Project Syndicate, Lunes, 10/Feb/2020
La crisis del coronavirus representa el mayor desafío para Xi Jinping desde que se convirtió en secretario general del Partido Comunista Chino (PCC) en 2012. Los individuos y las familias en toda China viven con miedo. Varias provincias chinas están prácticamente bloqueadas. El virus ha hecho que sectores importantes de la economía se hayan detenido por completo, en tanto las empresas dan instrucciones a sus empleados de trabajar desde su casa. Desde un punto de vista político, el juego de culpas rebota entre las autoridades locales en Wuhan, el epicentro del brote, y el gobierno central en Beijing. Ambos bandos son conscientes del principio eterno de la política china: cuando estalla un desastre, alguien visiblemente debe pagar el precio.