Revista
Proceso
# 2052, 27 de febrero de 2016 Liderazgo
ético de Francisco/HÉCTOR
TAJONAR La
visita del Papa Francisco causó decepción entre quienes esperábamos una
recriminación más firme y explícita contra los responsables de que el mexicano
sea “un pueblo tan oprimido, despreciado y violado en su dignidad”, tal como lo
expresó él mismo con singular dureza al hacer un balance de su viaje a México,
antes del Ángelus dominical en el Vaticano. Es cierto que la presión oficial
para evitar que el pontífice se reuniera con los padres de los 43 desaparecidos
de Iguala, o que mencionara las palabras “Ayotzinapa”, “feminicidios” o
“desaparición de personas”, surtió efecto, para beneplácito del gobierno y
desencanto de muchos. No
obstante, minimizar la fortaleza ética del mensaje de Francisco equivaldría a
confirmar la profecía de Isaías: …Oiréis, pero no entenderéis. Detrás de la
frivolidad, el oportunismo y la gritería que enmarcó su visita, los discursos y
homilías del jefe de la Iglesia cató…
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.