Desgajamiento en los Legionarios de Cristo
Alejandro Gutiérrez
Los Legionarios de Cristo sufren una pérdida importante: la familia Oriol, que le permitió a Marcial Maciel relacionarse con los más ricos y poderosos de España y otros países de Europa, comienza a deslindarse de las prácticas de esta orden religiosa. Por lo pronto, el sacerdote Santiago Oriol renunció a los cargos que tenía dentro de ella: director del Colegio Everest y superior de la congregación en la comunidad de Torrelodones, en Madrid. “Veo y he oído cosas con las que no puedo encajar”, sentenció.
MADRID, 9 de noviembre (Proceso).- El sacerdote legionario Santiago Oriol anunció la noche del pasado 27 de octubre que, luego de 33 años de permanencia, renunciaría a los Legionarios de Cristo, la congregación fundada por Marcial Maciel.
Con su dimisión, Oriol también abandona la dirección del Colegio Everest, de Pozuelo de Alarcón, que encabezó los últimos 20 años, y su cargo como superior de la congregación en la comunidad de Torrelodones, en Madrid.
La salida de Oriol es una nueva fractura dentro de la polémica congregación religiosa, porque forma parte de una familia española millonaria y de gran abolengo que le abrió a la orden la entrada a España y de ahí a Europa.
Desde los años cuarenta y durante décadas, el apellido Oriol permitió que los legionarios entraran a las suntuosas residencias de millonarios, que a la postre se convirtieron en donantes de la obra de Marcial Maciel, el fundador hoy cuestionado por su larga historia de pederastia y por lo que el Vaticano llama su “doble vida”.
El periodista Alfonso Torres Robles, autor de La prodigiosa aventura de los Legionarios de Cristo considera que la renuncia del religioso “desnuda la verdadera guerra de poder que vive hoy por hoy la cúpula de la Legión”. En entrevista con Proceso describe el verdadero lugar de la familia Oriol: “Dentro del ranking de las fuentes de poder y de financiamiento que ayudaron al desarrollo de la legión en Europa, yo colocaría a la familia Oriol en el primerísimo lugar”.
Es de tal calado la religiosidad de esta familia que encabezó el patriarca Ignacio María de Oriol y Urquijo, y tan estrechos sus vínculos con esta congregación religiosa que cuatro de sus hijos –Alfonso, Santiago, Juan Pedro e Ignacio– se ordenaron sacerdotes legionarios; Malen, otra de las hijas, es a la fecha superior de las consagradas del Regnum Christi, el brazo seglar de la congregación, y una más de las Oriol es monja de las Carmelitas Descalzas.
Aunque sólo Santiago formalizó su renuncia a la congregación, el apoyo y la presencia de su hermano de sangre, Alfonso, en la reunión con los padres de familia, tiene un “gran simbolismo”, asegura una exempleada de los colegios legionarios que conoció el proceso de renuncia del sacerdote.
En el encuentro, el padre Alfonso leyó un comunicado donde enumera “las razones del padre Santiago” para abandonar la congregación:
“Primero, porque no puede creer en la Legión; segundo, porque ya no confía en ella; tercero, porque no está de acuerdo en la manera de vivir la caridad en la congregación, donde no se trata a todos por igual, como antes siempre se les había tratado, y cuarto, porque se opone al entramado financiero creado con base en teorías economicistas, y porque su incapacidad de adaptación llegó al máximo”.
En una parte de su mensaje el padre Santiago afirmó: “Yo no dejé mi vida y mi pellejo durante estos 20 años en el Colegio Everest para ingresar en una empresa, sino para entrar en una obra de Dios”.
La misma extrabajadora explica que el padre Oriol supo de primera mano “los pasados y los actuales” manejos financieros del grupo Integer, el entramado financiero y de fundaciones que maneja la fortuna de los legionarios de Cristo y que el vaticanista Sandro Magíster calcula en 25 mil millones de euros (Proceso 1751).
