23 nov 2006

La candidata Ségolne Royal


Algo sobre Ségolne Royal

Ségolne Royal, la politica de la vida/Gerard Grunberg y Zaki Laïdi*

Acontecimiento histórico en la vida política de la V República de Francia: una mujer, moderadamente implicada en la vida partidista y no programada para la magistratura suprema, es designada por su partido, cuando nadie se lo esperaba, como candidata a las elecciones presidenciales.
Por mucho que se quiera explicar el éxito de Ségolène Royal por la influencia de los medios de comunicación y por la victoria de la democracia de la opinión pública sobre la democracia de los partidos, las cosas no son tan sencillas. Si bien la democracia de la opinión pública influyó en la decisión de los militantes, también reforzó al Partido Socialista francés, gracias a la aportación de nuevos simpatizantes. De hecho, el voto por Royal integra dos tipos de apoyos: el de los nuevos militantes ávidos de renovación y el del aparato del partido, preocupado por la eventualidad de una nueva derrota.

Ségolène Royal entendió a la perfección que, para representar a los franceses, ante todo tenía que identificarse con ellos, aportarles la prueba de que podía encarnarlos más allá de las divisiones partidistas. Pero lo hace de una forma nueva. En efecto, asienta sutilmente su autoridad, no tanto de una forma impositiva («Síganme, porque soy la mejor») sino de una forma intersubjetiva («Síganme, porque me reconozco en ustedes»).
No se trata ya del poder conquistado por un principio de autoridad, sino por el de la interactividad. Esta capacidad de encarnar a la gente reenvía más a una simbología que a una realidad tangible, la simbología del enraizamiento y de la autoridad.
Defendiendo las regiones, Ségolène Royal, como antes François Mitterrand, intenta identificarse con una Francia rural, en la que no es necesario encerrarse, pero a la que hay que conquistar para poder ganar las presidenciales. La defensa del mundo rural, a finales de los años 80, parecía algo incoherente, sobre todo realizada por una diputada de izquierdas «joven y moderna». Pero quizás Ségolène Royal estaba poniendo entonces, sin saberlo, los cimientos de su campaña.
Sobre este terruño simbólico, Ségolène Royal enraizó el árbol de su autoridad. Pero, en vez de declinarla de una forma abstracta («el respeto hacia la República»), lo hizo de una forma concreta, partiendo de la autoridad de los padres. Puede que se encuentre en este llamamiento a los valores «de la tierra y de la autoridad» un relente conservador muy alejado de los ideales de la izquierda. Pero es algo que parece conectar perfectamente con los franceses.
Desde el año 2002, el PS dudaba entre tres caminos: la ambigüedad magistralmente representada por François Hollande; la modernización socialdemócrata defendida con retraso por Dominique Strauss-Kahn, y el retorno, también tardío, al programa común de 1972, preconizado por Laurent Fabius.
La originalidad de Royal consiste en haber evitado estos arrecifes, desplazando los objetivos. Ya no se trata de elegir entre dos o tres doctrinas, sino de construir una nueva relación con la política, que reenvía más a las experiencias de los individuos que a concepciones ideológicas.
Si Ségolène Royal tiene un lado blairista es precisamente por su capacidad de entender que la política ya sólo puede pensarse en referencia a las experiencias múltiples de las personas, en referencia a lo que los ingleses llaman life politics. La política no se limita a hablar sencillamente de los problemas de la vida cotidiana. Muchos políticos lo hicieron antes de Royal. Se trata de integrarla en la cadena continua de los problemas de la vida, tomados en su dimensión concreta, pero también ética, identitaria y simbólica.
Por ejemplo, la relación con la autoridad reenvía tanto a cuestiones muy concretas («tener» hijos) como a interrogantes éticos (las responsabilidades que asumen los padres en una sociedad más tolerante, pero también menos cohesionada y más violenta). Todo ello nos conduce a otra característica de Ségolène Royal: su capacidad para triangular los temas y asumir los problemas clásicamente planteados por la derecha con un modelo casi exclusivo («la seguridad somos nosotros»), para apropiárselos en una perspectiva «de izquierdas».
A partir de ahora, Ségolène Royal tendrá que conciliar dos objetivos: aglutinar a la izquierda del país sin dejar de hablarle al conjunto de los franceses. Respecto del primer punto, la tarea parece factible. El traumatismo del 21 de abril del 2002 milita a favor de esa integración, al igual que su éxito entre los militantes del PS.
Por otra parte, el discurso de Ségolène Royal desarrolla registros, sobre la movilización ciudadana o sobre el control participativo de los diputados, que le pueden hacer ganar los votos de los libertarios, de los ecologistas y de buena parte de los electores de la extrema izquierda. Haciendo, pues, una política de proximidad temática, Ségolène Royal puede seguir jugando en estos dos registros.
El único ámbito en el que tendrá que decantarse de una forma más clara es el de lo social y laboral. En este ámbito, la referencia sólo al programa socialista puede que le sea insuficiente y, en el peor de los casos, contraproducente. Pero, si en esta materia, su margen de maniobra es estrecho, no por eso deja de ser significativo.
Jugando en los registros de la autonomía, de la descentralización y de la participación, Ségolène Royal coloca a los actores sociales ante sus responsabilidades en materia de empleo, siempre que, en caso de no lograr acuerdos, avance propuestas gubernamentales que puedan ser ratificadas en referéndum.
Pisando a fondo el discurso sobre la autonomía de los actores sociales, también puede salir de las contradicciones estériles entre el más Estado y el menos Estado. Porque, ¿cómo hablar de autonomía de las regiones sin hablar de autonomía de los actores sociales o de las universidades? Un discurso edificado sobre la autonomía y la responsabilidad puede unir innovando. Todo está abierto, tanto en un sentido como en el otro. La dinámica está en marcha. Sólo queda subir la montaña…
*especialistas en Ciencias Políticas y su último trabajo, titulado Sobre el pesimismo social. Ensayo sobre la identidad de la izquierda, verá la luz en los próximos días
