Un
juez británico señala a Putin por la muerte del espía Litvinenko
Reino
Unido congela los activos de los dos presuntos asesinos y llamará al embajador
ruso para trasladarle su malestar por el caso
NOta de PABLO
GUIMÓN/ El País, Londres
21 ENE 2016 - 14:12 CST
La
investigación pública sobre la muerte por envenenamiento de Alexander
Litvinenko, cuyos resultados se han presentado esta mañana en Londres, concluye
que el exespía ruso fue asesinado “probablemente” obedeciendo órdenes directas
del presidente Vladímir Putin. Las conclusiones de la investigación colocan al
Gobierno de David Cameron ante un serio conflicto diplomático con Rusia:
Litvinenko, fallecido en Londres en noviembre de 2006, había adquirido la
nacionalidad británica poco antes de morir. Cameron se enfrenta a las presiones
para responder con dureza al asesinato, patrocinado por un Estado extranjero,
de un ciudadano británico en suelo británico.
"He
llegado a la conclusión", ha dicho el juez que preside la investigación,
Robert Owen, "de que la operación del SFS [Servicio Federal de Seguridad,
antiguo KGB] para matar a Litvinenko fue probablemente aprobada por [Nikolai]
Patrushev, entonces al frente del sercivicio, y también por el presidente
Putin".
El
informe, de 245 páginas, concluye que Litvinenko -quien antes de fallecer
trabajaba, según su viuda, para los servicios de inteligencia británicos y
españoles proporcionando información sobre las mafias rusas- fue asesinado por
dos agentes rusos, Andrei Lugovoi y Dimitry Kovtum. Existe una “alta
probabilidad” de que estos, según la información secreta aportada por la
inteligencia británica durante el proceso, actuaran en nombre de los servicios
secretos rusos.
La
ministra británica del Interior, Theresa May, ha declarado en el Parlamento que
las conclusiones del informe sobre la participación del Gobierno ruso en el
asesinato son "profundamente inquietantes". Se trata, ha dicho, de
"una inaceptable violación del derecho internacional". Y ha
comunicado que se han congelado los activos de Lugovoi y Kovtum, y que mantiene
su solicitud de extradición. Pero la ministra no ha anunciado medidas de mayor
alcance, y ha recibido por ello duras críticas de los diputados de la oposición,
que han lamentado que la búsqueda de justicia haya sido eclipsada por las
actuales prioridades diplomáticas del Gobierno.
El
Gobierno británico ha convocado al embajador ruso en Londres para trasladarle
su malestar con el caso. La reunión, con el secretario de Estado David
Lidington, se ha producido a primera hora de la tarde. El secretario de Estado
le ha trasladado "la profunda preocupación por los hallazgos de la
investigación independiente", explica un portavoz del Foreign Office. "Ha
dejado claro que la conclusión de la investigación acerca de la probable
participación del estado ruso es profundamente alarmante y demuestra la
indiferencia hacia la legalidad británica, la ley internacional, los estándares
de conducta y la seguridad de los ciudadanos británicos. Ha añadido que
complicará aún más las relaciones bilaterales, minará la confianza, y
perjudicará la reputación internacional de Rusia". Lidington ha dicho al
embajador que considera "inaceptable" que Rusia no atienda a la petición
de extradición de Lugovoi.
LA
CONEXIÓN ESPAÑOLA DE UN EXESPÍA DEL KGB
MIGUEL
GONZÁLEZ
Alexander
Litvinenko, exagente del KGB, no solo colaboró con el MI6 británico, sino
también con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) español, que pagó sus
servicios a través de una cuenta conjunta con su esposa. Así lo aseguró Ben
Emmerson, abogado de la viuda de Litvinenko, quien explicó que este colaboraba
con el servicio español en una investigación sobre las mafias rusas y su
relación con altas instancias del Kremlin.
Litvinenko
y Lugovói, excorreligionario suyo en el KGB y uno de sus presuntos asesinos,
planearon incluso viajar a España para entregar pruebas de los vínculos
mafiosos de la nomenklatura rusa, según el letrado. El CNI nunca ha confirmado
ni desmentido esta relación, alegando que la identidad de sus fuentes está
clasificada como secreta.
En
un encuentro con medios británicos recogido en las ediciones digitales de los
mismos, la portavoz del primer ministro británico, David Cameron, ha señalado
que el informe "lamentablemente confirma lo que el Gobierno ya
temía". "Pero debemos calibrar cuidadosamente la necesidad de tomar
medidas, con la necesidad de trabajar conjuntamente con Rusia en determinados
asuntos" como la lucha contra el Estado Islámico.
Marina
Litvinenko, viuda del exespía envenenado, ha recordado en un comunicado leído a
la salida del tribunal que su marido, postrado en su lecho de muerte de un
hospital londinense, señaló que solo Putin podía haber ordenado su muerte. La
viuda ha exigido a Reino Unido que imponga “sanciones económicas a Rusia y
restricciones de entrada en el país a individuos, incluido Putin”.
