11 oct 2008

Violencia en Tijuana

Columna Serpientes y Escaleras/Salvador García Soto
Tijuana: pleito viejo; violencia nueva
Publicado en El Universal (www.eluniversal.com), 11/10/2008;
Hablar de violencia y ejecuciones en Tijuana no es, lamentablemente, nada nuevo
Detrás de esa ola violenta está una añeja guerra por el control de la codiciada frontera entre el local cártel de los Arellano Félix y el cártel de Sinaloa
Hablar de violencia y ejecuciones en Tijuana no es, lamentablemente, nada nuevo. La ciudad fronteriza vive inmersa desde hace años, décadas, en el dominio del narcotráfico y bajo el imperio de su ley; muertes, secuestros e intimidación son parte del régimen de terror que imponen los cárteles de la droga. Pero en los últimos días esa violencia casi cotidiana para la sociedad tijuanense se recrudeció a niveles sanguinarios con el registro de hasta 70 muertos en una semana, algo así como nueve ejecuciones diarias.
Detrás de esa ola violenta está una vieja guerra por el control de la codiciada frontera que sostienen el local cártel de los hermanos Arellano Félix contra el cártel de Sinaloa, que encabeza Joaquín Guzmán Loera.
Esta vez, el conflicto se reavivó por una reyerta interna en la organización de los Arellano. Teodoro García, operador y jefe de sicarios de los hermanos en Tijuana, se les rebeló a éstos cuando le mandaron a un enviado para advertirle que se le había “calentado” mucho la plaza por el alto índice de violencia y secuestros. Jorge Briceño, conocido como El Cholo, fue el mensajero que los Arellano Félix le mandaron a Teodoro para tratar de meterlo en cintura. Pero García hizo caso omiso del mensaje y no acató la orden de sus jefes.
Así que tuvieron que mandarle otro mensajero, esta vez uno de la dinastía, para que le pusiera un alto a Teodoro. Francisco Sánchez Arellano El Ingeniero, sobrino de los jefes del cártel, llegó a Tijuana hace unas semanas para tomar el control de la plaza.
Molesto porque los Arellano lo desplazaron, Teodoro se rebeló y decidió abandonar el cártel de Tijuana para pasarse al cártel de Sinaloa y comenzó a pelearles a sus antiguos jefes la plaza, pero ahora bajo las órdenes de El Chapo Guzmán.
Ahí se desató la ola de ejecuciones, balaceras y disputas que mantiene a Tijuana, a Rosarito y a Mexicali en un baño de sangre.
Este tipo de reyertas, traiciones y reacomodos son conocidos por los tijuanenses. Lo mismo pasó en 2004 con Gilberto El Gilillo Higuera, hermano de Ismael El Mayel, quien después de haber sido guardaespaldas de Ramón y Benjamín Arellano Félix, y haberse encargado del control de Mexicali, se cambió al cártel de Juárez, tras las detenciones de los Arellano y terminó disputándoles la plaza. Esa traición le costó a El Gilillo el ser delatado y capturado por sorpresa por la PGR, el 22 de agosto de 2004.
Si algo distingue al cártel de los Arellano de otros grupos del narcotráfico es su verticalidad. Sólo hay una dinastía que gobierna y nada más; así es que sus operadores sólo pueden aspirar a volverse jefes de células o de sicarios, pero no más, so pena de ser “puestos” o ejecutados.
Los Arellano tienen dividido su territorio en seis áreas y ponen a un operador en cada una de ellas: en Tijuana tienen cuatro, otra en Rosarito y la última en Mexicali. Ese esquema les ha funcionado por varios años y les ha permitido seguir controlando la frontera de Baja California, a pesar de los golpes y embates del gobierno. Su problema es que ahora tienen enfrente a El Chapo disputándoles toda la entidad a través de El Gilillo, que a pesar de estar sentenciado en una cárcel de San Diego sigue operando con gente suya en Mexicali, y de Teodoro García intentando arrebatarles a los Arellano el control de la apetecible Tijuana.
Y aunque ahora son grupos rivales y enfrentados a muerte, tanto los Arellano como El Chapo vienen de una misma rama. Ernesto Carrillo Fonseca Don Neto fue el jefe de ambos grupos y fue él quien en los 80 dividió el control de los cárteles: para Joaquín Guzmán el Pacífico, hasta San Luis Río Colorado, y a los hermanos Arellano desde Mexicali hasta Tijuana.
La guerra entre las dos bandas tiene muchos episodios en los últimos 20 años: desde la balacera en la discoteca Christine, de Puerto Vallarta, pasando por el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas en el aeropuerto de Guadalajara, y las matanzas por todo Baja California.
Los que han estudiado de cerca los movimientos del cártel de Tijuana saben que, aunque el gobierno mexicano diga que ya los desarticuló, los hermanos Arellano Félix siguen activos y están asentados en San Diego y Los Ángeles; que tienen el control y no lo han soltado de Baja California, y que no están dispuestos a cederle su codiciada frontera a El Chapo Guzmán. Así que Tijuana y todo el territorio bajacaliforniano seguirán siendo escenario de esta guerra.
NOTAS INDISCRETAS... Hoy en Nuevo León, las huestes del sindicato minero celebrarán el séptimo aniversario de la muerte de Napoleón Gómez Sada, el cacique histórico del sindicato. El evento intenta ser un acto de apoyo a su hijo prófugo, Napoleón Gómez Urrutia, sobre quien pesan cuatro órdenes de aprehensión solicitadas por la PGR y una “ficha roja” que la Procuraduría solicitó a la Interpol para ubicar en Canadá al dirigente minero. Para obligar a los mineros de todo el país a que asistieran al acto luctuoso, los operadores de Napito circularon la versión de que éste acudiría al evento. Pero ante el riesgo de ser detenido si pisa suelo mexicano, lo más seguro es que Gómez Urrutia recurra a sus ya conocidas videoconferencias... Este fin de semana habrá movimiento en el CEN del PRI. Se elegirá al nuevo presidente de los legisladores locales priístas y suenan fuerte Carlos Daniel Fernández de Sonora, Luis Gaytán de Colima e Ildefonso Guajardo del estado de México… Al secretario de Agricultura, Alberto Cárdenas, le llueve en su milpita. Después de las ofensas de que fue objeto en su reciente comparecencia con los diputados, ahora las cinco organizaciones más importantes del sector agroalimentario mexicano se han unido en su contra. El Consejo Nacional Agropecuario, la Confederación Nacional Campesina, la Confederación Nacional de Propietarios Rurales, Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas y la Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Agropecuario demandan juntas a la Sagarpa y al presidente Calderón dar marcha atrás a su programa para reestructurar el Procampo porque con ese plan, dicen, se reducirían los apoyos económicos a los productores de alimentos —de los 963 pesos por hectárea que se otorgan actualmente a una cuota que se va reduciendo conforme se incrementa el tamaño de la superficie apoyada—, y esa reducción, en medio de la actual crisis alimentaria mundial, dañará a las cadenas productivas agroalimentarias y provocaría la pérdida de entre 350 mil y 550 mil empleos en el sector. ¿Eso es lo que se necesita en época de crisis económica?, se preguntan las organizaciones agrarias sociales y privadas… Dados al cajón. Escalera para cerrar semana.

Once muerto más en Chihuahua

■ Según la policía, los agresores perseguían a otros sujetos; un periodista, entre las víctimas
Mata comando a 11 en bar de Chihuahua
De los corresponsales
Publicado en La Jornada, 11/10/2008;
Chihuahua, Chih., 10 de octubre. Los atacantes que dispararon armas de alto poder dentro del bar Río Rosas de la capital estatal y mataron a 11 personas, entre ellas al periodista David García Monroy, aparentemente perseguían a varios hombres que entraron en el establecimiento, dijo la Procuraduría de Justicia de Chihuahua.
El atentado ocurrió hacia las 22 horas del jueves 9, cuando los pistoleros, fingiendo ser policías federales, irrumpieron al recién inaugurado centro de diversión en avenida 20 de Noviembre, entre las calles 31 y 33, abriendo fuego de manera indiscriminada contra los asistentes. Primero ultimaron al vigilante del bar, y entre las otras víctimas fue reconocido García Monroy, columnista del Diario de Chihuahua, quien había llegado en su bicicleta.