Tomado de EL MUNDO, 23/11/2006):
El "reality show" presidencia de Francia/Michel Rocard
Tomado de ABC, 21/11/2006.
EL ungimiento de Ségolne Royal como candidata presidencial del PSF es un paso importante en el camino hacia las octavas elecciones presidenciales de la Quinta República, programadas para el 22 de abril de 2007, con una segunda vuelta dos semanas después. Para fin de enero -fecha límite para imprimir las papeletas- deberían conocerse todos los candidatos. De modo que, a esas alturas, los cuatro principales partidos políticos de Francia, dos de la izquierda y dos de la derecha, ya deberán tener preparadas sus plataformas partidarias y elegidos sus candidatos.
Así, al menos, es como debería funcionar el sistema en teoría. En la práctica, mientras que la campaña oficial supuestamente dura sólo dos meses -tiempo suficiente en una democracia en la que los candidatos tienen que soportar los implacables envites de la prensa-, la aparición en la pista de los potenciales candidatos, junto con el apetito de los medios por ver una carrera de caballos, ayudó a que la campaña real se lanzara hace prácticamente un año y medio. De manera que los debates públicos de hoy tienen un carácter algo surrealista, porque los programas en los que los candidatos basarán sus campañas todavía no están desarrollados. A falta de ellos, la personalidad y el estilo, y no los programas políticos, resultaron decisivos. No estoy seguro de que esto sea bueno para la democracia, pero así son las cosas.
Dos personalidades con estilo han dominado hasta el momento las encuestas de opinión pública, y parecen destinadas a encontrarse en la segunda vuelta. En la derecha está Nicolas Sarkozy, el ministro del Interior (y brevemente ministro de Economía), cuyo ascenso político tuvo lugar dentro del marco de la Unión por un Movimiento Popular (UMP). El UMP es el heredero político del gaullismo, pero su inconsistencia ideológica, legendaria, se refleja en los cambios de nombre del partido cada ocho o diez años.Sarkozy es filosóficamente conservador, pero ultraliberal en cuestiones económicas, lo que lo vuelve totalmente ajeno a la tradición gaullista. Al predicar sobre las privatizaciones y la represión social, se colocó a la derecha de la derecha, con la esperanza de recuperar los votos que la derecha tradicional ha venido perdiendo a manos del Frente Nacional «fascistoide» de Jean-Marie Le Pen en los últimos veinte años.Sarkozy se impuso en el movimiento gaullista contra la voluntad del presidente Jacques Chirac; de hecho, se hizo con la presidencia del UMP a pesar de la oposición activa de Chirac. A gran parte de la población le gusta su lenguaje crudo y sus duras críticas al resto de la derecha, principalmente dirigidas al primer ministro, Dominique de Villepin, y a Jacques Chirac. No sabe nada de asuntos internacionales, pero nadie parece reprochárselo.
En la izquierda, Royal, la presidenta socialista de la región de Poitou-Charentes, tiene escasa experiencia de gobierno: breves desempeños como ministra de Medio Ambiente, de Familia y de Educación. Fue divertido observar la furia de los barones del Partido Socialista frente al ascenso de Royal. Todavía tiene que hacer frente a los principales problemas de hoy -la inestabilidad financiera, el lento crecimiento de Europa, Oriente Medio- y no puede evitarlos durante su campaña. Pero, llena de elegancia y encanto, y abordando los problemas sociales con criterio y energía, viene liderando las encuestas de opinión pública desde hace más de un año.De modo que, universalmente, se espera que Sarkozy y Royal sean los dos candidatos principales que avancen hacia la «hora señalada» de la segunda vuelta. Sin embargo, a juzgar por el pasado, no es así como funciona la política francesa.
Desde los tiempos de De Gaulle, todos los candidatos a la presidencia francesa que arrancaron demasiado temprano perdieron. Poher, Chaban-Delmas, Barre, Balladur y yo mismo fuimos elegidos por los medios y tratados como candidatos durante más de dos años antes de las elecciones -declaradas o no-, y todos terminamos siendo derrotados. Mi sensación es que el bombardeo de los medios es de una violencia tal que la credibilidad de un candidato no puede soportar durante más de unas semanas. La sobreexposición lastima.De manera que, en esta danza bizarra donde los grandes partidos y los candidatos importantes saben que es mejor arrancar más tarde, los verdaderos beneficiarios del circo mediático de hoy son los candidatos sin ninguna posibilidad real de ganar: un fascista, otro hombre de extrema derecha, un comunista, dos trotskistas y unas pocas personalidades marginales. Son candidatos sólo para beneficiarse con dos años de publicidad gratuita.
Sin embargo, estos candidatos menores subrayan un problema más profundo. Para ser elegido presidente de Francia se necesita algo más que carisma, un buen programa y un partido político fuerte. También se debe evitar la fragmentación que condenó a la izquierda a la ruina en 2002, cuando ninguno de sus seis candidatos llegó a la segunda ronda, permitiendo así que Jacques Chirac, que había obtenido el 19 por ciento de los votos en la primera ronda -un porcentaje extremadamente bajo para un ganador final- derrotara a Jean-Marie Le Pen en el ballotage con el 82 por ciento de los votos: el Gobierno francés más abiertamente conservador de la última década fue básicamente elegido por la izquierda.Una repetición de este escenario parece posible: en la izquierda, fuera del Partido Socialista, ya hay cuatro candidatos anunciados, y hay un quinto probable. En la derecha, el antagonismo de Chirac hacia Sarkozy permite que pueda aparecer otro candidato en algún momento, ya sea Michele Alliot-Marie, la ministra de Defensa, o el mismísimo Chirac.
En este momento, el punto principal que debemos recordar es que las últimas siete elecciones presidenciales de Francia ofrecieron una sorpresa. El resultado final nunca se pudo discernir en las encuestas con más de seis semanas de anticipación. De manera que, por el momento, las elecciones están demasiado lejos como para saber o predecir algo con certeza. Lo que oímos es pura especulación. Pero al menos los medios están trabajando enérgicamente y nosotros estamos entretenidos.

