31 ene 2009

Denise Dresser: ¿qué hacer?

Texto de Denise Dresser, en el Foro "México Frente a la Crisis: ¿Qué hacer para crecer?
Cámara de Diputados, 29 de enero de 2009;
México es un país privilegiado. Tiene una ubicación geográfica extraordinaria y cuenta con grandes riquezas naturales. Está poblado por millones de personas talentosas y trabajadoras.
Pero a pesar de ello, la pregunta perenne sigue siendo ¿por qué no crece a la velocidad que podría y debería? ¿Por qué seguimos discutiendo este tema año tras año, foro tras foro?
Aventuro algunas respuestas, y les pediría que me acompañaran en un ejercicio intelectual, recordando aquel famoso libro de Madame Calderón de la Barca llamado "La Vida en México",
escrito en el siglo XVII, en el cual intenta describir las principales características del país.
Si Madame Calderón de la Barca escribiera su famoso libro hoy, tendría que cambiarle el título a "Oligopolilandia". Porque desde el primer momento en el que pisara el país, se enfrentaría a los síntomas de una economía política disfuncional, con problemas que la crisis tan sólo agrava.
Aterrizaría en uno de los aeropuertos más caros del mundo, se vería asediada por maleteros que controlan el servicio, tomaría un taxi de una compañía que se ha autodecretado un aumento del 30 por ciento en las tarifas, y si tuviera que cargar gasolina lo haría nada más en Pemex.
En el hotel habría 75 por ciento de probabilidades de que consumiera una tortilla vendida por un solo distribuidor, y si se enfermara del estómago y necesitara ir a una farmacia, descubriría que las medicinas allí cuestan más que en otros lugares que ha visitado. Si le hablara de larga distancia a su esposo para quejarse de esta situación, pagaría una de las tarifas más elevadas de la OCDE. Y si prendiera la televisión para distraerse ante el mal rato, descubriría que sólo existen dos cadenas.
Para entender la situación en la que se encuentra, tendría que recordar lo que dijo Guillermo Ortiz hace unos días: no hemos creado las condiciones para que los recursos se usen de manera eficiente; o tendría que leer el libro "Good Capitalism/Bad Capitalism", que explica por qué algunos países prosperan y otros se estancan; por qué algunos países promueven la equidad y otros no logran asegurarla.
La respuesta se encuentra en la mezcla correcta de Estado y mercado, de regulación e innovación. La clave del éxito -o del fracaso- se halla en el modelo económico: en la decisión de promover el capitalismo de Estado o el capitalismo oligárquico o el capitalismo de las grandes empresas o el capitalismo democrático.
Hoy México es un ejemplo clásico de lo que el Nobel de Economía Joseph Stiglitz denomina "crony capitalism": el capitalismo de cuates, el capitalismo de cómplices, el capitalismo que no se basa en la competencia sino en su obstaculización.
Ese andamiaje de privilegios, "posiciones dominantes" y nudos sindicales en sectores cruciales -telecomunicaciones, servicios financieros, transporte, energía- que aprisiona a la economía y la vuelve ineficiente. Una mezcla de capitalismo de Estado y capitalismo oligárquico.
Hoy, México -inmerso en la crisis- está aún lejos de acceder al capitalismo dinámico donde el Estado no protege privilegios, defiende cotos, elige ganadores y permite la perpetuación de un pequeño grupo de oligarcas con el poder para vetar reformas que los perjudican.
Al capitalismo en el cual las autoridades crean condiciones para los mercados abiertos, competitivos, innovadores, que proveen mejores productos a precios más baratos para los consumidores. Para los ciudadanos.
Hoy, México carga con los resultados de esfuerzos fallidos por modernizar su economía durante los últimos 20 años. Las reformas de los 80 y 90 entrañaron la privatización, la liberalización comercial.
Pero esas reformas no produjeron una economía de mercado dinámica debido a la ausencia de una regulación gubernamental eficaz, capaz de crear mercados funcionales, competitivos.
En vez de transparencia y reglas claras, prevaleció la discrecionalidad entre los empresarios que se beneficiaron de las privatizaciones y los funcionarios del gobierno encargados de regularlos.
Las declaraciones de Agustín Carstens el martes pasado, en torno a la necesidad de combatir los monopolios en telefonía son bienvenidas. Lamentablemente, se dan 18 años tarde. Y allí están los resultados de reformas quizás bien intencionadas, pero mal instrumentadas: una economía que no crece lo suficiente, una élite empresarial que no compite lo suficiente, un modelo económico que concentra la riqueza y distribuye mal la que hay.
Hoy, México está atrapado por una red intrincada de privilegios y vetos empresariales y "posiciones dominantes" en el mercado que inhiben un terreno nivelado de juego.
Una red descrita en el famoso artículo de la economista Anne Krueger: "The Political Economy of the Rent-Seeking Society" ("La Economía Política de la Sociedad Rentista").
Una red que opera a base de favores, concesiones y protección regulatoria que el gobierno ofrece y miembros de la cúpula empresarial exigen como condición para invertir. ¿Quién? Alguien como el dueño una distribuidora de maíz o el concesionario de una carretera privada o el comprador de un banco rescatado con el Fobaproa o el principal accionista de Telmex o el operador de una Afore.
Estos actores capturan rentas a través de la explotación o manipulación del entorno económico en lugar de generar ganancias legítimas a través de la innovación o la creación de riqueza.
Y los consumidores de México contribuyen a la fortuna de los rentistas cada vez que pagan la cuenta telefónica. La conexión a Internet. La cuota en la carretera. La tortilla con un precio fijo. La comisión de las Afores. La comisión por la tarjeta de crédito. Ejemplo tras ejemplo de rentas extraídas a través de la manipulación del mercado.
Y el rentismo acentúa la desigualdad, produce costos sociales, dilata el desarrollo, disminuye la productividad, aumenta los costos de transacción en una economía que -ante el imperativo de la competitividad- necesita disminuirlos.
Para extraer rentas, los "jugadores dominantes" han erigido altas barreras de entrada a nuevos jugadores, creando así cuellos de botella que inhiben la innovación y, por ende, el aumento de la productividad.
