20 mar 2007

Bachelet/Calderon

Conferencia de prensa conjunta, Michelle Bachelet, Felipe Calderón.
Preguntas y respuestas:
-PREGUNTA: La pregunta es para usted Presidente Calderón, particularmente cuál va a ser la relación que va a privilegiar con América del Sur luego que su antecesor, el Presidente Fox, tuviera mayor énfasis en el vínculo con Estados Unidos. Y también cómo se va a plasmar en la relación con aquellos gobiernos que tienen una visión distinta sobre la implementación económica de la economía del libre mercado.
-PRESIDENTE CALDERÓN: La relación con quien, perdón.
-PREGUNTA: -Con América en general, América Latina y también la relación con los países que tienen una visión distinta sobre cómo poner en marcha la economía.
-PRESIDENTE CALDERÓN: México es profundamente latinoamericano, lo somos antes que cualquier cosa.
Es cierto tenemos una situación privilegiada, somos el único país latinoamericano que al mismo tiempo forma parte de Norteamérica, pero en nuestra historia, en nuestra cultura, en nuestra vida diaria, en lo que hablamos, en lo que cantamos, en lo que vivimos, en lo que comemos somos y seremos profundamente latinoamericanos.
Yo lo soy y he aprendido a ver en Latinoamérica precisamente el crisol de lo que somos.
Leí a Vasconcelos desde muy joven, me entusiasmé con su concepto de Raza Cósmica, he visitado muchos países de América Latina, desde luego he tenido el privilegio de estar en Chile en varias ocasiones, y Latinoamérica es parte de nuestra identidad y de nuestro ser.
Cómo vamos a ensanchar esos vínculos. Uno, es poniendo una especial atención a la región, eso se ha reflejado, incluso en los viajes que he realizado como Presidente Constitucional, he viajado cuando menos en tres ocasiones a Latinoamérica, sin contar el viaje que hice precisamente a Sudamérica, incluyendo la visita a Santiago en mi calidad de Presidente Electo.
Como Presidente Constitucional no he asistido, por cierto, a Estados Unidos. No por otra cosa, sino que he marcado así mis prioridades, así se han dado las circunstancias, han habido otras ocasiones en que hubiera querido asistir, pero también trato de ser cuidadoso en la relación con el Congreso mexicano que es el que autoriza las salidas del Presidente, me hubiera gustado mucho asistir por ejemplo a la reunión del BID, en Guatemala.
Y con hechos concretos, más allá de discursos, lo que hoy tenemos entre México y Chile es una relación de hechos concretos: un Tratado de Libre Comercio que funciona, que camina, que genera beneficios para consumidores, entre chilenos y mexicanos que se amplía.
Hoy damos un paso adelante en compras de Gobierno, mañana seguiremos con servicios financieros, tenemos un Acuerdo de Cooperación, tenemos una Asociación Estratégica a la que hoy le hemos puesto un Consejo y le hemos puesto plazos y metas muy, muy concretas.
Y esta debe ser la estrategia y debe ser el camino que debemos de seguir con todos los países de América Latina sin excepción y sin menoscabo y sin consideración de lo que respetuosamente piense cada país respecto de su propio destino.
Sí creemos que hay un debate que América Latina debe dar acerca de hacia dónde deben ir nuestros pueblos.
Y le voy a poner un caso muy concreto: Chile vive una democracia y vive un sistema económico que más allá de mitos y prejuicios ha permitido a su pueblo reducir la enorme brecha de desigualdad que heredaron los gobiernos democráticos y ha permitido también tener un crecimiento económico sostenido que bien vale la pena analizar y que los pueblos de Latinoamérica debemos revisar más allá de prejuicios y de ideologías.
Eso es lo que yo quiero hacer, yo quiero construir un futuro de prosperidad para México y tenemos mucho qué aprender de la experiencia chilena.
-PREGUNTA: -Para el Presidente Calderón. ¿Cómo considera, ahorita o cómo ve ahorita al país con tantas reacciones violentas que hay como respuesta del narcotráfico y si cree que esto va a marcar a este sexenio ya que usted mismo ha aceptado o ha advertido que no va a parar su lucha, incluso tal vez ni en esta Administración, y si cree que este sexenio será marcado por esta ola violenta?
Y bueno aprovechando también a la Presidenta Bachelet, ¿qué opina precisamente de la militarización que hay en el país en la lucha contra el narco?
Y aprovechando ya por último de nuevo con el Presidente de México ¿cuál es la postura con respecto al aborto y si considera que ahorita que se está discutiendo en la Asamblea del Distrito Federal este tema y si considera o mantiene la postura de que es desde el momento de la concepción hasta muerte natural?

