Este año, además de las elecciones federales para renovar los Poderes Legislativo y Ejecutivo, tendrán lugar en nuestro país 13 procesos electorales en doce entidades federativas y en el Distrito Federal.
Se elegirán cinco gobernadores, un jefe de gobierno, 16 jefes delegacionales, 469 diputados locales y 567 concejales (entre sindicos y regidores), donde debe prevalecer la legalidad, transparencia, civilidad y el respeto a las instituciones y ¡claro a los adversarios!
Y la Conferencia del Episcopado Mexicano -87 diócesis del país en 15 regiones pastorales-, se preparan (desde hace tiempo) para participar en el proceso electoral.
Y para que no haya broncas legales anunciaron por adelantado, tanto al IFE como a la Secretaria de Gobernación, la celebración de talleres por la democracia, que fundamentalmente buscan concientizar a sus fieles para que tengan una participación más activa en la contienda.
SE VALE, claro siempre y cuando no induzcan el voto a determinado partido.
La cruzada de los obispos es denominada: “Campaña Decidamos por el Bien Común” o, "Participar y decidir el bien común en la justicia y la paz."
El nombre mismo ya no suena tan neutral.
Y es que un partido político, el PAN ha hecho suya la frase Bien Común.
Y esta bueno que los señores obispos busquen concientizar a los católicos para tener una participación más activa, además que todo ello se produce en el contexto de la Carta Pastoral 2000, Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos.
Este es el programa que consta de cuatro módulos, acordes con el método ver-juzgar-actuar, que se desarrollarán en sesiones conducidas por los responsables de pastoral social de cada región o diócesis:
-Módulo I. Los cristianos frente a las exigencias de la realidad: el bien común.
-Módulo II. La participación ciudadana: camino para construir el bien común.
-Módulo III. Nuestra participación desde los procesos electorales: elegir en torno al bien común.
-Módulo IV. Nuestra participación desde los procesos ciudadanos: decidir en torno al bien común.
Para Mons. Carlos Aguiar Retes, obispo de Texcoxo y secretario general del Episcopado, los obispos de este país consideran necesario este tipo de actividades porque la democracia en el país aún es un “adolescente” y empieza a “correr riesgos”.
Pero, los talleres no son nuevos: existen por lo menos desde los ochentas, y curiosamente donde se han implantado - con algunas excepciones- ha ganado el PAN.
Se inician en Monterrey, Nuevo León, en 19985, pero la participación más activa fue en 1994 en Guanajuato, concretamente en la diócesis de Leon, mismos que fueron considerados por diversos analistas como una intromisión de la Iglesia en la Política.
El 14 de febrero de 1994 la diócesis de León inició los Talleres de Fe y Política.
La iniciativa de llevar a cabo dichos talleres tuvo antecedentes en julio de 1993, cuando Mons. Rafael García González (por cierto confesor de Carlos Medina Plascencia) anunció la creación de los Talleres de Educación Cívica. Dicha iniciativa causó inquietud entre la propia jerarquía católica pues trajo a la memoria la celebración de los controvertidos Talleres de la Democracia que en 1987 organizó el entonces arzobispo de Chihuahua, Alberto Almeida y Merino.
En los talleres se discutían fundamentalmente la Doctrina Social de la Iglesia en relación a la cuestión social; el asunto de la democracia y elecciones en México. Como documento básico para impartir los Talleres, el Secretariado Diocesano de Pastoral Social, con apoyo de Caritas, elaboró un manual como guía para el curso: “Análisis Del Manual Talleres De Fe y Política” (documento de 148 pag.).
En el prologo Mons. Rafael García González decía:
“al llegar a la diócesis (1992) me di cuenta de un fenómeno característico; en la atmósfera se respiraba un aire de autentica democracia, de una conciencia cívica poco común. Palpe los anhelos esenciales de una verdadera democracia; sufragio universal elecciones libres, libertad de opinión, de expresión, de reunión, de desplazamiento, de religión, pluralismo de partidos y alternancia de ellos en el poder. Pero al mismo tiempo me di cuenta de que estos aires de democracia autentica deberían de ser consolidados...,
Por todo esto creí que era mi obligación, como pastor de la diócesis, ayudar a mis fieles católicos en el ejercicio de sus deberes cívicos y políticos; frente a la oportunidad de elegir nuevos dirigentes y representantes, deseo que todos y cada uno de los católicos cumplan con sus deberes y derechos de ciudadanos, derechos y deberes que les pertenecen como miembros de esta iglesia de León. Pero, al mismo tiempo, aspiro a que el ejercicio de estos deberes y derechos sea como una conciencia bien formada, que lo que dicte la decisión en las elecciones sea la búsqueda del progreso de nuestra patria y el bien común..."
En 1996 operación: “Ave Azul, Saltillo 96”
Ese año se logro "balconer" la campaña debido a la acusación que hizo en San Lázaro el Diputado del PRD Juan N. Guerra.
