Durante mi campaña electoral propuse y me comprometí a llevar adelante una política exterior responsable y activa.
Y eso es precisamente lo que quiero pedirles a ustedes, que conduzcan en nombre de México una política exterior responsable y activa.
Responsable en el sentido que asuma como propios los enormes retos y desafíos que la comunidad internacional tiene frente así, y que se haga responsable también de las consecuencias que para cada mexicana y para cada mexicano, tiene la conducción de la diplomacia.
Una política exterior activa, es decir, que permanentemente tome la iniciativa y se comprometa con los intereses del país, que asuma el liderazgo que México debe asumir en los distintos foros y regiones del mundo, que enfrente activamente los desafíos que implica la expansión de los valores democráticos, el pleno respeto a las libertades y los derechos humanos en el mundo, el compromiso global con el medio ambiente.
El mundo ha cambiado y lo que ocurre en él impacta notablemente a los mexicanos en su vida cotidiana.
Hoy, desde el costo de la luz eléctrica, determinado en buena medida por los precios del petróleo y el gas a nivel mundial, hasta el precio del maíz o la tortilla, impulsado ahora por los nuevos usos energéticos del grano, repercuten en la vida diaria de los mexicanos.
Y lo mismo puedo decir de la alteración del clima, consecuencia de prácticas irresponsables en todos los países con el medio ambiente, que provoca variaciones tales que hacen que al mismo tiempo que en Nueva York transcurra el primer invierno sin nieve en más de 150 años, que en nuestro territorio caigan nevadas sin precedentes en zonas de alta marginación.
Estamos hoy más comprometidos con el mundo que nunca.
Diariamente se crean y se destruyen empleos en todos los continentes. Hoy nuestros jóvenes tienen que pelear por un trabajo con jóvenes de todo el mundo.
Nuestro México, al igual que el resto de los países con los que convivimos no puede, y hoy menos que nunca, estar aislado.
Tenemos un mundo que compite y que compite ferozmente, un mundo que avanza y que no nos espera.
En ese mundo que compite nuestro México, en ese mundo que enfrentamos todos los días, los mexicanos queremos un México que no sólo compita, sino que gane; un México que no vea como se transforma el mundo, sino que se transforme; un México ganador, fuerte y seguro de sí mismo.
Hoy más que nunca los hechos globales nos demuestran que la política exterior demanda, en consecuencia, una acción resuelta, una acción que no puede limitarse, meramente, a la administración de una buena política interior, va mucho más allá de ello, el mundo sí importa y no podemos aislar a México.
En un mundo global la solución no puede ser ignorar esa globalidad, no puede ser levantar fronteras y barreras que hoy no pueden levantarse más.
En un mundo global que compite la solución para México y para cualquier país es competir y ganar como México lo puede y lo debe hacer seguro de su identidad.
Estudios muy serios de prospectiva realizados a finales de 2006 muestran como una posibilidad que para el año 2050, México puede ser la cuarta economía más grande del mundo.
¿De qué depende ello?
Depende, precisamente, de lo que hagamos ahora, depende de las decisiones que seamos capaces de emprender, depende de la convicción y la firmeza con la que hagamos las cosas.
Y en esa perspectiva, lo que quiero y lo que le pido al cuerpo diplomático, es que haga que haya más mundo en México, quiero que vengan aquí la inversión que nos dé los empleos que necesitamos; que seamos capaces de asumir la vanguardia en la ciencia, en la medicina, en la tecnología.
Quiero que haya más mundo en México expresado en flujos regulares, masivos y con capacidad de compra y un turismo bien informado acerca de la grandeza de nuestro país.
Que cuando se cuestione la intensidad política de nuestra joven democracia puedan ustedes resaltar con claridad y sin titubeo la manera clara y la fortaleza demostrada de nuestras instituciones.
Que ante las dudas sobre la seguridad en México hablen ustedes de la convicción resuelta y decidida del pueblo y del Gobierno para derrotar a la criminalidad, y que en suma, promuevan a México como lo que es, como queremos que sea y muy pronto como uno de los mejores destinos de inversión en el mundo y, sin lugar a dudas, uno de los sitios que en el mundo hay que visitar.
Yo quiero también más México en el mundo, quiero que México reasuma su liderazgo internacional, especialmente en América Latina, que sea capaz de construir relaciones sólidas y relaciones respetuosas con todas las regiones y países del mundo.
Más México en el mundo y eso significa para ustedes redoblar el esfuerzo que ya realizan para promover fuerte nuestros productos, nuestros bienes, nuestros servicios.
