El Presidente Calderón en la Presentación del Informe de Desarrollo Humano 2009
Lunes, 5 de Octubre de 2009 Discurso
Ciudad de México
Gracias, amigas y amigos. Muy buenos días.
Señor licenciado Juan Sabines Guerrero, Gobernador del Estado de Chiapas; doctor Marco Antonio Adame Castillo, Gobernador del Estado de Morelos.
Muy especialmente quiero darle la bienvenida a este primer acto que tenemos, público, al doctor Fernando Toranzo Fernández, Gobernador del Estado de San Luis Potosí.
Le deseo el mejor de los éxitos en su gestión, doctor, al frente de los potosinos.
Saludo también al doctor Magdy Martínez-Solimán, Representante Residente del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo; al doctor Francisco Rodríguez Caballero, Director de Investigaciones del Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
Al doctor Kandeh Yumkella, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial. Bienvenido.
A los distinguidos integrantes del Cuerpo Diplomático acreditado en México.
Agradezco mucho la presencia de Embajadoras, Embajadores acreditados en nuestro país.
A las y los representantes de organismos internacionales en México.
Muy apreciadas, muy apreciados académicos del país y vinculados con los temas de desarrollo.
A las legisladoras y los legisladores presentes.
A todos ustedes, amigas y amigos, muy buenos días.
Primero. Quiero agradecer a las Naciones Unidas esta enorme distinción, doctor. Es una distinción para México que la Organización de las Naciones Unidas haya decidido presentar en nuestro país el Informe sobre Desarrollo Humano 2009; tengo entendido, para América Latina, son las notas que yo tengo, pero me acaba de aclarar el doctor Martínez que en realidad es una presentación, es una primicia al mundo el Informe de Desarrollo Humano, desde luego, muy enfocado por el área de quienes lo elaboran, en nuestro Continente. Pero es importante, descubrí en el Informe que he recibido hace un momento, la escala de países que son evaluados por las Naciones Unidas para el Desarrollo y que mide, precisamente, cómo evoluciona cada país.
Quizá no estemos todos familiarizados con el tema del desarrollo humano, pero simplemente explico que, conforme a ciertos indicadores, se toma una medida. En el tema de salud, por ejemplo, un indicador medular es la esperanza de vida; si la esperanza de vida en un país aumenta, aumenta el Índice de Desarrollo Humano para ese país.
Otro indicador importante en lo económico es, por ejemplo, el ingreso per cápita. Si el ingreso per cápita aumenta en ese país, aumenta el indicador de desarrollo humano. La escolaridad misma, la promedio, o el analfabetismo, por ejemplo, son indicadores relativos a educación que aumentan o disminuyen el desarrollo humano.
Hecha esta aclaración, reitero lo que han dicho mis predecesores en el uso de la palabra, que el Índice de Desarrollo Humano agrupa todos los ámbitos y es una manera de medir a los países. Es una manera en la cual las naciones somos evaluadas, precisamente, a partir del grado de evolución de distintas variables en una sociedad.
Ahora bien, como ya se explicaba también por ellos, el Índice de Desarrollo Humano va, fundamentalmente, de cero a uno; entendiendo que quien tiene el indicador número uno, el casi imposible, digamos, es quien tiene, prácticamente, un nivel de desarrollo humano completo.
Y quiero decir que en el caso de algunos países nórdicos, lo explicaba el doctor, creo que es el caso de Noruega, el Índice de Desarrollo Humano ya es 0.9; es decir, 0.90 y tantos, yo creo, en los decimales debe ser, incluso, más elevado; es un país que tiene plenamente satisfecha su demanda educativa, de salud, que tiene indicadores de bienestar bien altos y, por supuesto, tiene niveles de recaudación también superiores a más del 45 por ciento de su Producto Interno Bruto. Comparado con otros países, en el caso de México, en el que su recaudación no petrolera apenas rebasa el 10 por ciento del PIB.
Yo quiero reconocer la labor del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
Por qué.
Porque es una muestra palpable y muy valiosa del trabajo de la ONU en todo el mundo. Es por esa razón que México comparte el interés en temas muy de Naciones Unidas y de su Programa para el Desarrollo, como es el combate a la pobreza, por supuesto; la equidad de género, que es un indicador muy poderoso en el indicador de desarrollo humano, el cambio climático o bien el fortalecimiento institucional, el fortalecimiento democrático de los países.
Sobre todo comparto, amigas y amigos, la convicción de que el desarrollo humano es la base más firme para que todos los habitantes puedan alcanzar una vida de bienestar y de progreso.
