12 ene 2007

Monumentos culturales en peligro


Reacciones sobre la Colonia Americana de Los Mochis, Sinaloa.


¡Buen texto del periodista Cuco Haro!



  • Monumentos culturales en peligro/ José Refugio Haro, periodista


En Los Mochis el gierno municipal ha sido colocado entre la espada y la pared por los empresarios del ingenio azucarero que empezaron a demoler casas de la llamada colonia americana, y grupos, sobre todo de índole cultural, que han salido a la calle a exigir un freno a tal demolición y proceder a la expropiación del área en que se encuentran dichas casas.

La cañera ciudad sinaloense apenas cumplió cien años de su fundación en 2003, pero todos saben que fue alrededor del ingenio azucarero como se empezó a formar esa población que ocupa ahora el tercer lugar entre las principales ciudades de Sinaloa.

Precisamente en las casas que ahora demuelen ante la protesta ciudadana residían los ingenieros y jefes en general de la vieja fábrica de azúcar, la mayoría de ellos de origen estadunidense.

Fueron residencias construidas con una unidad de estilo arquitectónico norteamericano, según la inspiración del fundador del ingenio, Benjamin Francis Johnston. Por supuesto, esa colonia de principios del siglo pasado se considera ligada a una etapa en la vida de la ciudad, con características únicas en el rumbo, por lo cual se las considera un símbolo, además de contener cualidades propias de la historia regional.

Pero como la familia de Aarón Sáenz, parte del gobierno federal "de la revolución", le quedó en un momento dado el ingenio Mochis como propiedad, luego lo devolvió al gobierno, a quien se le ocurrió a finales del siglo pasado venderla a particulares y por ello actualmente es una propiedad privada, y con esa base los dueños poco a poco están enajenando esos bienes.

Los presuntos nuevos propietarios de los terrenos en que se encuentran tanto las mencionadas casas y sus jardines como algunos patios de la fábrica, oriundos de Guadalajara, no tienen por qué tener actitudes afectivas de pertenencia histórica, han empezado, o encargado a los vendedores, demoler las casas frente a una creciente protesta ciudadana.

El gobierno que encabeza Policarpo Infante Fierro ha jugado un papel que fluctúa entre la indignación por el hecho y la evasión de responsabilidad al declarar que el municipio no cuenta con recursos para realizar una expropiación de las casas históricas.

Este es un hecho que no puede verse como único y particular de Los Mochis. Lo mismo ha sucedido en otras ciudades y pueblos donde el Instituto Nacional de Antropología e Historia aplica absurdamente la norma de que para que un monumento sea histórico y protegerlo debe tener al menos 100 años de edad, pero algunos pueblos son más jóvenes que eso, y sí tienen símbolos qué proteger que son parte de su formación cultural y devenir histórico.

La mea culpa de Bush


La mea culpa del Presidente Bush con respecto a Irak.


Discurso de 20 minutos del Presidente Gerge W. Bush a la Nación, la noche del 10 enero del 2007, desde la Biblioteca de la Casa Blanca.


9:01 P.M.

EL PRESIDENTE: Buenas noches. Esta noche en Iraq, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos participan en una lucha que decidirá la dirección de la guerra mundial contra el terrorismo -y nuestra seguridad aquí en nuestro país. La nueva estrategia que voy a describir esta noche cambiará el curso de Estados Unidos en Iraq y nos ayudará a tener éxito en la lucha contra el terrorismo.

Cuando me dirigí a ustedes hace poco más de un año, casi 12 millones de iraquíes habían acudido a las urnas para votar por una nación democrática y unificada. Las elecciones del 2005 fueron un logro impresionante. Pensamos que esas elecciones unirían a los iraquíes y que, a medida que capacitáramos a las fuerzas de seguridad de Iraq, podríamos cumplir nuestra misión con menos tropas estadounidenses.

Pero en el 2006, ocurrió lo contrario. La violencia en Iraq, particularmente en Bagdad, afectó los avances políticos que lograron los iraquíes. Los terroristas de al Qaida e insurgentes suníes reconocieron el peligro mortal que las elecciones iraquíes representaban para su causa, y respondieron con inconcebibles actos homicidas dirigidos a iraquíes inocentes. Bombardearon uno de los santuarios más sagrados para los musulmanes chiítas, la Mezquita Dorada de Samarra, en un intento calculado de provocar las represalias de la población chiíta de Iraq. Su estrategia funcionó. Elementos chiítas radicales, algunos con el apoyo de Irán, formaron escuadrones de la muerte. Y el resultado fue un ciclo vicioso de violencia sectaria que continúa hasta hoy.


La situación en Iraq es inaceptable para el pueblo estadounidenses, y es inaceptable para mí. Nuestra tropas en Iraq han luchado con valentía. Han hecho todo lo que les pedimos que hicieran. Donde se cometió errores, toda la responsabilidad recae en mí.