Cuatro heridos graves fueron llevados a la Clínica Morelos. El Ejército acordonó el área y montó puntos de revisión en entradas y salidas de la capital, intensificándose el patrullaje policiaco-militar, dando inicio a la indagatoria y búsqueda de las camionetas de los atacantes, grabadas por las cámaras del lugar.
Las secretarías de Gobernación, Defensa Nacional, Seguridad Pública, Procuraduría General de la República e instancias coadyuvantes ofrecieron una recompensa de 5 millones de pesos por informes fidedignos para identificar y detener a los responsables del multihomicidio, cuyas víctimas se añaden a las de otros crímenes cometidos en la entidad para totalizar 24 muertos en otro día de criminalidad.
Federal de caminos, atacado
Al sur de la capital chihuahuense otro comando ejecutó cuando llegaba a su domicilio al agente Ramón Francisco Palomares Ramos, de la Policía Estatal de Investigación, adscrito al grupo especializado en autos robados; mientras durante la madrugada del viernes hubo un tiroteo en el kilómetro 298 de la carretera a Ciudad Juárez, municipio de Villa Ahumada, cuando una patrulla de la Federal de Caminos marcó el alto a un vehículo que se siguió de largo y, al ser alcanzado, los ocupantes dispararon. El comandante Jesús Cuauhtémoc Velázquez, el oficial Gilberto Martínez Nava y dos pistoleros murieron en la balacera.
Otro policía cayó en hechos diferentes: el comandante Juan Manuel García, de Seguridad Pública Municipal –responsable del Centro de Respuesta Inmediata (CERI) de Ciudad Juárez– que salía de laborar y era perseguido por sicarios en un vehículo Cavalier sin placas y una camioneta Expedition blanca, quienes lo alcanzaron y le dispararon.
En Baborígame murieron dos hermanos ejecutados a tiros; fueron hallados dentro de un vehículo después de reportárseles desaparecidos. Además, un hombre fue baleado a bordo de un BMW, y minutos después otra persona fue abatida en el exterior de su domicilio, en las calles Toronja Roja y Alberto Álvarez, del Infonavit Juárez Nuevo.
En Tijuana, Baja California, dos hombres fueron asesinados con armas calibre 228 a la puerta de un establecimiento comercial en la colonia Pórticos del Sur: uno de ellos era voceador de un diario regional. Al filo de las 10 horas locales, en instalaciones deportivas de la delegación de Otay, se descubrieron en un tambo los restos de una persona, a la que adjuntaron un narcomensaje del que no se dieron detalles.
En Guerrero, cerca de la caseta de Metlapil de la Autopista del Sol, fue hallado el cuerpo de un desconocido con huellas de tortura y 10 tiros en el cuerpo, esposado con las manos atrás. En Chilpancingo la Policía Investigadora confirmó este viernes que a la medianoche del jueves en el crucero Tlanicuilulco-Colotlipa, municipio de Quechunltenango, unos 20 embozados con armas de alto poder se introdujeron a un cortejo fúnebre y quemaron el ataúd de un ejecutado el día anterior en Acapulco.
En Culiacán, Sinaloa, agentes de la Dirección de Seguridad Pública Municipal encontraron un cadáver encobijado con varios impactos de bala en las inmediaciones del parque La Primavera, colonia Progreso, con la boca taponada y amarrado de pies y manos, hallando en el lugar 26 casquillos calibre 38 súper.
En Saltillo, Coahuila, se informó que el policía preventivo Luis Gerardo de la Peña Hernández, de Ramos Arizpe –zona conurbada a la capital– fue asesinado a tiros y ubicado en su patrulla que se hallaba estacionada y con la torreta encendida sobre un paraje de la carretera Los Pinos. La víctima presentaba señales de tortura y afuera de la unidad estaba su camisa manchada de sangre.
Miroslava Breach, Rubén Villalpando, Antonio Heras, Misael Habana, Sergio Ocampo, Javier Valdez y Leopoldo Ramos, corresponsales.
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Asesinan a 11 en un bar de la ciudad fronteriza, entre ellos un periodista; acribillan también a dos federales
En Chihuahua, 26 de los 37 ejecutados en un día
En Michoacán fue levantado el dueño de un diario y hallado muerto en Guerrero.
Militares vigilan el bar adonde ingresó un comando y asesinó a 11 personas. Foto: Alejandro Alanís/Notimex
Publicado en Milenio, 11-Octubre-08;
En Chihuahua se cometieron ayer 26 crímenes, entre ellos 11 en un bar, un periodista y dos agentes federales, mientras que en Michoacán fue levantado y posteriormente hallado asesinado en Guerrero el dueño del diario La Noticia. En otras tres entidades fueron hallados 10 muertos.En el primer caso, 11 sujetos, entre los que se encuentra el periodista David García Monroy, fueron ejecutados por varios sujetos encapuchados que irrumpieron en el bar Río Rosas, ubicado en la ciudad de Chihuahua.
El comando abrió fuego contra la gente que se encontraba en la barra del lugar, donde además, resultaron heridas siete personas, informó el vocero de la procuraduría estatal, Eduardo Esparza.
Tras los hechos, las autoridades federales y militares que participan con las policías locales en la Operación Conjunta Chihuahua, condenaron el crimen y ofrecieron una recompensa de 500 mil pesos para dar con los autores de esta masacre.Asimismo, las autoridades policiacas vincularon con estos hechos un enfrentamiento que sostuvieron durante la madrugada elementos de la Policía Federal y un grupo de sicarios en un tramo de la carretera que conduce de Chihuahua a Ciudad Juárez, donde perdieron la vida dos agentes federales y dos agresores.
La Policía Federal aseguró cinco vehículos, dos armas largas (AK-47 y AR-15), dos cargadores con 50 cartuchos, una caja con otros mil calibre .223, dos chalecos antibalas, varios uniformes camuflados, dos cascos y un pasamontañas.
Se informó que cuentan con evidencias para relacionar a los dos sicarios muertos con el múltiple homicidio que se perpetró en el bar.
En otros hechos, fue ejecutado el coordinador del servicio de emergencia de la policía de Ciudad Juárez, Juan Manuel García Arreola, y en siete casos por separado, fueron asesinados 10 sujetos.En Guerrero, Miguel Ángel Villagómez Valle, director y editor del periódico La Noticia, del puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, fue levantado y posteriormente su cuerpo encontrado en el municipio de La Unión, en Guerrero. Se presume que la víctima era esperada por varios sujetos armados afuera del edificio del diario, privado de su libertad y asesinado durante la madrugada.
El cuerpo presentaba seis impactos de bala en la espalda y un tiro en la cabeza.Además, cerca de la caseta de Metlapil, de la carretera que conduce a Punta Diamante, en Acapulco, fue ejecutado otro sujeto.
En Mazatlán, Sinaloa, dos personas fueron ejecutadas a la orilla de la Carretera El Habal-La Noria. Lo cuerpos tenían una bolsa de plástico en la cabeza y tenían más de 30 disparos.Asimismo, en Culiacán, con la cabeza destrozada a balazos y envuelto en una cobija fue encontrado un sujeto y un estudiante fue asesinado cerca de su casa.En Tijuana, Baja California, en casos separados, cuatro personas fueron asesinadas, dos de ellas descuartizadas y halladas en un tambo.
Finalmente, un delincuente muerto y un transeúnte lesionado dejó como saldo un enfrentamiento a balazos entre un ex presidiario y elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, en el barrio de Tepito, en la colonia Morelos.
Liberan a plagiado; 5 detenidosUn enfrentamiento entre presuntos zetas y policías de Oaxaca, dejó un saldo de dos delincuentes muertos y dos policías heridos. Tras la balacera fueron capturados cinco secuestradores y fue liberado un empresario plagiado hace una semana.De acuerdo con el comisionado único de la policía, Alberto Quezada, una llamada anónima alertó de la presencia de la banda cerca de la periferia de la capital.