-PRESIDENTE CALDERÓN: Si me permite comenzar Presidenta. Primero sobre el tema de las ejecuciones, nosotros estamos enfrentando una realidad, mi Gobierno está enfrentando sin titubeos y con absoluta determinación una realidad de inseguridad que no tienen por qué vivir los mexicanos; y más que plantearnos que las ejecuciones sean reacción a lo que está haciendo el Gobierno, también hay que plantear que la acción del Gobierno es una consecuencia, hay una reacción a la realidad que ya estaba viviendo México.
El año pasado hubo más de cuatro mil ejecuciones en el país, cuatro mil, y mi Gobierno no iba a estar, no ha estado y no estará cruzado de brazos ante esta realidad, al contrario, mientras más violencia haya en las calles de México vamos a actuar con mucha mayor determinación, precisamente en la aplicación de la ley, en la depuración de cuerpos policíacos, en la formación de una cultura de legalidad, en la de actuar con fuerza en la prevención de los delitos, en cero tolerancia precisamente a la criminalidad y a la corrupción.
Por qué. Porque los mexicanos tienen derecho a una vida digna y aunque ha sido y será una batalla larga, dura, costosa que costará recursos y vidas humanas, como he dicho, que será una batalla cuyos resultados quizá no veamos en el corto plazo, es una batalla que tenemos que librar, porque las generaciones de mexicanos que vienen tienen el derecho a tener una tranquila convivencia en el orden que sólo puede ser fruto de lo que hagamos con todos los costos y riesgos que implica para las generaciones actuales.
Mi Gobierno no va a evadir ese compromiso, no lo está evadiendo. Y vamos a utilizar todos los instrumentos al alcance del Estado como es nuestro deber, lo cual no implica, por cierto, y me parece que no cabe el término de militarización, esto es un esfuerzo que realiza el Estado a través de todos sus instrumentos, está conducido por las autoridades civiles.
Y como siempre ha sido y es ahora, requiere de la colaboración de toda la fuerza pública, incluyendo la que en correspondencia a los fines de las propias Fuerzas Armadas, le corresponde en los términos de la seguridad interior y de muchas actividades que tradicionalmente ha realizado como es la propia erradicación.
Los ciudadanos mexicanos deben estar seguros de que vamos a actuar con todo para rescatar y resarcir la seguridad.
Independientemente de que sí hemos encontrado resultados concretos, como es, por ejemplo, la semana pasada el decomiso que hicimos de 205 millones de dólares en efectivo, que es la mayor cantidad de dinero decomisada a la criminalidad, no sólo en México, en el mundo.
Y probablemente la mayor cantidad de dinero en efectivo junta en actividades distintas a las financieras.
La verdad es que son resultados, fue un golpe duro y seco contra la criminalidad, hemos dado muchos otros, y seguiremos dando. Independientemente de que hay muchos factores que influyen en esta incidencia de ejecuciones.
Las acciones que hemos tomado y que han cambiado y decapitado algunos liderazgos en las propias organizaciones criminales, que implican reajuste de cuentas entre ellos, los asesinatos que ellos mismos han realizado de sus propios capos, como fue el caso del Zeta-14, por ejemplo, en Veracruz, que controlaba las operaciones de un cártel en ese estado y que ha desatado, ciertamente, una ola de violencia, son partes de una misma realidad que debemos enfrentar, de manera tal que eso lo digo.
Y finalmente, respecto del otro tema, el Poder Ejecutivo ha sido y seguirá siendo respetuoso de las instancias legislativas y mucho más de las instancias legislativas locales, como es el caso de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Sí tengo una convicción personal, yo estoy en defensa de la vida, tengo un pleno respeto por la dignidad y la vida humana, y también dentro de ese marco creo que la legislación existente, en el caso del Distrito Federal y en otros estados, es en este momento adecuada.
Una legislación que en términos de ley permite causas excluyentes de responsabilidad, como es en los casos de violación, como es en el caso de peligro de la vida de la madre, como es en el caso, incluso, de malformaciones congénitas y me parece que así está bien.
Yo preferiría ver, más bien, acciones en las que todos estamos de acuerdo y no acciones que dividen a la sociedad en términos y en temas muy, muy sensibles.
Acciones en las que podríamos estar de acuerdo es precisamente en tener mucho mayores casas y mucho mayores políticas de asistencia a mujeres; podríamos estar mucho más de acuerdo y trabajar más en una educación en valores, en una educación sexual más adecuada, más intensa, más formativa para adolescentes, hombres y mujeres.
Podríamos tener mucho mayor avance si tenemos una regulación, por ejemplo, en materia de adopción, en materia de alternativas para educar y criar a los hijos, específicamente en los casos de mujeres que no tienen esas alternativas ahora.
Mi Gobierno ha sido enfático, además, en políticas públicas que atiendan a mujeres, a madres solteras; ha sido enfático en el tema del Seguro Médico para una Nueva Generación, que busca, precisamente, darle cobertura médica a los niños, particularmente a los más desamparados; ha sido enfático en el tema de las Estancias Infantiles para Madres Trabajadoras. En fin, seguiremos por ese tema.
Y yo lo que espero es que haya una legislación responsable, que tome en cuenta las distintas posturas de la sociedad y que no haya un avasallamiento sobre todo en un tema tan sensible de parte de quien tenga la mayoría.
Son temas que, precisamente porque implican concepciones profundas de los mexicanos, se deben abordar con cuidado.
-PRESIDENTA MICHELLE BACHELET: Una parte me pregunta usted a mí, yo le diría que comparto plenamente lo que ha dicho el Presidente Calderón y por lo demás una de las tareas básicas de cualquier Estado es garantizar la seguridad tanto de las personas como de su territorio.
No hay libertad en ningún país, no hay un ejercicio efectivo real de la libertad, y de los derechos políticos, humanos y sociales, si no se cuenta con un entorno básico de seguridad en el cual uno pueda construir y hacer efectiva esas libertades.
Por lo tanto, yo comparto plenamente que en un Gobierno el Presidente tiene que tomar las medidas necesarias para actuar seria y responsablemente frente a este tema.
Ahora, ¿con qué fuerza se enfrenta una realidad de esta naturaleza?
Obviamente depende de la realidad de cada país y, por tanto, yo, y además porque no corresponde, yo no voy a opinar sobre una decisión de un Gobierno amigo, como el Gobierno mexicano.
En el caso de Chile, la Constitución chilena define exactamente quiénes son las fuerzas y, por ende, además, ha desarrollado esas fuerzas para que enfrenten tareas de orden, de seguridad en la lucha contra la droga.
Y en el caso de Chile, estas fuerzas están definidas por la Policía Civil y la Policía uniformada, Carabineros de Chile, que tienen la formación, la preparación y el equipamiento para poder enfrentar de adecuada manera esto.
Por tanto, yo diría que la tarea básica es clara, hay que enfrentar ese tipo de flagelos porque son un tremendo peligro para la sociedad y porque no permite que las ciudadanas y ciudadanos puedan tener un ejercicio efectivo de la libertad.
O hay democracia posible si usted tiene un ambiente de violencia, de criminalidad extremadamente alta.
Por lo tanto, es básico y consustancial a la democracia que un Estado enfrente eso con decisión y con firmeza.
Insisto que la fuerza depende de la realidad de cada país, de la capacidad de cada fuerza y, por tanto, al respecto yo no me pronuncio en lo general, sino en particular en el caso chileno, eso lo tenemos definido, establecido y con esa fuerza es que enfrentamos ese tipo de problemas.
-PREGUNTA: -Mi pregunta para el Presidente Calderón. ¿Cómo interpreta usted que la Presidenta Bachelet se reúna con los líderes de oposición en el marco de una Visita de Estado?
Y para la Presidenta Bachelet me gustaría conocer, si usted podría darnos un mensaje al país respecto a los problemas persistentes sobre el Trasantiago más aún que ahora la democracia cristiana se sumó y pide una solución urgente al respecto.
-PRESIDENTA MICHELLE BACHELET: Yo quisiera partir Presidente por que creo que la periodista chilena está mal informada, yo no tengo una reunión con los líderes de oposición, lo que yo tengo es un almuerzo con todos los representantes de los partidos políticos que tienen representación parlamentaria.
Es un almuerzo amplio con todos los representantes de todos los partidos políticos con representación parlamentaria, eso es lo primero que quería dejar claro para que usted supiera cuál era el verdadero tenor de la reunión.
Y lo segundo, es que con respecto al Trasantiago, la verdad es que nosotros estamos fortaleciendo todo lo que son aspectos para mejorar fuertemente la posibilidad de, que aquella sobredemanda que en el día de ayer fue muy fuerte, pero que en el día de hoy aparentemente las medidas tomadas han dado mejor resultado en términos de disminuir la exagerada demanda sobre del metro que ha provocado las aglomeraciones y los problemas que conocemos.
Esto tiene que ver con buses clones, con el aumento de la flota de los buses tanto de troncales y alimentadores; sin embargo, yo quiero decir lo que señalé hace dos semanas atrás, cuando entregue al país 23 medidas.
Nosotros hemos dado un plazo y hemos estado trabajando con los empresarios para que cumplan las consideraciones que ellos tomaron con los contratos, ellos se comprometieron a tener cinco mil 600 micros en la calle y ésta el día de hoy, no han cumplido con aquello.
Por lo tanto nosotros hemos dicho que vamos a colocar todas las exigencias y cumplir a cabalidad todos los contenidos que el contrato nos plantea en términos de exigir las garantías, exigir las multas e, incluso llegar a las máximas medidas sí, este tipo de situaciones no se corrigen a la brevedad.
Yo creo que es inaceptable y lo reitero de que los chilenos estén viviendo situaciones como las que se ha descrito y nosotros creemos fuertemente en la cooperación pública-privada, y el Estado tiene que jugar el rol y los privados tienen que poner su rol y, por lo tanto, vamos a cumplir con todas las medidas y vamos a hacer cumplir todas las garantías, las condiciones que los contratos definan. Si esto no resulta veremos qué otras medidas adicionales tomamos.
-PRESIDENTE CALDERÓN: Y por lo demás, a mi me parece muy bien (que se reúna con los partidos de oposición), no sólo porque este país es libre y cuida absolutamente su libertad, sino porque me parece que es lógico y adecuado que se haga.
Yo mismo en la visita que hice a Chile me reuní con diferentes partidos políticos chilenos, aparte, pues me caen muy bien todos, la verdad, me llevó bien con, bueno creo, con la Democracia Cristiana que son partidos hermanos del mío; me llevo bien con el Partido Socialista y estamos muy contentos de tener, o de que Chile tenga una Presidenta como Michelle Bachelet, me llevo bien con la gente de la Renovación Nacional, me llevo bien con la gente de UDI, me llevo bien con estos partidos políticos que están en la democracia chilena y que les tengo un enorme respeto.
Así que me a mí me agrada que visitantes a México puedan constatar, en primer lugar, la libertad, la democracia y las condiciones de pluralidad como las que vivimos en México.
-PRESIDENTA MICHELLE BACHELET: Yo quisiera añadir para los periodistas mexicanos que en la delegación chilena tiene parlamentarios de la oposición y del Gobierno, porque nosotros siempre entendemos que la visitas son Visitas de Estado y que las relaciones son de la misma manera, plurales, amplias, porque el país somos el conjunto.
-PREGUNTA: Presidenta buenas tardes, Presidente qué tal, buenas tardes. Para la Presidenta de Chile, en el marco de que en México se está abordando el régimen de pensiones del ISSSTE queremos conocer la experiencia de Chile en este tema de las pensiones, si ha sido un fracaso, si ha sido un éxito y cómo ha ayudado también en el marco de este tipo de temas las reformas estructurales que han implementando en Chile, de qué manera han beneficiado a las instituciones y al país en general.
Y para usted, Presidente, qué es lo que espera concretamente del régimen de pensiones que se discute en el ISSSTE en este momento.
-PRESIDENTA MICHELLE BACHELET: El régimen de pensiones se cambió en Chile hace aproximadamente 27 años y tenemos 26 años de un sistema basado en capitalización individual, da una mirada de que es una población que vive cada vez más años, un sistema de reparto exclusivo era bastante difícil de que fuera sostenible en el tiempo.
Hoy día en Chile la expectativa de vida de mujeres es de 80, 81 años de edad en promedio y de hombres aproximadamente 75, 76 años y, por tanto, la configuración demográfica que tiene nuestro país hace que el sector pasivo es cada vez más grande, el sector activo menor, dadas también las tasas de natalidad y eso hizo necesario realizar una reforma hace 26 años.
Luego de 26 años ó 25 años lo que nosotros identificamos es que el sistema de pensiones chileno tuvo una serie de efectos extraordinariamente positivos en el desarrollo de la economía, pero tuvo una serie de dificultades importantes a la hora de considerar los beneficios para las personas.
Es por eso que una de las reformas fundamentales de mi Gobierno, junto con la Reforma a la Educación, de manera de mejorar la calidad de la educación, como un elemento básico de mayoría social y de justicia social, es la de la Reforma al Sistema de Pensiones.
Hemos dicho que queremos igualdad al inicio con todo el sistema educacional e igualdad allegada con pensiones más dignas y decentes.
Nuestras reformas, que hoy en día están en el parlamento, plantean continuar con el sistema, en un sistema mixto, continuar con el sistema de capitalización individual, pero a la vez sumarle un pilar solidario muy poderoso de manera de que todas aquellas personas, que por bajos recursos o por informalidad, estacionalidad o alta rotación del trabajo, o por ser trabajadores y no con contratos indefinidos, o por ser mujeres, que muchas veces su relación con el trabajo es más estacional o rotatoria o tener salarios más bajos, es que hemos establecido una reforma que pretenda: tener una pensión básica solidaria para todos aquellos que no tienen pensión ni ingresos, mejorar el nivel de las pensiones para el conjunto de las personas que han trabajado y pagado cotizaciones
Garantizar una salida, aumentar el incentivo para la capitalización de los trabajadores independientes, mejorar las competencias en las administradoras de pensiones, de manera que los beneficios para todos y los pensionados puedan ser mejores.
Es decir, es un proyecto importante, no voy a adentrarme en detalle, no corresponde que es uno de los ejes claves de mi Gobierno, puesto que creemos que es un país que, como ha dicho el Presidente Calderón, ha tenido un desarrollo económico, un crecimiento económico sostenido, que responde además a construir de la mano lo que es un sistema de protección social que vaya de la cuna hasta la vejez y la reforma a la previsiones es uno de los ejes centrales en esto.
Estamos trabajando muy confiados y así yo lo espero y ahora que están los parlamentarios aprovecho para hacer un comercial de que podamos aprobar lo antes posible esta reforma porque los adultos mayores no pueden seguir esperando.
-PRESIDENTE CALDERÓN: En el caso nuestro lo que buscamos es un sistema seguro, precisamente para los trabajadores públicos, porque el actual sistema de pensiones, no es financiable en el largo plazo, esa es la verdad.
El costo a valor presente neto de las pensiones de los afiliados al ISSSTE, actualmente es de 54 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto, algo que el país no puede enfrentar.
Y si se logra la reforma que han propuesto diputados de varios partidos políticos, el país podrá ahorrarse a valor presente neto más o menos la mitad de ese costo.
Lo cual le da viabilidad financiera, no sólo al ISSSTE, que no lo tiene ahora, sino al país.
De manera tal que queremos salvar al ISSSTE, eso es lo que debe buscar la reforma y eso es lo que la reforma, entiendo, está buscando.
Busca también un sistema seguro de cuentas individualizadas que nos permita recuperar la experiencia de otros países, incluida la chilena, en lo que ha estado bien y en lo que ha estado mal.
En un sentido estamos 25 años retrasados y por eso ha crecido tanto el problema y cada vez tiene menos viabilidad financiera.
Y, por otra parte, estos años de retraso también nos permite observar con cuidado qué es lo más aprovechable de la experiencia que se vive en otros países.
Yo espero que el Congreso legisle con responsabilidad, se trata de salvar al ISSSTE, se trata de beneficiar también a los trabajadores en el servicio público, con pensiones seguras, con pensiones que, además, puedan tomar una vez que abandonan, si dejan por cualquier razón, por razones de trabajo en el sector privado, ellos hasta ahora pierden lo que han ahorrado en el ISSSTE; ahora queremos que conserven ese derecho.
Se trata también de fortalecer a las organizaciones que están representadas, sindicatos y otras, en las instancias de decisión para que ellas tengan un rol mucho más activo en la vigilancia, al igual que la opinión pública, del manejo de estos fondos.
De tal manera que yo espero que el Congreso legisle con responsabilidad este tema tan sensible, un tema vital para las finanzas nacionales, un tema vital también para la seguridad social de los trabajadores públicos, y que eso nos permita una reforma estructural que le va a dar al país una enorme viabilidad financiera y un ahorro significativo.
Fuente: Presidencia de la República.