Quiero señalar, además, que el Plan Nacional de Desarrollo de mi Gobierno, precisamente, se basa en el desarrollo humano sustentable; esa es la guía, esos son los principios que inspiran el desarrollo humano sustentable, y los principales indicadores de desarrollo humano están, incluso, vinculados a las Metas del Milenio, también impulsadas por las Naciones Unidas en su compromiso con el desarrollo humano.
Celebro que este Informe, al igual de cada uno de los informes o anuales o bianuales que ha hecho las Naciones Unidas, se enfoquen a un tema en lo particular; y celebro que en esta ocasión el Informe examine la movilidad, la migración en el desarrollo humano y documente tendencias que desmitifican a la migración.
Primero. Por ejemplo, no siempre son los más pobres los que emigran.
Segundo. La tasa anual de migrantes en el mundo mantiene una constante, por lo que podemos hablar de una tasa, digamos, normal o una tasa esperable de migración, de alrededor de tres por ciento de la población mundial.
Tercero. Que sólo el 10 por ciento de los flujos migratorios se produce en países en desarrollo hacia naciones desarrolladas, un dato sumamente interesante.
Cuarto. Que los migrantes no quitan empleos y no afectan los salarios de los trabajadores de los países a los que emigran, algo que también hemos tenido que batallar mucho los mexicanos, por ejemplo, en Estados Unidos, contra ese mito de que los migrantes desplazan mano de obra en los Estados Unidos. Este documento prueba que no es así.
Y quinto. Que los migrantes dinamizan ambas economías, tanto a la economía que los recibe y, por cierto, la migración latinoamericana y mexicana, en particular, ha sido clave en el desarrollo económico de los Estados Unidos durante más de la mitad, de la segunda mitad del siglo pasado.
Y, dos. Obviamente, como es el caso de México, benefician al país de donde emigran por las remesas que envían a sus familiares entre otras cosas.
El estudio concluye que la movilidad beneficia a ambas naciones. Y más importante, amigas y amigos. Señala que de reducirse las barreras que frenan a la movilidad de las personas, de darse un trato digno a quienes migran se pueden obtener grandes frutos del desarrollo; es decir, la integración económica, que es pieza esencial de una economía global a nivel internacional, no puede darse sin una movilidad laboral plena. Y ahí me parece que tiene que enfocarse, precisamente, el esfuerzo de las naciones.
Por eso, México concuerda con las recomendaciones aquí contenidas para flexibilizar las vías de entrada entre los países y facilitar la migración de los trabajadores; lo queremos para los trabajadores mexicanos que van hacia Estados Unidos y, también, debemos hacerlo para trabajadores migratorios que vienen, especialmente, de Centroamérica hacia nuestro país.
Y nuestro objetivo es que la frontera sur se convierta, amigas y amigos, por muy difícil que ello parezca, por el grado de atraso que hoy tiene, se convierta, verdaderamente, en una frontera de oportunidades.
Los mexicanos sabemos que los migrantes toman la decisión más difícil de su vida, que es la de dejar a su tierra, a sus seres queridos, a sus amigos, en busca de oportunidades de superación; son personas con sueños y con aspiraciones que merecen todo nuestro respeto.
Y, por eso, hemos avanzando y debemos avanzar más, precisamente, en la defensa de los derechos humanos de los migrantes. En esto, por ejemplo, hemos, primero, tomado medidas para garantizar que quienes ingresan sin documentos a nuestro territorio sean tratados con dignidad por la autoridad; y tenemos que exigirlo a nuestros oficiales migratorios y de aduanas, y policiacos, y lo estamos haciendo.
Y tenemos que enfrentar el trato inhumano, vejatorio, que ahora sufren los migrantes, precisamente, a manos de los criminales que comercializan, precisamente, los flujos ilegales en nuestro país y en otros países.
Segundo. Hemos modernizado y simplificado trámites para entregar permisos de visita y permisos de trabajo a extranjeros que lo solicitan en la frontera sur; es decir, el trabajador centroamericano: guatemalteco, beliceño, hondureño, puede venir a México, precisamente, a realizar trabajos en el sureste del país.
Tercero. Hemos reforzado las medidas para prevenir los abusos de los funcionarios de Migración, como lo he dicho antes; desarticular redes muy arraigadas y muy viejas de corrupción, y persiguiendo penalmente las irregularidades reportadas.
Sabemos, amigas y amigos, que ninguna política migratoria puede estar por encima de los derechos de las personas. Y por eso, reiteramos nuestra postura en favor de una migración legal, ordenada, segura y, sobre todo, respetuosa de la dignidad humana.
