SESION ORDINARIA DE LA H. CAMARA DE SENADORES
CELEBRADA EL MARTES 25 DE NOVIEMBRE DE 2008.
-EL C. PRESIDENTE GONZALEZ MORFIN:
En otro apartado del orden del día, tenemos la participación de los grupos parlamentarios para presentar un pronunciamiento en torno al Día Internacional, para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Tiene la palabra la senadora Irma Martínez Manríquez, para referirse a este tema. Informo también a la asamblea que están inscritos los senadores y senadoras Gabino Cué, Ludivina Menchaca, Minverva Hernández, María Elena Orantes y Martha Leticia Sosa.
LA C. SENADORA IRMA MARTINEZ MANRIQUEZ: Gracias, señor Presidente. Buenas tardes, compañeras y compañeros senadores:
Hoy se cumplen 27 años del Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe, celebrado en Colombia en julio de 1981. Declaró esta fecha como Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres.
También se cumplen 23 años de que la Asamblea General de las Naciones Unidas, oficializó la conmemoración en 1993.
Sabido es también que se eligió el 25 de noviembre como Día contra la Violencia hacia las Mujeres, debido a que en un día como hoy en el año de 1960 fueron violentamente asesinadas las hermanas y activistas políticas Patricia, Minerva y Teresa Mirabal por la Policía Secreta del Dictador Rafael Trujillo en República Dominicana.
Después de casi medio siglo de estos terribles asesinatos y demás de 20 años de políticas gubernamentales, derivadas del reconocimiento internacional, de la existencia de la violencia contra las mujeres, la condición femenina en diversas partes del mundo, incluido nuestro país, no ha cambiado sustancialmente.
En pleno Siglo XXI, la condición femenina sigue siendo de desigualdad, subordinación y opresión lacerante. Las mujeres son quienes sufren más de pobreza, menores ingresos, precariedad y violaciones a sus derechos laborales. Son también quienes padecen de menores índices educativos, escasa representación en la vida pública y nula valoración de su contribución a las labores domésticas. Son víctimas de amenazas, coerciones y prohibiciones diversas, así como de normas que constriñen su libertad, autoestima y derecho a decidir sobre sus propias vidas y capacidades reproductivas.
Es por ello que una de las principales asignaturas pendientes de nuestra democracia, es la construcción de una sociedad que ponga fin a la desigualdad de género y que termine con la violencia hacia las mujeres.
La necesidad de promover esta construcción se vuelve más acuciante, en la medida en que comprobamos que las políticas y acciones hasta ahora realizadas por el Estado para erradicar la desigualdad y la violencia de género, han sido altamente ineficaces y no han contribuido a solucionar el problema.
Nuestra democracia no avanza ni logrará consolidarse si no situamos en la agenda de los grandes problemas nacionales el tema de la mujer.
Prioridad especial merece el fenómeno de los feminicidios y la impunidad en que la gran mayoría de ellos permanecen, pues ellos alienta las conductas machistas y la continuidad de nuevos crímenes contra las mujeres.
La construcción de la equidad de género pasa por la reeducación de hombres y mujeres y por el combate sin tregua a los estereotipos de género, a las actitudes y valores que han permanecido a través de los siglos y de los cambios sociales y que pernean todas las estructuras sociales, la pareja, la familia, las relaciones interpersonales, la división del trabajo y las políticas institucionales, solo por mencionar algunas.
La violencia doméstica hacia las mujeres va acompañada de violencia hacia niñas y niños, así como hacia los ancianos y/o personas discapacitadas, lo que fomenta la reproducción de la violencia contra los más débiles, vulnerables o desprotegidos.
Compañeras y compañeros:
El problema de la desigualdad y violencia de género no se va a resolver por sí solo ni tampoco haciendo como que no existe. Es necesario que en el ámbito de nuestras actitudes cotidianas y de nuestras respectivas competencias, todos los actores públicos y privados trabajemos en su combate y sentemos las bases de una sociedad, donde las mujeres tengamos los mismos derechos que nuestra contraparte masculina.
A nosotros nos corresponde legislar en materia civil, penal, laboral y administrativa para combatir todos aquellos resquicios jurídicos por donde se cuele la discriminación y falta de equidad jurídica de la mujer.
