7 may 2007

Precisiones a Vargas Llosa

Sobre la columna "Piedra de Toque" del domingo de Vargas Llosa.
Dice Ignasi Guardans (Diputado al Parlamento Europeo) 08/05/2007, El País:
Mario Vargas Llosa dedicó su última Piedra de toque a criticar una supuesta decisión de la Eurocámara para convertir en delito en toda Europa la negación del Holocausto (y sin pronunciarse sobre otros crímenes colectivos). Yo comparto casi todos sus argumentos. Pero se equivoca en la diana de su crítica: el Parlamento Europeo no ha sido quien ha adoptado tal decisión. Lo han hecho los ministros de Justicia e Interior a través de lo que se llama una "decisión marco". Obviamente, don Mario no tiene que ser un experto en Derecho Europeo. Y es lógico que, como fino demócrata, piense que si ha leído que "la Unión Europea" impone un cambio en los códigos penales, es que quienes lo han hecho son los diputados europeos. Pero no es así, y su error es una espléndida ocasión de denunciarlo por enésima vez.
Decisiones de este calado, que hacen obligatorio el cambio de leyes nacionales en materia penal, policial, criminal o judicial se adoptan cada vez con mayor frecuencia en Bruselas en reuniones a puerta cerrada de 27 ministros, en el mejor de los casos tras una consulta no vinculante al Parlamento de Estrasburgo. En pura teoría, la legitimidad de estos ministros para decidir conjuntamente algo que después deberá "obedecer" el Congreso de los Diputados o el Bundestag alemán se basa en que cada uno de ellos informa y responde de lo que vota ante su Parlamento nacional. Pero esto es algo muy próximo a la ficción, y en muchos países no funciona. En España, bastante peor que en la mayoría. Pregunte, don Mario, a los diputados españoles del Congreso, a ver cuántos saben lo que en su nombre ha consentido el ministro en la UE en materia de sanción penal al negacionismo histórico. Pocos serán los que le respondan. Eso sí, en éste y en otros muchos casos, un día el Gobierno les presentará a votación una ley "para cumplir con las obligaciones de la Unión Europea". Una ley a la que apenas nada se podrá cambiar, pues su contenido "viene de Bruselas". Y así, poco a poco, va desapareciendo ante nuestros ojos el control parlamentario en materias que afectan de lleno a los derechos fundamentales. Al menos, ante protestas legítimas como la de Vargas Llosa, que a los diputados europeos nos dejen proclamar: ¡nosotros no hemos sido! Las quejas, a la carrera de San Jerónimo.

Elecciones en Guatemala

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) convocó el pasado 2 de mayo a los guatemaltecos a participar en el sexto proceso de elecciones democráticas que se realizan desde 1985, cuando concluyó la larga etapa de dictaduras militares.
El presidente del TSE, Óscar Parada ofreció que en las elecciones generales, que se celebrarán el próximo 9 de septiembre, los magistrados de esa institución serán "garantes de la voluntad popular" y actuarán "con conciencia" del deber que les ha sido confiado.
En los comicios de septiembre, los guatemaltecos elegirán por un período de cuatro años (2008-2012), a su próximo presidente, vicepresidente, 332 alcaldes y corporaciones municipales, 158 diputados al Congreso unicameral y 20 al Parlamento Centroamericano (Parlacen).
En total, según el acuerdo de convocatoria emitido por el TSE, en las votaciones se elegirán 3,720 cargos públicos, porque se incluye a diputados suplentes para el Legislativo y el Parlacen y otros 3,190 cargos para corporaciones municipales.
En caso de que ninguno de los candidatos a la presidencia obtenga mayoría absoluta (la mitad más uno de los votos válidos), el TSE convocará a los dos primeros lugares a una segunda ronda electoral la cual se celebrará el 4 de noviembre.
Esta será la sexta ocasión en los últimos 22 años en que los guatemaltecos son convocados a que por medio del voto elijan a sus autoridades, después de una larga época de dictaduras militares iniciadas en 1954, durante la cual Guatemala estuvo fuera del concierto de naciones democráticas.