Es evidente que necesitamos cambiar nuestra estrategia en Iraq. Así que mi equipo de seguridad nacional, comandantes militares y diplomáticos llevaron a cabo un análisis integral. Consultamos con congresistas de ambos partidos, nuestros aliados en el extranjero y distinguidos expertos externos. Nos beneficiamos de las sensatas recomendaciones del Grupo de Análisis sobre Iraq, un panel bipartidista encabezado por el ex secretario de Estado James Baker y el ex congresista Lee Hamilton. En nuestras discusiones, todos concordamos que no hay una fórmula mágica para el éxito en Iraq. Y un mensaje se escuchó fuerte y claro: El fracaso en Iraq sería un desastre para Estados Unidos.


Las consecuencias del fracaso son claras: Los extremistas islámicos radicales aumentarían su poderío y reclutarían a más miembros. Estarían en mejor posición para derrocar a gobiernos moderados, crear caos en la región y usar los ingresos derivados del petróleo para financiar sus ambiciones. Irán se sentiría envalentonado en su plan para obtener acceso a armas nucleares. Nuestros enemigos tendrían un refugio seguro desde donde planear y lanzar ataques contra el pueblo estadounidense. El 11 de septiembre del 2001, vimos lo que un refugio para los extremistas al otro del mundo puede traer a las calles de nuestras propias ciudades. Por la seguridad de nuestro pueblo, Estados Unidos debe tener éxito en Iraq.


La prioridad más urgente para el éxito en Iraq es la seguridad, especialmente en Bagdad. Ochenta por ciento de la violencia sectaria en Iraq ocurre a menos de 30 millas de la capital. Esta violencia está dividiendo a Bagdad en enclaves sectarios y destruyendo la confianza de todos los iraquíes. Solamente los iraquíes pueden terminar con la violencia sectaria y proteger a su pueblo. Y su gobierno ha presentado un plan enérgico para hacerlo.


Nuestros esfuerzos en el pasado por lograr la seguridad en Bagdad fracasaron por dos motivos primordiales: No había suficientes soldados iraquíes y estadounidenses para proteger los vecindarios de donde ya se había expulsado a terroristas e insurgentes. Y había demasiadas restricciones para las tropas con las que sí contábamos. Nuestros comandantes militares examinaron el nuevo plan de Iraq para asegurarse de que solucionara dichos errores. Informan que tal es el caso. También informan que este plan puede surtir efecto.

Ahora permítanme explicarles los principales componentes de este esfuerzo: El gobierno iraquí nombrará a un comandante militar y dos subcomandantes para su capital. El gobierno iraquí asignará brigadas del ejército iraquí y la policía nacional a todos los nueve distritos de Bagdad. Cuando estas fuerzas estén en posición, habrá 18 brigadas del ejército iraquí y la policía nacional dedicadas a este esfuerzo, junto con la policía local. Estas fuerzas iraquíes operarán desde estaciones policiales locales, realizando patrullaje, estableciendo puestos de control y yendo de casa en casa para ganarse la confianza de los residentes de Bagdad.

Éste es un compromiso firme. Pero para que tenga éxito, nuestros comandantes dicen que los iraquíes necesitan nuestra ayuda. Por eso Estados Unidos cambiará su estrategia para ayudar a que los iraquíes lleven a cabo su campaña para terminar con la violencia sectaria y llevar seguridad a la población de Bagdad. Esto requerirá aumentar el número de tropas estadounidenses. Así que me he comprometido a enviar a más de 20,000 soldados estadounidenses adicionales a Iraq. La amplia mayoría de ellos, cinco brigadas, será asignada a Bagdad. Estas tropas trabajarán conjuntamente con las unidades iraquíes y serán anexadas a sus formaciones. Nuestras tropas tendrán una misión bien definida: ayudar a que los iraquíes protejan los barrios y expulsen de ellos a los insurgentes, ayudar a que los iraquíes protejan a la población local, y garantizar que las fuerzas iraquíes que asuman el mando sean capaces de proporcionar la seguridad que necesita Bagdad.


Muchos de los que me escuchan esta noche se estarán preguntando por qu este esfuerzo va a tener éxito si fallaron los operativos previos para asegurar Bagdad. Bueno, éstas son las diferencias: En anteriores operativos, las fuerzas iraquíes y estadounidenses expulsaron a terroristas e insurgentes de muchos barrios, pero cuando nuestras tropas se trasladaron a otros lugares, los asesinos regresaron. Esta vez, tendremos el número necesario de tropas para seguir en las zonas liberadas. En anteriores operativos, las interferencias políticas y sectarias evitaron que las fuerzas iraquíes y estadounidenses entraran en barrios donde vivían quienes instigaban la violencia sectaria. Esta vez, las fuerzas iraquíes y estadounidenses tendrán luz verde para entrar a esos barrios, y el Primer Ministro Maliki ha prometido que no se tolerará ninguna interferencia política o sectaria.