Estos cuellos de botella inhiben el crecimiento de México en un mundo cada vez más globalizado y competitivo, y son una razón clave detrás de la persistente desigualdad social, como lo sugiere el reporte del Banco Mundial sobre México titulado: "Más Allá de la Polarización Social y la Captura del Estado".
La concentración de la riqueza y del poder económico entre esos "jugadores dominantes" con frecuencia se traduce en ventajas injustas, captura regulatoria y políticas públicas que favorecen intereses particulares.
Peor aún, convierte a representantes del interés público -muchos de los diputados y senadores sentados aquí- en empleados de los intereses atrincherados. Convierte al gobierno en empleado de las personas más poderosas del país
Y lleva a las siguientes preguntas: ¿Quién gobierna en México? ¿El Senado o Ricardo Salinas Pliego cuando logra controlar los vericuetos del proceso legislativo? ¿La Secretaría de Comunicaciones y Transportes o Unefon? ¿La Comisión Nacional Bancaria o los bancos que se rehúsan a cumplir con las obligaciones de transparencia que la ley les exige? ¿La Secretaría de Educación Pública o Elba Esther Gordillo? ¿La Comisión Federal de Competencia o Carlos Slim? ¿Pemex o Carlos Romero Deschamps? ¿Ustedes o una serie de intereses que no logran contener?
Porque ante los vacíos de autoridad, la captura regulatoria y las decisiones de política pública que favorecen a una minoría, la respuesta parece obvia.
México hoy padece lo que algunos llaman "Estados dentro del Estado", o lo que otros denominan "una economía sin un gobierno capaz de regularla de manera eficaz". Eso -y no la caída de la producción petrolera- es lo que condena a México al subdesempeño crónico.
Una y otra vez, el debate sobre cómo promover el crecimiento, cómo fomentar la inversión y cómo generar el empleo se encuentra fuera de foco.
El gobierno cree que para lograr estos objetivos, basta con tenderle la mano al sector privado para que invierta bajo cualquier condición. Y el sector privado, por su parte, piensa que la panacea es que se le permita participar en el sector petrolero, por dar un ejemplo.
Pero ésa es sólo una solución parcial a un problema más profundo. El meollo detrás de la mediocridad de México se encuentra en su estructura económica y en las reglas del juego que la apuntalan.
Una estructura demasiado top heavy o pesada en la punta de la pirámide; una estructura oligopolizada donde unos cuantos se dedican a la extracción de rentas; una estructura de complicidades y colusiones que el gobierno permite y de la cual también se beneficia.
Claro, muchos de los miembros del gobierno de Felipe Calderón, y muchos de los presentes en este foro, hablarán del crecimiento como una prioridad central.
Pero más bien lo perciben como una variable residual. Más bien parecería que buscan -y duele como ciudadana reconocerlo- asegurar un grado mínimo de avance para mantener la paz social, pero sin alterar la correlación de fuerzas existente. Sin cambiar la estructura económica de una manera fundamental.
Y el problema surge cuando ese modelo comienza a generar monstruos; cuando ese apoyo gubernamental a ciertas personas produce monopolios, duopolios y oligopolios que ya no pueden ser controlados; cuando las "criaturas del Estado" -como las llama Moisés Naim- amenazan con devorarlo.
Sólo así se entiende la devolución gubernamental de 550 millones de dólares a Ricardo Salinas Pliego, por intereses supuestamente mal cobrados, un día antes del fin del sexenio de Vicente Fox.Sólo así se entiende el comunicado lamentable de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes hace un año celebrando la alianza entre Telemundo y Televisa, cuando en realidad revela una claudicación gubernamental ante la posibilidad de una tercera cadena.
Sólo así se comprende que nadie levante un dedo para sancionar a TV Azteca cuando viola la ley al rehusarse a transmitir los spots del IFE o se apropia del Cerro del Chiquihuite.
Sólo así se entiende la aprobación de la llamada "Ley Televisa" por la Cámara de Diputados y la de Senadores en 2006.
Sólo así se entiende la posposición ad infinitum en el Senado de una nueva ley de medios para promover la competencia en el sector.
Sólo así se comprende que la reforma de Pemex deje sin tocar el asunto del sindicato.
Sólo así se entiende la posibilidad de dar entrada a Carlos Slim a la televisión sin obligarlo a cumplir con las condiciones de su concesión original.
Síntomas de un gobierno ineficaz. Señales de un gobierno doblegado. Muestras de un gobierno coludido.
Con efectos cada vez más onerosos y cada vez más obvios que la crisis pone en evidencia, porque no logramos reformarnos a tiempo.
Mucha riqueza, pocos beneficiarios. Crecimiento estancado, país aletargado. Intereses atrincherados, reformas diluidas. Poca competencia, baja competitividad. Poder concentrado, democracia puesta en jaque. Un gobierno que en lugar de domesticar a las criaturas que ha concebido, ahora vive aterrorizado por ellas.
¿Cuáles son las consecuencias del mal capitalismo mexicano? Donde las élites tradicionales son fuertes, la gobernabilidad democrática es poco eficaz, los partidos políticos tienden a estar capturados, las reformas tienden a ser minimalistas.
En México, el incrementalismo de la política pública puede ser atribuido a élites tradicionales que usan su poder para bloquear reformas que afectan sus intereses, o asegurar iniciativas que protejan su situación privilegiada.
Si ustedes verdaderamente quieren que México crezca, tendrán que crear la capacidad de regular y reformar en nombre del interés público.
Tendrán que mandar señales inequívocas de cómo van a desactivar esos "centros de veto" que están bloqueando el crecimiento económico y la consolidación democrática: los monopolistas abusivos, los sindicatos rapaces, las televisoras chantajistas, los empresarios privilegiados y sus aliados en el gobierno.
Si ustedes verdaderamente quieren que México prospere, tendrán que tomar decisiones que desaten el dinamismo económico, que fortalezcan la capacidad regulatoria del Estado y contribuyan a construir mercados, que promuevan la competencia y, gracias a ello, aumenten la competitividad.
En pocas palabras, usar la capacidad del Estado para contener a aquéllos con más poder que el gobierno, con más peso que el electorado, con más intereses que el interés público. ¿Qué hacer? Los conmino a leer textos tan influyentes como "The Growth Report" y "The Power of Productivity".