El padre Pedro Arrupe

  • Pedro Arrupe, entre la crisis y la incomprensión!José María Martín Patino, presidente de la Fundación Encuentro
Tomado de EL PAÍS, 20/03/07):
Este año se cumple el centenario del nacimiento de dos insignes españoles que asumieron altas responsabilidades en la Iglesia: Vicente Enrique y Tarancón, que nació en Burriana el 14 de mayo de 1907, y Pedro Arrupe Gondra, en Bilbao el 14 de noviembre del mismo año. A ninguno de los dos se les puede acusar de haber provocado la crisis del cambio religioso. Por el contrario, tuvieron el valor de enfrentarse a fondo con ella, perseverando en una fidelidad que inevitablemente había de resultar conflictiva. Los dos buscaron la reconciliación y ambos fueron mal comprendidos por los bandos contendientes.
Permítame el lector que dedique estas reflexiones al que fue General de los jesuitas durante el periodo 1965-1983. Acabo de leer el libro de más de mil páginas Nuevas aportaciones a la biografía de Pedro Arrupe (Ediciones Mensajero y Editorial Sal Terrae), donde se recogen los trabajos de 24 especialistas. Al final de esta sustanciosa lectura, surge espontáneamente la pregunta: ¿quién fue verdaderamente el padre Arrupe? ¿Un santo que, por fidelidad al Evangelio y a la Iglesia, abrió la Compañía de Jesús a las demandas del mundo moderno? ¿Cómo explicar su mandato en la Compañía y su influencia en toda la Iglesia? Esta cuestión interesa no solamente a los hijos de Ignacio de Loyola, sino a todos los creyentes cristianos y de otras confesiones sensibles al cambio religioso. Pero también a historiadores y hombres y mujeres del mundo de la cultura, incluso agnósticos, puesto que no se trató sólo de una crisis religiosa sino de humanidad, anterior a él y que aún continúa, y ante la que Arrupe se situó de forma ejemplar.
Llegó al gobierno de una de las órdenes religiosas más controvertidas cuando ésta tocaba el punto más alto de su “restauración”. Pío VII rehabilitó el Instituto religioso después de cincuenta años de supresión. Retomaron la historia los supervivientes de aquella afrenta, hombres beneméritos que, a juicio de los historiadores, tenían ya poco de común con el pelotón de jóvenes universitarios ansiosos de grandes empresas y capitaneados por Ignacio de Loyola, que se ofrecieron al papa Pablo III en 1538. Todo sucedió en un momento y de un modo demasiado apremiantes. El historiador jesuita Jean Claude Dhotel hace notar que aquellos padres de 1814 vivían todavía recordando los reinados de Luis XIII y Luis XIV. Seguían ilusionados con poder gozar de la misma protección bajo los Borbones, sin caer en la cuenta de hasta qué punto había cambiado la sociedad francesa después de la Ilustración, la Revolución y su Imperio. El siglo XIX, escribe Andrea Riccardi, “fue el tiempo de la marginación del cristianismo de sus posiciones tradicionales en la sociedad europea…, el régimen de cristiandad, la alianza y la compenetración entre el trono y el altar parecían casi la única condición en que el cristianismo de Roma podía vivir influyente, libre de persecución y capaz de cumplir su misión. De lo contrario sobrevendría el caos”.
Sin embargo, en 1965, cuando los jesuitas eligen General a Pedro Arrupe, la Compañía había llegado a su máxima expansión. Eran 36,038, un número jamás alcanzado en la historia, y estaban presentes en más de 100 países articulados en 84 provincias. En el mundo católico y en la sociedad política y civil, la Compañía de Jesús era percibida como un gran cuerpo compacto, compuesto de teólogos, profesores de derecho, directores de casas de retiro, bioquímicos, astrofísicos, educadores, misioneros, confesores de papas, y hasta… un ministro de Estado y algún guerrillero. Aquella homogeneidad era sólo aparente. Por una parte estaban los pensadores, precursores del Concilio, como el antropólogo y científico Teilhard de Chardin, los teólogos Henri de Lubac y Karl Rahner, el escriturista, defensor y promotor del ecumenismo y de la libertad religiosa Agustín Bea y los pioneros del pensamiento social católico y del compromiso por la justicia e igualdad entre las razas John La Farge y Heinrich Pesch, por citar los más famosos. Y muy cerca de ellos todos los que sentían la necesidad de un diálogo sincero y evangelizador con un mundo profundamente transformado. Todo ese torrente caudaloso fue aprovechado por el Concilio.
Del Concilio recibió Arrupe la voluntad, a toda prueba, de llevarlo a la vida. Para él no había otro objetivo, en fidelidad al Evangelio y a la Iglesia, que alcanzar a un mundo que se cree autosuficiente, que pretendiendo construirse a sí mismo a golpe de ciencia, de técnica y de ideologías, se despeñaba en divisiones profundas, ambiciones generadoras de injusticias, injusticias generadoras de pobrezas de todas clases. Ése fue precisamente el objetivo de Juan XXIII al convocar el Concilio.
Por otra parte, dentro de la misma orden, actuaban los defensores de la “antigua doctrina”, la que había predominado en la segunda Compañía nacida el 1814. No es fácil comprender que un verdadero “discernimiento ignaciano” les hubiera llevado a concentrar su lucha contra la filosofía de las Luces. Obsesionados con los errores del marxismo, el evolucionismo y el laicismo, no podían mirar con sosiego el futuro de la Iglesia.
Fue, efectivamente, un problema de “mirada”. Una mirada evangélica al mundo es la que situó y mantuvo a Arrupe en el esfuerzo por orientar y lanzar a la Compañía a las “fronteras” de ese mundo. Y no sólo a la Compañía, sino, en cuanto pudo, a la Iglesia y a todo hombre de buena voluntad. Sus mensajes a hombres y mujeres de todas las culturas fueron idénticos. Su insobornable optimismo brotaba de esa contemplación misericordiosa del mundo. “Soy optimista porque creo en Dios y en el hombre… En un hombre, que ha perdido la referencia con su Centro y se ha puesto a dudar de que ese Centro haya jamás existido, o que sea otra cosa para el hombre que el hombre mismo…”.
Es ese optimismo el que le hace detectar las “fronteras” donde el ser humano se rompe, se destruye y destruye: motiva a los jesuitas a afrontar el desafío de la increencia. “¿Qué habéis hecho”, les pregunta, “en materia de contactos con los no-creyentes? …He notado que varios mostrabais cierta sorpresa al preguntaros sobre esto… Pues es vital cómo se sitúa la Compañía ante este desafío”. O les lleva en masa hasta las fronteras de la injusticia y sus derivados: la pobreza, el racismo. “La acción a favor de la justicia, y la participación en la transformación del mundo, se nos presentan como una dimensión constitutiva de la predicación del Evangelio, es decir, la misión de la Iglesia para la redención del género humano y la liberación de toda situación opresiva. ¿Puede uno acceder a la mesa de la comunión sin tomar la decisión de actuar a favor de los que tienen hambre?”. Una de sus últimas decisiones como General (noviembre 1980) fue movilizar a la Compañía en la “frontera” nueva -y desgraciadamente de hoy-, a nivel mundial, de los refugiados, incluso poniendo a su disposición locales de la propia curia generalicia: “Nuestra opción por los pobres y los sin voz nos lleva a los refugiados, que son los ‘más pequeños’, según el evangelio”.
O clarifica fronteras allí donde un celo no discernido desfigura la acción que un cristianopuede asumir desde el Evangelio. Así, a los Provinciales de América Latina, que se la piden, les ilumina con una certera carta sobre el análisis marxista. O actúa en directo en las fronteras nacidas de una evangelización contaminada de colonización, en África y Asia Oriental, haciendo suyas, y sobre todo haciendo realidad, las palabras históricas de Pablo VI en Uganda: “Vosotros, africanos, sois en adelante vuestros propios misioneros. La Iglesia de Cristo está realmente implantada en esta tierra bendita…”. Y hace desembocar toda su propia experiencia misionera en una dinámica de “inculturación”, que empieza por la inmersión personal del propio evangelizador en una cultura ajena sacrificando la propia. O, allí donde la debilidad humana ha creado fronteras religiosas, incluso dentro del cristianismo, se volcará y hará que se vuelquen los jesuitas en un diálogo ecuménico e interreligioso que es un camino en exploración.
Nada extraño que éstos y otros numerosos intentos, sembrados por el Concilio y asumidos, de corazón, por Arrupe, se vieran frenados por el desconcierto que producía el mero hecho de plantearlos y por las tendencias aislacionistas, vivas y activas en la Iglesia y en la Compañía desde los años cincuenta. Pero no fue ésta, sin duda, la mayor cruz de Arrupe, que había cargado en su vida con muchas, sino la de la duda o la sospecha sobre él, que había hecho de su fidelidad a Cristo, a la Iglesia y al ser humano, su compromiso más total. Y que nunca puso resistencia en reconocer sus errores y los de la Compañía, al contrario. Eso sí: “No pretendemos”, escribió a los Provinciales de América Latina en años muy difíciles, “defender nuestras equivocaciones; pero tampoco queremos cometer la mayor de todas: la de esperar con los brazos cruzados y no hacer nada por miedo a equivocarnos”.

El Congreso de EE UU quiere la cabeza de Al


El Senado de EE UU aprobó este martes 20 de marzo por 94 votos a favor y apenas dos en contra una medida que le quita al procurador Al Gonzales la autoridad para poder cubrir las plazas de fiscales sin antes contar con una confirmación del Senado. El proyecto de ley prevé un límite de 120 días para que la administración designe a un fiscal interino. En caso de que éste no sea confirmado por la Cámara Alta en ese período, se nombrará a un sustituto permanente por un juez de distrito federal.
Ello forma parte de la presión del Congreso para cesar al Procurador Gonzales por el escándalo desatado por el despido de ocho fiscales federales.
El cese de los fiscales se produjo en diciembre y se hizo escándalo al saberse que funcionarios del Departamento de Justicia y la Casa Blanca planearon con detalle su salida.
Después de que el Departamento de Justicia entregara ayer a los investigadores del Congreso más de 3,000 mensajes electrónicos internos, la cadena de televisión ABCNews afirmó que éstos demuestran la implicación de la Casa Blanca en cese de los fiscales por motivos político.
Los mensajes entregados por el Departamento de Justicia, y publicados por el Comité Judicial de la Cámara de Representantes en su sitio web, revelan las conversaciones dentro del Gobierno sobre los fiscales que debían ser despedidos, una medida que, según legisladores demócratas, tuvo razones políticas y no profesionales.
Los mensajes se hicieron públicos poco después de que el portal de Internet
www.thepolitico.com
Al mismo tiempo, cobraron fuerza las conjeturas sobre la inminencia de la dimisión de Gonzales cuando varios medios de información comenzaron a barajar los nombres de quienes podrían sucederlo en el cargo, entre los aparentes sustitutos figuran el secretario del Departamento de Seguridad Nacional, Michael Chertoff; el coordinador de política antiterrorista de la Casa Blanca, Frances Townsend, y el ex subsecretario de justicia, Larry Thompson, indicó el sitio web.
Empero, el presidente de EE.UU., George W. Bush, llamó hoy a su amigo, Al Gonzales, para expresarle su apoyo; "el presidente reafirmó su fuerte respaldo y su apoyo al fiscal General", dijo hoy la portavoz de la Casa Blanca Dana Perino. Perino aseguró que los rumores que indican que se le está buscando un sustituto "no son ciertos".
¡El apoyo mostrado hoy a González desde la Casa Blanca es contundente!
Y todavía más, el presidente Bush, dijo este tarde que es capaz de llegar hasta los tribunales en caso de que hiciera falta, por el cese de ochos fiscales federales, y aseguró que no aceptará que la oposición saque provecho político del asunto.
Bush realizó hoy un breve encuentro con la prensa en la Sala Roosevelt, de la Casa Blanca, de la Casa Blanca, luego de regresar de un viaje por Kansas y Misuri.
El caso ha suscitado la apertura de una investigación por parte del Congreso, que reclama la comparecencia de una serie de altos funcionarios del Departamento de Justicia y de la Casa Blanca.
A este respecto, la Casa Blanca ofreció que declaren el asesor político de Bush, Karl Rove, y la ex asesora jurídica Harriet Miers, así como sus adjuntos, siempre y cuando las declaraciones sean en privado y sin juramento. Tras indicar que era la fórmula idónea para que los legisladores obtuvieran toda la información deseada dijo que "deberían aceptar" su "propuesta".
"Si los demócratas verdaderamente quieren avanzar y buscar la información apropiada, deberían aceptar mi propuesta. Si el deseo es el de ganar puntos políticos, entonces el rechazo a esta propuesta razonable les pondrá en evidencia ante los estadounidenses" , subrayó Bush.
Empero, el presidente del Comité Judicial del Senado, Patrick Leahy, rechazó esta oferta y reclama que los funcionarios declaren bajo juramento.
Bush afirmó hoy: "no vamos a permitir que esto se transforme en una cacería partidista de funcionarios honestos", y agregó que no hay indicios "de que nadie hiciera nada malo" en este tema.
El presidente lamentó que los hechos hayan llegado hasta este punto.
Gonzales es uno de los mejores amigos de Bush.