Se dice que el buen juez por su casa empieza. Es por eso que compete a los compañeros senadores sentar ejemplaridad en materia de equidad de género, promoviendo la apertura y trato igualitario en relación a sus pares femeninos, las mujeres senadoras, así como nuestra participación equitativa en la toma de decisiones y en las estructuras y comisiones parlamentarias relevantes.
A todos, hombres y mujeres, nos compete también vigilar, supervisar y dar seguimiento a las acciones gubernamentales en la materia, tales como el cumplimiento de los compromisos establecidos en los convenios y tratamientos internacionales.
Asimismo, convoco a los diversos sectores de la Administración Pública Federal, Estatal y Municipal, los poderes Judicial y Legislativo, Federal y Local, así como las instituciones académicas, centros de investigación, organismos de la sociedad civil, nacional e internacionales, la iniciativa privada y todos los actores de la sociedad para que participen en una cruzada en contra de la violencia a las mujeres que haga realidad la igualdad entre hombres y mujeres, elimine la discriminación y promueva la igualdad de oportunidades y trato justo entre los géneros, garantizando su participación equitativa en todos los ámbitos de la vida privada, política, económica, cultural y social del país.
Muchas gracias. (Aplausos).
- EL C. SENADOR GABINO CUE MONTEAGUDO: Con su permiso, Senador Presidente; compañeras y compañeros senadores: La proliferación de las dificultades económicas y políticas muchas veces hacen que pasemos desapercibido un gran problema social que se alimenta del silencio que rodea la violencia y discriminación de género ejercida contra las mujeres y las niñas.
Todos los días, en todas las latitudes del orbe se registran asesinatos y vejaciones a los derechos fundamentales de la mujer.
La violencia contra las mujeres y las niñas no solo es una forma de discriminación, sino que implica violaciones al derecho a la vida, a la integridad física, a la libertad, a la seguridad y a la protección judicial. Derechos consagrados en la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer Belem do Pará.
La violencia de género no solo se constituye como una vejación a la persona, sino que se convierte en un factor condicionante para la realización de los derechos humanos sociales y políticos de las mujeres y las niñas, tales como el derecho a la seguridad, a una vivienda adecuada, a la salud, a la alimentación, a la educación y a la participación democrática.
En México millones de mujeres se encuentran atrapadas en el ciclo de la pobreza y violencia que se alimentan y perpetúan mutuamente. La pobreza y la falta de educación son, sin duda alguna, un caldo de cultivo para abusar de los derechos fundamentales de las mujeres y las niñas.
Un ejemplo de ello se presenta en varias comunidades indígenas pobres de Oaxaca, Chiapas, Campeche y Guerrero donde las mujeres son vendidas o cambiadas hasta por dos cajas de refrescos o una de cervezas.
De hecho, y de acuerdo a un estudio realizado por Inmujeres, en muchos estados de la república es más penalizado el robo de una vaca que atentar contra una mujer, misma que es objeto de venta, maltrato o abuso sexual, y sub…en un lugar contra su voluntad o sometida a situaciones de esclavitud laboral.
Compañeras y compañeros senadores:
Esta situación debe de terminar de una vez por todas. De ahí que nuestra tarea legislativa sea fundamental, ya que sólo contando con un marco legal que salvaguarde los derechos de las mujeres podremos avanzar verdaderamente en la erradicación de la violencia y el maltrato de todas sus manifestaciones cometidas contra el género femenil.
De ahí la importancia de todas las Iniciativas, que en ésta y en otras legislaturas, se hayan presentado en la materia y la obligación de hacer un análisis pronto y expedito para ver de qué manera podemos aportar a terminar con este cáncer que lacera a nuestro país.
Como sociedad, nos encontramos ante el reto de crear una cultura de tolerancia cero hacia la violencia ejercida contra las mujeres, y al mismo tiempo incrementar el acceso a la justicia para las víctimas.
La violencia contra las mujeres constituye un abuso contra los derechos humanos cuya responsabilidad corresponde al Estado, por lo que debemos de trabajar de manera coordinada para exigir que a través de políticas públicas se garantice también a las mujeres y niñas el acceso a los derechos y los servicios en condiciones de igualdad.
En concordancia con este principio, los gobiernos de procurar la plena incorporación de todos los sectores sociales, sobre todo de aquellos que por su condición física o histórica se encuentran en desventaja o rezago, tal es el caso de las mujeres.