Las votaciones guatemaltecas, serán vigiladas por más de dos mil observadores locales e internacionales.
Y a partir de 2 de mayo y hasta el próximo 10 de julio, los partidos políticos que participarán en la contienda podrán inscribir a sus candidatos para los puestos de elección popular.
De los 19 partidos políticos legalmente inscritos, se tiene previsto que al menos 15 postulen candidatos la Presidencia, de los cuales, según las encuestas publicadas por la prensa sobre la intención de voto de los guatemaltecos, sólo cuatro tienen posibilidades de triunfo, a saber: Alvaro Colom, del centrista partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE),-; seguido del general retirado Otto Pérez Molina, del derechista Partido Patriota; y de Alejandro Giammattei, de la gobernante Gran Alianza Nacional (GANA).
Rigoberta Menchú, premio nobel de la paz y la única mujer que hasta el momento aspira a la presidencia, apoyada por el centro-izquierdista partido Encuentro por Guatemala, ocupa hoy el cuarto lugar en las encuestas electorales.

Toño Jáquez entrevista a Fernando Vallejo

La iglesia en la hoguera
Antonio Jáquez, reportero; Revista Proceso No. 1591, 29/04/2007;
Ni un solo ápice de consideración intelectual –menos aún de conmiseración– existe en el ánimo, en el pensamiento o en la obra de Fernando Vallejo, escritor colombiano naturalizado mexicano y Premio Rómulo Gallegos en 2003, cuando se trata de juzgar lo que él llama los horrores, pasados y presentes, de la Iglesia católica en el mundo. Con la reciente publicación de La puta de Babilonia –libro de la editorial Planeta, inexorablemente destinado al escándalo–, Vallejo declara contra la Iglesia del Vaticano su guerra personal con argumentos
históricos implacables… a los cuales agrega sus ácidos juicios en esta entrevista exclusiva con Proceso.
Hereje de corazón, el autor de origen colombiano –ya naturalizado mexicano– Fernando Vallejo ha exhibido su aversión a la Iglesia católica en su novelística, como lo hizo en La virgen de los sicarios y La rambla paralela, por ejemplo, en la que de pasada arremetió contra Karol Wojtyla (“zángano” fue lo menos que le dijo al Papa polaco).
Nunca, sin embargo, Vallejo había dedicado una obra completa a cuestionar los crímenes y pecados de la Iglesia católica, apostólica y romana, hasta ahora que publica La puta de Babilonia, un ensayo feroz, rabioso, corrosivo, en el que no deja Papa con cabeza ni dogma incólume, incluidos la existencia de Cristo y la virginidad de María, de las que por supuesto duda.“La impune bimilenaria tiene cuentas pendientes conmigo desde mi infancia y aquí se las voy a cobrar”, advierte Vallejo en el arranque electrizante de su libro, una especie de antisalmo: “La puta, la gran puta, la grandísima puta, la santurrona, la inquisidora, la torturadora, la falsificadora (…) la oscurantista, la impostora, la embaucadora, la difamadora, la estafadora de viudas, la homofóbica, la corrupta, la hipócrita, la parásita (…) la jesuítica, la dominica, la del Opus Dei…”, dice acerca de la que muchos consideran “Santa Madre Iglesia”.
–¡Qué barbaridad, don Fernando! ¿Pero qué le hizo la Iglesia, cuáles son esas cuentas pendientes? –se le pregunta a Vallejo en entrevista con Proceso.
–Me arruinó la infancia con la amenaza del infierno. ¡Cuál infierno como no sea el de este mundo! Ah, e hizo que mi mamá pariera 20 hijos. Diecinueve hermanos son otro infierno.
A sus 64 años, Vallejo parece que no rompe un plato, con su mirada tranquila, voz cantadita y ademanes suaves. Su prosa es otra historia, sobre todo en su nuevo libro: sarcástica, injuriosa, provocadora, cabrona, personalísima. Le preguntamos si su libro no hubiera ganado más credibilidad y público si fuera más mesurado en su lenguaje. Y responde: “No. Yo sé lo que hago. Lo que mis lectores están oyendo detrás de las palabras impresas es mi voz. Y no están leyendo un libro: me están leyendo el alma.”