Michelle Bachelet en el Congreso de MEXICO


Versión estenográfica de la sesión solemne de Congreso General para recibir la visita de la excelentísima señora Michelle Bachelet, Presidenta de la República de Chile; martes 20 de marzo de 2007
El Presidente del Congreso diputado Jorge Zermeño:
Se abre la sesión de Congreso General. Para recibir a la Presidenta de la República de Chile, excelentísima señora Michelle Bachelet.
Se invita a los presentes ponerse de pie para escuchar los Himnos Nacionales de México y de la República de Chile.
(Entonación de los Himnos Nacionales de México y de la República de Chile)
La Presidenta diputada María Elena Álvarez Bernal: Tiene la palabra el Presidente del Congreso, diputado Jorge Zermeño.
El Presidente del Congreso diputado Jorge Zermeño Infante: Excelentísima Presidenta de la República de Chile, Michelle Bachelet. Señoras y señores legisladores al Congreso de la Unión. Distinguidos invitados.
Un verdadero privilegio constituye para esta soberanía recibir a la primera jefa de Estado que representa con dignidad y talento a nuestro vecino más al sur: a la República de Chile. Muchas cosas tenemos en común para compartir, como son las soluciones a los problemas cotidianos que enfrentan nuestros pueblos. Una vocación de apertura hacia el exterior, también los anhelos de superación, desarrollo y crecimiento que caracterizan a las sociedades chilena y mexicana.
Sin embargo, lo que mayormente pone de manifiesto la intensidad de nuestra relación, es el afecto y comprensión mutua que siempre profesamos. La historia está llena de evidencias que revelan este cariño recíproco, mas destacaría tan solo la bienvenida que recibieron en estas tierras miles de chilenos hace ya más de tres décadas, decidiendo permanecer en ella, ya que encontraron aquí familia y trabajo.
De ellos hemos aprendido que la distancia no es lejanía, sino que resulta de la grandeza de un continente unido por hermandades muy profundas y por un futuro que queremos construir y compartir.
"En el exilio la cultura chilena crece como un árbol vigoroso de denso follaje. La literatura, la pintura, la música, el teatro y el cine conquistan audiencias, reconocimientos del más alto nivel en todos los continentes" —escribió Alejandro Witker, que consideraba a México como un campo fértil de ese crecimiento.
Superar regímenes autoritarios tiene una gran significación para quienes somos demócratas; una generación de demócratas que dejaron de lado diferencias ideológicas para refundar una democracia pactada en Chile. Hoy es ejemplo de un país que no tuvo empacho en sostener políticas económicas y medidas exitosas de gobiernos del pasado, a la par que se construían las bases permanentes del acuerdo y de la concertación, teniendo como ejes fundamentales el respeto a los derechos humanos y el abatimiento a las desigualdades.
Desde estas latitudes reconocemos y admiramos a este grupo humano que ha sabido dar expresión y conducción política a la gran mayoría de los chilenos; una mayoría política que afirmándose en la mejor tradición republicana, democrática y progresista, supo entender y supo pensar a su país.
Varias lecciones desprendemos de esa conducta: una mezcla de continuidad y cambio; mejorar lo que está mal y continuar las cosas buenas; no administrar las nostalgias del pasado sino construir bases para el presente y el futuro. Son éstas en buena medida, expresiones que han sido carta de navegación para los funcionarios de su gobierno, algunos de los cuales hoy la acompañan.
Plena inserción de las prácticas de libre comercio, reglas del trabajo, plan de acceso universal con garantías explícitas, salud, son algunas de las áreas que el gobierno del ex Presidente Lagos —de grata memoria por el recuerdo de su visita a este mismo recinto oficial— dejó como legado de la concertación chilena.
Sin embargo, al igual que en México, la educación es una de las áreas más urgentes de atención porque de ahí parte todo y precisa rescatar los principios pedagógicos de Gabriela Mistral, que participó en la gran obra educadora del maestro de América, don José Vasconcelos.
El principio de libertad de enseñanza, de acceso a la educación que tienen todos pasa por la elección del lugar donde los hijos estudian. La propuesta en cualquier nación es la misma: educación de calidad para todos, estableciendo información mínima de lo que todo alumno debe saber y aprender.
Bernardo O´Higgins planteó hace ya casi 200 años que quería franquear la puerta para cualquier persona en Chile, independientemente de su condición social, género, edad, para tener la entrada a las luces. Al igual que la voz de un Hidalgo, ya desde esa época todos los libertadores en nuestra región se plantearon la posibilidad de construir sociedades y países que brindaran lo mejor para cada uno de sus habitantes.
En este Congreso sabemos de la expectativa que supone para los ciudadanos el contar con una democracia que, como forma de gobierno es considerada superior o al menos mejor que otros sistemas para alcanzar objetivos de provecho y bienestar que puedan ser disfrutados por todos en un régimen de justicia.
En México el paso ha sido lento pero sostenido y sobre todo involucra a todas las fuerzas políticas comprometidas con el avance del país.
Entendemos que en democracia debe haber normas comunes para procesar los disensos legítimos al interior y creo que en este momento la necesidad de avanzar en un sentido amplio en la modernización y reforma del Estado es esencial si queremos preservar nuestras instituciones democráticas como las hemos concebido entre todos.
Construir condiciones de gobernabilidad implica acelerar el paso hacia las respuestas razonables que institucionalmente debe dar el Estado para edificar un presente viable y poder idealizar un futuro.
Sabemos que el desarrollo con justicia y la paz con libertad no son palabras vacías, sino metas que podemos lograr. Sólo depende que sepamos trabajar juntos.
Vale la pena recordar aquí al poeta, al orador, al que reinventó la historia de América en el Canto General, al diplomático y también senador Pablo Neruda, "Creo —decía él— en las uvas y el viento; creo que nos juntaremos en la altura, creo que bajo la tierra nada nos espera, pero sobre la tierra vamos juntos. Nuestra unidad está sobre la tierra".
Esta referencia obligada a un hombre que fue siempre fiel a sus ideales de cambio y se comprometió con ellos la hacemos porque si bien su paso como legislador fue breve, su poder en estas distintas actividades humanas, dos modos tan legítimos, tan valiosos de hacer algo por sus semejantes, de colaborar a su bienestar, de estar presente entre los suyos con el canto inspirado del poeta y la tesonera laboriosidad del político como servidor público. Quizá si la poesía lo hizo inmortal, la política lo hizo mortal.
Señora Presidenta, usted y la concertación son un referente para mucha gente en América Latina, como en una forma distinta hay líderes referentes para muchos otros. Chile es un buen ejemplo de éxito en la forma de insertarse con el mundo. En poco más de 15 años han logrado duplicar el tamaño de su economía, reducir la pobreza, han abierto su economía, comunicaciones y cultura y siguen avanzando.
No han caído en aventuras populistas, cuentan con proyectos serios de progreso que les permiten dialogar con el mundo, que observa con interés el camino exitoso que están recorriendo.
México desea seguir ese trazo, el de la convocatoria a todas sus regiones, sectores y población, para lograr que no exista temor a la intemperie y haya más mundo en México y más México en el mundo.
Queremos andar junto con América Latina y queremos que nuestra región marche al ritmo del desarrollo y del crecimiento que tienen otras regiones. Nuestros pueblos quieren ser ciudadanos del mundo global y no meros espectadores.
No es fácil seguir el curso. ¿Cómo nos enfrentamos hoy a una globalización que presenta características distintas a las de aquéllas que manejamos durante algún tiempo? Hoy en día, por ejemplo, precios internacionales, tasas de interés, tipos de cambio, cuotas arancelarias, etcétera dependen más de nuestra interacción internacional, que de nuestras respectivas decisiones internas.
En consecuencia, lo que hoy son aproximaciones deben ser hábito como relaciones por la continua y reiterada mirada hacia el sur, que permita la recíproca comprensión y solidaridad entre naciones.
Construir una voz que participe en la conducción del proceso mundializador nos obliga a dejar de lado diferencias y egoísmos para proyectar nuestra política exterior desde la más profunda identidad latinoamericana; esa que va de Magallanes al río Bravo, incluso más al norte, donde vive la inmensa pertenencia hacia nuestros pueblos; la que ningún muro puede detener ni encerrar.
Podemos iniciar un camino donde, a partir de nuestras políticas comunes, seamos escuchados en un mundo que de otra forma nos castigará por nuestra incapacidad de coordinación y entendimiento. Si logramos esto, América Latina tendrá otro dinamismo que mostrar al mundo.
Excelentísima señora Bachelet, es usted una mujer cuya biografía es un ejemplo de congruencia y sabiduría. En sus inicios en política fue víctima del odio, más no carga con él, sino con comprensión, tolerancia y entrega a los demás.
Constituye un ejemplo de política con base moral, congruencia ideológica, un ejemplo de una mujer que asciende posiciones por méritos propios, también ejemplo de una demócrata capaz de negociar con adversarios.
Su causa por la plena igualdad tiene muchos ecos. Necesitamos que las mujeres tengan no sólo los mismos derechos que los hombres sino la posibilidad, a través de una verdadera política de apoyos, de ejercer esos derechos. Su presencia aquí, señora Presidenta, es aliento ejemplar para muchas mexicanas y mexicanos, pero de manera especial para las mujeres mexicanas.
Reciba nuestro reconocimiento y los mejores deseos de armonía y prosperidad para el pueblo hermano de Chile. Muchas gracias.
Tiene la palabra el senador Manlio Fabio Beltrones Rivera, Presidente de la Cámara de Senadores.
El Presidente del Senado de la República senador Manlio Fabio Beltrones Rivera: Excelentísima señora Presidenta de la República de Chile, doctora Michelle Bachelet. Ciudadano diputado Jorge Zermeño Infante, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Compañeras y compañeros legisladores. Señoras y señores. Es un gran honor y causa de profunda emoción su presencia en el Honorable Congreso de la Unión, donde se expresan todas las fuerzas políticas de un México plural. Chile y México están unidos por la historia, por la cultura, por la lengua y las comunes aspiraciones democráticas. Nuestras estrellas primordiales —diría su gran poeta— son la lucha y la esperanza.
Reconocemos en usted, señora Presidenta, profundas cualidades que acrecientan nuestra admiración y afecto a todo lo que representa, a lo que está haciendo por su ilustre nación.
Los mexicanos hemos estado atentos y entendemos muy bien el significado y los alcances del esfuerzo de los partidos políticos progresistas de Chile, todo éste encaminado a reconstruir el estado democrático.
No perdemos de vista que haciendo acopio de su mejor tradición política, después de asimilar las dolorosas lecciones que provocó la ruptura del orden constitucional, el pueblo chileno se alzó con la victoria en el plebiscito que comenzó a hacer posible la reconciliación nacional.
A lo largo de estos años de intensa restauración democrática valoramos plenamente los esfuerzos para dejar atrás la etapa oscura y reencontrar a la nación que nos enseñó a amar desde el Canto General, el verbo incendiario de Pablo Neruda.
Acompañamos con emoción esos esfuerzos, porque en más de un sentido los sentíamos propios y por ello el pueblo de México ha sido solidario con las luchas del pueblo chileno.
Desde el primer momento de aquella siniestra jornada del 11 de septiembre de 1973, cuando nuestra embajada en Santiago se abrió para recibir a los perseguidos, México mantuvo una política de dignidad y congruencia. El opresor nunca fue reconocido ni mencionado en documento oficial alguno.
México fue la amplia casa de los chilenos que aquí encontraron amigos entrañables y trabajo digno, pero también fraternal solidaridad con sus luchas libertarias; aquí los transterrados coincidieron con una pléyade de demócratas procedentes de Uruguay, de Brasil, de Argentina, de Bolivia, de Perú, de Colombia, de Paraguay, de Ecuador, que se sumaban a otros hermanos centroamericanos y del Caribe.
No era cuestión de llorar en el hombro de la historia negra, porque no hay lucha ni esperanza solitarias.
Aquí tuvieron espacio para desarrollar sus sueños libertarios y nos dejaron los frutos de su trabajo, su trabajo que enriqueció nuestra vida universitaria, cultural, académica y periodística.
La ciudad de México, recordamos, vivió entonces el principio de un renacimiento latinoamericano que luego se proyectaría a las nuevas democracias de la región.
México fue una anchurosa casa común. Recibimos a cambio, como antes del exilio español, un magnífico aporte que enalteció nuestro acervo latino y convirtió a esta Ciudad, en la capital de las mejores aspiraciones de América.
Podríamos extendernos aún más en esta emocionada bienvenida, en la que no podemos ni queremos olvidar que en este 2007 se cumplen 35 años de la visita de otro presidente chileno, también médico, que entregó su vida para hacer realidad el sueño de un Chile, de una América Latina de hombres libres e iguales. Una vez más, como ayer y por siempre, México rinde homenaje a
