Grecia
y el futuro del euro/Xavier Vives
La
Vanguardia | 16 de julio de 2015
La
crisis griega es una crisis del euro. Esto nos han recordado reciente y
repetidamente muy ilustres economistas americanos, tanto de derechas como de
izquierdas. Siempre se han mostrado escépticos sobre la viabilidad de la moneda
única al verla como una construcción política sin racionalidad económica. De
hecho, Martin Feldstein ya pronosticó en 1997, dos años antes de la formalización
de la unión monetaria, que esta llevaría al conflicto interno en la Unión
Europea (UE) y, en particular, entre Francia y Alemania. A principios del 2012
Feldstein dictamina que el euro es un experimento que ha fallado junto con el
objetivo político de crear una Europa armoniosa. Mario Draghi en julio del 2012
insufló nueva vida al debilitado euro al proclamar que haría “lo que fuera
necesario” para preservar la moneda común, pero también advirtió que la
estabilidad de la eurozona estaba en manos de los gobiernos. La crisis de la
deuda empezó en Grecia en el 2010 y empujó los programas de oferta de liquidez
del Banco Central Europeo (BCE) a partir del verano del 2012. También impulsó
las reformas que, al borde del precipicio, nos llevaron a la unión bancaria con
el BCE como supervisor de las entidades financieras y el establecimiento de una
autoridad de resolución común de bancos con problemas. Se trataba de evitar que
el bucle diabólico entre problemas bancarios y problemas de deuda soberana se
llevara por delante la eurozona.