Por ello invitamos al Gobierno y a la sociedad, que todas las acciones que realicemos tengan un sentido de equidad entre hombres y mujeres, y para ello lograr una verdadera democratización y erradicación de este mal.
En Convergencia seguiremos pugnando por lograr el reconocimiento y respeto pleno de los derechos fundamentales de las mujeres, comprometidos a continuar trabajando y uniendo esfuerzos para lograr la equidad de género, y el acceso a las oportunidades en igualdad de condiciones.
-LA C. SENADORA LUDIVINA MENCHACA CASTELLANOS: Con su permiso, Senador-Presidente.
Compañeras y compañeros senadores:
Sabemos que desde hace 27 años, la Organización de las Naciones Unidas declaró el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, por lo que en los países se organizan actividades dirigidas a sensibilizar la opinión pública respecto al problema de la violencia contra la mujer.
Los estudios y las estadísticas demuestran que la violencia es un problema universal, y la violación generalizada de los derechos humanos contenidos en diversos instrumentos internacionales, y esta conducta es conformada por acciones y omisiones misóginas, impunidad social, crímenes, secuestros, desapariciones y asesinatos en uno de los mayores flagelos de la humanidad.
Quiero llamar su atención en un aspecto de la violencia, que generalmente tiende a pasar desapercibido, que es la violencia en el noviazgo, lo que generalmente no es percibida como tal, ni por las víctimas, ni por los agresores, pues generalmente confunden maltrato y ofensas con amor e interés de la propia pareja.
En el noviazgo y la violencia, puede adoptar múltiples rostros, como insultos, gritos, amenazas, empujones, intimidaciones, castigos, sometimientos, bofetadas, puñetazos, y agresiones sexuales, entre otras. Pero este tipo de violencia es muy grave, ya que si las prohibiciones o humillaciones se vienen arrastrando desde el noviazgo, se acentúan en el matrimonio, que junto con la manipulación económica, pues generará tanta presión, que con el tiempo, pues desembocará en golpes.
Compañeros, en México la violencia más frecuente contra las mujeres, es la de la pareja. 43.2 por ciento de las mujeres de 15 años y más, señalan haber sufrido violencia durante su última relación.
En promedio fallecen diariamente 6 mujeres por muertes intencionales; 4 por homicidio y 2 por suicidio.
México se encuentra dentro de las 15 naciones del mundo con más homicidios dolosos de mujeres, y forma parte de los 30 países con más altas tasas de violación.
El 47 por ciento de las mexicanas padecen violencia, y 7 de cada 10 familias sufren violencia intrafamiliar.
Y con las cifras, estas son alarmantes. Y si bien es cierto que para atender la violencia de género, hemos tenido progresos significativos que se han reflejado en la creación de leyes, modificación de leyes, políticas y prácticas en el pasado que ayudaron a favorecer la impunidad de delitos relacionados con la violencia hacia la mujer, pues aún tenemos un camino muy largo por recorrer.
Son grandes los avances legislativos a nivel federal por atender la violencia de género, pero no obstante, la desarticulación entre el Estado Federal y las entidades federativas hacen particularmente difícil el manejo de la violencia contra la mujer en el país.
La Federación reconoce y asume el feminicidio como un grave problema de violencia contra las mujeres, a diferencia que en algunas entidades federativas niegan su existencia.
Y por otra parte, los organismos internacionales han reportado de sus visitas realizadas a México, que la obligación del Estado de actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra la mujer, no se cumple del todo, pues hay una clara administración del problema, ya que se adjudica esto al 80 por ciento de los crímenes a la violencia doméstica, como si los asesinatos en este ámbito no necesitaran atención y una debida investigación y sanción.
Olvidan que internacionalmente el Estado tiene la obligación de prevenir, investigar y enjuiciar todas las formas de violencia contra las mujeres, así como protegerlas contra dicha violencia y responsabilizar a los infractores.
Y está claro que la violencia contra la mujer atiende a patrones socioculturales que está al interior de nuestra sociedad, por lo que este día en el que conmemoramos el Día de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, me gustaría hacer un llamado a los medios de comunicación para que promuevan el respeto a las mujeres, la igualdad entre los géneros y dejen de reproducir estereotipos de géneros que nada ayudan a solucionar el problema.