En la entrevista habla también de otros temas. Refiere, por ejemplo, su desprecio por Gabriel García Márquez, entre otras razones por la cercanía del escritor con el dictador Fidel Castro, “Dios los hace y ellos se juntan”. Se congratula de la derrota de la derecha –y de la Iglesia– en la Asamblea capitalina en el caso del aborto; “se le ganó una batalla al oscurantismo, es un gran paso libertario para México. Me da gusto que la Iglesia haya quedado en ridículo. Con todo su poder y sus aliados apenas juntó 70 mil firmas…”.“Por el amor de Dios…”A Vallejo le fascina el internet: le facilita sus indagaciones y le ahorra tratos con la gente, según platica en su departamento en La Condesa, la colonia de moda intelectual de la Ciudad de México.
Cuenta cómo armó La puta de Babilonia, título por cierto tomado del Apocalipsis:“Lo estuve escribiendo desde siempre, en la cabeza: en dos años lo pasé al papel. Con Amazon y el internet la documentación me resultó más fácil de lo que en un principio pensaba. Todos los padres de la Iglesia, griegos y latinos, están allí. Orígenes, San Jerónimo, San Agustín... Con el internet desapareció la erudición. Buscas por ejemplo en Google Miguel Cerulario (el emperador bizantino que el actual Papa citó en su conferencia de Ratisbona provocando la ira de los musulmanes) y con un clic tienes junta una información inmensa que antes te habría costado una vida entera reunir. El peor enemigo de la Biblia es la Biblia misma; para destruirla no se necesita más que conocerla. La lees con atención y vas descubriendo sus contradicciones, sus imbecilidades, sus inmoralidades, sus infamias. Cuando Lutero la tradujo al alemán abrió la caja de Pandora. Pues bien, a las traducciones de la Biblia a las lenguas vernáculas que siguieron a la de Lutero al alemán se ha venido a sumar ahora el internet. La historia monstruosa de la Iglesia ya está al alcance de todos y no la van a poder ocultar ni un día más. Esta institución delincuente, que ya no puede matar ni torturar ni quemar, libros y gente, no podrá impedir un día más que salga a luz la verdad de su impostura y sus horrores y el cuento burdo que se inventaron del tal Cristo.”
En la primera parte Vallejo habla de los Papas. Hay historias de vértigo, como muchas de las ocurridas en tiempos de la Inquisición, en particular las relativas a la quema de herejes. Apunta Vallejo: “Inocencio IV autorizó la tortura y las cámaras de la Inquisición se convirtieron entonces en mazmorras del infierno. A los acusados los encerraban en celdas aislados, les impedían ver a los familiares y les ocultaban los nombres de sus acusadores. Al que no confesaba pronto le aplicaban como aperitivo las empulgueras, unas abrazaderas que se cerraban con un tornillo y que iban triturando y dislocando dedos. ¿No confesaba? Lo pasaban entonces a las botas quiebratibias, para sentarlo luego en la silla ardiente a descansar: una silla con una hornilla bajo un asiento metálico erizado de clavos afilados que se calentaban al rojo vivo (…) O le desencajaban las mandíbulas abriéndoselas hasta lo máximo. Por el amor de Dios, confiesa para que salves tu alma –le imploraba el inquisidor–, no me hagas sufrir tanto…
–¿Qué pasaje oscuro de la Iglesia le impresiona más a usted? La quema de supuestas brujas es impresionante, ¿no? –se le inquiere al autor de El desbarrancadero.
–Dices bien, “supuestas” brujas, pues brujas reales nunca las hubo. Haciendo el recuento de los crímenes cometidos en nombre de Cristo (un invento de las muchas sectas cristianas del siglo II de nuestra era que nunca existió como un ser real de carne y hueso), lo que más me impresiona es justamente lo que mencionas, el quemar gente viva. Difícil concebir algo más monstruoso que esta forma de matar de la Inquisición.