Le he dejado en claro al Primer Ministro y a los otros líderes de Iraq que el compromiso de Estados Unidos no es ilimitado. Si el gobierno de Iraq no cumple con sus promesas, perderá el apoyo del pueblo estadounidense y perderá el apoyo del pueblo iraquí. Es hora de actuar. El Primer Ministro lo comprende. Les repito lo que le dijo a su pueblo la semana pasada: "El plan de seguridad de Bagdad no le dará refugio a ningún facineroso, sea cual fuere su afiliación política o sectaria".


Esta nueva estrategia no acabará de inmediato con los ataques suicidas, los asesinatos o incidentes con dispositivos explosivos improvisados (IED). Nuestros enemigos en Iraq intentarán de todo para asegurarse de que nuestras pantallas de televisión estén llenas de imágenes de muerte y sufrimiento. Sin embargo, podemos esperar que, con el tiempo, veamos tropas iraquíes persiguiendo asesinos, menos actos terroristas temerarios y mayor confianza y cooperación de parte de los residentes de Bagdad. Cuando eso suceda, la vida cotidiana mejorará, los líderes se irán ganando la confianza de los iraquíes y el gobierno tendrá la oportunidad de lograr avances en otros campos cruciales. La mayoría de los suníes y chiítas de Iraq desean vivir juntos y en paz, y la reducción de la violencia en Bagdad hará que esta reconciliación sea posible.

Una estrategia exitosa para Iraq va más allá de operaciones militares. El ciudadano iraquí común debe ver que las operaciones militares van acompañadas de mejoras visibles en sus vecindarios y comunidades. Por lo tanto, Estados Unidos velará porque el gobierno de Iraq cumpla con los parámetros que ha anunciado.

Para reafirmar su autoridad, el gobierno de Iraq planea asumir responsabilidad de la seguridad en todas las provincias de Iraq en noviembre. Con el fin de darle a cada ciudadano iraquí una participación en la economía del país, Iraq aprobará legislación para repartir los ingresos del petróleo entre todos los iraquíes. Para mostrar que está comprometido a ofrecer una vida mejor, el gobierno de Iraq gastará $10,000 millones de su propio dinero en proyectos de reconstrucción e infraestructura que generarán empleos nuevos. Con el objeto de fortalecer a los líderes locales, los iraquíes planean celebrar elecciones provinciales durante este año. Y para permitir que más iraquíes se reincorporen a la vida política de su nación, el gobierno reformará las leyes de des-baazificación y establecerá un proceso imparcial para tomar bajo consideración enmiendas a la constitución de Iraq.

Estados Unidos cambiará su estrategia para ayudar al gobierno de Iraq mientras se esfuerza por cumplir con estos parámetros. Siguiendo las recomendaciones del Grupo de Análisis sobre Iraq, aumentaremos el número de asesores estadounidenses anexados a las unidades del Ejército de Iraq y asignaremos una brigada de la coalición a cada división del Ejército de Iraq. Ayudaremos a los iraquíes a forjar un Ejército más numeroso y mejor equipado, y aceleraremos el entrenamiento de las fuerzas iraquíes, que sigue siendo objetivo principal de la misión de seguridad de Estados Unidos en Iraq. Les daremos a nuestros comandantes y civiles mayor flexibilidad para gastar fondos en asistencia económica. Doblaremos el número de equipos provinciales de reconstrucción. Estos equipos reúnen a expertos militares y civiles para ayudar a las comunidades locales de Iraq a procurar la reconciliación, fortalecer a los moderados y acelerar la transición a la autonomía de Iraq. Y la secretaria Rice nombrará pronto un coordinador de reconstrucción en Bagdad para garantizar mejores resultados en la asistencia económica que se está gastando en Iraq.

Mientras realizamos dichos cambios, continuaremos persiguiendo a al Qaida y los combatientes extranjeros. Al Qaida aún está activa en Iraq. Su sede es la provincia de Anbar. Al Qaida ha contribuido a que Anbar sea la zona más violenta de Iraq, fuera de la capital. Un documento confiscado de al Qaida describe el plan de los terroristas de infiltrar y tomar control de la provincia. Esto acercaría a al Qaida a sus objetivos de traer abajo la democracia de Iraq, establecer un imperio islámico radical y lanzar ataques contra Estados Unidos, dentro del país y en el extranjero.


Nuestras fuerzas militares en Anbar están eliminando y capturando a líderes de al Qaida y están protegiendo a los pobladores. Recientemente, los líderes de tribus locales han comenzado a mostrar que están dispuestos a enfrentarse a al Qaida. Y como resultado, nuestros comandantes creen que tenemos la oportunidad de asestar un fuerte golpe a los terroristas. Por lo tanto, he dado órdenes de aumentar en 4,000 soldados las fuerzas estadounidenses en la provincia de Anbar. Estos soldados trabajarán con las fuerzas iraquíes y tribales para mantener la presión contra los terroristas. Los hombres y mujeres de uniforme de Estados Unidos eliminaron el refugio de al Qaida en Afganistán, y no permitiremos que lo reestablezcan en Iraq.


