27 jul 2006

Libano e Israel


Una historia de dos guerras/ Loretta Napoleoni*
El verano en Oriente Próximo es una época excelente para la guerra. Los políticos occidentales están pensando en sus vacaciones, las ciudades están vacías y la opinión pública está distraída, ensimismada en el placer del descanso. No obstante, mientras toma el sol en el Mediterráneo, pasea por los Alpes, navega con sus veleros por las islas griegas o cruza América a bordo de un todoterreno, la comunidad internacional debería reflexionar, al menos durante algunos minutos, sobre el déjà vu de la nueva guerra que está teniendo lugar en Oriente Próximo.

El 6 de junio de 1982, cuando Ronald Reagan era presidente de Estados Unidos y algunos miembros de la segunda Administración de Bush acababan de entrar en su Gobierno, el Ejército israelí invadió el sur de Líbano. El ataque, llamado en código Operación Paz para Galilea, pretendía expulsar a la OLP de Líbano, poner fin a la influencia siria en el país y crear un “cordón sanitario” de unos cuarenta kilómetros en el interior de Líbano para proteger los asentamientos septentrionales israelíes. Actualmente, las intenciones de Israel son las mismas: destruir a Hezbolá, acabar con la influencia siria en la política libanesa, punto de apoyo de Hezbolá, y crear una franja de seguridad de 40 kilómetros en el sur de Líbano.
La guerra ha sido provocada por el inevitable casus belli. El 3 de junio de 1982, el embajador de Israel en Reino Unido, Shlomo Argov, recibió un disparo de arma de fuego en Londres. Según se dijo, los autores del atentado eran agentes iraquíes o miembros de la organización rebelde de Abu Nidal, quien por aquel entonces tenía su cuartel general en Bagdad en su calidad de representante de Al Fatah. A pesar de que la OLP negó cualquier relación con el atentado, Israel rechazó la declaración e insistió en que la invasión de Líbano era asimismo la respuesta a los ataques de artillería lanzados por la organización de Arafat desde el sur de Líbano contra las zonas residenciales del norte de Israel. Los acontecimientos que conforman el casus belli de los recientes ataques contra los territorios ocupados y la invasión de Líbano son muy similares: el secuestro de tres militares israelíes y los ataques con misiles lanzados por Hezbolá contra el norte de Israel.
En 1982, el Ejército israelí bombardeó las principales vías de comunicación entre Líbano y Siria. El objetivo era evitar la entrada de las tropas sirias en Líbano. El camino hacia Damasco fue uno de los primeros en ser destruido. Hace algunos días, el mundo ha contemplado con horror el bombardeo de la autopista que une la capital libanesa con la siria, mientras los civiles huían aterrorizados de las incursiones que golpeaban los barrios meridionales de Beirut. Pocos días después de la invasión de Líbano en 1982, Irán, con la bendición de Siria, desplazó un millar de guardias revolucionarios o pasdaran a la ciudad de Zebdani, situada en el valle libanés de Bekaa. Éstas se unieron a los hombres de Husein Musawi, un comandante subversivo procedente de las milicias chiíes de Nabih Berri Amal. En pocos meses, el grupo de Musawi, junto a otros entre los que se encontraba la amorfa Yihad Islámica, que tenía su base en la región de Baalbek, llegó a una alianza precaria con una coalición de tendencia filoiraní llamada Hezbolá (El Partido de Dios).
Así fue como nació Hezbolá. El encargado de coordinar el apoyo iraní a estos grupos era Husein Sheijoleslam, un licenciado de la Universidad de California en Berkeley que se había distinguido ya por haber coordinado el asalto a la Embajada estadounidense en Teherán, en el que 63 personas, entre diplomáticos estadounidenses y diferente personal, fueron retenidas como rehenes durante 444 días. El 13 de julio de 2006, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ha asegurado al presidente sirio que un ataque israelí a Siria sería considerado como un ataque contra todo el mundo islámico, lo que causaría una “reacción feroz” por parte de Irán. Se sospecha que Ahmadineyad participó, cuando era un joven estudiante de ingeniería, en la toma de rehenes en la Embajada estadounidense de Teherán.
Hoy sabemos que la invasión de Líbano en 1982 no fue una reacción inmediata al intento de homicidio de un diplomático israelí o a la ofensiva de la OLP en el norte de Israel, sino que fue planeada con mucha antelación por el primer ministro israelí, Begin. El objetivo era neutralizar la oposición de Siria y de la OLP a los planes de expansión israelíes cuyo objetivo era la anexión de los Altos del Golán, de “Samaria y de Judea”, y satisfacer de esta forma el deseo israelí de controlar los derechos hídricos del río Litani. Se trató también de una acción instrumental para favorecer la ascensión de un gobierno cristiano “amigo” en Líbano. En enero de 1982, los israelíes habían empezado ya a estudiar la invasión con el líder cristiano Bashir Gemayel, hijo de Pierre Gemayel. Las ambiciones de Bashir para su país coincidían con el objetivo israelí: limpiar el Líbano de sirios y de la OLP.
Así pues, se pueden imaginar las intenciones que tiene ahora Israel al invadir Líbano y atacar los territorios ocupados. Durante el 35º Congreso Sionista Mundial, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, se refirió al eje del mal mencionando a Damasco, Teherán, Al Qaeda, la yihad global y Hezbolá. Está claro que el objetivo de Olmert era relacionar la Guerra contra el Terrorismo de Bush con la estrategia defensiva de Israel, de la que el nuevo ataque no es sino la punta del iceberg. De ser así, los israelíes estarían advirtiendo a Bush que tratar con Irán sobre cuestiones nucleares -hipótesis planteada por Condoleezza Rice hace algunas semanas- queda fuera de toda discusión. La victoria en la Guerra contra el Terrorismo no se obtiene con la diplomacia y, sobre todo, sin tener en cuenta la seguridad territorial israelí. De forma que es ineludible recurrir a la guerra y destruir el nuevo frente extremista chií, un eje maléfico que se extiende desde Teherán a Gaza.
La invasión de Líbano en 1982 no garantizó la seguridad de Israel. Al contrario, no hizo sino radicalizar el movimiento fedayin y dio origen al nacimiento de Hezbolá, la primera organización armada árabe que se sirve de bombas suicidas como armas. Ha destruido Líbano y ha obligado a su población a asistir a la tragedia de una sanguinaria guerra civil. Ha dado lugar al fenómeno de los rehenes occidentales -periodistas, hombres de negocios, incluso enviados de paz- secuestrados a causa de la proliferación de grupos armados. Ha desencadenado una oleada de atentados terroristas contra los occidentales. Por tanto, en 1982, la opción militar no funcionó y en cambio generó un contraataque, como corrobora el hecho de que hoy estemos asistiendo a una invasión idéntica. ¿Por qué debería funcionar en la actualidad?
Antes de regresar a los placeres de este abrasador verano en el mar o en la paz de la montaña, el lector occidental debería reflexionar sobre las posibles consecuencias de una nueva guerra. ¿Podrá una intervención militar en Líbano llevar la paz a Oriente Próximo? ¿La destrucción de las infraestructuras socioeconómicas de los territorios ocupados pondrá fin al Gobierno de Hamás y transformará a los palestinos en vecinos amistosos de Israel? ¿Puede un bombardeo quirúrgico de Siria e Irán realizado por los B-52 estadounidenses acabar con la Guerra contra el Terrorismo? Una vez más, sólo la Historia tiene la respuesta en la triste historia de las dos guerras.
*economista italiana, autora de Insurgent Iraq: Al-Zarqawi and the New Generation, y de Yihad: cómo se financia el terrorismo en la nueva economía

