PATRICIA DáVILA Y RODRIGO VERA
Revista Proceso 1671 (www.proceso.com.mx), 16 de noviembre de 2008;
Más dudas que certezas arrojan las investigaciones, las declaraciones -incluidas las que de manera precipitada realizó el embajador de Estados Unidos en México- y las contradicciones de las autoridades que, como la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, han insistido desde el principio: el desplome del Learjet en el que viajaba el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, el exsubprocurador José Luis Santiago Vasconcelos y siete personas más se debió a un "accidente". Declaraciones de diversos personajes, entre ellos Germán Martínez, presidente del PAN, fortalecen las sospechas de que la mano del narco pudo haberse hallado detrás del percance aéreo: "Por tu memoria Juan Camilo (...), no vamos a permitir que el narcotráfico y la droga lleguen a nuestros niños..."
El gobierno mexicano, respaldado ahora por la embajada de Estados Unidos en México, ha reforzado su hipótesis original en el sentido de que el Learjet 45 en el que viajaba el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, se desplomó a causa de un accidente, ocasionado por la presunta impericia de los pilotos, quienes no pudieron controlar la aeronave al entrar a una zona de turbulencia.
Sin embargo, esa versión oficial sigue despertando desconfianza en los sectores aeronáutico y empresarial, en la sociedad civil y aun dentro del Partido Acción Nacional, pues se presume que el percance pudo deberse a un atentado del narcotráfico. De hecho, personajes como José Antonio Ortega Sánchez, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, e Ismael Plascencia Núñez, dirigente de la Confederación de Cámaras Industriales, piden que las pesquisas se encaminen también por la línea del sabotaje.
El problema es que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) alimenta aún más las sospechas con sus datos contradictorios. Por ejemplo, esta dependencia afirmó inicialmente que la "posición" del Learjet con respecto al avión de alto tonelaje que lo precedía era la adecuada, pero ahora sostiene que no lo era. Al jet de la Secretaría de Gobernación, afirma, sí le afectó la turbulencia de la otra aeronave, un Boeing 767-300.
Por lo demás, sigue sin aclararse por qué la turbulencia no le afectó al helicóptero que también volaba cerca y cuya identidad continúa en el misterio. Cuando, el pasado viernes 14, se le hizo esta pregunta al titular de la SCT, Luis Téllez, respondió que se investigarán las razones.
Al aparatoso despliegue mediático que sostiene la versión del accidente, se sumó el presidente Felipe Calderón, quien el pasado lunes 10 afirmó:
"Los elementos con los que se cuenta hasta este momento no permiten afirmar la existencia de otra hipótesis diferente a la de un accidente. Si se corrobora esta versión, así se dará a conocer con toda transparencia a los ciudadanos mexicanos. Y si fuera otra, también, no tendríamos ninguna razón en ocultarla."
Dos días después -el miércoles 12-, sorpresivamente el embajador de Estados Unidos en México, Tony Garza, se adelantó en dar a conocer la información contenida en las cajas negras del avión que analizaron peritos de su país, con base en la cual descartó la posibilidad de un sabotaje:
Antes que lo informara la SCT -instancia que coordina las pesquisas-, Garza aseguró en un comunicado:
"He estado en contacto regular con el jefe del equipo del Comité Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés) y hoy hablé con él una vez más... Me confirmó que, a la fecha, nada en la grabadora de datos de vuelo, la grabadora de voz de la cabina, o cualquier otra evidencia recuperada en la escena del trágico accidente indica que haya sido causado por sabotaje o actividad criminal."
Agregó que los investigadores realizaron inspecciones en torno a la aeronave, las operaciones de vuelo de los pilotos y el control aéreo, lo mismo que sobre las condiciones climatológicas, "para determinar la causa probable del accidente".
Molesto, el panista Gustavo Madero, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores, calificó esta injerencia del embajador como "una falta de respeto" hacia México, ya que "son declaraciones anticipadas y están fuera de lugar". Puntualizó: Garza "no es el vocero adecuado, no debe ser él quien anticipe la información que debe dar la Secretaría de Comunicaciones y Transportes".
Mientras que el senador priista Francisco Labastida señaló: "Al embajador le gusta hablar de más. Habló mucho".
