Por voluntad del Papa se abre un juicio por abusos a monaguillos en el Vaticano
Elisabetta Piqué
Nación, 2 de octubre de 2020;
ROMA.- El juicio por corrupción que prepara el Vaticano contra el defenestrado cardenal Angelo Becciu y sus colaboradores, salpicados por un escándalo financiero sobre el cual se filtran todos los días en la prensa italiana detalles novelescos y feroces internas, deberá esperar. Antes, en efecto, los magistrados vaticanos deberán concentrarse en otro proceso, por abusos sexuales de menores a la sombra de la cúpula de San Pedro, que comenzará el 14 de octubre próximo, tal como adelantó hoy el diario La Stampa.
El juicio tiene que ver con los abusos sexuales padecidos hace más de una década por niños que vivían y estudiaban para ser monaguillos de la Basílica de San Pedro en el pre-seminario San Pío X, que se levanta en el Palazzo San Carlo, entre el cuartel de la gendarmería y la residencia de Santa Marta, en el Vaticano.
En el banquillo se encuentran dos sacerdotes italianos: uno es Gabriele Martinelli, cura de 29 años de la diócesis de Como, ordenado en 2017 y acusado de haber perpetrado uno de los delitos más aberrantes que puedan cometerse en la Iglesia católica; otro es monseñor Enrico Radice, rector del pre-seminario San Pío X, acusado de haber encubierto y defendido al culpable. El 17 de septiembre del año pasado el Vaticano había informado del pedido de procesamiento de estos dos sacerdotes, contra quienes efectivamente comenzará un juicio el miércoles 14 de octubre, tal como pudo confirmar LA NACION.
El caso se remonta a denuncias presentadas por Kamil Jarzembowski, exmonaguillo polaco que, hace más de una década fue testigo de los abusos sexuales cometidos por la noche contra diversos menores por Martinelli, que de día, como si nada hubiera pasado, ayudaba a Benedicto XVI (papa emérito) en las celebraciones eucarísticas.
El escándalo había salido a la luz en 2017 en un libro escrito por el periodista Gianluigi Nuzzi -autor de diversos best sellers sobre trapos sucios del Vaticano-, en el que contaba la dramática historia de Jarzembowski, que había entrado en el pre-seminario en 2009 y que en 2014 había denunciado ante las autoridades eclesiásticas abusos sobre un compañerito de habitación. Denuncias que, en sendas cartas alcanzaron altísimos prelados -entre los cuales el entonces sustituto de la Secretaría de Estado, Becciu y los influyentes exsecretarios de Estado, Angelo Sodano y Tarcisio Bertone-, pero que nunca fueron escuchadas, es más, fueron silenciadas y que determinaron su expulsión del pre-seminario. Las acusaciones de Jarzembowski, no obstante, tuvieron mucho eco en sendos programas televisivos e hicieron que otros exalumnos del pre-seminario tuvieran el coraje de salir a denunciar.
Tal como destacó en La Stampa de hoy Nuzzi -autor de diversos libros de investigación sobre trapos sucios del Vaticano-, la apertura de este juicio será algo sin precedente en la historia de la Iglesia moderna porque irán al banquillo de los acusados dos sacerdotes por abusos sexuales cometidos en el seno del pequeño Estado. "Se trata de un proceso fuertemente querido por el papa Francisco, que ante estas acusaciones para evitar la prescripción intervino personalmente en julio de 2019, revisando el código de procedimiento penal", escribió Nuzzi, destacando que, hasta entonces, solo podía procederse hasta un año después de que se cometieran los delitos y luego de que la parte ofendida presentara una denuncia.
Misterioso giro de dinero a Australia
La noticia de que en menos de dos semanas se abrirá en el Vaticano este juicio por abusos coincidió con nuevas filtraciones en la prensa italiana de intrigas y detalles sobre la también llamada Operación Manos Limpias emprendida por los magistrados del Vaticano. En este caso el objetivo es aclarar el escándalo financiero estallado en torno a una turbia y millonaria inversión en Londres, realizada por la Secretaría de Estado con fondos reservados y que complica cada vez más al cardenal Becciu, que fue durante años unos de los hombres más poderosos de la curia romana. Varios de sus excolaboradores, también implicados y bajo investigación, para salvarse comenzaron a hablar.
En una trama de lo más compleja, con rogatorias judiciales en diversos países, tanto el Corriere della Sera como Il Messaggero reportaron hoy que monseñor Alberto Perlasca, que durante diez años fue el responsable de las inversiones de la Secretaría de Estado y que trabajó bajo las órdenes de Becciu, habría revelado que, amén de transferencias de dinero a sus hermanos, el alto prelado habría girado 700.000 euros a una cuenta en Australia. Esto sucedió en momentos en que allí se juzgaba por delitos de pedofilia a su enemigo número uno, el cardenal australiano George Pell, exzar de las finanzas vaticanas, que después de pasar 405 días en prisión y sendas condenas, terminó absuelto en última instancia. Pell, de 79 años, la semana pasada celebró la defenestración de Becciu y justo el miércoles regresó a Roma, un viaje planeado desde hace tiempo pero que ahora, en un clima cada vez más denso, cobra otro significado.