Publicado en EL PAÍS, 27/07/06.

La Femospp y La Crónica de Hoy


La FEMOSPP y el periódico La Crónica de Hoy.
Ayer miércoles 26 de Julio 2006, el periodico La Crónica, que dirige Pablo Hiriart publicó en primera plana el siguiente reportaje:
El fiscal Carrillo ordenó fabricar culpables del 68Por: Israel Yáñez G.
César Augusto Osorio y Nieto, ex director general de Investigaciones Ministeriales "B" de la Fiscalía Especial para los Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp), reveló que el fiscal Ignacio Carrillo Prieto le impuso una "cuota" mínima de 25 consignaciones de personas presuntamente vinculadas con los hechos del 2 de octubre de 1968 y que, al oponerse a los métodos de la investigación, fue despedido.
(La respuesta de la Fiscalía, abajo)

Más armas para Chávez


Rusia tomo en serio el papel en que antes tenia EE UU en el suministro de armas a Venezuela y a otras partes del mundo, concretamente al sudeste asiático.
Venezuela firmó este jueves contratos con Rusia por los cuales se adquieren 24 aviones de combate y 53 helicópteros militares rusos, que según el presidente venezolano Hugo Chávez ayudarán a su país a contrarrestar un embargo de EE UU a la venta de armas.

