Bolívar y
su caricatura/Juan Van-Halen, escritor y académico correspondiente de la Real Academia de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando.
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En 2010 a
Hugo Chávez se le ocurrió exhumar los restos de Simón Bolívar para tratar de
demostrar que había sido envenenado por sus enemigos, el principal de ellos el
general Francisco de Paula Santander. Nada se aclaró. Lo cierto es que el
Libertador murió el 17 de diciembre de 1830 de la tuberculosis que padecía, en
la Hacienda de San Pedro Alejandrino que el español Joaquín de Mier poseía en
el pueblo colombiano de Santa Marta, cuando estaba abandonado por muchos de los
suyos e n qui e nes habí a confiado. Un español le dio cobijo.
Nicolás
Maduro, sucesor de Chávez, siguiendo la creencia de este sobre la muerte de
Bolívar, acusó a sus «enemigos históricos» de haber inoculado al presidente
fallecido no se sabe qué sustancias capaces de producirle el cáncer mortal. Y
ello en el contexto de una mitificación del personaje que no es nueva porque ya
se produjo en el caso de Bolívar y en la que fue palanca destacada el propio
líder bolivariano.