Al Poder Legislativo Federal y Locales, para que tomen las medidas necesarias para implementar el derecho internacional de los derechos humanos de las mujeres de forma que la retórica de los instrumentos se vea convertida en acciones concretas en el Sistema Jurídico Mexicano.
Y hago una invitación para las legislaturas locales, armonicen su legislación de acuerdo con lo establecido en la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer, que es la Convención de Belén.
Hago el llamado también al Poder Ejecutivo Federal y Estatal para que promuevan la educación en la cultura de igualdad entre género y la no violencia, que investigue eficientemente todos los casos de violencia reportados contra las mujeres, a fin de que los responsables puedan ser sancionados.
Que se sensibilice y capacite a los funcionarios públicos en sus funciones para que el desempeño de sus labores tengan presencia en la perspectiva de género, y enfatizar más en estas campañas de información para las mujeres víctimas de violencia de género.
Y al Poder Judicial, a procurar y administrar justicia de manera pronta y eficiente tomando en cuenta la perspectiva de género.
A la sociedad civil, para promover la igualdad de los géneros y el respeto a las mujeres, sobre todo a los padres de familia para que en la educación metan el respeto del género al interior de sus hogares, porque sin la participación de todos será difícil terminar con este gran problema social.
Hoy los invito a comprometernos a tomar la conciencia del grave problema que representa la violencia de género.
Es importante que reflexionemos y que desde nuestro espacio, emprendamos acciones para erradicar todas aquellas prácticas que favorecen a la violencia… contra las mujeres. Los legisladores del Partido Verde, reconocemos los derechos, las aportaciones y la lucha de las mujeres mexicanas, así como los hombres que han asumido este compromiso, como propio. Rechazamos cualquier tipo de violencia en contra del ejercicio de sus derechos y nos comprometemos a seguir en la búsqueda de mecanismos para la protección de los mismos, a promover legislaciones que garanticen la equidad entre los géneros y al acceso a una vida digna y de calidad, con el fin de construir una sociedad, basada en el respeto de los derechos humanos.
Y en este día, que hace 27 años tres valientes mujeres, murieron por luchar por la construcción de una nación más justa, más libre y democrática, los invito a emprender las acciones mencionadas, para que con nuestro trabajo reivindiquemos también a esas miles de mujeres y niñas que son violentadas. Como el caso de la niña Yazmín Viridian, de 10 años de edad, que en días pasados, lamentablemente, fue brutalmente golpeada, abusada sexualmente y finalmente asesinada, el pasado domingo en Chetumal, Quintana Roo. Desde esta tribuna el Senado de la República, externa sus más profundas condolencias a los familiares de esta menor.
Solicitando a su vez que las autoridades correspondientes esclarezcan y sancionen a los responsables de este lamentablemente suceso.
A las miles de mujeres y niñas que como Yazmín, han muerto o han sufrido por culpa de la violencia, démosle una esperanza y fuerza para seguir luchando por una sociedad igualitaria; a las mujeres y niñas y hombres que podamos vivir en fraternidad humana.
En la medida que tantos hombres, como mujeres, alcancemos la igualdad y el respeto hacia el otro; seremos capaces de crecer como sociedad, de implementar una verdadera democracia y de pensar en un mundo mejor.
Siempre recordemos que la violencia contra la mujer, pues no sólo deja huella en nosotras; daña a la familia, daña a nuestros hijos, pero sobre todo, marca nuestra historia.
Compañeras y compañeros, la violencia es el miedo de las ideas de los demás y la poca fe en las propias.
Unamos nuestras manos y digamos: no la violencia. Gracias, por su atención. (Aplausos)
-LA C. SENADORA MINERVA HERNANDEZ RAMOS: Con su permiso, senador presidente.
En el México de hoy, la palabra violencia se ha vuelto tan común y normal, que ya casi nadie se asombra de lo que pasa. Y es que, en todo el país se vive una fuerte ola de violencia, no sólo de género, sino en todos los sectores de la sociedad, que se ha ido agravando poco a poco.
En materia de género, de acuerdo con las investigaciones encabezadas por la comisión, para conocer y dar seguimiento a las investigaciones relacionadas con los feminicidios de la Cámara de Diputados, los estados donde más se han presentado casos de violencia de género y que han llegado al feminicidio, son: Guerrero, Veracruz, Chiapas, Distrito Federal, estado de México, Chihuahua, Oaxaca, Sonora, Morelos y Baja California.