Alcanzar el éxito en Iraq también requiere defender su integridad territorial y estabilizar la región ante desafíos extremistas. Para empezar hay que lidiar con Irán y Siria. Estos dos regímenes están permitiendo que los terroristas e insurgentes usen su territorio para entrar y salir de Iraq. Irán está proporcionando apoyo material para los ataques contra las tropas estadounidenses. Desbarataremos los ataques contra nuestras tropas. Interrumpiremos el flujo de apoyo proveniente de Irán y Siria. Y buscaremos y destruiremos las redes que están proporcionando armamento avanzado y entrenamiento a nuestros enemigos en Iraq.

También estamos dando otros pasos para aumentar la seguridad de Iraq y proteger los intereses estadounidenses en el Oriente Medio. Recientemente ordené el envío de otro portaviones a la región. Incrementaremos el intercambio de datos de inteligencia y emplazaremos sistemas Patriot de defensa aérea para tranquilizar a nuestros amigos y aliados. Trabajaremos con los gobiernos de Turquía e Iraq para ayudarlos a resolver los problemas a lo largo de su frontera. Y trabajaremos con otros para evitar que Irán obtenga armas nucleares y domine la región.

Usaremos todos los recursos diplomáticos de Estados Unidos para propiciar mayor apoyo a Iraq de parte de naciones en todo el Oriente Medio. Países como Arabia Saudita, Egipto, Jordania y los Estados del Golfo deben comprender que la derrota de Estados Unidos en Iraq crearía un nuevo santuario para los extremistas y una amenaza estratégica contra su supervivencia. Estas naciones tienen mucho interés en un Iraq exitoso que esté en paz con sus vecinos, y deben aumentar su apoyo al gobierno de unidad de Iraq. Respaldamos el llamado del gobierno de Iraq para la firma de un Pacto Internacional que aporte nueva asistencia económica a cambio de mayores reformas económicas. Y el viernes, la secretaria Rice partirá hacia la región para generar apoyo para Iraq y continuar la diplomacia requerida con urgencia para ayudar a llevar la paz al Oriente Medio.

El desafío al que nos enfrentamos en el gran Oriente Medio es más que un conflicto militar. Es la lucha ideológica decisiva de nuestra era. De un lado están los que creen en la libertad y la moderación. Del otro lado están los extremistas que matan a inocentes y han declarado su intención de destruir nuestra forma de vida. A largo plazo, la manera más realista de proteger al pueblo estadounidense es ofrecer una alternativa a la ideología de odio del enemigo al promover la libertad en una región convulsionada. Es del interés de Estados Unidos estar de lado de valientes hombres y mujeres que están arriesgando la vida para reclamar su libertad y ayudarlos mientras se esfuerzan por erigir sociedades justas y promisorias en todo el Oriente Medio.

De Afganistán al Líbano a los Territorios Palestinos, millones de personas están hartas de la violencia y quieren un futuro de paz y oportunidades para sus hijos. Y sus miradas están vueltas hacia Iraq. Quieren saber: ¿Estados Unidos se retirará y cederá el futuro de ese país a los extremistas? ¿O permaneceremos con los iraquíes que han optado por la libertad?

Los cambios que he descrito esta noche tienen como propósito garantizar la supervivencia de una joven democracia que está luchando por subsistir en una región del mundo de enorme importancia para la seguridad de Estados Unidos. Permítanme ser claro: Los terroristas e insurgentes en Iraq carecen de conciencia, y harán que el próximo año sea sangriento y violento. Incluso si nuestra nueva estrategia funciona exactamente como se tiene previsto, los actos de violencia homicida continuarán, y debemos estar preparados para más bajas iraquíes y estadounidenses. La pregunta es si nuestra nueva estrategia nos acercará al éxito. Considero que lo hará.

La victoria no se asemejará a las que nuestros padres y abuelos lograron. No habrá ceremonia de capitulación en la cubierta de un buque de guerra. Pero la victoria en Iraq aportará algo nuevo al mundo árabe: una democracia que funciona y vela por el orden en su territorio, defiende el imperio de la ley, respeta las libertades humanas fundamentales y obedece el mandato de su pueblo. Un Iraq democrático no será perfecto. Pero será un país que lucha contra los terroristas en vez de protegerlos, y contribuirá a forjar un futuro de paz y seguridad para nuestros hijos y nuestros nietos.


