6 jul 2008

W. Laqueur

La guerra de Oriente Medio/Walter Laqueur, director del Instituto de Estudios Estratégicos de Washington
Publicado en LA VANGUARDIA, 06/07/2008;
El Departamento de Estado de EE UU ha manifestado que resulta estúpido dar por supuesto que hay otra guerra en Oriente Medio a la vuelta de la esquina. Probablemente tiene razón por lo que al mes que viene se refiere, pero yo no apostaría que siga siendo cierto durante un periodo más largo, digamos que hasta finales de año.
Las cuestiones en liza son de todos conocidas. El presidente iraní ha amenazado con borrar a Israel del mapa. Algunos sostienen que se le tradujo mal, pero lo ha dicho más de una vez y en cualquier caso la traducción procedía de Teherán, no de Tel Aviv. Los israelíes después del holocausto no están dispuestos a esperar a que Teherán se halle en condiciones de cumplir su amenaza. Han llegado a la conclusión de que las negociaciones europeas con Teherán, de años de duración, son infructuosas y resulta dudoso que los estadounidenses adopten una iniciativa eficaz; por otra parte, las sanciones pueden perjudicar a Irán, pero ¿le harán cambiar de política?
Los israelíes experimentan una notable presión, política y militar, para actuar en un futuro inmediato. Los riesgos que entraña un ataque israelí contra Irán son, evidentemente, enormes, pero ellos no ven otra opción. Existe mucha mayor unanimidad que en 1981, cuando bombardearon el reactor iraquí de Osirak. En aquella época (como ahora sabemos) numerosas figuras importantes políticas israelíes, generales de las fuerzas armadas y todos los responsables de los servicios de inteligencia fueron contrarios a la iniciativa. Actualmente existe la extendida convicción de que como Israel, en cualquier caso, será censurado por la ONU y la opinión pública mundial, ya actúe o no actúe, ¿qué tiene que perder?
Los israelíes consideran que se han exagerado la magnitud de las dificultades involucradas y la probable reacción subsiguiente. No es correcto ni atinado afirmar que deban ser atacadas todas y cada una de las instalaciones nucleares de Irán; bastaría destruir un puñado de emplazamientos clave. ¿Qué represalias podrían adoptar los iraníes? Disparar unos cuantos misiles contra Israel; algunos serían interceptados, otros causarían daño limitado. Podrían decir a Hizbulah que lanzara un ataque contra Israel: tampoco sería un daño letal. Podrían (como amenazaron) bloquear el estrecho de Ormuz por el que se transporta buena parte del petróleo del mundo. Ello provocaría - creen- una crisis económica mundial ya que el precio del petróleo subiría astronómicamente.
Existen razones de peso contra un ataque israelí aparte del hecho de que el éxito en la guerra nunca es totalmente seguro y de que una operación fracasada constituiría para ellos un notable desastre. Ahmadineyad, señalan algunos expertos, no es Hitler sino a lo sumo un Mussolini en pequeño, un bocazas que exagera enormemente la capacidad militar de su país. Se recordará que durante la guerra irano-iraquí, antes de que Israel destruyera Osirak, los iraníes intentaron tres veces hacer lo propio pero no lo lograron. Verdad es que su capacidad ha mejorado desde entonces, pero sigue siendo sobrevalorada.
Los iraníes saben que sería suicida lanzar un ataque nuclear contra Israel y aunque el fanatismo de sus líderes es indudable, sigue siendo improbable que estén dispuestos a sacrificar a su país en aras de una yihad que no es realmente la suya. Resulta mucho más probable que pasen material nuclear a algunos de sus patrocinados como Hizbulah para amenazar a Israel con alguna “bomba sucia” (de dispersión de material radiactivo).
Mohamed el Baradei, responsable egipcio del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha predicho que un ataque israelí sería como una gigantesca bola de fuego que daría paso a una conflagración que se tragaría no sólo Oriente Medio sino todo el planeta. Sin embargo, El Baradei probablemente exagera; hubo un silencio general cuando los israelíes destruyeron a principios de año una instalación nuclear en Siria. La mayoría de países árabes y otros vecinos de Irán han comprendido que la ambición de este país se cifra en convertirse en la potencia dominante en Oriente Medio y, si es posible, hacerse con el control del petróleo de la región. No les apenaría demasiado contemplar las instalaciones nucleares iraníes destruidas. Indudablemente la solución ideal, desde su punto de vista, estribaría en que Irán e Israel se destruyeran recíprocamente (y hay gente en Europa que coincidiría al respecto). Sin embargo, actualmente consideran que Irán representa la mayor amenaza para su independencia, simplemente porque Israel es un pequeño y aislado país de ambiciones políticas limitadas.
Puede ser que todos estos razonamientos contra un ataque israelí no sean del todo convincentes; sin embargo, existe uno mucho más concluyente. ¿Cabe detener la proliferación nuclear, o sólo diferirla unos años? Las bombas nucleares pueden seguir comprándose o bien robarse, y los conocimientos necesarios para su fabricación no pueden ser destruidos mediante un ataque militar. En suma, a menos que Israel y los países árabes encuentren algún tipo de mutuo acomodo en los próximos años, el futuro presenta un aspecto más bien desolador. Por lo demás, y en lo concerniente a la proliferación de armas de destrucción masiva, lo cierto y verdadero en Oriente Medio es también cierto y verdadero para el resto del mundo

Rock in Rio

Bob Dylan, el gigante
El mito estadounidense, Lenny Kravitz y Franz Ferdinand cierran Rock in Rio que se despide hasta 2010
LINO PORTELA - Arganda del Rey - EP, 07/07/2008;
Nunca se le había visto en España tan participativo y sonriente. Bob Dylan transformó ayer su imagen de gruñón en la de un simpático coloso que firmó una actuación imponente. Con sombrero blanco y afilada mirada, el gigante inició su espectáculo frío y serio. Poco a poco se fue soltando y él mismo empezó a disfrutar de su propio concierto. Las 40.000 personas que tenía enfrente ganaron. Sonrió, bailó y se despidió como el auténtico crooner del blues en el que Dylan se ha convertido a sus 67 años. Sus canciones, más reconocibles que nunca (ya saben, a Dylan le da por reinterpretarlas), sonaron pantanosas y robustas. Arrancó con Rainy day woman #12 y acabó con Like a rolling stone. En medio, una guitarrera Highway 61 y una turbadora Ballad of a thing man.
Pero eso ocurrió poco antes de que un torbellino llamado Franz Ferdinand pisase el escenario. El cuarteto escocés hizo anoche lo mismo que Queen en el primer Rock in Rio, en 1985. "Vale, tenemos una hora, vamos a arrasar", debieron pensar. Eso hicieron. Las cuatro canciones nuevas de su inminente tercer disco tienen la fuerza de la de sus dos primeros trabajos. Que los fans respiren tranquilos. En TVE no se pudieron oír porque por miedo a la piratería el contrato decía que en ese momento había que ir a publicidad.
Pero volvamos al tema de la altura. Si Dylan fue un gigante, Café Tacuba, que abrió la tarde, estaba en el extremo opuesto. Y no en calidad. Y es que Rubén Albarrán, cantante del grupo mexicano, es muy pequeñito. 1,50 metros, aseguran los que lo han abrazado. Rubén se presentó en el escenario de blanco elegante; trenzas, un sombrero calado (que luego cambió por una cresta de gallo), una estrella roja en la solapa y un talento inmenso. Café Tacuba es uno de los mejores grupos suramericanos. Una mezcla entre Radiohead, Zapata y una ranchera. "Dejen de mirar las pantallas, muchachos", decía ayer Rubén. "Esto no es un programa de televisión. Es la realidad". Sonaron Ingrata, No controles y la fabulosa Eres.
El último día del festival, se hacía necesario un balance general. Rock in Rio, pese a no superar las utópicas expectativas de la organización, que esperaba medio millón de personas, se ha convertido en el mayor festival jamás celebrado en España. Las algo más de 200.000 almas que han pasado por allí durante los cinco días que ha durado el evento lo avalan. Han sido más de 100 horas de música de todos los estilos y miles de millones de beneficios (gracias a las marcas publicitarias, el festival estaba rentabilizado nada más vender la primera entrada). Con todo este material sobre la mesa, Roberto Medina, director del festival, anunció que Rock in Rio volverá a celebrarse en Arganda del Rey, Madrid, en 2010. "Ha sido todo un orgullo", dijo ante el alcalde de la ciudad, Ginés López, del PP.
En cinco días ha habido de todo. Cosas buenas: un estupendo sonido, un recinto cómodo y facilidad de accesos (no de salidas). También excesos: además del innecesario y abundante ruido publicitario, las colas para las bebidas y comidas se hacían insufribles cuando se superaba la cifra de 50.000 asistentes diarios.
Neil Young, Dylan, Shakira, Franz Ferdinand y The Police fueron los grandes triunfadores del festival. Tres de los cinco grupos tienen más de 50 años.
Con una hora de retraso Lenny Kravitz salto a las tablas (con Denzel Washington como testigo entre bambalinas) para rubricar el punto final de un festival inédito que, como los buenos y efectivos anuncios de televisión, acabaría con fuegos artificiales.

Pensar en ti es tenerte


"Sólo muere

un amor que ha dejado de soñarse..,"

***

RAZÓN DE AMOR
¡Cómo me dejas que te piense!
Pensar en ti no lo hago solo, yo.
Pensar en ti es tenerte,
como el desnudo cuerpo ante los besos,
toda ante mí, entregada.
Siento cómo te das a mi memoria,
cómo te rindes al pensar ardiente,
tu gran consentimiento en la distancia.
Y más que consentir, más que entregarte,
me ayudas, vienes hasta mí, me enseñas
recuerdos en escorzo, me haces señas
con las delicias, vivas, del pasado,
invitándome.
Me dices desde allá
que hagamos lo que quiero
—unirnos— al pensarte.
Y entramos por el beso que me abres,
y pensamos en ti, los dos, yo solo.