Mala herenciaTras agradecer la presencia de su antecesor, Héctor Murguía, durante su primer Informe de Gobierno, el alcalde de Ciudad Juárez, Chihuahua, José Reyes Ferriz, le espetó que al tomar las riendas heredó una policía al servicio del crimen organizado.Durante su discurso, dijo que ante esa situación “estamos en proceso de depuración total: alrededor de 400 policías reprobaron las pruebas de confianza y muy pronto serán dados de baja”. Sin embargo, este anuncio lo hizo hace un mes y medio.
Juan José García, Francisco García, Zacarías Cervantes, Iván Pedraza, Adriana Carlos, Rubén Mosso y Óscar RodríguezChihuahua, Michoacán, Guerrero, Sinaloa, Baja California, México y Oaxaca.
México/Redacción

Naciones actúan para evitar mayores daños

Esto ya es un 'crash'/ Editorial El País, 11/10/2008;
El pánico en las Bolsas mundiales reclama una acción drástica del G-7 para afrontar la depresión
Los mercados vivieron ayer un crash bursátil de considerable magnitud, más dañino si cabe después de una semana de descensos en picado. El Ibex 35 se hundió más del 9%, la mayor caída de su historia; Londres y Francfort perdieron en torno al 8% y Tokio se desplomó el 9,6%. El pánico mundial, muy intenso en las plazas asiáticas, obedece a varias razones de fondo. Una de ellas es que los inversores no se creen los planes de rescate financiero, ni las reducciones concertadas de tipos de interés, ni las desesperadas inyecciones de liquidez en el sistema. Consideran que han llegado tarde y que no evitarán algunas quiebras financieras latentes. Los inversores sólo confían hoy en intervenciones públicas directas en los bancos privados y en el control, lejano o próximo, de los poderes públicos. Por eso las medidas británicas son las que hasta el momento han sido mejor recibidas.
La comparecencia ayer de George Bush para insuflar confianza en los inversores es una buena muestra de la magnitud del desastre que está viviendo el sistema financiero mundial. El presidente estadounidense aseguró que "podemos resolver esta crisis y la resolveremos". Pero es más que dudoso que Wall Street haya creído sus palabras; de hecho, perdía más del 3% después del discurso. Resulta significativo que Bush incluyera en su mensaje una mención a que el Plan Paulson "permite al Gobierno adquirir participaciones en las entidades financieras". El secretario del Tesoro y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, saben bien que la entrada de dinero público en el capital de los bancos es una de las pocas recetas que pueden amortiguar el pánico actual.
Para variar, el Gobierno español ha intentado reaccionar con agilidad y ayer mismo aprobó la puesta en marcha, antes de que acabe el año, del anunciado fondo para cambiar activos por liquidez a través de un crédito extraordinario de 10.000 millones. La rapidez con que intervendrá el fondo -que no es garantía total de eficacia- se completa con otra decisión igualmente razonable: el Parlamento controlará cada cuatro meses el buen desarrollo de su operativa. Sin una gestión transparente de los fondos extraordinarios no se recuperará la confianza en las normas del mercado, dañada para mucho tiempo por las quiebras bancarias, la persistente incertidumbre sobre la extensión de la crisis y el estrangulamiento del crédito hasta límites agónicos.
Además, los inversores están descontando ya que la economía mundial se encamina hacia un periodo recesivo prolongado, similar al de la depresión que afloró en 1929 y que se prolongó durante casi diez años. La histeria de los mercados no se puede aplacar ya con la enunciación de medidas correctas pero insuficientes. Los inversores esperan, y con razón, que la reunión del G-7 que comienza hoy se aproveche para decidir quién va a tomar el mando en las operaciones anticrisis. El Grupo debería establecer al menos un protocolo de actuación conjunta entre los Gobiernos y los bancos centrales. Sólo la concertación de las autoridades monetarias no basta; es necesaria una coordinación política mundial para hacer frente a la amenaza de depresión.
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Portal de El Nuevo Heradl, Fri, Oct. 10, 2008;
Naciones actúan para evitar catástrofe mundial
JEANNINE AVERSA/Associated Press
WASHINGTON
El Gobierno va a pasar a ser uno de los propietarios de gran número de bancos norteamericanos, por primera vez desde la Gran Depresión, dijo el viernes el secretario del Tesoro Henry Paulson, anunciando el histórico paso después de que las bolsas de valores bajaran todavía más en todo el mundo pese a los esfuerzos por frenar la estampida de los inversores y la avalancha de las ventas.
EEUU y otras potencias industriales se comprometieron a tomar "medidas decisivas y usar todos los instrumentos disponibles'' para prevenir una catástrofe económica mundial.
"Ninguno de nosotros ha visto un período como éste anteriormente'', declaró Paulson en una rara conferencia de prensa el viernes por la noche. Dijo el que el programa gubernamental para comprar acciones en firmas financieras privadas de EEUU estará abierto a un amplio espectro de instituciones, incluyendo los bancos, en un esfuerzo por ayudarlos a recaudar fondos desesperadamente necesarios.
La administración recibió la autorización necesaria para tomar una acción tan directa gracias a la ley de rescate económico de $700,000 millones, que el Congreso aprobó y el Presidente firmó la semana pasada.
A principios del viernes, los precios de las acciones bajaron en Estados Unidos, Europa y Asia, aun cuando el presidente Bush trató de reasegurar a los norteamericanos y al mundo de que los gobiernos de EEUU y otros países estaban afrontando con energía lo que casi se ha convertido en un pánico.
Un síntoma de lo mala que está la situación: una caída de 128 puntos en el Promedio Industrial Dow Jones fue visto con alivio porque el índice había bajado mucho más en los días anteriores. La semana terminó con el peor momento en la historia del Dow, con un descenso de un increíble 40.3 por ciento desde su cierre récord del 9 de octubre del 2007.
Los inversores sufrieron una pérdida de papel de $2.4 billones en la semana, según cuantificada por el Dow Jones Wishhire 5000 Index. Desde el pasado año, las pérdidas han totalizado los $8.4 billones.
Ayer, todavía fue peor en Ultramar. El índice FTSE de Gran Bretaña terminó por debajo de los 4,000 por primera vez en cinco años; el DAX de Alemania cayó 7 por ciento y la CAC-40 de Francia terminó con una disminución de 7.7 por ciento. El índice Nikkei de Japón bajó 9.6 por ciento, llegando también a su punto más bajo en cinco años. Para la semana, el Nikkei perdió casi el 25 por ciento de su valor. El mercado de Rusia ni siquiera abrió.
Al final de las discusiones entre funcionarios de finanzas y el Grupo de los Siete grandes países industrializados, Paulson anunció el nuevo esfuerzo de la administración para apuntalar los bancos. El grupo apoyó el esquema de un amplio programa para combatir la peor crisis global de crédito en décadas. Esta semana, Gran Bretaña había decidido inyectar efectivo en sus bancos a cambio de una participación en los mismos, una parcial nacionalización.
Paulson dijo que el programa de EEUU estaría diseñado para complementar los esfuerzos de los propios bancos para recaudar capital fresco de fuentes privadas. Las compras de acciones del Gobierno serán de acciones sin voto, así que no tendrán poder para administrar las compañías.
La compra de participación en las compañías se produucirá además del principal énfasis del esfuerzo de rescate de $700,000 millones: comprar activos con problemas de instituciones financieras como una forma de descongelar el crédito congelado, haciendo que los bancos reasuman operaciones de préstamo más normales y evitando graves problemas para los empresarios y todos los ciudadanos por igual.
Sería la primera vez que el gobierno tome propiedad de acciones en los bancos de esta manera desde que un programa similar se utilizara durante la Depresión.
Paulson y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, se reunieron más tarde en el día con sus contrapartidas de los otros seis países en lo que proseguía el pánico en los mercados financieros.
En una declaración al final de la reunión, los funcionarios del G7 se comprometieron a proteger los grandes bancos y evitar su quiebra. También se comprometieron a trabajar para conseguir que el crédito vuelva a fluir libremente, apoyar los esfuerzos de los bancos por recaudar fondos de fuentes públicas y privadas, fortalecer el seguro de los depóitos y revivir el afectado mercado financiero de las hipotecas.
No ofrecieron detalles específicos más allá del marco de los cinco puntos.