Serguei Chemezov, director general de Rosoboronexport, confirmó a la agencia Interfax la firma de los acuerdos. El informe no especifica qué modelos de aviones ni de helicópteros fueron vendidos, pero Chemezov dijo que los acuerdos ascienden a más de 3,000 millones de dólares y que habían sido negociados a lo largo de los últimos 18 meses.
El ministro de defensa ruso, Serguei Ivanov, dijo la semana pasada que Rusia había acordado vender 30 aviones de combate Su-30 y 30 helicópteros por un valor de 1,000 millones de dólares.
Chávez dijo a la prensa: "ya ustedes saben que nosotros hemos dicho que vamos a adquirir un grupo de aviones Sukhoi 30, helicópteros, fusiles y otros elementos de defensa, y esto hay que agradecerlo a Rusia, porque gracias a la firmeza del presidente Vladimir Putin hemos desmoronado el intento del imperio de los Estados Unidos por desarmar a Venezuela".
Y como era de esperarse: ¡EE UU ha objetado enérgicamente la operación!
En mayo pasado, Washington impuso un embargo a la venta de armas al gobierno de Chávez por considerar que su país no estaba colaborando en la lucha contra el terrorismo.
El presidente ruso Vladimir Putin le prometió a Chávez que Rusia será un "aliado de confianza", pero, en una aparente alusión a EE UU, aseguró que la cooperación entre Moscú y Caracas no "tiene por objeto ponerse en contra de un tercer país".
Antes de reunirse con Putin en el Kremlin, Chávez dijo que la compra de aviones era vital porque Venezuela no podía adquirir repuestos para su flota anticuada de aviones F-16 de fabricación estadounidense.
Chávez ha usado las crecientes ganancias petroleras para modernizar militarmente a Venezuela, con la firma de multimillonarios contratos con Rusia y España, fundamentalmente ( y en menor medida con China).
El asunto dará mucho que hablar, sobtretodo porque EE UU libra una intensa campaña para impedir la llegada de Venezuela al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU), las razones son obvias.
Además, el pasado mes de junio Chávez anunció que planea iniciar la construcción de una fábrica de fusiles Kalashnikov, la idea es "garantizar la seguridad de la región".
El día de hoy, le preguntaron a Rubén Aguilar Valenzuela, Vocero de la Presidencia de la República:
Qué opinión le merece este asunto de que Hugo Chávez ha comprado algunas armas por mil millones de dólares...?
-Vocero: Sobre la segunda de las preguntas, Roberto, hoy el secretario de Relaciones Exteriores va a ofrecer una conferencia en donde habrá de fijar la posición del Gobierno de México sobre los acontecimientos de política exterior más importantes que han ocurrido en los últimos días y es el canciller quien habrá de fijar la posición sobre éste y otros temas en su conferencia de prensa de hoy día.

Condena de México


El gobierno mexicano condenó el ataque perpetrado por el ejército de Israel a las instalaciones de la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en el Líbano.