La candidata Ségolne Royal


Sobre Ségolne Royal

Ségolne Royal, la politica de la vida/Gerard Grunberg y Zaki Laïdi*

Acontecimiento histórico en la vida política de la V República de Francia: una mujer, moderadamente implicada en la vida partidista y no programada para la magistratura suprema, es designada por su partido, cuando nadie se lo esperaba, como candidata a las elecciones presidenciales.
Por mucho que se quiera explicar el éxito de Ségolène Royal por la influencia de los medios de comunicación y por la victoria de la democracia de la opinión pública sobre la democracia de los partidos, las cosas no son tan sencillas. Si bien la democracia de la opinión pública influyó en la decisión de los militantes, también reforzó al Partido Socialista francés, gracias a la aportación de nuevos simpatizantes. De hecho, el voto por Royal integra dos tipos de apoyos: el de los nuevos militantes ávidos de renovación y el del aparato del partido, preocupado por la eventualidad de una nueva derrota.

Ségolène Royal entendió a la perfección que, para representar a los franceses, ante todo tenía que identificarse con ellos, aportarles la prueba de que podía encarnarlos más allá de las divisiones partidistas. Pero lo hace de una forma nueva. En efecto, asienta sutilmente su autoridad, no tanto de una forma impositiva («Síganme, porque soy la mejor») sino de una forma intersubjetiva («Síganme, porque me reconozco en ustedes»).
No se trata ya del poder conquistado por un principio de autoridad, sino por el de la interactividad. Esta capacidad de encarnar a la gente reenvía más a una simbología que a una realidad tangible, la simbología del enraizamiento y de la autoridad.
Defendiendo las regiones, Ségolène Royal, como antes François Mitterrand, intenta identificarse con una Francia rural, en la que no es necesario encerrarse, pero a la que hay que conquistar para poder ganar las presidenciales. La defensa del mundo rural, a finales de los años 80, parecía algo incoherente, sobre todo realizada por una diputada de izquierdas «joven y moderna». Pero quizás Ségolène Royal estaba poniendo entonces, sin saberlo, los cimientos de su campaña.
Sobre este terruño simbólico, Ségolène Royal enraizó el árbol de su autoridad. Pero, en vez de declinarla de una forma abstracta («el respeto hacia la República»), lo hizo de una forma concreta, partiendo de la autoridad de los padres. Puede que se encuentre en este llamamiento a los valores «de la tierra y de la autoridad» un relente conservador muy alejado de los ideales de la izquierda. Pero es algo que parece conectar perfectamente con los franceses.
Desde el año 2002, el PS dudaba entre tres caminos: la ambigüedad magistralmente representada por François Hollande; la modernización socialdemócrata defendida con retraso por Dominique Strauss-Kahn, y el retorno, también tardío, al programa común de 1972, preconizado por Laurent Fabius.
La originalidad de Royal consiste en haber evitado estos arrecifes, desplazando los objetivos. Ya no se trata de elegir entre dos o tres doctrinas, sino de construir una nueva relación con la política, que reenvía más a las experiencias de los individuos que a concepciones ideológicas.
Si Ségolène Royal tiene un lado blairista es precisamente por su capacidad de entender que la política ya sólo puede pensarse en referencia a las experiencias múltiples de las personas, en referencia a lo que los ingleses llaman life politics. La política no se limita a hablar sencillamente de los problemas de la vida cotidiana. Muchos políticos lo hicieron antes de Royal. Se trata de integrarla en la cadena continua de los problemas de la vida, tomados en su dimensión concreta, pero también ética, identitaria y simbólica.
Por ejemplo, la relación con la autoridad reenvía tanto a cuestiones muy concretas («tener» hijos) como a interrogantes éticos (las responsabilidades que asumen los padres en una sociedad más tolerante, pero también menos cohesionada y más violenta). Todo ello nos conduce a otra característica de Ségolène Royal: su capacidad para triangular los temas y asumir los problemas clásicamente planteados por la derecha con un modelo casi exclusivo («la seguridad somos nosotros»), para apropiárselos en una perspectiva «de izquierdas».
A partir de ahora, Ségolène Royal tendrá que conciliar dos objetivos: aglutinar a la izquierda del país sin dejar de hablarle al conjunto de los franceses. Respecto del primer punto, la tarea parece factible. El traumatismo del 21 de abril del 2002 milita a favor de esa integración, al igual que su éxito entre los militantes del PS.
Por otra parte, el discurso de Ségolène Royal desarrolla registros, sobre la movilización ciudadana o sobre el control participativo de los diputados, que le pueden hacer ganar los votos de los libertarios, de los ecologistas y de buena parte de los electores de la extrema izquierda. Haciendo, pues, una política de proximidad temática, Ségolène Royal puede seguir jugando en estos dos registros.
El único ámbito en el que tendrá que decantarse de una forma más clara es el de lo social y laboral. En este ámbito, la referencia sólo al programa socialista puede que le sea insuficiente y, en el peor de los casos, contraproducente. Pero, si en esta materia, su margen de maniobra es estrecho, no por eso deja de ser significativo.
Jugando en los registros de la autonomía, de la descentralización y de la participación, Ségolène Royal coloca a los actores sociales ante sus responsabilidades en materia de empleo, siempre que, en caso de no lograr acuerdos, avance propuestas gubernamentales que puedan ser ratificadas en referéndum.
Pisando a fondo el discurso sobre la autonomía de los actores sociales, también puede salir de las contradicciones estériles entre el más Estado y el menos Estado. Porque, ¿cómo hablar de autonomía de las regiones sin hablar de autonomía de los actores sociales o de las universidades? Un discurso edificado sobre la autonomía y la responsabilidad puede unir innovando. Todo está abierto, tanto en un sentido como en el otro. La dinámica está en marcha. Sólo queda subir la montaña…
*especialistas en Ciencias Políticas y su último trabajo, titulado Sobre el pesimismo social. Ensayo sobre la identidad de la izquierda, verá la luz en los próximos días
Tomado de EL MUNDO, 23/11/2006)
El "reality show" presidencia de Francia/Michel Rocard
Tomado de ABC, 21/11/2006.
EL ungimiento de Ségolne Royal como candidata presidencial del PSF es un paso importante en el camino hacia las octavas elecciones presidenciales de la Quinta República, programadas para el 22 de abril de 2007, con una segunda vuelta dos semanas después. Para fin de enero -fecha límite para imprimir las papeletas- deberían conocerse todos los candidatos. De modo que, a esas alturas, los cuatro principales partidos políticos de Francia, dos de la izquierda y dos de la derecha, ya deberán tener preparadas sus plataformas partidarias y elegidos sus candidatos.
Así, al menos, es como debería funcionar el sistema en teoría. En la práctica, mientras que la campaña oficial supuestamente dura sólo dos meses -tiempo suficiente en una democracia en la que los candidatos tienen que soportar los implacables envites de la prensa-, la aparición en la pista de los potenciales candidatos, junto con el apetito de los medios por ver una carrera de caballos, ayudó a que la campaña real se lanzara hace prácticamente un año y medio. De manera que los debates públicos de hoy tienen un carácter algo surrealista, porque los programas en los que los candidatos basarán sus campañas todavía no están desarrollados. A falta de ellos, la personalidad y el estilo, y no los programas políticos, resultaron decisivos. No estoy seguro de que esto sea bueno para la democracia, pero así son las cosas.
Dos personalidades con estilo han dominado hasta el momento las encuestas de opinión pública, y parecen destinadas a encontrarse en la segunda vuelta. En la derecha está Nicolas Sarkozy, el ministro del Interior (y brevemente ministro de Economía), cuyo ascenso político tuvo lugar dentro del marco de la Unión por un Movimiento Popular (UMP). El UMP es el heredero político del gaullismo, pero su inconsistencia ideológica, legendaria, se refleja en los cambios de nombre del partido cada ocho o diez años.Sarkozy es filosóficamente conservador, pero ultraliberal en cuestiones económicas, lo que lo vuelve totalmente ajeno a la tradición gaullista. Al predicar sobre las privatizaciones y la represión social, se colocó a la derecha de la derecha, con la esperanza de recuperar los votos que la derecha tradicional ha venido perdiendo a manos del Frente Nacional «fascistoide» de Jean-Marie Le Pen en los últimos veinte años.Sarkozy se impuso en el movimiento gaullista contra la voluntad del presidente Jacques Chirac; de hecho, se hizo con la presidencia del UMP a pesar de la oposición activa de Chirac. A gran parte de la población le gusta su lenguaje crudo y sus duras críticas al resto de la derecha, principalmente dirigidas al primer ministro, Dominique de Villepin, y a Jacques Chirac. No sabe nada de asuntos internacionales, pero nadie parece reprochárselo.
En la izquierda, Royal, la presidenta socialista de la región de Poitou-Charentes, tiene escasa experiencia de gobierno: breves desempeños como ministra de Medio Ambiente, de Familia y de Educación. Fue divertido observar la furia de los barones del Partido Socialista frente al ascenso de Royal. Todavía tiene que hacer frente a los principales problemas de hoy -la inestabilidad financiera, el lento crecimiento de Europa, Oriente Medio- y no puede evitarlos durante su campaña. Pero, llena de elegancia y encanto, y abordando los problemas sociales con criterio y energía, viene liderando las encuestas de opinión pública desde hace más de un año.De modo que, universalmente, se espera que Sarkozy y Royal sean los dos candidatos principales que avancen hacia la «hora señalada» de la segunda vuelta. Sin embargo, a juzgar por el pasado, no es así como funciona la política francesa.
Desde los tiempos de De Gaulle, todos los candidatos a la presidencia francesa que arrancaron demasiado temprano perdieron. Poher, Chaban-Delmas, Barre, Balladur y yo mismo fuimos elegidos por los medios y tratados como candidatos durante más de dos años antes de las elecciones -declaradas o no-, y todos terminamos siendo derrotados. Mi sensación es que el bombardeo de los medios es de una violencia tal que la credibilidad de un candidato no puede soportar durante más de unas semanas. La sobreexposición lastima.De manera que, en esta danza bizarra donde los grandes partidos y los candidatos importantes saben que es mejor arrancar más tarde, los verdaderos beneficiarios del circo mediático de hoy son los candidatos sin ninguna posibilidad real de ganar: un fascista, otro hombre de extrema derecha, un comunista, dos trotskistas y unas pocas personalidades marginales. Son candidatos sólo para beneficiarse con dos años de publicidad gratuita.
Sin embargo, estos candidatos menores subrayan un problema más profundo. Para ser elegido presidente de Francia se necesita algo más que carisma, un buen programa y un partido político fuerte. También se debe evitar la fragmentación que condenó a la izquierda a la ruina en 2002, cuando ninguno de sus seis candidatos llegó a la segunda ronda, permitiendo así que Jacques Chirac, que había obtenido el 19 por ciento de los votos en la primera ronda -un porcentaje extremadamente bajo para un ganador final- derrotara a Jean-Marie Le Pen en el ballotage con el 82 por ciento de los votos: el Gobierno francés más abiertamente conservador de la última década fue básicamente elegido por la izquierda.Una repetición de este escenario parece posible: en la izquierda, fuera del Partido Socialista, ya hay cuatro candidatos anunciados, y hay un quinto probable. En la derecha, el antagonismo de Chirac hacia Sarkozy permite que pueda aparecer otro candidato en algún momento, ya sea Michele Alliot-Marie, la ministra de Defensa, o el mismísimo Chirac.
En este momento, el punto principal que debemos recordar es que las últimas siete elecciones presidenciales de Francia ofrecieron una sorpresa. El resultado final nunca se pudo discernir en las encuestas con más de seis semanas de anticipación. De manera que, por el momento, las elecciones están demasiado lejos como para saber o predecir algo con certeza. Lo que oímos es pura especulación. Pero al menos los medios están trabajando enérgicamente y nosotros estamos entretenidos.

