Reconstrucción de la campaña contra el Vaticano por el caso “Avvenire”
La Santa Sede ha asegurado este martes que ni la Secretaría de Estado del Papa ni el director de "L'Osservatore Romano" están implicados en una sucia operación que acabó con las dimisiones del director del diario "Avvenire" de la Conferencia Episcopal Italiana.
La aclaración ha sido expuesta a través de un comunicado de la misma Secretaría de Estado, que como especifica el mismo diario vaticano, ha sido aprobado por Benedicto XVI, quien "ha ordenado su publicación".
Los hechos
La Santa Sede interviene de este modo por primera vez de manera oficial ante los artículos de prensa que se comenzaron a publicar desde el 23 de enero acusando al director de "L'Osservatore Romano", Giovanni Maria Vian o a alguien de la Secretaría de Estado, de filtrar al diario "Il Giornale", propiedad de la familia de Silvio Berlusconi, un documento falso y difamatorio contra Boffo.
El 28 agosto 2009 "Il Giornale", en un artículo de primera página escrito por el director Vittorio Feltri (con el título "El supermoralista condenado por acoso"), acusaba públicamente a Dino Boffo de hipocresía por las críticas expresadas por "Avvenire" sobre la vida privada de Silvio Berlusconi, el primer ministro italiano.
Según el artículo, el director del diario "Avvenire" habría quedado involucrado en una medida penal por molestar telefónicamente a una mujer, entre 2001 y 2002. Las acusaciones del director de "Il Giornale" serían apoyadas por la prueba de una negociación de la pena en 2004.
Feltri, en el mismo artículo del 28 de agosto, hizo referencia a la presunta homosexualidad del director de "Avvenire", ofreciendo dos documentos: un certificado del archivo judicial de la localidad italiana de Terni --cuya autenticidad es motivo de discusión-- y una carta anónima ligada al certificado con acusaciones de homosexualidad.
Según el director de "Il Giornale", Boffo habría acosado a la mujer por teléfono para exigirle que abandonara a su novio (todavía no estaban casados) de quien el director de "Avvenire" habría sido el amante.
El 2 de septiembre, "Avvenire" publicó un artículo para desmentir que hubiera existido un proceso penal contra Dino Boffo, pues nunca se dio una sentencia de condena sino simplemente un decreto que condenaba al director de "Avvenire", el 9 agosto de 2004, a pagar el resarcimiento económico pactado. Boffo explicó que en realidad las llamadas telefónicas no las había realizado él, sino una persona hoy fallecida que tenía acceso a su teléfono.
Esta versión quedaba avalada por el hecho de que la denuncia no estaba presentada contra él, sino contra "terceros". Boffo asegura que accedió a negociar la pena económica para evitar un proceso largo y porque no dio mayor importancia a la acusación.
Ese mismo 2 de septiembre, Feltri en un programa radiofónico del canal Radiouno, afirmó que la carta anónima que publicó la recibió de los "servicios secretos vaticanos", información desmentida categóricamente por el padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, aclarando entre otras cosas que no hay servicios secretos en el Vaticano.
El 3 de septiembre, "Avvenire" rechazó en "10 puntos" las acusaciones de "Il Giornale"; sin embargo, al final de esa mañana, Boffo presentó su renuncia para no involucrar ulteriormente a la Iglesia, según explicó él mismo, de los cargos de director de "Avvenire", "TV2000" y "Radio inBlu", en una carta dirigida al cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, quien las acogió manifestándole "pesar, profunda gratitud y estima".
Sin aducir pruebas, el 19 de septiembre, el blog del vaticanista Sandro Magister involucró en estos sucesos a Giovanni Maria Vian, director de "L'Osservatore Romano", acusándole de apoyar la campaña contra Dino Boffo con un artículo firmado con el seudónimo de Diana Alfieri, en el mismo "Il Giornale", el 19 de septiembre.
