Ana Paula Ordorica entrevista a John Bailey
Publicado en Excelsior (www.exonline), 27 de octubre de 2008;
Las autoridades mexicanas tienen razón cuando exigen mayor compromiso en el combate al crimen organizado, pues “las cosas parecen caminar en el discurso, pero no en la práctica”, sostiene John Bailey, cataderático de la Universidad de Georgetown y experto en la relación México-Estados Unidos en materia de seguridad.
A unos días de que los electores del vecino país del norte decidan quién será el relevo de George W. Bush, el especialista asegura que, ya sea que llegue a la Casa Blanca el demócrata Barack Obama o el republicano John McCain, la cooperación anticrimen no se verá afectada.
—¿Cómo se ve a México en Estados Unidos en materia de seguridad, sobre todo a raíz del ataque del consulado estadunidense en Monterrey?
—Evidentemente este ataque cambia toda la dinámica del crimen organizado; estamos ya hablando de narcoterrorismo. Desde el ataque el 15 de septiembre en Morelia con granadas, lo que hay es un cambio cualita-tivo importante en la forma de actuar del crimen organizado. Basta tomar en cuenta que el ataque en Monterrey fue hecho a una sede estadunidense.
“La mejor muestra de que en Estados Unidos vemos este cambio hacia el narcoterrorismo fue el editorial del diario Washington Post del 15 de septiembre, en el que se habla de México con un lenguaje semicatastrófico en el que se equipara con la situación que vive Irak y Afganistán por el número de muertes por día. Simplemente en este año ha habido más muertes en México a causa del crimen organizado que en Afganistán.”
—Hace unos días estuvo el procurador estadunidense, Michael Muckasey, de visita en México y dijo que lo que se vive en nuestro país no se puede llamar terrorismo. Ahora usted nos dice lo contrario. ¿Está en desacuerdo con Muckasey?
-Definitivamente. Lo que vemos en México es un cambio cualitativo importante y estamos hablando de narcoterrorismo en donde lo que busca el crimen organizado es elevar el nivel de violencia para que el gobierno mexicano le dé más espacio de maniobra.
—El secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, ha sido enfático al decir que se requiere mayor cooperación de Estados Unidos en materia de seguridad; que la situación actual es una en la que México está poniendo los muertos, mientras Estados Unidos pone las armas y los consumidores ¿Qué opina? ¿Hace Estados Unidos su parte en la tarea de luchar en contra del tráfico de armas y consumo de drogas?
—Genaro García Luna tiene toda la razón. Estados Unidos no ha hecho nada para frenar el flujo de armas ni la demanda interna de drogas. Se ha dicho mucho; las cosas parecen caminar en el discurso, pero no en la práctica.
—¿Por qué?
—Existe el mito de los grandes intereses como el de la Asociación Nacional del Rifle, la NRA, que están en contra de cualquier regulación en materia de posesión y uso de armas. Los primeros que se creen ese mito son los políticos en Estados Unidos. Las encuestas serias que se han levantado al respecto apuntan a que la mayoría de los ciudadanos están en favor de un mayor control sobre la venta y uso de armas, pero no se les hace caso. Es increíble, por ejemplo, que existan más reglas sobre la fabricación de videojuegos que sobre la compra y venta de armas en Estados Unidos.
—¿Cómo ve la estrategia del gobierno de Felipe Calderón en contra del crimen organizado?
—Calderón heredó una situación muy grave, muy deteriorada, en la que no contaba con las herramientas clave para enfrentar al crimen organizado. Esto lo obligó a recurrir al Ejército, que en definitiva no es la herramienta adecuada para esta lucha, pero, a falta de un buen sistema de inteligencia y una policía capaz, no quedó otra alternativa.
—Ahora el Presidente firmó un Acuerdo Nacional de Seguridad con los gobiernos estatales, en el que se comprometen a entregar resultados en la materia en un lapso de 100 días. ¿Se pueden entregar resultados en este tiempo?
—Más allá de establecer periodos fijos para entregar resultados, lo importante es buscar crear el consenso político para hacer un frente común al crimen organizado. Si el acuerdo ha logrado eso, adelante.
—¿Cuál es su opinión de la Iniciativa Mérida?
—Estoy completamente a favor de ella, no tanto por el monto y los recursos que implica, sino más bien porque es una llamada que muestra que los políticos en Estados Unidos se han despertado para darse cuenta, de una vez por todas, de que la situación de seguridad en Centroamérica y México es grave.
—¿Cómo ve el nombramiento del ingeniero Jorge Tello Peón como asesor del presidente Calderón en materia de seguridad?
—Lo veo excelente. Él es un profesional en materia de seguridad pública y le deseo toda la suerte. Ahora será primordial que, no importando que concluya el gobierno de Calderón en 2012, se dé continuidad a los esfuerzos que estamos viendo que se están haciendo. Que este liderazgo se mantenga en México.
—¿Ve distinto el escenario de cooperación bilateral en materia de seguridad de ganar Barack Obama o John McCain la próxima elección en EU?