Salvador Allende.
Su presencia, señora Presidenta, con afinidades evidentes con aquel inolvidable patriota, nos llama a la reflexión sobre el largo camino que han recorrido los chilenos y de manera especial las mujeres chilenas para llegar a este difícil presente, cargado de sólidas esperanzas.
Se requiere una auténtica vocación y convicción republicana para alcanzar la Presidencia; y sobre todo para ejercerla con espíritu amplio. Es en esta época de escepticismo, una reivindicacion de la política y de los políticos, especialmente de las mujeres que hacen política y que contribuyen al rescate de los mejores valores de la política.
Sabemos que nada es casual, reconocemos que Chile nunca se abandonó a una resignada pasividad y por ello es hoy un ejemplo de país que ve al futuro, respetado por su desempeño económico en la democracia, por su civilidad, por haber agilizado los engranajes de su educación, por su reforma del Estado, para que éste recobre el sentido de lo público, que es servir a los ciudadanos.
Señora Presidenta, los mexicanos nos honramos el haber sostenido siempre la misma actitud de intransigente repudio a las dictaduras. También hay conciencia de que hoy, en el presente, el principal reto para la democracia en la región Latinoamericana no lo encarna algún ismo o fantasma político que lo recorra.
El principal reto para la democracia en América Latina lo constituye la justicia. Esto es, la situación de pobreza y escasez de oportunidades de grandes núcleos de población en un entorno internacional que exige competitividad y nuevas estrategias de desarrollo.
Al igual que en muchos países de nuestra América Latina, tenemos en México uno de los índices más contrastantes de distribución en el ingreso entre sectores y regiones. Y sin justicia, obvio es decirlo, no hay estabilidad política, social y económica que perdure.
Si fracasamos en el combate a la pobreza y a la desigualdad, si persisten los rezagos sociales, pondremos en riesgo la democracia y la viabilidad futura de la región. No se trata de moverse automáticamente por las presiones del nuevo orden mundial sino erguirnos definitivamente sobre los cimientos del valor trascendental de nuestras culturas.
Estamos orgullosos de una tradición que expresa el sentir intenso de México que es esencialmente nacionalista, lo que para nosotros significa ser profundamente latinoamericanos.
Hace casi 35 años, Salvador Allende terminaba su visita a México con un elocuente e inmemorable discurso en la Universidad de Guadalajara: Yo sé —dijo— por lo que he vivido, que México ha sido y será amigo de mi patria. Tenga la seguridad, señora Presidenta, que así será. Muchas gracias.
El Presidente diputado Jorge Zermeño Infante: Tiene la palabra la excelentísima señora Michelle Bachelet, Presidenta de la República de Chile.
La Presidenta de la República de Chile, señora Michelle Bachelet Jeria: Excelentísimo señor Jorge Zermeño, Presidente del Congreso General. Excelentísimo señor Manlio Fabio Beltrones, Presidente del Senado. Honorables senadores y diputados de México y Chile. Delegación que me acompaña. Señoras y señores.
Quisiera agradecer a los honorables presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados sus palabras, sus muestras de cariño hacia mi país al que orgullosamente hoy represento.
Es un honor para Chile y para quien habla, estar aquí como la primera mujer Presidenta de la República que es recibida por este Congreso General y ser la tercera Presidenta de Chile que ha sido recibida por este Congreso General.
Hace 35 años estuvo aquí el Presidente Salvador Allende. Hace siete años, el Presidente Ricardo Lagos Escobar.
Y mis primeras palabras, no les quepa la menor duda a ustedes, son de gratitud. Sí, amigos, porque fueron miles los chilenos que llegaron a estas tierras durante los días más tristes de nuestra historia, algunos regresaron al suelo patrio, otros formaron aquí sus familias y se quedaron para siempre. Hoy sus hijos, sus nietos, mis primos son chilenos-mexicanos, que han amalgamado sus raíces e historia y han entregado lo mejor de sí para el desarrollo de ambos pueblos. México se ha convertido para los chilenos en un verdadero hermano de sangre.
"México, lindo y querido", no tenemos palabras suficientes para agradecer la solidaridad que nos prodigaste. Desde aquí te lo digo, Chile te estará eternamente agradecido, de hecho uno de los parlamentarios que me acompaña estuvo acá viviendo en este país.
Estimados miembros de este Honorable Congreso General, México y Chile tenemos raíces comunes que arrancan desde nuestros pueblos originarios y continuaron forjándose cuando nuestros padres de la patria buscaron independizarse de España. Ahí están Cuauhtémoc y Lautaro, ahí está el glorioso septiembre de 1810, cuando con sólo 48 horas de diferencia el sacerdote Miguel Hidalgo y la Primera Junta de Gobierno de nuestro país sellaron su compromiso con la libertad de ambos pueblos.
Hoy, también nos acercamos de la mano al bicentenario de nuestras independencias, hecho que hemos destacado esta mañana, en que hemos instruido que los próximos meses se constituya la comisión Bicentenario México-Chile para que le dé el realce que corresponde a este importante acontecimiento.
Pero volvamos a nuestra historia. Tras los períodos iniciales de anarquía y búsqueda que nuestros países vivieron, hombres preclaros, cuyos ideales traspasaron las fronteras de nuestros países dieron forma a nuestras repúblicas.
Ahí están Benito Juárez, el constructor de los cimientos de la nación; Francisco I. Madero, Emiliano Zapata, Francisco Villa, Venustiano Carranza, entre tantos otros que entregaron su vida por la Revolución. Una Revolución que buscó reformas sociales que la sociedad mexicana reclamaba en un marco de democracia. Rindo homenaje a la primera revolución social y política del siglo XX.
En los años posteriores también brilló con luces propias ése gran Presidente que fuera Lázaro Cárdenas. En la historia común de nuestros pueblos podemos destacar en el tiempo de la Reforma en México, la solidaridad de Chile impulsada por nuestro Francisco Bilbao, que defendía la República y condenaba la intervención foránea.
Éste es uno de los tantos hechos históricos que a veces no conocemos debidamente y que nos unen profundamente a los chilenos y mexicanos. La solidaridad por ejemplo, que el Benemérito de las Américas recibió de chilenos en los momentos difíciles de la nación mexicana.
Amigos, cuan poco conocemos de los profundos lazos que nos unen en nuestra historia. En este caminar juntos, no es una casualidad que años después nuestros dos laureados por el Premio Nobel, Gabriela Mistral y Pablo Neruda hayan vivido y trabajado en México. En 1922, Gabriela fue invitada por José Vasconcelos, secretario de Educación de la época, para colaborar en los planes educacionales del México de la posrevolución. Gabriela vivió momentos maravillosos en México, amó y se entregó por este país; como lo testimonian sus escritos privados, su prosa y su poesía pública, un cariño que se ha extendido hasta el día de hoy, cuando constatamos la existencia de más de 800 escuelas públicas de México y también algunas privadas que llevan el nombre de nuestra insigne poetiza.
Gabriela nos legó mucho, su obra por cierto que es lo más conocido, pero también nos dejó una visión del mundo, una genuina preocupación por las minorías, por la igualdad y la no discriminación racial y un profundo sentido de la responsabilidad social y de la justicia.
Su visión de cambio la ligó al ya mencionado Vasconcelos, a Gómez Morín, a Lázaro Cárdenas y a sus colegas poetas Amado Nervo, Justo Reyes y también a Octavio Paz; recordar hoy a 50 años de su fallecimiento ocurrido en 1957, es otra satisfacción que agrego a esta significativa visita que efectúo como Presidenta de Chile.
Como no recordar también a Pablo Neruda, el poeta chileno que ya pertenece al mundo entero. Pablo fue cónsul general de Chile durante tres años y México constituyó una etapa única para el desarrollo de su obra, reconocida universalmente.
Así, a lo largo de nuestra historia se multiplican los gestos de amistad entre estos dos pueblos hermanos, representados también en artistas como David Alfaro Siqueiros y Jorge González Camarena, cuyos murales distinguen hoy —hasta el día de hoy— en nuestras ciudades de Chillán y Concepción. Tampoco podemos olvidar los viajes a Chile y las pláticas con nuestra intelectualidad por parte del insigne maestro Diego Rivera.
Hablamos, amigas y amigos, de toda una vida de estos dos países, de amistad y de solidaridad, de respeto y de entendimiento, de cultura y de arte. Toda una vida de Chile junto a México y México junto a Chile.
Amigas y amigos del Congreso General, he querido venir hasta éste, el principal foro de la democracia mexicana, para decirles que como Presidenta de Chile tengo la voluntad y la decisión de construir una nueva era en las relaciones entre nuestros pueblos y nuestros gobiernos.
México y Chile tenemos todo. Todo lo necesario para consolidarnos como dos socios de importancia estratégica mutua; sea para fortalecer y profundizar aún más nuestra relación bilateral; sea para actuar juntos de cara a nuestra querida América Latina; sea para trabajar juntos desde nuestra región de cara a un mundo que vive transformaciones vertiginosas. Tenemos los fundamentos para ello.
México y Chile hemos alcanzado en los últimos años una notable simetría y un conjunto extraordinario de coincidencias. Es por eso que el año pasado dimos un paso en esta dirección y adoptamos nuestro Acuerdo de Asociación Estratégica. Es cierto que podemos y vamos a fortalecer nuestra relación bilateral; pero ahora nuestro desafío es aún mayor: México y Chile tenemos que ser capaces de transformar esa Asociación en una fuerza potente y transformadora del mundo y de nuestra región.
México y Chile tenemos que transformarnos en una fuerza capaz de demostrarle al mundo, con el ejemplo de nuestros propios procesos, que la democracia ha llegado para quedarse en América Latina y que en esta nueva era democrática, la democracia no sólo puede, sino que debe ser más justa e inclusiva. Y tenemos que trabajar juntos, respetuosa y solidariamente en la tarea urgente de consolidar nuestra democracia en la América Latina.
Sí, amigos, México y Chile también tenemos que transformar esta Asociación en una fuerza potente para que nuestra región pueda tener una voz que sea escuchada y que sea poderosa frente a la globalización y que, por el contrario, seamos capaces de asociarnos y enfrentar juntos los enormes desafíos que nos imponen las condiciones de la globalización, la apertura de los mercados que ambos países hermanos hemos construido.
Sabemos que podemos actuar con una perspectiva y con una escala global. Sí, porque México y Chile también tenemos que continuar trabajando juntos en la construcción de un sistema internacional más democrático, basado en el multilateralismo y en el derecho y no en el uso de la fuerza del más fuerte. Porque México y Chile tenemos que continuar luchando para construir una globalización con rostro humano; porque tenemos que forjar las alianzas que nos permitan gobernar la globalización.
Sí, amigos de este Honorable Congreso General, a esto he venido: a ser ambiciosa para construir sobre lo avanzado y sobre nuestras enormes coincidencias y abrir junto a ustedes una nueva perspectiva para nuestra relación.
Amigas y amigos de México, para Chile el punto de partida y el eje fundacional de esta nueva etapa que hemos comenzado a construir descansa sobre la importancia central que ambos pueblos y gobiernos otorgamos a la democracia. Nada de lo que amamos para nuestros hijos es posible ni sustentable si no es en democracia.
La democracia demanda fortalecer instituciones políticas. Sin ellas no será posible el crecimiento económico y sin éste no habrá lo que buscamos: progreso social y justicia. Es lo que estamos haciendo en Chile.
En estos años vemos que para fortalecer la legitimidad de la democracia y sus instituciones, tenemos que llevar adelante políticas públicas muy concretas, que sirvan para romper aquellas barreras que a lo largo de los siglos, y a pesar de todos nuestros avances, todavía continúan reproduciendo la exclusión y la desigualdad.
Sin embargo, quisiera subrayar de manera muy especial que para que nuestras democracias subsistan y sean capaces de cambiar y mejorar las condiciones de vida de cada uno de nuestros ciudadanos deben ser construidas sobre la base de grandes proyectos nacionales.
La democracia de hoy nos demanda una gran concertación de esfuerzos políticos en cada sociedad y es lo que nosotros hemos intentado hacer con la concertación de partidos por la democracia en Chile desde 1990.
En verdad, ustedes lo saben muy bien, comenzamos como una alianza instrumental para recuperar la democracia; había que unir a los demócratas, así era de simple y nos fue simple. Más bien les reconozco, fue muy complejo ya que hubo que entender y superar viejas rencillas de adversidades que nos habían desunido, que habían contribuido a debilitar nuestra democracia y generado las condiciones para el golpe de Estado de 1973.
Poco a poco nos fuimos transformando ya no sólo en un instrumento para ganar las elecciones sino que nos fuimos transformando en un nuevo bloque por los cambios, en una mayoría que dio expresión política, esa mayoría social que reclamaba nuestros valores de justicia y de equidad. Desde entonces hasta ahora nuestro proyecto de crecimiento con equidad se ha ido renovando para dar respuestas a las nuevas demandas y anhelos de nuestra gente.