El secuestro de Ingrid

La vida secreta de las palabras de Ingrid
Una psicóloga colombiana advierte sobre la precipitación de minimizar el impacto de tan prolongado secuestro
Brou Rovira, reportera.
La Vanguardia Barcelona 05/07/2008;
Cuál es la vida secreta de las palabras, ciertamente hermosas, eufóricas, que viene pronunciado estos días Ingrid que vemos en el momento de su liberación, advierte la psicóloga Dary Lucía Nieto, no es la persona "real". El secuestrado ha cambiado, está desorientado y necesita tiempo para resituarse.
Los secuestrados nunca hablan de sus dolencias en el momento de recobrar la libertad y sólo lo hacen cuando han pasado unos días, a veces semanas o, incluso, meses, afirma esta psicóloga de la fundación colombiana País Libre, especializada en la atención al secuestrado. ¿Por qué esta euforia del primer momento, esta sensación de entereza en secuestros tan brutales como fue el de Maria Àngels Feliu, farmaceútica de Olot? (Otro tema sería preguntarse porque, la sociedad que la recibe sufre asimismo una desorientación alucinante. circense, al evaluar y narrar los hechos).
Al principio, dice Dary Lucía Nieto volviendo al secuestrado, el sabor de la libertad, el encuentro cara a cara con los suyos, el abrazo, el cariño social, son más fuertes que el dolor profundo - "la libertad puede con cualquier cosa"-. Pero el trauma que enmascara este momento único acabará saliendo porque el secuestrado ya no es el que era. También el mundo que le recibe ha cambiado. Y ahora, además de tratar de aliviar las huellas profundas de la tortura, habrá que reajustar ambas realidades. -Recuerdo un señor- dice la doctora en conversación telefónica- que durante el cautiverio hizo la siguiente reflexión: he dedicado toda la vida al trabajo, a partir de ahora la dedicaré a la familia. Hizo un viaje familiar y al poco de regresar ya estaba trabajando de nuevo. La realidad, los propósitos, los ideales, que había construido durante el cautiverio, no encajaban con lo que encontró. Sus hijos habían crecido sin él, que había perdido el pulso de lo cotidiano. Casi no los conocía y no se reconocía en su relación con ellos. Hubo otro caso de un señor, un caso muy colombiano debido al machismo de nuestra sociedad, que con mucho dolor descubrió al recuperar la libertad cómo su mujer era más fuerte que él, había conseguido trabajo, había cuidado a los hijos, era ella, y no él, la pieza aglutinadora de la familia, Y se hundió.
El secuestro en Colombia es una enfermedad social que salpica a cientos de miles de personas. Estamos hablando del conflicto armado más largo de la historia, del país con más desplazados del mundo -con casi tres millones-, de ejecuciones sumarias, violencia sexual, reclutamiento forzado de niños. En sólo los diez últimos años la cifra de secuestrados supera los 23 mil y no todos tienen que ver con el conflicto armado, pues al menos un tercio son puro delito. "Necesitábamos ver y escuchar a Ingrid - dice Nieto-, pero quizás sea desproporcionado esperar que cumpla las expectativas de la figura de redentora presidenciable que construyen los medios, porque lo que ella necesita es evaluar lo vivido, reencontrarse con el mundo, público y privado, un mundo distinto al que dejó hace seis años".
El secuestro estuvo en auge 10 años
Varios estudios dicen que el secuestro en el vecino pais de Colombia es un arma de guerra o una actividad lucrativa muy rentable. Sin embargo, bajó sustancialmente en los últimos seis años.
EL Comercio de Quito, 8 de julio de 2008;
Calos Rojas. Corresponsal en Bogotá
Los relatos que la sociedad colombiana escucha cada vez que un secuestrado como Íngrid Betancourt, Clara Rojas o el subintendente John Frank Pinchao, recobran su libertad se quedan en la memoria colectiva. Más aún cuando estas historias se conocen a través de alguna prueba de supervivencia enviada por la gente que está en manos de sus captores. Son duros e interminables testimonios del trato inhumano, de la falta de alimentos y medicina, de enfermedades tropicales, crisis emocionales, intentos de suicidio… son vidas que se quedan congeladas en los largos años del cautiverio.
Radiografía del delito
Según el reporte del Departamento Nacional de Planeación, el Estado colombiano le costó entre 1996 y 2003 USD 246 millones combatir el delito del secuestro.
Después de los colombianos, con 23 336 casos de secuestro, los venezolanos (35), estadounidenses (32), españoles (29), italianos (28), alemán (26), y ecuatorianos (19) son los grupos de nacionalidades más afectados por el secuestro, según País Libre.
Son 11 los departamentos colombianos que más sufren el flagelo del secuestro. En Antioquia ha habido 4210 casos, en Bogotá-Cundinamarca 2 418 y en el Cesar 2 002.En lLos departamentos de Valle, Santander, Meta, Tolima, Bolívar, Magdalena y Norte de Santander se registra un promedio de 1 000 casos en 10 años.
Según datos oficiales de País Libre y del Fondelibertad, el 58 % de los secuestrados logra ser liberado, en la mayoría de casos bajo la negociación por extorsión. Un 19 por ciento del total es rescatado por las autoridades.
Sin embargo, detrás de cada una de esas experiencias, íntimas y diferentes entre sí, se esconde una realidad: la práctica del secuestro como arma de guerra o actividad lucrativa que ha aterrado a Colombia por muchos años.
Como una verdadera industria lo han definido los economistas e intelectuales a la hora de conceptualizar un drama que afecta a ricos y a pobres. Los primeros son presas esenciales para negociar rescates millonarios. Los segundos políticos o miembros de la fuerza pública de rangos inferiores que han caído en manos de los grupos subversivos, para ser parte de las negociaciones del un virtual canje humanitario que casi nunca llega a materializarse.
Dentro de la política de Seguridad Democrática, que ha permitido al presidente Álvaro Uribe ser el gobernante más popular de la historia reciente, el secuestro es uno de los flagelos del conflicto armado que se propuso combatir. Las cifras de diferentes organizaciones señalan que es de los índices delictivos que más ha decaído en los seis años de este Gobierno.
La Fundación País Libre señala que entre 1996 y diciembre del 2007, en Colombia fueron secuestradas 23 666 personas. Un 64% corresponde al secuestro extorsivo, por el cual los captores exigen un determinado pago económico. El 36% correspondería a fines políticos, de intercambio humanitario, reclutamiento forzoso y otros aspectos propios de la guerra.
El grupo que más gente ha secuestrado en Colombia son las FARC, con el 29% del total de cautivos. Le sigue el ELN con el 23% y la delincuencia común con el 16%. Los grupos paralimilitares y las disidencias han secuestrado a un 9% de este universo.
Detrás de estas cifras se esconde un negocio que por años ha sido millonario. Según Fondelibertad, entidad adscrita al Ministerio de Defensa de Colombia, encaminada a reducir este drama, es complejo establecer montos exactos de esta economía ilegal que ha beneficiado a los grupos armados y a la delincuencia común. “Esto, porque las Leyes colombianas prohíben el pago de rescates”, dice Carolina Eslava, portavoz de la entidad. Pero en un estudio que hizo el Departamento Nacional de Planeación entre 1996 y el 2003, por encargo del Estado, se concluyó que por concepto de rescates, en el caso de los secuestros extorsivos, los rehenes pagaron USD 56,5 millones. El 43,9% de esta cifra fue para las FARC, un 20,2% para el ELN y 5,42% para la delincuencia común.
Durante ese período, el valor parece no ser muy alto si se compara con las cifras que en marzo del 2003 dio el estadounidense Paul Collier, director de un grupo de investigación del Banco Mundial y autor del libro ‘El club de la miseria’. Aseguró que a la guerrilla colombiana le han llegado USD 1 000 millones por extorsiones a compañías multinacionales de Europa y la compra de seguros contra secuestro. El tema produjo gran polémica entre las grandes empresas extranjeras afincadas en Colombia, pues negaron este tipo de prácticas. No obstante, el año pasado, la Justicia estadounidense impuso a la empresa Chiquita Brands una multa de USD 25 millones tras comprobarse que pagó ‘vacunas’ por unos cuatro millones de dólares a los grupos paramilitares como medida de seguridad, entre 1997 y el 2004.
Las cifras monetarias citadas, que no tienen una metodología de confirmación, tienen un parámetro común: que fueron calculadas entre 1996 y el 2003.
Precisamente, estudios realizados por País Libre y corroborados por la fundación Seguridad y Democracia estiman que la tasa de secuestros ha disminuido durante los últimos seis años, correspondientes al gobierno de Uribe. El informe de este último organismo señala que si en el 2002 hubo 2 285 secuestros registrados. En el 2006, esa cifra fue de 687. “De igual forma, se redujo el tiempo de cautiverio de un secuestrado, pasó de 417 días en promedio durante el 2002, a 190 días en el 2006”. Los secuestros extorsivos se han reducido, según la fundación citada, en un 83%.
Aunque se trata de cifras alentadoras, el drama de los secuestros lo marca un gran sufrimiento para rehenes y familiares. Por cada 10 secuestros en 2002 dos víctimas siguen en cautiverio. Muchos son parte de las fichas de ajedrez que la guerrilla tiene para negociar el canje humanitario. Luego del rescate del miércoles a 15 rehenes, donde fue liberada Betancourt, los tres contratistas estadounidenses y otros 11 militares y soldados, quedan en la selva 25 personas. Sus destinos están en manos de las FARC.
El grupo de los últimos rescatados en la operación ‘Jaque’. Los ex secuestrados por las FARC a su arribo a la base de Catam, en Bogotá. Foto:AFP
Betancourt, un símbolo del secuestro
La llaman la ‘Juana de Arco de los Andes’ por su lucha contra los secuestros.
El Comercio de Quito, 6/07/200; agencias AP, AFP y ANSA
Íngrid Betancourt fue durante sus seis años de cautiverio uno de los principales símbolos del secuestro en la nación sudamericana.
La líder política, de 46 años, era candidata a la presidencia por el partido Verde Oxígeno cuando fue secuestrada en su campaña el 23 de febrero del 2002 por los rebeldes, mientras se movilizaba entre la ciudad de Florencia y la población de San Vicente del Caguán (sur), tres días antes de que el Gobierno del ex presidente Andrés Pastrana rompiera contactos con las FARC.
Betancourt es hija de Gabriel Betancourt, quien fue ministro de Educación y que falleció en marzo del 2002, y de la ex reina de belleza Yolanda Pulecio, quien se convirtió en una de las más grandes defensoras del canje humanitario y férrea crítica del rescate “a sangre y fuego” propuesto por el presidente Álvaro Uribe.
Betancourt se educó en el Liceo Francés de Bogotá y posteriormente, cuando su padre trabajó para la Unicef en París, estudió en la escuela de Ciencias Políticas de París. La ex candidata presidencial siempre se caracterizó por ser una mujer aguerrida: durante la década de los noventa le declaró la batalla al entonces presidente Ernesto Samper (1994-1998) por los dineros del narcotráfico que entraron a su campaña.
Betancourt fue elegida a la Cámara de Representantes y después fue senadora por el partido Verde Oxígeno. Y en 2002 postuló su nombre a la Primera Magistratura del país, pero su aspiración fue silenciada con su secuestro.
Tiene dos hijos, Lorenzo y Melanie, de su matrimonio con el francés Fabrice Delloye. Pero actualmente está casada con el colombiano Juan Carlos Lecompte.
Las fechas
23-02-2002 Las FARC secuestran a Íngrid en San Vicente del Caguán (sur de Colombia).
19-07-2004 El presidente Álvaro Uribe acepta el canje de 50 rebeldes presos por rehenes políticos, incluida Íngrid.
28-05-2007 "Vamos a rescatar a Íngrid Betancourt, así no hay jueguitos con esos bandidos de las FARC", ordena Uribe .
02-07-2008 Después de seis años en cautiverio, es rescatada Betancourt y otros 14 secuestrados por el Ejército de Colombia.
La ex candidata presidencial a pocas horas después de ser liberada.Betancourt se convirtió un ícono de paz en el mundo por su lucha. Foto:AFP

