Según un sondeo del periódico The Washington Post, Obama sería presidente de los EE UU: tiene 10% de ventaja sobre McCain; Siete, según Gallup.
Los resultados de la encuesta indican que después del penúltimo debate presidencial el candidato demócrata aventaja por 10 puntos porcentuales a John McCain. (
El sondeo señala que el candidato republicano se ha estancado en los últimos días o incluso ha perdido terreno, mientras que Obama, por primera vez en la campaña electoral, saca buenas notas en política fiscal y liderazgo.
El sondeo señala que el candidato republicano se ha estancado en los últimos días o incluso ha perdido terreno, mientras que Obama, por primera vez en la campaña electoral, saca buenas notas en política fiscal y liderazgo.
Casi dos tercios de los votantes, el 64 por ciento, ve ahora al senador por Illinois con buenos ojos, lo que supone una mejora de seis puntos porcentuales comparado con los datos de septiembre.
Un tercio de los votantes afirma que tienen una mejor opinión de Obama después del debate, mientras que un ocho por ciento tiene una impresión negativa.
Más de una cuarta parte de los encuestados tiene una opinión negativa de McCain después del debate presidencial, más del doble de los que aseguran que su imagen ha mejorado.Aunque a esta altura hay pocas señales de progreso en las encuestas por parte de McCain, la historia muestra que los resultados de los sondeos que se publican a mediados de octubre todavía pueden dar un giro, aunque dar la vuelta a un déficit de dos dígitos sería un logro sin precedentes en la era moderna.En 1992 Bill Clinton aventajó con 14 puntos a George H.W. Bush en una encuesta del Washington Post y la cadena ABC, y en octubre de 1976 Jimmy Carter lideró las encuestas con 13 puntos sobre Gerald Ford. Ambos vencieron a sus rivales en las elecciones.
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McCain asegura que la batalla de la presidencia no está perdida
Obama propone medidas para promover la creación de empleo y aliviar la crisis
ANTONIO CAÑO - Washington - 14/10/2008
Mientras Barack Obama presenta nuevas propuestas para asegurarse el voto de la clase media, el candidato republicano John McCain intenta su enésima resurrección rescatando lo mejor del repertorio: su reconocido patriotismo, su capacidad de sacrificio, su espíritu de lucha para remontar lo que otra vez se le presenta como una misión imposible.
"Amigos, voy a plantearles la situación crudamente", dijo ayer a sus seguidores en Virginia Beach. "Quedan 22 días y estamos seis puntos por detrás [en realidad son 10, según la última encuesta del The Washington Post y siete según la medición diaria de Gallup], la prensa ya nos ha descartado, el senador Obama está tomando las medidas de las cortinas y planeando con [Nancy] Pelosi [presidenta de la Cámara de Representantes] y con el senador [Harry] Reid [líder de la mayoría demócrata en el Senado] subir los impuestos, aumentar el gasto y conceder la derrota en Irak. Pero se olvidan de que son ustedes los que van a decidir".
McCain ha creado una leyenda sobre su habilidad para retornar de la sombra. La última, en enero, en las primarias de New Hampshire, donde ganó después de haber estado a punto de retirar la candidatura y reemprendió el camino hacia la nominación.
El esfuerzo que ahora se le exige para revertir la tendencia en las circunstancias actuales, con una Administración republicana muy impopular y una enorme crisis económica en pleno desarrollo, es mayor, casi titánico, pero no completamente imposible.
Todavía estamos en una fase en la que otros candidatos en la historia han sido capaces de dar la vuelta a los pronósticos. Para conseguirlo, y después de incontables zigzags que han desvirtuado el mensaje original, McCain promete volver a ser John McCain, el verdadero y honrado disidente.
Es difícil de creer tras haber visto tantas versiones de él y después de la campaña de ataques personales contra Obama, pero sus portavoces aseguran que ésta, la del McCain cercano y resolutivo, es la apuesta que el candidato llevará mañana al último debate televisado y la que mantendrá hasta el 4 de noviembre. Los ataques quedarán limitados a las críticas a sus propuestas de Gobierno y a su inexperiencia, pero se evitará la propagación de calumnias e insultos que elevaron extraordinariamente la tensión de la campaña en los últimos días.
Vuelve a la escena el soldado y el político que habla a los ciudadanos de frente. Eso es, al menos, lo que sus estrategas prometen y lo que apuntó su discurso de ayer en Virginia Beach.
"Lo que América necesita en esta hora", dijo McCain, "es un luchador, alguien que ponga todas las cartas sobre la mesa y confíe en el juicio del pueblo americano. Vengo de una larga línea de McCains que creían que amar América es luchar por ella. He luchado toda mi vida. Hay otras formas de amar a este país, pero nunca he sido de los que lo hacen desde la orilla".
Varios cientos de kilómetros más al norte, en Toledo (Ohio), Barack Obama, al contrario que McCain, no incluyó modificaciones en su exitoso guión. Se limitó a reiterar el mensaje económico que ha dominado su campaña desde que la crisis financiera ocultó todo lo demás. El candidato demócrata ofreció un plazo de dos años de exención fiscal para las empresas que creen nuevos empleos y propuso una moratoria de 90 días en los embargos de viviendas por parte de los bancos que hayan sido favorecidos por la intervención del Estado.