A estar conscientes de lo que todo país interesado en crecer y competir debe hacer para lograrlo.
A saber que ello requiere una economía capaz de producir bienes y servicios de tal manera que los trabajadores puedan ganar más y más.
A entender que ello se basa en la expansión rápida del conocimiento y la innovación; en nuevas formas de hacer las cosas y mejorarlas; en técnicas que aumentan la productividad de manera constante.
A reconocer que las economías dinámicas suelen ser aquellas capaces de promover la competencia y reducir las barreras de entrada a nuevos jugadores en el mercado.
A entender que es tarea del gobierno -a través de la regulación adecuada- crear un entorno en el cual las empresas se vean presionadas por sus competidores para innovar y reducir precios, y pasar esos beneficios a los consumidores.
A comprender que si eso no ocurre, nadie tiene incentivos para innovar. En lugar de ser motores del crecimiento, las empresas protegidas y/o monopólicas terminan estrangulándolo.
En pocas palabras, la competitividad -factor indispensable para atraer la inversión y con ella remontar la crisis, como sugería Sanguinetti- está vinculada a la competencia.
El crecimiento económico está ligado a la competencia. La innovación y, por ende, el dinamismo y la creación de empleos se desprenden de la competencia.
La inversión que se canaliza hacia nuevos mercados y nuevas oportunidades es producto de la competencia. No es una condición suficiente, pero sí es una condición necesaria. No bastará por sí misma para desatar el crecimiento, pero sin ella jamás ocurrirá, por más dinero público que se inyecte a la economía mediante políticas contracíclicas.
Y, ¿cómo empezar a empujar eso? Con una tercera cadena de televisión; con el fomento de la competencia en banda ancha a través de la red de la Comisión Federal de Electricidad; con el fortalecimiento de los órganos regulatorios; con la sanción a quienes violen los términos de su concesión; con la creación de mercados funcionales, como ya se logró con las aerolíneas de bajo costo; con medidas que empiecen a desmantelar cuellos de botella y a domesticar a esas "criaturas del Estado".
La respuesta, como lo sugería Ricardo Lagos, en el fondo es política, no económica.
Tiene que
ver con la inauguración de un nuevo tipo de relación entre el Estado, el mercado y la sociedad.
Porque si la clase política de este país no logra construir los cimientos del capitalismo democrático, condenará a México al subdesempeño crónico. Lo condenará a seguir siendo un terreno fértil para los movimientos populares contra las instituciones; un país que cojea permanentemente debido a las instituciones políticas que no logra remodelar; los monopolios públicos y privados que no logra desmantelar; las estructuras corporativas que no logra democratizar.
Será lo que Felipe Calderón llama "un país de ganadores" donde siempre ganan los mismos.
Un lugar donde muchas de las grandes fortunas empresariales se construyen a partir de la protección política, y no de la innovación empresarial.
Un lugar donde el crecimiento en los últimos años ha sido menor que en el resto de América Latina debido a los cuellos de botella que los oligopolios han diseñado, y que sus amigos en el gobierno les ayudan a defender.
Un lugar donde las penurias que Madame Calderón de la Barca enfrentó con los aeropuertos, los maleteros, los taxis, las gasolineras, la telefonía y la televisión son las mismas que padecen millones de mexicanos más.
Ese consumidor sin voz, sin alternativa, sin protección. Ese hombre invisible. Esa mujer sin rostro.
Esa persona que paga -mes tras mes- tarifas telefónicas más altas que en casi cualquier parte del mundo.
Ese estudiante que paga -mes tras mes- una cuenta de Internet superior a la de sus contrapartes en Estados Unidos.
Esa compañía que paga -mes con mes- servicios de telecomunicaciones que elevan sus gastos de operación y reducen sus ganancias.
Miles de personas con comisiones por servicios financieros que no logran entender, con cobros inusitados que nadie puede explicar, parados en la cola de los bancos. Allí varados. Allí desprotegidos. Allí sin opciones. Allí afuera.
Víctimas de un sistema económico disfuncional, institucionalizado por una clase política que aplaude la aprobación de reformas que no atacan el corazón del problema.
Presidentes, secretarios de Estado, diputados, senadores y empresarios que celebran el consenso para no cambiar.
Aunque se agradece que este foro finalmente acepte la magnitud de la crisis, si de aquí no surgen medidas concretas para mirar más allá de la coyuntura, revelará nuevamente nuestra incapacidad para encarar honestamente los problemas que México viene arrastrando desde hace décadas. Revelará la propensión de los sentados aquí a proponer reformas aisladas, a anunciar medidas cortoplacistas, a eludir las distorsiones del sistema económico, a instrumentar políticas públicas a pedacitos, para llegar a acuerdos que sólo perpetúan el statu quo.
Mientras tanto, la realidad acecha a golpes de 327 mil despedidos, crecimiento negativo, el lugar 60 de 134 en el Índice Global de Competitividad y una nación que dice reformarse mientras evita hacerlo.
México no crece por la forma en la cual se usa y se ejerce y se comparte el poder. Ni más ni menos.
Por las reglas discrecionales y politizadas que rigen a la república mafiosa, a la economía "de cuates".
Por la supervivencia de las estructuras corporativas que el gobierno creó y sigue financiando.
Por un modelo económico que canaliza las rentas del petróleo a demasiadas clientelas.
Por un sistema político que funciona muy bien para sus partidos pero muy mal para sus ciudadanos. Un sistema de "extracción sin representación".
Creando así un país poblado por personas obligadas a diluir la esperanza; a encoger las expectativas; a cruzar la frontera al paso de 400 mil personas al año en busca de la movilidad social que no encuentran aquí; a vivir con la palma extendida esperando la próxima dádiva del próximo político; a marchar en las calles porque piensan que nadie en el gobierno los escucha; a desconfiar de las instituciones; a presenciar la muerte común de los sueños porque México no avanza a la velocidad que podría y debería.