Niños asesinos

¿Por qué puede matar un niño?/MILAGROS PÉREZ OLIVA
Publicado en El País Semanal, 06/07/2008;
Pobres diablos convertidos en demonios. Niños de ocho años que torturan y matan a bebés. Adolescentes que asesinan a sus compañeros de clase o a sus padres. ¿Qué les lleva al horror?
La niña se llamaba Mili Balizan y tenía apenas dos años. Los curtidos forenses que hicieron la autopsia tuvieron que echar mano de toda su capacidad de contención para que la cabeza no les diera vueltas. Y los también curtidos agentes que interrogaron a los presuntos asesinos quedaron estupefactos por la forma en que, apenas sin resistencia, explicaron los desgarradores detalles del crimen. No sólo la habían asesinado. La habían torturado sádicamente. Y tanto como la brutalidad del asesinato, lo que conmocionó a los agentes fue la edad de los autores: dos niños de siete y nueve años.
Sucedió el domingo 18 de mayo pasado, en un barrio muy pobre de los arrabales de Buenos Aires. César y Ezequiel. Dos nombres más para la estremecedora lista de los niños asesinos. Pobres diablos convertidos en demonios, cuya existencia nubla la razón; porque si hay algo más horrible que un horrible crimen es que quien lo cometa sea un niño. Criminales en la edad de la inocencia. ¿Cómo es posible semejante contrasentido?
"Niños violentos, ciertamente los hay, pero casos en los que esa violencia se lleve al extremo de matar son muy excepcionales. Lo que ocurre es que nos sobrecogen especialmente porque se supone que son inocentes, como nos sobrecoge la idea de que un niño, que todavía no ha vivido, pueda suicidarse", afirma Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco. "Los niños asesinos son la excepción de la excepción", corrobora Antonio Andrés Pueyo, catedrático de Psicología de la Universidad de Barcelona. "La violencia nos repugna porque en el proceso de socialización hemos desarrollado mecanismos de inhibición, de manera que, cuando vemos comportamientos violentos, nos parecen antinaturales, y mucho más si se dan en niños. En realidad, hay muchos niños difíciles, pero sólo unos cuantos llegan a ser violentos, y muy pocos, poquísimos, llevan esa violencia a situaciones extremas".
Son muy pocos, ciertamente, pero cuando ocurre, todo nuestro andamiaje moral se nos tambalea. ¿Cómo es posible? El crimen de Buenos Aires ha traído a la memoria la imagen borrosa de aquel otro niño de dos años que era llevado de la mano por dos muchachos algo mayores que él hacia la salida de un supermercado de Merseyside, en las afueras de Liverpool. El pequeño James Bulger fue encontrado muerto, destrozado, en las vías del tren, y su imagen sigue grabada a fuego en la memoria de muchos padres, que agarran con fuerza la mano de sus hijos cuando entran en un lugar que les recuerde aquel escenario.
El crimen ocurrió un gélido 12 de febrero de 1993. El niño había sido tan salvajemente torturado que el juez dio instrucciones de que en el sumario se omitieran los detalles más escabrosos. Los asesinos, Robert Thomson y Jon Venables, tenían 10 años. Parecía un suceso tan incomprensible como excepcional, y, sin embargo, apenas un año después, otros dos niños de seis años mataron a uno de cinco en Noruega, y en marzo de 2003, en Nueva Jersey (Estados Unidos), otro niño de 10 raptó, violó, golpeó y mató a Amir Beeks, de apenas tres años, que había quedado al cuidado de su hermanita en una biblioteca mientras su madre iba al lavabo.
¿Cómo es posible que un niño pueda llegar a matar de esa forma? Para que un niño se convierta en asesino han de darse, según Echeburúa, una serie de condiciones: "Que haya un daño cerebral que afecte a los mecanismos reguladores de la conducta y provoque una impulsividad extrema, o que tenga alguna vulnerabilidad de tipo biológico o psicológico". Andrés Pueyo añade que para que una acción acabe en un homicidio se requieren dos tipos de componentes: de personalidad y de oportunidad. "El niño que mató a su hermano de tres meses llenándole la boca de arena hizo algo que no puede extrapolarse a otros tipos de violencia. Lo mismo que la niña alemana que acabó tirando por la ventana a una hermanita a la que perseguía para arrancarle los pendientes. Son niños, y en estos casos no hay intencionalidad de matar. Lo que sucede es que, en una situación emocional determinada -de celos, por ejemplo-, se encadena una serie de actos que pueden incluir la violencia, y que si se dan ciertas circunstancias pueden acabar en un homicidio. En la violencia infantil, los componentes de oportunidad son muy importantes", insiste.
La pequeña Kayla Rolland fue víctima de uno de esos componentes de oportunidad. La mató en marzo de 2000, en un colegio de Michigan (EE UU), un niño se seis años, compañero de clase, con el que se había peleado un día antes. El niño vivía en una chabola, en un entorno familiar caótico dominado por las drogas. Quiso vengarse de su compañera y encontró su oportunidad: cogió sin problemas una pistola de sus padres, se fue al colegio, y en medio de la clase sacó el arma y disparó contra la niña. Luego corrió a encerrarse en los lavabos.
Además de oportunidad, en muchos homicidios infantiles hay también elementos de imitación, porque la violencia puede ser muy contagiosa. Para que ese niño pudiera matar a Kayla tenía que haber visto una pistola en su casa, saber cómo se carga y cómo se dispara, y haber interiorizado como algo normal que ésa es una forma de resolver los conflictos. No todos los niños asesinos viven en ambientes degradados, pero en la corta biografía de muchos de ellos aparece un elemento en común: abandono y malos tratos.
En los informes psiquiátricos, el asesino de la biblioteca de Nueva Jersey fue calificado como un niño conflictivo y solitario, que no tenía amigos y siempre estaba en la calle con su bicicleta, insultando a todo el que le dirigiera la palabra. La madre había muerto tiempo atrás y vivía sólo con el padre, que había sido acusado de abusos. También César y Ezequiel merodeaban todo el día por las calles del suburbio de Buenos Aires en el que vivían. Habían sido abandonados por su padre y estaban al cuidado de una madre que, sin medios de vida, se había refugiado con sus cinco hijos en la chabola de la abuela. Absolutamente sobrepasada, tenía tantos problemas para controlarlos como para controlarse; cuanto peor se portaban, más les golpeaba.
Robert Thompson, el dominante de la pareja de asesinos de Liverpool, era el quinto de siete hermanos. El padre les había abandonado también cuando él tenía seis, y la madre se había hundido en el alcohol. Se sentía maltratada por la vida, y con frecuencia descargaba sobre sus hijos la furia que sentía. El informe social relataba que la violencia se había convertido en algo muy común en aquella caótica casa en la que imperaba la ley del bulling, según la cual el mayor tiraniza al menor. En el caso de Jon Venable, el ambiente familiar era bastante mejor y la madre era considerada una buena mujer, pero el niño tenía grandes carencias emocionales porque su madre, que también estaba sola, apenas podía ocuparse de él: bastante tenía con los otros dos, que eran discapacitados.
Abandono, pobreza, carencias emocionales y malos tratos son ingredientes comunes de muchas de estas tragedias. Pero miles de niños viven en esa misma situación y no se convierten en homicidas. ¿Por qué ellos sí? Un niño maltratado puede llegar a ser un maltratador si queda atrapado en la telaraña del sufrimiento. No es, ni mucho menos, una ley inexorable. La capacidad de resiliencia de los niños, la capacidad de recuperarse y hasta de salir reforzado de la adversidad, es extraordinaria, como explica Boris Cyrulnik en su libro Los patitos feos. Una infancia difícil no determina la vida. Sólo así se explica que, pese a tanta desgracia, la humanidad siga progresando hacia cotas cada vez mayores de civilización. Pero es cierto que en la biografía de muchos niños asesinos hay una historia de malos tratos, y algunos psicólogos han visto, en el ensañamiento con que matan, el deseo inconsciente de destruir esa imagen de vulnerabilidad que les recuerda su propia condición de víctimas.
Los mecanismos del cerebro humano son un gran misterio que justo ahora comienza a desvelar sus secretos. Uno de los más interesantes es cómo afectan los impactos emocionales de la vida en la estructura mental que heredamos en nuestros genes. ¿Pueden estos impactos llegar a modular el desarrollo del cerebro? José Sanmartín, director del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, de Valencia, y autor de obras como La violencia y sus claves o La mente de los violentos, ha revisado esos estudios para un capítulo de su nuevo libro y no tiene dudas: los estudios muestran que determinadas condiciones de vida pueden llegar a alterar las estructuras cerebrales que controlan los impulsos. Es decir, que una situación de maltrato reiterado puede dejar huella en el cerebro del niño, todavía en fase de maduración.
"Niños sometidos a malos tratos sistemáticos tienen la amígdala hasta un 12% más reducida", explica. "El maltrato puede dañar los circuitos cerebrales que controlan los instintos agresivos. La diferencia entre un instinto agresivo y un acto de violencia aparece cuando reacciones normalmente instintivas se convierten en acciones voluntarias destinadas a dañar a otro. Ésa es la gran diferencia. La amígdala de un niño maltratado puede estar afectada y no controlar bien el comportamiento", añade.
"Sabemos que los niños maltratados también presentan afectación de las conexiones entre los dos hemisferios a través del cuerpo calloso. Las conexiones entre la amígdala o el hipocampo y la corteza prefrontal son muy importantes, porque la corteza es el lugar donde residen los mecanismos de la conciencia. En ella comparamos opciones, evaluamos consecuencias, elegimos entre disyuntivas, y decidimos llevarlas a la práctica o no. Luego impregnamos de sentimiento esas acciones. Y todo eso lo hace la corteza prefrontal, que lee e interpreta los impulsos que llegan de la amígdala y los potencia o los inhibe según esa valoración".
Pero también hay casos de violencia extrema inexplicable de niños o adolescentes que no pertenecen a una familia desestructurada ni han sido víctimas de violencia. El único estudio que hay en España sobre esta cuestión, realizado por el sociólogo Ramón Quilis Alemany sobre una muestra de 74 niños y adolescentes condenados en España entre 1994 y 2001 por homicidio, ofrece datos reveladores: el 54% de los homicidas presentaba algún tipo de trastorno de la personalidad o conducta antisocial y otro 4% había actuado bajo los efectos de un brote psicótico, es decir, un trastorno mental severo que anula la voluntad. Pero el restante 42% eran chicos aparentemente normales que vivían en familias también aparentemente normales.
Lo cual nos lleva a otra pregunta: la violencia, ¿se hereda o se aprende? Desde luego, se hereda parte y también se aprende. Lo que no está claro es en qué proporción se combinan ambos factores en cada caso. ?El cerebro del niño tiene un elevado grado de plasticidad?, responde Juan Carlos Navarro, profesor de Psicología de la Violencia y la Delincuencia de la Universidad de Barcelona. "Hay una parte biológica sobre la cual inciden los condicionantes ambientales, y si durante la infancia el niño está sobreexpuesto a situaciones de violencia, puede incorporar estos mecanismos de respuesta como una conducta normal. Pero, como muestra Lykken en Las personalidades antisociales, para que eso ocurra tiene que haber una potencialidad, una predisposición previa".
Si un niño tiene un temperamento proclive a la violencia y nadie le pone límites desde muy pequeño, las posibilidades de que la educación pueda llegar a modular su comportamiento son cada vez menores. Pequeñas transgresiones que no se han controlado a los tres años pueden dar lugar a una conducta incorregible a los 10. "La mayoría de los niños pequeños pega para conseguir algo, pero la mayoría de ellos aprende que la agresión física no es una conducta tolerable. Empiezan a aprenderlo en la guardería y cada vez pegan menos, hasta que dejan de hacerlo", apunta Antonio Andrés Pueyo.
Por la razón que sea, en los niños violentos estos elementos de control social no han funcionado. Son niños que pueden llegar a la adolescencia sin haber tenido un buen desarrollo moral, sin haber aprendido a diferenciar lo que está bien de lo que está mal, y a decidir, en caso de conflicto, el mal menor. Eso es algo que se aprende con la educación, pero muchos niños no han tenido la oportunidad de recibirla o son especialmente resistentes a ella, con lo que pueden caer en conductas antisociales y violentas, de las que su propia familia puede ser la primera víctima. En el 22% de los casos estudiados por Quilis, la víctima era el padre, la madre o algún hermano.
José Sanmartín ha estudiado a fondo a este tipo de niños maltratadores, cuya conducta no se debe tanto a las carencias sociales o emocionales como a un déficit educativo. "Estos niños, especialmente los que agreden a sus padres, suelen tener un egocentrismo muy marcado y claras deficiencias de empatía. Es ese niño que se considera el centro del mundo, que aprende a ver a los demás como meros instrumentos para satisfacer sus deseos. A veces los padres contribuyen a consolidar esta personalidad dándole siempre lo que pide, más allá de lo que necesita e incluso de lo que pueden permitirse", explica. Como no toleran la frustración y no están acostumbrados a esforzarse para resolver los problemas, tienen brotes de ira cada vez más frecuentes, que acaban en un estado de descontrol y, al final, de violencia.
En el estudio de Quilis, un 4% de los niños y adolescentes homicidas había actuado bajo el efecto de un brote psicótico, es decir, una situación de delirio y desconexión de la realidad causada por una enfermedad mental grave. Pero había otro 54% que presentaba síntomas de algún tipo de trastorno mental. Sabían desde luego lo que hacían, pero su conducta era anormal. "Básicamente se podían distinguir cuatro tipos de trastorno: de la personalidad, antisocial, antisocial precoz persistente y psicopatía", indica Ramón Quilis, trastornos todos ellos que suelen dar signos suficientes de alarma.