A Cristo le fue muy bien, tan sólo lo crucificaron. ¡Conmovámonos por Giordano Bruno o por Miguel Servet!
Sin embargo, dice el escritor –quien también es biólogo–, ningún Papa ha condenado a la Inquisición de manera clara, “no con la tibieza que lo hizo Wojtyla”. La Inquisición fue fundada formalmente en 1232 por Gregorio IX, de manera que está por cumplir ocho siglos. “¡Ocho siglos de impunidad! Con la Contrarreforma le cambiaron el nombre por el de Santo Oficio. Hoy se llama Congregación para la Doctrina de la Fe, y de allí –como saltó Putin, el ruso de la KGB, al Kremlin–, así saltó al papado su prefecto, Joseph Ratzinger. La Inquisición es la mejor prueba de la existencia de Dios. ¡Claro que existe el monstruo! Y nada de que sus designios son inescrutables. Son límpidos como la turbiedad de su esencia”.
–Wojtyla pidió perdón por los pecados de la Iglesia. ¿Basta pedir perdón para borrar todo?
–Por supuesto que no. Es como si los nazis pidieran perdón por las víctimas de los campos de concentración. Los crímenes de la Iglesia no tienen disculpa, dondequiera que se hayan cometido, y debería ser perseguida y castigada por ello. Desde aquí, lanzo la idea para que en México la Iglesia católica sea proscrita. Su impunidad de siglos debe terminar.
–Usted señala a Karol Wojtyla como el Papa “más dañino”. ¿De verdad así lo ve?
–Sí. El más asesino es el genocida Lotario da Segni, alias Inocencio III, el de la Cuarta Cruzada contra los albigenses. Pero el más dañino es Karol Wojtyla, alias Juan Pablo II, que en sus 26 años de pontificado ayudó como nadie a subirle a un planeta atestado 2 mil millones, que se dicen rápido pero que excretan mucho. Y mira el resultado: los ríos convertidos en alcantarillas y el mar en un desaguadero de cloacas, la capa de ozono rota, el calentamiento global, los polos derritiéndose, la proliferación de tugurios y villas, miseria, y gente y más gente y carros y carros, más carros y más carros por donde vayamos. Y, sobre todo, la suerte cada vez más desventurada de los pobres animales. Los pollos, los cerdos y las vacas, producidos en esos galpones y criaderos monstruosos que no son sino fábricas de carne y luego despescuezados o acuchillados en los mataderos... ¡Y cuándo dijo una palabra Wojtyla en su favor! Tantas cuantas dijo Cristo.
–¿El silencio o la complicidad del Vaticano ante los crímenes de Hitler equivale al silencio de la Iglesia ante los horrores de la guerra de Irak?
–Benedicto le tiene pavor a los musulmanes. Tanto como le tenía Pío XII a Hitler. Y levantará su voz contra los terroristas islámicos tanto como este Papa cobarde la levantó contra los nazis. En estos días el Vaticano está muy indignado porque en Israel, en un museo sobre el holocausto, pusieron una foto de Pío XII con la leyenda de que no había hecho nada por evitarlo. Pues yo digo más que los mesurados judíos: no sólo no hizo nada, sino que lo alcahueteó: todo el episcopado alemán se plegó a Hitler y se prodigó en panegíricos alabándolo y echando al vuelo las campanas en su honor sin que el autócrata ensotanado de Roma hiciera nada por contenerlos. Eugenio María Giuseppe Giovanni Pacelli, alias Pío XII, fue un tartufo cobarde. Él fue el más grande alcahuete de Hitler, de Mussolini y de Franco.
La zanahoria y el garrote
Vallejo se ve muy contento. Dice que tiene buenos motivos estos días: libro nuevo, estrenó ciudadanía mexicana –el miércoles 25 le entregaron su carta de naturalización– y la aprobación de la ley de despenalización del aborto en la capital. Se le comenta que en su ensayo no le basta meterse con los Papas; se va también contra el mismo Cristo e incluso contra textos considerados sagrados.