Obama y Keynes

Obama, Keynes y Wall Street/Manuel Castells
Publicado en LA VANGUARDIA, 31/01/09;
Durante el periodo de euforia irresponsable que atravesó la economía mundial en las dos últimas décadas, para muchos Keynes se hizo tan viejo como Marx. Su receta de gasto público para estimular la economía y salir de la recesión fue considerada por la mayoría de los economistas excesivamente primitiva y peligrosamente intervencionista. La fe religiosa en la sabiduría inmanente del mercado llevó a confiar en el automatismo de oferta y demanda para ajustar producción, consumo y empleo a los ciclos económicos. Y mira por dónde que cuando intentamos salir del hoyo que cavaron desreguladores y liberalizadores nos agarramos, o mejor dicho, se agarra Obama, que es el valiente de la película, a las recetas pensadas para la gran crisis de los años 30. El templo del neoliberalismo, el FMI, recomienda a los gobiernos que aumenten el gasto público en un promedio de 2% de su producto interior bruto.
China anuncia que lo incrementará en un 8% y las otras economías asiáticas adoptan programas similares. En la UE, el gasto proyectado supera los 200.000 millones de euros. Y en EE. UU., al paquete de casi un billón de dólares de rescate financiero se une ahora el plan de estímulo de Obama por más de 800.000 millones de dólares, el mayor de la historia. El plan, por razones políticas, combina la inversión pública directa con una devolución de impuestos (un tercio de los fondos). Pero la mayoría del gasto aplica una mezcla de keynesianismo histórico y keynesianismo del siglo XXI.
Por un lado, obra pública pura y dura: carreteras, puentes, ferrocarriles, escuelas, hospitales, edificios públicos. Por otro lado, inversión en infraestructura de una economía del conocimiento y ecológica: extensión de banda ancha; conversión a la televisión digital; ciencia y tecnología ; informatización del sistema sanitario; sistema de evaluación del cambio climático; ayudas a la industria del automóvil para vehículos híbridos y eléctricos; plan de energías renovables y acondicionamiento energético. El objetivo es modernizar el país y crear puestos de trabajo de distintos niveles de cualificación. Sin embargo, la magnitud del programa, que se pondrá en marcha en febrero, no garantiza su éxito. Porque, como dijo Keynes en su momento, lo más importante para reactivar la economía no es tanto la cantidad que se gaste como las señales que el Gobierno envíe a empresas, consumidores e inversores sobre la fortaleza de la economía y su capacidad de crecimiento.
Yes aquí donde Obama lo tiene mal, y con él todos nosotros, porque la élite financiera de la que en último término depende el flujo de capital que hace funcionar todo el sistema, parece haber perdido el sentido de la realidad. No sólo provocaron la crisis actual jugando a aprendices de brujo con sus modelos matemáticos de derivados financieros, destruyendo así la transparencia del mercado de inversiones, sino que siguen montados en su aquelarre de avaricia, usando el dinero de los contribuyentes para mantener sus vidas de pachás. El normalmente imperturbable Obama explotó de indignación el jueves pasado al enterarse de que, al tiempo que pedían ayuda para no quebrar los bancos, con el dinero público los ejecutivos de Wall Street se habían pagado a sí mismos primas de recompensa por valor de 20.000 millones de dólares. Y de que durante el 2008 mientras las empresas financieras despedían a 100.000 trabajadores, la casi totalidad de los altos ejecutivos conservaron sus empleos, sus sueldos, sus primas y sus privilegios. Incluso hubo quien rediseñó su oficina por valor de un millón de dólares. Y Citigroup iba a recibir esta semana un avión corporativo pagando 50 millones de dólares de los fondos prestados por el Gobierno.
Obama ha dicho basta y está incluyendo controles precisos en cada paquete de ayuda para asegurar que el dinero sirve a la gente en lugar de quedarse en los bancos. Incluso se habla de control directo de Citigroup y Bank of America por parte del Gobierno para sanearlos y, de paso, cambiar a unos ejecutivos que, en un 46% según una encuesta reciente, siguen pensando que sus ganancias están por debajo de lo que se merecen. No es simplemente un tema ético, aunque tampoco estaría de más recuperar otros valores que los de la bolsa, sino económico. Porque, en continuidad con la auténtica tradición keynesiana, por mucho que se gaste, si la gente no confía en el sistema financiero, el dinero no circula. Y la inversión pública sólo sirve si arranca el motor de la inversión privada, en particular en las pymes.
Este es el punto clave de la nueva política económica, en EE. UU. y en España. Que el dinero de la reactivación llegue a las empresas productivas para que estas creen empleo. Porque si no, los límites del gasto público se alcanzan rápidamente, sobre todo en un país endeudado hasta los ojos como EE. UU. Los chinos no pueden seguir prestando a un país quebrado económica y moralmente. Yes aquí donde la bronca de Obama a Wall Street es más que una rabieta. Es una política de responsabilidad que la élite financiera y corporativa todavía no acepta. Recordemos que las recomendaciones de Keynes no fueron realmente aplicadas en los años 30. Fue la guerra la que sacó a EE. UU. de la depresión. Y el plan Marshall el que reactivó a la Europa de la posguerra.
Para crear una nueva economía sin pasar por una impensable catástrofe, Obama, y otros gobiernos, tendrá que profundizar su intervención en la economía por medios no sólo económicos, sino de principios de gestión, regulando la actividad de las empresas, empezando por las financieras, en función de criterios que combinen legítima ganancia y responsabilidad social. Algo que, excepcionalmente, enseñan las mejores escuelas de negocios de España y que va a tener una fuerte demanda por parte de ejecutivos en fase de reciclaje. Keynes, para quien el capitalismo regulado era la síntesis armoniosa de crecimiento y estabilidad, debe sonreír desde un cielo inalcanzable para Wall Street.

Buena noche de estrellas


La luna creciente de hoy permitirá ver mejor a Venus y la constelación de Orión.
La luna nueva empezó el lunes 27, dos semanas después -9 de febrero - habrá luna llena.
Ayer la luna estaba bellísima.
Dice una amiga sonorense que viajo la noche de ayer -de Álamos a Hermosillo- en carretera que "la luna, muy baja y roja, me acompañó todo el camino...."
Me muestra una foto y le pregunto
-¿Esa era la luna que viste?
-“No, no era esa, me reponde. La que ví "estaba más delgadita, acompañada de una venus brillante, pero ella sí muy enrojecida, quizá por lo baja. El marco perfecto fue la música de Lhasa y en el monte se dejaba oler ese aroma a leña de los hogares de las rancherías.”
Y en el camino escuchaba "Anywhere on this Road" de Lhasa de Sela.
Se antoja ¿no?
¡Buena noche de estrellas”

The Pakistan Puzzle

The Pakistan Puzzle/By David Ignatius, periodista y escritor norteamericano, columnista de The Washington Post; fue el moderador en la mesa de Davos, Suiza de donde se retiro el ministro turco Erdogan.
THE WASHINGTON POST, 30/01/2009;
Of all the problems confronting the Obama administration, none is trickier than Pakistan — a nuclear power that has a war in Afghanistan on its western border, a tense confrontation with India on its eastern border and a deadly insurgency at home from Muslim militants who want to topple the pro-American government.
At the crux of all three conflicts are the Pakistani army and its intelligence service, known as the ISI. The ar
my’s pervasive power is summed up in a Pakistani joke: “All countries have armies, but here, an army has a country.”
The challenge for Pakistan and its neighbors was dramatized by the Nov. 26 terrorist attack on the Indian metropolis of Mumbai. The assault on two luxury hotels, a train station and a Jewish cultural center left 165 dead and 304 injured, according to the official Indian count. The attackers were highly trained and used sophisticated GPS navigation devices to find their targets.
“This was a conspiracy launched from Pakistan,” argues a detailed dossier prepared by the Indian government and distributed to officials in Washington and other capitals. It makes chilling reading — page after page of communications intercepts, interrogation records and forensic evidence. The dossier argues that the 10 terrorists were trained in Pakistan by a militant group, Lashkar-i-Taiba, that Indian officials believe was originally created by the ISI.
Between the lines of the dossier, but not stated explicitly, is the Indian government’s belief that some officers of the Pakistani army and the ISI were aware of the Mumbai attacks. Try to get your mind around that one — the Pakistani army, with its stockpile of nuclear weapons, may include officers linked to a terrorist attack on the country’s neighbor.
The American official who monitors Pakistan most closely is Adm. Mike Mullen, the chairman of the Joint Chiefs of Staff. He has formed a close working relationship with Gen. Ashfaq Kiyani, the chief of staff of the Pakistani army, and has traveled to Pakistan seven times over the past year to meet with him and Lt. Gen. Ahmed Shuja Pasha, whom Kiyani installed last year to head the ISI.
I talked with Mullen this week about the situation in Pakistan. I began by asking about Indian suspicions that elements of the Pakistani army were involved in the Mumbai attacks.
“I’ve tried . . . really hard to understand Pakistan over the last year-plus, and it’s much more opaque than it is transparent,” Mullen answered. Part of that opacity, Pentagon sources explain, results from the Pakistani military’s culture of delegating authority, so that top commanders don’t always know about contacts by lower-ranking officers. As one official puts it, “it can sometimes be difficult to figure out who did what to whom.”
Mullen said that Kiyani and his intelligence chief, Pasha, “have committed very specifically to change the culture in ISI. . . . They recognize that they’ve got to get out of where they’ve been, which is in support of these . . . militants, to try to make deals, and that they’ve got to move beyond that. But that’s not going to happen overnight.”
The U.S. commander said he measures Kiyani by whether he “does . . . what he tells me he’s going to do.” And he said Kiyani has delivered.
Mullen noted, for example, that Kiyani has ordered Pakistani troops to combat Taliban insurgents in the western frontier region of Bajaur, where they had been reluctant to fight before. Kiyani also has doubled the pay of the Frontier Corps, the constabulary force that operates along the Afghanistan border. And he has picked a charismatic Pashtun officer as the new commander for the Frontier Corps.
“All of those things . . . are very positive,” Mullen said. “And the Frontier Corps has had what I would argue is incredible success in a very short period of time.”
“In my ideal world,” Mullen said, India and Pakistan would work together to fight terrorists and “figure out a way to solve Kashmir,” a Himalayan region claimed by both countries. But Kashmir, he cautioned, would be “a pretty big bite in the apple right now.”
Mullen said he wouldn’t discuss Afghanistan in detail until President Obama has made decisions about strategy there. Although more U.S. troops may be needed in the short run, he said, the key to lasting security will be better governance and economic development.
“I don’t have enough troops in the United States military to make the difference that needs to be made” in Afghanistan, Mullen warned. “Afghans have got to lead this. It has got to have an Afghan face