En adultos es relativamente fácil llegar a diagnosticar una psicopatía, pero ¿se puede hablar de psicopatía en el caso de los niños? "Ésta es una discusión abierta", responde Andrés Pueyo, "pero yo creo que no, ni en el caso de los niños, ni en el de los preadolescentes. La psicopatía es un trastorno de la personalidad, y ésta no acaba de madurar hasta el final de la adolescencia, aunque es difícil establecer límites precisos porque es un proceso". Para el médico forense José Antonio García Andrade, no se puede hablar de psicópatas hasta los 18 años: "Antes de esa edad podemos hablar de trastornos de la personalidad o personalidad inmadura, pero no de psicopatía". Quilis señala, sin embargo, una contradicción: "Muchos psiquiatras consideran que sí se puede hablar de psicopatía en menores. El problema es que la psicopatía no afecta a la voluntad -el agresor sabe lo que hace-, pero la legislación considera que los menores, hasta cierta edad, son irresponsables, y ahí tenemos un lío".
En todo caso, lo que sí hay, según Andrés Pueyo, "son unos elementos temperamentales que podrían favorecer las conductas violentas". ¿Qué elementos? "Básicamente tres: dureza emocional, impulsividad y ausencia de miedo". La dureza emocional implica que son niños que se conducen siempre con una cierta frialdad. Niños que no muestran empatía, que no se conmueven ante el dolor de los demás. En un ambiente de malos tratos, carencias emocionales y falta de cuidado, muchos niños aprenden a inhibir las emociones; a no sentir miedo, o rabia, o soledad como un mecanismo de defensa psicológica. Si no sienten, no sufren. Otras veces, esa insensibilidad forma parte del temperamento del niño, y con frecuencia se expresa maltratando a los animales.
Son, en segundo lugar, niños con un alto nivel de impulsividad y atrevimiento. Siempre están bordeando los límites, siempre al filo del precipicio. Tienen muchas dificultades de autocontrol. Y esto se combina con el tercer elemento: la falta de miedo, una cierta incapacidad para comprender o visualizar los efectos de las acciones que emprenden. Éste es, en opinión de Andrés Pueyo, el elemento más preocupante: "En estos niños, el castigo no sirve de nada. Ni el castigo físico, ni la amenaza, les produce el más mínimo impacto". Impasibles a la bronca, suelen sufrir frecuentes accidentes porque siempre transitan por el filo de la navaja.
"En los casos de comportamiento violento suelen darse, con mayor o menor intensidad, los tres elementos. Si además se añade una capacidad cognitiva limitada, el riesgo es entonces muy, muy alto, porque cuando se presenta una situación de conflicto pueden resolverla de la peor manera posible", advierte Andrés Pueyo. El caso de Maials es seguramente el ejemplo más desgraciado. El agresor tenía entonces 17 años, pero una edad mental bastante inferior. Llevó al campo a un niño de 10 e intentó abusar de él, pero el niño se resistió, y cuando se dio cuenta de lo que había hecho, le entró el terror. Para evitar que el niño lo contara, le mató y le tiró a un pozo.
Hay niños de 12 años que parecen adultos y jóvenes de 18 que parecen críos. Desde el punto de vista evolutivo, la infancia se prolonga hasta los 10 o 12 años y luego llega la adolescencia, con una fase intermedia, la preadolescencia, en la que todavía quedan muchos rasgos infantiles.
A los 10 años, los niños pueden distinguir el bien del mal, pero no saben qué es moralidad. Ryszard Kapuscinsky se sorprendía en su libro The shadow of the sun de lo "terriblemente sanguinarios" que podían llegar a ser los niños soldados de África, precisamente porque no tienen una noción clara ni de moralidad, ni de lo que representa la muerte, y tampoco tienen conciencia de peligro. Ni siquiera instinto de conservación. Son tan amorales como atrevidos, y si se dan las condiciones de oportunidad, ése puede ser un cóctel letal. Quienes padecen anomia, ausencia total de valores morales, pasan con mucha facilidad de oprimidos a opresores y pueden ser terriblemente sanguinarios.
Para Echeburúa, "un niño no ha madurado todavía los elementos psicológicos necesarios para adoptar de forma consciente una conducta violenta. Pero puede albergar sentimientos de vergüenza, humillación o baja autoestima, y como son acumulativos, el conflicto suele estallar en la adolescencia. Son esos chicos acomplejados, irritables, con baja autoestima y relaciones sociales y familiares deficientes, que no han desarrollado sentimientos de empatía". Éste era justamente el perfil de los adolescentes que en abril de 1999, queriendo vengarse del mundo, causaron 13 muertes antes de suicidarse en el instituto Columbine (EE UU).
La humillación, sea motivada o no, es algo muy doloroso, y puede desencadenar un mecanismo mental por el que se atribuye a los demás la causa de todos los males. El agresor va incubando deseos de venganza: "Tienden a fantasear y acaban confundiendo la fantasía con la realidad, o mejor dicho, haciendo realidad su fantasía", indica Enrique Echeburúa.
Klara García Casado fue víctima de un mecanismo de este tipo. Era una estudiante aplicada, se llevaba bien con su familia, tenía novio y muchos proyectos para el futuro. Murió en un descampado de La Isla de San Fernando (Cádiz) el 26 de mayo de 2000, apuñalada por dos compañeras de instituto, Iría, de 16 años, y Raquel, de 17, por personificar aquello que sus agresoras detestaban, aunque la razón que ellas dieron fue mucho más desgarradora: probar el placer de matar.
En el detallado relato que Manuel Marlasca y Luis Rendueles hacen en su libro Así son, así matan, basado en el historial judicial, aparecen muchos de los elementos descritos hasta ahora: personalidad difícil, desconexión del entorno, pobre autoestima y ausencia de empatía. Las dos habían protagonizado pequeños episodios de crueldad hacia sus hermanos menores: Raquel le había clavado un bolígrafo a su hermana y había aplastado con sus manos un pollito para fastidiarla, Iría había echado a su hermano pequeño al cubo de la basura cuando tenía siete años.
Pero aquí se acaban las coincidencias: en todo lo demás eran completamente distintas. Raquel pertenecía a una familia más que desestructurada. Hija de una madre adolescente de 16 años que tuvo que irse de casa al quedar embarazada, se crío con las tías abuelas que les dieron cobijo, y con ellas se quedó cuando su madre se fue a vivir con un drogadicto. La tía abuela que era su referente adulto murió al cumplir Raquel 14 años, una edad difícil. De repente se encontró conviviendo de nuevo con su madre y con el padre, que había vuelto enfermo de sida y cirrosis. Raquel no soportaba que nadie la controlara. Vestida siempre de negro, se veía gorda y fea, y cuanto más rechazada se sentía, más alimentaba la idea de que el mundo era una inmundicia. Sólo Iría la hacía sentirse valorada.
Iría pertenecía a un mundo muy distinto. No había tenido carencias materiales. Su padre era marino y la madre se ocupaba de los hijos en sus largas ausencias. Pero era una niña muy cerrada. Hasta el extremo de que en las entrevistas que mantuvo con los psiquiatras en la prisión de Alcalá de Guadaira despachó la relación con su madre con esta lacónica frase: "A los siete años dejé de hablar con ella". A diferencia de Raquel, era buena estudiante, pero sus compañeros la describieron como manipuladora y cargada de complejos. Y su cabeza era un polvorín de fantasías. La policía encontró en su ordenador relatos escritos por ella de un descarnado terror esotérico.
Cuando vieron en la televisión a José Rabadán, el asesino de la catana de Murcia, quedaron prendadas de él y hasta le escribieron su admiración. Ellas también podían hacerlo. Vicente Garrido, el psiquiatra que las atendió en prisión, relata cómo surgió la idea de matar: "Fue una película la que encendió la línea de pólvora que se había ido formado en su mente". La película se llamaba Asesinos del más allá,y estaba basada en la novela Reino de tinieblas, un bodrio en el que el protagonista mata a su mejor amigo cuando tiene 12 años porque considera que le profesa una amistad hipócrita. Poco a poco, la imagen de Klara, que había sido su amiga, pero se había distanciado, fue ocupando el centro de sus delirantes fantasías.
Las fantasías suelen ser la antesala de la muerte. Así fue también en el caso del asesino de la catana. José Rabadán tenía 16 años y era un chico aparentemente normal, pero había sufrido un proceso de reclusión mental en un mundo poblado de armas y artes marciales. Las cosas no iban bien en casa: no estudiaba, y su padre, camionero, le había amenazado con ponerle a trabajar. Se sentía terriblemente presionado. No podía estudiar y tampoco quería trabajar. Una noche terrible convirtió en realidad sus fantasías. Era la madrugada del 1 de abril de 2000. Aquella noche cenó solo en su habitación y luego estuvo chateando con Sonia, una chica de Barcelona, hasta las tres. Sus padres y su hermana de nueve años, con síndrome de Down, dormían. Cogió la catana y se metió con ella en la cama. Había decidido que se libraría para siempre de sus padres y emprendería una nueva vida en Barcelona. Cuando comenzó a clarear se levantó dispuesto a hacerlo. Vaciló, pero finalmente se decidió: atacó con tanta furia primero al padre y luego a la madre, que sus cuerpos quedaron destrozados. Luego fue a buscar a su hermana, que lloraba en la cama.
En el historial consta el pormenorizado relato que el propio agresor hace de los hechos. Mejor no leerlo. Fue una explosión, pero calculada. Confesó que había empezado a fantasear con la idea de matar a su familia una semana antes. Se preguntaba qué pasaría si lo hiciera, y poco a poco la idea fue adoptando tintes positivos: pensó que era lo mejor para él, que podría hacer su vida, y lo mejor para ellos, que dejarían de sufrir. A la pequeña la mató también porque ¿qué iba a ser de ella sin sus padres?
Se fue de casa sin coger siquiera las llaves, pero lo primero que hizo fue llamar a la policía para decir que había matado a su familia y dar la dirección. Luego llamó a Sonia, la chica con la que había estado chateando y con la que pensaba reunirse en Barcelona. Como no le habían hecho mucho caso, volvió a llamar a la policía y luego a un amigo. "Lo he hecho, he matado a mis padres, avisa a la policía". ¿Cómo alguien que ha cometido un crimen tan horrible piensa que podrá irse tan tranquilo a vivir su vida, sin que la policía vaya a buscarle?
Epilepsia. Ésta es la explicación que el forense José Antonio García Andrade ofreció al tribunal. "En este tipo de epilepsia, cuando se comete el acto en situación de alteración completa, los sentimientos, las sensaciones también están alteradas, es como si no te pertenecieran", explica. "Recuerdo que la primera vez que le entrevisté me impresionó mucho su cara. Estaba literalmente cubierta de acné. Cuando le dije: tú no eres un asesino, tú eres un enfermo, dejó caer los hombros aliviado. Y cuando volví a visitarle, al cabo de 15 días, el acné había desaparecido por completo. Es una enfermedad, y una vez tratado no tiene por qué repetir la conducta violenta. Puede ser una persona normal", asegura García Andrade.
El tribunal aceptó la tesis de la epilepsia. A veces, la justicia también escribe recto con renglones torcidos: el diagnóstico de epilepsia era el que más oportunidades de reinserción ofrecía, pero no todos pensaban que la epilepsia pudiera explicar el crimen. "Tenía muchos rasgos de personalidad psicopática", afirma el psicólogo criminalista Vicente Garrido, que también fue consultado durante el proceso. "Mató porque pensó que era lo que más le convenía en ese momento, para librarse de una situación que para él era límite. Pero no creo que reincida. Fue un impulso defensivo, no era fruto de la maldad".
Todos los peritos coincidían en que tenía muchas posibilidades de reinserción. Ése es el principal objetivo de las medidas que los jueces adoptan en estos casos, y la mayoría de las veces lo consiguen. "Cuanto más peso tengan en cada caso los factores exógenos, los factores ambientales y educativos, más posibilidades de recuperación. Y al revés, cuanto más pesen los factores internos, es decir, de temperamento o personalidad, peor es el pronóstico. Si presenta rasgos que en un adulto serían catalogados como de psicopatía, como insensibilidad o falta de arrepentimiento, el pronóstico es peor", explica Vicente Garrido. Pero incluso con mal pronóstico se puede lograr que lleven una vida normal sin representar un peligro para los demás. "Una personalidad psicopática lo seguirá siendo, seguirá manipulando y buscando siempre su conveniencia, pero puede llegar a interiorizar que hay unos límites que no debe traspasar".
Entre el suceso de Buenos Aires, con que se iniciaba este relato, y el de Liverpool han transcurrido 15 años, tiempo suficiente para que Robert y Jon hayan crecido, pero difícilmente olvidado aquel día en que se convirtieron en asesinos. ¿Qué ha sido de ellos? Condenados a 15 años de prisión, la sentencia fue revisada después de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminara que no se les podía juzgar como adultos. Tras ocho años y medio internos, la Junta de Libertad Condicional los consideró rehabilitados, y acordó en 2001 que al cumplir los 18 años quedaran en libertad vigilada de por vida bajo estricto control: no pueden verse entre ellos, no pueden acercarse a Merseyside, y si incurren en el más mínimo problema de conducta serán enviados a la cárcel.
A diferencia de la madre del pequeño muerto en Noruega, que no sólo perdonó a los niños, sino que abogó para que quedaran al cuidado de sus padres, Denise Fergus, la madre de James Bulger, nunca fue capaz de ver en ellos a dos adultos rehabilitados y por eso se opuso a que quedaran en libertad. Ahora tienen 25 años y ya no son Robert y Jon. Viven con una nueva identidad en algún lugar de Inglaterra alejado del escenario del crimen. La buena noticia es que no han vuelto a ser noticia. Lo único que ha trascendido es que Robert, después de superar su adicción a la heroína, ha sido padre de un niño. Pero esta información debe ser tomada con cautela, porque las escasas personas que conocen su nueva identidad nunca la han confirmado ni lo van a hacer. Ni siquiera la madre del bebé puede ser informada del pasado de Robert.
José Rabadán salió en libertad en 2006, y después de ser acogido en una organización humanitaria en Santander se fue a vivir con Verónica, una chica que iba a visitarle a la cárcel. Iría trata de llevar una vida normal, y hasta se la ha visto colaborar en actos de una ONG. Muchos otros han sido olvidados, y sus vidas transcurren ahora en el anonimato. En las familias de las víctimas quedará siempre una dolorosa cicatriz, pero ellos seguirán caminando y su historia se disolverá como una lágrima negra en la lluvia.