Más allá, amigas y amigos, de este análisis temático del Informe sobre Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, y que además ya se ha consolidado como un instrumento indispensable para establecer comparaciones sobre el avance social que hay en los países; para conocer el grado de educación, de ingreso per cápita, es una información muy valiosa, porque nos permite a los gobernantes corregir errores, reforzar lo que está bien hecho, ajustar nuevas propuestas para la acción.
En el caso de México, este Reporte sobre Desarrollo Humano trae buenas noticias. Buenas noticias, como es el hecho de que México haya remontado, precisamente, en la escala, en el Índice de Desarrollo Humano en el mundo.
Si se analiza, son pocos, son menos los países que han mejorado en el Índice de Desarrollo Humano, que los que se han mantenido estables o incluso empeorado en sus posiciones.
Por eso, me alegra mucho que en el caso de México el reporte que hoy se presenta, y seguramente estará a la disposición de todos prontamente, trae buenas noticias para el país. Es decir, la buena noticia es que México mejora en su evaluación de desarrollo humano en el periodo que se analiza. Hay otros factores que a mí me interesaría destacar:
Uno. Es que del año 2000 a 2007, que es el año con el que concluye este Reporte, México mejora significativamente. Pasa de 0.81 a 0.854; es decir, cuatro lugares.
Pero algo específico, porque tiene también ya que ver una parte con mi Gobierno, es que el mayor ímpetu se da entre 1985, perdón, 2005 y 2007, cuando México pasa de 0.829 a 0.854; es decir, entre 2000 y 2005 México subió, y si me permiten, un decimal en el Índice de Desarrollo Humano, pero entre 2005 y 2007 subió tres decimales o tres centésimos, perdón, en el Índice de Desarrollo Humano.
Esto quiere decir que las políticas públicas orientadas al desarrollo humano son las correctas y han funcionado en condiciones de estabilidad. Ello indica que la ruta que seguimos en materia de política social, en condiciones iguales, ceteris paribus, como dicen los científicos, es la política social correcta.
Significa que dieron resultado programas como Oportunidades, que impulsan el desarrollo de capacidades básicas de las familias más pobres del país. Oportunidades, lo demuestra este Informe, ha demostrado ser una herramienta poderosa para mejorar la alimentación, para mejorar la salud, para mejorar la educación de las familias atendidas.
Y eso es fundamental, amigas y amigos, para que ellas puedan salir con su propio esfuerzo; pero también es fundamental para decidir cuáles deben ser los programas públicos, las políticas públicas que debe sostener y fortalecer el Gobierno.
Y no sólo es el Informe de Naciones Unidas. Son, como ya dijo el Secretario del ramo, más de 90 evaluaciones externas, la mayoría de ellas, a que ha sido sometido Oportunidades desde su creación. Es la réplica de este Programa en varios países del mundo, aún con diferentes nombres que, precisamente, buscan lo que Oportunidades busca.
Y se trata de un Programa alejado de prácticas asistencialistas o paternalistas. No se trata de regalar dinero y mucho menos a cambio de apoyo electoral, sino se trata de un apoyo en el ingreso, acompañado con la responsabilidad, a cargo de la familia beneficiaria de llevar a sus hijos a la escuela y de ir al médico, de asistir a los cursos de nutrición y de mejora de la vida familiar.
Es decir, acompañar un programa de ingreso y de transferencia directa, condicionado a la puesta en práctica de actividades que cambian estructuralmente la composición de la pobreza, como es la educación y la salud.
Este avance también indica que están rindiendo frutos las crecientes inversiones en atención a los grupos sociales más vulnerables. Ha rendido frutos en la ampliación de la cobertura de salud, por ejemplo. Ha rendido fruto, qué duda cabe, el hecho de que se haya creado el Seguro Popular, que es en este periodo, y también que hayamos triplicado el gasto del Seguro Popular en tres años, el primero de los cuales está sujeto al indicador de evaluación que hoy comentamos.
Claramente, la reducción en México, por ejemplo, de la mortalidad materno-infantil, la reducción de los índices de pobreza registrados en esos años, y ahora me voy a referir enfáticamente a ese tema, demuestran que en condiciones estables, en condiciones usuales, los programas han funcionado, han mejorado el indicador de desarrollo humano en el país y son los programas correctos.
Ahora bien, cabe destacar, amigas y amigos, que este ascenso que tiene México en el Indicador de Desarrollo Humano, por un lado, se logró a pesar de tasas de crecimiento muy bajas que se tuvieron en el país. Por eso, por una parte, es vital alcanzar los acuerdos estructurales necesarios para que la economía crezca y vaya más rápido; para que la economía siga, de acuerdo con la agenda que he propuesto para discusión el 2 de septiembre, siga haciendo cambios medulares para que el crecimiento económico también incida en el crecimiento del desarrollo humano.