–¿Era necesario llegar tan lejos en su revancha contra la Iglesia? ¿Ni siquiera como mito le despierta simpatía la imagen de Cristo?
–El Cristo de los cuatro evangelios canónicos (que es el que pesa hoy en día sobre nosotros y que en el siglo II era uno entre muchos de las muchas sectas cristianas que la llamada secta católica luego reprimió y exterminó) era un hombre contradictorio, rabioso y loco que no tuvo una sola palabra para repudiar el sometimiento de la mujer, la esclavitud y los atropellos del hombre a los animales. ¿Cómo puede ser el paradigma de lo humano uno que no vio que los animales, los mamíferos cuando menos, también son nuestro prójimo? Ni una sola palabra de compasión tuvo por ellos.
En su libro, Vallejo afirma que Cristo es “un engendro fraguado por Roma, centro del imperio y del mundo helenizado, a partir del año 100, juntando rasgos tomados de los mitos de Atis de Frigia, Dioniso de Grecia, Buda de Nepal, Krishna de la India, Osiris y su hijo Horus de Egipto, Zoroastro y Mitra de Persia, y toda una serie de dioses y redentores del género humano que lo precedieron en siglos y aun en milenios, y que el mundo mediterráneo conoció a raíz de la conquista de Persia y la India por Alejandro Magno”.
Entra en detalles: Atis murió por la salvación de la humanidad crucificado en un árbol, descendió al submundo y resucitó al tercer día. Mitra tuvo 12 discípulos; pronunció un Sermón de la Montaña, fue llamado el Buen Pastor, se sacrificó por la paz del mundo y resucitó a los tres días. Buda enseñó en el templo a los 12 años, curó a los enfermos, caminó sobre el agua y alimentó a 500 hombres con una cesta de bizcochos; sus seguidores hacían votos de pobreza y renunciaban al mundo; fue llamado el Señor, Maestro, la Luz del Mundo, Dios de Dioses, Altísimo… Krishna fue hijo de un carpintero, su nacimiento fue anunciado por una estrella en el oriente y esperado por pastores que le llevaron especias como regalo…
–En México, los priistas solían justificar sus crímenes y corruptelas diciendo que lo que fallaban eran los hombres, no las instituciones. He oído decir lo mismo a algunos clérigos. A juzgar por su libro, usted considera que la Iglesia y sus hombres son la misma porquería…
–Los priistas sólo han sido corruptos. La Iglesia, además de corrupta, hasta cuando pudo fue genocida y asesina: hasta mediados del siglo XIX, cuando Pío Nono perdió a manos del Risorgimento italiano el poder temporal que le quedaba y los dientes y las garras, y el Santo Padre, de corrupto y asesino que había sido hasta entonces como bien sabían sus súbditos inmediatos, los habitantes de la ciudad de Roma y de los Estados Pontificios, pasó a ser un santurrón. Sí. Todos estos travestidos tonsurados son una solemne porquería y desde aquí les declaro la guerra. Su hora ya les llegó.
–¿Cómo se explica usted la larga sobrevivencia de una institución tan profundamente corrupta e incluso criminal –según su libro– como la Iglesia católica, apostólica y romana? Si es tan mala, ¿por qué ha durado tanto? Según Savater, el mito de Cristo es parte de la explicación. ¿Usted qué cree?
–Ha durado tanto porque es la puta más puta entre las más putas. Porque desde que en el 312 se montó al carro de la victoria del emperador Constantino, el genocida, siempre ha sabido encaramarse al lecho de los poderosos por más criminales que sean: Carlomagno, Carlos V, Mussolini, Franco, Hitler... Porque siempre ha sido la gran ramera del poder. Los comunistas fueron sus enemigos porque no la dejaron arrimar. Esa meretriz trata siempre de estar con el que gane. Si la deja, a su cama se sube.