Sólo muere un amor que ha dejado de soñarse



"...Cada beso perfecto aparta el tiempo,
le echa hacia atrás, ensancha el mundo breve
donde puede besarse todavía..." Pedro Salinas
***
No rechaces los sueños por ser sueños/
"Todos los sueños pueden
ser realidad, si el sueño no se acaba.
La realidad es un sueño. Si soñamos
que la piedra es la piedra, eso es la piedra.
Lo que corre en los ríos no es un agua,
es un soñar, el agua, cristalino.
La realidad disfraza
su propio sueño, y dice:
«Yo soy el sol, los cielos, el amor».
Pero nunca se va, nunca se pasa,
si fingimos creer que es más que un sueño.
Y vivimos soñándola. Soñar
es el modo que el alma
tiene para que nunca se le escape
lo que se escaparía si dejamos
de soñar que es verdad lo que no existe.
Sólo muere
un amor que ha dejado de soñarse
hecho materia y que se busca en tierra".
***
LA VOZ A TI DEBIDA Versos 1290 a 1316
Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más.
El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó,
se acabó en él.
Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no
—¿adónde se me ha escapado?—.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos."
¡Maravilloso!
El autor es Pedro Salinas- Madrileño (1891-1951); estudia Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid. Entre 1914 y 1917 fue profesor de español en la Sorbona y entre 1922 y 1923 en Cambridge. En 1918 gana la Cátedra de Literatura de la Universidad de Sevilla, donde permaneció ocho años.
En 1926, de vuelta en Madrid, colabora con el Centro de Estudios Históricos, formado por un grupo de investigadores reunidos por Ramón Menéndez Pidal.
En 1932 fundó la revista “Índice Literario”, cuya finalidad era informar a los hispanistas de las novedades literarias españolas.
Fue secretario de la Universidad Internacional de Santander, inaugurada en 1933, hasta 1936, fecha en la que, exiliado por la guerra, marcha a América como profesor visitante al Wellesley College, en Puerto Rico y en la John Hopkins University de Baltimore.
Ya no volverá a España, pero este período será fecundo en conferencias, trabajos y libros. Recorre múltiples universidades americanas; imparte clases en Baltimore y en la Universidad de Puerto Rico entre los años 1943-1946.
Está considerado el principal poeta del amor, uno de los grandes exponentes de la Generación del 27.
Su influjo en los jóvenes poetas andaluces es importante, según recuerda Cernuda: “Quien acude a él halla siempre, por lo menos, una palabra cordial, un gesto, un estimulo”.
Los poemas más hermoso se los escribió a Katherine R. Whitmore (1897-1982), inspiradora de su trilogía poética: La Voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento.
La primera vez que se vieron fue en 1932, el erá su profesor, ella su alumna; la última en la primavera de 1951, en Northampton.
Había llegado el poeta a dar una conferencia. Katherine le aguardaba impaciente, albergando la esperanza de poder darle explicaciones. Su voz brotaba con dificultad y creía que sus palabras quedarían ahogadas en su garganta. Finalmente, lo consiguió y le preguntó:
“-¿No entiendes por qué tuvo que ser así?”.
Pedro Salinas le miró con tristeza y contestó tajantemente:
-“No, la verdad es que no. Otra mujer, en tu lugar, se habría considerado muy afortunada”.
A los pocas semanas el poeta murió. Tenía sólo 60 años de edad.
Sus restos descansan en San Juan de Puerto Rico.