Y agrega: “Esta decisión del padre Santiago es una bocanada de aire ante el tufo que se respira por la podredumbre en la cúpula de la legión”.
La decisión del padre Oriol fue tomada tras hacerse pública la carta que el delegado pontificio, el arzobispo Velasio de Paolis, envió a la Legión de Cristo y al movimiento Regnum Christi y en la que ratifica en sus puestos a los directivos y superiores de la congregación.
Ocultamientos
Como ya es costumbre entre los Legionarios de Cristo, la respuesta ante la salida de este influyente sacerdote fue minimizar el hecho pese al revuelo provocado. La mañana del pasado 28 de octubre el director territorial de la Legión de Cristo en España, Jesús María Delgado, hizo llegar a los padres de familia del Colegio Everest una carta en la que lamentaba la marcha de Santiago y les aseguraba que todo marchaba con normalidad.
En Trastevere, blog especializado en temas religiosos del periodista José Martínez de Velasco, autor de Los Legionarios de Cristo y Los documentos secretos de los Legionarios de Cristo, se recogió un artículo difundido el 30 de octubre último por Andreas Schöggl, miembro de la Secretaría General de los Legionarios de Cristo en Roma, titulado ¿La vida sigue igual?, en el que trata de minimizar el impacto causado por la salida de Oriol.
Al comentar este texto, Martínez de Velasco dice: “En los anales de la Legión figuran perlas increíbles para justificar lo injustificable y maquillar la realidad”.
Por su parte, el periodista Alfonso Torres Robles dice al reportero que esta escisión tiene enorme simbolismo, porque “la familia Oriol ha sido de importancia fundamental para la implantación de los Legionarios de Cristo en España, y luego en Europa”.
Sostiene que los Oriol no sólo han financiado a la congregación, sino que algunos de ellos ocuparon cargos de responsabilidad en ella, pese a que Maciel siempre manejó la cúpula con sacerdotes mexicanos.
La bonanza de esta familia benefició a la Legión, según afirma Torres en su libro: “La religiosidad de los Oriol ha dejado rastro en los más antiguos colegios regenteados por curas y monjas en las contiguas localidades madrileñas de Pozuelo de Alarcón y Majadahonda”.
Los terrenos donde se asientan buena parte de estos centros educativos fueron donados por los Oriol, antiguos propietarios de inmensas extensiones de tierra al oeste de la capital de España. En esta zona la Legión y sus organizaciones satélites cuentan con la universidad Francisco de Vitoria y varios colegios privados, entre otras propiedades”.
Asimismo, el periodista menciona que un miembro de la familia, Íñigo de Oriol e Ybarra, antiguo presidente de la eléctrica Iberdrola y actual presidente de la Fundación Iberdrola, forma parte del Consejo Consultivo de la Universidad Francisco de Vitoria, buque insignia de la congregación en España.
Al igual que Martínez de Velasco, Torres documentó que al llegar a España en la segunda mitad de los cuarenta Maciel tuvo el apoyo de la dictadura de Francisco Franco a través de su ministro de Asuntos Exteriores, Alberto Martín Artajo.
Bajo su premisa de “cultivar, pedir y reconocer”, el fundador de los Legionarios mostró su “obsesivo apego al poder, a las familias de rancio abolengo y a los grupos empresariales tocados con la vara del éxito económico”, dice Torres en su libro.
Agrega que los Legionarios establecieron contactos con Antonio María de Oriol y Urquijo, abuelo de los sacerdotes Oriol jerarca de la industria eléctrica española y propietario de los trenes TALGO. Sus relaciones se ampliaron y abarcaron a las familias Ybarra, Urquijo, Díaz de Bustamante y Primo de Rivera, primeros benefactores de la orden.
El exlegionario Patricio Cerda asegura que la enorme finca Cerro del Coto, donde hoy se ubica el Centro de Formación del Regnum Christi, en Madrid, fue donada por la familia Oriol en 1980.