La Cancillería mexicana ratificó su total apoyo a la solicitud del secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Kofi Annan, al gobierno de Tel Aviv para que realice una investigación sobre lo ocurrido y se eviten nuevos ataques.
Este es el comunicado oficial No. 162
México, D.F., 26 de julio de 2006
MÉXICO CONDENA EL ATAQUE A LAS INSTALACIONES DE NACIONES UNIDAS EN EL LÍBANO
El Gobierno de México expresa nuevamente su grave preocupación por la escalada de violencia que tiene lugar en la frontera entre Líbano e Israel, y en particular expresa su condena por el ataque por parte del ejército israelí a las instalaciones de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (UNIFIL por sus siglas en inglés). Asimismo, extiende sus más sinceras condolencias a los familiares de los observadores internacionales que fallecieron en el ataque.
México manifiesta su apoyo a la solicitud del Secretario General de las Naciones Unidas al Gobierno de Israel para que realice una investigación sobre lo ocurrido y se eviten nuevos ataques en contra de las instalaciones y el personal de Naciones Unidas.
México reitera su repudio a las acciones violentas que dañan indiscriminadamente a la población civil y lamenta que las mismas interfieran con la labor de las Naciones Unidas en el terreno.
Tambíén la Cancillería emitio otro comunicado donde se anucnia que el canciller Derbez se reunió con la comunidad libanesa en México.
ENCUENTRO DEL SECRETARIO DE RELACIONES EXTERIORES CON LA COMUNIDAD LIBANESA EN MEXICO
El Secretario de Relaciones Exteriores, Luis Ernesto Derbez, se reunió ayer con el Presidente del Centro libanés, Rafael Musi Ganem, y con distinguidos miembros de la comunidad libanesa en México.
El objetivo fue dialogar sobre la situación del conflicto entre Líbano e Israel, así como sobre los operativos de evacuación de mexicanos y de mexicanos-libaneses de la zona afectada.
El encuentro representó también la oportunidad para manifestar el apoyo de México a la comunidad libanesa en estos momentos de tragedia, así como para consultar e intercambiar opiniones sobre el tipo de apoyo que México podría brindar a Líbano y sumarse a los esfuerzos internacionales de ayuda humanitaria dirigidos a ese país.
El Secretario Derbez reiteró a los miembros de la comunidad libanesa la posición de México en el conflicto, que condena la incursión de fuerzas irregulares libanesas a territorio israelí y el uso desproporcionado de la fuerza por parte de Israel, y subrayó que esta posición fue refrendada por el Gobierno de México en una Sesión Extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU el pasado viernes 21 de julio.

El Canciller mexicano comentó que se están analizando los mecanismos mediante los cuales se podría canalizar ayuda humanitaria a Líbano y, en ese sentido, señaló que se realizarían las consultas pertinentes con organismos internacionales para tales efectos.
El Presidente Musi Ganem, así como varios miembros de la comunidad libanesa, entre ellos Caline Chimely, quien participó en el operativo de evacuación organizado por la Secretaría de Relaciones Exteriores desde Beirut, agradecieron profundamente al Gobierno de México y especialmente a la Embajada de México en Líbano por su apoyo, profesionalismo, y eficaz tarea en las operaciones de evacuación.

El embajador de Israel en México

La Cancillería mexicana afirmó que el embajador de Israel en México David Dadonn se excedió en sus declaraciones al descalificar a ciudadanos mexicanos -intelectuales, artistas y empresarios- que condenaron la agresión israelí en Líbano mediante un desplegado.
Y es que la Convención de Viena asienta los límites de la actuación de los representantes diplomáticos extranjeros, y que se conduzcan con respeto hacia las leyes y los reglamentos del Estado receptor.
Como respuesta categórica, la Embajada de Israel respondió, en voz de David Dadonn en entrevista con Carlos Loret de Mola para el informativo Hoy por Hoy que transmite W Radio, que el gobierno mexicano debe entender que si Relaciones Exteriores defiende el derecho de libertad de expresión de la comunidad artística mexicana, deberán ser consecuentes con su expresión para criticar a estos.
El embajador David Dadonn, acusó a la intelectualidad mexicana de apoyar al terrorismo y los calificó de falta “de valor moral” y de estar desinformados.
Frente a esta situación, Relaciones Exteriores en voz de su asesor de asuntos jurídicos, Joel Hernández, dijo que Dadonn hizo declaraciones fuera de lugar y de entrada la cancillería por el momento no tiene previsto enviar nota diplomática al gobierno de Israel.
El funcionario de la cancillería dijo que existe una regla no escrita de política diplomática, por la cual los representantes deben respeto hacia el país y los individuos donde se encuentran acreditados.
Por su parte el editorial de La Jornada hoy es elocuente: Intelectuales: ahora "terroristas"

