Asoma la narcopolítica
Jorge Carrasco Araizaga, reportero
Revista Proceso, edición #1744, 4 de abril de 2010
El Cisen ha dado seguimiento a las empresas del precandidato priista al gobierno de Sinaloa, Jesús Vizcarra Calderón, y lo vincula con algunos de los principales capos de la droga desde hace más de 20 años. Identificado con Enrique Peña Nieto y Elba Esther Gordillo, paradójicamente su carrera política ha sido cobijada por Vicente Fox y el exsecretario de Agricultura Javier Usabiaga. Ahora defiende la guerra de Felipe Calderón y avala la militarización del combate al crimen organizado, pero aclara que no mete las manos por nadie que no sea él mismo.
CULIACÁN, SIN.- Empresario antes que político, el precandidato del PRI al gobierno de Sinaloa, Jesús Vizcarra Calderón, está en la mira de los servicios de inteligencia del gobierno federal desde hace varios años. El motivo: los negocios que presuntamente ha realizado durante más de dos décadas con uno de los barones sinaloenses de la droga, Ismael El Mayo Zambada.
Alcalde de Culiacán con licencia, Chuy Vizcarra, como se le conoce en el estado, no sólo ha acumulado poder económico: en menos de una década ha dispuesto del suficiente capital político para ser diputado federal y presidente municipal. Hoy aspira a ocupar el palacio del gobierno de Sinaloa a partir de 2011.
Claro candidato de su socio, el gobernador Jesús Aguilar Padilla, Vizcarra cuenta también con el respaldo del gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto; la jefa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, y la clase empresarial del estado, en especial de miembros de las influyentes familias Coppel y Ley.
Relaciones comprometedoras
La publicación, en diciembre pasado, de una fotografía de los años ochenta en la que aparece en un oficio religioso junto a varios narcotraficantes, entre ellos su primo lejano José Inés Calderón Quintero y El Mayo Zambada, es apenas una muestra de la información que los servicios de inteligencia del gobierno federal han recolectado sobre el aspirante a gobernador en las elecciones del 4 de julio próximo.
Su origen y crecimiento como empresario está en el centro de las investigaciones. La historia que Chuy Vizcarra cuenta de sí mismo como comerciante desde niño en la escuela y en el mercado municipal Garmendia es muy distinta de lo que registra su ficha elaborada por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).
La fortuna de Vizcarra se originó y desarrolló en su empresa emblema, el Grupo Viz/Sukarne, dedicado a la producción, comercialización y exportación de carne, con ventas superiores a los 11 mil millones de pesos al 30 de septiembre de 2009, de acuerdo con su información corporativa.
Según la investigación federal, la compañía empezó a operar a mediados de los ochenta, aunque desde la década anterior Vizcarra se dedicaba a la compra y venta de ganado como una de sus primeras actividades para “blanquear los cuantiosos recursos” ilegales de Calderón Quintero, quien “entre 1976 y 1988 se convirtió en uno de los narcotraficantes más fuertes de Sinaloa y del país”.
Si de un lado tenía a Vizcarra para lavar dinero, dice el documento del Cisen, del otro Calderón Quintero formó a importantes operadores: apadrinó en el narcotráfico a El Mayo Zambada y operó con su sobrino, Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo (Don Neto), Baltasar Díaz Vega y Manuel Salcido Uzueta El Cochiloco. De todos ellos, el único activo es El Mayo, convertido en uno de los principales narcotraficantes del país.
El reporte establece vínculos familiares entre Calderón Quintero y Chuy Vizcarra: eran primos lejanos. El narcotraficante, abatido en 1988 por la entonces Policía Judicial Federal (PJF), era hijo de Inés Calderón Godoy, primo de la madre del candidato a gobernador, María del Rosario Calderón López.
Inés y María del Rosario Calderón nacieron en Tamazula, Durango, en el llamado Triángulo Dorado de la droga en México, formado entre Sinaloa, Durango y Chihuahua. Debido a su condición precaria, la madre del ahora candidato y su esposo, José Isabel Vizcarra Rodríguez, que tuvieron 10 hijos, emigraron a Culiacán. El padre se dedicó a vender gallinas hasta que entraron en contacto con Inés Calderón Godoy, quien se dedicaba al narcotráfico junto con su hijo José Inés.