Ése es el proyecto que yo lidero que hoy pasa a una nueva etapa mucho más exigente que ayer, porque la democracia además ha empoderado a los chilenos y chilenas. Y por lo tanto, chilenos y chilenas hoy día quieren mucho más, con 17 años de democracia, las libertades básicas no bastan. Quieren un país que crezca, que se desarrolle pero que sus beneficios les lleguen a cada uno de ellos.
La dictadura nos dejó un Estado desnudo, intentó limitar los derechos; y los derechos políticos y los derechos sociales fueron extraordinariamente precarizados. Después de 1990, nuestros primeros esfuerzos se orientaron a impedir una regresión autoritaria. Consolidamos las bases de un crecimiento sostenido y comenzamos a sanar las heridas humanas y las deudas sociales. Apostamos por el crecimiento con equidad y crecimos entre 1990 y 2006, Chile creció como a seis por ciento anual en promedio. Nuestro producto interno bruto per cápita corregido por paridad de poder de compra, experimentó un significativo incremento desde los cuatro mil 703 dólares del año 90, a los 12 mil 967 dólares en 2006. Redujimos la inflación del 27.3 por ciento al 2.6 por ciento el año 2006 y avanzamos, lo más importante en equidad, dimos un nuevo impulso al gasto social. Redujimos la pobreza desde el 38.6 al 18.8 por ciento entre 1990 y el 2003, cifra que continúa disminuyendo.
Durante la última elección le propusimos al país un modelo de país que planteara renovar las bases del crecimiento para dar un salto al desarrollo, pero que a la vez pudiera ser capaz de ser un Estado moderno de bienestar, que junto con crecer, con tener una economía dinámica, pudiera garantizar desde la niñez a la vejez, un sistema de protección social.
Hoy gracias a una reforma del gobierno anterior en la cual participé activamente como Ministra de Salud, los chilenos tienen una mejor salud. Tenemos mucho qué hacer, muchos desafíos, pero tenemos una mejor salud y hemos asegurado el derecho a una atención de salud oportuna y eficiente en 56 enfermedades y en mi gobierno llegaremos a 80 enfermedades más recurrentes.
Hoy estamos —yo sé que éste es un tema delicado pero es una de las reformas estructurales fundamentales de mi gobierno— en la reforma al sistema de pensiones; sistema de pensiones privado que se instauró en 1981; reforma que tuvo aspectos positivos, pero que también tuvo muchos vacíos que queremos corregir y es por eso que estamos trabajando fuertemente, sacando las lecciones de lo positivo y de lo negativo en una nueva reforma al sistema de pensión, con lo que buscamos asegurar el derecho a una pensión básica solidaria digna para los chilenos que no logren ahorrar lo suficiente durante su vida laboral.
Una segunda gran reforma es la reforma al sistema educativo. Durante el primer gobierno democrático hicimos una primera reforma donde queríamos dar el derecho a todas y todos en nuestro país, de tener acceso a la educación. El mundo ha cambiado, nos exige cada día más y por otro lado la educación es un factor esencial de movilidad social y de justicia.
Gabriela Mistral decía: "El futuro de los niños es siempre hoy" y es por eso que hoy día estamos en una segunda generación de reforma a la educación, que queremos pasar del derecho de cada chileno y chilena a la educación, al derecho de cada chileno y chilena a una educación de calidad. Es lo que nos exige el mundo en que vivimos, es lo que nos exige el contar con un país más igualitario.
Hoy estamos iniciando un programa que nos permitirá garantizar el acceso al cuidado y a la educación preescolar a todos nuestros niños en situación de vulnerabilidad. La desigualdad parte desde la cuna y es desde la cuna que tenemos que enfrentarla.
Sólo este año inauguramos 809 salas cuna y en 2010 crearemos 70 mil nuevos cupos de salas cuna, 43 mil cupos en jardines infantiles y garantizaremos el acceso universal al prekínder.
Hoy estamos construyendo ciudades amables, con una política de vivienda que construye casas más grandes, de mejor calidad, con mejores barrios y entorno y un mejor transporte colectivo, aun cuando con una serie de problemas, debo decir.
La idea central de mi gobierno, idea que generó un amplio consenso durante la campaña presidencial, es lo que decía hace un rato, es consolidar las bases de un país más próspero, que crece, que innova, que sale al mundo, pero que a la vez otorga seguridades mínimas a todo ciudadano. Un Estado moderno de bienestar que crezca incluyendo e incluya creciendo.
Ése es el desafío. No es sencillo, pero en eso estamos. Eso es el proyecto nacional que nos inspira, donde el ciudadano esté al centro de nuestras preocupaciones, al centro de nuestro trabajo, al centro de nuestra política.
Amigos y amigas. Yo no podría hablar sobre Chile sin hablar del rol de la mujer, que ha ido conquistando paulatinamente una mayor integración y ganando mayores espacios en todos los ámbitos. Hemos alentado la participación y la equidad, pero tenemos mucho más que avanzar. Tal como lo prometí cuando fui candidata a la Presidencia, mi primer acto de gobierno fue la designación no sólo de un gabinete, sino de un gobierno paritario de hombres y mujeres que representara de mejor forma lo que era la sociedad chilena. La mitad de los ministros de gobierno —secretarios, como se dice en México— son mujeres. Lo mismo ocurre con todas las otras autoridades de gobierno.
De dónde van a sacar tantas mujeres, decían los escépticos, antes de que yo nombrara a mi gabinete. Pero ahí están. Ahí está el primer gobierno paritario de toda la historia de Chile, trabajando sin descanso por nuestra gente.
Qué felicidad sentirían hoy las mujeres mexicanas que lucharon por estos derechos y por un mundo donde hubiese mayor igualdad de género. Mayor igualdad de género significa consolidar mejores democracias.
Permítanme, aunque sea injusta con muchas, mencionar los nombres de algunas. Los nombres de Josefa Ortiz de Domínguez, Gertrudis Bocanegra y Leona Vicario durante la lucha de la Independencia. De Dolores Jiménez y Muro, Juana Belem Gutiérrez de Mendoza y Hermila Galindo de Topete, durante la Revolución Mexicana. Y cómo no señalar en nuestros tiempos modernos a Frida Kahlo, gran artista que siempre se preocupó por la emancipación de la mujer.
Nuestros pueblos aún tienen una deuda con las mujeres, pero estamos siendo testigos y constructores de un mundo distinto. Estamos abriendo las grandes alamedas para que por allí caminen también nuestras mujeres. La mujer de Chile, la mujer de México, la de América Latina y la del mundo entero.
Queridos amigos del Senado y de la Cámara. Nuestra vocación común por América Latina es otro de los componentes esenciales de la asociación estratégica que hemos puesto en marcha con la visita de esta Presidenta. Vengo ante ustedes a invitarlos a que continuemos juntos en este camino de construcción democrática, especialmente junto a nuestra querida América Latina, que transita hoy por una serie de desafíos y que tal vez uno de los más urgentes es el de consolidar la democracia con la cual poder, efectivamente, avanzar en una región más humana, más justa, más solidaria, donde podamos derrotar la exclusión y la pobreza.
Muchas razones explican esta realidad, pero quizás uno de los problemas más importantes que tenemos en nuestra democracia, aunque no el único, ha sido la enorme dificultad de las democracias para ser efectivas y cambiar las condiciones de vida diaria y concreta de cada uno de los ciudadanos.
En 1990 y el año 2002 el número de pobres de América Latina aumentó de 202 a 211 millones de personas y sólo disminuyó en los últimos años a 205 millones en la última medición; pero gracias al aumento de los precios internacionales de las materias primas y a un mejoramiento aún gradual e inicial de las políticas públicas en varios países de la región.
Por eso es que desde Chile no podemos sino apoyar a México en su mirada hacia el sur. Valoramos y respetamos la relación con su vecino del norte, pero por su historia, por su idiosincrasia y por este destino común, México continúa llamado a cumplir un rol irremplazable en la América Latina.
Pero también América Latina necesita a México y yo me atrevería a decir que México también necesita a la América Latina. Y desde Chile promoveremos todos los espacios de diálogo. Queremos trabajar con todos en América Latina, porque los problemas son de todos nuestros pueblos. No nos cansaremos de buscar consensos e impulsar políticas comunes entre latinoamericanos y caribeños; nuestra historia así lo demanda, nuestros pueblos así lo exigen.
Amigas y amigos mexicanos, como México, Chile es un país latinoamericano que ha decidido aprovechar las oportunidades que abre la globalización. Hemos aprendido que para resolver los desafíos sociales que tenemos necesitamos crecer y crecer cada día más porque esto es esencial. Pero también necesitamos que ese crecimiento garantice beneficios para todos nuestros ciudadanos.
Y nuestro crecimiento se ha basado muy fundamentalmente en el dinamismo de las exportaciones. Como México, Chile ha seguido un camino persistente de apertura a la economía internacional y ambos hemos construido una amplia red de tratados de libre comercio, con un número creciente de países del orbe.
En el caso de Chile tenemos un acceso privilegiado a mercados de alrededor de dos mil 600 millones de personas, cifra que aumentará a tres mil 800 millones, cuando entren en vigencia los tratados que están en tramitación, incluyendo el que suscribiremos este mes con Japón.
Esto nos permite ingresar a una nueva etapa de inserción más profunda y avanzada en la que Chile desea desarrollar una asociatividad económica de envergadura entre América Latina y el Asia-Pacífico.
Pero éste no es sólo un desafío para el gobierno, también lo es para las empresas y esto demanda una alianza público-privada y un esfuerzo entre varios países. Sólo de esa manera podríamos aceptar el desafío de la escala de producción que requiere un mercado de dos mil 600 millones de personas.
Tenemos bastante avanzado y desde luego, como México junto a Perú, Chile juega un rol constructivo destacado en la APEC y en América del Sur, las economías del Atlántico tienen un interés genuino por exportar sus productos hacia el Pacífico. Y podemos hacer más, en 1988 sólo había 20 compañías de mercado emergente con ventas superiores a los mil millones de dólares, el año pasado había 270, incluyendo 38 con ventas sobre los 10 mil millones de dólares.
¿Qué nos dicen estas cifras? Que es posible competir con éxito en esta economía global si lo hacemos bien. Entonces yo los invito a ustedes parlamentarios, a los empresarios, trabajadores, a que juntos aprendamos a usar bien los acuerdos comerciales que hemos alcanzado; que caminemos a una integración bilateral y regional que nos posibilite a aprovechar mejor los espacios que nos ofrece la globalización, porque México y Chile podemos ser más competitivos y de esa manera poder generar mayor riqueza, poder generar mayor empleo, poder tener políticas sociales más importantes y más profundas.
Por eso hemos establecido nuestra relación de estrategia con México, porque compartimos valores democráticos, estrategias de desarrollo y una vocación de apertura, compartir una cultura de identidad latinoamericana, una política exterior global y sobre todas las cosas, una mirada de futuro de prosperidad y justicia para nuestros pueblos.
Senadores, diputados del Congreso mexicano, es un privilegio para mí ser la tercera presidenta, o presidente, para juntar a todos los demás, chilena, que ha visitado este Congreso. Yo he venido hasta ustedes para decirles que Chile no entiende un futuro sin México ni América Latina.
Esto es sólo el principio de una nueva etapa en nuestra relación bilateral al asomarse nuestro bicentenario. Nuestros pueblos nos exigen más y debemos responderles. Soy optimista. Yo siempre digo que si no fuera optimista no estaría en este cargo. Soy optimista y soy optimista histórica porque las cosas que pasamos en el pasado, si no hubiéramos tenido optimismo histórico no habríamos sido capaces de levantarnos y conquistar la democracia.
Soy optimista. Creo y confío en la democracia. Sé que la podemos mejorar cada vez. Sé que podemos desterrar la pobreza. Disminuir la desigualdad. Entregar más justicia. Más oportunidades de participación a nuestros ciudadanos. Creo que lo podemos lograr y por eso quisiera culminar mis palabras evocando el canto general de nuestro Pablo Neruda, cuyos incunables fueron publicados por primera vez en esta hermosa nación.
México, huraña agricultura, amada tierra entre los oscuros repartida, de las espaldas del maíz salieron al sol tus centuriones sudorosos, de la nieve del sur vengo a cantar. Déjame galopar en tu destino y llenarme de pólvora y arado". Viva México, Viva Chile. Muchas gracias.
El Presidente diputado Jorge Zermeño Infante: Agradeciendo la presencia de la señora Presidenta Michelle Bachelet, pido a la comisión designada, acompañe a nuestra distinguida invitada, cuando desee retirarse. (La comisión cumple su encomienda)
Antes de levantar esta sesión, esta Presidencia quiere solidarizarse con los legisladores que fueron agredidos antes de entrar aquí al recinto de San Lázaro; y hacemos votos, porque quienes deseen manifestar sus ideas busquen la manera legal y pacífica de hacerlo.
Se levanta la sesión de Congreso General y se declara un receso de hasta 20 minutos, para dar inicio a la sesión de la Cámara de Diputados.
Fuente: CAMARA DE DIPUTADOS