Finalmente, el viernes 14, Luis Téllez, titular de la SCT, confirmó lo dicho por el diplomático:
"La información científica y técnica que el equipo de investigadores ha producido hasta ahora, no muestra evidencia alguna de sabotaje o de la presencia de explosivos".
En conferencia de prensa, Téllez declaró que el piloto de la aeronave, Martín de Jesús Oliva Pérez, y el copiloto, Álvaro Sánchez y Jiménez, tuvieron "presuntas deficiencias en el proceso de capacitación y certificación" para operar el Learjet 45.
Añadió:
"La caja negra de audio muestra la falta de familiaridad del capitán Oliva con los instrumentos en cabina, al fallar repetidamente en la introducción de datos en los sistemas electrónicos. Así mismo, resulta notoria la desorientación respecto a la ubicación geográfica, al dudar si sobrevolaban Querétaro o Morelia y la refinería de Tula o la de Salamanca".
Y expuso que -de acuerdo con la grabación de voces- "el avión entró en una turbulencia que sorprendió a los tripulantes y que el piloto volando atribuyó a la estela del avión que los precedía", un Boeing 767-300, de 175 toneladas de peso.
En cuestión de segundos la situación empeoró. El copiloto Álvaro Sánchez, con mayor experiencia, intentó retomar el control de la nave, pero no pudo. Entre ellos "se dieron expresiones de angustia, impotencia y desesperación", dijo Téllez. Luego la nave se estrelló en tierra. Eran las seis de la tarde con 46 minutos del martes 4 de noviembre.
Explicó Téllez que la "turbulencia de estela" que dejaba el pesado Boeing, que venía de Buenos Aires, desestabilizó al Learjet -de 9.4 toneladas de peso-, ya que la distancia que los separaba era de 4.15 millas náuticas, cuando la "distancia mínima" debe ser de 5 millas náuticas.
En suma, la versión oficial es que el accidente fue ocasionado porque los mal capacitados pilotos de Mouriño se metieron a una zona de turbulencia en la que no pudieron maniobrar.
Muy distinta fue la versión que dieron el pasado 5 de noviembre, un día después del siniestro. Entonces, apoyándose con las imágenes de radar, el ingeniero Agustín Arellano, director de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), aseguró categórico:
"La aeronave cumplió con los reportes de posición autorizados por los Servicios de Control de Tránsito Aéreo... Las trayectorias, altitudes y velocidades de la aeronave se encuentran dentro de las normas establecidas en los procedimientos de llegada al aeropuerto de la Ciudad de México."
Además, no se ha explicado por qué motivo el piloto de ese vuelo era el capitán más inexperto, Oliva Pérez, con 3 mil 675 horas de vuelo, mientras que el copiloto era Álvaro Sánchez, con 11 mil 809 horas de vuelo y, por lo tanto, con mayor experiencia, al grado de que fue quien intentó maniobrar la nave en el último momento.
Otro enigma: ¿Cómo fue que Gobernación aceptó que la empresa contratista Centro de Servicios de Aviación Ejecutiva le asignara pilotos sin calificación?
Según Ángel Iturbe, secretario del trabajo del Sindicato Nacional de Controladores Aéreos, son muy rigurosas las evaluaciones a las que se someten los pilotos:
"En la Dirección General de Aeronáutica Civil (de la SCT) a los pilotos nos revalidan todas nuestras licencias para que podamos trabajar cada año. Ahí tienen nuestras bitácoras, horas de vuelo, antecedentes médicos, etcétera. La Secretaría de Gobernación también debió de tener el historial de sus pilotos, a quienes se les capacita en el modelo de aeronave que van a operar".
Téllez y Arellano tampoco han podido explicar cómo es que la turbulencia no desestabilizó a un helicóptero que volaba cerca del Learjet 45, casi al momento del percance. "Vamos a investigar absolutamente todos los hechos", dijo Téllez cuando se le inquirió al respecto, el viernes pasado.
Ese helicóptero aparece en las imágenes de radar que fueron dadas a conocer por la SCT. Se calcula que llevaba una diferencia de altitud de 600 metros con respecto al minijet de Mouriño. Arellano informó que despegó de un helipuerto de la empresa Ingenieros Civiles Asociados (ICA) y que iba rumbo a Toluca, a donde llegó a las 18 horas con 57 minutos de ese 4 de noviembre. El aparato pertenece -dijo Téllez- a la empresa Aerolíneas Ejecutivas.
