Esperanza para un continente que marcará el futuro de la humanidad
Discurso de Benedicto XVI en la ceremonia de despedida en el Aeropuerto Internacional de Guanajuato
Silao, Guanajutao, 26 de marzo del 2012
Señor Presidente,
Distinguidas autoridades,
Señores Cardenales,
Queridos hermanos en el episcopado,
Amigos mexicanos
Mi breve pero intensa visita a México llega ahora a su fin. Pero no es el fin de mi afecto y cercanía a un país que llevo muy dentro de mí. Me voy colmado de experiencias inolvidables, como inolvidables son tantas atenciones y muestras de afecto recibidas. Agradezco las amables palabras que me ha dirigido el Señor Presidente, así como lo mucho que las autoridades han hecho por este entrañable viaje. Y doy las gracias de todo corazón a cuantos han facilitado o colaborado para que, tanto en los aspectos destacados como en los más pequeños detalles, los actos de estas jornadas se hayan desarrollado felizmente. Pido al Señor que tantos esfuerzos no hayan sido vanos, y que con su ayuda produzcan frutos abundantes y duraderos en la vida de fe, esperanza y caridad de León y Guanajuato, de México y de los países hermanos de Latinoamérica y el Caribe.