–En su libro apenas hay referencias de pasada al papel de la Iglesia en los pueblos latinoamericanos. ¿Cómo juzga usted el papel “evangelizador” de la Iglesia en nuestros pueblos? ¿Qué piensa de la Virgen de Guadalupe?
–El papel “embrutecedor”, querrás decir. En cuanto a la Virgen de Guadalupe, no es nadie: una más entre las Once Mil Vírgenes. Vale más un premio en un festival de cine, de los que hay hoy en el mundo como 5 mil.
–En nuestros días mexicanos, dominados políticamente por el conservadurismo ramplón del PAN, la Iglesia cabalga de nuevo… aunque se caiga del caballo. Predica en vano contra los matrimonios homosexuales y contra el aborto, siguiendo las directrices del Santo Padre… ¿Cómo la ve usted? ¿Le tiene usted simpatía a personajes como el cardenal Norberto Rivera y el obispo Onésimo Cepeda?
–En el entierro del profesor Hank González, uno de los hombres más honestos que ha producido México, Norberto Rivera dijo que “bendito sea nuestro hermano Hank porque ha multiplicado los bienes de Dios”.Y Onésimo va a las corridas de toros a darles la alternativa a los pichones de torero y se jacta de que es muy macho y come carne. Lo anterior nos describe muy bien a este par de varones ilustres, orgullo de la Iglesia. Y no me preguntes por el padre Maciel, porque le tengo mucha envidia. ¡Con semejante jardín florido y no haber compartido una sola de esas florecitas con el prójimo! ¡Qué avorazado!
Dice que le encantaría polemizar con Norberto, Onésimo, el cardenal de Guadalajara, Sandoval Íñiguez, “y el santo varón” Carlos Abascal. “Estoy puesto a debatir con ellos. Es más: les doy tiempo de ventaja para que digan lo que quieran. Creo que el debate podría ser en un auditorio de la UNAM. Propongo que el encuentro sea el 13 de mayo, día de la Inmaculada Concepción”.
–Su libro anticipa que el día del Ayatola se acerca y que “la Gran Bestia Negra se nos viene encima”. ¿Será un oscurantismo peor?
–En la Colombia de mis tiempos decíamos: “ésa es carga que no se ladea”. Si no nos invaden los musulmanes, la Puta de Babilonia nos vuelve a las tinieblas medievales. ¡Adiós siglo de las luces! ¡Adiós Revolución Francesa! ¡Adiós movimientos libertarios del siglo XIX y principios del XX! ¡Adiós, adiós!–Parece que la Iglesia quiere modernizarse. Acaba de suprimir el limbo, por ejemplo, ¿qué le parece?–Si no existe ya el limbo, ¿dónde están ahora los aborígenes de América anteriores a la Conquista y los niños inocentes que murieron antes de Cristo? O los niños inocentes que están naciendo en China, ¿dónde están? Al limbo se mandaba a los niños y a los justos. ¿Por qué no suprimen el purgatorio? Éste fue una fuente de enriquecimiento de la Iglesia, base de las indulgencias que produjo la reforma protestante: esa fue la intención, sacarlos del purgatorio para que entraran directamente al Cielo.“El infierno no lo pueden suprimir. Si lo suprimen, tienen que suprimir el Cielo. Si no hay infierno, todo mundo se tiene que ir al Cielo. El gran anzuelo del catolicismo es el Cielo. La otra gran razón es que el ser humano quiere perdurar, ser eterno; la zanahoria que ha movido la Iglesia al humano es la promesa de la eternidad y el garrote es la amenaza del infierno.”–Su libro deja en claro que usted es su perfecto hereje. ¿No tiene temor de Dios? ¿No necesita el hombre de Dios y de algún tipo de religión, aunque sea como bálsamo? ¿No se arrepentirá en el último minuto?–Cuando Napoleón le preguntó al astrónomo Laplace por Dios, éste le contestó: “Señoría, yo no necesito de esa hipótesis”. Lo mismo te contesto ahora. Por supuesto que no me arrepentiré: yo moriré en la impenitencia final, seré enemigo de la Iglesia hasta mi último aliento.