Empleados de Calderón Quintero, los Vizcarra se iniciaron en la compra de ganado en distintas partes del estado para los ranchos El Ensueño y San Francisco, propiedad del narcotraficante. Más tarde, en 1984, crearon la empresa Alimentos Balanceados Inekal.
Ese mismo año, el negocio le fue decomisado a Calderón Quintero y utilizado como pensión de vehículos blindados bajo la custodia del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE).
Hace un año, en enero de 2009, un comando armado robó 10 de esas unidades en un hecho que removió la alegada relación del entonces presidente municipal con el narcotraficante y que se interpretó como el inicio de la “guerra sucia” contra Vizcarra de cara a la elección gubernamental.
De acuerdo con el informe del Cisen, Chuy Vizcarra y su padre constituyeron Grupo Viz con dinero de Calderón Quintero. En 1985, cuando tenía 25 años, el ahora aspirante al gobierno asumió la dirección del grupo. “Fue en esa época cuando Jesús Vizcarra conoció a El Mayo, con quien estableció una relación de negocios y de amistad, que perdura hasta la fecha”.
Calderón Quintero murió acribillado en su casa, en el fraccionamiento Las Quintas, durante un enfrentamiento con la PJF –hoy Policía Federal Ministerial–, en un operativo que estuvo a cargo del comandante Guillermo González Calderoni.
Para los servicios de inteligencia, el asesinato de Calderón Quintero favoreció a Jesús Vizcarra y su familia: se quedaron “con los recursos que ese narcotraficante les había facilitado para la creación del Grupo Viz y de otras empresas, así como otras inversiones financieras y negocios que los Vizcarra le manejaban a su pariente”.
A finales de los ochenta, tras la muerte de su supuesto mentor, El Mayo se asoció con Vizcarra en el Grupo Viz y en otros negocios ganaderos y agrícolas, “inyectando fuertes sumas de dinero que propiciaron un repunte notable de este grupo empresarial”, y compraron ranchos ganaderos en Sinaloa, Michoacán y Veracruz.
Las inversiones de El Mayo se le adjudican a su prestanombres José Lamberto Verdugo Calderón, muerto por el Ejército en enero de 2009 en la comunidad de El Carrizalejo, en el municipio de Culiacán.
La información también relaciona a Vizcarra con Gonzalo Araujo Payán, El Chalo, quien fue uno de los jefes de sicarios de El Mayo y de Joaquín El Chapo Guzmán. Araujo, asesinado en su casa en octubre de 2006, en el fraccionamiento Infonavit Humaya de esta capital, fue uno de los encargados de la protección de Vizcarra y su familia.
Las otras empresas de Vizcarra son Agrofinanciera y Agrovizion Integradora, dedicada a la producción, comercialización y exportación de productos agrícolas. Además, “tiene fuertes inversiones financieras y en el negocio inmobiliario”.
La narcopolítica
Grupo Viz, la empresa insignia de Jesús Vizcarra, ha estado siempre en la polémica. El periódico El Noroeste dio a conocer que, además de él, los socios mayoritarios de la empresa son su esposa Alma Angelina Avendaño, su mamá y sus hermanos Fernando y Luis Armando, quienes hacia 2005 poseían 51% de las acciones.
Como socios minoritarios tiene al gobernador Jesús Aguilar Padilla; su esposa Juliana Rosalía Camacho Rojas, y su hijo Jesús Aguilar Camacho. También están Óscar Lara Aréchiga, actual diputado federal del PRI por Culiacán. Vizcarra Calderón y Lara Aréchiga fueron empleados de Aguilar Padilla, el primero como secretario de Desarrollo Económico y el segundo como secretario de Finanzas y Administración.
Otro socio minoritario de grupo Viz es Benjamín Sepúlveda Lugo, tesorero del ayuntamiento de Culiacán durante la presidencia municipal de Vizcarra. Según el reporte del Cisen, el empresario Enrique Coppel Luken también fue socio de la empresa y después vendió sus acciones a Vizcarra.
Los nombres de los socios aparecen en el acta de la asamblea extraordinaria del Grupo Viz del 25 de abril de 2005, que éste entregó a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) en 2007, cuando anunció que cotizaría en el mercado bursátil para convertirse en una empresa pública. Finalmente, Vizcarra no dio ese paso, según la información de la BMV.
