Malverde: el origen del culto
NIZA RIVERA
Revista Proceso # 1710, 9 de agosto de 2009;
Relacionado como el santo de los narcos, Malverde es en la actualidad una figura venerada “mucho antes de que existiera la prohibición de drogas en el país”, dice el investigador Luis Astorga Almazán, cuya línea de trabajo es la sociohistoria del narcotráfico en México.
“Se está estigmatizando a una gran cantidad de gente que cree en Malverde y que nada tiene qué ver con el tráfico de drogas. La historia precede a la prohibición de las drogas, era un bandido social en la época del porfiriato cuando no estaban prohibidas algunas plantas que ahora lo están y cuyo comercio era legal”, según explica y se puede apreciar mejor en su estudio El siglo de las drogas: El narcotráfico, del porfiriato al nuevo milenio (2005).
“Lo que hizo más visible la creencia de Malverde fue el poder económico y la ostentación de los traficantes que creen en él, de ahí que medios de comunicación lo hayan calificado de ‘narco-santo’, pero no toman en cuenta las creencias de gente que nada tiene que ver con el tráfico de drogas, sino con la creencia que se desarrolla de figuras fuera de la Iglesia católica que son veneradas por gente, generalmente de estrato humilde, que le atribuye una serie de milagros.”
Investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), doctorado en sociología por la Universidad de París I y coordinador de la cátedra UNESCO, Transformaciones económicas y sociales relacionadas con el problema internacional, Astorga, de origen sinaloense, realizó uno de sus primeras publicaciones sobre Malverde en Mitología del narcotraficante en México (1995).
“En términos sociológicos, relacionar a Malverde sólo con el narcotráfico es privilegiar una parte del fenómeno, la más visible o la más espectacular, la que llama más la atención.”
Jesús Juárez Mazzo, un bandido generoso –como Chucho El Roto–, que robaba a los ricos y cuyo botín repartía a los pobres en la época del porfiriato, según se cuenta, y cuya fecha de muerte se acepta como el 3 de mayo de 1909, día de su fiesta, es descrito así por la investigadora y crítica de arte Ida Rodríguez Prampolini, El culto a Jesús Malverde, editado por Contrapunto en Veracruz:
“La leyenda dice que después de muerto su cuerpo permaneció colgado en un mezquite por órdenes del gobernador, y para escarmiento de sus seguidores no debería dársele sepultura. Nadie se atrevía a bajarlo, hasta que un arriero que pasó por el lugar lo hizo, cubriendo los restos con piedras, no sin antes pedir a su espíritu que le ayudara a encontrar una mula cargada de oro que tenía perdida, la encontró y comenzó a difundir el culto de Malverde milagroso.”
Ahí mismo se explica que el nombre de “Malverde” no está bien fundamentado, algunos dicen que era porque robaba envuelto en hojas de plátano para perderse entre la naturaleza tropical de la zona; otros más hacen referencia a las supersticiones del lugar, pues al diablo le llaman el “verde”, es decir, un mal diablo. O quizá la más acertada en referencia a la hoja de mariguana como “el mal verde”.
Astorga explica que la creencia común de esta figura se desarrolló porque la mayoría de los traficantes de clases populares lo adoptaron por medio de familiares y generaciones anteriores que compartían la creencia, independientemente del trabajo al que se dedicaban.
“La gente que lo asocia únicamente con eso (tráfico de drogas) está perdiendo de vista la característica antropológica y la dimensión histórica, que es importante para entender el porqué de la persistencia de la creencia.”
La figura completa del santo porta un sombrero, una escuadra colgada en el cuello y una faja de dinero que le sale de los bolsos, y su rostro es una mezcla de Pedro Infante y Jorge Negrete.
El personaje fue llevado al teatro en Sinaloa y recorrió con éxito varios estados del país, obra célebre del dramaturgo sinaloense Óscar Liera (1946-1990), titulada El jinete de la Divina Providencia, basada precisamente en la leyenda urbana del santo y publicada en 2008 por el Fondo de Cultura Económica (FCE) en Teatro Escogido, Óscar Liera.
En referencia a la comercialización de imágenes o figuras alusivas al mundo del narco, Astorga dice que “vivimos en una sociedad capitalista, una sociedad de consumo en la que todo es comerciable, no habría por qué ser distinto a otros países, a menos que existieran alguna serie de impedimentos, pero aquí no es posible”.