Jorge Castañeda: ¡el provocador!


No cabe duda que Jorge G. Castañeda, "el guero" ¡es un provocador! en el buen sentido de la palabra.
Dice Félix Ovejero Lucas, profesor de Ética y Economía de la Universidad de Barcelona que la provocación hoy día es un asunto raro, aunque "hubo un tiempo en el que provocar se juzgaba saludable."
Que dijo el Guero, escribió - más bien sugirió al presidente electo Felipe Calderón- ayer en el periódico Reforma: ¡dar un quinazo! a los monopolios; "un golpe a golpe".

Y ya consiguió lo que quería. La primera reacción fue de Mario Huacuja; soberbio fue lo que le dice por osar mencionar a José Woldemberg junto con los monopolistas Elba Esther Gordillo, Carlos Slim, Lorenzo Zambrano, Ricardo Salinas, Rogerio Azcárraga, Gastón Azcárraga, Emilio Azcárraga, la familia Servitje.
Agrega el profesor Ovejero en un articulo en El País que "el provocado respetable se presenta como un reaccionario en sentido literal. Simplemente, reacciona. Sin más. Es un incontrolado de sí mismo, incapaz de echar el freno. Entre la acción que le molesta, su enojo y su represalia no hay lugar para la meditación. En ese sentido se muestra poco humano."
Podemos estar o no de acuerdo con él Guero; pero de que es uno de los intelectuales más lúcidos que tienen México no hay duda.

¡Yo me espero a leer la serie! de aretículos para opinar. Aunque me imagino por donde va. Tiene que ver con las candidaturas ciudadanas, el papel del IFE y de la SCJN.
Vale la pena leer el artículo completo, junto con los que siguen...
Este es el texto completo y el primer reclamo y la respuesta del excanciller.

Golpe a golpe: ¿un 'quinazo'?; Reforma, 22711/2006
Se comenta que hace poco el ex presidente Carlos Salinas dijo con resignación que Felipe Calderón arrancará su sexenio como el presidente de la República más débil en la historia del México moderno. Sabe de lo que habla, en materia de presidencias inicialmente débiles o fuertes. Por tanto la pregunta que no puede esquivar el propio Calderón es simple: no cómo legitimarse -ya lo es- sino cómo fortalecerse. Y la razón de la pregunta también es sencilla: sin una Presidencia fuerte México no puede crecer, sin crecer, no puede erradicar la pobreza, reducir la desigualdad, construir instituciones funcionales y destacar en el ámbito internacional.
De esta retahíla de silogismos se desprende una de las conclusiones más socorridas de los últimos meses para caracterizar la forma en que el nuevo Presidente debe comenzar su sexenio: con un quinazo, al estilo Salinas, justamente, ya que, si las mismas causas surten los mismos efectos, el joven Presidente michoacano podrá superar su fragilidad inicial recurriendo al mismo estratagema de su predecesor, joven y cercado también: un golpe de mano espectacular que de tajo rompe el círculo vicioso de protesta, debilidad e ilegitimidad de origen.
El problema es que el México de hoy no es el de 1988, ya no se pueden fabricar cargos y cadáveres, ni siquiera con la mejor de las intenciones, y los manotazos son sólo eso: gestos aislados, mediáticos y efímeros, como todo lo mediático, aunque se dirigieran contra objetos de la supuesta ira popular como Marta y sus hijos. En realidad, Calderón tendría que hacer mucho más, provocar, como hubiera dicho el Che Guevara, uno, dos, muchos quinazos, para sacar al país del impasse en el cual se encuentra. Pero quinazos con rumbo: con una visión programática global, que no por haber sido mencionada múltiples veces, por múltiples voces, en sus distintos componentes por separado, pre-existe a su construcción integral.
Aclaro de entrada dos puntos: no comparto la visión catastrofista del México actual, ni sobre el sexenio de Fox. Y no disimulo el deseo que abrigaba de colaborar con el gobierno de Calderón, para impulsar estas tesis y este programa desde allí; pero afortunadamente las ideas se justifican por sí solas, y hacen su propio camino.Para saber qué habría que hacer, resulta indispensable saber lo que no se hizo, ni en este sexenio que concluye ni en los dos anteriores (a De la Madrid le tocó el ocaso de un sistema que sus sucesores debieron desmontar, pero que prefirieron preservar aun desahuciado). Lo que no se ha hecho, ni bajo Salinas ni bajo Zedillo ni bajo Fox, fue desmantelar el sistema corporativista mexicano, indisociablemente ligado al PRI en sus orígenes pero que, como las gallinas degolladas, sigue andando después de la agonía de sus fundadores, creado en los años treinta, agotado para los setenta, y mantenido vivo mediante respiración artificial desde finales de la década de los ochenta. Es ese sistema, en sus nuevas modalidades y sus viejas raíces, el que impide que el país progrese; es él quien le cierra el paso al crecimiento, al Estado de derecho, a una mayor igualdad y una menor pobreza. Se pensó que la apertura económica de Salinas bastaría para dejarlo atrás: nada más falso. Se creyó que la democratización de Zedillo resultaría suficiente para darle el golpe de gracia: ¡qué ingenuidad! Y se esperó que la alternancia de Fox, sumada a la renovación económica salinista y a la reforma política zedillista, enterrarían a un sistema que ya había dado de sí: otra ilusión. Pero la mala hierba en efecto nunca muere, y hoy ese sistema goza de cabal salud, aggiornado por la globalización, la democracia representativa y la transformación de los procesos de trabajo.
El leviatán mexicano (ante el cual Hobbes se hubiera deslumbrado, y el "license Raj" de la India empalidecido) descansaba, como se sabe, en tres patas: los monopolios sindicales, los económico-empresariales, y el monopolio político excepcional que fue el PRI, en sus distintas transmutaciones, durante 70 años. Nostalgias y consideraciones personales aparte, se puede simultáneamente pensar que ese sistema le sirvió al país durante un tiempo -sin duda, le permitió crecer a tasas envidiables durante 40 años- y que se transformó en su contrario -en un serio obstáculo para el crecimiento- al agotarse. Y huelga decir que hoy importa más que nunca deslindar a las personas que encarnan los componentes monopólicos del sistema, de las estructuras monopólicas en sí mismas.
A muchas de esas personas les tengo cariño, agradecimiento, admiración, o la suma de los tres atributos: Elba Esther Gordillo, Carlos Slim, Lorenzo Zambrano, José Woldenberg, Ricardo Salinas, Rogerio Azcárraga, Gastón Azcárraga, Emilio Azcárraga, la familia Servitje. Son mexicanos y mexicanas sobresalientes; pero ése no es el problema.
Mañana: Golpe a golpe: contra el corporativismo y los monopolios.
Replica:

Sr. Director:

En su soberbio y persistente empeño de aconsejar a Felipe Calderón sobre cómo gobernar a México, ayer Jorge G. Castañeda ("Golpe a golpe: ¿un 'quinazo'?") le propone desmantelar el sistema corporativista mexicano, representado por los monopolios sindicales, los monopolios empresariales y -según dice-, por el PRI. Para ello, citando al Che Guevara, Castañeda le aconseja provocar "uno, dos, muchos quinazos, para sacar al país del impasse en el cual se encuentra".