IV Aniversario


"La invasión americana (apoyada por los británicos) de Irak comenzó hace cuatro años sobre una sarta de mentiras...El número de atentados yihadistas se ha multiplicado por siete tras la invasión con respecto a los ocurridos entre el 12 de septiembre de 2001 y el día de la invasión, según ha puesto de relieve un detallado estudio. Incluso sin contar lo que ocurre en Irak y Afganistán, estos ataques han aumentado un 35%. Tuvimos terribles experiencias de ello el 11-M en Madrid y el 7-J en Londres, además de Casablanca y otras ciudades. Irak se ha convertido así en vivero y faro de yihadistas.
Pero la guerra no sólo se libró desde las mentiras y violando la legalidad internacional, sino que los invasores y posteriores ocupantes cometieron errores de bulto, incluso desde su propia lógica bélica. Habían calculado que los iraquíes les recibieran con los brazos abiertos, pero no fue así, y todos se sienten bajo la ocupación. Se cometió el error colosal de desmantelar las estructuras del Estado -el Ejército y el partido baazista- sin tener otras que ocuparan su lugar. Nada se hizo para evitar que la pérdida de la hegemonía de los suníes en un país de mayoría chií desembocara en una guerra civil. Todo se hizo con una visión militar prepotente, con poco más de 150,000 soldados. Y se han cometido errores muy de fondo -incluso crímenes de guerra- que han dañado la propia imagen de Estados Unidos en el mundo, como algunas acciones contra poblaciones civiles o las torturas y vejaciones a presos en Abu Ghraib." Editorial, de El PAIS, 20/03/007;


  • Aniversario/Baltasar Garzón Real, magistrado de la Audiencia Nacional de España.

Publicado en El PAÍS; 20/03/2007);
Los aniversarios se celebran o se quieren olvidar. Es curiosa la costumbre de celebrar el cumplimiento de las efemérides. Para mí, carecen de sentido, como no sea para hacer una reflexión sobre el objeto que con ellas se pretende recordar.
El día de hoy, 20 de marzo, se cumplen cuatro años del inicio formal de la guerra de Irak. A instancias de Estados Unidos y Gran Bretaña y apoyado por España, entre otros países, dio comienzo uno de los episodios más sórdidos e injustificables de la historia de la humanidad recientes. Quebrantando todas las leyes internacionales, y, so pretexto de potenciar la lucha contra el terrorismo, se ha desarrollado, desde 2003, un ataque demoledor contra el Estado de derecho y la propia esencia de la Comunidad Internacional. En el camino, hechas jirones, quedaron instituciones como Naciones Unidas, que apenas se han recuperado todavía.
Si enfocáramos la celebración de los aniversarios en el sentido apuntado, ahora mucho más que entonces -en vez de conmemorar el de la guerra de Irak- tendríamos que aterrarnos, gritar y manifestarnos, más que en aquel momento, contra la masacre actual, consecuencia de esta guerra. Porque entonces no sabíamos, aunque intuíamos lo que había detrás. Los ciudadanos no conocíamos, sólo nos imaginábamos que todo era una burda mentira. Ahora, sin embargo, sí sabemos, "incluido" el señor presidente del Gobierno español de la época, que, según ha reconocido recientemente, no existía causa para la guerra, aunque con gran frivolidad añadió la excusa de su falta de listeza para saberlo.
Como ciudadano, se me representa fundamental que el señor presidente haya, por fin, asumido su equivocación y que no sabía lo suficiente, porque si esto era así habría que preguntarle por qué no actuó como aconsejaba la prudencia, dando más margen a los inspectores de Naciones Unidas en vez de hacer lo contrario, con una fidelidad y sumisión totales al presidente Bush, aceptando la tesis más inverosímil, como a la postre se ha demostrado, y defendiendo lo que de antemano tenía decidido la Administración norteamericana. Asimismo, debería explicar por qué se prestó, junto con unos cuantos líderes más, para dar cobertura y coartada a esta acción ilegal. Probablemente, sin esta cooperación o apoyo, o incluso con la acción en contra, la decisión podría haberse cambiado o retrasado. Nunca lo sabremos. Por ello, la acción de los que acompañaron en la guerra contra Irak al presidente de los Estados Unidos tienen tanta o más responsabilidad que éste, porque a pesar de las dudas y a pesar de tener información sesgada, se pusieron en las manos del agresor para consumar una innoble acción de muerte y destrucción que aún continúa.
Creo que ha llegado el momento de hacer una reflexión seria y detenida sobre lo sucedido y lo que está ocurriendo en Irak, en una doble dirección. Por una parte, debería profundizarse sobre la eventual responsabilidad penal de quienes son o fueron responsables de esta guerra y si existen indicios bastantes para exigirles dicha responsabilidad. Para muchos se tratará de una mera responsabilidad política, pero comienzan a aflorar acciones judiciales en EE UU, como se ha demostrado con la condena de uno de los colaboradores del vicepresidente Cheney, que apuntan en la otra dirección. Seiscientos cincuenta mil muertos son un argumento suficiente para que esa investigación o indagación se aborde sin más dilación.
Por otra parte, y sin incidir en las culpas pero sin olvidar quienes fueron los responsables del inicio de esta ceremonia de horror y terror, debemos centrar nuestro análisis en un hecho incontestable, reconocido hoy día a todos los niveles: la acción bélica norteamericana, y la de los que la siguieron, ha determinado o cuando menos ha contribuido a la creación, desarrollo y consolidación del mayor de los campos de entrenamiento de terroristas en el mundo, con espacio, tiempo y medios más que suficientes para preparar a los más avezados terroristas. Ahora, los terroristas de Al Qaeda tienen un escenario idóneo para prepararse hasta que llegue el momento en el que estratégicamente les interese ampliar el radio de operaciones hacia su enemigo ancestral en Occidente. De una u otra forma, con una inconsciencia terrible, hemos estado y estamos contribuyendo a que el monstruo crezca cada vez más y se haga a cada instante más fuerte y, probablemente, invencible.
La organización terrorista Al Qaeda, o las redes que como hidras han ido naciendo, creciendo y fortaleciéndose, a la vez que entretejiéndose en diferentes partes de mundo, nos acecha y espera a la vuelta de la esquina. Mientras tanto, ante nosotros nuestros líderes andan enzarzados en otras batallas o contiendas que, presumen, les pueden dar mejores réditos electorales.
Europa, y España en particular, se encuentran en la encrucijada de poner en práctica lo que han aprendido tan dolorosamente en estos últimos años, y no estoy seguro de que se esté haciendo todo lo necesario. Por de pronto, el consenso en materia de terrorismo es básico, algo que parece hoy inalcanzable, pero aún lo es más el convencimiento de que se pueden afrontar los retos pendientes como, de una vez por todas, disponer la dotación de medios modernos humanos y materiales, la preparación y especialización de los cuerpos de inteligencia y de seguridad, la coordinación de los mismos -generando un espacio común en el que la solidaridad y confianza reine-, el fortalecimiento de la coordinación judicial, y tantos otros que se podrían enumerar, para adelantarnos a las intenciones de aquellas redes que antes o después -quizás nunca dejaron de hacerlo- vuelvan a poner sus ojos sobre nosotros. Unos ojos que miran más próximos desde sus nuevas bases del Magreb y del Sahel, con objetivos cada vez más concretos y más cargados de odio y de rencor porque se consideran injustamente masacrados en Irak.
En este tiempo, no lejano, España y Europa estarán al alcance de cualquier bomba o acción terrorista, y entonces será demasiado tarde. Es ahora, pues, cuando se tienen que hacer las cosas y no luego, cuando ya no tengan remedio, otra vez.
La indiferencia puede convertirse, de nuevo, en la invitada inoportuna y adueñarse de las mentes para adormecer nuestras conciencias con cortinas de humo que nos alejan de los problemas y riesgos reales del terrorismo, de cualquier terrorismo.
Sólo la ley y el Estado de derecho nos hará combatir al monstruo antes de que nos devore y nos permitirá realizarlo sin ninguna concesión a los "espacios sin derecho" que nada bueno han aportado a la seguridad del mundo actual. Lo cierto es que se puede conseguir si nos esforzamos todos. Éstas serían unas buenas razones para celebrar el aniversario de la guerra de Irak.



  • La guerra de Irak es actual/Felipe González, ex presidente del Gobierno español

