Wikileaks. La gran filtración, ¿la bomba que lo cambia todo?/ Fred Alvarez, publicado en Código Topo de Excélsior pags. 16-21, 3 de enero de 2011.
En un hecho inédito en la historia del periodismo, el pasado domingo 28 de noviembre cinco medios de comunicación impresos - el madrileño EL PAÍS, el neoyoquino The New York Times, el alemán Der Spiegel, el británico The Guardian y el francés Le Monde- dieron a conocer simultáneamente que tenían en su poder más de 250.000 cables secretos del Departamento de Estado estadounidense, la filtración de documentos de inteligencia más grande de la Historia. ¡La noticia se presentó como una tremenda bomba! El Cablegate -como Wikileaks lo bautizó- sin duda pasará a la historia de las filtraciones más famosas junto con la publicación de otros documentos, como los Papeles del Pentágono en 1971, o aquellos referentes a Irak, también difundidos por Wikileaks.
El sitio web no discrimina a nadie; lo mismo informa sobre las actividades de los gobiernos que sobre instituciones privadas (como la Iglesia de la Cienciología), el correo privado de una figura pública (la Sra. Sarah Palin), o las investigaciones de algunos científicos. Sin embargo, lo que hemos visto hasta hoy son simples confirmaciones de lo que los diplomáticos y el público informado ya anteriormente sabían, nada del otro mundo.
Son -como dice el historiador británico, Henry Kamen-, comentarios “sabrosos”, chismorreos y aseveraciones temerarias de diplomáticos estadounidenses sobre actos bochornosos, como las preguntas sobre el estado mental de Cristina Kirchner ó el espionaje a Ban Ki-moon, el jefe de la ONU; sobre el presidente ruso Dmitri Medvédev, al que califican como “el Robin del Batman Putin”, ó acerca del “estilo personal autoritario” de Nicolas Sarkozy; acerca del “vano e ineficaz” Berlusconi, ó sobre del nivel de estrés del Presidente Calderón debido a la guerra contra las drogas, al colapso económico y por la derrota de su partido en las elecciones intermedias; ó que el Sr. Vladimir Putin y Berlusconi tienen un vínculo directo y personal a través de un agente secreto que habla tanto ruso como italiano, ya que Washington este preocupado por ello.
Esos informes son sólo simples confirmaciones de lo que los diplomáticos y el público ya de antemano sabían, y no son –de ninguna manera- los aspectos más significativos con los que cuenta Wikileaks. Quizá como dice Kamen –autor del libro “Poder y gloria. Los héroes de la España Imperial”, Espasa, 2010-, las dos revelaciones más sustanciales hasta ahora han sido sobre los dos escenarios conflictivos en los que hay una seria posibilidad para que se de el estallido de guerra: Irán y Corea. La otra noticia fascinante es la revelación de que Arabia Saudita y otros estados árabes que limitan con Irán estarían más que felices de que Estados Unidos iniciara un ataque militar contra ese país. “Nadie quiere seriamente una guerra pero, al mismo tiempo, todo el mundo quiere eliminar al régimen agresivo de los ayatolás.”
En el caso de México resulta interesante –pero, insisto, no es nada nuevo-, leer los cables diplomáticos clasificados como “secretos” entre la embajada de Estados Unidos en México y el Departamento de Estado norteamericano, acerca de la preocupación del gobierno de Barack Obama por la descoordinación de autoridades en México en materia del combate al crimen organizado. Como se lee en el documento “secreto” 240473, enviado a Washington el 17 de diciembre de 2009: “Las fuerzas de la Marina mexicana, respondiendo a información proporcionada por Estados Unidos, mataron a Arturo Beltrán Leyva en una operación realizada el 16 de diciembre, la eliminación de mayor nivel de una figura de los cárteles bajo la administración de Calderón”. Se agrega en el citado cable: “Oficiales de varias agencias en la embajada dicen que la operación del arresto contra Arturo Beltrán Leyva comenzó una semana antes de su muerte, cuando la embajada proporcionó a la Semar información detallada sobre su ubicación”. “La Semar está bien entrenada, bien equipada y ha demostrado tener capacidad de responder con rapidez a la información de inteligencia. Su éxito coloca a la Sedena en una situación difícil para explicar por qué ha sido reticente a actuar sobre la buena información de inteligencia y a llevar a cabo operaciones contra objetivos de alto nivel”.
Hay que decir que esa información, de alguna manera, ha sido dada a conocer en su momento por algunos medios nacionales. Recordemos que los cimientos de la prensa libre se construyen, en gran parte, por medio de filtraciones. El caso más evidente fue el episodio conocido como Watergate; escándalo político -1972-1975- que evidenció las actividades ilegales y el espionaje por parte de la administración republicana del presidente Richard Nixon durante la campaña electoral de 1972. Gracias a él conocimos las porquerías del poder en el país más poderoso del mundo. El asunto concluyó con la destitución del presidente como resultado de la investigación de dos periodistas del diario The Washington Post, Carl Bernstein y Bob Woodward.