Estado fallido

F-a-l-l-i-d-o/Jaime Sánchez Susarrey
Publicado en Reforma, 31/01/2009;
Primero fue el informe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. A finales del año pasado, el gobierno estadounidense definió a los cárteles mexicanos como la mayor amenaza del narco contra su territorio. Pero no sólo eso. El informe señala a México y Pakistán como los dos "focos rojos" del planeta: "Algunas formas de derrumbe en Pakistán conllevan la posibilidad de una guerra civil y sectaria sostenida, violenta y sangrienta, y un refugio seguro aún más grande para extremistas violentos, y el asunto de qué pasaría con sus armas nucleares..."
La posibilidad mexicana podría parecer menos viable, pero el gobierno, sus políticos, su policía y su infraestructura judicial están todos sometidos a una agresión sostenida y presiones de pandillas criminales y cárteles de la droga. La forma que tome ese conflicto interno en los próximos años tendrá un impacto trascendental en la estabilidad del Estado mexicano. Cualquier derrumbe de México a una situación de caos demandaría una respuesta estadounidense, basándose simplemente en las graves implicaciones para la seguridad interior". Fin de la cita.
Después, el almirante Michael Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto, refrendó el diagnóstico: "Hemos observado el rápido aumento en el número de asesinatos y secuestros que han ocurrido en el curso de los dos últimos años, y han llamado toda nuestra atención. Y creo que el general Mattis (autor del polémico reporte) se refiere a eso. Y Estados Unidos y México tenemos que hacer lo que esté a nuestro alcance para eliminar esa amenaza".
La respuesta de este lado de la frontera no se hizo esperar. La indignación: ¡cómo se atreven a compararnos con Pakistán!, el tono doctoral y despectivo: no saben de lo que están hablando, y la teoría de la conspiración: buscan debilitar al gobierno fueron las notas dominantes. El propio presidente de la República salió al quite en Davos, Suiza: "Ya en otros foros y núcleos de pensamiento -dijo- se han encargado de revertir esta versión, pero a mí me parece importante que cualquier duda sea despejada, y si es posible hacerlo directa y personalmente, lo voy a hacer".
Las palabras de Felipe Calderón cerraron la pequeña andanada en defensa de la dignidad nacional. Antes, intelectuales de renombre y el secretario de Gobernación se habían ocupado del asunto. El problema está, justamente, en que ninguno de ellos ha despejado las dudas. Y no las ha despejado porque las cifras y los datos son, en el mejor de los casos, preocupantes y, en el peor, aterrantes.
En 2007 hubo en México 2 mil 773 ejecuciones. En 2008 el número se elevó a 5 mil 661. El incremento en 12 meses fue de poco más del 100 por ciento. La cifra, como lo han señalado los propios estadounidenses, supera al número de víctimas en Iraq.
La dimensión de la violencia se puede medir por el número de ejecuciones, pero también por la forma en que se realizan. La brutalidad, la saña, la prepotencia y el uso descarnado de la fuerza se han convertido en la regla:
16 de agosto, Creel, Chihuahua: 13 ejecutados en un salón de fiestas -la policía municipal huye para no enfrentar un convoy de al menos 15 sicarios.
28 de agosto, Mérida: 11 decapitados, desnudos y atados de pies y manos.
12 de septiembre, La Marquesa, estado de México: 24 albañiles ejecutados que presuntamente construyeron un narcotúnel.
15 de septiembre: estallan dos granadas en Morelia, Michoacán.
9 de octubre, Chihuahua, Chihuahua: 11 ejecutados en un bar.
4 de diciembre, San Ignacio, Sinaloa: 13 ejecutados, presuntos labriegos, todos menores de 20 años.21 de diciembre, Chilpancingo, Guerrero: ocho decapitados, todos militares (incluido un capitán), después de haber sido levantados durante varios días.
De esta lista, hay dos hechos que son particularmente graves: el primero es el acto narcoterrorista en Morelia el 15 de septiembre. Sembrar el pánico entre la población fue el propósito evidente. Las víctimas eran ajenas al narcotráfico. El segundo es la decapitación de los ocho soldados en Chilpancingo, incluido un oficial de rango, en abierto y declarado desafío al Ejército.
Para acabar de documentar el optimismo del gobierno mexicano, hay dos datos que ilustran la complejidad de la situación. Según un reporte del Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, 2 mil armas atraviesan cada día la frontera sur de Estados Unidos. Así que si esa estimación es correcta entre 2007 y 2008 ingresaron a México un millón 460 mil armas. En contrapartida, a decir de Eduardo Medina Mora, procurador General de la República (El País, 23/11/08), durante esos años se incautaron 27 mil armas.
Pero los males no terminan allí. La ofensiva lanzada por el Ejército en el inicio del gobierno de Felipe Calderón tenía un objetivo fundamental: recobrar los territorios donde los narcotraficantes habían instalado su poder y sus reales. De entonces a la fecha, las tropas han debido desplegarse a lo largo y ancho de toda la República, pero no hay evidencia de que el Estado, las Fuerzas Armadas, haya recuperado esos espacios. Entidades que se hallaban al margen del conflicto, como Aguascalientes, figuran hoy entre los estados más inseguros.
El otro lado de la medalla, como mucho se ha dicho, es que los cárteles de la droga han extendido sus actividades a la extorsión y el secuestro. Las historias de personas o empresas que pagan una cuota mensual (derecho de piso) para ser "protegidas" abundan. Así como abundan las anécdotas de presidentes municipales sometidos al crimen organizado o de gobernadores que se declaran incompetentes y prefieren no enfrentar el problema.
Para finalizar está la capacidad de corrupción que tiene el crimen organizado. La experiencia no es nueva. Ahí está el general Gutiérrez Rebollo durante el sexenio de Ernesto Zedillo. Los casos más recientes confirman la historia. El jefe de la Policía Federal Preventiva, Garay Cadena, recibía 450 mil dólares mensuales (Sic). ¿Cómo evitar, contener y combatir eficazmente ese poder? Hasta ahora nadie ha respondido claramente.
Frente a este panorama, tenemos una clase política timorata y pichicata que se niega a reconocer los problemas. Porque si fuera de otro modo ya estarían trabajando en la construcción de una policía nacional única a fin de sacar al Ejército de la primera línea de combate. ¡Cómo albergar entonces confianza o esperanza! No, por desgracia los temores de los estadounidenses son fundados y constituyen una advertencia seria: el Estado f-a-l-l-i-do es una posibilidad real en nuestro país.