En una conferencia de prensa en la sede diplomática que encabeza, el embajador israelí en México, David Dadonn, acusó ayer a un amplio grupo de personalidades mexicanas de la academia, el arte, la cultura, el periodismo y los negocios ­unas 350­ de "apoyar indirectamente al terrorismo", de "hacer diferencias entre víctimas civiles israelíes y libanesas" y de "enrarecer el clima bélico en Medio Oriente".
El motivo de estos improperios fue un desplegado en el que los acusados exhortan a la ONU a promover "la inmediata suspensión de la incursión militar, el bloqueo total y la destrucción de toda la infraestructura en Líbano", condenan "enérgicamente las acciones paramilitares de Hezbollah y denuncian el accionar de las fuerzas armadas de Israel en el país vecino", el cual "ha provocado la muerte de al menos 400 libaneses y 500 mil desplazados".
Adicionalmente, el representante del régimen de Tel Aviv en nuestro país exigió a los firmantes que se retracten públicamente.
La prepotencia humana parece no tener límites, pero no es fácil encontrar en los anales de los pronunciamientos diplomáticos uno tan orwelliano, o tan digno de Goebbels, como el ofensivo disparate proferido ayer por el representante israelí: acusa al país agredido de ser el agresor, tilda de inequitativos a los intelectuales mexicanos cuando el documento que firmaron contiene una condena explícita a los ataques de Hezbollah contra Israel, argumenta que los soldados de Tel Aviv "defienden nuestra soberanía", por más que estén invadiendo y arrasando otro país, y asegura que el gobierno que preside Ehud Olmert "ha hecho todo lo posible para que los civiles libaneses no mueran por el conflicto", pese a las agresiones evidentemente intencionales de la artillería y la aviación del Estado hebreo contra ambulancias, barrios residenciales y, en horas recientes, un puesto de observación de las fuerzas de la ONU, en el cual los invasores asesinaron, con pleno conocimiento y premeditación, a cuatro elementos de los cascos azules.
En el peor de los mundos al revés, el delegado de un gobierno que practica sin ningún disimulo el terrorismo de Estado acusa de complicidades con el terrorismo a ciudadanos mexicanos destacados, comprometidos con la paz, de trayectorias honorables y productivas, que gozan en no pocos casos de reconocimiento internacional, incluso en Israel.
La descontrolada agresividad de Dadonn podría explicarse en el contexto del desconcierto diplomático, político y militar de las autoridades de Tel Aviv ante las inesperadas dificultades bélicas que enfrentan en Líbano y ante el previsible repudio mundial por sus prácticas criminales y hasta genocidas en ese país y en los territorios palestinos ocupados. Acaso sea un intento, torpe si los hay, por aplicar las instrucciones de su jefa, la canciller Tzipi Livni, quien, con un descaro equiparable, llamó a la comunidad internacional a "solidarizarse" con las atrocidades del aparato militar israelí contra los libaneses y los palestinos.
Pero el embajador de Israel en México ha escogido una circunstancia particularmente inoportuna para acusar de "apoyo al terrorismo" a intelectuales de la talla de Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis y otros, quienes están siendo objeto de un hostigamiento fascista por parte de la ultraderecha local, como se ha venido consignando en estas páginas. En tales condiciones, la calumnia lanzada por Dadonn adquiere el tono de una peligrosa provocación; vincular de cualquier manera a éstos y a otras figuras públicas con el terrorismo puede volverse justificación para nuevas agresiones. Resulta inevitable, en este contexto, preguntarse si el representante de Tel Aviv no es partícipe de la campaña de odio lanzada por los círculos más cavernarios e intolerantes del grupo en el poder contra los mejores exponentes de la inteligencia nacional.

Quien tendría que retractarse, en todo caso, es Dadonn, porque sus palabras constituyen un agravio para el conjunto de la sociedad mexicana, una ominosa afiliación a la agresividad yunquista contra mexicanos ilustres, un pésimo favor a los intereses de su país y una bofetada al oficio diplomático. Si no lo hace, podrá, ciertamente, seguir poniendo el título de embajador en sus tarjetas de visita y recibiendo invitaciones a convivios en la Secretaría de Relaciones Exteriores, pero él mismo habrá puesto fin a la parte sustancial de su encomienda en este país, que era, hasta ayer, propiciar el entendimiento entre los pueblos israelí y mexicano.