¿Qué quiere decir eso? Sólo Castañeda lo sabe. Pero no tiene la menor importancia.

Lo grave de su alegato es que, refiriéndose al "quinazo" como el encarcelamiento del líder petrolero en el arranque del sexenio de Carlos Salinas, Castañeda afirme que "hoy importa más que nunca deslindar a las personas que encarnan los componentes monopólicos del sistema", entre los que menciona a Elba Esther Gordillo, Carlos Slim, Lorenzo Zambrano y... ¡José Woldenberg!
Es conocido el hecho de que José Woldenberg ha sido presidente consejero del IFE, analista político, periodista, profesor universitario y en la actualidad director de la revista Nexos. Nunca ha "encarnado" intereses monopólicos, y durante su gestión en el IFE, por cierto, le impuso al PRI la multa más elevada que ese partido ha recibido en su historia.

La calumnia, dicen los poetas, es un dardo que hermana con su uso a los cultos y los ignorantes.
Mario Guillermo Huacuja
Coyoacán, DF
¡Bolas!!
Castañeda responde

Adjetivos aparte, le sugiero al señor Huacuja, ya que lee con tanto detenimiento mis artículos, que lea el del sábado, sobre la partidocracia, y luego relea los de José Woldenberg sobre el mismo tema y verá que con mucho orgullo José Woldenberg ha sido en el IFE y después un gran defensor del sistema de partidos que tenemos en México. Me limito a señalar esto con el mismo respeto que le tengo a las demás personas que menciono en el artículo del día de ayer.
Jorge G. Castañeda
¡Orale!!
Y hoy escribió el Guero:
Golpe a golpe: contra el corporativismo y los monopolios; Reforma, 23/11/2006
El primer pilar monopólico del sistema corporativista mexicano, quizás el menos estudiado en el pasado, pero el más actualizado, es el económico. México es hoy un país de cientos de miles de pequeñas empresas, y de algunas decenas de imperios corporativos con un dominio casi completo de su sector. Unas son públicas, otras privadas. La propiedad, sin embargo, no es lo esencial: ni los nacionalistas trasnochados -que defienden todo tipo de propiedad estatal, cualquiera que sea su efecto en la economía y en la sociedad- ni los partidarios fervientes de la libre empresa -que consideran que con tal de ser privados, los monopolios no muerden- ven que el problema es la falta de competencia y de alternativas, y que el viejo sistema sobrevive perfectamente con monopolios públicos o privados. Como se ha analizado hasta la saciedad, el grado de concentración del capital en México es elevadísimo. Lo dijo The Economist en su informe especial sobre nuestro país apenas la semana pasada: importar cemento, generar electricidad, buscar petróleo, poner una telefónica, abrir una tercera cadena de televisión o crear un banco competitivo (y no vinculado a otra megaempresa) es prácticamente imposible en México hoy. Cemex, Telmex, Maseca, Banamex, BBVA, Pemex, CFE, Compañía de Luz y Fuerza del Centro, Televisa y Bimbo son monopolios con un control total o prácticamente completo del mercado nacional, y en algunos casos, internacional; Wal Mart se está paulatinamente transformando en un controlador aplastante de ventas al menudeo departamentales.
El IMSS/ISSSTE es un prestador de servicios de salud casi único en el país; a menor escala, diversas empresas -construcción de vivienda, o de infraestructura, transporte carretero de carga o pasajero, todos los insumos nacionales de la petroquímica secundaria, autopartes- detentan monopolios innegables en su sector.
Nadie se llama a engaño: no hay economía de mercado sin concentración del capital. Todos sabemos que los marcos regulatorios, por rigurosos y autónomos que sean, siempre son insuficientes. Más aún: ni siquiera los esfuerzos de resquebrajamiento por la vía jurídica o la nacionalización de determinados monopolios por razones circunstanciales (en Alemania o Francia después de la guerra, por ejemplo) resultan duraderos. Pero si Felipe Calderón quiere dar un verdadero "quinazo", tiene a su alcance tres opciones para empezar a desarmar el dispositivo corporativista económico de México. Al igual que los demás ejemplos que mencionaremos más adelante, unos pueden ser resueltos casi por decreto; otros requieren de aprobación legislativa, y otros más entrañan modificaciones constitucionales. Cómo lograr estas últimas dos condiciones es un tema a parte.
La primera es simplemente la desintegración de Telmex. Nadie discute el genio empresarial de Slim, ni que la privatización haya mejorado el servicio, ni que se necesitan empresas grandes para competir en el mercado nacional (que es también internacional), ni que en teoría se podría obligar a Telmex tal cual a reducir tarifas y mejorar servicio a través de un mayor rigor regulatorio. Pero en determinados momentos, en ciertos países, un monopolio se vuelve emblemático, se transforma en un símbolo, y entonces, resulta imperativo acabar con él, incluso en el país de los monopolios por excelencia: Estados Unidos. Así sucedió con la Standard Oil de John D. Rockefeller, en 1911 al aplicar el gobierno de Theodore Roosevelt la Ley Sherman Antitrust de 1890, promulgada justamente con la intención de desintegrar el imperio de Rockefeller, que a esas alturas controlaba el 95 por ciento de la producción de refinados de petróleo en Estados Unidos. Al escindir en varios gajos a la Standard Oil, se formaron, a lo largo de los años, un gran número de empresas petroleras, incluyendo ExxonMobil, Conoco Phillips, Chevron, Amoco, Sohio, ahora British Petroleum de Norteamérica, Atlantic Richfield y Marathon.
Conviene citar el fallo de la Suprema Corte de Estados Unidos: "La evidencia es, de hecho, absolutamente concluyente de que Standard Oil cobra precios totalmente excesivos donde no hay competencia, y en particular donde hay sólo una remota posibilidad de que competidores ingresen al mercado, y por otro lado, allí donde hay competencia, reduce los precios al grado que aunque no obtenga beneficios, tampoco los tienen sus competidores, cuyos costos son más elevados". El 15 de mayo de 1911, la Corte ordenó la fragmentación del grupo Standard Oil en 34 compañías independientes. Declaró que Standard era "un monopolio no razonable", de acuerdo con la Ley Sherman Antitrust.Lo mismo sucedió medio siglo después, con el gigante telefónico AT&T. En 1974, el Departamento de Justicia norteamericano inició la desintegración de "Ma Bell", también mediante una demanda invocando la Ley Sherman. De acuerdo con los términos del acuerdo logrado en 1982, el monopolio telefónico accedió a desprenderse de sus empresas de servicio local a cambio del permiso de ingresar al negocio de las computadoras. A partir de enero de 1984, las operaciones locales de AT&T se dividieron en siete empresas regionales, las llamadas Baby Bells, (una de ellas, Southwestern Bell, fue socia de Carlos Slim en la compra de Telmex). El tamaño de AT&T se redujo en un 70 por ciento; retuvo sus servicios de larga distancia, aunque fue cediendo mercado a la competencia incluso en ese rubro. Siguiendo estos dos ejemplos, sería perfectamente factible ordenar a Telmex desprenderse de Telcel, o del servicio local, por ejemplo, o dividirse en varias empresas regionales, favoreciendo así la entrada de otros proveedores en esas regiones (en algunos casos como el noroeste, ya es el caso a pequeña escala).
Mañana: Golpe a golpe: TV, el IMSS y el SNTE.
Le daremos seguimiento puntual en esta bitácora.