“Encantador de serpientes”
El 9 de febrero de 2009, tras conocerse que Maciel tuvo una hija con una de sus amantes, el padre Juan Pedro Oriol, que desarrolla su apostolado en Guadalajara, Jalisco, publicó un artículo en el diario Reforma con el título “Soy legionario de Cristo”, en el que habla del dolor y la decepción que causó conocer detalles acerca de la “doble vida” del fundador de su orden. Además, pide “perdón por tanto sufrimiento” y por “negar las voces que decían lo que jamás podía haber llegado a imaginar”.
Juan Pedro y su hermano Santiago fueron ordenados sacerdotes por Juan Pablo II en 1990.
En la reunión que Santiago Oriol tuvo con los padres de familia del Colegio Everest, no sólo se refirió a temas religiosos; los conminó a que pidieran cuentas claras acerca de los excedentes de que dispone la institución educativa.
Si bien en su discurso trató de ser prudente y de no “echar en cara nada a nadie en torno a la realidad que vivimos en la congregación”, expuso las razones de su renuncia:
“Esto que yo he hecho no es un juego, esto no es una broma, ni es una cuestión banal; de manera que hay motivos y razones que no son resultado de la última semana ni de las últimas dos semanas o el último mes; es algo que viene dándose al ritmo que Dios ha ido marcando, desde que supe, en abril de 2008, de la realidad de la legión”.
Reveló que ha sido testigo de escándalos dentro de la congregación: “Veo y he oído cosas con las que no puedo encajar”. Luego de anunciar que se incorporará como sacerdote en la diócesis de Getafe, Madrid, Oriol explicó que le resultaba muy difícil tomar la decisión de abandonar la Legión, a la que perteneció desde que tenía 18 años. Apunto que dio este paso sin precipitarse.
Se refirió con ironía a Maciel: “El instrumento de Dios… un hombre fantástico, pues de lo contrario nunca hubiera enganchado a toda la familia, un verdadero encantador de serpientes. Y nos enteramos (de sus escándalos) por terceras personas… y resulta que a mí me enganchó ese monstruo”.
En esta parte de su discurso Santiago Oriol recordó al auditorio, que su hermana Malen, consagrada del Regnum Christi, “fue la que levantó la liebre” y es “la que ha sufrido lo indecible” a raíz de los escándalos en la congregación y, particularmente, por la “doble vida” de Marcial Maciel.
Un exlegionario comenta al reportero que Malen, como “superiora del Regnum Christi”, fue una de las consagradas que asistió a Maciel en los últimos días de su vida, hasta su muerte, el 30 de enero de 2008, en una residencia de Jacksonville, Florida. Para ese momento surgían nuevos indicios de la “doble vida” del fundador.
El 12 de abril pasado el suplemento Crónica, del periódico El Mundo, publicó que Ignacio Oriol, hermano de Santiago, fue acusado por la cúpula de los legionarios de haber “perdido el juicio”, porque le advirtió a Maciel que había una conspiración para asesinarlo.
En el reportaje, firmado por Idota Sota, se relata que un joven colombiano que trabajaba en el conmutador telefónico de la casa de Vía Aurelia Nova, sede de los legionarios en Roma, escuchó conversaciones de los directivos Luis Garza, Evaristo Sada y Héctor Guerra, entonces director territorial en Francia, que “lo hicieron sospechar que había una conspiración contra el propio Maciel”.
Añade: “El joven aprovechó un retiro espiritual en Zaragoza, antes de dejar la congregación, para contarle a Ignacio Oriol lo que había oído. A su vez, éste advirtió al fundador.
“Este y otros episodios que dejaban entrever que Maciel llevaba una doble vida comenzaron a sumir al padre Ignacio en una depresión que lo obligó a someterse a tratamiento psicológico durante varios años”.
Gente que trató al padre Ignacio en esa época asegura que “estaba en sus cabales y era un hombre cuerdo, sólo que estaba sumido en una depresión terrible por el enorme impacto emocional que estos hechos le provocaron y que ha abierto los ojos a sus hermanos”.