El investigador explica que es erróneo referirse con conceptos académicos al respecto, pues en su opinión son etiquetas mediáticas que construyen un lenguaje especial:
“No hay mucha imaginación al respecto, con el prefijo de ‘narco’ se hace referencia a la visión de lo que los medios piensan es el mundo del narcotraficante, pero no hay nada más.”
Comenta que la creencia en Malverde, en la Santa Muerte, y en otros santos también asociados al mundo de la delincuencia, dependen del “origen y trayectoria social, del capital cultural y, por supuesto, de la jerarquía que tienen al respecto; en el mundo de los traficantes, mientras más alta es la jerarquía más se acercan a la de los santos oficiales. Los santos o figuras religiosas en las que creen, mientras más alto nivel tienen en el negocio, se van acercando más a la sociedad legal”.
Astorga Almazán también es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia Mexicana de Ciencias. Entre sus publicaciones destacan: Drogas sin fronteras (2003) y Seguridad, traficantes y militares (2007), además de diversos artículos en revistas científicas. En abril de 2008, se realizó en Sinaloa el Foro Internacional sobre Drogas Ilícitas, donde participó con una conferencia magistral en referencia a este último libro.
Acerca de la Sesión Especial de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (UNGASS) sobre drogas, mediante el Segmento de Alto Nivel de la Comisión de Estupefacientes, donde se discutirán las políticas de control de drogas, según destaca su página web, el investigador comenta:
“Yo creo que aquí se van a plantear varias tendencias sobre drogas y democracia, una posición que pretende tomar medidas adoptadas por países europeos en equilibrar la política con una visión preventiva; por ejemplo, al descriminalizar el consumo de drogas, como la mariguana, hasta cierto tipo de consumo.”
En referencia a si se pronuncia a favor o en contra de la legalización de esta planta, dice:
“Ese tipo de planteamientos son los que están en debate, no tiene sentido decir si estoy a favor o en contra, lo interesante es ver el estado de la discusión y lo que se plantea en los foros internacionales. Eso tiene que ver con la política de salud y un cambio en la percepción de los consumidores de drogas y los grandes traficantes que utilizan la violencia y se confrontan con el Estado.”
NIZA RIVERA
Revista Proceso # 1710, 9 de agosto de 2009;
Relacionado como el santo de los narcos, Malverde es en la actualidad una figura venerada “mucho antes de que existiera la prohibición de drogas en el país”, dice el investigador Luis Astorga Almazán, cuya línea de trabajo es la sociohistoria del narcotráfico en México.
“Se está estigmatizando a una gran cantidad de gente que cree en Malverde y que nada tiene qué ver con el tráfico de drogas. La historia precede a la prohibición de las drogas, era un bandido social en la época del porfiriato cuando no estaban prohibidas algunas plantas que ahora lo están y cuyo comercio era legal”, según explica y se puede apreciar mejor en su estudio El siglo de las drogas: El narcotráfico, del porfiriato al nuevo milenio (2005).
“Lo que hizo más visible la creencia de Malverde fue el poder económico y la ostentación de los traficantes que creen en él, de ahí que medios de comunicación lo hayan calificado de ‘narco-santo’, pero no toman en cuenta las creencias de gente que nada tiene que ver con el tráfico de drogas, sino con la creencia que se desarrolla de figuras fuera de la Iglesia católica que son veneradas por gente, generalmente de estrato humilde, que le atribuye una serie de milagros.”
Investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), doctorado en sociología por la Universidad de París I y coordinador de la cátedra UNESCO, Transformaciones económicas y sociales relacionadas con el problema internacional, Astorga, de origen sinaloense, realizó uno de sus primeras publicaciones sobre Malverde en Mitología del narcotraficante en México (1995).
“En términos sociológicos, relacionar a Malverde sólo con el narcotráfico es privilegiar una parte del fenómeno, la más visible o la más espectacular, la que llama más la atención.”
