Ban Ki-Moon, ministro de Exteriores de Corea del Sur, Exteriores, fue nombrado este viernes 13 de octubre secretario general de la ONU; su nombramiento fue ratificado mediante una resolución adoptada por aclamación por los 192 Estados miembros de la Asamblea General.
Días antes había logrado 14 votos a favor (de 15) del Consejo de Seguridad, incluido los cinco miembros permanentes -EE UU, Reino Unido, Francia, Rusia y China- que son decisivos para que un candidato sea elegido, por tener derecho a veto.
Días antes había logrado 14 votos a favor (de 15) del Consejo de Seguridad, incluido los cinco miembros permanentes -EE UU, Reino Unido, Francia, Rusia y China- que son decisivos para que un candidato sea elegido, por tener derecho a veto.
Ban Ki-Moon tiene 62 años, nació el 13 de junio de 1944 al fin de la segunda guerra munidal; asumirá el cargo el próximo 1 de enero hasta el 31 de diciembre del 2011; es el octavo secretario general en la historia de la ONU, y el segundo asiático que logra este cargo, después del birmano U Thant (1961-1971).
Sucederá en el cargo a Kofi Annan(1997-2006), de quien dijo que "ha liderado a la organización hacia el siglo XXI", y la ha convertido en un instrumento indispensable para la paz y la prosperidad.
Para Ban, una de las prioridades es seguir con la agenda de reforma y de revitalización del organismo iniciada por Annan. El fortalecimiento del multilateralismo, según anotó, también será central en su mandato, tanto en la resolución de conflictos por medios pacíficos, como los de Asia y Oriente Medio, así como en la lucha contra el terrorismo y en el respeto de los derechos humanos.
Pidió ayuda a los Estados miembros para continuar con los esfuerzos hacia la erradicación de la pobreza y la consecución de otros de los objetivos de Desarrollo del Milenio, que fijaron jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre del 2000.
Ban procede de una familia rural surcoreana y escaló en el mundo de la política y la diplomacia hasta convertirse ministro de Exteriores de su país en el 2004. Se graduo en relaciones internacionales por la Universidad Nacional de Seul (1970); hizo el Master en Administración pública en la John F. Kennedy School of Government en la Universidad de Harvard.
¡Felicidades Señor Ban Ki-Moon! Tiene Ud. una enorme responsabilidad.
Por cierto, el periódico madrileño El País le dedica el editorial de este viernes 13; Las tareas de Ban
Lo reproduzco completo:
La Asamblea General, a propuesta del Consejo de Seguridad, debe elegir hoy por aclamación al ministro de Exteriores surcoreano, Ban Ki-moon, sucesor a partir de enero de Kofi Annan al frente de la secretaría general de la ONU. Gracias a un turno geográfico bastante absurdo, será el segundo asiático (tras el birmano U Thant entre 1961 y 1971) en ocupar el cargo, justo en un momento muy delicado para el continente asiático, cuando el equilibrio militar se ve gravemente afectado por al anuncio norcoreano de una prueba nuclear. Ban Ki-moon llega en un momento oportuno, pues ése es un dossier que se sabe al dedillo. Annan nunca pudo viajar a Pyongyang en sus 10 años de mandato. El surcoreano, firme partidario de la negociación y de la ayuda económica a Corea del Norte, tiene la intención de hacerlo.
Pero ésta no es la mayor tarea que le aguarda. Y no lo es ni siquiera Irán, sino poner orden en la ONU y hacer funcionar la organización. Los Estados miembros han preferido traer a un diplomático experimentado de fuera que volver a encaramar a un funcionario de dentro, como ocurrió con Annan. La ONU está en un momento lamentable: las operaciones de paz dirigidas por la organización han dejado mucho que desear. Annan ha permitido que avanzara la gangrena de la corrupción y el nepotismo en la organización. Y los nuevos pasos organizativos dados, como la creación del Consejo de Derechos Humanos, no han colmado las esperanzas que despertaron. La ONU, empezando por el Consejo de Seguridad, necesita una reforma en profundidad: Ban debe convencer de ello a todos, especialmente a los miembros permanentes del Consejo.
Para poner en forma a una ONU deprimida y seriamente cuestionada por EE UU no basta con limpiar la fachada. La organización debe seguir avanzando para forzar a los Estados miembros al cumplimiento de los Objetivos del Milenio y rebajar significativamente los niveles de pobreza y de falta de sanidad en el mundo, lo que implica, ante todo, rescatar a África.
¿Es Ban Ki-moon la persona adecuada? Le costará ponerse a la altura de la imagen pública que personalmente deja Kofi Annan. Discreto, claro, humilde y trabajador infatigable, con experiencia en las Naciones Unidas y bien visto por Washington, el surcoreano puede sorprender. La ONU y el mundo lo necesitan.