Melike Janine Sökmen, investigadora, Irene Martínez, investigadora, y Nicolás de Pedro, investigador principal, CIDOB.
Jueves, 10/May/2018
Rusia, Irán y Turquía conforman una inesperada, compleja y frágil alianza en Siria. Sus posiciones en asuntos clave como la continuidad de Bashar al-Asad, la integridad territorial del país, el papel de otros actores locales y regionales o el reparto de contratos de reconstrucción, o bien difieren o bien son ambiguos en su coincidencia. Pero las opciones de resolución de la guerra en su fase actual descansan en buena medida en la agenda e interacción de Moscú, Ankara y Teherán. Las tres capitales han impulsado el llamado proceso de Astaná, foro paralelo que difumina, cuando no anula, el diálogo en Ginebra auspiciado por Naciones Unidas. Además, desde noviembre de 2017, los presidentes Putin, Rouhani y Erdogán han inaugurado una serie de reuniones trilaterales –en Sochi, en Ankara y próximamente en Teherán- para hacer aún más visible el protagonismo de este peculiar “trío de Sochi”.
Rusia, Irán y Turquía conforman una inesperada, compleja y frágil alianza en Siria. Sus posiciones en asuntos clave como la continuidad de Bashar al-Asad, la integridad territorial del país, el papel de otros actores locales y regionales o el reparto de contratos de reconstrucción, o bien difieren o bien son ambiguos en su coincidencia. Pero las opciones de resolución de la guerra en su fase actual descansan en buena medida en la agenda e interacción de Moscú, Ankara y Teherán. Las tres capitales han impulsado el llamado proceso de Astaná, foro paralelo que difumina, cuando no anula, el diálogo en Ginebra auspiciado por Naciones Unidas. Además, desde noviembre de 2017, los presidentes Putin, Rouhani y Erdogán han inaugurado una serie de reuniones trilaterales –en Sochi, en Ankara y próximamente en Teherán- para hacer aún más visible el protagonismo de este peculiar “trío de Sochi”.