De acuerdo con el operativo de estrategias y tácticas de “Ave Azul, Saltillo 96”, en lo que se refiere a religiosos en Saltillo, la comunidad religiosa estaría guiada por el obispo Villalobos Padilla, a quien se señaló como el coordinador de los organismos y de las personas que le dieran forma al operativo.
Ese documento reconoció que el Episcopado Mexicano no estuvo del todo de acuerdo con la participación de los sacerdotes y religiosos en la política en forma abierta. Sin embargo, dice el documento, hay obispos simpatizantes del PAN que si lo harán y emitirán documentos y cartas pastorales en las que den su apoyo a Acción Nacional y sus candidatos.
La CEM negó su relación con el operativo Ave Azul: Francisco Villalobos Padilla, entonces obispo de Saltillo, manifestó su inconformidad por las atribuciones que le hicieron.
Una nota aclaratoria, distribuida por la Conferencia del Episcopado Mexicano, señaló textualmente:
“Protesto enérgicamente por las atribuciones que en dicho panfleto se hacen a mi persona y al presbiterio de la diócesis de Saltillo. Soy completamente ajeno a tales propósitos e ignoro la autenticidad de dicho proyecto”. (Sin embargo)“A los sacerdotes y laicos, dirigentes de asociaciones, grupos e instituciones de carácter eclesial, les incumbe estar alerta para evitar al máximo actitudes o comportamientos que contradigan el principio fundamental de que el voto debe ser personal, secreto, libre y responsable. En consecuencia, tengan presente la prohibición de toda clase de propaganda verbal o escrita de carácter partidista al interior de nuestros grupos apostólicos o de carácter socio-caritativo-cultural”.
"Evítese, por tanto, todo lo que de cualquier modo, induzca a actitudes de carácter corporativo, distinguiéndonos en cambio por el respeto recíproco de todos y cada uno en las opciones personales". "A sabiendas de que la concordia y unidad, como creyentes debe salvaguardarse, tanto en el ámbito familiar como el social y, sobre todo, en el de la comunidad de la fe y de fraterna convivencia al interior de nuestras comunidades, asociaciones parroquiales y diócesis".
Empero, la diócesis de Saltillo, asumió haber enviado circulares a los sacerdotes de su Diócesis, pero en ellas, aseveró, lejos de inculcar el activismo, alertó para evitar al máximo actitudes o comportamientos que contradigan el principio fundamental de que el voto debe ser personal, secreto, libre y responsable.
Incluso el obispo, pidió a sus sacerdotes la prohibición de toda clase de propaganda verbal o escrita de carácter partidista, al interior de sus grupos apostólicos.
Tambien en las elecciones del 2000 se realizaron esfuerzos, pero sólo algunas diócesis organizaron los llamados talleres por la democracia.
La carta fuerte fue la pastoral: "Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos".
En concreto, los talleres se coordinan desde la CEM a través de la Comisión de Pastoral Social y para orientar a los fieles se editan diferentes folletos que se empezaron a entregar a nivel nacional.
Los obispos están dispuestos a volver a creer en otro candidato como lo hicieron con el actual presidente Vicente Fox, quien les prometió un decálogo “que no cumplió”.
Ayer, Rubén Aguilar Valenzuela, Vocero de la Presidencia, fue cuestionado por la fuente de Los Pinos:
-Neyra Moncayo, de Radio 13, preguntó: De qué manera la Presidencia de la República podría intervenir, vía la Secretaría de Gobernación, para frenar el activismo electoral de la Iglesia Católica, la cual este fin de semana anunció que incrementará los talleres denominados participación para decidir, y que bueno tienen fin el 2 de julio y la cuestión electoral.
-Vocero: La Presidencia de la República reconoce cualquier acción de cualquier grupo en el país que en el marco de las leyes promueva la consciencia ciudadana e invite también al ejercicio del derecho y la obligación que todo ciudadano tiene de participar en las elecciones ejerciendo su derecho y su obligación de votar.
En ese sentido nos parece correcto este ejercicio que realiza la Iglesia Católica e invitamos a otros actores a que puedan participar en la promoción de la conciencia cívica y la promoción del voto, siempre en el marco del respeto a nuestras leyes.
-Alfredo Muñoz, de El Sol de Mediodía: …la participación de la Iglesia en las cuestiones electorales de alguna manera no es desleal considerando los nexos y la inclinación que tiene este sector eclesiástico hacia el Partido Acción Nacional.
-Vocero: No, si la Iglesia tomase una posición partidista estaría cayendo en la ilegalidad y sería sujeta de procesos legales conforme lo establecen nuestras leyes.Si la Iglesia contribuye a la generación de conciencia ciudadana y a la participación del ejercicio de un derecho que tienen los ciudadanos de votar, lo consideramos, no sólo lo consideramos está en el marco de nuestras leyes y lo vemos como algo positivo.