Duro golpe a los compatriotas, y por lo tanto a México
El gobierno de EE UU anunció ayer viernes 10 de agosto que incrementará la supervisión contra la contratación de indocumentados así como una redoblada campaña de vigilancia en la frontera con México y el uso de cuerpos de policía estatales y municipales para reforzar la ejecución de leyes migratorias.
Los secretarios de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, y de Comercio, Carlos Gutiérrez, hicieron el anuncio en una conferencia de prensa en la que destacaron que las medidas incluyen además la construcción de una valla física y el fortalecimiento de un programa encaminado a la identificación de personas que usan documentos falsificados.
El programa delineado por los funcionarios implica la ejecución reforzada de las leyes actuales e incluye la mayor utilización de programas de verificación electrónica para determinar la elegibilidad de empleo así como mayores penalidades para empleadores que acepten a sabiendas trabajadores indocumentados.
Chertoff rechazó que se trate de una forma de presión para que el Congreso busque la aprobación de una ley de reforma migratoria que, en opinión de Bush, debe incluir un programa de trabajadores “invitados” y vías a la regularización para millones de residentes indocumentados.
“Hasta que el Congreso actúe, esto es lo mejor que podemos hacer”, indicó Chertoff, al lamentar que el legislativo no hubiera aprobado la reforma y señalar que las autoridades enfrentan ahora una disímbola colección de leyes. “Estas medidas son imperfectas y las herramientas no son las mejores o más nuevas que podríamos usar”, pero son lo mejor posible luego del fracaso legislativo de este año, subaró.
Los secretarios de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, y de Comercio, Carlos Gutiérrez, hicieron el anuncio en una conferencia de prensa en la que destacaron que las medidas incluyen además la construcción de una valla física y el fortalecimiento de un programa encaminado a la identificación de personas que usan documentos falsificados.
El programa delineado por los funcionarios implica la ejecución reforzada de las leyes actuales e incluye la mayor utilización de programas de verificación electrónica para determinar la elegibilidad de empleo así como mayores penalidades para empleadores que acepten a sabiendas trabajadores indocumentados.
Chertoff rechazó que se trate de una forma de presión para que el Congreso busque la aprobación de una ley de reforma migratoria que, en opinión de Bush, debe incluir un programa de trabajadores “invitados” y vías a la regularización para millones de residentes indocumentados.
“Hasta que el Congreso actúe, esto es lo mejor que podemos hacer”, indicó Chertoff, al lamentar que el legislativo no hubiera aprobado la reforma y señalar que las autoridades enfrentan ahora una disímbola colección de leyes. “Estas medidas son imperfectas y las herramientas no son las mejores o más nuevas que podríamos usar”, pero son lo mejor posible luego del fracaso legislativo de este año, subaró.
A causa de esas medidas, Chertoff, predijo ya un doloroso desequilibrio económico.
En una entrevista concedida a Los Angeles Times -publicado este sábado- 11 de agsoto-, reconoció que las nuevas disposiciones podrían causar estragos en industrias que dependen de la mano inmigrante como es la agricultura, hospedaje y centros de atención médica.
'Habrá algo de consecuencias infelices para la economía por aplicar estas nuevas disposiciones', reconoció el funcionario quien expresó mínima simpatía por aquellas empresas que contratan a trabajadores indocumentados.
Chertoff dijo que estas compañías debieron haber previsto esta ofensiva después de que el senado fracasó en su intento por aprobar una reforma migratoria que habría permitido la legalización de unos 12 millones de inmigrantes indocumentados que se cree se encuentran en el país.
Chertoff comentó que las nuevas disposiciones, algunas de las cuales tomarán efecto en 30 días podrían presionar a las corporaciones a aplicar mas medidas en el Congreso a fin de reconsiderar reformas en general.
'No soy un legislador, pero presumo que en algún punto alguien va a echar un vistazo y dirá tenemos que encontrar una manera para enfrentar este problema y que probablemente requerirá algunos cambios legales, aunque aclaró 'estos no son esfuerzos para presionar al congreso'.
El editorial de El Universal de hoy es elocuente:
'Habrá algo de consecuencias infelices para la economía por aplicar estas nuevas disposiciones', reconoció el funcionario quien expresó mínima simpatía por aquellas empresas que contratan a trabajadores indocumentados.
Chertoff dijo que estas compañías debieron haber previsto esta ofensiva después de que el senado fracasó en su intento por aprobar una reforma migratoria que habría permitido la legalización de unos 12 millones de inmigrantes indocumentados que se cree se encuentran en el país.
Chertoff comentó que las nuevas disposiciones, algunas de las cuales tomarán efecto en 30 días podrían presionar a las corporaciones a aplicar mas medidas en el Congreso a fin de reconsiderar reformas en general.
'No soy un legislador, pero presumo que en algún punto alguien va a echar un vistazo y dirá tenemos que encontrar una manera para enfrentar este problema y que probablemente requerirá algunos cambios legales, aunque aclaró 'estos no son esfuerzos para presionar al congreso'.
El editorial de El Universal de hoy es elocuente:
Migración de vida o muerte
11 de agosto de 2007
En menos de dos semanas, se cayó un puente en la ciudad de Mineápolis y en el estado de Utah, una mina de carbón se derrumbó. Ambas tragedias, separadas en lugar y circunstancia, tienen un común denominador: víctimas de origen mexicano, modestos trabajadores que buscaron el sueño americano y encontraron la pesadilla. No hubo reforma migratoria y sí endurecimiento. Ese es el entorno en el que se reunirán Bush y Calderón, próximamente.
