“...El
viento no escucha. No
escuchan
las piedras, pero
hay
que hablar, comunicar,
con
las piedras, con el viento....” José Hierro.
Dejé
un instante de pensarte. Había
sucedido
algo en ti cuando volviste.
Venías
más nostálgico, más triste,
seco
tu sol que iluminó mi día.
Alguien
-sé quién- que yo no conocía,
alguien
que calza sueños de oro, y viste
almas
dolientes, te pensó. Caíste
al
pozo donde muere la alegría.
¿Por
qué fuiste pensado, malherido,
pensamiento
de amor? ¿Cómo han podido
pasarte
el corazón de parte a parte?