"McCain está muy preocupado con perder estas elecciones, yo estoy preocupado por la economía. Nos enfrentamos a una emergencia económica que requiere medidas urgentes", dijo Obama al presentar lo que llamó "plan de rescate para la clase media". Con intención de aliviar a los sectores perjudicados por la crisis, pidió una compensación fiscal a los negocios de 3.000 dólares por cada puesto de trabajo creado y solicitó que se permita a los jubilados retirar hasta 10.000 dólares de sus planes de pensiones sin penalización.
Estas medidas, que la campaña de Obama ha sugerido que podrían ser aprobadas por la Administración actual, sin esperar al relevo en noviembre, intentan fortalecer la posición electoral del candidato demócrata en Estados en los que se mantiene la incertidumbre, como Florida, Ohio, Wisconsin o Pensilvania.
Obama propone medidas para promover la creación de empleo y aliviar la crisis
ANTONIO CAÑO - Washington - 14/10/2008
Mientras Barack Obama presenta nuevas propuestas para asegurarse el voto de la clase media, el candidato republicano John McCain intenta su enésima resurrección rescatando lo mejor del repertorio: su reconocido patriotismo, su capacidad de sacrificio, su espíritu de lucha para remontar lo que otra vez se le presenta como una misión imposible.
"Amigos, voy a plantearles la situación crudamente", dijo ayer a sus seguidores en Virginia Beach. "Quedan 22 días y estamos seis puntos por detrás [en realidad son 10, según la última encuesta del The Washington Post y siete según la medición diaria de Gallup], la prensa ya nos ha descartado, el senador Obama está tomando las medidas de las cortinas y planeando con [Nancy] Pelosi [presidenta de la Cámara de Representantes] y con el senador [Harry] Reid [líder de la mayoría demócrata en el Senado] subir los impuestos, aumentar el gasto y conceder la derrota en Irak. Pero se olvidan de que son ustedes los que van a decidir".
McCain ha creado una leyenda sobre su habilidad para retornar de la sombra. La última, en enero, en las primarias de New Hampshire, donde ganó después de haber estado a punto de retirar la candidatura y reemprendió el camino hacia la nominación.
El esfuerzo que ahora se le exige para revertir la tendencia en las circunstancias actuales, con una Administración republicana muy impopular y una enorme crisis económica en pleno desarrollo, es mayor, casi titánico, pero no completamente imposible.
Todavía estamos en una fase en la que otros candidatos en la historia han sido capaces de dar la vuelta a los pronósticos. Para conseguirlo, y después de incontables zigzags que han desvirtuado el mensaje original, McCain promete volver a ser John McCain, el verdadero y honrado disidente.
Es difícil de creer tras haber visto tantas versiones de él y después de la campaña de ataques personales contra Obama, pero sus portavoces aseguran que ésta, la del McCain cercano y resolutivo, es la apuesta que el candidato llevará mañana al último debate televisado y la que mantendrá hasta el 4 de noviembre. Los ataques quedarán limitados a las críticas a sus propuestas de Gobierno y a su inexperiencia, pero se evitará la propagación de calumnias e insultos que elevaron extraordinariamente la tensión de la campaña en los últimos días.
Vuelve a la escena el soldado y el político que habla a los ciudadanos de frente. Eso es, al menos, lo que sus estrategas prometen y lo que apuntó su discurso de ayer en Virginia Beach.
"Lo que América necesita en esta hora", dijo McCain, "es un luchador, alguien que ponga todas las cartas sobre la mesa y confíe en el juicio del pueblo americano. Vengo de una larga línea de McCains que creían que amar América es luchar por ella. He luchado toda mi vida. Hay otras formas de amar a este país, pero nunca he sido de los que lo hacen desde la orilla".
Varios cientos de kilómetros más al norte, en Toledo (Ohio), Barack Obama, al contrario que McCain, no incluyó modificaciones en su exitoso guión. Se limitó a reiterar el mensaje económico que ha dominado su campaña desde que la crisis financiera ocultó todo lo demás. El candidato demócrata ofreció un plazo de dos años de exención fiscal para las empresas que creen nuevos empleos y propuso una moratoria de 90 días en los embargos de viviendas por parte de los bancos que hayan sido favorecidos por la intervención del Estado.
"McCain está muy preocupado con perder estas elecciones, yo estoy preocupado por la economía. Nos enfrentamos a una emergencia económica que requiere medidas urgentes", dijo Obama al presentar lo que llamó "plan de rescate para la clase media". Con intención de aliviar a los sectores perjudicados por la crisis, pidió una compensación fiscal a los negocios de 3.000 dólares por cada puesto de trabajo creado y solicitó que se permita a los jubilados retirar hasta 10.000 dólares de sus planes de pensiones sin penalización.
Estas medidas, que la campaña de Obama ha sugerido que podrían ser aprobadas por la Administración actual, sin esperar al relevo en noviembre, intentan fortalecer la posición electoral del candidato demócrata en Estados en los que se mantiene la incertidumbre, como Florida, Ohio, Wisconsin o Pensilvania.