La retractación de Feltri
El 4 de diciembre de 2009, Vittorio Feltri, en respuesta a una carta en las páginas de "Il Giornale", escribió que "la reconstrucción de los hechos descritos en la nota, hoy lo puedo decir, no corresponde al contenido de las actas del proceso".
Feltri reconoció que, según los documentos, Dino Boffo no había quedado "involucrado en cuestiones homosexuales, y no se habla tampoco de él como homosexual practicante". Concluía explicando que "Boffo ha sabido esperar, a pesar de todo lo que se ha dicho y escrito, manteniendo una actitud sobria y digna que sólo puede suscitar admiración".
En un artículo publicado en el diario italiano "Il Foglio", el 30 de enero, Vittorio Feltri admitió que había recibido la carta anónima y el supuesto documento judicial de una "personalidad de la Iglesia de la que uno debe fiarse institucionalmente".
Esta afirmación llevó a numerosos periódicos a asegurar que el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, o Vian eran las personas a las que hacía referencia el director de "Il Giornale", sobre todo después de los rumores surgidos tras un encuentro entre Dino Boffo y Vittorio Feltri, en un restaurante de Milán, el 2 de febrero.
El mismo Feltri desmintió estas interpretaciones en un artículo publicado en "Il Giornale", el 4 de febrero: "no conozco ni al director de 'L'Osservatore Romano' ni al cardenal Bertone, nunca los he encontrado. Les he visto en fotos y en la televisión. Amén".
El desmentido vaticano
Dado que esa afirmación no detuvo las interpretaciones de los periódicos sobre el papel de Vian o del cardenal Bertone, la Santa Sede ha emitido este martes su categórico desmentido.
"Estas noticias y reconstrucciones no tienen ningún fundamento", subraya.
"Es falso que responsables de la Gendarmería vaticana", los supuestos servicios secretos vaticanos citados por Feltri, "o el director de 'L'Osservatore Romano' hayan transmitido documentos que están en la base de la dimisión" de Boffo, aclara la Santa Sede.
"Es falso --añade categóricamente-- que el director de 'L'Osservatore Romano' haya dado --o incluso transmitido o avalado de cualquier forma-- informaciones sobre estos documentos, y es falso que haya escrito bajo seudónimo, o inspirado, artículos en otras cabeceras".
"Parece claro, por la multiplicación de las argumentaciones y de las hipótesis más increíbles - repetidas en los medios de comunicación con una consonancia verdaderamente singular - que todo se basa en convicciones infundadas, con la intención de atribuir al director de 'L'Osservatore Romano', de forma gratuita y calumniosa, una acción inmotivada, irrazonable y malvada. Esto está dando lugar a una campaña difamatoria contra la Santa Sede, que implica al propio Romano Pontífice", sigue diciendo el documento.
"Benedicto XVI, que siempre ha estado informado, deplora estos ataques injustos e injuriosos, renueva su plena confianza en sus colaboradores y reza para que quien lleva verdaderamente en el corazón el bien de la Iglesia trabaje con todos los medios para que se afirmen la verdad y la justicia", concluye la nota.
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El Vaticano denuncia una campaña difamatoria contra el Papa
Un comunicado de la Santa Sede desmiente que el director de 'L'Osservatore Romano' esté implicado en el ataque al ex director de 'Avvenire'
MIGUEL MORA - Roma -
El País on line, 09/02/2010
Ruido de sables y chorros de veneno en el Vaticano. La guerra por el poder que asola a la Iglesia romana desde hace meses ha llegado al punto más álgido. El choque entre los seguidores del cardenal ultraconservador Camillo Ruini, aliado de Silvio Berlusconi, y el ala de la jerarquía partidaria de la no injerencia política es cada vez más cruento y notorio. La Secretaría de Estado vaticana, que dirige el cardenal Tarcisio Bertone, fiel número dos de Benedicto XVI, ha emitido hoy un comunicado en el que afirma que hay en curso "una campaña difamatoria contra la Santa Sede que implica al mismo Pontífice".