Esta nueva estrategia se da tras consultas con el Congreso sobre los diversos rumbos que podríamos tomar en Iraq. Muchos se preocupan de que los iraquíes están volviéndose demasiado dependientes de Estados Unidos, y por lo tanto, nuestra política debe centrarse en proteger las fronteras de Iraq y procurar la captura de al Qaida. Su solución es reducir los esfuerzos de Estados Unidos en Bagdad o anunciar la retirada por etapas de nuestras fuerzas de combate. Consideramos dichas propuestas detenidamente. Y concluimos que dar un paso atrás ahora causaría el colapso del gobierno de Iraq, destruiría el país y resultaría en matanzas en masa a una escala inimaginable. Dicha situación haría que nuestras tropas se viesen forzadas a permanecer en Iraq incluso más tiempo y a enfrentarse a un enemigo todavía más letal.


Si aumentamos nuestro apoyo en este momento crucial y ayudamos a los iraquíes a romper el ciclo actual de violencia, podremos adelantar el día en que nuestras tropas comiencen a regresar a casa.

En los próximos días, mi equipo de seguridad nacional presentará informes completos al Congreso sobre nuestra nueva estrategia. Si los miembros ofrecen mejoras que se pueden hacer, las haremos. Si las circunstancias cambian, haremos ajustes. Personas honorables tienen opiniones distintas y expresarán sus críticas. Es justo permitir el escrutinio de nuestras opiniones. Y todos los que participen tienen la responsabilidad de explicar de qué manera el camino que proponen tendría más probabilidades de éxito.

Siguiendo los buenos consejos del senador Joe Lieberman y otros miembros clave del Congreso, constituiremos un nuevo grupo de trabajo con miembros de ambos partidos que nos ayudará a unirnos, cruzando linderos partidistas, para ganar la guerra contra el terrorismo. Este grupo se reunirá regularmente conmigo y con mi gobierno, y ayudará a mejorar nuestra relación con el Congreso. Podemos comenzar a trabajar juntos para aumentar las dimensiones del Ejército activo y la Infantería de Marina, a fin de que Estados Unidos cuente con las Fuerzas Armadas que necesitamos para el siglo XXI. También es necesario que examinemos las maneras de movilizar a civiles estadounidenses de talento para destacarlos en el extranjero, donde puedan ayudar a forjar instituciones democráticas en comunidades y naciones que se recuperan de la guerra y tiranía.


En estos tiempos peligrosos, Estados Unidos tiene la dicha de contar con hombres y mujeres extraordinarios y desinteresados, dispuestos a ofrecerse para defendernos. Estos jóvenes estadounidenses comprenden que nuestra causa en Iraq es noble y necesaria, y que el avance de la libertad es el llamado de nuestros tiempos. Ofrecen sus servicios lejos de sus familias, quienes hacen sacrificios silenciosos de días feriados solitarios y lugares vacíos durante la cena. Han observado a sus compañeros dar la vida para asegurar nuestra libertad. Nos afligimos por la pérdida de cada estadounidense caído, y les debemos a ellos el intentar forjar un futuro digno de su sacrificio.

Conciudadanos: El año que tenemos por delante requerirá de más paciencia, sacrificio y decisión. Puede ser tentador pensar que Estados Unidos puede poner de lado las cargas de la libertad. Sin embargo, los tiempos difíciles revelan el carácter de una nación. Y durante el transcurso de nuestra historia, los estadounidenses siempre hemos desafiado a los pesimistas y visto reivindicada nuestra fe en la libertad. Ahora Estados Unidos participa en una nueva lucha que fijará el curso de un nuevo siglo. Podemos prevalecer y lo haremos.

Proseguimos con la confianza de que el Autor de la Libertad nos guiará durante estos tiempos difíciles. Gracias y buenas noches.

END 9:21 P.M. EST



El Plan Bush en Irak

Más de lo mismo/Jesús A. Núñez Villaverde, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria
Tomado de EL PAÍS, 12/01/2007);

¿Esto era todo? El envío de un 15% más de tropas y algo más de 900 millones de euros adicionales para la reconstrucción y la creación de empleo. ¿Puede esta decisión del presidente George W. Bush ser considerada como una nueva estrategia en Irak, que va a mejorar la deplorable situación de inseguridad y subdesarrollo derivada de los casi cuatro años de conflicto? La cuidada presentación del plan no logra ocultar unas deficiencias y debilidades que sólo el tiempo se encargará de confirmar.

- No es una estrategia, sino un gesto político que busca mantener el rumbo hasta llegar a las elecciones presidenciales de 2008. Se trata de mostrar firmeza, de no abandonar la pieza que se persigue desde hace años: la consolidación de la presencia estadounidense, con regímenes manejables, para asegurar el control estratégico de sus reservas energéticas. La salida del país no es una opción, no porque ello pueda hacer más difícil la vida a los iraquíes, sino porque impediría dicho control (mientras Irán aumenta la apuesta para liderar la región).