Corresponde al Gobierno y al servicio exterior hacer que nuestro México sea reconocido y sea respetado; que México ocupe el lugar que le corresponde en el concierto de las naciones, que sea motivo de orgullo para los mexicanos de hoy y para los mexicanos del futuro.
Por ello, también es indispensable, que se asuman ustedes como lo que son, representantes, y dignos representantes de México, de sus instituciones y de su Gobierno.
Para hacerlo es indispensable en elemental congruencia que se tenga la lealtad con el país, con sus instituciones y con su Gobierno; una lealtad y un respaldo claro y sin ambigüedad.
El Gobierno al que todos pertenecemos ha hecho compromisos claros para atender las principales demandas de la sociedad; nuestra responsabilidad es mostrar con resultados que escuchamos la voz de los ciudadanos.
Mi Gobierno va a encabezar un esfuerzo nacional, ya lo hace desde ahora, para combatir la inseguridad, para abatir los actuales niveles de pobreza y para generar empleo.
En un mundo, en un mundo cada vez más interdependiente sólo podremos lograr mayor crecimiento económico, mayor desarrollo, más empleos y empleos mejor pagados si logramos, precisamente que esta interdependencia no se traduzca en subordinación y reducción económica; al contrario.
En un mundo más interdependiente México tiene que crecer más fuerte, más competitivo, más activo, más sólido. Tiene que aprovechar la fortaleza de su identidad propia y también el enorme potencial que sus recursos naturales, su gente y su posición geográfica le proporcionan.
El ejercicio de la diplomacia no puede ser ajeno a todas estas tareas nacionales.
Por ello, además de defender con determinación los principios universales, como las libertades, los derechos humanos o la democracia, nuestra política exterior deberá orientarse a promover la mejor inserción de México en el escenario internacional.
Nuestra privilegiada condición geopolítica nos ha permitido ser una nación de pertenencias múltiples.
Somos un país orgullosamente latinoamericano y, al mismo tiempo, estamos ubicados en América del Norte.
Somos parte de la Cuenca del Pacífico y nos unen vínculos históricos, culturales sólidos con Europa.
Podemos y debemos ser, como lo señalara alguna vez el Embajador Luis Felipe Bravo, eslabón multidireccional en un mundo multipolar, y vemos polos distintos en cada una de las regiones ahora reconfiguradas de todo el mundo.
México debe ser puente entre América del Norte y el resto del continente en la búsqueda del desarrollo hemisférico.
Debemos trabajar intensamente para fortalecer la cooperación y el intercambio cultural, tecnológico, educativo y comercial con América Latina y con Europa y con Asia, y ser capaces de renovar la agenda con Estados Unidos y Canadá e incrementar las relaciones multilaterales con el resto de las naciones.
Más México en el mundo y más mundo en México, una presencia internacional más activa que nos permita impulsar nuestra actividad económica, atraer mayores inversiones y que todo ello redunde en más y mejores empleos para los mexicanos.
Nunca antes el desarrollo económico había estado tan vinculado a la competencia por mercados y por flujos de inversión.
Y si bien, el fortalecimiento de nuestra competitividad depende de políticas internas, corresponde a ustedes realizar una labor cada vez más exigente, lo entiendo, más intensa de promoción del comercio, de la inversión y el turismo que favorezca a nuestro país.
Por eso le he pedido a la secretaria Espinosa para que en estrecha coordinación con los demás miembros del gabinete, en el marco de la nueva unidad de promoción internacional de la secretaría, haga de esa tarea una de las prioridades del programa de trabajo de la cancillería.
Nuestra vinculación, por otra parte, nuestra estrecha vinculación con América del Norte y, en particular, con Estados Unidos es una realidad inobjetable.
Ya tenemos un marco institucional y jurídico que nos permite abordar problemas comunes con Canadá y con Estados Unidos mediante el diálogo y la cooperación.
Con realismo y conciencia de nuestros intereses nacionales impulsaremos una colaboración bilateral y trilateral cada vez más intensa.
Sé de la vital importancia que tiene para nuestro país el abordar el tema migratorio con eficacia.
Como ustedes saben, yo soy originario de Michoacán, el estado donde está la raíz del mayor número de mexicanos y de méxico-americanos que viven en Estados Unidos, quizá el estado que tiene más raíces de mexicanos en el mundo.