Estos datos indican que las víctimas han sido niñas, jovencitas, adultas, ancianas, indígenas, profesionistas, obreras, prostitutas, amas de casa, actrices, burócratas, etcétera.
Y lo más alarmante, es que la mayoría de estos crímenes, impera la impunidad. No se han resuelto debido a la aplicación incorrecta de justicia, y cada vez se suman más, como si se tratara del crecimiento de la población de un país, que día a día está en expansión.
La violencia no es natural, no se hereda, no es una forma de enfrentamiento adecuada. Tampoco podemos erradicarla asignándole poder a la mujer, pues estaríamos ante relaciones asimétricas de poder.
Se trata de lograr equidad.
Cuando las mujeres acuden a denunciar ante las instituciones, éstas desvalorizan sus dichos y las discriminan, particularmente quienes son los encargados de impartir la propia justicia.
El Banco Interamericano de Desarrollo, estima que los costos de la violencia contra las mujeres, oscila entre el 1.6 y el 2% del producto interno bruto de los países de la región latinoamericana, y con base en estas estimaciones, México estaría pagando un costo por la violencia, equivalente a 143 mil 800 millones de pesos en el 2006. Que equivale, para darnos una idea, al doble del gasto aprobado en 2008, para los sectores de Salud y de Comunicaciones y Transportes juntos.
Las consecuencias van, desde incapacidades laborales, hasta gastos en hospitalización para la atención de las consecuencias de la violencia física.
Existe un cúmulo de declaraciones y recomendaciones de organismos internacionales, que han propiciado diversas legislaciones en defensa de los derechos de las personas y en particular de mujeres, niños, entre las que destacan la Declaración de los Derechos Humanos, la Declaración de los Derechos de la Niña y el Niño, la Declaración de los Derechos del Ciudadano o la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia; aprobada recientemente en el Congreso.
Sin embargo, pese a estos avances, tenemos que en algunos congresos locales de nuestro país, hay rezagos importantes en la materia, debido a que deben modificar algunas disposiciones del derecho penal, que ponen en riesgo el derecho a la vida, la libertad y la seguridad de la población femenina, y prácticamente constituyen una licencia para matar mujeres.
Una de las figuras que se debe derogar cuanto antes, es, la del homicidio por infidelidad conyugal o por razones de honor; contemplado aún en 14 códigos penales del país, de acuerdo con datos recientes dados a conocer por el Instituto Nacional de las Mujeres.
Especialmente presentan focos rojos los estados de Campeche, Tamaulipas y Michoacán, en donde la pena mínima para el que prive la vida de su cónyuge o concubina, es de apenas tres días de prisión. En tanto que en esos mismos estados, para quien robe una cabeza de ganado, la pena mínima va de tres a seis años de prisión.
Aunado a ello, deben revisarse con detenimientos, delitos como el rapto, vigente en 20 entidades federativas, para proteger efectivamente a las mujeres que son sustraídas, retenidas o apoderadas por un hombre, por medio de violencia física o moral, para realizar un acto erótico, sexual o casarse; cuya responsabilidad penal se extingue, si el delincuente se casa con la mujer a la que secuestró y abusó sexualmente.
Otro tema de la agenda de armonización legislativa en materia penal, lo constituye, sin lugar a dudas, el delito de estupro, vigente en 30 entidades federativas, entendido como copular con una mujer mayor de 12 años y menor de 18, con su consentimiento por medio de seducción o engaño.
En materia civil, es necesario armonizar el cuerpo normativo vigente cuanto antes, para que las mujeres que han pasado por un divorcio, tengan la capacidad jurídica para contraer nuevas nupcias, sin necesidad de esperar más de un año, a diferencia del hombre que se puede casar inmediatamente.
Por lo anterior, desde esta soberanía, hago un respetuoso exhorto a las diputadas y diputados de los congresos locales, para que atiendan estos planteamientos y deroguen éstas y otras disposiciones legales, que impiden a las mujeres, el goce pleno de sus derechos humanos y libertades fundamentales.
Así como la inyección de recursos presupuestales necesarios, para que la ley no se convierta en letra muerta.
El Plan Nacional de Desarrollo 2007-2011, omite el Programa Integral para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, lo que origina una discontinuidad de programas, que puedan imposibilitar que se consoliden políticas, para la atención de este grave problema. Tal y como sucede en los países de la Unión Europea.