- No sigue las recomendaciones del informe Baker-Hamilton (más esfuerzo económico y diálogo con Siria e Irán), sino las propuestas que había presentado el jefe de Estado Mayor el 13 de diciembre: incremento de tropas; concentración del esfuerzo militar en la destrucción de las milicias chiíes en Bagdad (16,000 de los nuevos efectivos serán dedicados a incrementar esa capacidad) y ofensiva sostenida contra las milicias suníes que operan en la provincia de Anbar (a donde serán destinados los restantes efectivos ahora movilizados).

- No es creíble, como pretende Bush, que las Fuerzas Armadas iraquíes asuman eficazmente la seguridad para noviembre. De momento sólo gestionan tres de las 18 provincias y nada indica que su operatividad se vaya a ver incrementada hasta ese punto. El problema no es tanto su preparación, muy limitada, como el grado de infiltración por insurgentes, su adscripción tribal-étnica-religiosa por encima de la obediencia a unos gobernantes nacionales cuestionados.

- No es un plan militar sólido. El despliegue será progresivo. Se movilizarán de inmediato dos brigadas (estacionadas en Kuwait) y posteriormente, en un plazo no anunciado, se irán sumando más tropas hasta completar el número previsto. Esto augura que el impacto militar sobre el terreno será limitado, insuficiente para modificar la situación. Washington tiene desplegados en Irak 40,000 soldados (los que asumen en la práctica tarea de combate y de seguridad), mientras que los casi 100.000 restantes están dedicados a misiones de protección de la fuerza, logísticas y de apoyo, así como de instrucción de las fuerzas iraquíes. En estas condiciones, y aunque se sostiene que las nuevas tropas serán empleadas en cometidos de combate, la conclusión final sigue siendo la misma.

Para evaluar este volumen adicional de tropas hay que considerar, en primer lugar, que las estimaciones de fuerza de las principales milicias chiíes (Ejército del Mahdi y Organización Báder) se elevan a 50,000 y 10,000 miembros, respectivamente. Si a esto se suman los cerca de 20 grupos menores, incluyendo a los suníes y los yihadistas, y al conjunto de una población que muestra un rechazo a la presencia extranjera, es difícil imaginar cómo podrán imponerse las unidades estadounidenses en una lucha contrainsurgente que se desarrolla en las calles de la capital.

- No basta con quebrar la insurgencia en Bagdad. Todo se hace depender del hipotético éxito de la operación en la capital, ¿y si se cosecha otro fracaso? La operación Forward Together concentró en 2005 a 60,000 efectivos, entre tropas estadounidenses e iraquíes, y los resultados no fueron positivos. Aun en el caso de que se logre un éxito en Bagdad, sería prematuro interpretarlo como una victoria.

- El aumento de tropas anunciado no puede ser adecuado para el tipo de combate urbano que se prevé. Cuando los manuales al uso cifran como ideal el despliegue de unos 20 soldados por cada 1,000 habitantes, resulta ilusorio imaginar que se vaya a lograr en esta ocasión ese nivel de concentración de fuerzas durante meses. Tal vez interesa refrescar la memoria sobre las reiteradas peticiones -rechazadas por el ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld- de llegar a los 250,000 soldados, que deberían ser acompañados por otros 200,000 iraquíes, para garantizar un efectivo control de la situación, una vez que terminó la fase de invasión y comenzó la de ocupación. Sin esos efectivos -es irreal suponer que Bush decida algo similar con un despliegue cerca de su límite máximo y que Al Maliki consiga un ejército de ese tamaño a corto plazo- el objetivo parece imposible.

En definitiva, no estamos ante una estrategia de victoria, sino ante una medida previsible y continuista que trata de ganar tiempo. Bush tiene en contra a muchos iraquíes, a su propia población (61%, según Gallup), a los demócratas (con Edward Kennedy empeñado en bloquear la aprobación de fondos) y a relevantes mandos militares. Por si fuera poco, conviene insistir en que la fuerza militar no es la vía para resolver los errores cometidos en Irak por quienes en su día decidieron, entre manipulaciones y equivocaciones estratégicas, desmantelar el Ejército iraquí. Hoy son esos mismos los que pretenden evitar que el país se fragmente sin remedio, sin entender que su propia estrategia ha contribuido de modo muy significativo a tensar aún más las rivalidades internas y a estimular la injerencia de algunos vecinos. Malos tiempos para la esperanza.

Agustín Acosta A.

Anteayer, la columna Trascendió de Milenio Diario comenta la salida de Agustín Acosta Azcón como titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), cargo que otrora tuvo el General Guillermo Fromow García.
Señala la columna que "El de Acosta fue un nombramiento que hizo directamente el secretario Agustín Carstens. El problema es que al notificarle al presidente Felipe Calderón omitió informarle que era, ni más ni menos, el hombre que había defendido, con éxito, a René Bejarano. Pequeño detalle. Calderón le hizo ver a Carstens que no había sido una buena idea, y el que terminó pagando el pato fue Agustín Acosta, un penalista serio que goza de gran prestigio en el medio. Pero Bejarano mata todo."