Y segundo. Amigas y amigos, también hay que decirlo, que este Informe concluye en el 2007, e insisto en ello porque posterior, ya parte en el 2007 pero, sobre todo, en 2008 y este 2009, se presentaron dos crisis medulares que afectaron sustancialmente a la población más pobre en México y en el mundo.
Es de esperarse, por desgracia, que la crisis alimentaria que llevó los precios de los llamados commodities, de las materias primas, los precios, sí, del petróleo, pero también los precios del maíz, y del trigo, y del arroz, y del frijol, de los alimentos y del aceite de cocina; lo básico para la gente, es previsible que ese aumento haya traído un aumento de la pobreza, y así fue en México. Y el cálculo es, además, elemental.
Si calculamos que la gente que vive en pobreza extrema destina, por lo menos, el 50 por ciento de su gasto en alimentos y en esos años los alimentos aumentaron 20 por ciento de precio, quiere decir que la incidencia en la pobreza extrema fue de diez por ciento en términos absolutos. Quiere decir que aumentó la pobreza extrema en el mundo y aumentó en nuestro país, también. Como yo comentaba hace unos días, y aquí refrendó el Secretario Cordero, pasó de 14 millones a más de 19 millones de personas las que viven, casi 20, en pobreza extrema.
Eso qué significa, amigas y amigos.
Significa que, dado que hay un cambio sustancial en las condiciones económicas de México y del mundo, también debe haber un cambio sustancial en la política social.
Que a pesar de la adversidad económica, tenemos que ir más aprisa y más a fondo en el combate a la pobreza. Que no basta decir que la crisis económica se sufre por todos, porque quien más la sufre es la gente que menos dinero tiene.
Y, por la misma razón, todos, absolutamente todos y particularmente quienes tenemos mayores capacidades de ingreso, mayores privilegios, mayores posibilidades económicas, todos, y especialmente quien más tiene, tenemos la obligación de aportar y aportar más para la gente que menos tiene.
Hoy, la crisis económica no debe hacernos retroceder en nuestra meta de combatir y erradicar la pobreza extrema. Hoy, la crisis económica y alimentaria no deben hacernos retroceder en el terreno ganado y reflejado en el Informe de Desarrollo Humano de Naciones Unidas por parte de nuestro país.
Es decir, debemos evitar a toda costa que los mexicanos que lograron elevar sus niveles de bienestar, que lograron reducir sus niveles de pobreza vuelvan, otra vez, a la situación de pobreza extrema en que vivían.
Por eso, amigas y amigos, insisto. La propuesta económica que he enviado al Congreso de la Unión, se hace cargo de la realidad que está viviendo México.
Y cuál es esa realidad, amigas y amigos.
Primero. Que sí, tenemos una reducción y una reducción drástica de los ingresos públicos; si hay una reducción en la sociedad, también lo hay en el Gobierno, porque las empresas contribuyen menos, porque tienen menos utilidades y pagan menos impuestos.
Y por esa razón, México perdió de 2008 a 2009, casi 170 mil millones de pesos de ingreso. Pero no ha sido lo único, ni ha sido lo más grave. Lo más grave ha sido la caída en la producción petrolera de México, que de 2008 a 2009, se redujo en 215 mil barriles diarios de petróleo. Combinado a la caída de los precios del petróleo, eso significa que los mexicanos perdimos en ingresos públicos, más de 300 mil millones de pesos en un año; es decir, tres veces más de lo que se recaudaría con la Reforma Fiscal, cualquiera que se hubiese propuesto.
Y qué es lo que hace el Paquete que he propuesto al Congreso de la Unión. Hacerse cargo de esa realidad en sus dos vertientes: se hace cargo de la caída de ingresos y, en consecuencia, buscamos más ingresos, buscamos cortar severamente el gasto del Gobierno.
Nunca, nunca en México se había propuesto la desaparición de tres Secretarías de Estado, al mismo tiempo.
Buscamos también más endeudamiento, dentro de una propuesta que mantenga el equilibrio estructural de finanzas públicas, una vez pasada la recesión. Pero también buscamos más ingreso.
Es decir, a la vez que estamos corrigiendo las finanzas públicas, hasta donde se pueda hacerlo, también estamos proponiendo más gasto para combatir la pobreza.
Y Oportunidades, a pesar de la crisis económica, propongo que pase de 40 mil millones, a 65 mil millones de pesos. Y propongo que el Seguro Popular no sólo no se detenga, no sólo no se reduzca, aumente 20 por ciento más.
