación que lo ha hecho posible. No recuerdo haber leído nunca un libro que documente con tanta minucia y profundidad los pavorosos extremos de crueldad y estupidez a que llegó el nazismo en su afán de exterminar a los judíos y demás “razas inferiores” en su breve pero apocalíptica trayectoria. 

Organización 2 de Diciembre


Primer comunicado en el gobierno del presidente Calderón.
Textual:
COMUNICADO GUERRILLERO # 8
Organización Revolucionaria 2 de Diciembre-Nueva Brigada Campesina de Ajusticiamiento
Al pueblo de México
Al pueblo de Guerrero
A los pueblos del Mundo
A nuestro Cte. Lucio Cabañas Barrientos
Querido profesor: gracias por enseñarnos las primeras letras, por enseñarnos a comprender su significado de cada una, como las letras que forman tu nombre, la L de Libertad, causa por la cual luchaste hasta el ultimo de tus días, la U de Unidad, letra que hoy hasta nuestros días se ha hecho difícil pronunciar por nosotros tus alumnos, pero que todos sabemos es indispensable, para la transformación radical de nuestra patria, la C de Convicción plena, herramienta indispensable que usaste para resistir el frío, el hambre, la sed, el cansancio, el sueño, pero sobre todo el dolor que sufrías por las injusticias que se cometían y siguen cometiendo a los tuyos, tu pueblo, la I de Igualdad, palabra que sin preámbulos enseñaste a cada uno de los que te seguimos, la O de original por que a tu modo enseñaste a tu pueblo a comprender de una manera sencilla el sentido de la revolución valores que cuidaste y defendiste como una fiera entre tus milicianos, todas estas palabras en conjunto y otras mas conforman la gran herencia que nos dejaste.

Comandante hoy a 32 años de tu asesinato, los tuyos seguimos recorriendo las veredas, caminos y pueblos en busca de justicia, difundiendo, defendiendo y practicando de la mejor manera posible tus ideales, los cuales siguen siendo nuestra razón de existir.
Ayer como hoy siguen abiertas las heridas mas profundas en nuestro tan reprimido Pueblo, desde las masacres ocurridas en los 60,s asta hoy los gobiernos asesinos, impuestos por la burguesía, siguen dando la razón a los Pueblos, para seguir empuñando las armas libertarias, razones hay muchas, entre ellas la represión, el hostigamiento, encarcelamiento, torturas y asesinatos a nuestros hermanos oaxaqueños, que ante el aparato militar (PFP) enviados por Fox y requeridos por Ulises Ruiz –el asesino de Oaxaca- han demostrado Resistencia y Dignidad.

Como este gobierno represor (Ulises Ruiz) existen muchos mas a lo largo y ancho de nuestra Republica.
Hoy la buena nueva es sin duda Felipe calderón, actual presidente de los ricos, que derrocha ansiedad hasta por los poros por entregar el capital nacional al extranjero a como de lugar, si es posible, con bota pero no de Fox, si no bota militar, Principalmente a Estados Unidos, al tener como invitados de honor a George Bush, el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón y a Arnold Schwarzenegger, dignos representantes del Imperio Burgués.
Por ahora no quisiéramos adelantarnos pero sabidos estamos, que este gobierno no dudara en usar la fuerza bruta en contra de todo descontento social, pero es el momento de que los pueblos despertemos y tomemos la firme decisión de salir a las calles, organizarse y ya no pedir sino exigir nuestros derechos y demandas ya sea por la vía pacifica o armada.
Por ultimo nuestra Organización Revolucionaria 2 de Diciembre—Nueva Brigada Campesina de Ajusticiamiento OR2D—NBCA hace la invitación a todos los sectores populares, amas de casa, campesinos, obreros, estudiantes, profesionistas, progresistas, organizaciones sociales, legales y clandestinas, armadas y no armadas, a que unamos fuerzas, voluntades, capacidades y recursos, para la transformación radical de nuestra Patria, con una Ideología Marxista-Leninista, y así lograr una Patria Socialista.
¡¡Presentación con vida de nuestros desaparecidos!!
¡¡Fuera Ulises Ruiz de Oaxaca!!
¡¡La APPO somos todos!!
¡¡Alto a la militarización!!
¡¡Cte. Lucio Cabañas Barrientos!!
¡¡Presente!!
¡¡Por un gobierno popular!!
¡¡Vencer o morir!!
OR2D—NBCA
02/12/06