Y en efecto, busque en la página oficial de la SHCP y pues no existe titular de la UIF, aunque el boletín de diciembre se anucnió su nombramiento; y quizás nunca tomo posesión. Y ese mismo día en W radio Agustín Acosta le comentó a Carlos Loret que renuncio al cargo. Por cierto no hubo boletín oficial.

El pecado capital de Agustín Acosta Azcón fue el haber sido defensor de René Bejarano en la última parte de sus procesos. Y además de cercano a AMLO. Confirma ese asunto y es un secreto a voces en Hacienda, Calderón se molestó con Carstens.
El día de hoy el periodista Ciro Gómez Leyva, elucida en Milenio Diario, el porque de la salida del penalista Agustín Acosta.
Este es su comentario:
El penalista Agustín Acosta
Agustín Acosta quería volver a ser funcionario público. Lo fue entre 1993 y 1997, cuando trabajó en las secretarías de Energía y Gobernación. En los meses del otoño recibió la invitación de Agustín Carstens para ser el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda. Aceptó.
Se despidió de sus compañeros del despacho de abogados Carrancá, Araujo, Acosta y Riquelme, y el 3 de diciembre asumió funciones. Tenía el perfil preciso: 42 años, gran experiencia profesional, aptitud indiscutible, honestidad a toda prueba, además de ser hijo de un ex gobernador de Veracruz y tener muchas ganas de regresar al gobierno.
Pero los especialistas en inventar enemigos, que por lo visto no son pocos en el equipo de Felipe Calderón, funcionaron con la mortífera eficacia de la policiaca Stasi de la Alemania Comunista, encendieron las sirenas y soltaron a los pastores alemanes: el penalista Agustín Acosta había defendido a René Bejarano y a otros perredistas; y peor, los había defendido con éxito; había que echarlo de inmediato, porque los Erich Mielke de Felipe Calderón no aceptarán jamás que en la pureza blanquiazul se encaje un gusano amarillo.

Agustín Acosta dejó el cargo antes de Navidad. Y de no ser por un “trascendido” de MILENIO publicado este miércoles ni siquiera nos habríamos enterado de ello. La Secretaría de Hacienda confirmó la dimisión sin sentirse obligada a explicar por qué se marchaba así el primer funcionario de alto nivel del nuevo gobierno.
Pésima señales: por invitar a alguien y abandonarlo a la primera de cambios, por correr a un profesional de excelencia por una superstición ideológica y porque, suave o fuerte, entre los guardianes del Castillo de la Pureza flota siempre un olor a nauseabunda inquisición.

Otras reacciones sobre el director del Cisen

El periodista Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente personal (El Universal, 12/01/2007) comenta el caso de Guillermo Valdés Castellanos como nuevo director del Cisen.

Dice que tdo apuntaba a que el dream team tropical de la Seguridad del Estado "lo integrarían Jorge Tello Peón en la Secretaría de Seguridad Pública, Eduardo Medina Mora en PGR y Genaro García Luna en el Cisen. Pero, "todo ese diseño institucional se derrumbó antes de concretarse". El motivo, Tello no aceptó el nombramiento debido a "una rebelión familiar", por lo que ello "provocó un reajuste apresurado." "Al final, el resultado fue totalmente inesperado. El Presidente optó por nombrar a Guillermo Valdés (en lugar de Genaro García) como director del Cisen.., su viejo amigo, confidente y coordinador de las encuestas más azuladas en el último proceso electoral,..."

Agrega que "La confianza personal de Calderón y su capacidad de análisis, que es la tarea fundamental del Cisen, deben haber sido las razones por las cuales se inclinó por él. (En efecto) Su trabajo es analítico, no operativo, por lo que del equipo de Calderón se impulsó como secretario general del Cisen a Edgardo Pérez Campbell (se refiere a Eduardo Flores Campbell), quien había sido el controlador de policías en Tlalnepantla..." (sustituyó a Alejandro Rubido, quien a su vez se fue como Subsecretario de Genaro García Luna).

Y agrega que el "beneficiado directo" de todos estos cambios por haber integrado a los cuadros del Cisen es Genaro García Luna, ya que se llevó a como jefe de la Policía Federal Preventiva y de la AFI a Ardelio Vargas, quien fue director de Investigaciones del Cisen. Rubido, que tiene una vieja relación mexiquense, será nombrado subsecretario en la misma dependencia. (y) Otros cuadros importantes que tenía el organismo, se fueron a trabajar con Wilfrido Robledo".
La parte medular de su crítica estriba en las siguientes líneas: "Estos movimientos por fuera del Cisen subrayan no sólo la incertidumbre sobre lo que sucederá dentro la agencia, sino la percepción implícita de los expertos en inteligencia acerca del derrotero que puede seguir la agencia civil. De hecho, de manera informal están creando un órgano de inteligencia informal fuera del Cisen frente a la duda sobre si quienes están llegando a dirigirla tendrán la capacidad para conducirla."