Y sé, por experiencia propia, que lo mejor que podemos hacer para que el tema migratorio pueda avanzar es tratarlo con perspicacia y sensatez, con una política exterior responsable y activa, precisamente en este tema que permita que pueda prosperar de acuerdo con la agenda y el interés nacional.
La única solución de fondo, de largo plazo que podremos lograr para el tema migratorio la tendremos cuando generemos condiciones de trabajo y de vida digna para los mexicanos aquí en México.
La migración es un fenómeno natural que además se acelera en las condiciones de globalidad en las que estamos viviendo ante dos economías vecinas claramente complementarias, una intensiva en capital y otra intensiva en mano de obra en un ambiente de globalidad, la complementación es simple y sencillamente irrefrenable.
Por ello he dicho en reiteradas ocasiones: en lugar de que la mano de obra que vaya donde esté el capital, el objetivo común de los países que enfrentamos el tema migratorio es hacer que la inversión venga a donde está la mano de obra.
Por eso, el propósito del Gobierno Federal al cual llamo ahora a ustedes; el propósito a cuya realización pido su compromiso y su destacado trabajo; el que hagamos, entre todos, de México, uno de los mejores destinos de inversión en el mundo.
A que seamos capaces de mostrar a nuestro país con todo su potencial, con toda su riqueza, con todo el empuje de su gente; un México decidido a transformarse, a avanzar en el Siglo XXI con decisión.
Un México capaz, precisamente, de colocarse en la frontera y en la vanguardia del mundo tal y como nos desafía hoy en día.
Mientras tanto, mientras eso ocurre, mientras logramos a esa meta de hacer de nuestro México uno de los mejores destinos de inversión en el mundo y en consecuencia revertir el ahora flujo migratorio reducirlo.
Mientras logramos, precisamente, que se generen oportunidades de trabajo aquí, debemos trabajar con dignidad y con inteligencia para construir acuerdos que beneficien a los mexicanos en Estados Unidos.
Para ello también es importante quitar del centro de la discusión de nuestra agenda bilateral el tema migratorio, no reducirlo en importancia, pero si reducir su vulnerabilidad y ser capaces de reenfocar la relación con el sustento de la opinión pública en ambos países y en ambos gobiernos, precisamente, a un objetivo común que tiene que ver con el desarrollo; y trabajar sin descanso, intensamente; y eso le pido a los cónsules y a los embajadores, a los cónsules mexicanos en Estados Unidos, a trabajar para orientar, proteger y defender a nuestros paisanos.
A no ceder en la labor cotidiana de protección y defensa de sus derechos, de seguir trabajando intensamente en la labor de persuasión en quienes toman decisiones para que haya una comprensión verdadera, integral, de fondo en la solución de este problema.
Por lo que respecta a otras áreas de interés y regiones del mundo, por lo que toca a América Latina aquí refrendo lo que Octavio Paz alguna vez dijo: que América Latina debía ser más que una idea y un anhelo de unidad.
Y por eso he insistido en la importancia de estrechar los lazos de integración entre los pueblos de la región.
México es un actor indispensable en la concertación y en los equilibrios regionales, un actor indispensable en los procesos de integración, un actor indispensable también, en la formación de la cultura, en la comunicación de nuestros pueblos.
Por eso es preciso que recuperemos espacios de interlocución y cooperación en los principales factores regionales y que profundicemos nuestras alianzas estratégicas.
Yo les pido trabajar intensamente para que las relaciones que tenemos con todos los países latinoamericanos sin excepción se desarrollen con naturalidad y en el camino de la cooperación y el respeto recíproco.
No acepto para México humillación ni ofensa, pero tampoco guardo rencores o agravios con nadie; es en el mejor interés de los mexicanos que el Gobierno tenga una relación positiva con todos los países de la región, sin excepción, y eso haremos sin merma ni claudicación alguna de los principios en los que creemos.
En Europa, si bien contamos con una fuerte presencia diplomática y con instrumentos como el Acuerdo de Asociación Económica y Concertación Política, no hemos logrado aprovechar plenamente el potencial de esta relación.
Es vital para México reducir su dependencia unipolar y diversificar por la vía diplomática, política, comercial, económica y de inversión su interdependencia con otras regiones del mundo.
Y es, precisamente, con la Unión Europea con quien tenemos esta oportunidad.
Por eso pido a los embajadores y cónsules en Europa que se avoquen a profundizar nuestras alianzas estratégicas, a identificar oportunidades para el comercio y la inversión, a concertar programas de cooperación en campos prioritarios, como la ciencia, la tecnología, la educación y el medio ambiente.