Ahora, es indudable afirmar que una exhibición tan grande y contundente de los cables norteamericanos tendrá algún impacto sobre la opinión pública de los países afectados, pero no se trata –como en un principio se vendió- “de una arma de destrucción masiva” que vaya a cambiar por completo nuestra percepción del mundo en el que vivimos, pero si –desde luego- sobre las relaciones internacionales y las formas existentes entre sus pares diplomáticos.
Como dice Shlomo Ben Ami, ex ministro israelí de Asuntos Exteriores, “ninguna de las revelaciones es tan trascendental como para modificar la visión de la política mundial que recibimos a través de los medios de comunicación libres.”
Y en efecto, las leyes sobre la libertad de información que existen en la mayoría de las democracias permiten pensar que, en cualquier caso, los documentos de este tipo acabarán estando al alcance de los ciudadanos, bien por medios legales, ó bien gracias a las informaciones filtradas.
Bienvenido Wikileaks. Sólo hay que darle a la información revelada un trato periodístico; revisarla, en primer lugar, para no poner en peligro vidas humanas. En algunos casos, son sólo datos y pistas que hay que seguir para publicar un reportaje. La información dada a conocer es inmensa.
Muchos de los cables son textos extensos, por lo que se requiere el trabajo de los técnicos informáticos para que los convierten en documentos analizables por el periodismo de investigación. Hay que decir que la información está almacenada en texto plano, formato CSV (del inglés comma-separated values, se trata de miles de ficheros almacenados en hileras separadas por comas que hacen que los textos se asemejen más a un archivo de Excel, con tablas, que a un texto legible).
Si uno analiza los documentos que nos presentan los cinco medios en cuestión, podemos comprobar fácilmente que su información es verídica, y que ahí se demuestra el poder que ejerce o intenta ejercer el gobierno de los EEUU sobre el resto del mundo.
Hace pocos años, John Dimitri Negroponte –entonces jefe de las 16 agencias de seguridad norteamericanas- dijo que tenía a su mando más de 100 mil espías colaboradores distribuidos en todo el mundo, pero no sabíamos que esos informantes también incluían a los del servicio diplomático.
Y en efecto, la línea que separa la diplomacia del espionaje es bastante delgada. Algunos ya lo sabían; otros lo intuían. Pero ahora hay una prueba documental accesible para periodistas, historiadores, analistas políticos y todo aquel que quiera mirar por el ojo de la cerradura y ver las intimidades de los algunos gobiernos internacionales; lo que piensa Washington de líderes como Putin, Berlusconi, Merkel, Calderón, Chávez, Rodríguez Zapatero; ó sobre las órdenes para espiar a los diplomáticos de la ONU, la corrupción en Marruecos, Rusia y Afganistán, el miedo que despierta Irán entre los países árabes, el interés de China por controlar una futura Corea unificada, etcétera.
Las filtraciones, sin duda, tienen y tendrán consecuencias; algunas de ellas importantes. Pero coincidimos con Moisés Naim quien nos dice que las consecuencias, en general, serán menores.
El analista venezolano señala que, en torno a Wikileaks, se ha venido conformando un consenso que tiene varios aspectos que merecen discusión y refutación. Cito solo un punto de un extenso artículo publicado en el periódico EL País en días anteriores: “Wikileaks ha debilitado a Estados Unidos. Para un país que gasta 50.000 millones de dólares al año en inteligencia es una vergüenza que le hayan robado todos estos secretos… Pero los cables difundidos hasta ahora muestran que Estados Unidos tiene el Gobierno con mayor coherencia entre lo que dice en público y lo que hace en privado. Aún no se nos ha revelado una hipocresía estadounidense comparable con las flagrantes mentiras de algunos de los jefes de Estado que aparecen en los cables. Por ahora parece claro que las filtraciones de Wikileaks han dañado más a otros países que a Estados Unidos (…) El villano que claramente emerge de los cables no es Washington; son los líderes de otros países, que eluden tomar decisiones difíciles y se refugian en la hipocresía, la cobardía y las mentiras que les dicen a sus pueblos"
Por último, una pregunta obligada aquí sería: ¿Cómo se pusieron de acuerdo los medios de comunicación escogidos por Wikileaks para la publicación de dicha información?
Un reportaje de Joseba Elola, Alvaro de Cozar y Yolanda Monge (El País, 5/12/2010), nos describe como se dio esa gran coalición que obligó al gobierno del presidente Obama a la creación del zar antifiltraciones, Russell Travers, quién funge también como subdirector del Centro Nacional Antiterrorista, y quien tiene a su mando 120 personas pertenecientes al llamado gabinete de crisis Wikileaks, quiénes trabajan en los alrededores del Pentágono para contrarrestar los efectos de las filtraciones del combativo portal.
