Honestidad intelectual y conflicto de intereses/Elisa de la Nuez es abogada del Estado, fundadora de Iclaves y editora del blog ¿Hay derecho?.
El
Mundo |21 de agosto de 2015..
Recordaba
Jefferson que el arte de gobernar consiste en el arte de ser honesto. Pero
parece que es un arte que no está al alcance de todo el mundo, y menos en una
democracia de baja calidad, sin contrapesos importantes y sin rendición de
cuentas. En todo caso, lo primero que se echa en falta en el debate público en
estos días es la honestidad intelectual, dada la tendencia a encubrir los
intereses de quien sostiene determinados argumentos bajo unos ropajes más
presentables de cara a la opinión pública. Si no somos demasiado inocentes
debemos entender que cuando alguien defiende una determinada postura sobre un
asunto de interés público lo puede hacer por convicción pero también por puro y
simple interés, ya se trate del interés del partido, del grupo social,
económico o profesional al que se pertenece o del interés particular (muchas
veces crematístico). Lógicamente la ciudadanía considera que mantener una
postura públicamente en base a convicciones o principios -léase ideología-
resulta más admisible que hacerlo por un interés egoísta y/o material. Pero no
siempre es fácil distinguir un caso de otro, especialmente cuando los
intervinientes no tienen demasiado interés, como suele suceder, en proporcionar
la información que podría permitirlo.