Y a identificar con autenticidad, con claridad en qué hemos fallado precisamente en el esfuerzo de profundizar esta relación.
Nuestra membresía en el Mecanismo de Cooperación Asia-Pacífico, nuestra relación privilegiada con países como China, Japón y Corea; nuestra fuerte y organizada presencia diplomática en Asia, nos colocan en una posición inmejorable para vincularnos de manera cada vez más intensa con la región Asia-Pacífico, la región que registra el mayor crecimiento, no sólo demográfico, sino precisamente el mayor crecimiento económico en el mundo.
Es un polo de desarrollo e innovación tecnológica del planeta.
Y más que ver a Asia y a China específicamente como una amenaza, tenemos que ver ahí la oportunidad de desarrollar y de ampliar mercados para México y, precisamente por ello, oportunidades para los mexicanos.
A ustedes, embajadores y cónsules, les pido que dediquen especial atención a promover inversión, a entender y compartir la clave de la transformación de esos pueblos y esas economías, y a fomentar alianza entre empresarios asiáticos y mexicanos y a identificar oportunidades para nuestras exportaciones y nuestra economía.
Por lo que toca a los organismos multilaterales es importante el seguir fortaleciendo la presencia de México en el mundo, lo cual exige una participación, otra vez, activa y decidida de nuestro país en los organismos internacionales.
Yo exhorto a nuestros representantes, ante ellos, ante los organismos internacionales y regionales, para que la voz de México siga escuchándose con fuerza en los grandes debates internacionales.
El multilateralismo sigue siendo la mejor vía para garantizar la convivencia pacífica entre las naciones y encontrar soluciones a los problemas, que seamos capaces de actuar con responsabilidad y sensatez.
México va a seguir comprometido con la reforma de la Organización de las Naciones Unidas y con el fortalecimiento de la Organización de Estados Americanos.
Embajadores y cónsules de México:
Sé que en esta reunión han podido dialogar con diversos miembros del gabinete sobre la situación del país y sobre la estrategia que nos hemos propuesto como Gobierno para enfrentarla y solucionarla.
Mi instrucción al gabinete fue clara, debe haber una acción coordinada por todas las dependencias del Gobierno para cumplir con las metas que nos hemos fijado.
Aquí no hay un gobierno por cada dependencia ni una visión por cada embajada; hay un solo Gobierno que representa al país y que estamos, precisamente, comprometidos en una acción coordinada, de manera conjunta que nos permita tener éxito en lo que los mexicanos nos demandan.
Su trabajo en las embajadas, en las misiones permanentes y consulados es una parte fundamental de este esfuerzo.
Ustedes son quienes representan a México en el mundo, pero al mismo tiempo son testigos privilegiados de lo que sucede en cada país y en cada continente.
Su experiencia y el conocimiento que ustedes adquieren debe ser puesta ahora más que nunca al servicio de México; por eso les pido que no escatimen ni se guarden esfuerzos para defender al país, para defender al Gobierno, para defender a sus instituciones.
Que seamos capaces, precisamente de aprender y de entender lo que está ocurriendo más allá de nuestras fronteras para que podamos como mexicanos aprovechar para bien de los ciudadanos lo que el mundo ahora experimenta.
Compartan lo que nuestros países, lo que los países donde ustedes nos representan están haciendo bien y lo que están haciendo mal, que no desdeñen la posibilidad de compartir al Gobierno mexicano las posibilidades de mejorar y de corregir el rumbo de la Administración y de las políticas públicas.
Finalmente, quiero reiterar, si decidimos ahora en estos albores del Siglo XXI hacer lo que debemos hacer, si somos capaces de elevar la mirada como mexicanos y tener una visión de futuro de un México distinto y mejor, un México que enfrenta con éxito el desafío de la globalidad, un México ganador en un mundo que compite, se avizoran mejores días para los mexicanos.
Un México, reitero, puede ser la cuarta economía más grande del mundo hacia el 2050 si logramos hacer lo que en conjunto podemos y debemos hacer.
Un Gobierno y una sociedad decididos a construir el México ganador que queremos para nuestros hijos; lograrlo depende de todos, depende, desde luego, del Gobierno y del Presidente, pero no podrá hacerse si no se cuenta y sé que contaré con ello, con el trabajo decidido de quienes defienden y defienden con dignidad a México en el mundo, los miembros de la diplomacia y el servicio exterior.
Muchas felicidades y muchas gracias.
Fuente: Sistema Internet de la Presidencia de la República