El Obama Republicano


Michael Steele fue elegido este viernes como presidente del Comité Nacional Republicano, tras seis rondas de votaciones para convertirse en el primer negro al frente de la institución.
Considerado el más moderado de los contendientes, necesitaba para ganar al menos 85 de los 168 votos de comité, y en las cinco primeras votaciones ninguno obtuvo los apoyos necesarios.
El Obama republicano tiene 50 años y es abogado de profesión, se enfrentó al actual titular del partido, Mike Duncan, al líder de los republicanos en el estado de Carolina del Sur, Katon Dawson, al presidente del partido en el estado de Michigan, Saul Anuzis, y al ex secretario de estado de Ohio Ken Blackwell, entre otros.
La principal tarea del próximo dirigente del Comité Nacional Republicano será dar un nuevo rumbo al partido, en un intento por dejar atrás la impopularidad del ex presidente George W. Bush.
El ex vicegobernador de Maryland asume la presidencia de un Partido Republicano en crisis, en momentos en que sus miembros buscan repuntar tras derrotas consecutivas en elecciones nacionales que le dieron a los demócratas la Casa Blanca y el control del Congreso.

Precisiones en Davos

Versión Oficial. Precisiones de la oficina de la Presidencia de la República en relación con la participación del Presidente Calderón en la Sesión "Latin America's Economic Imperative", celebrada en Davos - 31/1/2009
(INTERPRETACIÓN DEL INGLÉS AL ESPAÑOL)
PRIMERA INTERVENCIÓN:
-MODERADOR (DOCTOR ERNESTO ZEDILLO PONCE DE LEÓN - EZPL-: Presidente Calderón, tenemos un dicho en nuestro país. Dicen, bueno, cuando a los Estados Unidos le da gripa a nosotros nos da neumonía. Y ahora parece ser que los Estados Unidos tiene neumonía. Entonces, cómo vamos a hacerle en esta ocasión.
-PRESIDENTE FELIPE CALDERÓN (FCH): Bueno, probablemente también nos va a dar neumonía, pero el punto, expresidente Zedillo, es que a lo largo del día he escuchado malas noticias sobre la situación económica en el mundo.
Permítame decir algunos aspectos positivos de América Latina en esta compleja crisis económica.
Por supuesto habrá un impacto muy importante en nuestras economías, proveniente de la reducción de la demanda de nuestras exportaciones; pero permítame decirle que hay muchas diferencias importantes ahora.
Primero, esta vez el origen de la crisis no fue en América Latina. En el pasado hemos utilizado muchos términos como: la Crisis del Tequila, la Crisis de Samba, la Crisis del Tango, etcétera. Y ésta vez, bueno, yo no sé cuál sea el nombre de esta nueva crisis, podría ser, no lo sé, la crisis del Big Mac o algo así, pero el punto es que hay una diferencia.
Lo segundo es que hemos aprendido de crisis anteriores. Como sabe, en el pasado hemos tenido alrededor de 30 crisis durante los últimos 25 años en la región, así que hemos aprendido mucho, y esta vez, en varios países en América Latina: Colombia, México, Chile, Brasil, hay buenas noticias en estas circunstancias. Una es que tenemos un sistema bancario sólido. Por ejemplo en México la tasa de capitalización está por encima del 14 por ciento, que es probablemente una de las mejores en la región o por lo menos en Norteamérica.
Tercero, tenemos finanzas públicas sanas. Hemos hecho nuestra tarea a lo largo de todos estos años, y en varios países, y no puedo hablar por todos, hemos tenido muy buenos amigos en el vecindario, pero por lo menos nuestros países han sido muy cuidadosos con las finanzas públicas. En nuestro caso las reservas internacionales, por ejemplo, son más de tres veces nuestra deuda externa total, por primera vez.
Y solamente hablando de este año, nuestros requerimientos financieros internacionales están totalmente cubiertos para este año.
Cuarto, el crecimiento en América Latina. El promedio para los seis últimos años en la región fue de 5 por ciento del crecimiento. Incluso en estas circunstancias el promedio, la proyección del FMI fue de alrededor de uno por ciento en la región.
Entonces, existe una muy buena oportunidad para los países latinoamericanos y los retos por venir serán: cómo podemos utilizar estas ventajas, como mencionó el señor Andrés Velasco ayer en la noche, para sobreponernos del choque externo que estamos sufriendo.
Y uno es que tenemos que ocuparnos de la salud de las finanzas públicas, tenemos que ocuparnos de nuestro sistema bancario, pero también necesitamos, por primera vez podemos aplicar políticas contracíclicas y así lo estamos haciendo en varios países.
Pero esta vez es diferente, espero que ahora podamos ocuparnos de esta mala situación con los Estados Unidos, es imposible decir que podemos resolver su problema, tenemos que trabajar juntos. Pero estoy totalmente seguro que nosotros estamos mejor que antes para enfrentar esta terrible situación económica.
(SEGUNDA INTERVENCIÓN)
-MODERADOR (EZPL): Presidente Calderón, México forma parte del G-20, usted habla ahí sólo por México o también está tomando en cuenta a los hermanos y hermanas de América Latina.
-FCH: Desde luego que estamos tratando de hablar a nombre de todos en la región, porque tenemos preocupaciones comunes; y déjeme decirle que estamos tomando un rol muy activo en la región, en la arena internacional.
Por ejemplo, México está coordinando el Grupo de Río, que es el grupo más grande de países latinoamericanos; somos parte del G-20 y estamos participando ahí, estaremos en Londres, en abril; y, claro, estamos hablando a nombre de los mexicanos, pero también solíamos recibir recomendaciones y sugerencias de otros hermanos de países latinoamericanos.
Al mismo tiempo estamos participando en otros foros como las reuniones de APEC, estamos participando con ellos también, y en particular, usted se refería a Centroamérica. Estamos renovando nuestra relación con ellos, con los países en Centroamérica, y estableciendo programas de desarrollo regional que llamamos Proyecto Mesoamérica.
Y la idea es fortalecer la relación, pero también hablar a nombre de todos y nosotros los países que estamos en una situación en desarrollo necesitamos levantar la mano y decir: esta región es importante para construir una salida a esta crisis.
Por qué. Porque, de nuevo, América Latina, como usted lo mencionó también, ha tenido en los últimos seis años continuas tasas de crecimiento positivas, y una alternativa de crecimiento a nivel global es apoyar el desempeño de estas economías emergentes en Asia y también en América Latina.
Y un punto muy importante que queremos introducir en Londres es la idea de que tenemos que rediseñar las instituciones multilaterales con el fin de proporcionar, precisamente, voces a otros países en desarrollo, pero también para recapitalizar las instituciones multilaterales.