Un poco antes, en la Casa Blanca, Bush había dicho: "La ansiedad puede alimentar la ansiedad, y eso puede hacer que sea difícil ver todo lo que se está haciendo para resolver el problema''.
Bush dejó claro que Estados Unidos tendría que trabajar con los demás países para combatir la peor crisis financiera que haya estremecido la economía mundial en más de cincuenta años.
El temor se ha apoderado de los inversores en todo el mundo aun cuando Estados Unidos y otros países están tomando una serie de radicales medidas, incluyendo coordinadas rebajas en las tasas de interés por la Reserva Federal y otros grandes bancos centrales, una medida sin precedentes.
Además de EEUU, los otros miembros de la reunión del G7 en Washington, inclyeron a Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia y Canadá. Funcionarios financieros también programaron reunirse hoy con Bush en la Casa Blanca.
"La espiral descendente está cogiendo velocidad'', dijo Peer Steinbrueck, ministro de Finanzas de Alemania, que quiería ver una respuesta coordinada del G7.
Un grupo mayor de naciones --los llamados G20-- se reunirán con Paulson hoy por la mañana. En las reuniones de fin de semana del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en Washington las discusiones estarán centradas por encontrar la forma en que los funcionarios financieros y los presidentes de los bancos centrales pueden contener la extensión de la crisis financiera.
Los británicos, que recientemente anunciaron un plan para garantizar miles de millones de dólares de deudas de los grandes bancos, han estado impulsado la idea en el resto de los miembros del G7.
La esencia de todas estas ideas --así como de las audaces medidas anunciadas previamente-- es conseguir que el crédito vuelva a fluir libremente.
En Estados Unidos, bancos y firmas inversoras en dificultades están tomando préstamos de emergencia de la Reserva Federal porque no pueden conseguir dinero en ninguna otra parte. Nerviosos inversores está moviendo su dinero hacia valores más seguros del Tesoro. Las instituciones financieras están almacenando todo el efectivo que tienen más bien que prestarlo entre si o a los clientes.
El cierre de los préstamos le está haciendo más difícil y más costoso a los negocios y a los ciudadanos corrientes tomar dinero prestado, lo que amenaza con empujar a los Estados Unidos y al mundo a una profunda recesión.
El Fed ha estado recurriendo a su autoridad de la época de Depresión para ser un prestamista de última instancia, no sólo de las instituciones financieras sino también de otros tipos de compañías.
Los redactores de la Prensa Asociada Harry Dunphy, Desmond Butler, Martin Crutsinger y Deb Reichmann contribuyeron a este reportaje.

Turquía en Francfort


La cultura de Turquía se abre al mundo/JUAN CARLOS SANZ
Publicado en Babelia de El País, (www.elpais.com), 11/10/2008
Dos turcos bien distintos, el escritor laico Orhan Pamuk y el presidente islamista Abdulá Gül,
van a oficiar este martes la puesta de largo de las letras de su país en la Feria del Libro de Francfort. La cultura de Turquía acude este año como invitada de honor con la voluntad de abrirse al mundo. El primero estuvo a punto de ir a la cárcel en 2005 por "ofender la identidad nacional" con sus declaraciones sobre el conflicto kurdo y el genocidio armenio. El segundo se libró el pasado mes de agosto por un solo voto del Tribunal Constitucional de ser apartado de la política, acusado de "atentar contra los principios laicos del Estado". Traducido a más de 30 lenguas, el novelista Pamuk es el primer premio Nobel de Literatura de la historia turca. Gül, cofundador del islamismo político moderado en Ankara, fue artífice como ministro de Asuntos Exteriores del acercamiento sin precedentes del antiguo Imperio Otomano a la Unión Europea.
Los más de 350 autores y 100 editores turcos presentes en Francfort -la feria se inaugura el martes 14 y se desarrolla entre los días 15 y 19- llevarán también consigo todas las contradicciones de la Turquía moderna, una nación con siete siglos de historia que aún no ha cumplido los cien años y que no deja de crecer en población y empuje económico. Turquía se presenta con "todos los colores" -turco, pero también árabe, kurdo, griego, armenio o judío sefardí- de su compleja identidad, como acertadamente reza el lema de su delegación en la gran feria cultural alemana.
Hace ya tiempo que a los intelectuales turcos el traje de su país les viene estrecho. Los tabúes se rompen por todas las costuras. Nadie calla. Varios escritores han declinado la invitación de su Ministerio de Cultura para viajar a Francfort. La polémica sustitución a última hora de la interpretación en la ceremonia inaugural de la feria de la pieza musical Oratorio a Nazim Hikmet -el poeta comunista represaliado por el régimen kemalista durante la guerra fría- por el Oratorio a Yunus Emre -cuyos refinados versos medievales dieron origen al Diván, la edad de oro de la poesía en Anatolia- suscitó el rechazo de autores como la novelista Leyla Erbil (Estambul, 1931), una de las principales figuras innovadoras de la narrativa turca.
"No comparto la opinión de los escritores contestatarios. Yo voy a ir a Francfort. No represento al Gobierno de Ankara, sino a la literatura turca", asegura Nedim Gürsel (Gaziantep, 1951), quien tuvo que exiliarse en París tras el golpe de Estado militar de 1980. Hoy da clases en la Universidad de la Sorbona y es uno de los novelistas turcos con mayor difusión internacional. "La obra de los escritores turcos es muy poco conocida, por eso creo que la Feria de Francfort, donde se negocian los derechos de autor, representa una gran ocasión para que alcance la difusión que merece", precisa el autor de Los turbantes de Venecia, publicada en España por Alianza. Gürsel confía además en el futuro de la narrativa nacional: "En los escaparates de las librerías de Estambul destacan las obras de las mujeres, algo insólito en un país musulmán". Autoras como Elif Shafak (Estrasburgo, 1971), Perihen Magdem (Estambul, 1960) o la propia Leyla Erbil están entre las favoritas del público turco.
En el largo viaje hacia Occidente que emprendieron desde las estepas del centro de Asia, los turcos asimilaron durante siglos las culturas árabe y persa, y las de otros muchos pueblos mediterráneos, de Oriente Próximo o de los Balcanes. Pero en apenas unas décadas, han experimentado la transformación del Estado autoritario fundado por Mustafá Kemal, Atatürk, tras el colapso del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial, que impuso por decreto el alfabeto latino, en un país con ansias de modernización que negocia entre sobresaltos su adhesión a la Unión Europea. Una era de cambios que lleva de la endémica carestía de papel que estrangulaba en el pasado la edición de libros a las 6.000 librerías y 1.700 editoriales que hoy mueven 600 millones de euros al año.
Francfort recibe la cultura de Turquía como si ésta estuviera en su propia casa. Más de 2,5 millones de turcos viven en Alemania, donde no se discute la identidad germano-turca de numerosos escritores, cineastas e incluso políticos. La editora Müge Sökmen copreside el comité organizador turco en la feria. "El Gobierno se ha limitado a financiar el proyecto; las asociaciones de editores y escritores han seleccionado libremente a los participantes. Lo importante es que Turquía se presenta por primera vez con todo su colorido de identidades culturales", advierte Sökmen, antigua presidenta del comité de escritores turcos encarcelados. Aunque hoy en día no hay intelectuales en prisión por delitos de opinión, la justicia turca no ha dejado de incoar en los tres últimos años más de 200 casos relacionados con la libertad de expresión.
"En Occidente muchos siguen viendo Turquía y sus conflictos en blanco y negro. Pero tiene voces muy diferentes. En Francfort no queremos hacer una presentación diplomática o turística, sino mostrar nuestra cultura al mundo en toda su amplitud. La literatura turca no es sólo Pamuk. Los jóvenes autores, los futuros Pamuk van a ser el núcleo de nuestra representación", anticipa esta responsable de la feria.
¿Pero qué literatura turca se presenta en Francfort? Rafael Carpintero, profesor de la Universidad de Estambul y traductor de Orhan Pamuk, la define como una gran desconocida que no tiene quien la traduzca. "Hay una clara falta de referencias para saber qué es clásico y qué es valioso entre lo contemporáneo", sostiene. "Aparte de la llamada trilogía -los clásicos Nazim Hikmet y Yasar Kemal, tildados de escritores políticos, y el Nobel Pamuk-, sólo existe el vacío, ni siquiera hay traducciones al español de obras clásicas".
