El secreto
- ¿Por qué el PAN también adopta el secretismo del PRI?
- En silencio y en lo oscurito, el PAN negocia una salida.
Columna Itinerario Político/Ricardo Alemán
Excélsior, 17 de julio de 2011;
Está claro que los jefes del PAN tienen todo el derecho de realizar en secreto su más importante cónclave en la última década —encuentro que reunió a ex presidentes del partido, ex candidatos presidenciales, legisladores y a los jefes azules, incluido Felipe Calderón—, pero también es cierto que todos los ciudadanos, en general, tienen el derecho a saber lo que ahí se dijo, lo que se acordó y concluyó. ¿Por qué?
Porque resulta que más que instituciones privadas, clubs de amigos o romerías de cuates, los partidos políticos mexicanos son —según la Carta Magna—, “instituciones de interés público”. ¿Y eso qué quiere decir? Casi nada, que son instituciones del Estado mexicano, financiadas con dinero público, y cuyo desempeño es de interés de todos los ciudadanos.
Sin embargo el partido azul decidió su cónclave al estilo de la vieja antidemocracia priista; del secretismo absoluto. Incluso se llegó a excesos groseros —acaso sabedores de que es casi imposible cerrar la boca a los políticos—, de que los participantes en el cónclave azul fueron obligados a asistir sin llevar consigo sus respectivos teléfonos celulares. ¿La razón? Que no se filtrara nada de lo que se dijo en los dos encuentros de la cúpula azul.
Partido de cuates.
¿Por qué resulta una ofensa para los ciudadanos en general, pero sobre todo para los militantes del PAN, un encuentro secreto como el que llevaron a cabo durante dos días, un pequeño grupo de los autodenominados “jefes” del PAN? Las razones son muchas y de distintos talantes, Proponemos sólo cuatro razones, con argumentos elementales.
1.- Porque durante toda su vida, el PAN presumió su origen como partido de ciudadanos, al tiempo que por décadas cuestionó la cultura del viejo PRI, de resolver sus diferencias y tomar sus decisiones, sólo entre pequeños grupos cupulares.
2.- Porque la crisis que vive el partido azul se manifiesta en todo México, y panitas de todo el país reclaman un análisis en el que pudieran participar representantes de todos los comités estatales, legisladores de todos los distritos y todas las entidades y, por supuesto, porque un diagnóstico serio no puede ser tomado en cuenta sin una representación de la militancia de todo el país.
3.- Porque un análisis en el que sólo se escucha a un puñado de amigos —como los que se reunieron el viernes y sábado en el PAN—, no es más que una gran farsa.
¿Qué saben los participantes del cónclave, lo que pasa en el PAN del Estado de México, en el de Guanajuato, Jalisco, Tamaulipas? En cada entidad, el PAN es distinto, sus problemas son diferentes y las soluciones deben ser particulares.
4.- Porque el secretismo y las decisiones cupulares —van en contra de la cultura del PAN—, confirman que Acción Nacional decidirá la selección de su candidato presidencial, a partir de lo que siempre cuestionó; una decisión cupular.
Diez años y diez horas.
Sin embargo, lo más curioso del encuentro secreto entre un puñado de panistas que se dicen dueños de las decisiones del partido azul y de su futuro, es que durante diez horas —cinco de la tarde y noche del pasado viernes, y cinco de la mañana y tarde del sábado—, esos autoproclamados depositarios de las decisiones del partido azul analizaron y diagnosticaron las dolencias que tienen postrado al partido azul en los últimos diez años.
Es decir, que para analizar el tamaño y la profundidad de una crisis política que se gestó en los últimos diez años —casualmente años en que el PAN ha estado en el poder presidencial—, los modernos jefes de Acción Nacional sólo requirieron algo así como diez horas. En otras palabras, que una treintena de panistas que se dicen de primer nivel —curioso que no apareció en ese encuentro uno solo de los ideólogos, de esos que defienden la doctrina, los principios y sus desviaciones—, dispusieron de unas cuantas horas para revisar lo ocurrido en el partido azul en toda una década, desde que llegó al poder en el año 2000; poder que puede perder en el año 2012.
¿Qué tan serio, profundo, sustentado y productivo puede ser un análisis de lo que pasa en un partido como el PAN, en un encuentro de diez horas, donde ni están todos los que son, ni son todos los interesados en el PAN?
Hasta la noche de ayer —20:00 horas—, no se sabía prácticamente nada de lo que se habló, se revisó, pactó y negoció en el encuentro de los jefes del PAN con el presidente Calderón —porque según las imágenes que se conocieron, el Jefe del Estado mexicano actuó como verdadero jefe del PAN—, a pesar de que todos saben que durante las dos sesiones del encuentro de panistas, no tiene otro fin que el de negociar un acuerdo para empujar, en unidad, un candidato presidencial.
La identidad perdida.
¿Dónde quedaron aquellas convenciones de varios miles de panistas —delegados de todo el país—, que intercambiaban elogios y críticas a los aspirantes presidenciales; que resaltaban las cualidades de tal o cual de los aspirantes, en tanto que acusaban los vicios y deficiencias de sus adversarios?
Hoy todo se resuelve en una cúpula de no más de 30 interesados y autodenominados “jefes del partido”, quienes en secreto mueven las piezas, hacen alianzas, pactan y negocian.
Al final, al más viejo estilo del PRI, se imponen las decisiones cupulares. Sin embargo, y por increíble que parezca, nadie ha sido capaz de explicar por qué una reunión ultrasecreta.
¿De qué no quieren que se enteren los ciudadanos? ¿Qué esconden los señores de Acción Nacional?
Está claro que los principales problemas del PAN tienen qué ver con la advertencia que Felipe Calderón lanzó poco antes del año 2000, cuando dijo que su partido corría el riesgo de “ganar el poder y perder al partido”. Hoy el PAN tiene el poder, pero se ha desdibujado hasta niveles de poner en riesgo su permanencia en el poder.
El PAN ha perdido su identidad, pero dejó de producir cuadros para los gobiernos municipales, estatales y el gobierno federal. El PAN hoy ya no es el “partido esperanza” que llegó al poder en el año 2000, y no pocos ciudadanos creen que el partido azul es igual o peor que el PRI. Hoy el PAN se ha desdibujado hasta niveles de perder gobiernos en regiones completas del país, que en otros momentos fueron considerados como “corredores azules”. Y la crisis ha llegado al extremo de que el PAN sólo gana gobiernos estatales y municipales en alianza con el PRD y con candidatos del PRI.
Golpes en Michoacán.
Mientras que los jefes del PAN discutían la candidatura presidencial, en Michoacán resolvían a golpes la selección del candidato azul.