Por qué. Porque en esta situación en particular la falta de crédito privado hacia los países en desarrollo y en particular hacia la región y la crisis crediticia, y por supuesto, la falta, el freno de la inversión extranjera en la región, solamente se podría sustituir a través de organismos multilaterales, y una de nuestras propuestas es volver a construirlos, recapitalizar estos organismos y también rediseñar los mecanismos de toma de decisiones.
-MODERADOR: Gracias, Presidente.
(TERCERA INTERVENCIÓN)
-MODERADOR EZPL: Permítanme pasar a un tema muy difícil para nosotros los latinoamericanos. Y creo que es importante porque ustedes dos Presidentes han estado luchando de manera admirable sobre esta pregunta.
Usted, Presidente Uribe, que ha estado más tiempo en funciones que el Presidente Calderón, y ahora el Presidente Calderón, ambos han estado luchando contra el crimen organizado, contra la violencia en sus países y nosotros sabemos que este es un impedimento muy serio para nuestro desarrollo.
Desde luego tengo que aprovechar esta oportunidad para hacer un comentario aquí.
Hace unos cuantos días un analista en los Estados Unidos tomó la situación mexicana y después dijo que México estaba cerca de ser algo así como un Estado fallido. Y yo creo que ese individuo fue probablemente el mismo que le dijo al Presidente Bush que había armas de destrucción masiva en Irak; pero, de todas formas, y esto es sólo para decir, expresar mi malestar con esa afirmación, pero en cualquier caso creo que lo justo es preguntarle a ustedes dos y les pediría que, usted Presidente Uribe responda primero.
Con el enfoque actual seremos capaces de ganar esta batalla contra el crimen organizado y la violencia.
-MODERADOR (EZPL): Su turno, Presidente Calderón.
-FCH Bueno, es un tema muy emocionante, pero el punto, refiriéndome directo a la pregunta, es: por supuesto que ganaremos esta batalla.
Y es importante para nuestros países y para el mundo ganarla. Para poder hacerlo, tenemos que trabajar en diversos frentes, en una estrategia integral. Desde luego estamos luchando muy duro y desde el principio de mi Administración no titubeé para utilizar toda la fuerza del Estado, incluyendo al Ejército, para fortalecer la autoridad del Estado en cada una de las partes del territorio mexicano.
Y los estamos golpeando y los estamos golpeando muy duro. Permítanme darles algunos datos. Por ejemplo, tenemos algunos récords mundiales muy curiosos.
Por ejemplo tenemos el récord mundial en términos de decomiso de dinero en efectivo en una sola operación. Decomisamos 206 millones de dólares en efectivo en una sola operación.
Decomisamos, en estos dos años, más de 27 mil armas, desde AK-47, lanzadores de misiles, más de dos mil granadas.
Y déjenme decirles que la cantidad de droga que hemos decomisado sería suficiente para proveer 66 dosis a cada hombre o mujer joven en México, entre los 15 y los 30 años.
Entonces, el punto es que tenemos que perseverar y necesitamos tomar acciones en el campo preventivo; necesitamos reducir el consumo; necesitamos ser muy agresivos en términos de la educación de las personas.
Tenemos que ser muy agresivos en cuanto a rescatar espacios públicos para las personas; necesitamos trabajar en la rehabilitación y tratamiento contra las adicciones.
Pero un punto muy importante es que necesitamos trabajar juntos y para mí es un gran placer y yo realmente admiro al Presidente Uribe por su esfuerzo en este tema.
Pero yo digo, estoy reclamando y demandando la corresponsabilidad de otras naciones porque no podemos ignorar que el consumidor más grande en el mundo es la sociedad estadounidense.
Sí necesitamos llamar a una responsabilidad al Gobierno americano y a su sociedad, y al Congreso americano a fin de luchar juntos esta batalla, porque esta no es una batalla de México, no es una batalla de la derecha. Es una batalla del futuro de nuestros jóvenes, para el futuro de nuestras sociedades.
Esto no es Irak, aquí no estamos buscando petróleo a mil kilómetros de distancia, estamos luchando por nuestro propio territorio, por nuestra propia Nación y para mi es totalmente claro que nosotros vamos a perseverar y nosotros vamos a ganar esta batalla, estoy totalmente seguro.
-MODERADOR (EZPL): Gracias, Presidente Calderón.
Antes; no, un momentito. Necesito abrir la sesión a preguntas del público, pero antes quiero hacer una pregunta personal, Presidente Calderón.
Permítame aprovechar este momento y un poquito de antecedentes.
Cuando yo era Presidente de México, el Presidente Calderón era realmente el líder de la oposición, porque él era el líder del partido de oposición más grande y fue muy buen líder de su partido, pero era muy duro, muy duro.
Ahora quiero preguntarle, qué se siente tener que lidiar con la oposición.
-FCH: Bueno, me siento muy cómodo, debo decir. Realmente es, bueno, alguien dice que cuando tú estás en la oposición, tú estás en el cielo, cuando tú estás en el gobierno, tú estás en la tierra, en el suelo.
Pero el punto es, yo me siento muy a gusto con la oposición porque están teniendo una actitud muy responsable. Hemos aprobado en el Congreso varias reformas y usted sabe qué difícil era aprobarlas.
Al igual que el Presidente Uribe, nosotros aprobamos una Reforma al Sistema de Pensiones. Para darles una idea de cuán importante era esta reforma, estamos ahorrándole a nuestras finanzas públicas más de 30 puntos del PIB al valor neto actual.
Y aprobamos una reforma en términos del sector energético, y ahora podemos permitir a empresas especializadas participar con PEMEX, indirectamente, en el sector petrolero, lo cual será muy importante para México, etcétera.
A veces siento que es difícil y lo entiendo ahora. Y lo siento, yo me sentía muy cómodo como líder de la oposición en ese entonces, eran momentos difíciles, usted lo recuerda.
Tuvimos una crisis tremenda en ese entonces, pero gracias por su pregunta.
-Alvaro Uribe Vélez, presidente de Colombia: Parece que la oposición ya no se encuentra en este panel.
-FCH: Claro, ganamos.
-MODERADOR (EZPL): Bueno, somos de partidos diferentes, pero con todo respeto.
Necesitamos abrir la sesión a preguntas.
Entonces, por favor levanten su mano y estén listos para tomar el micrófono. Desde luego las preguntas son para los Presidentes y para el señor Insulza, no para mí, está bien.
Quién quiere abrir con una pregunta. Han inhibido al público.
Sí, tenemos una pregunta por aquí.
-PREGUNTA: -Es un poco el mundo a la inversa. Nosotros del Norte, ahora vacilamos, nos rascamos la cabeza, no sabemos bien qué hacer, y ustedes parecen estar más determinados, cómo pueden ayudarnos a imitar esa seguridad.
-PRESIDENTE FCH: Vengan a invertir en México y van a obtener muchos beneficios.