Para Carpintero, la literatura turca tiende a tener más eco en el mundo en función de los problemas de los escritores con la justicia. "Muchos autores bromean diciendo: 'No eres un gran escritor turco hasta que no has pasado por la cárcel'. Sin embargo, sus obras no tienen mucho que ver con esa imagen pintoresca de las mil y una noches que nos hacemos en Europa. Cuando las conocemos, nos resultan muy cercanas".
Ahmet Ümit (Gaziantep, 1960), uno de los escritores jóvenes más populares en su país, donde sus novelas son llevadas al cine o la televisión, ya ha dado ese salto. Su best seller Patasana acaba de ser editado en España por Umbriel bajo el título de La tumba negra, una trama de intriga histórica y contemporánea en la que la violencia islamista y el conflicto kurdo se entremezclan con el papel dominante del Ejército en la sociedad. "Muchos autores jóvenes recurrimos a la intriga histórica", revela Ümit, "para hacer que caigan las máscaras de la realidad en Turquía". -

La memoria de Pamuk por Orhan

La memoria de Pamuk/por Orhan Pamuk
Publicado en Babelia de El País, (www.elpais.com), 11/10/2008;
El núcleo de mi biblioteca lo forma la de mi padre. A los diecisiete o dieciocho años, cuando empecé a pasar la mayor parte de mi tiempo leyendo a solas, atacaba los libros del salón de mi padre tanto como las librerías de Estambul. Fue entonces cuando comencé a, si leía algo que me gustaba, llevármelo de la biblioteca de mi padre a la de mi cuarto y a colocarlo entre mis propios libros. Mi padre, feliz de que su hijo leyera, se alegraba de que añadiese a mi biblioteca algunos de sus libros y cuando veía en mis estantes alguno de sus antiguos volúmenes bromeaba conmigo diciendo: "Vaya, también este libro ha sido elevado a una alta categoría".
En 1970, a los dieciocho años y como todo turco aficionado a los libros, empecé a escribir poesía. Por un lado estudiaba arquitectura y notaba que iba perdiendo el placer que me proporcionaba la pintura, y por otro, a escondidas y fumando hasta altas horas de la noche, escribía poemas. Fue en esa época cuando me leí todos los libros de poesía turca de la biblioteca de mi padre, que en su juventud también quiso ser poeta.
Me gustaban los libros delgaditos y de tapas pálidas de los poetas que pasarían a la historia de la poesía turca con el nombre de Primeros Nuevos (de los años cuarenta y cincuenta) y Segundos Nuevos (de los sesenta y setenta) y al leerlos me gustaba estar escribiendo poesía como ellos. Parte de los Primeros Nuevos, que trajeron a la poesía turca la lengua del ciudadano de a pie y su sentido del humor e ignoraron el discurso formal de la lengua oficial de un mundo represivo y autoritario, por ejemplo, Orhan Veli, Melih Cevdet u Oktay Rifat, eran también conocidos, así como los primeros libros que publicaron, como el grupo de los "Raros". Mi padre a veces sacaba de su biblioteca las primeras ediciones de aquellos poetas y nos leía en voz alta y con un estilo que nos hacía sentir que la literatura era uno de los aspectos más maravillosos de la vida un par de poemas divertidos y bromistas que nos gustaban y nos divertían.
En cuanto a la poesía de los Segundos Nuevos, una continuación de aquella corriente renovadora, me emocionaba el hecho de que de ella surgiera una voz descriptiva y narrativa que alcanzaba una confusión a veces dadaísta o surrealista y a veces ornamental. Al leer a esos poetas, extrañamente en ocasiones tan incomprensibles y difíciles como emocionantes y ahora todos fallecidos (Cemal Süreya, Turgut Uyar, Ilhan Berk), me sentía como esos inocentes que al mirar un cuadro "abstracto" creen que también ellos podrían hacerlo. Como el pintor que al contemplar un buen cuadro, o un cuadro que cree haber entendido cómo se ha hecho, corre a su estudio con el deseo de pintar, me entraban ganas de escribir poesía y me sentaba a la mesa a hacerlo.
Como, exceptuando a estos autores, la poesía turca está muy alejada de la lengua cotidiana y es muy artificial, me interesaba más que como poesía, aparte de algunos poemas y versos excepcionales y sumamente hermosos, como cuestión intelectual. ¿Qué protegería el poeta local de esa tradición que iba desapareciendo bajo el aplastante peso de la occidentalización, la modernidad y Europa, y cómo lo haría? ¿Cómo se podían adaptar a los juegos literarios y a una poesía moderna las bellezas de la poesía del Diván, que las elites otomanas habían creado bajo la influencia persa y que las nuevas generaciones sólo podían entender gracias a diccionarios y guías? Estas preguntas, expresadas de una forma muy general con la locución "aprovecharse de la tradición", durante mucho tiempo ocuparon la mente tanto de los autores de mi generación como la de los de la previa. Los problemas literarios y filosóficos podían discutirse con más facilidad a través de la poesía gracias a la fuerza de la poesía otomana, fuera de la influencia occidental, y a su tradición centenaria. El hecho de que no existiera una tradición prosística y novelística daba lugar a que nosotros, los narradores, preocupados por el localismo literario y formal, volviéramos los ojos a la poesía. A principios de los setenta, cuando decidí ser novelista después de que mi entusiasmo por la poesía se inflamara y se extinguiera sin que pasara mucho, en Turquía se consideraba a la poesía como la verdadera literatura y a la novela como algo más bajo y popular. No sería incorrecto afirmar que en los últimos treinta y cinco años la novela se ha convertido en algo más importante mientras que la poesía ha perdido su importancia. Durante este tiempo tanto los lectores de literatura como la industria del libro han crecido y se han enriquecido a una velocidad sorprendente.
Cuando yo decidí ser escritor el punto de vista dominante, tanto en la poesía como en la novela, no era sólo el que un individuo solitario expresara con palabras su propio ser, su alma y sus singularidades, sino que también se valoraba que el escritor, actuando en equipo con un grupo, una colectividad o con sus compañeros, contribuyera en algo a una utopía, a un sueño (modernismo, socialismo, islamismo, nacionalismo o republicanismo laico). Por esa razón, para los autores nunca fue una cuestión literaria el impulso de aprovecharse de la Historia y la tradición para encontrar la forma literaria que más les sirviera para expresar su voz, sino que, en su lugar, se transformó en parte del sueño de construir la sociedad, la nación, feliz y armoniosa del futuro codo a codo con el Estado. A veces pienso que en el último siglo la literatura modernista y optimista, sea tanto republicanista, ilustrada y laica como socialista igualitaria, ha perdido de vista el espíritu de lo que ocurría en las calles de Estambul y en sus propias casas por tener la mirada demasiado puesta en el futuro. Me da la impresión de que los autores que lamentan la pérdida de la cultura del pasado, como Tanpinar o Abdülhak Sinasi Hisar, y los que aman sin prejuicios la poesía y la vitalidad de las calles de Estambul, como Ahmet Rasim, Sait Faik o Aziz Nesin, explican mejor la vida que vivimos que aquellos que se preocupan apasionadamente por cómo Turquía puede alcanzar un futuro brillante.
Después de que comenzaran los movimientos de occidentalización y modernización, el problema fundamental de todas las literaturas no occidentales, no sólo la turca, ha sido la dificultad de abarcar al mismo tiempo los sueños de futuro con los colores del presente, el sueño de un país y un ser humano modernos con el placer de vivir en el mundo tradicional existente. El que los escritores que imaginan un futuro radical muchas veces hayan intervenido en disputas políticas y luchas por el poder y hayan dado con sus huesos en la cárcel ha endurecido y hecho más amargas sus voces y sus observaciones.