Comunicado del PDPR-EPR


Comunicado del Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario, de Puebla.
AL PUEBLO DE MÉXICO.
AL PUEBLO DE PUEBLA.
A LAS PERSONALIDADES HONESTAS.
A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN NACIONALES E INTERNACIONALES.
A LAS ORGANIZACIONES DEFENSORAS DE LOS DERECHOS HUMANOS NACIONALES Y EXTRANJERAS.
El fascismo tiene varias caras, una de ellas es la supresión de los derechos más elementales de los ciudadanos, presentada en la militarización de la ciudad de México en los alrededores de San Lázaro, que se encuentra sitiado por barricadas y retenes estructurados por PFP y Estado Mayor Presidencial, quienes, de forma prepotente, insultan con palabras altisonantes, a quien pretende transitar por esas calles e incluso a los mismos diputados.

Este tipo de actitudes refleja la posición política que tiene la derecha en el poder y la forma en que se conducirá durante el sexenio venidero.

Un nuevo sexenio está por empezar, nuevas promesas y mentiras estamos escuchando, otros personajes llenos de ambición por enriquecerse forman parte del nuevo gabinete presidencial. ¿Qué lugar ocupará el delincuente Miguel Ángel Yunes?
Cuantas injusticias cometidas por el agonizante periodo de gobierno del mentiroso Sr. Fox, se intentan borrar, para los que ocuparan el poder todo es alegría y comodidad, mientras que en las mayorías la pobreza es mayor.

Con los nuevos aumentos a la leche y gasolina premium los que beneficiados resultaran, y que por cierto no serán las mayorías, se encuentran gozando de felicidad, grandes ganancias obtendrán, más fortunas acumularán y mientras esto pasa en unas cuantas familias, en las amplias masas hay tristeza ya que entendemos que más penuria nos espera y con ésta más sufrimiento, más angustia, más muertes prematuras vendrán.

Felicidad para unos, tristeza para otros, si el señor Felipe Calderón piensa que los de abajo nos quedaremos callados y con la cabeza baja, se equivoca, ya que continuaremos alzando la voz y día con día más y mejor organización tendremos y, como es de esperar, nuevas luchas el pueblo emprenderá y con la experiencia que se acumula, las victorias del pueblo vendrán.
El que los miembros del Estado capitalista, nieguen la presencia de nuestro Partido y Ejercito en nuestro Estado de Puebla, no logra evitar nuestra existencia, que cierren los ojos a la realidad no es nada nuevo ya que en muchas ocasiones lo han venido haciendo, con su respuesta una vez más, nos dieron la razón, al aumentar la vigilancia en la capital poblana y en los municipios que ellos creen más importantes, así como en los límites con los estados vecinos, confirman el temor que le tienen a la organización del pueblo.
El tratar de involucrar a organizaciones populares que en nuestro estado participan dentro de los cauces constitucionales, con organizaciones guerrilleras, es una sucia maniobra, para en un futuro reprimir de forma selectiva y más tarde en masa a todo aquel que ose levantar la voz contra cualquier injusticia, es por esto que, todos los luchadores sociales, personalidades progresistas, obreros, campesinos, estudiantes y pueblo sensible en general debemos de rechazar y denunciar las fascistas intenciones de los gobiernos Estatal y Federal.
Hagamos valer nuestros derechos establecidos en la carta magna ya que tanta sangre se ha derramado por nuestros hermanos de clase en la Independencia, en la Revolución de 1910-17 y después de ésta; no permitamos que se inicie una cacería más de luchadores en nuestro estado, ya que estos son nuestros hijos ó hermanos, luchemos a su lado hasta hacer valer nuestros derechos.
Los gobernantes PRIÍSTAS y PANISTAS que con el uso de la fuerza policial intentan eternizarse en el poder, se han desenmascarado y su verdadera cara ahora conocemos, mientras ellos disfrutan ensoberbecidos, nosotros continuamos desarrollando la organización con lo más honrado y combativo del pueblo.
Hay que aclarar que los hermanos Serdán dieron su vida por la libertad, igualdad y democracia para todos los mexicanos y no como la entiende Mario Marín, quien da libertad igualdad y democracia a la burguesía, y no al pueblo trabajador.
No es con declaraciones falsas como se gana al pueblo, sino con hechos que beneficien a las mayorías y no como lo esta realizando el PRIÍSTA Mario Marín quien sólo beneficia a los empresarios quienes se enriquecen más, mientras, los trabajadores con menos recursos económicos, padecemos más pobreza y desesperación. ¿Cómo solucionará el problema del desempleo creciente en el estado? ¿Con represión o se limitará a ignorarlo?
Las fiestas de diciembre se aproximan, para unas cuantas familias será felicidad ya que en abundancia regalos y comida tendrán, sus capitales han aumentado en gran medida, mientras que en las mayorías, sólo tristeza y angustias existen ya que sus ingresos desminuyeron y sólo alcanzarán para mal vivir.
Si el gobernador actual ayuda a proteger los intereses de los gobiernos antipopulares enviando apoyo de policías como lo hizo con Oaxaca, que es del dominio público o realizando acuerdos como el que hizo con el gobernador del Estado de Veracruz de reforzar la vigilancia en los límites de el Estado en la supuesta lucha contra el crimen organizado, los pobres del campo y de la ciudad respondemos con la solidaridad de acuerdo a nuestras posibilidades con nuestros hermanos de Oaxaca que luchan en las calles por hacer valer sus demandas de justicia y dignidad, esta será parte de nuestra respuesta contra la infamia que sufran nuestros hermanos y hermanas en cualquier lugar de la patria.
Hermanos, hermanas, camaradas que soportan la pobreza y la injusticia, no se encuentran solos, los luchadores sociales, organizaciones solidarias, de nuestro estado de Puebla nos solidarizamos de acuerdo a nuestro desarrollo con sus justas luchas.
Es necesario que los pobres, los de abajo como dijera Mariano Azuela, continuemos aprendiendo de las experiencias de otros pueblos del mundo y continuemos desarrollando más y mejor nuestra organización para de una mejor forma enfrentar al ya repudiado y apenas naciente gobierno del usurpador: Felipe Calderón.
De acuerdo con nuestra capacidad organizativa continuemos solidarizándonos con nuestros hermanos de Oaxaca. A lo que más le teme el gobierno de la burguesía es a que continuemos organizándonos y brindando nuestra solidaridad a nuestros hermanos donde quiera que nos encontremos.

¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!
¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!
¡CON LA GUERRA POPULAR!
¡EL EPR TRIUNFARA!
COMITÉ ESTATAL DEL PARTIDO DEMOCRATICO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR
COMANDANCIA MILITAR DE ZONA DEL EJÉRCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
EPR
Puebla de Zaragoza a 23 de noviembre de 2006

