Estado
o indignidad/ Jorge de Esteban es catedrático de Derecho Constitucional y presidente del Consejo Editorial de EL MUNDO.
El
Mundo | 15 de diciembre
Sin
que pretenda descubrir ningún Mediterráneo, pienso que una de las ideas básicas
que se extienden a lo largo de la genial obra de Maquiavelo, El Príncipe,
consiste en algo que sigue estando en la actualidad meridianamente vigente.
En
efecto, el autor florentino sostiene que la prioridad en la misión de todo
Príncipe debe ser la conservación y el mantenimiento del Estado. Por supuesto,
según su teoría este objetivo se fortalecería aún más en caso de que el
territorio de su Estado aumentase y se engrandeciese con sus conquistas. De ahí
se deduce algo lógico que consiste en que la mejor manera de conservar el
Estado, es mantener y ejercer férreamente el poder. Ahora bien, en este sentido
Maquiavelo se adentra por un terreno de afirmaciones y juicios de valor que le
conducen, tal vez en contra de que lo que pensaba realmente, a que se acabase
creando el maquiavelismo o, dicho de otro modo, la idea de que la astucia es
válida para mantenerse en el poder por cualquier medio que sea útil, ya que el
fin justifica los medios.