Detalles de la operación Jaque

El Tiempo On line, da detalles de la operación Jaque.
JINETH BEDOYA LIMA, reportero
REDACCIÓN JUSTICIA
El Tiempo, Julio 5 de 2008 - .
Detalles desconocidos de la 'Operación Jaque' cuenta uno de sus principales 'alfiles'
EL TIEMPO reconstruye paso a paso cómo se planeó y ejecutó la cinematográfica operación que permitió la liberación de 15 secuestrados, entre ellos Ingrid Betancourt.
Un trabajo de silencio y discreción
El 'guión' del golpe con el que el Ejército les quitó a las Farc a 15 de los rehenes del intercambio humanitario, llegó al general Mario Montoya a las 8 de la mañana del domingo primero de junio.
Ese día, el general recibió en el Comando del Ejército a tres hombres de inteligencia de su entera confianza que le llevaban noticias de los secuestrados en manos de las Farc. El pretexto de la reunión era revisar unas cartografías de la zona por donde se estaban moviendo tropas de la V División. Sin embargo, lo que cargaban los oficiales en sus fólderes era una historia que parecía sacada de una película de Steven Spielberg.
Para ese momento llevaban un mes planeando el rescate de Íngrid Betancourt, los tres estadounidenses y un grupo de militares y policías que estaban plenamente ubicados en las selvas del Guaviare. Montoya los escuchó atentamente."Teníamos fe y aunque sonara descabellada la propuesta, la habíamos analizado tantas veces de día y de noche que para nosotros no cabía la menor duda de que funcionaría -cuenta uno de los autores intelectuales del mayor golpe a las Farc en su historia-. Pero ya no dependía de nosotros, la palabra final la tenía el Presidente".
Esa misma tarde del primero de junio Montoya pidió hablar con el alto mando en la sala de inteligencia del Comando General, donde expuso el plan al general Freddy Padilla De León, Comandante de las Fuerzas Militares. Del asombro y la desconfianza, tras las explicaciones de los oficiales, se pasó a la expectativa. El general Padilla lo aprobó y luego se lo presentó al ministro Juan Manuel Santos.
"Desde ese momento lo fuimos perfeccionando y acordamos ciertas reglas para seguir hablando de su ejecución". Las reuniones se hicieron en recintos diferentes, con celulares apagados y con la radio o la televisión a mucho volumen, para evitar oídos indiscretos. "Escogimos tres ceremonias militares entre el 4 y el 20 de junio para no levantar algún tipo de sospecha. A nosotros también nos podían tener infiltrados", cuenta el oficial.
Se decidió que la operación necesitaría un grupo de 13 personas: cuatro tripulantes del helicóptero, cinco supuestos delegados de la misión humanitaria, un médico, un enfermero y un falso equipo periodístico integrado por camarógrafo y periodista.
En el transcurso de esos días hubo cuatro reuniones más y el 9 de junio, cuando era claro que había una alta posibilidad de concentrar a tres grupos de secuestrados, según el mensaje que había hecho llegar el militar infiltrado en la guerrilla, se decidió el equipo de 9 oficiales y suboficiales que viajarían a la zona (más los cuatro de la tripulación)."Inicialmente no contemplamos mujeres en el grupo, pero revisamos los videos de las liberaciones unilaterales de enero y febrero y siempre hubo una. Eso les daría confianza. El alto mando determinó que la mayoría de hombres tenían que ser de inteligencia militar y que no irían armas dentro del helicóptero, porque la guerrilla podía hacer requisa y todo se iría a pique. Íbamos armados de valor y fe", dice el hombre, que aún se emociona con el relato.
Dos del grupo eran comandos altamente entrenados para el combate y con especialidad también en inteligencia militar."Aquí no valía el arma que lleváramos o la destreza para disparar sino el feeling que tuviéramos para convencer a los guerrilleros, sobre todo a 'César', de que éramos en realidad de una misión humanitaria. También diseñamos unos logos para los chalecos que llevaban los de la misión y los supuestos periodistas".
La tarea del infiltrado
Mientras en Bogotá se ultimaban detalles en la selección del personal y se revisaban los puntos que había que fortalecer, en el Guaviare uno de los infiltrados hacía una travesía para llegar hasta el campamento de 'César' y entregarle el supuesto mensaje de 'Alfonso Cano', máximo jefe de las Farc.
Allí, cerca de la reserva natural de Tomachipán, oriente del corregimiento de La Paz, el jefe guerrillero esperaba al emisario del secretariado, el mismo correo humano que semanas atrás le había entregado a 'César' la supuesta razón del 'Mono Jojoy' según la cual "habían logrado hacer un extraordinario contacto con una organización humanitaria de uno de los países europeos amigos".
El correo humano, que en verdad era un militar que se infiltró con otro compañero a través de un contacto cuya identidad es un secreto de confesión para el Ejército, llegó la tercera semana de junio con el supuesto visto bueno de 'Cano'. Para simular que en verdad había conversado con los líderes guerrilleros, tardaba en llegar al campamento de 'César' la cantidad de días que por lo general se toman los verdaderos emisarios de las Farc en entregar mensajes.
"Palabras más, palabras menos, el mensaje fue que el camarada estaba de acuerdo con el planteamiento, que le parecía un gran gesto de los países amigos hacer esa gestión para llevar a los secuestrados hasta su campamento y que eso abriría una puerta para el intercambio humanitario y la libertad de 'Sonia' y 'Simón'. Que se debía hacer, con todas las garantías y medidas de seguridad", cuenta el oficial.
El miedo a 'salir a la radio', que persigue a los frentes de las Farc desde los bombardeos que acabaron con 'Acacio' y 'Raúl Reyes', fue fundamental. En la zona del Meta donde supuestamente está el 'Mono Jojoy' hubo una intensa actividad militar, precisamente para evitar que el jefe de 'César'' pudiera comunicarse con su jefe y estropear el plan. 'César' ya tenía el mensaje, ahora tenía que ejecutar la supuesta orden de 'Cano'. Para ese momento ya había empezado el movimiento de uno de los grupos de secuestrados, en el que estaban los estadounidenses Marc Gonsalves, Thomas Howes y Keith Stansell. Posteriormente arrancó el desplazamiento de los demás.
"Mientras tanto, con el visto bueno del Presidente, el grupo ya seleccionado de militares empezó una concentración. Entramos en un acuartelamiento de primer grado -cuenta la fuente-. Lo primero que hicimos fue una promesa de honor de mantener bajo reserva toda la operación y la bautizamos Jaque. Al mismo tiempo arrancamos las clases de teatro. Cada uno, como en una obra, recibió su papel.
"Por lo general, las misiones humanitarias tienen europeos y en esta en especial queríamos dejar la sensación a las Farc de que entendíamos su postura frente al conflicto, por eso dos de los hombres llevaron camisetas del Che Guevara. El médico, que en realidad era un médico militar y la enfermera (una de las más destacadas agentes de inteligencia) también recibieron una instrucción especial de cómo comportarse".
Para el sábado 27 de junio se entró en la etapa final de Jaque. Fueron escogidos los helicópteros y sus tripulaciones: los mejores pilotos de la Aviación del Ejército. El lunes 30, que era festivo, el ministro Santos y los generales Padilla y Montoya le echaron una última revisión a la operación, se dio la orden de pintar las aeronaves de blanco con una franja roja y entrar en alerta máxima.
"El martes primero de julio ensayamos nuevamente toda la acción: el momento del aterrizaje, el encuentro con 'César' y sus hombres, lo que cada uno debía hacer y decir, las posiciones que se debían ocupar dentro del helicóptero, cómo hablarles a los secuestrados, sin un solo milímetro de emoción, las esposas plásticas para evitar inconvenientes y lo más duro: qué íbamos a hacer si la guerrilla descubría el plan", dice.
Esta semana llegaron a pensar que todo estaba saliendo tan perfecto que la guerrilla tal vez se había percatado del engaño y solo esperaría que el helicóptero aterrizara para atacarlos.
El martes en la noche el Ministro y el general Padilla decidieron que el día 'D' era el miércoles 2 de julio, a las 05:00 horas. Ya no había tiempo para más entrenamiento o modificaciones. La suerte estaba echada y los 13 militares solo estarían escoltados por un helicóptero similar que también hacía parte de la falsa misión humanitaria.
El propio comandante del Ejército viajó al sitio de concentración entre Villavicencio y San José del Guaviare. En la madrugada se reunió con sus hombres y en un momento que todos califican como dramático y solemne a la vez leyeron el libro de Los Hechos de la Biblia. El pasaje no podía ser mejor: ese en el que Pedro es rescatado por un ángel y pasa por entre los guardias que lo tienen preso sin que ellos se den cuenta: "Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes". "Ustedes saben que este puede ser un viaje sin retorno. Nos vamos con la Virgen y los ángeles". Con esas palabras se embarcaron en el helicóptero y partieron hacia la selva a traer a los secuestrados de regreso.
"Lo que viene después está lleno de emoción, de miedo también y una profunda alegría. Primero, cuando los vimos desde el aire, reunidos en un grupo, con sus morrales mirando el helicóptero. "Luego, cuando descendimos, los que eran 'periodistas' empezaron a hablarles a los secuestrados, pusieron mucha resistencia para ponerles las esposas y al final por uno de los estadounidenses accedieron. Fueron interminables minutos.Teníamos que salir de allí en menos de 7 minutos y mientras abordaban y hablaba 'Cesar' pasaron 22. Cuando se cerró la puerta y se neutralizó a los dos guerrilleros ellos quedaron libres y creo que nosotros también", concluye el oficial.
JINETH BEDOYA LIMA
REDACCIÓN JUSTICIA

