El presidente electo de México Felipe Calderón se reunió la mañana del pasado jueves 16 de noviembre con abogados en impartidores de justicia en el marco del II Encuentro Nacional de Organos Impartidores de Justicia).
La reunión fue encabezada por el Ministro Mariano Azuela Güitrón, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y les dijo:
"Estoy convencido de que hoy más que nunca México requiere de jueces altamente capacitados, honestos, imparciales, independientes, con un gran compromiso ético y social, que sé que ustedes son los primeros garantes de la legalidad y de nuestro Estado de Derecho.
Por ello, celebro que refrenden en este encuentro su compromiso de servir cada día mejor a los intereses de los mexicanos impartiendo justicia con la prontitud e
imparcialidad que la Constitución establece y los ciudadanos demandan.
Esa es una poderosa contribución, una contribución vital al proceso de consolidación de nuestra vida democrática.
Yo estoy seguro que los temas que habrán de tratar a lo largo de este encuentro servirán para impulsar la modernización y el fortalecimiento del Poder Judicial y responder así a los retos y desafíos de nuestro tiempo.
Estoy convencido, como ustedes, de que principios como la oralidad y la publicidad en la tramitación de los juicios son herramientas muy importante para promover la transparencia, para lograr la inmediatez entre el juicio y el sentido del juzgador y los hechos que debe de juzgar, para acercar a los ciudadanos a un anhelo no logrado de justicia, así como para aumentar la confianza y la legitimidad de la judicatura ante la ciudadanía.
Coincido en que debemos fortalecer la carrera judicial, debemos establecer un servicio civil de carrera que garantice la profesionalización de los órganos jurisdiccionales.
Comparto también con ustedes y con millones de mexicanos la convicción de que la transparencia y la rendición de cuentas en el sistema de impartición de justicia y en general en todos los asuntos públicos, son esenciales para incrementar la confianza de la sociedad en la labor de los jueces, en los poderes y en las instituciones.
Creo, además, que en una civilización que experimenta constantes transformaciones de carácter tecnológico, sólo con tecnologías de información, con tecnologías de vanguardia, lograremos tener una mejor y más eficiente impartición de justicia con menores costos tanto para la sociedad como para el estado y, por supuesto, con mayores resultados para la vida cotidiana de los ciudadanos.
Como Presidente de México quiero refrendar mi compromiso de impulsar con absoluto respeto a la división de poderes, el fortalecimiento de un sistema de impartición de justicia independiente, autónomo y moderno.
Para ello, sostendré una relación institucional y respetuosa con el Poder Judicial para garantizar que la plena vigencia de la división de poderes permita el adecuado funcionamiento del estado mexicano.
Decía Ignacio L. Vallarta que la igualdad de la ley es una exigencia social imperiosa porque la justicia la reclama. Sus palabras nos hacen recordar que sin justicia no hay estado democrático, que el México democrático sólo se podrá consolidar con la plena vigencia de la ley, con la plena vigencia del Estado de Derecho.
Un estado fuerte que garantice la convivencia pacífica, que sea esta convivencia además ordenada y segura para las familias mexicanas y que sea un Estado democrático que predique, como el propio Vallarta sostenía, la igualdad ante la ley.
Hay que decirlo, durante años la falta de seguridad pública, la impunidad y la delincuencia, ha venido mermando la calidad de vida de los mexicanos, ha frenado nuestra capacidad de desarrollo y de progreso nacional, ha detenido las potencialidades de México y ha generado en los ciudadanos un ambiente de consternación.
En este momento de la vida del país es fundamental que todos los que tenemos una responsabilidad adicional conferida por los ciudadanos podamos unir esfuerzos, convicciones, principios, responsabilidades, para poder hacer frente a estos males que aquejan al país.
Por ello, en mi administración actuaremos con toda la fuerza del Estado para restituir a los mexicanos la seguridad que exigen para sus familias.
Estoy convencido que en un Estado de Derecho las leyes son no sólo el mejor, el único instrumento que puede generar una convivencia ordenada en la sociedad, en un Estado de Derecho es donde es posible ampliar las capacidades de los ciudadanos, mejorar sus niveles de vida sin afectar, desde luego, el patrimonio de las generaciones futuras.
En un Estado de Derecho el marco legal debe estar respaldado por instituciones imparciales y sólidas que generen certidumbre y confianza.
En un Estado democrático y de derecho también es necesario que el trabajo entre los poderes públicos sea un trabajo guiado por la corresponsabilidad.
