Columna Serpientes y Escaleras; El Universal, 29/07/2021;
NOTAS INDISCRETAS…
La presencia de Julio Astillero ayer en la conferencia de prensa mañanera representó un ejercicio interesante del periodista frente a las acusaciones que le formuló la Presidencia de la República de haber mentido en un reportaje que publicó en su espacio sobre los vínculos de instancias federales para favorecer a un desarrollo inmobiliario denominado “Las Cañadas” en las afueras de San Luis Potosí, con afectaciones al medio ambiente y la construcción en la Sierra de San Miguelito, un área natural que estaba protegida y que fue desclasificada por la Semarnat para dar paso al fraccionamiento de alto poder adquisitivo.
La escena en la que Julio Hernández encaró al Presidente, que le permitió hacer una amplia explicación de por qué acusó actos de corrupción de la Semarnat en el otorgamiento de permisos ambientales para el desarrollo inmobiliario del empresario Carlos López Medina, resultó ser, además de un buen ejercicio del derecho de réplica, con todo y la petición de disculpas que hizo el periodista a la señora García Vilchis, una reminiscencia del diario La Jornada en la época en que lo dirigió Carlos Payán. De un lado estaba el columnista Julio Hernández, que es columnista del diario desde aquella época, del otro estaba presente la secretaria de Seguridad Federal, Rosa Icela Rodríguez, que era reportera también de La Jornada entonces, y escondido tras bambalinas, moviendo los hilos de todo el show de descalificación y ataques a los medios, el señor Jesús Ramírez Cuevas, que era un reportero de segundo nivel en el citado diario por aquellas épocas. Y frente a Hernández, escuchando para después rechazar sus señalamientos y decir su ya gastada frase de “que no somos iguales”, estaba el presidente López Obrador, que era un asiduo visitante de La Jornada en aquellos años, cuando como dirigente social y perredista se le solía ver con frecuencia en la redacción del diario donde se reunía con su director y conoció a todos los que ayer aparecían en esta escena. Al final, el Presidente ni respondió ni negó las acusaciones de corrupción ambiental en su gobierno y mandó al periodista a acudir a las instancias que considere necesarias para hacer su denuncia. Y de disculpas de la nueva inquisidora de los medios y de su titiritero ni siquiera una palabra…
Los dados mandan Serpiente doble. Caída libre.