El funcionario de ICA responsable de ese helipuerto, Quirico Seriñá, da más detalles a Proceso:
"Es un helicóptero Agusta 139, XA-JSL. Y la solicitud para que aterrizara en nuestro helipuerto nos la hizo Aerolíneas Ejecutivas, a las 14:35 horas de ese día".
Señala que "los capitanes" que pilotaban el helicóptero quedaron registrados como "Ortiz y Navarro"; supone que son los primeros apellidos del piloto y el copiloto, respectivamente.
Seriñá consulta su libro de registro y agrega que, la tarde de ese día, la aeronave usó dos veces el helipuerto de ICA, ubicado en Río Becerra, esquina con Avenida del Parque, en la colonia Nápoles.
A las 18:20 horas, el helicóptero aterrizó y de él descendió una persona registrada como "Alejandro Simón hijo". A las 18:27 volvió a despegar ya sin pasajeros.
Pocos minutos después, a las 18:39, regresó al helicóptero y aterrizó nuevamente ahí. Esta vez descendió una persona que quedó registrada como "Alejandro Simón padre". Luego, ya sin pasajeros otra vez, despegó a las 18:44, por lo que se cruzó en el aire con el avión de Mouriño.
Así, quizá los pilotos del helicóptero presenciaron en vuelo el desplome del Learjet 45, sin que a su ligera aeronave le haya afectado la turbulencia del Boeing.
Comenta Seriñá:
"Las procedencias y destinos de los helicópteros no los registramos, por lo que esas dos veces que aterrizó el Augusta, yo no supe de dónde venía ni a dónde iba. Suponemos que su último destino fue Toluca, porque allá tiene su base Aerolíneas Ejecutivas, una empresa que da servicio de taxi aéreo y con la que llevamos buena relación; incluso funcionarios de ICA utilizan sus servicios".
-¿Y sería efectivamente un helicóptero de esa empresa?
-Muchas veces algún empresario o político tiene un helicóptero y se lo da a una empresa para que se lo opere, se lo cuide en un hangar y le dé mantenimiento. En este caso, repito, fue Aerolíneas Ejecutivas la que nos pidió permiso para usar nuestro helipuerto.
Sin embargo, Aerolíneas Ejecutivas se deslindó totalmente de ese helicóptero Augusta 139:
"Nosotros no tenemos ninguna relación con esa aeronave. Ningún conocimiento de ella. No sabemos de quién sea", dijo a Proceso Antonieta Lozano, funcionaria de esa empresa dedicada a la venta, compra, renta, administración y mantenimiento de aeronaves.
¿Quién es el propietario de ese misterioso helicóptero? ¿Quiénes fueron sus pilotos y tripulantes el día del percance? ¿Por qué no le afectó la turbulencia del Boeing?
Lo cierto es que -según un piloto que pidió omitir su nombre-, ese helicóptero no tuvo por qué haberse cruzado con el Learjet, puesto que es otra la ruta que se toma del helipuerto de ICA a la ciudad de Toluca.
Otro dato revelador: en el aeropuerto de Toluca, Aerolíneas Ejecutivas le presta una oficina a la empresa Centro de Servicios de Aviación Ejecutiva, que es justamente la que operaba el Learjet 45 en que viajaba Mouriño
Declaraciones extrañas
Todas estas contradicciones y enigmas alimentan la sospecha de que se trató de un atentado del narcotráfico. El mismo Germán Martínez, dirigente nacional del PAN, declaró lo siguiente durante el homenaje póstumo rendido a Mouriño en la sede panista, el domingo 9:
"Por tu memoria Juan Camilo, por tu memoria de audacia y de alegría, no vamos a permitir que el narcotráfico y la droga lleguen a nuestros niños".
Y advirtió: "... por tu memoria limpia y valiente, el PAN no va a pactar con delincuentes".
Posteriormente, el martes 11, durante la comida de clausura de la Reunión Anual de Industriales 2008, que en el hotel Nikko presidió Felipe Calderón, se guardó un minuto de silencio en honor a Mouriño. Ahí, Ismael Plascencia Núñez, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales, le reclamó a Calderón en un discurso pronunciado ante los comensales:
"En los primeros días de su administración dejó muy claro, con acciones concretas, que el gobierno mexicano no dará tregua a la delincuencia y al narcotráfico, y nos dijo que esta batalla sería muy dura y costaría la vida de muchos mexicanos. Hoy vemos que este problema es mayor al pronóstico..."
