'La
verdad': la cacería de periodistas que salvó a Bush
Filme de James Vanderbilt, con Robert
Redford y Cate Blanchett quienes protagonizan la película sobre el escándalo que acabó con
las carreras de Dan Rather y Mary Mapes.
El Periódico 28.10.2015.
Nota de MIGUEL AYANZ @miguelayanz
El
9 de septiembre de 2004, por la mañana, Dan Rather era uno de los rostros más
populares de la televisión de EEUU. Llevaba 44 años en la CBS, 24 de ellos como
anchor -presentador- de las noticias de la tarde de la cadena. La estrella de
los informativos, el buque insignia de la corporación. Como el propio Rather
contó en 2012 en sus memorias, tan sólo la BBC inglesa podía hacerle sombra en
reconocimiento y prestigio a su bloque de noticias. “Lo llamaban 'ser el rostro
y la voz' de la división de noticias reportajeadas de la CBS”, reflexionaba el
periodista.
Si
él era la voz y el rostro, Mary Mapes debía de ser al menos las neuronas, parte
del cerebro y las cuerdas vocales. La productora acababa de recibir un premio
más para adornar su curriculum por su trabajo en la investigación de las
torturas en la prisión militar de Abu Ghraib.
El
9 de septiembre de 2004, por la noche, Dan Rather y Mary Mapes comenzaron a ser
cuestionados. Poco tiempo después, ambos estaban en el paro. Habían sido
degradados a parias de la profesión y utilizados como cabeza de turco en lo que
vino a ser conocido como el Rathergate.
BUSH,
EN EL AIRE
El
Rathergate o Memogate -de memorandum, o
memo, aunque hay otro caso nombrado igual que nada tiene que ver- fue el
escándalo político que pudo haber tumbado al presidente George W. Bush por su
paso plagado de presuntas irregularidades por la Guardia Nacional en plena
Guerra de Vietnam, pero que en cambio acabó convertido en escándalo
periodístico y destruyó la carrera de dos veteranos de la información (y, con
ellos, la de todo su equipo).
Así
lo cuenta, al menos, La verdad, un filme de ambicioso título y visionado
obligado para todo periodista -además de muy recomendable para el resto de
mortales-. Su director, James Vanderbilt, es también autor del guión, a partir
del libro de la propia MapesTruth and Duty: The Press, The President, and The
Privilege of Power.
Con
Robert Redford como Rather y Cate Blanchet como Mapes, La verdad, que se
estrena en España el 30 de octubre,es la crónica del ascenso y caída de un
scoop y sus autores con todas las dudas y reflexiones que conlleva: ¿hicieron
mal Rather, Mapes y compañía en no comprobar a fondo el material que tenían
entre manos? ¿Fueron realmente víctimas de una caza de brujas de la cadena para
descargar culpas? La función del filme debería ser acercar al espectador ante
esa verdad que exhibe en el título, pero dejar que cada cual decidiera. Sin
embargo, es una producción combativa que tiene claro de qué lado estaba
"la" verdad.
Un
resumen de los hechos: en junio de 2004, en plenas elecciones presidenciales,
Mary Mapes sigue una pista. Tiene la sospecha de que el presidente de la
nación, George W. Bush, mintió acerca de su paso por la Guardia Nacional Aérea
de Texas. Para empezar, habría sido metido en el cuerpo por recomendación -como
tantos hijos de familias influyentes, dice la periodista en el filme-. Y
después no habría cumplido con el tiempo obligado de reclutamiento entre 1968 y
1974. El presidente de un país que en 2004 se desangra política y físicamente
en Iraq y Afganistán, se habría escaqueado de servir a su patria durante los
años de Vietnam. Era una acusación dura que podía costarle la reelección. A su
adversario, John Kerry, le estaban sacando trapos sucios en la misma línea.
Su
anterior nombramiento había sido muy discutido: un puñado de votos en Florida
-573 para ser exactos- marcó la diferencia en las elecciones más polémicas de
la historia reciente de EE UU (al menos, en la fase final del recuento). Como
le dice un periodista del equipo, Roger Charles (Dennis Quaid) al colaborador
Mike Smith (Topher Grace) en un momento del filme, si Mapes no hubiera
abandonado el mismo reportaje sobre Bush en 2000 -en aquellas presidenciales ya
andaba detrás de la pista- por el fallecimiento de su madre, quizá el líder del
mundo libre, como suelen llamarlo en la serie El Ala Oeste de la Casa Blanca,
habría sido Al Gore.
EL
SUPERÍNDICE
En
ese escenario, Mapes recibió la prueba que buscaba: un memorándum, una nota
interna que probaba -después veríamos que quizá tan sólo en apariencia- que
Bush había escapado a sus deberes con su patria. El documento aseguraba que un
mando había recibido presiones para corroborar la presencia del futuro
presidente en lugares en los que no había estado durante sus meses de servicio.
El equipo consiguió algunos testimonios: habló a cámara el militar retirado del
que procedía el documento, también un experto que acreditó que las firmas de
mandos militares en reales. Mapes obtuvo además por teléfono la confirmación
del general bajo cuyo mando sirvió Bush de que el documento era verídico.
El
reportaje se elaboró, editó y montó a toda pastilla. Cualquiera que trabaje en
un medio de comunicación conoce los ritmos, la prisa, la urgencia que impone la
actualidad informativa. Se emitió en el programa 60 Minutes II el 8 de
septiembre por la tarde. En la redacción se brindó por un trabajo bien hecho.
El
día después de emitir el reportaje, varias páginas aseguraban que el documento
clave era falso
Sólo
un día después, por la noche, diversos comentarios en internet aseguraban que
Rather y Mapes se habían columpiado. El documento no era real: no podía serlo
por el tipo de letra empleado -Times New Roman-, el interlineado perfecto y la
presencia de un superíndice (esos pequeños números o caracteres que aparecen
sobre letras u otros números, como en “1º”). Nada de eso existía, según sus
críticos, en 1972. Era una buena copia, quizá pasada por capas y capas de
fotocopiadora para que pareciera antigua. Pero imperfecta.