Por qué.
Porque queremos alcanzar la cobertura universal de salud: médico, medicinas y tratamiento para cualquier mexicana o para cualquier mexicano que lo necesite.
Es un Paquete Fiscal difícil. Sí, sí lo es. Sí lo es, porque la situación económica es difícil, pero a la vez no nos vamos a escudar en la situación económica para abandonar a los más pobres de México a su suerte, para dejarlos que a ellos los siga empobreciendo la crisis.
Estoy pidiéndole a todos los mexicanos un esfuerzo, un esfuerzo entre todos para evitar que 33 millones de mexicanos sigan siendo afectados en sus niveles de pobreza. Estoy pidiéndole un esfuerzo a los mexicanos para aumentar el gasto social, enfocado específicamente a combatir la pobreza.
No lo estoy pidiendo para programas que no sirven. Lo pido para un Programa que las Naciones Unidas y más de 90 instituciones han probado y demostrado que es un Programa que sí reduce la pobreza; que en este Informe se observa que la pobreza se redujo de 2000 a 2007, en la vigencia de ese Programa; que México aumentó en el Índice de Desarrollo Humano, por esa y otras razones.
Lo que propongo es que en lugar de cinco millones de familias, hoy sean seis millones 800 mil familias las que reciban Oportunidades o, cuando menos, el componente alimentario de Oportunidades.
Estoy proponiendo que familias que hoy no tienen nada y que están entre las más pobres de México, aquí, en Chimalhuacán, o en Ecatepec, o en Valle de Chalco, o en cualquier suburbio de Chiapas, o de Oaxaca, o de Tabasco, o de San Luis Potosí, en La Huasteca; esas familias reciban, por lo menos, en promedio, 900 pesos al mes.
Y estoy proponiendo que se aumente el Seguro Popular, para que la gente que no tiene médico, lo tenga. Y eso implica un mayor esfuerzo de todos, sí, y lo tenemos que hacer porque han cambiado las condiciones económicas, y porque este Gobierno no va a dejar abandonados a los pobres a su suerte por causa de la situación económica mundial; porque es un esfuerzo de solidaridad, de estricta justicia, al que estamos convocando.
Amigas y amigos:
Lo que queremos hacer es, precisamente, seguir mejorando el Índice de Desarrollo Humano del país. Y queremos hacerlo a través de los instrumentos de política pública que sí han funcionado, como ha funcionado el Seguro Popular y como ha funcionado el Programa de Oportunidades.
Enfrentar la crisis de finanzas públicas, pero también y sobre todo enfrentar el riesgo de que aumente la pobreza. Eso es lo que estoy proponiendo, y estoy proponiéndolo a sabiendas de que no es fácil. No. Nos gustaría mucho, por supuesto, pero no se puede pensar que se pueden aumentar los gastos públicos, cuando estamos viendo una drástica reducción en los ingresos.
Y no se puede y no se vale decir: no hay ya más ingresos públicos, que no haya más recaudación, pero a mí sí denme más Presupuesto, para mi estado o para mi Programa. No se puede, señores.
Tenemos que hacer la ecuación completa. Necesitamos, sí, mantener el gasto e incrementarlo en los programas clave, pero a la vez necesitamos compensar la drástica caída en los ingresos públicos que hemos registrado.
Sé que se puede, amigas y amigos. Sé que es difícil, pero se puede. Si ya hemos logrado, y lo demuestra el Informe de Desarrollo Humano, superar la pobreza y elevar la condición de millones de gentes, no debemos permitir que la crisis económica y la crisis alimentaria que ha vivido no sólo México, el mundo entero, afecte a la población más vulnerable del país.
Señoras y señores:
Yo quiero agradecer una vez más al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo el privilegio, la enorme deferencia que le ha dado a México de presentar hoy aquí este Informe, que se lanza por primera vez a nivel mundial: el Informe sobre Desarrollo Humano 2009, enfocado especialmente a la movilidad.
Y quiero decirle al Programa de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas que este Informe compromete a mi país y a mi Gobierno. Que México seguirá a pesar de la crisis, comprometido con las Metas del Milenio, comprometido con el desarrollo humano sustentable y con el combate a la pobreza extrema, a la falta de oportunidades de educación y a la falta de oportunidades de salud.
A pesar de la adversidad, seguiremos adelante. Seguiremos comprometidos en la lucha en favor de los que menos tienen, y sé que en este esfuerzo para el combate a la pobreza, la sociedad mexicana, todos en su conjunto, sabremos estar a la altura de lo que nuestro querido México está demandando.
Muchas gracias.