La visita papal a Turquía

El franciscano menor conventual fray Martin Kmetec le da una entrevista a la agencia de noticias Zenit sobre la visita del Papa a Turquía.
-El Papa visitará el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, en una nación en su gran mayoría musulmana y con un pequeño porcentaje de católicos. ¿Se espera una invitación al diálogo?
-Kmetec: Naturalmente, los contenidos de los discursos del Papa no se conocen todavía; los conoceremos cuando los pronuncie aquí. Pero podemos estar seguros, lo ha repetido varias veces el mismo Papa, de que la invitación al diálogo será la nota dominante de sus conversaciones y discursos. Antes que nada, la intensificación del diálogo con el Patriarcado Ecuménico, que en cierto sentido interesará no sólo a la Iglesia ortodoxa en Turquía sino a toda la Ortodoxia en el mundo. En los encuentros con las autoridades del Estado, se puede prever que el diálogo interreligioso e intercultural, el tema de los derechos humanos y de la libertad de conciencia, estarán en el centro de las conversaciones.
El mismo tema del diálogo será ciertamente tratado en el encuentro con las autoridades religiosas musulmanas. Pero existen prejuicios que, a mi modo de ver, harán difícil este discurso.
Recuerdo que, cuando el cardenal Ratzinger fue elegido Papa, los medios de comunicación denigraron de modo deplorable su imagen, sobre todo la prensa de las dos corrientes extremistas: nacionalista e islamista. Sacando a relucir la cuestión de la segunda guerra mundial, lo tacharon de antiguo nazi, por haber formado parte de la juventud nazi. Pero más que nada la verdadera razón de su aversión hacia él se desencadenó tras su declaración [siendo cardenal, ndt.] sobre la no oportunidad de la adhesión de Turquía a la Unión Europea.
El hecho de que una persona pública como el Papa haya expresado su propia opinión en contraste con la petición de Turquía es un hecho que no se olvida y no se perdona. Además, el acontecimiento de Ratisbona ha inflamado ulteriormente los espíritus contrarios a la venida del Papa a Turquía. Los periódicos han hecho saber que el primer ministro de Turquía, Tayyip Erdogan, no estará en el país durante la visita del Papa.
También estará ausente Mehmet Aydin, responsable de Asuntos Religiosos del Estado. Tampoco estará el ministro de Asuntos Exteriores Abdullah Gül. Estos pueden ser quizás los indicios para comprender mejor el clima en el que esta visita se desarrollará, aunque Benedicto XVI justamente trata de minimizar su alcance. ¿El presidente Tayyip Erdogan no quiere comprometerse ante sus electores? ¿Esto expresa también su línea respecto al cristianismo?
Está todavía vivo el recuerdo del asesinato del juez Yücel Özbilgin (17 mayo 2006), muerto por una bala disparada por un fanático en la sala del tribunal de la Corte Constitucional del Estado durante la audiencia. La motivación del gesto del asesino: «La sentencia del mismo tribunal sobre la cuestión del velo islámico». Entonces, Tayyip Erdogan no participó en el funeral del juez, durante el cual miles de personas desfogaron su rabia por el brutal delito. ¿Asistiremos a una reacción análoga y una línea política similar?
El profesor Ali Bardakoglu, declaró que la Presidencia del Estado para los Asuntos Religiosos tratará con el Papa aspectos religiosos, no políticos, porque lo reconocemos, dijo, como jefe religioso, aunque este encuentro no podrá cancelar la perplejidad sobre las actitudes políticas negativas del pasado. Además, no se puede ignorar el malhumor de una franja no indiferente de la población que últimamente ha organizado algún acto de protesta en Estambul y en Ankara, el desvío reciente del avión de la Turkish Airlines, el tiroteo fuera del Consulado italiano en Estambul y otros incidentes esporádicos similares que, en mi opinión, dan un indirecto mensaje a la visita del Papa: es decir, que en Turquía no será bienvenido y quizá, para hacerle cambiar de idea y que renuncie a su visita. Es un signo de valor el suyo; y rezamos para que logre dar a este país y a esta gente el mensaje de la humildad y del gran sentido de humanidad de Cristo a todos los hombres de buena voluntad.
-¿Cuál es la realidad católica en Turquía? ¿Cómo se preparan los católicos a esta visita y que esperan del Papa?
-Los católicos en Turquía, los establecidos, son cerca de 30,000. Para esta visita se preparan espiritualmente con la oración. En las eucaristías dominicales se trata de subrayar que los cristianos necesitan con urgencia una renovación espiritual de la vida, según los principios del Evangelio. Este debe ser el fruto de la visita del Papa entre nosotros. Para esta ocasión, el obispo Luigi Padovese, vicario apostólico de Anatolia, ha dirigido a sus fieles una carta sobre el tema de la esperanza, que es esencial no sólo para la Iglesia de Anatolia sino para todos los cristianos de Turquía. Nuestras comunidades deben afrontar cotidianamente no pocas dificultades de orden económico pero y sobre todo deben saber reaccionar al complejo de inferioridad frente a una oprimente mayoría musulmana, que les hace sentirse oprimidos y puede hacerles creer que son ellos los «infieles».
-Vistos también los últimos acontecimientos, ¿hay preocupación por la seguridad o hay que temer sólo algunos casos aislados de intolerantes?
-Estoy seguro de que no existen problemas para la incolumidad de la persona del Sumo Pontífice. El Estado turco hará todo lo posible para que esta visita se desarrolle sin incidentes importantes. No se puede excluir alguna pequeña manifestación o algún caso aislado de reacción, pero ciertamente no en el curso del itinerario papal.
-¿Puede hacernos una breve descripción del Islam en Turquía? ¿Qué tipo de religiosidad y de vida social desarrolla?
-Como cada religión, el Islam es un elemento presente que penetra toda la sociedad turca, en el espacio público (mezquitas), en la vida de las personas (observancia del ayuno), y en la oración común. La religiosidad se expresa también en los signos externos, como el velo de las mujeres, las grandes fiestas del final del Ramadán y la fiesta del sacrificio.
En las grandes ciudades, domina la secularización, aunque nadie renuncia a la celebración de las fiestas religiosas. En cambio, en las zonas rurales y en los pequeños centros, la vida religiosa cuenta con mayor fidelidad también en las expresiones clásicas de la praxis religiosa. En Turquía, el Islam prevalente es el sunní, el 75%. El 25% son alevitas, una rama de los chiíes. A nivel oficial, a partir de 1923, con Mustafa Kemal Atatürk (1881-1938) [fundador y primer presidente de la moderna República de Turquía ndr.], el país se convierte en un estado laico. Empieza así para el país el periodo del progreso. El «kemalismo», es decir los principios fundamentales de la República laica querida por Ataturk, están en la base de un estado moderno, la nueva Turquía. La abolición del califato, de las fraternidades («tarikat») musulmanas y la restricción del Islam, confinado a la esfera privada, quedó siempre como un problema abierto, que los movimientos e instituciones del islam popular vivido en el ámbito del misticismo querían reconquistar.
En efecto, tras 1950, algunos jefes políticos querían aprovecharse de las masas todavía aferradas al Islam popular. Esto marcó el retorno del islam a la escena política y fue causa de golpes de Estado llevados a cabo por militares. Fueron luego los mismos militares los que decidieron dar un poco de libertad a la expresión pública del Islam. Hoy con la llegada al poder del actual partido AKP (Partido de la Justicia y del Progreso) de Tayyip Erdogan han tomado fuerza. El movimiento laico en Turquía se opone al Iislam como sistema político, pero parece que sea sólo el Ejército el que intenta mantener a Turquía en la línea de la laicidad. La cuestión es si el islam estará verdaderamente dispuesto a renunciar a su concepto de sociedad y de estado y a reconocer los derechos humanos de las minorías, sobre todo de los alevitas, que no son reconocidos como adeptos a una religión con sus instituciones y su identidad.
-¿Hay ámbitos de trabajo común con los musulmanes? Usted, personalmente, ¿colabora con ellos?
-Los ámbitos de colaboración son muy restringidos. Como comunidad franciscana, vivimos en diálogo abierto con todas las personas que encontramos. Se trata de un modo de presencia, que surge del seguimiento de san Francisco, un modo de llevar la esperanza y la salvación a todos los hombres. Fuera de los simposios islámico-cristianos, no hay otra colaboración con la Iglesia católica. La Iglesia católica no es reconocida por el Estado como institución moral. Esto impide la posibilidad de cooperación incluso en el apostolado caritativo, aunque Caritas como organización del Estado del Vaticano realiza una ayuda considerable en el ámbito social. Ahora bien, la comunidad cristiana de fieles que han nacido en Turquía ya se sienten felices si pueden vivir en paz con los demás en su vida cotidiana, en las relaciones de trabajo y en las simples relaciones interpersonales.
-¿La Iglesia católica es vista como signo de utilidad pública?
-Los políticos laicos, sobre todo los intelectuales, respetan a la Iglesia, la fe católica y las personas de la Iglesia y ven en la Iglesia un signo positivo para la vida del mundo. Pero para la mayoría, la Iglesia católica no tiene ninguna aportación que dar y no tiene ninguna utilidad pública. Ciertas corrientes influyentes en el periodismo nos miran como a intrusos, portadores de ideas extrañas y de turbación para la sociedad turca, intrusos de los que sería mejor liberarse.
-¿Qué significado piensa que tenga esta visita para la nación turca?
-En mi opinión, el aparato del Estado como incluso los políticos quieren dar una buena imagen y ven la visita del Papa como una ocasión única de promoción sobre el escenario internacional y en especial quieren hacer ver a Europa la apertura y tolerancia de Turquía. Juegan esta visita como una carta para su candidatura a la Unión Europea. Ciertamente no faltarán quienes se obstinen en sus prejuicios y seguirán tratando de presentar al Papa, a la Iglesia y a los católicos con colores sombríos y negativos
Fuente: agencia Zenit.org.