Por eso, habremos de trabajar conjuntamente con los demás poderes de la unión, los poderes de los estados, las entidades federativas, desde luego con los poderes judiciales locales y con todas las instancias e instituciones responsables de impartir justicia a los mexicanos, para elaborar y aplicar políticas de Estado que fortalezcan la cultura de la legalidad, que combatan la impunidad y la corrupción, que den certeza y celeridad a los procedimientos judiciales y que amplíen y garanticen los derechos de los ciudadanos y permitan a la vez vigilar adecuadamente el cumplimiento de sus obligaciones.
En esta hora de la vida nacional hagamos todos verdaderamente, hagamos de México un país de leyes y hagamos de la impartición de justicia una piedra angular de una sociedad mejor.
Para ello, el diálogo entre poderes es fundamental. Yo invito a la sociedad, a los juristas, a los impartidores de justicia, a que sigan adelante con la convicción que lo han hecho hasta ahora, con una actitud decidida planteando propuestas, alternativas, que puedan mejorar nuestras leyes e instituciones en una materia en la cual aun todos tenemos un enorme saldo pendiente con la sociedad: la impartición de justicia.
Será sumamente importante tomar en cuenta el enorme esfuerzo expresado en las conclusiones del Primer Encuentro Nacional de Impartidores de Justicia, celebrado hace un año, así como los que resulten desde luego de este Segundo Encuentro al cual estaré muy atento.
También desde luego habremos de tomar muy en cuenta, Ministro Presidente, las conclusiones contenidas en el Libro Blanco de la Reforma Judicial.
Sé de la seriedad con la que se ha hecho este trabajo.
Sé de la responsabilidad con la que se ha conducido el Poder Judicial en el análisis de un tema que aun no tiene respuestas claras o por lo menos que las respuestas claras aun no se han traducido en decisiones legislativas y administrativas.
Y, por supuesto, junto con este esfuerzo yo me sumaré también a impulsar la reforma a la justicia penal, a reformar el juicio de amparo y a fortalecer a los poderes judiciales en las distintas entidades de la federación.
Celebro también y debo puntualizarlo, celebro el llamado que ha hecho el Ministro Presidente don Mariano Azuela para promover un acuerdo nacional para la reforma judicial.
Yo hago votos de que a través de ese acuerdo podamos llegar a los acuerdos fundamentales respecto a las reformas que se necesitan para mejorar la impartición de justicia en todas sus esferas, en todos los ámbitos del país.
Me comprometo, desde luego, a analizar a fondo y a conciencia cada una de las propuestas con el propósito de impulsar decididamente las iniciativas que debemos someter a la consideración del Congreso.
Quiero decirles que en este Acuerdo Nacional por la Reforma Judicial los impartidores de justicia contarán con el apoyo decidido del Poder Ejecutivo a mi cargo.
Amigas y amigos:
La consolidación de un Estado de Derecho es uno de los mayores desafíos que se imponen a nuestro país. Como Presidente de la República, como mexicano, como abogado, estoy absolutamente convencido de mi mayor responsabilidad, la de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan.
La Constitución y la ley será fundamento y guía del actuar de mi gobierno.
La gran responsabilidad que asumiré de conducir a México por la vía del desarrollo y las oportunidades de crecimiento, la orientación de mi conducta, de mi programa y de mi actuar cotidiano será la legalidad porque creo firmemente en ella y los acuerdos que exige el futuro de México tendrán que estar fundados en el respeto a nuestro sistema legal.
Sólo con una verdadera cultura de la legalidad podremos consolidar a México como un país democrático y fuerte, como un país libre y también liberal en los derechos de sus ciudadanos.
Hoy, los desafíos de nuestra democracia nos exigen a todos, sin excepción, actuar de manera responsable, estar dispuestos al diálogo y poner en práctica una verdadera vocación de servicio al país.
Yo los felicito y los invito a continuar cumpliendo con su misión con un profundo sentido de justicia, con honradez y profesionalismo, siempre al servicio de la ley, de la sociedad, al servicio de México.
Los convoco a ustedes y a todos los mexicanos a que con gran patriotismo nos sumemos a la construcción de un México más justo, un México más libre, un México más democrático y más equitativo, un México ganador que queremos los mexicanos y que merecen los mexicanos que vienen.
Muchísimas gracias, muchas felicidades.
Dicho lo anterior permítanme proceder a realizar la declaratoria formal de inauguración.
En la ciudad de México, siendo las 18 horas con 10 minutos del día 15 de noviembre del año 2006 declaro formalmente inaugurados los trabajos del II Encuentro Nacional de Organos Impartidores de Justicia.
Les deseo la mayor de las suertes.
Felipe Calderón Hinojosa