En la biblioteca de mi padre también estaban los primeros libros de Nazim Hikmet, publicados en los años treinta, antes de que ingresara en la cárcel. Me impresionaban tanto como el tono airado y positivo de quien cree en un futuro esperanzador y feliz y las innovaciones formales tomadas de los futuristas rusos, los padecimientos sufridos por el poeta, sus días en la cárcel, la vida en presidio tal y como la describían en sus cartas y memorias narradores realistas como Orhan Kemal y Kemal Tahir, que compartieron cárcel con él. De memorias de intelectuales y periodistas turcos que sufrieron prisión y de novelas y cuentos que transcurren en la cárcel podría formarse una biblioteca entera. En cierta época leí tanta literatura carcelaria que aprendí tanto como un preso cualquiera de la vida cotidiana en los pabellones, de esa jerga presidiaria que tanto me gustaba y de las leyes de matones y chulos. Por aquellos años la literatura me parecía una vida en la que la policía te esperaba continuamente a la puerta, la secreta te seguía por las calles, te pinchaban los teléfonos, no podías conseguir un pasaporte y desde prisión escribías emotivas cartas y poemas a tu amada. Nunca aspiré a esa vida de la que supe por los libros, pero la encontraba romántica. Treinta años más tarde, cuando viví hasta cierto punto preocupaciones parecidas, me consolaba pensando que mi situación era mucho más llevadera que la descrita en los libros de aquellos autores que había leído en mi juventud con un horror comprensible y un extraño romanticismo.
Por desgracia he perdido muy poco del punto de vista ilustrado y utilitario según el cual los libros son algo que nos prepara para la vida. Puede que sea porque la vida del escritor en Turquía siempre lo confirma. Sobre todo porque en Turquía nunca, pero especialmente en aquellos tiempos, han existido grandes bibliotecas donde uno pudiera encontrar con facilidad el libro que quería. Tras la fantasía de la biblioteca borgiana en la que cada libro gana una misteriosa cualidad y, como consecuencia, la propia biblioteca se reviste de una poesía ajustada a la confusión del mundo y de una aureola metafísica de infinitud, están esas grandes bibliotecas que contienen innumerables libros, tantos como para que sea imposible leerlos todos. Borges era director de una biblioteca así en Buenos Aires. Pero en mi juventud no había ni en Estambul ni en toda Turquía ni una sola de esas bibliotecas abierta para el aficionado a los libros. En cuanto a libros en lenguas extranjeras, no los había en ninguna. Si quería aprender de todo, convertirme en alguien ilustrado y profundo y librarme de los límites asfixiantes que guardaban las prohibiciones, el título de literato y las amistades y grupos de la literatura nacional, debía formarme mi propia gran biblioteca.
Entre 1970 y 1990, después de escribir, mi principal ocupación consistió en comprar libros para formarme una biblioteca que contuviera todos los libros importantes y útiles dignos de interés. Mi padre me daba una buena cantidad de dinero para gastos. A partir de los dieciocho años convertí en costumbre el ir una vez por semana al mercado de libros de Beyazit. Me pasaba horas, días, en aquellas tiendas calentadas a duras penas por pequeñas estufas eléctricas, rebosantes de pilas de libros sin clasificar y en las que todo el mundo, desde el dependiente y el dueño hasta el visitante ocasional o el aficionado buscador de libros, tenía aspecto de ser muy pobre. Entraba en una tienda que vendía libros de segunda mano; inspeccionaba uno por uno todos los estantes y todos los libros; escogía uno de historia sobre las relaciones otomano-suecas en el siglo XVIII, o las memorias del director médico del Hospital Psiquiátrico de Bakirköy, o las notas de un periodista testigo de un golpe de Estado frustrado, o una monografía sobre los edificios otomanos en Macedonia, o una antología en turco de las memorias del viaje de un alemán que había venido a Estambul en el siglo XVII, o las reflexiones de un catedrático de la facultad de medicina de Çapa sobre la neurosis maniaco-depresiva y la predisposición a la esquizofrenia, o el diván de un olvidado poeta otomano comentado y traducido al turco de nuestros días, o un libro de propaganda ilustrado con fotografías en blanco y negro sobre las carreteras, edificios y parques construidos por la diputación de Estambul en los años cuarenta; regateaba con el dependiente y me lo compraba. Al principio reunía todos los clásicos de las literaturas universal y turca -aunque para la literatura turca sería más apropiado decir "libros importantes"-. Los otros, pensaba que ya los leería algún día, como los clásicos. Pero incluso mi madre, preocupada por lo mucho que leía, se daba cuenta de que compraba más libros de los que podía leer. "Por lo menos no compres más sin haberte acabado los que has comprado ahora", decía bastante harta.
No compraba los libros como un coleccionista, sino como alguien inquieto que quisiera comprender lo antes posible, leyéndolo todo, el sentido del mundo y por qué Turquía era tan pobre y problemática. Con poco más de veinte años era incapaz de dar una respuesta satisfactoria a los amigos que venían a la casa en que vivía con mis padres y me preguntaban para qué compraba aquellos libros que iban llenando a toda velocidad cada uno de los cuartos. El motivo de la casa en los cuentos populares de Gümüshane; la trastienda de la rebelión de Ethem el circasiano contra Atatürk; un listado de asesinatos políticos en la época constitucional; la historia de la cacatúa de Abdülhamit, comprada por el embajador en Londres por encargo del sultán y enviada desde Inglaterra a Turquía; ejemplos de cartas de amor para tímidos; la historia de la introducción de las tejas de Marsella en Turquía; las memorias políticas del médico que fundó el primer hospital para tuberculosos; una Historia del Arte Occidental de ciento cincuenta páginas escrita en los años treinta; los apuntes de clase del comisario que enseñaba a los estudiantes de la escuela de policía las maneras de combatir a los pequeños delincuentes callejeros como carteristas, timadores y descuideros; los seis tomos de memorias de un antiguo presidente de la república, llenos de documentos; la influencia en la pequeña empresa moderna de la ética de los gremios otomanos; la historia, los secretos y la genealogía de los jeques de la cofradía de los cerrahi; las memorias del París de los años treinta de un pintor olvidado por todos; las intrigas de los comerciantes para elevar el precio de las avellanas; las quinientas páginas de duras críticas de un movimiento marxista turco prosoviético a otro movimiento prochino y proalbanés; el cambio de la ciudad de Eregli tras la apertura de las fábricas de hierro y acero; el libro para niños titulado Cien turcos famosos, la historia del incendio de Aksaray; una selección de columnas de entreguerras de un periodista totalmente olvidado hacía treinta años; la historia bimilenaria comprimida en doscientas páginas de una pequeña ciudad de la Anatolia Central que no era capaz de localizar en el mapa de un primer vistazo; la afirmación de un maestro jubilado que pretendía, a pesar de no saber inglés, haber resuelto el misterio de quién era el asesino de Kennedy sólo leyendo la prensa turca; ¿de verdad me interesaba tanto todo aquello como para leérmelo de principio a fin? En años posteriores volvería a encontrarme con esa pregunta: siempre me tomaba en serio interpelaciones del tipo: "Orhan Bey, ¿se ha leído todos los libros de su biblioteca?". "Sí", contestaba. "Y, si no me los he leído todos, puede que algún día me sirvan de algo".
Como puede comprenderse por esa respuesta que daba con tanta seriedad, en mi juventud mi relación con los libros se limitaba al optimista punto de vista del positivista irredento que cree que podrá dominar el mundo gracias a sus conocimientos. Puede que algún día usara aquella información en una novela. En mí había algo de la resolución del personaje autodidacta de La náusea de Jean-Paul Sartre, que se lee todos los libros de la biblioteca de una ciudad de la A a la Z, y de Peter Klein, el personaje de Auto de fe de Elias Canetti que se enorgullece de sus libros como un militar de sus ejércitos y que recibe su fuerza de ellos. La idea de la biblioteca de Borges para mí no era una fantasía metafísica que aludía a la infinitud del mundo, sino la mismísima biblioteca que me estaba formando en mi casa de Estambul libro a libro.