Fernando Vallejo


Polémico texto de Fernando Vallejo el otrora intelectual colombiano, hoy, según sus palabras sólo mexicano.
Según un documento divulgado hoy en Bogotá, Colombia por Radio Caracol, el escritor despotricó hoy contra su país de origen.
El autor de La Virgen de los sicarios, llevada al cine por Barbet Schroeder, enumeró una serie de episodios vinculados a su carrera literaria y a sus experiencias cinematográficas que le hicieron entender que sus vínculos con su país "se iban borrando paulatinamente".
La cadena radial recordó que el episodio más reciente se registró hace pocos meses, cuando el escritor publicó un texto sobre religión en la revista SoHo porque "dizque era un agravio a la religión y me demandaron", dijo. "¡Agravios a la religión en el país de la impunidad! En que los asesinos y genocidas andan libres por las calles, como es el caso de los paramilitares, con la bendición de su cómplice el sinvergüenza de Álvaro Uribe que han reelegido en la presidencia", señaló entonces.
Dice la revista SEMANA que "Pese a que su padre fue congresista, constituyente minstro por el Partido Conservador y su hermano Carlos fue alcalde de Támesis, Antioquia, Vallejo prefirió denunciar la vida desde su particular visión, de la cual no se escapa personaje alguno del país. Nació en Medellín hace 65 años, en el seno de una familia de clase media y militancia política, temas a los cuales ha dedicado algunos de los más punzantes dardos de su obra. La religión, el narcotráfico, la violencia y la sexualidad también figuran entre los asuntos sobre los que más ha escrito y que mayor controversia han causado dentro y fuera del país. En varias ocasiones tuvo problemas para publicar sus libros en Colombia y desde en varios pasajes la iglesia católica se opuso a ellos."
La revista SEMANA publica en su portal el siguiente texto
difundido por Radio Caracol:
"A México llegué el 25 de febrero de 1971, vale decir hace 36 años largos, más de la mitad de mi vida, a los que hay que sumarles un año que viví antes en Nueva York.
¿Y por qué no estaba en Colombia durante todo ese tiempo? Porque Colombia me cerró las puertas para que me ganara la vida de una forma decente que no fuera en el gobierno ni en la política a los que desprecio y me puso a dormir en la calle tapándome con periódicos y junto a los desarrapados de la Carrera Séptima y a los perros abandonados, que desde entonces considero mis hermanos.
Me fui a Nueva York a tratar de hacer cine, que es lo que había estudiado, y de allá me vine a México y en pocos años conseguí que Conacite 2, una de las tres compañías cinematográficas del Estado mexicano, me financiara mi primera película, Crónica roja, de tema colombiano. Entonces regresé a Bogotá a tratar de filmarla con el dinero mexicano. ¡Imposible! Ahí estaba el Incomex para impedirme importar el negativo y los equipos; la Dirección de Tránsito para no darme los permisos que necesitaba para filmar en las calles; el Ministerio de Relaciones Exteriores para no darme las visas de los técnicos que tenía que traer de México; la policía para no darme su protección durante el rodaje y el permiso de que mis actores usaran uniformes como los suyos y pistolas de utilería pues había policías en mi historia... Y así, un largo etcétera de cuando menos veinte dependencias burocráticas con que tuve que tratar y que lo más que me dieron fue un tinto después de ponerme a hacer antesalas durante horas.
Entonces resolví filmarla en México reconstruyendo a Colombia. En Jalapa, la capital del Estado de Veracruz, por ejemplo, encontré calles que se parecían a las de los barrios de Belén y de la Candelaria de Bogotá y allí filmé algunas secuencias. Con actores y técnicos mexicanos, con dinero mexicano e infinidad de tropiezos logré hacer en México mi película colombiana a la que Colombia se oponía, soñando que la iban a ver mis paisanos en los teatros colombianos.