La nota desmiente las reconstrucciones de prensa que sostienen que fue el director de L'Osservatore Romano, Giovanni Maria Vian, quien conspiró contra Dino Boffo, ex director de Avvenire, que salió del diario de la Conferencia Episcopal Italiana en septiembre tras ser atacado por Il Giornale, el periódico de la familia Berlusconi, a causa de su supuesta homosexualidad.
La sala de prensa vaticana afirma en la nota oficial que "es falso que la velina (nota secreta) contra el ex director Boffo saliese de L'Osservatore romano", como se ha publicado estos días, y añade: "El Papa, que siempre ha estado informado, deplora estos ataques injustos e injuriosos, renueva su plena confianza en sus colaboradores y reza para que quien se preocupa verdaderamente por el bien de la Iglesia actúe con todas sus fuerzas para garantizar la verdad y la justicia".
Palabras insólitamente duras, y claras, que revelan el hartazgo de Ratzinger ante el deplorable espectáculo de arribismo, pinza política y lucha entre facciones que se vive en los palacios de San Pedro. La causa del enfrentamiento es, básicamente, ideológica. Y tiene al Gobierno Berlusconi como objetivo. "Se trata de una revuelta de Camillo Ruini y los partidarios del concubinato político con Berlusconi y su número dos, el beato Gianni Letta", explica el vaticanista Giancarlo Zizola. "Son los cardenales y obispos nombrados por Ruini en su día. Están dispuestos a hacer 'carrera', como señaló el Papa el viernes pasado en un discurso, aunque ello suponga hacer la vista gorda ante el despliegue de libertinaje sexual o moral del primer ministro y pactar con el poder para obtener leyes favorables y ventajas económicas o personales".
Al otro lado de la trinchera, se sitúan los jerarcas de la Curia que, en sintonía con la línea del Papa y de Bertone, piensan que la Iglesia debe estar presente en el debate social, sin callarse las verdades pero sin rebajarse a pactos que supongan limitar su independencia. "Bertone en 2007 escribió una carta a Bagnasco, el director de la CEI, diciéndole dos cosas: que no se ocupara más de las relaciones con el poder y los partidos, y que evangelizara a un país descristianizado", recuerda Zizola.
La batalla empezó a ser pública el pasado otoño, cuando Il Giornale destapó, basándose en un anónimo llegado a su redacción, que el director de Avvenire, Dino Boffo, tenía antecedentes judiciales por acoso telefónico a una mujer que sería en realidad la esposa del hombre que era su amante secreto.
Paradójicamente, Boffo es un hombre de Ruini, pero se había desviado de la línea marcada por su octogenario padrino, autor del "proyecto cultural" que preconizó la ocupación del poder político en sus años al frente de la CEI, al criticar, si bien de forma liviana, las andanzas del Cavaliere con velinas como Noemi Letizia y escorts como Patrizia D'Addario. El director de Il Giornale, Vittorio Feltri, había sido nombrado para el cargo en agosto por Silvio Berlusconi, y el ataque contra Boffo supuso el explosivo inicial de la reacción del entorno del primer ministro contra quienes habían osado criticar sus acciones.
Hace un par de semanas, Feltri, que ahora está amenazado de expulsión del Colegio de Periodistas por haber publicado esa noticia falsa, se reunió a almorzar con el dimitido Boffo en el restaurante Berti de Milán, a la luz de todos, y en teoría le pidió disculpas explicándole que la nota anónima había salido de los propios palacios vaticanos. Tras la reunión, algunos periódicos afirmaron que habría sido Giovanni Maria Vian quien habría filtrado el venenoso mensaje.
Ahora, el Papa en persona desmiente esa versión y defiende a Vian de las "falsedades", quizá para intentar frenar una guerra civil que ya es vox populi. Las armas están, sin embargo, cargadas. Ruini se ha reunido varias veces en los últimos meses con Berlusconi, Letta y el presidente del Congreso italiano, Gianfranco Fini, sin informar a Bertone.