Encargué al instante un libro sobre fundamentos legales de la economía agraria del Imperio Otomano en los siglos XV y XVI. Gracias a él supe, leyendo los impuestos que se aplicaban a las pieles de tigre, que por aquel entonces había tigres en Anatolia. Gracias a los pesados volúmenes de su correspondencia desde el exilio supe que el poeta decimonónico Namik Kemal, combativo, patriota, romántico y educador (¡el Victor Hugo turco!), protagonista imprescindible de los manuales escolares y de los chistes verdes de estudiantes, era un malhablado con la boca podrida. Compraba en cuanto lo veía las divertidas memorias políticas de un ex diputado que había sufrido prisión, el recuento de los casos más curiosos de incendios y accidentes de tráfico que se había encontrado a lo largo de su vida laboral un asegurador, los recuerdos de una diplomática bastante pija que había sido compañera mía de clase. Me daba cuenta de que al ocuparme sólo de los libros me perdía la otra parte de la vida y en venganza de la vida que se me escapaba compraba más libros. Ahora, muchos años después, comprendo que pasé horas muy felices en las frías librerías haciendo amistad con el dependiente que me ofrecía un té y hurgando en el fondo de pilas de libros viejos.
Después de pasarme unos diez años escarbando en las librerías de viejo y en el mercado de libros, a finales de los setenta concluí que por mis manos debían de haber pasado todos los libros escritos en alfabeto latino desde principios de la República. A veces calculaba que desde 1928, año en que toda la nación pasó del alifato árabe al alfabeto latino por deseo de Atatürk, debían de haberse publicado, como mucho, cincuenta mil libros. En 2008 aquella cifra apenas había superado los cien mil. El plan secreto que se escondía tras mi ansia por comprar libros quizá fuera el de reunirlos todos en mi casa... Pero la mayoría los compraba por el impulso del momento. En mi manera de comprar los libros uno a uno había algo que se parecía a construir una casa piedra a piedra.
A principios de los ochenta podía ver a otros como yo no sólo en los libreros de viejo sino también en las principales librerías de la ciudad. Hablo de los que se pasaban cada tarde por la librería a las cinco o las seis de la tarde, le preguntaban al dependiente: "¿Qué hay de nuevo hoy?" y examinaban una a una las novedades que habían llegado ese día. Hoy, en el año 2008, la cifra se ha multiplicado por tres, pero en los ochenta se publicaban en Turquía unos tres mil libros anuales de media. Cerca de la mitad de estos libros, de los que vi una gran mayoría, eran traducciones. Como no se importaban demasiados libros de fuera intentaba enterarme de lo que ocurría en la literatura mundial a través de esas traducciones, en general descuidadas y hechas a toda prisa.
En los setenta las estrellas de las librerías eran los grandes volúmenes históricos que investigaban las raíces del "atraso" de Turquía, de su pobreza y de sus crisis políticas y sociales. Aquellas pretenciosas historias modernas, escritas con un lenguaje airado, al contrario que las antiguas historias otomanas, de las cuales cada día se editaba alguna nueva en alfabeto moderno -me las compraba todas-, no nos acusaban demasiado por los desastres que se nos habían caído encima, sino que atribuían nuestra pobreza, nuestra falta de formación y nuestro "atraso" o a fuerzas extranjeras o, ya entre nosotros, a un puñado de retorcidos villanos y, quizá por eso, se leían y gustaban mucho. También compraba sin dejar que se me escaparan los libros de historia, las memorias o las novelas que demostraban que "detrás" de tantos golpes militares de la historia reciente, de los movimientos políticos, de las derrotas militares de los años del desplome del Imperio Otomano y de los interminables crímenes políticos, había un "misterio", una conspiración maligna, un juego de las potencias internacionales. Historias de la ciudad escritas por maestros jubilados y publicadas por los propios autores o por los ayuntamientos; memorias de idealistas médicos, ingenieros, funcionarios de Hacienda, diplomáticos o políticos; biografías de estrellas cinematográficas; libros sobre las cofradías religiosas y sus jeques; volúmenes que revelaban la cara oculta de los masones y sus nombres; compraba todos aquellos libros que contenían algo de humor, algo de la vida, algo de la realidad o, al menos, algo de Turquía.
De niño leí con mucho agrado libros sobre Atatürk escritos por sus compañeros o por miembros de su círculo más íntimo. Al contrario que aquellos libros escritos por gente que conoció a Atatürk y lo apreciaban de veras, la imagen de Atatürk fue convertida por las generaciones posteriores en la de un superhombre autoritario a causa de las prohibiciones que nos impedían ver sus facetas más humanas y escribir sobre ellas, y la mayor parte de las veces su respetable nombre ha sido mal usado para legitimar la opresión política y las prohibiciones. A causa de las prohibiciones existentes hoy en día en Turquía, es imposible hablar de Atatürk en una novela como de una persona normal o escribir una biografía convincente sin acabar en los tribunales. No obstante, cada año se escriben cientos de libros sobre él. Quizá porque, como ocurre con los libros sobre el islam, las prohibiciones han simplificado una materia difícil y compleja que ahora les resulta muy cómoda a los autores.
A mediados de los setenta, cuando dejé de lado mi sueño de ser pintor y arquitecto, en Turquía se publicaban unas cuarenta o cincuenta novelas al año. Las examinaba todas, me compraba la mayoría por si me servían de algo algún día y las hojeaba, más que por sus valores literarios, por los detalles de la vida en el campo, los paisajes de la vida en provincias y los fragmentos de vida en Estambul y en Turquía entera que contenían. El famoso crítico de los cincuenta Nurullah Ataç, que por un lado defendía en voz alta que debíamos imitar la civilización occidental en todo -especialmente la cultura francesa- y que por otro no podía evitar burlarse de las tonterías que hacían los escritores no demasiado ilustrados que imitaban a los franceses, escribió que en un país como el nuestro a veces era necesario comprar los libros que se publicaban aunque sólo fuera como apoyo al autor y al editor. Y yo seguía su consejo.
Hojeando y leyendo aquellos libros, por un lado sentía el placer de pertenecer a una cultura, a una historia, y por otro me ponía tan contento pensando en los que yo escribiría en el futuro. Pero a veces me dejaba arrastrar lentamente por una cierta tristeza, por un pesimismo peligroso. En un libro me distraían los frecuentes errores de imprenta y el descuido del autor y el editor; en otro lamentaba que un tema que podría haber sido tratado de una forma mucho más inteligente y rica, el autor lo había matado con su prisa, su ira y su ansiedad. En realidad también el tema lo encontraba un tanto tonto y patético... Asimismo me daba pena que tal libro estúpido y sin valor fuera tan apreciado y que nadie apreciara ese otro tan interesante y fascinante...
Todos aquellos sentimientos disparaban una preocupación mucho mayor y más profunda y en mi mente comenzaba a crecer y espesarse lentamente la nube de la destructora duda con la que han luchado a lo largo de sus vidas los intelectuales de los países no occidentales: ¿Qué importancia podía tener que supiera que en los siglos XV y XVI los tigres habían campado por sus respetos en Anatolia? ¿Qué sentido tenía saber la influencia de la literatura india en la poesía de Asaf Halet Çelebi, un poeta que ni siquiera el lector turco conocía bien? Tampoco me parecía tan importante saber que detrás de los saqueos de las casas y las tiendas de las minorías ortodoxa y judía y los asesinatos de sacerdotes de los días 6 y 7 de septiembre de 1955 en Estambul estaban tanto los servicios secretos turcos como los ingleses, que no querían que Chipre fuera completamente griego, ni leer lo que hablaron Atatürk y el Sha de Persia durante un paseo por el Bósforo. Notaba la inutilidad del esfuerzo de todos los que habían escrito monografías, novelas y libros de historia sobre aquellos temas. Como el historiador Faruk, uno de los protagonistas de mi segunda novela, La casa del silencio, que leía documentos centenarios en los archivos otomanos y que recordaba todos los hechos sin olvidar ni uno, pero que era incapaz de relacionarlos, yo también, en mis momentos más pesimistas, empezaba a preocuparme por la "importancia" de los detalles de toda una historia, una cultura y una lengua que había conseguido proteger en mi biblioteca. ¿Qué importancia tenía quién había provocado el gran incendio de Esmirna? Me daba la impresión de que las razones que se ocultaban tras el golpe del 27 de mayo o la fundación del Partido Democrático después de la Segunda Guerra Mundial sólo le interesaban a tres o cuatro tipos como yo. ¿Quizá porque la cultura turca estaba demasiado politizada? ¿O porque generalmente se expresaba a través de la política la vida del país? ¿O bien porque el estar lejos del centro y el sentimiento de provincianismo provocaban que para ti perdiera su valor tu propia biblioteca nacional?