Ese mismo año, en pleno proceso electoral para la alcaldía de Culiacán, desde las computadoras de funcionarios de delegaciones federales en Sinaloa se hizo circular un correo electrónico para rechazar a Vizcarra por sus supuestas relaciones con el narcotráfico.
“¿Cómo cree usted, señor gobernador, que los sinaloenses lo vamos a perpetuar a usted en la persona del popular narcotraficante y lavadinero Jesús Vizcarra Calderón? No, señor, sería hundirnos en la desolación. No podemos en Sinaloa continuar con el proceso de narcotización de la política y, con ello, con la desintegración de la sociedad. Sería poner un AK-47 entre ceja y ceja a cada sinaloense. Sería vejarnos la dignidad”. A pesar de eso, Vizcarra arrasó en los comicios con 153 mil de los 221 mil votos emitidos.
Su exsocio, Enrique Coppel, es ahora uno de los promotores de su candidatura al gobierno. El 16 de marzo pasado firmó un desplegado de la comunidad empresarial sinaloense que no sólo salió en defensa del alcalde con licencia, sino que lo respaldó para sustituir a Aguilar Padilla.
“Jesús Vizcarra se ha distinguido como empresario exitoso, destacando además su larga trayectoria como dirigente empresarial local y nacional, así como en el ámbito de la asistencia social y en el servicio público”, dice el desplegado que se publicó en medios de circulación nacional y que fue firmado también, entre otros, por Juan Manuel Ley López, empresario departamental.
Con una argumentación similar sobre el crecimiento de su empresa y sus tareas de dirigente empresarial y de asistencia social, Vizcarra ha respondido a las acusaciones. Pero nada ha explicado sobre el surgimiento y desarrollo de su empresa entre los años ochenta.
Incluso tardó más de un mes en responder acerca de la fotografía publicada en el periódico Reforma de la Ciudad de México en la que aparece junto a El Mayo, Inés Calderón Godoy, Bernardo Quintana y Javier Díaz, hijo de Baltasar Díaz, uno de los narcotraficantes señalados en el informe.
En una carta pública dada a conocer el 22 de enero de este año, además de recordar que ha sido dirigente empresarial estatal y nacional, y que ha presidido el Consejo Nacional Agropecuario, se menciona su paso por la Cámara de Diputados entre 2003 y 2005. En esa época, sus lealtades estaban divididas entre el PRI y el foxismo. Vizcarra apostó por la jefa del SNTE cuando el entonces presidente del PRI, Roberto Madrazo, disputaba el control de los votos del partido en la Cámara de Diputados con la entonces secretaria general y coordinadora de la bancada priista, Elba Esther Gordillo.
Identificado claramente como uno de los diputados elbistas, el empresario y político sinaloense apoyó la reforma fiscal de Vicente Fox. El respaldo no fue gratuito: Vizcarra fue nombrado presidente de la Comisión de Recursos Hidráulicos con el apoyo del PAN. Incluso, el propio Fox y su secretario de Agricultura, Javier Usabiaga –productor agropecuario y ahora diputado federal por Guanajuato– promovieron su llegada a San Lázaro, con el aval de Juan Millán Lizárraga, entonces gobernador de Sinaloa.
El apoyo de Millán fue circunstancial. Ahora impulsor de Mario López Valdez como principal contrincante de Vizcarra en las elecciones para gobernador, el exgobernador reveló que Usabiaga y Fox le hicieron saber su interés en que Vizcarra llegara a la Cámara de Diputados, según publicó el periódico El Noroeste en noviembre de 2009.
Millán justificó el apoyo que le dio a Vizcarra porque Usabiaga y Fox le dijeron que eran “muy amigos” del político ahora bajo sospecha. De paso, comenta, le dijeron que los diputados panistas garantizaban la presidencia de la Comisión de Recursos Hidráulicos para Vizcarra.
Un año antes de que acabara la LIX Legislatura federal, Vizcarra abandonó la Cámara de Diputados para irse al gobierno de Jesús Aguilar Padilla. De ahí saltó a la alcaldía y ahora busca el gobierno del estado.