Por su parte, José Antonio Ortega Sánchez, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, exige que el Ministerio Público Federal incluya al sabotaje en sus líneas de investigación:
"Nosotros no estamos asegurando que sea un atentado, porque no tenemos las pruebas. Pero existe esa posibilidad, por eso debe abrirse una línea de investigación por homicidio, que se agote y se determine si fue un homicidio intencional."
Señala que tanto Calderón, como Tony Garza y Téllez se precipitan al declarar que se trata de un accidente: "Las investigaciones aún no terminan y ellos hacen anuncios precipitados y parciales que no llevan a nada: al contrario, siembra más desconfianza".
Y en cuanto a la posibilidad de que la mano del narco esté detrás del desplome del Learjet, afirma: Los Zetas, por ejemplo, "han venido aplicando tácticas terroristas y actuando de forma cada vez más desafiante al gobierno. Además han desarrollado una campaña contra el gabinete de Felipe Calderón".
Consultado dos días antes de que Téllez descalificara a sus pilotos, Jesús Rangel, propietario de la empresa Centro de Servicios de Aviación Ejecutiva, que le proporcionaba los pilotos y el mantenimiento al Learjet, dijo defendiéndolos: "Mi gente estaba bien. Salimos bien".
-¿Fue sabotaje?
-Pues nosotros, los de la empresa, salimos bien"contestó esquivo, refiriéndose al mantenimiento que le proporcionaba al jet de Gobernación.
Abordado en el aeropuerto de Toluca, afuera de la oficina que le presta Aerolíneas Ejecutivas, Rangel se disculpó por no dar más declaraciones:
"Yo doy servicio a Gobernación. Si digo alguna cosa, puede ser en perjuicio de la gente para la que estoy trabajando."
En enero pasado, Rangel ganó la licitación SG-N-DA-41/07 por el mantenimiento integral del Learjet. El contrato ampara un monto máximo de 13 millones 650 mil pesos, cantidad casi similar a los 12 millones 621 mil 460 pesos por los que Gobernación aseguró la nave, según la licitación 00004010-018-07.
Más dudas que certezas arrojan las investigaciones, las declaraciones -incluidas las que de manera precipitada realizó el embajador de Estados Unidos en México- y las contradicciones de las autoridades que, como la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, han insistido desde el principio: el desplome del Learjet en el que viajaba el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, el exsubprocurador José Luis Santiago Vasconcelos y siete personas más se debió a un "accidente". Declaraciones de diversos personajes, entre ellos Germán Martínez, presidente del PAN, fortalecen las sospechas de que la mano del narco pudo haberse hallado detrás del percance aéreo: "Por tu memoria Juan Camilo (...), no vamos a permitir que el narcotráfico y la droga lleguen a nuestros niños..."
El gobierno mexicano, respaldado ahora por la embajada de Estados Unidos en México, ha reforzado su hipótesis original en el sentido de que el Learjet 45 en el que viajaba el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, se desplomó a causa de un accidente, ocasionado por la presunta impericia de los pilotos, quienes no pudieron controlar la aeronave al entrar a una zona de turbulencia.
Sin embargo, esa versión oficial sigue despertando desconfianza en los sectores aeronáutico y empresarial, en la sociedad civil y aun dentro del Partido Acción Nacional, pues se presume que el percance pudo deberse a un atentado del narcotráfico. De hecho, personajes como José Antonio Ortega Sánchez, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, e Ismael Plascencia Núñez, dirigente de la Confederación de Cámaras Industriales, piden que las pesquisas se encaminen también por la línea del sabotaje.
El problema es que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) alimenta aún más las sospechas con sus datos contradictorios. Por ejemplo, esta dependencia afirmó inicialmente que la "posición" del Learjet con respecto al avión de alto tonelaje que lo precedía era la adecuada, pero ahora sostiene que no lo era. Al jet de la Secretaría de Gobernación, afirma, sí le afectó la turbulencia de la otra aeronave, un Boeing 767-300.
Por lo demás, sigue sin aclararse por qué la turbulencia no le afectó al helicóptero que también volaba cerca y cuya identidad continúa en el misterio. Cuando, el pasado viernes 14, se le hizo esta pregunta al titular de la SCT, Luis Téllez, respondió que se investigarán las razones.