—Si pensamos que la Iniciativa Mérida fue acordada con el presidente George W. Bush, del Partido Republicano, y que fue aprobada por el Congreso con mayoría demócrata, la lectura es que ambos partidos están comprometidos con la cooperación en materia de seguridad y por ello no tendríamos razón para ver diferencias de llegar uno u otro candidato a la Casa Blanca.
A unos días de que los electores del vecino país del norte decidan quién será el relevo de George W. Bush, el especialista asegura que, ya sea que llegue a la Casa Blanca el demócrata Barack Obama o el republicano John McCain, la cooperación anticrimen no se verá afectada.
—¿Cómo se ve a México en Estados Unidos en materia de seguridad, sobre todo a raíz del ataque del consulado estadunidense en Monterrey?
—Evidentemente este ataque cambia toda la dinámica del crimen organizado; estamos ya hablando de narcoterrorismo. Desde el ataque el 15 de septiembre en Morelia con granadas, lo que hay es un cambio cualita-tivo importante en la forma de actuar del crimen organizado. Basta tomar en cuenta que el ataque en Monterrey fue hecho a una sede estadunidense.
“La mejor muestra de que en Estados Unidos vemos este cambio hacia el narcoterrorismo fue el editorial del diario Washington Post del 15 de septiembre, en el que se habla de México con un lenguaje semicatastrófico en el que se equipara con la situación que vive Irak y Afganistán por el número de muertes por día. Simplemente en este año ha habido más muertes en México a causa del crimen organizado que en Afganistán.”
—Hace unos días estuvo el procurador estadunidense, Michael Muckasey, de visita en México y dijo que lo que se vive en nuestro país no se puede llamar terrorismo. Ahora usted nos dice lo contrario. ¿Está en desacuerdo con Muckasey?
-Definitivamente. Lo que vemos en México es un cambio cualitativo importante y estamos hablando de narcoterrorismo en donde lo que busca el crimen organizado es elevar el nivel de violencia para que el gobierno mexicano le dé más espacio de maniobra.
—El secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, ha sido enfático al decir que se requiere mayor cooperación de Estados Unidos en materia de seguridad; que la situación actual es una en la que México está poniendo los muertos, mientras Estados Unidos pone las armas y los consumidores ¿Qué opina? ¿Hace Estados Unidos su parte en la tarea de luchar en contra del tráfico de armas y consumo de drogas?
—Genaro García Luna tiene toda la razón. Estados Unidos no ha hecho nada para frenar el flujo de armas ni la demanda interna de drogas. Se ha dicho mucho; las cosas parecen caminar en el discurso, pero no en la práctica.
—¿Por qué?
—Existe el mito de los grandes intereses como el de la Asociación Nacional del Rifle, la NRA, que están en contra de cualquier regulación en materia de posesión y uso de armas. Los primeros que se creen ese mito son los políticos en Estados Unidos. Las encuestas serias que se han levantado al respecto apuntan a que la mayoría de los ciudadanos están en favor de un mayor control sobre la venta y uso de armas, pero no se les hace caso. Es increíble, por ejemplo, que existan más reglas sobre la fabricación de videojuegos que sobre la compra y venta de armas en Estados Unidos.
—¿Cómo ve la estrategia del gobierno de Felipe Calderón en contra del crimen organizado?
—Calderón heredó una situación muy grave, muy deteriorada, en la que no contaba con las herramientas clave para enfrentar al crimen organizado. Esto lo obligó a recurrir al Ejército, que en definitiva no es la herramienta adecuada para esta lucha, pero, a falta de un buen sistema de inteligencia y una policía capaz, no quedó otra alternativa.
—Ahora el Presidente firmó un Acuerdo Nacional de Seguridad con los gobiernos estatales, en el que se comprometen a entregar resultados en la materia en un lapso de 100 días. ¿Se pueden entregar resultados en este tiempo?
—Más allá de establecer periodos fijos para entregar resultados, lo importante es buscar crear el consenso político para hacer un frente común al crimen organizado. Si el acuerdo ha logrado eso, adelante.
—¿Cuál es su opinión de la Iniciativa Mérida?
—Estoy completamente a favor de ella, no tanto por el monto y los recursos que implica, sino más bien porque es una llamada que muestra que los políticos en Estados Unidos se han despertado para darse cuenta, de una vez por todas, de que la situación de seguridad en Centroamérica y México es grave.
—¿Cómo ve el nombramiento del ingeniero Jorge Tello Peón como asesor del presidente Calderón en materia de seguridad?
—Lo veo excelente. Él es un profesional en materia de seguridad pública y le deseo toda la suerte. Ahora será primordial que, no importando que concluya el gobierno de Calderón en 2012, se dé continuidad a los esfuerzos que estamos viendo que se están haciendo. Que este liderazgo se mantenga en México.
—¿Ve distinto el escenario de cooperación bilateral en materia de seguridad de ganar Barack Obama o John McCain la próxima elección en EU?
—Si pensamos que la Iniciativa Mérida fue acordada con el presidente George W. Bush, del Partido Republicano, y que fue aprobada por el Congreso con mayoría demócrata, la lectura es que ambos partidos están comprometidos con la cooperación en materia de seguridad y por ello no tendríamos razón para ver diferencias de llegar uno u otro candidato a la Casa Blanca.