"La sangría comenzó cuando Fox ganó la Presidencia e inició la duplicidad de documentos secretos, muchos de los cuales fueron enterrados por agentes en diversos lugares de Chiapas, aparentemente como protección política, y otros comenzaron a circular en diferentes sectores, apareciendo algunos comprometedores en los medios de comunicación. Expedientes completos fueron ofrecidos en venta, como uno de Fernando Gutiérrez Barrios que adquirió un empresario en 200 mil pesos."
¡Caramba!
Además, "la filtración de informes del Cisen se ha detenido, pero queda la duda si informes confidenciales que han circulado sobre propiedades de políticos o de su presunta vinculación con el narcotráfico, así como grabaciones telefónicas de políticos y empresarios, tuvieron como origen el Cisen y, como en un pasado que se creía rebasado, fueron utilizados con fines partidistas. La llegada de Valdés y Campbell no aporta en este contexto una mayor confianza sobre la confiabilidad de la agencia. Por el contrario, de acuerdo con personas en ese ámbito, se están generando temores. La dupla no permite dormir tranquilamente."
Concluye Raymundo que Guillermo "Valdés, un hombre preparado e inteligente, no es un profesional de la inteligencia..., pero sí un politólogo con pasión y mentalidad táctica".
Por su parte Jorge Fernández Menéndez en su columna Razones de hoy en Nuevo Excelsior, sólo dice que "la primera labor al frente del CISEN..., no tendría que ser abocarse a investigar el crimen organizado o los grupos armados, sino detectar a los especuladores y acaparadores de alimentos, porque la suya es una actividad desestabilizadora más peligrosa en el corto plazo que la de aquellos."

Por otro lado, el senador panista y exSubsecretario de Gobernación en el gobierno del presidente Fox, Felipe González respalda la decisión de nombrar a Valdez en el Cisen e informa que el próximo mes se instalara "por primera vez en su historia, una comisión bicameral de seguridad nacional “necesaria por las condiciones del país”. La Comisión de hecho ya fue nombrada, la componen tres senadores y tres diputados. Por cierto, el Senador González es parte de esa Comisión.
Sobre Váldez agrega que “Es un buen analista, espero que con él se logre fortalecer más el área de inteligencia y es que no debemos perdernos, porque los análisis políticos son muy importantes, pero hoy la investigación respecto al crimen organizado es fundamental”
También confió en que haya resultados en investigaciones en torno de las mafias y los sistemas mediante los cuales se mueve la droga y el dinero.
Empero, la información de que se instalará por primera vez en la historia una Comisión Bicameral no es precisa. El martes 27 de septiembre del 2005, curiosamente el mismo día en que se da a conocer el nombramiento de Eduardo Medina-Mora Icaza como Secretario de Seguridad Pública, el Congreso y el Ejecutivo federal instalaron la Comisión Bicameral en Materia de Seguridad Nacional.
Entonces, el secretario Carlos Abascal afirmó que la creación de la comisión era "un hecho sin precedentes".
¡Lo que es un hecho es que la Comisión Bicameral no ha funcionado!
Los artículos 56, 58 y 60 de la Ley de Seguridad Nacional la regulan.

Artículo 57.- La Comisión Bicamaral tendrá las siguientes atribuciones:

I. Solicitar informes concretos al Centro, cuando se discuta una ley o se estudie un asunto concerniente a su ramo o actividades;
II. Conocer el proyecto anual de la Agenda Nacional de Riesgos y emitir opinión al respecto;
III. Conocer el informe a que hace referencia el artículo 58 de esta Ley;
IV. Conocer los reportes de actividades que envíe el Director General del Centro al Secretario Ejecutivo;
V. Conocer los informes generales de cumplimiento de las directrices que dé por escrito el Secretario Ejecutivo al Director General del Centro;
VI. Conocer de los Acuerdos de Cooperación que establezca el Centro y las Acciones que realicen en cumplimiento de esos Acuerdos;
VII. Requerir al Centro y a las instancias correspondientes los resultados de las revisiones, auditorías y procedimientos que se practiquen a dicha institución;
VIII. Enviar al Consejo cualquier recomendación que considere apropiada; y
IX. Las demás que le otorgue otras disposiciones legales.

Artículo 58.- En los meses en que inicien periodos ordinarios de sesiones del Congreso, el Secretario Técnico del Consejo, deberá remitir a la Comisión Bicamaral un informe general de las actividades desarrolladas en el semestre inmediato anterior.
La Secretaria Técnica de la Comisión de Seguridad Nacional fue nombrada recientemente por el presidente Calderón, se trata de Wanda Sigrid Arzt Colunga.