Al aparatoso despliegue mediático que sostiene la versión del accidente, se sumó el presidente Felipe Calderón, quien el pasado lunes 10 afirmó:
"Los elementos con los que se cuenta hasta este momento no permiten afirmar la existencia de otra hipótesis diferente a la de un accidente. Si se corrobora esta versión, así se dará a conocer con toda transparencia a los ciudadanos mexicanos. Y si fuera otra, también, no tendríamos ninguna razón en ocultarla."
Dos días después -el miércoles 12-, sorpresivamente el embajador de Estados Unidos en México, Tony Garza, se adelantó en dar a conocer la información contenida en las cajas negras del avión que analizaron peritos de su país, con base en la cual descartó la posibilidad de un sabotaje:
Antes que lo informara la SCT -instancia que coordina las pesquisas-, Garza aseguró en un comunicado:
"He estado en contacto regular con el jefe del equipo del Comité Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés) y hoy hablé con él una vez más... Me confirmó que, a la fecha, nada en la grabadora de datos de vuelo, la grabadora de voz de la cabina, o cualquier otra evidencia recuperada en la escena del trágico accidente indica que haya sido causado por sabotaje o actividad criminal."
Agregó que los investigadores realizaron inspecciones en torno a la aeronave, las operaciones de vuelo de los pilotos y el control aéreo, lo mismo que sobre las condiciones climatológicas, "para determinar la causa probable del accidente".
Molesto, el panista Gustavo Madero, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores, calificó esta injerencia del embajador como "una falta de respeto" hacia México, ya que "son declaraciones anticipadas y están fuera de lugar". Puntualizó: Garza "no es el vocero adecuado, no debe ser él quien anticipe la información que debe dar la Secretaría de Comunicaciones y Transportes".
Mientras que el senador priista Francisco Labastida señaló: "Al embajador le gusta hablar de más. Habló mucho".
Finalmente, el viernes 14, Luis Téllez, titular de la SCT, confirmó lo dicho por el diplomático:
"La información científica y técnica que el equipo de investigadores ha producido hasta ahora, no muestra evidencia alguna de sabotaje o de la presencia de explosivos".
En conferencia de prensa, Téllez declaró que el piloto de la aeronave, Martín de Jesús Oliva Pérez, y el copiloto, Álvaro Sánchez y Jiménez, tuvieron "presuntas deficiencias en el proceso de capacitación y certificación" para operar el Learjet 45.
Añadió:
"La caja negra de audio muestra la falta de familiaridad del capitán Oliva con los instrumentos en cabina, al fallar repetidamente en la introducción de datos en los sistemas electrónicos. Así mismo, resulta notoria la desorientación respecto a la ubicación geográfica, al dudar si sobrevolaban Querétaro o Morelia y la refinería de Tula o la de Salamanca".
Y expuso que -de acuerdo con la grabación de voces- "el avión entró en una turbulencia que sorprendió a los tripulantes y que el piloto volando atribuyó a la estela del avión que los precedía", un Boeing 767-300, de 175 toneladas de peso.
En cuestión de segundos la situación empeoró. El copiloto Álvaro Sánchez, con mayor experiencia, intentó retomar el control de la nave, pero no pudo. Entre ellos "se dieron expresiones de angustia, impotencia y desesperación", dijo Téllez. Luego la nave se estrelló en tierra. Eran las seis de la tarde con 46 minutos del martes 4 de noviembre.
Explicó Téllez que la "turbulencia de estela" que dejaba el pesado Boeing, que venía de Buenos Aires, desestabilizó al Learjet -de 9.4 toneladas de peso-, ya que la distancia que los separaba era de 4.15 millas náuticas, cuando la "distancia mínima" debe ser de 5 millas náuticas.
En suma, la versión oficial es que el accidente fue ocasionado porque los mal capacitados pilotos de Mouriño se metieron a una zona de turbulencia en la que no pudieron maniobrar.
Muy distinta fue la versión que dieron el pasado 5 de noviembre, un día después del siniestro. Entonces, apoyándose con las imágenes de radar, el ingeniero Agustín Arellano, director de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), aseguró categórico:
"La aeronave cumplió con los reportes de posición autorizados por los Servicios de Control de Tránsito Aéreo... Las trayectorias, altitudes y velocidades de la aeronave se encuentran dentro de las normas establecidas en los procedimientos de llegada al aeropuerto de la Ciudad de México."
