VIEJO SABIO E INOLVIDABLE/José Refugio Haro

Está en el féretro callado, pensativo, un poco avejentado quizá. Se ve rodeado de sus grandes amigos. En aquella pared se ve solo, inquisidor, a Jesús Reyes Heroles, su compañero de batallas políticas ; cerca de ahí, frente a frente, Adolfo López Mateos parece decirle ¡Atinaste, Nolasco, ya soy candidato a la Presidencia! y allá, en la pared del fondo, colgado de su respectivo clavo, un Francisco Labastida gobernador, sonriente, parece festejar otra de las ocurrencias geniales de Ernesto.
Desde su Parque Jurásico, Álvarez Nolasco, finalmente a sus 93 años y medio se toma el descanso eterno merecido después del largo trajinar por los campos de la política, de la cátedra, del periodismo, espacios donde ganó el reconocimiento general por una firmeza de principios que le llevó a ocupar altos cargos en el gobierno federal, siempre al lado del veracruzano Reyes Heroles.
Antes fue director de El Sol del Valle en Los Mochis a mediados del siglo pasado, y previamente había experimentado la cátedra en la escuela preparatoria de la Villa de Ahome, y la administración de empresas en la Oficina de Hacienda, también en Los Mochis, Sinaloa.