La idea de que los hechos de los libros con los que tan a gusto llenaba los cuartos de mi casa no fueran tan importantes para otras naciones, para el resto del mundo, como me habría gustado, me ponía de mal humor con una cierta sensación de inutilidad. Pero a los veinte años, aunque de vez en cuando me molestara que mi universo se encontrara tan lejos del centro del mundo, esa sensación no me impedía amar mi biblioteca. A los treinta, cuando fui a los EE UU y me encontré con la riqueza de otras bibliotecas y otras culturas, me dio pena ver lo poco que se sabía en el mundo de la cultura turca y de su biblioteca. Al mismo tiempo, ese dolor era para mí una advertencia como novelista que me aconsejaba que diferenciara mejor entre los aspectos transitorios y los fundamentales de mi cultura y mi biblioteca y que observara más "profundamente" la vida y mis libros.
En La lentitud de Milan Kundera hay un personaje checo que en una reunión internacional empieza a hablar cada vez que puede diciendo "en mi país..." y que precisamente por eso resulta gracioso. Con toda la razón, los demás desprecian a dicho personaje porque es incapaz de pensar en nada que no sea su propio país y porque no sabe ver la relación que existe entre su propia humanidad y la Humanidad entera. Pero leyendo la novela yo no me identificaba con los que despreciaban al que decía "en mi país..." sino con ese personaje ridículo. No para ser como él, sino para no serlo. En los años ochenta comprendí que sólo podría -por decirlo en palabras de los personajes de El libro negro- "ser yo mismo" no despreciando la miseria de aquel a quien Naipaul llamaba "el hombre imitación" a causa de todo lo que hace por librarse del provincianismo y la opresión, sino identificándome con él y comprendiéndolo.
Como los turcos nunca hemos sido a lo largo de nuestra historia una colonia occidental, imitar a Occidente, como quería Atatürk, nunca ha sido algo humillante y agobiante, como sugieren Kundera, Naipaul o Edward Said, sino una parte importante de la identidad turca moderna. Lo que le demuestra al lector turco la simpática ridiculez de Efruz Bey, el más querido -o más odiado- de los personajes literarios turcos creados para criticar la pijería y el esnobismo del ansia por occidentalizarse, no es la riqueza imprescindible de la biblioteca turca, sino sólo que el cuentista nacionalista y polemista Ömer Seyfettin (1884-1920), que a veces llegaba a creer en el racismo de la sangre, veía el occidentalismo como un movimiento de una clase alta despegada del pueblo.
En estos asuntos me siento próximo a Dostoievski, que se enfurecía con los intelectuales rusos porque conocían mejor Europa que Rusia. Pero tampoco puedo darle toda la razón en esa furia que le llevó a odiar a Turguenev. Porque sé por mí mismo que detrás de que Dostoievski se dedicara con tanto entusiasmo a la defensa de la cultura rusa y del misticismo ortodoxo -¿lo llamamos la biblioteca rusa?- subyace una reacción sentimental a que los intelectuales rusos desconocieran toda aquella cultura, y no sólo los occidentales.
A lo largo de los treinta y cinco años que llevo escribiendo novelas he aprendido a no tirar en un rincón por ridículos ninguno de los libros de mi biblioteca turca, ni siquiera los más tontos, provincianos, fuera de lugar y de época, pasados de moda, absurdos, erróneos o raros. Pero el secreto de que me gusten no consiste en que los lea como a sus autores les habría gustado, sino en leer esos libros extraños, inconexos y en ocasiones extraordinariamente bellos, poniéndome en el lugar de sus autores. La vía para huir del provincianismo no está en huir del campo, sino en identificarse hasta el final con ese sentimiento. Así fue como aprendí a sumergirme en profundidad en mi biblioteca, cada vez más grande, y, al mismo tiempo, a mantener las distancias con ella. Fue así como comprendí a partir de los cuarenta años que la razón más poderosa para que me gustara mi biblioteca radicaba en que ni los occidentales ni los turcos la conocían.
Ahora me dicen: "Ha ganado usted el Nobel, este año es el año de Turquía en la Feria del Libro de Francfort, ¿podría presentarnos su biblioteca de libros turcos?". Estoy dispuesto a hacerlo, a conseguir que guste la biblioteca turca, pero me da miedo perderle el cariño que le tengo al hacerlo.

El Wencho

Wencho’ tenía un año en la mira
Nota Alejandro Jiménez El Universal (www.eluniversal.com.mx),
11 de octubre de 2008;
Wenceslao Álvarez Álvarez, alias El Wencho o El Wuenchis, recién detenido y presunto dueño del equipo de futbol Mapaches de Nueva Italia, de la Segunda División del futbol mexicano, estaba ubicado desde hace un año por los servicios de inteligencia del gobierno mexicano como el principal operador del cártel del Golfo en el municipio michoacano de Múgica.
De acuerdo con una radiografía de los cárteles de la droga que tienen su sede y disputan el estado de Michoacán, Álvarez aparece adscrito a una de las células de trasiego de droga y lavado de dinero en ese municipio, que hace un año servían al cártel del Golfo, encabezado a nivel nacional por el hermano de Osiel Cárdenas, Ezequiel, Tony Tormenta hoy aliado de los hermanos Beltrán Leyva.
Con los reacomodos internos dentro de ese cártel, producto de la detención, en enero de 2008, de Héctor Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo y de la cada vez más autónoma operación de su brazo armado, Los Zetas, los cabecillas del narcotráfico que operaban en Michoacán se fueron reubicando, de tal manera que El Wuenchis quedó dentro de una célula de Los Zetas adscrita a su vez a una de las cuatro escisiones que sufrió el cártel de La Familia conocida como de los “históricos”, llamada así porque tuvo su origen en el cártel del Golfo.
Esta facción es la misma a la que pertenecen los sicarios detenidos en Apatzingán, confesos de haber lanzado las granadas que mataron a ocho personas la noche de la ceremonia del Grito en la plaza Melchor Ocampo de Morelia, el pasado 15 de septiembre.
Se dedican a mover grandes cantidades de marihuana y precursores químicos para elaborar drogas sintéticas y disputan la plaza al cártel del Milenio y sobre todo al de Sinaloa, del Chapo Guzmán, que en la entidad incluso armaron un comando conocido como de Antizetas, lo que ha hecho que la disputa por la plaza sea cruenta.
El seguimiento oficial al Wencho y a los demás operadores del cártel del Golfo, municipio por municipio, no implicaba su detención inmediata, sino el seguimiento de sus movimientos delincuenciales y el entendimiento de su red de lavado de dinero, vía la adquisición de establecimientos comerciales con apariencia lícita y la compra venta de divisa extranjera.
Fue precisamente la adquisición del equipo de Mapaches de Nueva Italia, del municipio de Múgica, Michoacán, lo que confirmaría uno de los negocios para lavado de dinero por parte de La Familia, quien habría encargado su administración a El Wuenchis. El equipo acababa de ascender a Segundo División, proveniente de la Tercera, apenas en 2007.
Wenceslao Álvarez y seis personas más, continúan en las instalaciones de la SIEDO, rindiendo su declaración, bajo la averiguación previa AP/PGR/SIEDO/UEIDCS/338/2008.
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DISPOSICIÓN DEL AMPF WENCESLAO ÁLVAREZ,
Jueves, 09 de Octubre de 2008 Boletín 821/08
PRESUNTO INTEGRANTE DE LA ORGANIZACIÓN DELICTIVA “LA FAMILIA”
La Procuraduría General de la República informa que elementos de la Agencia Federal de Investigación adscritos a la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), cumplieron una orden de localización y presentación girada por el Fiscal de la Federación contra Wenceslao Álvarez (a) “El Wencho”, persona que se presume forma parte de la organización delictiva de “La Familia”, en el estado de Michoacán. El mandamiento ministerial fue cumplido el día de ayer en el sur de la Ciudad de México, siendo trasladado el detenido junto con otras seis personas a las instalaciones de la SIEDO, donde están rindiendo sus declaraciones, en la AP/PGR/SIEDO/UEIDCS/338/2008.