EL PAÍS, 19/03/07):
“Ya que no somos profundos, seamos al menos oscuros”, decía Alfonso de Cossío, citando a su maestro Felipe Clemente de Diego, cuando empezaba a explicarnos derecho hipotecario. Peor que la oscuridad que oculta la falta de profundidad, es la inconsistencia. Aunque no siempre las palabras inconsistentes pongan de manifiesto una inteligencia de la misma naturaleza, se convierten en síntoma si se pronuncian con solemnidad y pretendida ironía para desarmar a los críticos.
Ésa es la impresión que tuve cuando oí al señor Aznar reconocer que no sabía que no existían armas de destrucción masiva en Irak, añadiendo que nadie lo sabía entonces. No lo sabía él ni nadie en aquel momento decisivo de declarar la guerra, explicaba satisfecho de su penetrante argumento. Y recibía, como en el debate del Congreso que amparó su decisión, aplausos y risas de los suyos.
Hace cuatro años de aquella decisión del trío de las Azores y la guerra sigue en un crescendo sin fin. Es evidente que no sabían que había armas de destrucción masiva en Irak, porque no las había. Por eso los inspectores aseguraban que no las habían descubierto, pero como no podían afirmar que no las hubiera, pedían tiempo para continuar su trabajo.
Declararon esa guerra atroz por si acaso, o porque les olía a armas de destrucción masiva, o porque era impensable que no las hubiera. Intentaron desacreditar los informes negativos, como queda al descubierto en el caso judicial del hombre de confianza de Cheney. En definitiva, con estúpida arrogancia, nos embarcaron en un conflicto sin causa pretendiendo demostrar al mundo que ya se vería como ellos tenían razón y los demás se equivocaban.
En este cuarto aniversario, los dirigentes del PP y su complejo de apoyo neocon, insisten en que no interesa a nadie esta guerra. Que es inútil hablar de ella. Y pueden tener razón si se refieren a seguir hablando de las mentiras que nos llevaron al conflicto, pero es imposible eludir el debate, por responsabilidad, para contribuir a encontrar una salida al desastre en que se ha convertido para todos, no sólo para los iraquíes. La terrible actualidad del conflicto y sus consecuencias no permite despacharlo ni con banalidades, ni mirando para otro lado.
Ni en Irak, ni en la región, ni en Europa, ni en el mundo, se puede afirmar que el terrorismo que decían combatir haya disminuido. Sólo los irresponsables pretenden que no hablemos de un conflicto que amenaza con extenderse a todo el Oriente Medio y a la Europa a la que pertenecemos en forma de atentados terroristas como los que padecimos en España y en el Reino Unido. Y lo más dramático es que lo logran, en medio de este ruido crispado en el que nos introducen para colocar en la agenda las mentiras con las que quieren distraer y confundir.
Afirman que detrás del 11-M no estaba esta terrible decisión de declarar una guerra que se despacha ahora con un “no sabía”, al tiempo que basan una de sus teorías sobre el atentado en el deseo de los terroristas de cambiar al Gobierno y su política exterior. ¿En qué quedamos? Nadie niega a estas alturas que el riesgo de sufrir ataques terroristas internacionales fuera proporcional a la implicación en ese conflicto, tal como ponían de manifiesto los informes de inteligencia.
Es imposible e irresponsable dejar de hablar de esa guerra, porque en la agenda internacional de cualquier gobierno serio el conflicto es de dramática actualidad, como lo espara todos los medios de comunicación, aunque se hayan apagado los debates sobre las mentiras de su origen y la atención se centre en la desesperada búsqueda de salidas para las arenas movedizas en las que nos metieron.
También lo es porque el ruido de fondo que se creó para preparar el ambiente de aquella acción descabellada vuelve a sentirse ante la crisis de Irán, como si estuviéramos en los prolegómenos de otro ataque preventivo o por si acaso. Las mentiras de aquella guerra son del pasado, pero nuevas mentiras pueden llevarnos a otras confrontaciones con consecuencias imprevisibles.
La propia situación de Afganistán, cada día más grave y que sí les parece de actualidad a los dirigentes del PP porque desgraciadamente se ha producido una nueva muerte, tiene su origen en los lodos iraquíes. Aquella intervención fue avalada por la Comunidad Internacional, a través del Consejo de Seguridad de la ONU y su naturaleza es hoy la misma que cuando el Gobierno del PP aceptó la participación de España. Así que los que preguntan al presidente del Gobierno actual tienen la respuesta en su propia acción de gobierno, apoyada -esa sí- por la oposición de entonces.
El empeoramiento de Afganistán es consecuencia de la guerra de Irak, porque impidió que se concentrara el esfuerzo necesario para la culminación de la derrota de un gobierno que apoyaba al terrorismo internacional y se apoyaba en él. Si el esfuerzo se hubiera continuado, sin distraer fuerzas en el disparate iraquí, la situación sería radicalmente diferente. Pero las teorías de la llamada “justicia infinita” o de la guerra permanente, nos llevaron a objetivos que nada tenían que ver con lo que se decía. ¡Y pueden seguir llevando al mundo por ese camino!
Por desgracia, la guerra de Irak y sus efectos contaminantes son de rabiosa actualidad, hasta el punto de que los gobernantes iraquíes, con mejor criterio que los gobernantes que provocaron esta guerra, tratan de buscar una salida convocando a la cooperación a los vecinos y posibles actores en la estabilización de Irak. Así vemos a los gobiernos de Irán y de Siria -lo que queda del eje del mal- sentados con el de Irak para superar la crisis en que vive el país y la región. ¿Tendrá algo que ver el Gobierno iraquí actual con los gobiernos ocupantes de su territorio o empiezan a estar hartos de esta ceguera?
Ni la proliferación de armas de destrucción masiva ni el terrorismo internacional como amenazas para todos, han disminuido con esta estrategia, sino todo lo contrario. Todos tenemos menos seguridad y hemos pagado un alto precio en libertades ciudadanas. Es de urgente actualidad hacer todo lo posible para cambiar de dirección y dar argumentos para ello a la Comunidad internacional. Sin duda, la tarea más importante de la realidad mundial actual.
Cuatro años de una guerra insensata
Escúchelo
La invasión a Irak entró en su quinto año en medio de un enfrentamiento civil que amenaza con desestabilizar la región. Según los planes de la Administración Bush, el país árabe debía haber llegado ya a ser un ejemplo de democracia para el Medio Oriente y financiarse con el dinero de su propio petróleo.
Nada de eso sucedió, como tampoco se halló el armamento de destrucción masiva ni la conexión entre el régimen de Sadam Husein y los terroristas de Al Qaida. En cambio se cumplieron la mayoría de las predicciones que la Casa Blanca desechó por considerarlas pesimistas, como la radicalización religiosa, las divisiones étnicas y una guerra civil.
La guerra iniciada por el gobierno de George W. Bush y su vicepresidente Dick Cheney ha probado ser uno de los grandes fiascos de la historia estadounidense.
Un optimismo ignorante y la arrogancia para descartar la opinión de las voces más realistas, está costando un alto precio. Las cifras hablan por sí mismas. Más de 3,200 soldados estadounidenses murieron en Irak y cerca de 30 mil salieron heridos; la cantidad de civiles muertos es incierta pero se sabe que supera los 50 mil. Además, se llevan gastados más de 400,000 millones de dólares. ¡Cuánto se podría haber realizado con ese dinero!
La guerra de Irak da indignación y tristeza por las oportunidades perdidas debido a la incompetencia de la Administración actual. Estamos ante una guerra en que la salida será más difícil que la entrada, tal como ocurrió en Vietnam. Pero el Medio Oriente tiene un valor estratégico muy superior al sudeste asiático para resignarse a un resultado similar.
En este caso la meta es retirar las tropas dejando un mínimo de estabilidad en Irak y la región. Esperamos que continúen las pláticas regionales iniciadas y que la presión político-militar calme al menos los principales grupos insurgentes chiitas y sunitas. La solución no es militar sino política.
Por otra parte, lo impredecible de los hechos también dificulta poner una fecha arbitraria de retirada militar.
Los demócratas hacen bien en presionar a la Administración para obtener resultados. Si el Congreso anterior hubiera asumido una posición más crítica no se estaría en este atolladero. Sin embargo, la propuesta legislativa con su fecha final tiene más en cuenta el calendario electoral interno que la realidad iraquí. Con justa razón los demócratas no quieren que el conflicto sea responsabilidad de un hipotético presidente de su partido.
No hay palabras suficientes de consuelo para las víctimas de esta guerra, ni de condena para los que la iniciaron en forma tan irresponsable. Sadam ya está muerto, así que Irak debe encontrar su propio destino. Ésta no es una opción elegida por los iraquíes, sino que es fruto de la torpeza de la Administración republicana, que contra toda advertencia abrió hace cuatro años una caja de Pandora que ya no se puede cerrar.

Evitar otra guerra fria. Gorbachov

  • Claves para evitar otra guerra fría/ Mijail Gorbachov

Publicado en español en EL PERIÓDICO, 18/03/2007);
No existe posibilidad alguna de regresar al tipo de guerra fría que se prolongó desde la década de los 50 hasta los 80. Sin embargo, las tensiones y los temores de hoy en día son los típicos de aquella era en la que el mundo se deslizaba hacia un conflicto nuclear. Podemos ver la militarización de muchos países, con un énfasis en la fuerza como el principal instrumento de seguridad, arrasando con presupuestos militares, una nueva carrera armamentista y un incremento del riesgo a causa de la proliferación nuclear. El tráfico de armas se está saliendo de control. Aparentemente se trata solo de transacciones comerciales. De hecho, es una política con consecuencias impredecibles.
El presidente ruso, Vladimir Putin, en un discurso pronunciado en Múnich, expresó que muchas de las acciones de Estados Unidos —la nación que reclama el monopolio del liderazgo global — han alimentado estas peligrosas tendencias. Los críticos de Putin dicen que en la actualidad este liderazgo es necesario y hasta indispensable, ya que la única manera de vencer al terrorismo internacional es difundiendo la democracia a lo largo y ancho del mundo. Sin embargo, el uso de la fuerza para propagar el modelo de democracia esencialmente estadounidense ya ha causado conflictos, y hasta guerras. Muy a menudo, este modelo está siendo impuesto en culturas que se resisten o lo rechazan, precisamente por razones culturales, históricas y religiosas.
También como en la pasada guerra fría, algunas coaliciones están preparadas para actuar a pesar de las leyes internacionales y las instituciones. Por ejemplo, la OTAN parece estar empeñada en ser cada vez más militarista y en expandir su zona de operaciones mucho más allá de los viejos límites, en contraste con el objetivo, proclamado al final de la década de los 80, de evolucionar como una organización primordialmente política.
Al perseguir una posición de mando en el planeta, la OTAN busca sustituir al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El secretario general de la OTAN anunció recientemente que se está gestando un nuevo plan a largo plazo de acción unilateral en caso de crisis, para poderse aplicar en cualquier lugar y momento. Mientras tanto, ciertos países buscan o se inventan enemigos externos. El peligro del terrorismo se está convirtiendo en el pretexto para la propaganda antimusulmana, para estigmatizar estados rebeldes o ejes del mal.
Como ruso, estoy molesto porque al recurrir a campañas de miedo antirrusas, en las cuales los medios y los políticos se unen para desacreditar a mi país, se envenena la atmósfera internacional. El secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, incluyó recientemente a Rusia en la lista de países impredecibles que podrían convertirse en enemigos de Estados Unidos. Aunque fuera un lapsus, se trata de un tropiezo freudiano que revela un estado mental que no ha cambiado a pesar del final de la guerra fría. China fue mencionada en el mismo sentido.
Estos juegos geopolíticos y campañas propagandísticas distraen la atención de amenazas reales y retos que el mundo enfrenta, incluido el terrorismo. Por supuesto, debemos luchar contra el terrorismo, pero es un error reducir enteramente la agenda internacional a este problema o ignorar sus causas de raíz. La pobreza, de la mano de la ausencia de acceso a servicios médicos, educación y otros recursos indispensables para el desarrollo normal, causa sentimientos de humillación y frustración que engendran extremismo. Mucha de la culpa reside en las políticas económicas egoístas de países ricos que acentúan la brecha entre ricos y pobres.
¿Existe una respuesta militar a este problema? No. Lo que se requiere es un cambio de prioridades. La brecha entre las palabras y los hechos de los líderes mundiales se ha vuelto verdaderamente escandalosa. Nada cambiará sin la presión de las instituciones de la sociedad civil. Lo sé por experiencia. Necesitamos una estructura diferente de la política mundial.
Basta tomar como ejemplo la migración. Los estados soberanos encuentran cada vez más difícil manejar los flujos migratorios. Estados Unidos está construyendo un muro en su frontera sur. España se ha convertido en la entrada europea para miles de inmigrantes. Las organizaciones internacionales deben abordar el problema.
Los métodos políticos y diplomáticos pueden tener éxito. El ejemplo más reciente es el acuerdo para congelar el programa nuclear norcoreano. Un acercamiento similar podría funcionar con Irak e Irán. Aunque aquellos que prefieren soluciones militares no desean escuchar esto. La paciencia y el diálogo requeridos para encontrar una solución pacífica simplemente no están en su agenda.
Recientemente Rusia y Estados Unidos parecen estar al borde, no solo de una nueva guerra fría, sino de otra carrera armamentista. En respuesta a esto, los políticos rusos, incluyendo los altos mandos, han discutido el retiro del tratado que prohíbe misiles nucleares de alcance medio. Declaraciones de los presidentes Bush y Putin sobre el hecho de que Rusia y Estados Unidos no son enemigos, y de que ambos líderes confían el uno en el otro,representa un paso en la dirección correcta.
Hace años, cuando estábamos trabajando para mejorar las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, nuestros gobiernos establecieron grupos de trabajo que se reunían regularmente para discutir cada asunto de nuestra agenda común. Este procedimiento podría ser útil nuevamente, no solo para Estados Unidos y Rusia, sino para otros países. Una mejor relación entre Estados Unidos y una Rusia emergente –especialmente si las dos naciones se comprometen a un desarme mutuo– podría dar el buen ejemplo de cómo superar la desconfianza.
Es estimulante que los ex secretarios de Estado estadounidenses George Shultz y Henry Kissinger, junto con el ex senador Sam Nunn y el ex secretario de Defensa William Perry, hicieran recientemente un llamamiento para una iniciativa como esta en un artículo de The Wall Street Journal. En apoyo a ellos, en mi comentario del mes pasado en el mismo periódico, destaqué tres prioridades para los estados con armas nucleares: reafirmar su compromiso con el objetivo final de eliminar tal clase de armas, ratificar el tratado que prohíbe las pruebas nucleares y excluir las armas nucleares de un estado de alerta máxima.
Como contrapartida, los países que tienen programas nucleares excluirían las aplicaciones militares de esa tecnología. La propuesta de Putin a Estados Unidos de trabajar en un nuevo acuerdo que reemplace al Tratado de Reducción de Armamento Estratégico, de 1991, está totalmente orientado a mantener el espíritu de esta iniciativa. En lugar de escribir un guión sobre los escenarios para una posible nueva guerra fría, y escuchar a los actores de este peligroso drama, debemos realizar esfuerzos serios para prevenirlo. Aunque todos los estados podrían hacer una contribución útil para alcanzar este objetivo, me dirijo ante todo a Estados Unidos y Rusia para que actúen primero. Ambos países pueden hacerlo mucho mejor de lo que lo han hecho hasta ahora.