La
reacción oficial de Rusia se ha producido a través de un comunicado en el
Ministerio de Exteriores: "Lamentamos que este caso puramente penal se
haya politizado y ensombrezca la atmósfera general de las relaciones bilaterales",
dice el texto, que califica la investigación como "no transparente" y
asegura que no había razón para esperar que no fuera tendenciosa.
Una
fuente anónima rusa citada por la agencia oficial de noticias RIA ha declarado
que “Moscú no aceptará el veredicto de una corte británica en el caso
Litvinenko”. “Londres ha violado el principio de presunción de inocencia”,
añade.
Lugovoi,
uno de los dos presuntos asesinos que señala el informe, que hoy es diputado
ruso, ha declarado a la agencia Interfax que los resultados hechos publicados
hoy no hacen más que mostrar “una vez más la posición antirrusa de Londres”.
“Los eventos en Ucrania de 2014, que coincidieron con la reanudación e la
investigación en el caso Litivinenko, indican un patético intento de Londres de
utilizar un ‘cadáver en el armario’ apara apoyar sus ambiciones políticas”,
añade.
El
juez Owen apunta a cuatro posibles motivaciones del asesinato de Litvinenko,
como su trabajo para el espionaje británico, sus críticas a los servicios secretos
rusos y a Vladímir Putin, y los vínculos de Litvinenko con disidentes rusos,
informa la BBC. El juez considera, además, que hay una "indudable
dimensión personal en el antagonismo" entre Putin y Litvinenko. Tales
tensiones se explican porque el hoy presidente de Rusia era el jefe de los
servicios secretos rusos, el antiguo KGB, en 1998, y chocaba con Litvinenko,
que pretendía introducir reformas en la organización. Más tarde, cuando
Litvinenko vivía en Londres, donde se exilio en el año 2000, fue un crítico
feroz de Putin.
Una
novela de la Guerra Fría
Reino
Unido proporcionó asilo al exespía de la KGB Alexander Litvinenko, que llegó a
Londres con su familia en el año 2000, tras una huida que “no desentonaría en
las páginas de un thriller”, según el abogado de la acusación. Había cumplido
casi un año de prisión en Rusia después de denunciar públicamente en 1998 la
supuesta corrupción en el Servicio Federal de Seguridad ruso (SFS, sucesor del
KGB). Desde Reino Unido continuó con su campaña contra Putin y trabajó para el
servicio de inteligencia británico MI6. Según el abogado de la viuda, también
trabajó para el CNI español, vigilando a las mafias rusas que operan en España.
Litvinenko
falleció el 23 de noviembre de 2006, a los 43 años, en la cama de un hospital
londinense, tras ingerir un dosis letal de polonio 210, una sustancia altamente
radiactiva. El polonio se encontraba supuestamente mezclado en una taza de té,
que Litvinenko habría bebido, tres semanas antes de morir, en el hotel Mienium
del centro de Londres con dos antiguos colegas, Andrei Lugovoi y Dmitry Kovtun.
Estos supuestamente viajaron por Reino Unido y Alemania con la dosis de veneno,
en una rocambolesca trama que se ha podido reconstruir en buena parte siguiendo
el rastro radiactivo del polonio. Rusia siempre ha negado su participación en
la operación.
La
viuda de LItvinenko, Marina, ha llevado a cabo una larga campaña para que haya
una investigación y dijo a AFP en una entrevista el año pasado que eso era
"lo último" que ella puede "hacer por él". "Mi lucha
ha consistido en que se conozcan los hechos. Para mi lo importante es que al
final haya una explicación oficial".
QUIÉN
INVESTIGA Y PARA QUÉ SIRVE ESTE PROCESO
La
investigación pública dirigida por el juez retirado Sir Robert Owen es un
ejercicio indagatorio para reunir los hechos en torno al caso. No es por tanto
un método para encontrar un culpable, como sería en un proceso criminal. En una
investigación de estas características no hay partes, sentencia, ministerio
público, defensa o juicio. Simplemente un esfuerzo por establecer los hechos.
Este
tipo de procesos, dirigido por un juez de instrucción, con o sin jurado
pretende en líneas generales obtener respuestas fiables a cuatro preguntas
fundamentales: la identidad de la víctima, cómo murió y el lugar y momento de
su fallecimiento.
Como
indica la página web de esta investigación pública, las tres primeras
cuestiones no son difíciles de responder. La cuarta, el cómo murió la víctima,
es la que centra las pesquisas y el proceso.
El
juez instructor de un proceso de esta naturaleza, en este caso Sir Robert Owen,
es un magistrado independiente que tiene como objetivo investigar las causas de
muertes violentas, no naturales o repentinas de las que se desconocen las
circunstancias. Aunque la la mayor parte de participantes en estas
investigaciones son abogados también pueden ser llamados a trabajar médicos por
su vertiente forense.
Aquellos
que tengan un interés personal, profesional, reputacional o económico en la
muerte investigada podrán solicitar su participación en el proceso. Con permiso
del juez instructor podrán interrogar a testigos y manifestar su visión de los
hechos.