Además, no se ha explicado por qué motivo el piloto de ese vuelo era el capitán más inexperto, Oliva Pérez, con 3 mil 675 horas de vuelo, mientras que el copiloto era Álvaro Sánchez, con 11 mil 809 horas de vuelo y, por lo tanto, con mayor experiencia, al grado de que fue quien intentó maniobrar la nave en el último momento.
Otro enigma: ¿Cómo fue que Gobernación aceptó que la empresa contratista Centro de Servicios de Aviación Ejecutiva le asignara pilotos sin calificación?
Según Ángel Iturbe, secretario del trabajo del Sindicato Nacional de Controladores Aéreos, son muy rigurosas las evaluaciones a las que se someten los pilotos:
"En la Dirección General de Aeronáutica Civil (de la SCT) a los pilotos nos revalidan todas nuestras licencias para que podamos trabajar cada año. Ahí tienen nuestras bitácoras, horas de vuelo, antecedentes médicos, etcétera. La Secretaría de Gobernación también debió de tener el historial de sus pilotos, a quienes se les capacita en el modelo de aeronave que van a operar".
Téllez y Arellano tampoco han podido explicar cómo es que la turbulencia no desestabilizó a un helicóptero que volaba cerca del Learjet 45, casi al momento del percance. "Vamos a investigar absolutamente todos los hechos", dijo Téllez cuando se le inquirió al respecto, el viernes pasado.
Ese helicóptero aparece en las imágenes de radar que fueron dadas a conocer por la SCT. Se calcula que llevaba una diferencia de altitud de 600 metros con respecto al minijet de Mouriño. Arellano informó que despegó de un helipuerto de la empresa Ingenieros Civiles Asociados (ICA) y que iba rumbo a Toluca, a donde llegó a las 18 horas con 57 minutos de ese 4 de noviembre. El aparato pertenece -dijo Téllez- a la empresa Aerolíneas Ejecutivas.
El funcionario de ICA responsable de ese helipuerto, Quirico Seriñá, da más detalles a Proceso:
"Es un helicóptero Agusta 139, XA-JSL. Y la solicitud para que aterrizara en nuestro helipuerto nos la hizo Aerolíneas Ejecutivas, a las 14:35 horas de ese día".
Señala que "los capitanes" que pilotaban el helicóptero quedaron registrados como "Ortiz y Navarro"; supone que son los primeros apellidos del piloto y el copiloto, respectivamente.
Seriñá consulta su libro de registro y agrega que, la tarde de ese día, la aeronave usó dos veces el helipuerto de ICA, ubicado en Río Becerra, esquina con Avenida del Parque, en la colonia Nápoles.
A las 18:20 horas, el helicóptero aterrizó y de él descendió una persona registrada como "Alejandro Simón hijo". A las 18:27 volvió a despegar ya sin pasajeros.
Pocos minutos después, a las 18:39, regresó al helicóptero y aterrizó nuevamente ahí. Esta vez descendió una persona que quedó registrada como "Alejandro Simón padre". Luego, ya sin pasajeros otra vez, despegó a las 18:44, por lo que se cruzó en el aire con el avión de Mouriño.
Así, quizá los pilotos del helicóptero presenciaron en vuelo el desplome del Learjet 45, sin que a su ligera aeronave le haya afectado la turbulencia del Boeing.
Comenta Seriñá:
"Las procedencias y destinos de los helicópteros no los registramos, por lo que esas dos veces que aterrizó el Augusta, yo no supe de dónde venía ni a dónde iba. Suponemos que su último destino fue Toluca, porque allá tiene su base Aerolíneas Ejecutivas, una empresa que da servicio de taxi aéreo y con la que llevamos buena relación; incluso funcionarios de ICA utilizan sus servicios".
-¿Y sería efectivamente un helicóptero de esa empresa?
-Muchas veces algún empresario o político tiene un helicóptero y se lo da a una empresa para que se lo opere, se lo cuide en un hangar y le dé mantenimiento. En este caso, repito, fue Aerolíneas Ejecutivas la que nos pidió permiso para usar nuestro helipuerto.
