Un
‘tsunami’ en la prosa hispánica/ Santos Sanz Villanueva
El
Mundo | 18 de abril de 2014
Es
bien sabido que a partir de 1962, cuando Mario Vargas Llosa da a conocer La
ciudad y los perros, se inicia una de las trasformaciones más radicales y
perdurables de la prosa hispánica contemporánea. En poco tiempo adquiría carta
de naturaleza el llamado boom de la narrativa hispanoamericana, surgido del
impacto conjunto de las primeras novelas de los cuatro magníficos, el propio
Vargas, Julio Cortázar, Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez, que fueron el
núcleo duro del movimiento.
Aquella
revulsiva literatura despertó curiosidad y, aunque despertó recelos y
suspicacias, ganó terreno con gran rapidez. Jalonaron el proceso Fuentes con La
muerte de Artemio Cruz, también en 1962, y Cortázar con Rayuela al año
siguiente. Fueron libros de amplia difusión, pero comedida, y limitada a
círculos interesados por la cosa literaria. El éxito incontestable,
apabullante, y de dimensiones planetarias, se debió a Cien años de soledad, que
llamó la atención en su salida colombiana de 1967 y se convirtió en un best
seller a partir de la primera edición española de 1969.