Don Jesús Blancornelas




Comentado en la III emisión de Imagen Informativa -90.5 de FM- que conduce el periodista Jorge Fernández Menéndez.

Murió un símbolo de la libertad de expresión en México: ¡Don Jesús Blancornelas!

Don Jesús perdió la batalla decisiva!
 
Dejo de existir este jueves 23 de noviembre a los 70 años de edad, cincuenta y uno de los cuales estuvo reporteando. Y murió quizás como consecuencia de los dos atentados que sufrió por la delincuencia organizada; el primero en 1987 – al final del gobierno de MMH-, cuando fue balaceado frente a sus oficinas. En noviembre de 1997 sufrió otro golpe a manos de 10 narcotraficantes su escolta, Luis Valero Elizaldi, murió en el ataque. Ese día 27 de noviembre cuatro balazos penetraron en su cuerpo, presuntamente en venganza por sus investigaciones sobre la delincuencia organizada.

La enchilada completa: Castañeda


Jorge Castañeda ayer con un grupo de dirigentes campesinos.
ESTÁ CERCA LA ENCHILADA COMPLETA, NO DEBEN PERMITIR QUE CALDERÓN SE RAJE; dijo.

La gran tarea de las organizaciones del sector rural y de los Partidos Políticos en este momento, es no permitir que el presidente electo, Felipe Calderón, se raje en exigir la firma de un acuerdo migratorio con EE UU, destacó ayer por la mañana -22 de noviembre- el ex canciller Jorge G astañeda, dentro del foro sobre la “Situación actual y perspectivas de las organizaciones rurales” convocado por siete organizaciones campesinas.

Durante el segundo foro para construir la agenda programática del Pacto para el Desarrollo Sustentable del Campo y la Gobernabilidad del País, convocado por las organizaciones UGOCM, CONSUCC, CAM, ALCANO, MIP, CONORAF, UCADERIS y CODUC, señaló también que la única forma de lograr que los países firmantes con México del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) apoyen al campo mexicano frente a un acuerdo que ya no se puede renegociar, es vendiéndoles que si no apoyan a las comunidades expulsoras el problema migratorio será de ellos, sobre todo de los Estados Unidos.

Castañeda señala que a diferencia de lo mencionado por los asesores del presidente electo, “se ha abierto una nueva ventana de oportunidades para que ahora si se logre la enchilada completa”.

Afirma que hace algunos meses el Senado de los Estados Unidos aprobó una reforma bastante favorable, bloqueada por la Cámara de Representantes, la cual aprobó al construcción de llamado Muro.

Sin embargo, dice que al haber recuperado la mayoría de la Cámara de Representantes los demócratas, “eso prácticamente asegura que el Senado retome su propuesta original, la propuesta McCain-Kennedy, y ya sabemos que Bush haría suya cualquier propuesta que saliera de ambas Cámaras del Congreso”.

Prosigue el ex canciller: “¿Qué contiene esta iniciativa? ¿Qué es importante para nosotros sobre todo en el campo? Contiene las dos cosas que siempre fueron necesarias para México, lo que siempre llamamos la enchilada completa. Por un lado, legalizar más o menos rápidamente, más o menos completamente, a todos nuestros paisanos que están en los Estados Unidos sin papeles, que hoy en día son alrededor de 6 millones.

“Debemos plantearlo, a sabiendas de que no necesariamente se logre que nos legalicen a todos de la noche a la mañana. En un mundo ideal es lo que nos gustaría”, añade.

Castañeda afirma, en cambio, “lo que sí es posible, es que legalicen al mayor número que se pueda en el menor tiempo que se pueda. Si nos legalizan a un 90% a lo largo de 3 años, pues son muy buenos, son muy, muy buenos. Si nos legalizan más y en menos tiempo, pues es mejor. Si nos legalizan un poco menos y en más tiempo, pues es peor, pero es fundamental que esto suceda y lo segundo es que se cree un programa de trabajadores temporales, semejante a los dos que existen y que ustedes conocen bien, que son el de H2A y H2B”.

A este respecto, y que fue una de las principales críticas a Castañeda durante su estancia en la Secretaría de Relaciones Exteriores, defiende su postura: “Lo que queremos es que los otros 300 mil compatriotas más o menos que se van cada año a Estados Unidos sin papeles, puedan irse ahora con papeles, con estos papeles de trabajadores temporales”.

“¿Por qué temporales? Porque la inmensa mayoría de nuestra gente lo que quiere es irse a trabajar allá 6 meses y volver a su casa en México y el año siguiente volverse a ir 6 meses y volver a casa y así sucesivamente, y a veces con el tiempo a los 4, 5 o 6 años uno se va a quedar porque se va a encontrar una novia, se va a casar o que sé yo. Pero la gran mayoría de nuestra gente lo que quiere es ir y venir, no quiere quedarse allá”.

Entonces, advierte, “necesitamos ese tamaño de acuerdo de trabajadores temporales. Y necesitamos que haya un paso del status de trabajador temporal al de residente permanente, si es que el trabajador, el compatriota, así lo desea”.

Porque, destaca también, la migración de México a los Estados Unidos, iniciada hace 120 años, no se va a acabar de la noche a la mañana así se creen más empleos, como tampoco inició con la firma del TLCAN.

“El político que lo diga está mintiendo, y el que lo prometa está mintiendo. Nuestra gente va a empezar a dejar de irse cuando pasen dos o tres cosas básicas:

“Primera y la más importante. Conforme vaya envejeciendo nuestra población, automáticamente se irá menos gente. El tema en todos los países que han reducido la migración, es el envejecimiento demográfico de su población y no hay ninguna razón para pensar que México sea distinto, somos iguales que todos los países.

“Y segundo. Cuando disminuya la brecha de salarios, nuestra gente dejará de irse, porque la gente que se va, tiene empleo y lo hace porque no es bien pagado. Porque por otro lado, si no tuviera empleo no tendría dinero para irse.

Finalmente, luego de una larga ronda de preguntas y respuestas, dijo que la única forma de lograr apoyos inmediatos al campo por parte de los Estados Unidos y Canadá antes de la apertura total de 2008, es vendiéndoles la idea de que el problema va a ser para ellos.

“Cuando les decimos que hay un problema migratorio, eso si funciona, a medias. Ahí sí tenemos un gancho. Si no nos dan dinero de apoyos compensatorios para la infraestructura, para generar empleos, para educación, para generar políticas sociales, en 2008 se va a ir la gente y el problema lo van a tener ustedes. Entonces, en lugar de gastar dinero en su barda, que además ni sirve ni existe, ni va a existir, gasten ese dinero en las comunidades donde va a tener mayor impacto la desgravación. Esa es una postura que quizá nos compren”, finalizó.