Revista Cambio


Portada de la revista Cambio, EDICIÓN No. 783, 3 al 9 de julio
¡LIBRES!
En una espectacular operación, el Ejército le puso fin al inhumano drama del secuestro de Íngrid Betancourt, los tres contratistas de Estados Unidos y 11 militares y policías. Jaque mate a las Farc.
A LA 1:30 P.M. del miércoles 2 de julio, el presidente Álvaro Uribe sobrevolaba el río Magdalena entre las localidades de Puerto Wilches y Barrancabermeja, cuando entró una llamada al teléfono celular de uno de sus edecanes. El ayudante le pasó el aparato al mandatario y le dijo en voz alta que era el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.
A esa hora Uribe recorría el Magdalena Medio en compañía del gobernador de Santander, Horacio Serpa Uribe, y de los altos mandos militares de la región, quienes le habían solicitado ayuda para enfrentar la ola invernal que ha afectado a numerosas poblaciones.
Al cabo de una charla de un minuto ahogada por el ensordecedor ruido de los motores del helicóptero, Uribe sonrió nervioso y les dijo a Horacio Serpa, y a los oficiales que lo acompañaban: "Acabamos de liberar a Íngrid Betancourt, a los tres norteamericanos y a 11 compatriotas más". Cuando aterrizaron en Barrancabermeja, Uribe les comentó que la operación de rescate estaba en marcha desde hacía tiempo y que los responsables de ella eran oficiales de inteligencia militar.
La incruenta acción militar desarrollada en las selvas del sur del país no deja duda de que si la muerte de 'Raúl Reyes', la ejecución a mano por uno de sus hombres de 'Iván Ríos', el deceso de 'Tirofijo' -ocurridas en marzo pasado-, y la deserción de más de 3.000 de sus combatientes en menos de un año, mostraban que el proceso de deterioro interno de las Farc era inocultable, este nuevo episodio será recordado como el día en que quedó sellado para siempre el futuro político y militar del grupo rebelde más viejo del mundo.
Lo que ocurrió este miércoles 2 de julio no se le hubiera ocurrido al mejor novelista de ficción de Hollywood: el rescate sin disparar un solo tiro, ni derramar una gota de sangre, de la ex candidata presidencial Íngrid Betancourt, de tres asesores estadounidenses y de 11 miembros de la fuerza pública colombiana que estaban sometidos a un largo y penoso secuestro en el corazón de las selvas del sur del país.
Los responsables de la que será recordada como la hazaña militar más grande de la historia reciente del país fueron miembros de un destacamento de fuerzas especiales y de Inteligencia del Ejército que actuaron con la paciencia y la destreza de un jugador de ajedrez para sacar adelante una misión bautizada con el nombre de Jaque.
El general Fredy Padilla de León, comandante de las Fuerzas Militares, explicó que las primeras claves para conseguir el éxito que hoy celebra el país entero las ofreció en mayo de 2007 el subintendente de la Policía John Frank Pinchao, quien protagonizó una cinematográfica fuga del campamento de las Farc en las selvas del departamento de Vaupés.
Los oficiales de Inteligencia encargados de diseñar la operación hablaron con Pinchao horas enteras para conocer, con el máximo detalle de precisión, las características de la zona y las rutinas de las estructuras guerrilleras que estaban a cargo de la custodia de los rehenes.
Las dudas que quedaron al cabo de ese extenuante ejercicio serían resueltas con el análisis de los relatos de Clara Rojas y Consuelo González, liberadas el 11 de enero, así como con la liberación de Gloria Polanco, Luis Eladio Pérez, Jorge Eduardo Géchem y Orlando Beltrán, el 27 de febrero siguiente.
Cada uno de ellos aportó detalles sustanciales que les permitieron a los militares elaborar el mapa de los sitios donde, sin lugar a dudas, se encontraban la ex candidata Íngrid Betancourt, los tres asesores militares estadounidenses y más de 30 militares y policías mantenidos como rehenes.
En una operación encubierta, integrantes de las fuerzas especiales lograron aproximarse desde entonces a los campamentos de la guerrilla y lo hicieron con una habilidad tal que, según lo contó el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, les permitió el 20 de febrero ver a los militares norteamericanos mientras se bañaban en el río Apaporis en compañía de dos colombianos.
Para eso contaron con el apoyo de un guerrillero que inicialmente había desertado pero que, luego, con el respaldo del Ejército, regresó a sus viejas filas para trabajar como infiltrado.
Como la orden impartida por el presidente Álvaro Uribe era que la vida y la integridad de los secuestrados estaría por encima de cualquier otra consideración, la operación de rescate planeada fue diseñada en tres fases, una de las cuales consistiría en el establecimiento de un cerco humanitario alrededor del área donde se encontraban los rehenes en caso de que los otros dos intentos de rescate fracasaran.
Los responsables de la Operación Jaque descartaron de entrada una confrontación armada para reducir a los captores y diseñaron, en cambio, un ingenioso plan para penetrar sus huestes sin rastro de violencia. Así, con la ayuda técnica de expertos estadounidenses, consiguieron por medio de un informante monitorear el teléfono satelital usado por 'Alfonso Cano', sucesor de 'Tirofijo' en el mando de las Farc.
Uno de los agentes secretos consiguió hacer una imitación de la voz de 'Cano', favorecida por las distorsiones propias de ese sistema de comunicaciones, y se comunicó con Gerardo Aguilar Ramírez, 'César', comandante del primer frente de las Farc, quien hacía más de cinco años tenía bajo su responsabilidad a los secuestrados.
El oficial que imitó la voz de 'Cano' le insistió a 'César' en la necesidad de reunir cerca de su campamento a los secuestrados y le anunció que representantes de una acreditada ONG internacional llegarían al sitio escogido, en las riberas del río Inírida, a 72 kilómetros al sur de San José del Guaviare y a 58 kilómetros de Tomachipán.
El supuesto 'Cano' le hizo creer a 'César' que la misión internacional llegaría en helicópteros rusos MI 17 pintados de rojo y blanco y similares a los enviados por el presidente venezolano Hugo Chávez en las liberaciones humanitarias de enero y febrero pasado. Mientras tanto, el Ejército alistó en la base de Tolemaida, en Melgar (Tolima), dos naves que cumplirían las características descritas. El Ejército aprovechó los anuncios sobre una supuesta visita de emisarios de Francia y Suiza que buscaría contacto con 'Cano' para conseguir que los helicópteros volaran sin problemas en zonas de influencia guerrillera. El supuesto 'Cano' le pidió a 'César' que acompañara a los secuestrados para garantizar la seguridad del grupo. A las 5:00 a.m. del miércoles, los guerrilleros les dijeron a los secuestrados que recogieran sus pertenencias porque serían trasladados a otro lugar, pero no les aclararon cómo ni a dónde. Al promediar la mañana, un guerrillero conocido con el alias de 'Asprilla' les dijo a los secuestrados que estaba a punto de llegar un helicóptero en el que viajarían a otro lugar para encontrarse con un comandante de las Farc, al parecer 'Alfonso Cano'.
En efecto, poco antes de las 12:00 m. aterrizó una aeronave de la cual bajaron varios hombres vestidos con uniformes de fatiga, armados con fusiles. Parecían guerrilleros de las Farc, que hablaban como tales. Algunos tenían camisetas del 'Che' Guevara. Los secuestrados subieron con alguna dificultad al helicóptero y 'César' les ordenó a sus hombres que los ataran de los pies.
De repente, 'César' y 'Gafas' fueron golpeados con violencia por los otros supuestos guerrilleros, cuando uno de ellos gritó: "¡Somos el Ejército Nacional; ustedes están libres!".
Los militares comprobaron complacidos que 'César', atraído por su señuelo, había llevado hasta el helicóptero a Íngrid Betancourt Pulecio, a los estadounidenses Keith Stansell, Thomas Howes y Marc Gonçalves, y a los miembros de las Fuerzas Armadas de Colombia: Juan Carlos Bermeo, Raimundo Malagón, José Ricardo Marulanda, William Humberto Pérez Medina, Erasmo Romero Rodríguez, José Miguel Arteaga, Armando Flórez Pantoja, Julio César Buitrago, Armando Castellanos, Vianey Javier Rodríguez y Jhon Jairo Durán.
Mientras esto ocurría en la espesura de la selva, la noticia del rescate solo era conocida en Bogotá por un puñado de altos funcionarios del Estado. El Ministro de Defensa concentró en su despacho la información, al tiempo que el comandante del Ejército, general Mario Montoya, se desplazaba a San José del Guaviare para coordinar el traslado de los recién liberados.
Simultáneamente, e ignorante del episodio, el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, John McCain, recorría las calles de Cartagena y visitaba la zona aduanera en compañía de una nutrida comitiva de empresarios de su país y de Colombia.
A esa hora el presidente Uribe ya se había despedido de McCain y se encontraba recorriendo el Magdalena Medio santandereano, desde donde se comunicó telefónicamente con los presidentes de Estados Unidos y de Francia, George Bush y Nicolas Sarkozy, les informó la buena nueva y les dio todos los detalles de la operación.
Finalmente y cuando los principales medios de comunicación del país estaban tras la pista de una noticia de grandes proporciones, el ministro Santos ofreció una rueda de prensa en la que dio cuenta de la Operación Jaque. El funcionario reveló detalles de la tarea desarrollada por los miembros del Ejército y contó que los recién liberados llegarían a la capital del país al caer la tarde.
El arribo de Betancourt, los estadounidenses y los demás rescatados se produjo pasadas las 5:00 p.m. al aeropuerto militar de Catam, donde esperaban los familiares y decenas de periodistas de todo el mundo, que registraron el momento en que Íngrid y los otros 14 liberados bajaban de un avión de la FAC y se fundían en un largo abrazo con sus seres más queridos.
Jaque, ¿mate?