El Plan relega el cumplimiento pleno de la ley, a una mera estrategia un tanto acotada y desvinculada, lo cual debe ser corregido para que esta ley logre su aplicación real, pues a casi dos años de haber entrado en vigor, vemos con preocupación que todos los días se documentan atrocidades contra las mujeres y los niños, y también paralelamente se comete la impunidad de quienes ocurren en estos actos; y finalmente hay una tremenda contradicción entre los valores declarados y la realidad cotidiana nos impacta todos los días.
Cifras del Instituto Nacional de las Mujeres reportan que cada 35 minutos una mujer pide ayuda y que el 38 por ciento de las mujeres padece de violencia emocional, el 29 por ciento de violencia económica y el 9 por ciento de violencia física.
Datos estadísticos reportan que en México una de cada cinco mujeres sufre violencia por parte de su pareja actual; 8 de cada diez hogares padecen violencia emocional, donde los gritos y enojos son las expresiones más frecuentes; 7 de cada diez agresores sexuales son conocidos de las víctimas; y 5 de estos siete agresores son inclusive familiares, más de la mitad de las violaciones ocurren en la casa o en la escuela.
La Organización Mundial de la Salud ha declarado que la prevención de violencia en su marco general y familiar debe ser una prioridad que exige un conocimiento exhaustivo de su magnitud. Es calificada como un asunto de salud pública por el impacto negativo que tiene la salud física y mental de los grupos vulnerables; pero aún la magnitud del problema está pobremente documentado, diagnosticado y mucho más denunciado.
Las políticas de combate a la violencia deben buscar enlazar los servicios de detección, atención, con los de procuración de justicia, a fin de establecer bases administrativas y también de tipo jurídico de atención a las víctimas y de castigo a los perpetradores.
La violencia de género debe ser una prioridad mundial, porque se incuba en la sociedad y en el estado debido a la inequidad genérica patriarcal, a la falta de democracia y desarrollo, ya que las instituciones se encuentran rebasadas por falta de políticas adecuadas.
En suma, el carácter multidimensional de la violencia y su trascendencia en diverso ámbitos de la vida individual y social exige soluciones integrales y políticas públicas intersectoriales. Es por ello que más que un día conmemorativo necesitamos empezar a atender urgentemente las Convenciones de la Convención de Belén do Pará, e impulsar de inmediato el establecimiento de acciones para la prevención de la violencia, los servicios competentes de atención a las víctimas, capacitación a la policía, a los ministerios públicos y demás funcionarios involucrados, leyes que garanticen la justicia y erradiquen la impunidad.
El contar con sistemas de registro de hechos denunciados y de la victimización, así como indicadores para evaluar cambios, tendencias e impactos de las acciones públicas, el asignar recursos presupuestarios suficientes.
La Cámara de Diputados, vale señalar, aprobó para el 2009 un recurso del orden de 9 mil millones de pesos que aún cuando es una cifra muy importante sigue resultando un tanto insuficiente.
La formación de capacidades y sensibilidad al problema en las y los funcionarios encargados de las acciones de atención e los diversos sectores involucrados.
Las senadoras y senadores del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática, insistiremos en la necesidad de crear condiciones reales para que nuestro cuerpo normativo pueda ser implementado de manera eficiente en los servicios para evitar que se convierta nuestra ley en letra muerta, sin posibilidad de aplicación real.
Tenemos un compromiso profundo con la vida, con la libertad, con la justicia, con la seguridad doméstica, el bienestar general y, por esto, rechazamos la violencia en cualquiera de sus manifestaciones.
Compañeros y compañeras legisladores, el mejor homenaje que podemos hacer a partir de hoy en el Senado de la República es que comencemos a dar en los hechos su lugar a la mujer.
Aquí en las comisiones, en los espacios de responsabilidad y decisión, porque los hechos hablan más que las palabras y sería además un mensaje muy claro y muy transparente, muy contundente a la sociedad mexicana. Es cuanto, senador presidente.
-LA C. SENADORA MARIA ELENA ORANTES LOPEZ: Gracias, señor presidente. Yo creo que este es el momento de transitar de un discurso político a la aplicación de una política pública real, existente ante una problemática que no podemos ocultar.
La violencia hacia las mujeres, en tiempos anteriores, expresado en los discurso políticos, no era más que atentar a la violencia física, a la agresión de un golpe, a lacerar a la mujer en su cuerpo humano.