Deslinde
Chuy Vizcarra vive otra paradoja como priista que sale en defensa del gobierno del PAN. Ante las acusaciones en su contra, se cobija en la administración de Felipe Calderón, que se ha dedicado a recabar información sobre sus actividades empresariales y sus supuestos vínculos con el narcotráfico.
Vizcarra aboga abiertamente por “la estrategia” antinarco del gobierno federal en Sinaloa y rechaza las severas críticas del diputado del PAN Manuel Clouthier, quien en entrevista con Proceso (1737) acusó a Calderón de haber sido omiso y negligente para enfrentar el narcotráfico en Sinaloa, lo que consolidó al estado como modelo de “narcopolítica” en México.
En entrevista con Proceso, realizada en marzo pasado en Culiacán unos días antes de su registro como precandidato del PRI, Vizcarra negó que exista “narcopolítica” en Sinaloa: “No, definitivamente eso no es así. Aquí hay que ver quién tiene responsabilidad y a quién hay que exigirle”.
–¿Se equivoca entonces el diputado Clouthier?
–Depende de qué sea. A quién y qué le reclama.
–Le reclama a Calderón no actuar en Sinaloa.
–Yo creo que el presidente está haciendo un esfuerzo muy importante a nivel nacional. Ningún presidente en los últimos sexenios se había decidido a entrar. Podrá haber muchas opiniones, pero él ha estado trabajando mucho para enfrentar a la delincuencia. El Ejército ha estado trabajando intensamente. La Policía Federal también. Un problema de décadas no se va a resolver en un año.
–Pero en el caso del operativo en Sinaloa ya son casi tres años y la violencia se ha incrementado. Por eso se habla de un fracaso de la “estrategia”.
–Yo no lo mediría así. Si la pregunta es si ha habido más muertos, sí. Si la pregunta es si está incidiendo en mermar las fuerzas de la gente que está en el narcotráfico, yo creo que sí ha ayudado la estrategia federal.
Sinaloa padece desde finales del año pasado una oleada de violencia por las disputas entre los exsocios de la llamada Federación sinaloense encabezada por El Mayo y El Chapo, quienes buscan expulsar del estado a las organizaciones de los Carrillo Fuentes y los Beltrán Leyva. Este enfrentamiento ha causado 600 muertes tan sólo entre enero y marzo pasados.
“Lo único que sé sobre eso es lo que leo en los diarios”, dice Vizcarra, quien rechaza cualquier relación con El Mayo, su alegado socio: “Aquí, la mayoría de los sinaloenses pudo haber conocido a gente en la escuela, el deporte o en la colonia, que pudieron haber tomado el mal camino. Lo que respondí, respondo y responderé es que jamás he cometido hecho ilícito alguno.”
–Pero usted estuvo en aquella reunión con él y otras personas acusadas de narcotráfico.
–Pude haber estado. Pero desde que tenía ocho años de edad estoy trabajando. Y no en el lugar que estoy. Mi empresa no nació en el nivel que está. Pude haber estado en algunos lugares donde pudo haber estado gente que pudo tener un diferente comportamiento. Pero yo jamás he tenido contacto con ese tipo de actividades ni tengo ni tendré, ni con gente que se dedica a actividades ilegales.
–¿Nunca ha estado en contacto con estos grupos?
–Yo jamás he tenido nada que ver en nada ilegal en mi vida. De eso puede estar seguro todo el mundo.
–¿Que opina de El Chapo?
–Yo respeto a las demás personas. Esa es mi premisa. Podemos no estar de acuerdo en muchas cosas, con las actividades ilegales; pero entiendo las circunstancias que puede tener cada persona y en cada tiempo. Yo no voy a estar a favor de la ilegalidad, jamás; pero entiendo circunstancias y respeto a la gente.
–¿El narcotráfico ya es una forma de ser en Sinaloa?
–Hoy tiene una enorme influencia en algunos círculos.
–Productivos, sociales…
–Sí, en algunos de ellos.
–¿Políticos?
–Creo que no. Creo que no. Sin embargo… yo creo que no. Sinceramente, esa circunstancia pienso que no se ha dado en Sinaloa… Sin embargo, yo sólo metería las manos por mí, indudablemente.