La historia de esta coalición informativa arranca a finales de mayo de 2010, cuando The Guardian entra en contacto con Julian Assange en Bruselas y le propone una alianza que permita multiplicar el alcance de las filtraciones, incluyendo fundamentalmente a un gran diario norteamericano que permitiera multiplicar su alcance y que sirviera de parapeto para que EEUU no tumbara una iniciativa llegada desde el otro lado del charco.
Assange dice entonces que habría que sumar al alemán Der Spiegel junto con el norteamericano The New York Times, para así fortalecer dicho acuerdo. Esta alianza de tres medios de comunicación con la web de Assange lanza, el 25 de julio pasado, la primera filtración al respecto: Los papeles de Afganistán; 76.000 documentos de 90 mil clasificados que destapaban la muerte de cerca de 20,000 afganos y que revelaron la hora, fecha, lugar y circunstancias exacta sobre la muerte de esas personas.
La segunda entrega llegó el pasado 23 de octubre. Assange ofrece una conferencia de prensa mundial a través de Sky News, en la que presenta “Los papeles de Irak”; cerca de 400.000 documentos que destapan la guerra sucia del ejército estadounidense llevada a cabo en el país de Medio Oriente.
Algunos casos: Una niña a la que matan mientras jugaba en la calle en Basora; un detenido esposado al que ejecutan a tiros en la calle; torturas, asesinatos; más de 15.000 civiles cuya muerte había sido ocultada, etc. Un nuevo socio se incorpora a esta segunda entrega: el vespertino francés Le Monde.
Y fue así que el 1ero de noviembre, Julian Assange se reúne con los directores de dichos medios planteándoles que es necesario contar con el madrileño EL PAÍS para la siguiente entrega, debido a que es el diario que permite abrir la puerta a los lectores de habla hispana. Ahí se concreta la filtración más ambiciosa de la historia del periodismo.
Las entrañas de Wikileaks
WikiLeaks es un sitio web que se ha convertido en la plataforma periodística más importante para la filtración de la información más relevante a nivel internacional y para la publicación anónima de documentos secretos y delicados, cuyo presupuesto actual es de un millón de dólares anuales.
Una conexión cifrada permite a cualquier usuario subir videos, documentos ó audios confidenciales sin dejar rastro. Desde enero, el portal cuenta con un sistema de donaciones anónimas a fin de que no estén influenciados por los intereses particulares de los donantes.
Durante sus primeros cuatro años de existencia, el portal se nutrió de las aportaciones del mismo Assange y de algunos otros. El número total de donantes hoy en día es de 10,000 personas. Ninguna donación ha sobrepasado los 20,000 euros.
Julian Assange, australiano de 39 años, teme que los Estados Unidos le abra una causa por espionaje debido a la filtración de los 'papeles de Afganistán'. El gobierno de Suecia –quien, por cierto, le acaba de negar el permiso de residencia en su país- asimismo tiene abierta una investigación contra Assange por presuntos cargos de acoso sexual y violación.
Cinco episodios clave
Desde su fundación en diciembre de 2006, el portal dirigido por Julian Assange ha levantado papeles en distintos puntos cardinales del planeta, aunque los que más ruido han hecho han sido, sin duda, los relacionados con el Ejército norteamericano.
Las ejecuciones extrajudiciales en Kenia, el escándalo del banco islandés The New Khaupting y los 'papeles de Afganistán' son tres de sus más duros golpes.
También el portal ha recibido críticas por no editar suficientemente el material que les llega, y publicar datos de carácter privado. Ocurrió con el episodio de las últimas conversaciones de las víctimas del 11-S y con la publicación de nombres y direcciones de miembros del Partido Nacional Británico.
EJECUCIONES EN KENIA. Noviembre de 2008. Wikileaks filtra un documento silenciado hasta la fecha en el que la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia denuncia la ejecución extrajudicial de 500 jóvenes opositores al régimen.
VERTIDOS TÓXICOS. Murieron seis personas; 85 necesitaron cuidados. Wikileaks publicó que la empresa Trafigura había pagado a una empresa local de Costa de Marfil para que se deshiciera de 40.000 toneladas de gasolina de baja calidad.
LA INTRAHISTORIA DEL 11-S. Noviembre de 2009. Wikileaks publica llamadas, mensajes SMS y correos electrónicos enviados hacia y desde las Torres Gemelas, el 11-S. La publicación desata la polémica sobre el respeto a la intimidad.
NOMBRES Y RAZA. Octubre de 2009. Wikileaks da a conocer un listado con los nombres, apellidos, direcciones y teléfonos de miles de personas pertenecientes al Partido Nacional Británico, de corte racista. Más críticas sobre los límites de la publicación de datos.
MATANZA EN BAGDAD. Abril de 2010. Wikileaks libera un vídeo que refleja la matanza de 12 civiles en Bagdad. Entre ellos, dos niños. Un helicóptero Apache dispara a un fotógrafo de Reuters (pensando que lleva un arma) y a todos los que andaban por allí en ese momento.