El éxito del impecable operativo, y el rescate de 15 de los secuestrados con mayor connotación política y reconocimiento internacional, es un duro golpe para las Farc. Si en los últimos meses ya se habían hecho evidentes los síntomas de desmoralización, división y debilitamiento militar, ahora estos fenómenos se van a sentir con mayor profundidad. Más que el triunfo de un plan, -"perfecto" en palabras de la recién liberada Íngrid Betancourt- para la guerrilla fue una enorme humillación: perdió su botín de canjeables, fue engañada y sumó un nuevo eslabón a la ya larga cadena de descalabros. La percepción de que las Farc van en caída libre quedó reforzada ante los ojos de la opinión pública nacional y de la comunidad internacional.
Seguramente es prematuro decretar la desaparición total de las Farc. Todavía hay varios frentes con capacidad de supervivencia y con una rica financiación proveniente del narcotráfico. Pero las Farc de los últimos años, la que logró las más vistosas victorias hace una década en Las Delicias y Patascoy, tiende a volverse un fenómeno del pasado. En especial porque en ese entonces iniciaron la inhumana serie de secuestros de solados y policías que, posteriormente, incrementaron con congresistas, los diputados del Valle y la candidata presidencial Íngrid Betancourt.
Con la liberación de los 15 ex canjeables se cierra un capítulo: el del chantaje de las Farc a favor de un 'canje' -la obsesión de 'Manuel Marulanda' hasta el fin de sus días- y de un nuevo despeje en los municipios de Pradera y Florida. Aunque aún queda un grupo de 25 secuestrados (ver recuadro), la capacidad de negociación de la guerrilla ha quedado reducida prácticamente a cero. Y aún si es prematuro decretar el fin absoluto de la guerrilla, o del conflicto armado, es muy posible que sí haya quedado superada la etapa en que el conflicto tuvo al secuestro como columna vertebral.
Lo anterior tiene un corolario: a partir de ahora cambiará el tipo de intervención de otros países, y de la comunidad internacional, en la guerra interna colombiana. Después del proceso de paz del gobierno de Andrés Pastrana, los gobiernos extranjeros se habían dedicado a abrir espacios y a tender puentes para la negociación de un acuerdo humanitario. Sin duda alguna, esas acciones se originaron en parte por la sensibilidad que generaba Íngrid Betancourt en Francia y los tres contratistas estadounidenses en su país. Con la libertad de estos cuatro ex rehenes, es muy probable que el tratamiento del resto de los secuestrados quede más reducido a las manos nacionales del Gobierno. O a la Iglesia, que ha recibido del presidente Uribe el encargo de explorar contactos. En ese escenario, las aventuras unilaterales de los Sarkozy y Chávez pierden terreno. En particular la intromisión de este último, tratada con desdén por Íngrid Betancourt cuando afirmó que "bienvenida la ayuda de Chávez, pero primero está la democracia colombiana".
Finalmente, el presidente Uribe y su política de seguridad democrática se anotan su éxito más rotundo. Más valioso que todos los anteriores, porque significa haber resistido toda suerte de presiones -externas y de las familias de las víctimas- para que desechara la opción de rescates militares. Un operativo tan sofisticado y productivo cambia totalmente la percepción paralizante de que no se podía hacer nada por los plagiados, diferente a negociar con la guerrilla.
Las declaraciones de Íngrid y de su madre, Yolanda -que había sido una dura crítica de las actitudes del Gobierno frente a los secuestrados- reflejan el alcance del significado político que, a favor de Uribe, deja la Operación Jaque. "La reelección había sido el golpe más duro contra las Farc en toda su historia", dijo Íngrid. Una frase que, por su significado, por quien la pronunció y por el momento en que lo hizo se convierte en el mejor activo de Álvaro Uribe para su futuro político. Falta ver cómo lo usa.
"LA OPERACIÓN FUE IMPECABLE"
Este es un resumen de las palabras pronunciadas por Íngrid Betancourt a su arribo a Bogotá.
"Los invito a que nos demos la bendición para agradecerle a Dios que nos acompañó, a nuestras Fuerzas Militares, a nuestros soldados. La operación fue absolutamente impecable. No sabíamos lo que estaba pasando. No hubo un solo tiro, no se mató a nadie, nos sacaron con grandeza. Los guerrilleros que nos tenían secuestrados quedaron vivos.
"Yo creo que esto es una señal de paz para Colombia. Nosotros debemos confiar en las Fuerzas Militares porque ellas nos van a llevar a la paz. Yo quiero realmente agradecerles a cada uno de los soldados de Colombia porque están demostrando que la paz es posible con inteligencia, prudencia y sabiduría. Quiero expresarles agradecimiento al presidente Uribe, al ministro Juan Manuel Santos, porque si ellos no hubieran tomado el riesgo probablemente quién sabe cuántos años más habríamos estado en calvario.
"Hoy, en nuestro último día de cautiverio, nos levantaron a las 5:00 de la mañana. Nos hicieron recoger los equipos, nos estuvieron entreteniendo toda la mañana, diciéndonos que no sabían lo que iba a pasar, que de pronto nos teníamos que mover de sitio. Unas horas antes de que llegaran los helicópteros, hablé con el comandante 'Asprilla' y me dijo que nos iban a montar a todos en uno de ellos y que nos iban a llevar a un sitio que no sabía dónde era e íbamos a poder hablar con un comandante que yo pensaba que era 'Alfonso Cano'.
"Cuando nos dijeron eso nos sentimos muy tristes porque todos albergábamos, de alguna manera, la esperanza de que una comisión internacional pudiera liberarnos. Debo confesar que cuando vi los helicópteros blancos sentí algo muy raro porque siempre que oíamos los helicópteros nos tocaba salir corriendo y esta vez estábamos esperando que aterrizaran. Ya cuando la gente estuvo en el sitio y bajó, el desconcierto fue total. Yo me pregunté qué misión era esa, a qué organización correspondían sus emblemas y concluí que se trataba de personas de las Farc por la manera como hablaban. Incluso había algunos que tenían camisetas del 'Che' Guevara.
"Nos subimos con mucha dificultad al helicóptero. Nos ataron las manos y los pies, cosa que me indignó. Nos dieron chaquetas blancas porque nos decían que íbamos a un clima frío. Yo dije: 'Eso no me lo voy a poner'. Rogaba a Dios que me diera fuerzas para aceptar las humillaciones que se iban a venir.
"Cuando ya estábamos volando sucedió algo raro que en primer momento no podíamos entender. De pronto oímos un golpe y vimos que el hombre que nos humilló en cautiverio estaba en el suelo casi desnudo, cosa que, pese a todo, no me alegró. Entonces el jefe de la operación gritó: '¡Somos el Ejército Nacional; ustedes están libres!'. Saltamos, gritamos de alegría, nos abrazamos y le dimos gracias a Dios...".
QUEDAN 25
El ex gobernador del Meta, Alan Jara, el ex congresista Óscar Tulio Lizcano y el ex diputado del Valle, Sigifredo López, y 22 militares no pudieron abrazar a los suyos y permanecen hoy secuestrados por las Farc. En este grupo se encuentran los suboficiales Pablo Emilio Moncayo Cabrera, Libio José Martínez Estrada y Luis Arturo García, cautivos desde el 20 de diciembre de 1997 durante la toma de la base militar de Patascoy (Nariño) y quienes más tiempo llevan en poder de ese grupo armado ilegal.
La situación de estas 25 personas generó ayer temor entre las familias que desesperadas pidieron a las Farc que les respeten la vida y los devuelvan cuanto antes. Mientras que solicitaron al Gobierno buscar la manera de traerlos a casa por la vía negociada en caso de que el rescate militar signifique ponerlos en riesgo.
Los otros militares secuestrados son Luis Alfonso Beltrán, William Donato Gómez, Róbinson Salcedo Guarín, Juan Carlos Bermeo Cobardea, Luis Alfredo Moreno, Arbey Delgado Argote, Luis Herlindo Mendieta, Enrique Murillo Sánchez, César Augusto Lasso Monsalve, Édgar Yezid Duarte Valero, Guillermo Javier Solórzano, Luis Hernando Peña Bonilla, Jorge Humberto Romero, José Libardo Forero, Jorge Trujillo Solarte, Carlos José Duarte, Wilson Rojas Medina, Álvaro Moreno y Elkin Hernández Rivas.
ESO DIJERON...
"Fue verdaderamente admirable. Quiero agradecer a todos los líderes mundiales y en especial a los de Suramérica porque en un momento u otro nos ayudaron y no se dieron por vencidos. Uribe tiene toda la gratitud del pueblo francés".Nicolas Sarkozy, presidente de Francia.
"Este es el momento que he esperado por tanto tiempo y doy gracias a Dios, a las autoridades colombianas, al presidente Nicolas Sarkozy y al Ejército por todo lo que sucedió. No veo la hora de abrazar a mi madre. Hoy tenemos de vuelta a nuestra mamá. Siento como si recién me hubiera despertado de una pesadilla y pienso en la gente que nos ha ayudado. Mamá está libre y todavía hay rehenes en la selva y no debemos olvidarlos".Melanie Delloye, hija de Íngrid
"Es una alegría inmensa, una alegría indescriptible. No acabo de creerlo. Es la culminación de seis años de lucha. Es un combate que merece llegar hasta el final. Eso demuestra que no hay que abandonar. Sabía que había negociaciones en curso, pero no pensaba que se pudiera producir una liberación tan rápidamente".Lorenzo Delloye, hijo de Íngrid
"Todo el país sabe de mis peleas con el presidente Uribe. Pero hoy quiero agradecerles primero a Dios y luego al presidente Uribe y a las Fuerzas Militares".Yolanda Pulecio, madre de Íngrid.
"Mi dolor de padre continúa pero seguiré marchando por mi Pablo y por los que quedan. Me alegro por los hoy liberados pero los queremos abrazar a todos. Les pedimos a Dios y a las Farc que nos permitan abrazarlos a todos libres".Gustavo Moncayo, padre del cabo Pablo Emilio.
"El terrorismo no paga, el secuestro no paga. Hay que acompañar a los secuestrados que quedan en manos de la guerrilla. El Liberalismo, acompaña al Gobierno en cualquier iniciativa de paz".César Gaviria, ex presidente de la República.
"Hay que seguir trabajando por el resto y no llenarnos de triunfalismo para no descartar la salida negociada... Con esta nueva derrota las Farc de seguro se percatarán de que no queda otra opción que sentarse a la mesa".Carlos Lozano, director Semanario Voz.
"Ojalá las Farc entiendan que hoy tienen que negociar. Ya está claro que lo que sigue es un juicio político a 'Alfonso Cano' que debe estar pensando que solo queda el diálogo".Andrés Pastrana, ex presidente.
"Esta liberación sin sangre va a permitir oxigenar una cantidad de cosas. Hay que hacer una radiografia de lo que está pasando y buscar la paz duradera para voltear esta hoja".Álvaro Leyva, ex candidato presidencial.