Posteriormente se habla ya de una violencia que trae mayores repercusiones, esa violencia que atenta no solamente contra la integridad de su persona, sino con lo que lacera lo íntimo de una mujer: la agresión psicológica.
Y posteriormente hemos visto mujeres muy capaces, pilares en su hogar, que sin duda alguna han sido hoy reconocidas en nuestro país; pero que también son violentadas en su quehacer y en su acción diaria; mujeres que son extraordinarias profesionistas, cabales y honestas; mujeres que también son madres de familia y padres a la vez; mujeres que son empresarias; mujeres en sí que caminan y transitan buscando un México mejor para las futuras generaciones.
Es por ello que el día de hoy no solamente estamos aplicando la conmemoración de un discurso, la aplicación de una práctica, que debe de comenzar en la educación, debe de ser el sector educativo quien aplique en lo que son los libros de textos el conocimiento de lo que realmente es la base de una violencia.
Además de ello, debemos las legisladoras y los legisladores preocuparnos por un presupuesto que aplique para la elaboración de los refugios que puedan dar a la mujer la seguridad de su integridad. Y además de ello, la violencia económica que permite a veces no desprenderse de la cruda realidad de vivir la amargura día a día de un rol y un patrón que se ve en los hijos y que repiten las futuras generaciones: la niña que ve golpear a su madre, piensa que en el futuro tiene que ser golpeada para poder ser eje de familia y mujer en sí; y el niño que golpe y que ve que su padre golpea lo repite en un esquema de patrón.
Y es por ello que desde esta tribuna hago un llamado y en nombre de la fracción parlamentaria de mi partido para expresar que apliquemos más presupuesto, mejor destinado, y que todos caminemos fuera de lo que pueda ser un discurso mediático a favor del padrón electoral más importante y más fuerte que son las mujeres, a la aplicación real de programas en educación, en materia de presupuestos, en salud y en la atención pronta y precisa a las mujeres de México. Muchas gracias, señor presidente.
-LA C. SENADORA MARTHA LETICIA SOSA GOVEA: Muchas gracias. Gracias, senador presidente. Compañeras y compañeros senadores, quisiera iniciar con una reflexión de Kofi Annan: “La violencia es quizá la más violenta violación de los derechos humanos y quizá la más generalizada; no conoce límites geográficos, culturales o económicos. Mientras continúe no podemos afirmar que estamos logrando progresos reales hacia la igualdad, el desarrollo y la paz”.
El día de hoy estamos conmemorando un año más del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres.
ace unos años la Asamblea General de la ONU declaró conmemorar cada 25 de noviembre el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres, fecha muy emblemática en la que se recuerda también el homicidio de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Miraval, luchadoras incansables y defensoras de los derechos humanos, políticos y sociales de su pueblo en República Dominicana.
Para Acción Nacional el respeto a la dignidad de la persona humana como derecho intrínseco a su existencia es el eje rector de la acción admitiendo que hombres y mujeres se manifiestan como un principio y fin de la vida social y política de nuestro país.
Es por ello que considerando nuestros principios de humanismo político y con motivo de esta fecha, queremos reflexionar sobre la relevancia de la dignidad de la mujer en nuestra sociedad partiendo desde su núcleo, la familia.
Datos arrojados por la encuesta nacional sobre la dinámica de los hogares nos muestran un panorama desolador en relación con las consecuencias de la violencia contra la mujer, ya que 67 de cada cien mujeres de 15 años y más han padecido algún incidente de violencia, ya sea en su relación con la pareja o en los espacios comunitarios, laboral, familiar e incluso escolar.
La violencia más frecuente es la ejercida por el actual o último esposo o compañero declarada por el 43.2 por ciento de las mujeres; le sigue la violencia en la comunidad que la han padecido el 39.7 por ciento de estas mujeres; le sigue la violencia laboral que representa un 29. por ciento y finalmente la violencia familiar un 15.9 por ciento; por lo que corresponde a la violencia escolar el porcentaje se refleja de un 15.6 por ciento.