Jesús Juárez Mazzo, un bandido generoso –como Chucho El Roto–, que robaba a los ricos y cuyo botín repartía a los pobres en la época del porfiriato, según se cuenta, y cuya fecha de muerte se acepta como el 3 de mayo de 1909, día de su fiesta, es descrito así por la investigadora y crítica de arte Ida Rodríguez Prampolini, El culto a Jesús Malverde, editado por Contrapunto en Veracruz:
“La leyenda dice que después de muerto su cuerpo permaneció colgado en un mezquite por órdenes del gobernador, y para escarmiento de sus seguidores no debería dársele sepultura. Nadie se atrevía a bajarlo, hasta que un arriero que pasó por el lugar lo hizo, cubriendo los restos con piedras, no sin antes pedir a su espíritu que le ayudara a encontrar una mula cargada de oro que tenía perdida, la encontró y comenzó a difundir el culto de Malverde milagroso.”
Ahí mismo se explica que el nombre de “Malverde” no está bien fundamentado, algunos dicen que era porque robaba envuelto en hojas de plátano para perderse entre la naturaleza tropical de la zona; otros más hacen referencia a las supersticiones del lugar, pues al diablo le llaman el “verde”, es decir, un mal diablo. O quizá la más acertada en referencia a la hoja de mariguana como “el mal verde”.
Astorga explica que la creencia común de esta figura se desarrolló porque la mayoría de los traficantes de clases populares lo adoptaron por medio de familiares y generaciones anteriores que compartían la creencia, independientemente del trabajo al que se dedicaban.
“La gente que lo asocia únicamente con eso (tráfico de drogas) está perdiendo de vista la característica antropológica y la dimensión histórica, que es importante para entender el porqué de la persistencia de la creencia.”
La figura completa del santo porta un sombrero, una escuadra colgada en el cuello y una faja de dinero que le sale de los bolsos, y su rostro es una mezcla de Pedro Infante y Jorge Negrete.
El personaje fue llevado al teatro en Sinaloa y recorrió con éxito varios estados del país, obra célebre del dramaturgo sinaloense Óscar Liera (1946-1990), titulada El jinete de la Divina Providencia, basada precisamente en la leyenda urbana del santo y publicada en 2008 por el Fondo de Cultura Económica (FCE) en Teatro Escogido, Óscar Liera.
En referencia a la comercialización de imágenes o figuras alusivas al mundo del narco, Astorga dice que “vivimos en una sociedad capitalista, una sociedad de consumo en la que todo es comerciable, no habría por qué ser distinto a otros países, a menos que existieran alguna serie de impedimentos, pero aquí no es posible”.
El investigador explica que es erróneo referirse con conceptos académicos al respecto, pues en su opinión son etiquetas mediáticas que construyen un lenguaje especial:
“No hay mucha imaginación al respecto, con el prefijo de ‘narco’ se hace referencia a la visión de lo que los medios piensan es el mundo del narcotraficante, pero no hay nada más.”
Comenta que la creencia en Malverde, en la Santa Muerte, y en otros santos también asociados al mundo de la delincuencia, dependen del “origen y trayectoria social, del capital cultural y, por supuesto, de la jerarquía que tienen al respecto; en el mundo de los traficantes, mientras más alta es la jerarquía más se acercan a la de los santos oficiales. Los santos o figuras religiosas en las que creen, mientras más alto nivel tienen en el negocio, se van acercando más a la sociedad legal”.
Astorga Almazán también es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia Mexicana de Ciencias. Entre sus publicaciones destacan: Drogas sin fronteras (2003) y Seguridad, traficantes y militares (2007), además de diversos artículos en revistas científicas. En abril de 2008, se realizó en Sinaloa el Foro Internacional sobre Drogas Ilícitas, donde participó con una conferencia magistral en referencia a este último libro.
Acerca de la Sesión Especial de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (UNGASS) sobre drogas, mediante el Segmento de Alto Nivel de la Comisión de Estupefacientes, donde se discutirán las políticas de control de drogas, según destaca su página web, el investigador comenta:
“Yo creo que aquí se van a plantear varias tendencias sobre drogas y democracia, una posición que pretende tomar medidas adoptadas por países europeos en equilibrar la política con una visión preventiva; por ejemplo, al descriminalizar el consumo de drogas, como la mariguana, hasta cierto tipo de consumo.”
En referencia a si se pronuncia a favor o en contra de la legalización de esta planta, dice:
“Ese tipo de planteamientos son los que están en debate, no tiene sentido decir si estoy a favor o en contra, lo interesante es ver el estado de la discusión y lo que se plantea en los foros internacionales. Eso tiene que ver con la política de salud y un cambio en la percepción de los consumidores de drogas y los grandes traficantes que utilizan la violencia y se confrontan con el Estado.”