Traducción: Esteban Flamini.
Project Syndicate, Viernes, 17/Jul/2020
Las consecuencias económicas de la pandemia de COVID‑19 tardarán algún tiempo en aparecer, pero algunos de los costos ya empiezan a ser evidentes, comenzando por el efecto devastador de la crisis sobre la fuerza laboral mundial. Si a esto se le suma el riesgo que el cambio climático también supone para los trabajadores más vulnerables del mundo, es evidente la necesidad de una respuesta holística a la crisis, que ponga el acento al mismo tiempo en la justicia y en la sostenibilidad.
Las cifras presentan un panorama desolador. La Organización Internacional del Trabajo advierte de que 1600 millones de trabajadores de la economía informal (casi la mitad de la fuerza laboral del mundo) están en «peligro inminente de ver desaparecer sus fuentes de sustento». La Unión Africana informa que sólo en África corren riesgo unos 20 millones de empleos formales e informales. En Estados Unidos, el New York Times calcula que aunque la cifra de desempleo oficial es del 13,3% (superior a cualquier recesión de la posguerra) el desempleo real ronda el 27%.