Pero también en la Secretaría de Educación hay preocupación y hay interés en el Gobierno Federal por atender esta violencia desde los primeros años escolares y en esto hay que reconocer que la primera encuesta nacional celebrada por la Secretaría de Educación Pública sobre la exclusión, intolerancia y violencia en las escuelas públicas de educación media superior de este años reflejan cantidades preocupantes de acciones de entre los estudiantes de entre 15 y 19 años de edad que reportan los siguientes porcentajes.
El 16.3 por ciento está de acuerdo en que la violencia forma parte de la naturaleza humana, un 13 por ciento está de acuerdo que los hombres les pegan a las mujeres por instinto y un 10.9 por ciento está de acuerdo en que es culpa de la mujer la violencia cuando su marido la agrede.
Otro tema que debemos de visualizar y que ya quien me antecedió en la voz también lo mencionó es la violencia en el noviazgo, que tiende a pasar desapercibida tanto en las instituciones como entre los propios jóvenes, sin embargo, la encuesta nacional de violencia en el noviazgo de este año detectó que en las relaciones entre jóvenes de 15 y 24 años se registra en contra de la mujer violencia de muy distinto tipo y en distintos grados destacándose la violencia física en un 61.4 por ciento, la psicológica en un 76 por ciento y la sexual en un 16.5 por ciento.
Lo cierto, compañeras y compañeros es que en México se padece la violencia como un mal estructural, estamos hombres y mujeres inmersos en una espiral ascendente de agresividad, la violencia está profundamente arraigada en nuestra sociedad y por consecuencia en nuestras relaciones.
Por ello necesitamos desnaturalizar este hecho y buscar nuevas formas de relacionarnos entre hombres y mujeres. Sin embargo tenemos que reconocer que el trabajo realizado contra la violencia en las mujeres en nuestro país ha tenido importantes avances. Uno de esos puntos claves lo es la creación de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida libre de violencia, en vigor desde el 1º de febrero del año pasado.
Tenemos que señalar también como un acierto la creación e impulso del Programa Nacional para la igualdad entre hombres y mujeres y también la implementación del Sistema Nacional para Prevenir Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres. Este Sistema que involucra a todas las dependencias del sector público en los tres órdenes de gobierno así como una parte importante de las instituciones no gubernamentales, aún así, consideramos que hace falta un arduo trabajo de difusión.
En este sentido es de vital importancia, lo recalco, como ya lo dijo una compañera hace unos momentos, que los medios de comunicación nos ayuden a promover y difundir mensajes que favorezcan la equidad de género, que favorezcan la igualdad de oportunidades con responsabilidades y que consecuentemente se eviten mensajes que denigren la integridad y dignidad de las mujeres.
Debemos destacar también los esfuerzos en los congresos locales, en ese momento hay 17 estados que ya cuentan la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, sin embargo aún existe un importante número de Congresos Locales que o han hecho lo correspondiente para legislar en materia de equidad.
En esto tengo que subrayarlo están el Estado de México, Colima y Aguascalientes, mismos que aún no tienen la Ley antes mencionada y que coincidentemente son quienes presentan elevadas tasas de violencia, documentadas en la encuesta nacional sobre la dinámica de las relaciones en los hogares del año 2006.
Es inconcebible la violencia en todas sus formas y manifestaciones, pero la violencia que actualmente están viviendo los jóvenes en sus relaciones de noviazgo es verdaderamente alarmante.
Esto sólo nos arroja a una conclusión, la violencia es un problema muy complejo que se debe atajar desde la prevención, impulsar políticas públicas para prevenir este delito, atender a las víctimas, procurar justicia y garantizar que realmente se aplique a la Ley.
La perspectiva de género ha sido sustento del PAN no sólo para crear conciencia del respeto a la mujer, sino para trabajar desde el Poder Legislativo, desde el Poder Ejecutivo y desde los gobiernos locales a favor de que este pensamiento político tenga repercusión en las acciones que lo garanticen y por lo tanto crear en la ciudadanía una nueva atmósfera de equidad que vaya más allá de lo plasmado en la legislación.
Es por ello que en el marco de esta fecha realizamos desde esta honorable soberanía, un vigoroso llamado a frenar todo tipo de violencia contra las mujeres, un llamado para crear un entorno de libertad, de justicia, de igualdad social, un entorno que es y será garante de un desarrollo pleno y más acelerado de las y los mexicanos en todos los sentidos.
Hagamos, pues compañeras y compañeros un voto de conciencia, de compromiso y de trabajo arduo para eliminar la violencia contra las mujeres.