Sin embargo, Aerolíneas Ejecutivas se deslindó totalmente de ese helicóptero Augusta 139:
"Nosotros no tenemos ninguna relación con esa aeronave. Ningún conocimiento de ella. No sabemos de quién sea", dijo a Proceso Antonieta Lozano, funcionaria de esa empresa dedicada a la venta, compra, renta, administración y mantenimiento de aeronaves.
¿Quién es el propietario de ese misterioso helicóptero? ¿Quiénes fueron sus pilotos y tripulantes el día del percance? ¿Por qué no le afectó la turbulencia del Boeing?
Lo cierto es que -según un piloto que pidió omitir su nombre-, ese helicóptero no tuvo por qué haberse cruzado con el Learjet, puesto que es otra la ruta que se toma del helipuerto de ICA a la ciudad de Toluca.
Otro dato revelador: en el aeropuerto de Toluca, Aerolíneas Ejecutivas le presta una oficina a la empresa Centro de Servicios de Aviación Ejecutiva, que es justamente la que operaba el Learjet 45 en que viajaba Mouriño
Declaraciones extrañas
Todas estas contradicciones y enigmas alimentan la sospecha de que se trató de un atentado del narcotráfico. El mismo Germán Martínez, dirigente nacional del PAN, declaró lo siguiente durante el homenaje póstumo rendido a Mouriño en la sede panista, el domingo 9:
"Por tu memoria Juan Camilo, por tu memoria de audacia y de alegría, no vamos a permitir que el narcotráfico y la droga lleguen a nuestros niños".
Y advirtió: "... por tu memoria limpia y valiente, el PAN no va a pactar con delincuentes".
Posteriormente, el martes 11, durante la comida de clausura de la Reunión Anual de Industriales 2008, que en el hotel Nikko presidió Felipe Calderón, se guardó un minuto de silencio en honor a Mouriño. Ahí, Ismael Plascencia Núñez, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales, le reclamó a Calderón en un discurso pronunciado ante los comensales:
"En los primeros días de su administración dejó muy claro, con acciones concretas, que el gobierno mexicano no dará tregua a la delincuencia y al narcotráfico, y nos dijo que esta batalla sería muy dura y costaría la vida de muchos mexicanos. Hoy vemos que este problema es mayor al pronóstico..."
Por su parte, José Antonio Ortega Sánchez, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, exige que el Ministerio Público Federal incluya al sabotaje en sus líneas de investigación:
"Nosotros no estamos asegurando que sea un atentado, porque no tenemos las pruebas. Pero existe esa posibilidad, por eso debe abrirse una línea de investigación por homicidio, que se agote y se determine si fue un homicidio intencional."
Señala que tanto Calderón, como Tony Garza y Téllez se precipitan al declarar que se trata de un accidente: "Las investigaciones aún no terminan y ellos hacen anuncios precipitados y parciales que no llevan a nada: al contrario, siembra más desconfianza".
Y en cuanto a la posibilidad de que la mano del narco esté detrás del desplome del Learjet, afirma: Los Zetas, por ejemplo, "han venido aplicando tácticas terroristas y actuando de forma cada vez más desafiante al gobierno. Además han desarrollado una campaña contra el gabinete de Felipe Calderón".
Consultado dos días antes de que Téllez descalificara a sus pilotos, Jesús Rangel, propietario de la empresa Centro de Servicios de Aviación Ejecutiva, que le proporcionaba los pilotos y el mantenimiento al Learjet, dijo defendiéndolos: "Mi gente estaba bien. Salimos bien".
-¿Fue sabotaje?
-Pues nosotros, los de la empresa, salimos bien"contestó esquivo, refiriéndose al mantenimiento que le proporcionaba al jet de Gobernación.
Abordado en el aeropuerto de Toluca, afuera de la oficina que le presta Aerolíneas Ejecutivas, Rangel se disculpó por no dar más declaraciones:
"Yo doy servicio a Gobernación. Si digo alguna cosa, puede ser en perjuicio de la gente para la que estoy trabajando."
En enero pasado, Rangel ganó la licitación SG-N-DA-41/07 por el mantenimiento integral del Learjet. El contrato ampara un monto máximo de 13 millones 650 mil pesos, cantidad casi similar a los 12 millones 621 mil 460 pesos por los que Gobernación aseguró la nave, según la licitación 00004010-018-07.