La lucidez del perdedor/Enrique Rojas, catedrático de Psiquiatría
EL MUNDO, 31/12/10;
En el año 2011 que mañana se inicia tenemos 365 días por delante para intentar ir hacia arriba y dejar atrás el derrotismo que ha impregnado este 2010. Conviene recordar que, como escribió Rudyard Kipling, el éxito y el fracaso son dos grandes impostores. Lo que la gente llama éxito no es otra cosa que un cierto triunfo que tiene resonancia social, y muchas veces uno se pregunta qué precio ha habido que pagar por alcanzar esa circunstancia. Por otra parte, el fracaso significa que algo en lo que habíamos puesto mucho anhelo e interés no ha salido. He visto a gente triunfar demasiado joven y después, en un breve tiempo, aquella victoria se ha convertido en una auténtica derrota. Por contra, hay derrotas que, bien asumidas, se convierten con el paso de un cierto tiempo en genuinas victorias. La derrota es lo que te hace crecer como persona. La derrota enseña lo que el éxito oculta. Es la lucidez del perdedor, la nitidez de aprender que la vida es la gran maestra, que enseña más que muchos libros.
Reconduciéndonos al plano puramente personal, es lo mismo que ocurre en las enfermedades
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