Peor aún, cada año, 225 mil jóvenes mexicanos con preparación abandonan el país en busca de oportunidades, de acuerdo con un informe presentado ayer por el Fondo de Población de las Naciones Unidas. Es decir, ya no sólo están emigrando campesinos y albañiles, sino trabajadores intelectuales, preparados en escuelas y universidades mexicanas, quienes buscan fuera del país, igual que lo hacen los trabajadores manuales, el empleo y la calidad de vida que aquí no pueden obtener: triste realidad.
Arraigar a nuestros compatriotas con empleos y oportunidades de vida digna es tarea de las autoridades y del sector productivo nacional. Sin embargo, respecto a la regularización en materia migratoria, que haría más segura la frontera común y menos difícil la situación de derechos humanos de quienes se van a trabajar “al otro lado”, no deja de ser lamentable la valiosa oportunidad perdida este año, cuando estando a un paso de que el Congreso estadounidense avanzara en regulaciones efectivas, el acuerdo fracasó estrepitosamente.
Eso dio pie a que los republicanos más recalcitrantes y los funcionarios “duros” de la administración Bush intensificaran medidas regresivas contra los trabajadores que viven o ingresan a su país. Esa dureza es obvia en Michael Chertoff, secretario de Seguridad Interna, el herrero de lujo de Washington, quien con soplete en mano levantó parte del muro tan ignominioso como inútil, que no va a detener ningún flujo migratorio.
Son los que buscan saciar la convicción propia y de los que piensan como ellos de que hay que tenerle miedo al otro, al que viene de fuera.
Tan se han radicalizado estas posiciones que esta misma semana se dio el caso de un mexicano asesinado por agentes de la Patrulla Fronteriza de El Paso, Texas. Se suma a la resolución de un caso anterior en el que el jurado determinó en contra de la opinión pública de Ciudad Juárez que otro guardia de ésos, “pistola rápida”, ameritaba una pena equivalente apenas de asesinato imprudencial.
Es falso que a fuerza de balas y acero el territorio estadounidense sea más seguro. Hay que aprovechar las reuniones como la que habrán de sostener los presidentes Bush y Calderón, y el primer ministro Stephen Harper, en Quebec, el 20 y 21 de agosto, para volver a poner en la mesa el tema de la migración.
Por reiterativo que parezca, cada día que se hace énfasis en la seguridad de los estadounidenses, sin balance para la prosperidad de los mexicanos, se falla a la ciudadanía de ambos países. Ni ellos tendrán seguridad abusando de inmigrantes, ni nosotros, sin propiciar elementos de competitividad para la creación de empleos. Hay que avanzar equilibradamente por las dos vías. Para muchos jóvenes mexicanos es vital.
11 de agosto de 2007
En menos de dos semanas, se cayó un puente en la ciudad de Mineápolis y en el estado de Utah, una mina de carbón se derrumbó. Ambas tragedias, separadas en lugar y circunstancia, tienen un común denominador: víctimas de origen mexicano, modestos trabajadores que buscaron el sueño americano y encontraron la pesadilla. No hubo reforma migratoria y sí endurecimiento. Ese es el entorno en el que se reunirán Bush y Calderón, próximamente.
Peor aún, cada año, 225 mil jóvenes mexicanos con preparación abandonan el país en busca de oportunidades, de acuerdo con un informe presentado ayer por el Fondo de Población de las Naciones Unidas. Es decir, ya no sólo están emigrando campesinos y albañiles, sino trabajadores intelectuales, preparados en escuelas y universidades mexicanas, quienes buscan fuera del país, igual que lo hacen los trabajadores manuales, el empleo y la calidad de vida que aquí no pueden obtener: triste realidad.
Arraigar a nuestros compatriotas con empleos y oportunidades de vida digna es tarea de las autoridades y del sector productivo nacional. Sin embargo, respecto a la regularización en materia migratoria, que haría más segura la frontera común y menos difícil la situación de derechos humanos de quienes se van a trabajar “al otro lado”, no deja de ser lamentable la valiosa oportunidad perdida este año, cuando estando a un paso de que el Congreso estadounidense avanzara en regulaciones efectivas, el acuerdo fracasó estrepitosamente.
Eso dio pie a que los republicanos más recalcitrantes y los funcionarios “duros” de la administración Bush intensificaran medidas regresivas contra los trabajadores que viven o ingresan a su país. Esa dureza es obvia en Michael Chertoff, secretario de Seguridad Interna, el herrero de lujo de Washington, quien con soplete en mano levantó parte del muro tan ignominioso como inútil, que no va a detener ningún flujo migratorio.
Son los que buscan saciar la convicción propia y de los que piensan como ellos de que hay que tenerle miedo al otro, al que viene de fuera.
Tan se han radicalizado estas posiciones que esta misma semana se dio el caso de un mexicano asesinado por agentes de la Patrulla Fronteriza de El Paso, Texas. Se suma a la resolución de un caso anterior en el que el jurado determinó en contra de la opinión pública de Ciudad Juárez que otro guardia de ésos, “pistola rápida”, ameritaba una pena equivalente apenas de asesinato imprudencial.
Es falso que a fuerza de balas y acero el territorio estadounidense sea más seguro. Hay que aprovechar las reuniones como la que habrán de sostener los presidentes Bush y Calderón, y el primer ministro Stephen Harper, en Quebec, el 20 y 21 de agosto, para volver a poner en la mesa el tema de la migración.
Por reiterativo que parezca, cada día que se hace énfasis en la seguridad de los estadounidenses, sin balance para la prosperidad de los mexicanos, se falla a la ciudadanía de ambos países. Ni ellos tendrán seguridad abusando de inmigrantes, ni nosotros, sin propiciar elementos de competitividad para la creación de empleos. Hay que avanzar equilibradamente por las dos vías. Para muchos jóvenes mexicanos es vital.