¿Saben entonces qué pasó? Que mi mezquina patria la prohibió aduciendo que era una apología al delito. Una apología al delito que se basaba en hechos reales que en su momento la opinión pública conoció y que salió en todos los periódicos, la del final de los dos hermanos Barragán, unos muchachitos a los que la policía masacró en un barrio del sur de Bogotá. A cuantas instancias burocráticas apelé, empezando por la Junta de Censura y acabando en el Consejo de Estado, la prohibieron.
Nadie en Colombia, ni una sola persona, levantó su voz para protestar por el atropello, que no era sólo a mí sino al sueño de todos los cineastas colombianos, quienes por lo demás, sea dicho de paso, también guardaron silencio. Como yo soy muy terco volví a repetir el intento con mi segunda película colombiana, En la tormenta, sobre el enfrentamiento criminal entre conservadores y liberales en el campo cuando la época llamada de la Violencia con mayúscula, y con igual resultado: no me la dejaron filmar, la tuve que hacer en México y me la prohibieron, aduciendo que el momento era muy delicado para permitir una película así.
Como yo sólo quería hacer cine colombiano y no mexicano, ni italiano, ni japonés, ni marciano, desistí del intento. En alguno de mis libros, aunque ya no me acuerdo en cuál, conté todo esto pero con más detalle: los camiones de escalera y los pueblitos colombianos que tuve que construir, los platanares y cafetales que tuve que sembrar en las afueras de la ciudad de México, los ríos quietos como el Papaloapan que tuve que mover para que arrastraran los cadáveres de los asesinados con la ira del río Cauca, la utilería que tuve que mandar a hacer o traer de Colombia a México, como las placas de los carros y las botellas de cerveza... Nunca acabaría de contarte cosas. Te lo resumo en una sola frase: Colombia, la mala patria que me cupo en suerte, acabó con mis sueños de cineasta.
Entonces me puse a escribir y durante diez años investigué, día tras día tras día, en un país o en otro o en otro, en bibliotecas y hemerotecas de muchos lados, sobre la vida de Barba Jacob, mi paisano, el poeta de Antioquia, que durante tantos años vivió en México y que aquí murió, y acabada mi investigación de diez años en uno más la escribí y me puse a buscar quién la editara. Se acercaba el año 1983, el del centenario del nacimiento de Barba Jacob, y el Congreso colombiano se interesaba en ello. No creían lo que yo les contaba del poeta ni los años que llevaba siguiéndole sus huellas. Me pidieron que les mandara pruebas y les mandé entonces fotos e infinidad de documentos. Nada de eso me devolvieron, con todo se quedaron y el libro lo pensaban publicar en mimeógrafo. Les contesté que eso no sólo no era digno de Barba Jacob, un gran poeta, sino de ellos mismos, unos aprovechadores públicos que se designaban como el Honorable Congreso de la República. Que se respetaran.
Entonces publiqué mi biografía Barba Jacob el mensajero en México con dinero de amigos mexicanos. Cuantas veces me ha podido atropellar Colombia me ha atropellado. Hace un año me quería meter preso por un artículo que escribí en la revista SoHo señalando las contradicciones y las ridiculeces de los Evangelios. Eso dizque era un agravio a la religión y me demandaron. ¡Agravios a la religión en el país de la impunidad! En que los asesinos y genocidas andan libres por las calles, como es el caso de los paramilitares, con la bendición de su cómplice el sinvergüenza de Álvaro Uribe que han reelegido en la presidencia. Desde niño sabía que Colombia era un país asesino, el más asesino de la tierra, encabezando año tras año, imbatible, las estadísticas de la infamia. Después, por experiencia propia, fui entendiendo que además de asesino era atropellador y mezquino. Y cuando reeligieron a Uribe descubrí que era un país imbécil. Entonces solicité mi nacionalización en México, que me dieron la semana pasada.
Así que quede claro: esa mala patria de Colombia ya no es la mía y no quiero volver a saber de ella. Lo que me reste de vida lo quiero vivir en México y aquí me pienso morir".
Fernando Vallejo México, mayo 6 de 2007