(CUARTA INTERVENCIÓN)
-MODERADOR (EZPL): Bueno, precisamente tomando el punto, una vez más, me gustaría que los tres hicieran un comentario sobre lo siguiente, para que la gente no crea que no somos realistas, no obstante que los Presidentes tienen gran fuerza y energía.
Pero la historia nos dice que en crisis globales previas y tal vez la que fue muy severa fue atrás, en los años 70, y tuvimos ese huracán que fue el primer shock del petróleo y después el segundo shock petrolero. Y nosotros los latinoamericanos, cuando llegó el huracán, intentamos nadar contra la corriente.
E hicimos lo opuesto a los que se suponía debíamos hacer para enfrentar esa crisis, y ese fue el principio de la llamada Década Perdida para América Latina.
Aquí podemos ver que los Presidentes son muy realistas sobre cuán difícil es la situación, pero una vez más, permítame insistir, vamos a jugar a la defensiva o vamos a jugar a la ofensiva, como en los 70, con las consecuencias que todos conocemos.
-PRESIDENTE FCH: Bueno, defensiva u ofensiva, no lo sé. Este domingo será el Super Bowl.
Bueno, entonces, no quiero hablar de la Selección Mexicana de Fútbol, tengo malas noticias al respecto.
Pero, en cualquier juego, se requieren ambas. Desde luego tenemos que jugar a la defensiva, en el sentido en que necesitamos jugar con responsabilidad en las finanzas públicas; pero también tenemos que jugar muy a la ofensiva, muy activos, y como usted mencionaba, en el pasado nosotros no teníamos otra opción, teníamos que jugar de manera cíclica.
Entonces, si había reducciones en la demanda externa, teníamos que reducir el gasto, realizar una fuerte contracción de la economía y la gente sufría mucho.
Ahora, la situación es un poco distinta. Ahora estamos ante la peor crisis en el mundo desde los años 20, o no sé desde cuándo, y necesitamos trabajar muy duro en términos contracíclicos, pero tenemos que hacerlo con responsabilidad en las finanzas públicas.
Y permítame decirle cuáles son los secretos del por qué estamos jugando de esta manera y por qué podemos hacerlo.
En primer lugar, tenemos disciplina en nuestras finanzas públicas, porque otra de las reformas que aprobamos fue la reforma de impuestos o fiscal y obtuvimos con ella en promedio uno o dos por ciento de PIB en los ingresos públicos por año.
Pero también para este año en particular, 2009, cubrimos nuestros ingresos petroleros a 70 dólares por barril; no todos los derivados están mal en este caso.
Nos cubrimos ahí, por lo que podemos jugar de manera agresiva con una política contracíclica; pero también estamos manteniendo como nuestra segunda barrera los Fondos de Estabilización del Petróleo y ahí tenemos casi diez mil millones de dólares adicionales para poder construir el año entrante una estrategia de salida para México.
Entonces, quién va a ganar este domingo en el Super Bowl.
El mejor equipo, y el mejor equipo no juega nada más a la defensiva o a la ofensiva. El mejor equipo tiene equipo especial para ganar el juego y México, les aseguro, que va a tener tiempos difíciles, pero nosotros vamos a ganar el juego, inclusive en el campo económico.

Erdogan llega a Turqía


Miles de turcos reciben entre vítores a Erdogan tras su incidente con Peres
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha tenido una acogida multitudinaria en el aeropuerto de Estambul después de abandonar el Foro Económico de Davos tras un acalorado debate con el presidente de Israel, Shimon Peres.
Miles de personas, algunas con banderas palestinas y turcas, se agolparon en el aeropuerto Ataturk para recibir a Erdogan coreando lemas como "Turquía está orgullosa de ti" y "Damos la bienvenida al líder del mundo".
"Hemos dicho que siempre respaldaremos principios rectos, que nos mantendremos firme defendiendo el Derecho. Lo hicimos y vamos a seguir haciéndolo. Es lo que le corresponde a Turquía", dijo Erdogan a las personas congregadas en el aeropuerto.
Empero, el mayor partido opositor turco, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), acusó a Erdogan de actuar "como un portavoz de Hamas". "En la diplomacia no existe un lenguaje de ese tipo. Ha debilitado el prestigio de Turquía. Para el mundo civilizado Erdogan está acabado", dijo el vicepresidente del CHP Onur Oymen.
A pesar de ello, la mayoría de los diarios y de los ciudadanos apoyan la decisión de Erdogan de dejar plantados a los demás oradores. "No puedo hablar con el lenguaje que los diplomáticos jubilados entienden. Yo vengo de la política. No soy el líder de una tribu. Soy el primer ministro de la República Turca. Ser suave no encaja con nuestra nación", respondió Erdogan a las críticas sobre su falta de tacto.
Algunos analistas como Murat Yetkin, del diario 'Radikal', creen que la posición mediadora de Turquía en el conflicto de Oriente Medio se ha debilitado, porque su fuerza consistía en tener la capacidad de hablar al mismo tiempo con Israel, Irán y Siria. Turquía, un país musulmán con claras simpatías por la causa palestina, es uno de los aliados más firmes de Israel en la región, aunque el ambiente se ha enturbiado por la ofensiva israelí en Gaza.
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Llamada telefónica de Peres
El presidente de Israel, Shimon Peres, ha dicho que lamenta el incidente. Peres telefoneó esta mañana a Erdogan y le aseguró que lamenta lo ocurrido, informó el diario israelí 'Haaretz' en su edición digital. "Los amigos pueden tener disputas entre ellos", dijo Peres al primer ministro turco, según 'Haaretz'. Aseguró que sigue siendo amigo de Turquía y de Erdogan.