Antes de abandonar Sydney, el Papa Benedicto XVI celebró una misa y mantuvo un encuentro con víctimas de abusos sexuales de sacerdotes. Igual que como sucedió en EE UU.
Un comunicado emitido por la Oficina de Información de la Santa Sede señala que "el Papa ha escuchado sus historias y les ha consolado".
"Con este gesto paterno, el Santo Padre ha querido demostrar una vez más su solicitud hacia todos los que han sufrido a causa de abusos sexuales", añade el texto.
El servicio religioso tuvo lugar a las 7 a.m. en la pequeña capilla de la residencia de la catedral de Sydney.
Concelebraron el cardenal George Pell, arzobispo de Sydney, y el arzobispo Fernando Filoni, sustituto de la Secretaría de Estado, y los dos secretarios del Papa.
"Al final de la misa, los huéspedes pudieron hablar personalmente con el Papa, quien les dirigió palabras de solidaridad y consuelo", ha informado posteriormente Fedrico Lombardi S.J., director de la Oficina de Información de la Santa Sede
El encuentro terminó poco antes de las 8 a.m. y "todo se desarrolló en un clima de respeto, de espiritualidad y de intensa conmoción", subrayó Lombardi.
El cardenal Pell explicó a los periodistas que "ha sido un momento de reconciliación y de curación. Fue un pequeño encuentro que esperemos envíe un mensaje del genuino dolor del Papa y de los obispos australianos".
Discurso de despedida del Papa de Australia En el aeropuerto internacional de Sydney
SYDNEY, lunes, 21 julio 2008
* * *
Queridos amigos:
Antes de despedirme de vosotros, deseo decir a los que me han hospedado lo grata que ha sido mi visita aquí y lo agradecido que estoy por la hospitalidad recibida. Quedo muy agradecido al Señor Primer Ministro, Kevin Rudd, por la amabilidad que ha tenido conmigo y con todos los participantes en la Jornada Mundial de la Juventud. Agradezco también al Gobernador General, el General Mayor Michael Jeffery, su presencia aquí y la gentileza de haberme acogido en el Almirantazgo General al comienzo de mis compromisos públicos.
El Gobierno Federal y el Gobierno del Estado de Nuevo Gales del Sur, y también los habitantes y la comunidad empresarial de Sydney, han colaborado generosamente en apoyo de la Jornada Mundial de la Juventud. Un acontecimiento de este género requiere un inmenso trabajo de preparación y organización, y estoy seguro de hablar en nombre de muchos miles de jóvenes al expresar mi aprecio y gratitud a todo vosotros. Habéis ofrecido con el característico estilo australiano una calurosa bienvenida, a mí y a innumerables jóvenes peregrinos que han confluido aquí desde todos los rincones del mundo.
Estoy muy agradecido, en particular, a las familias que en Australia y Nueva Zelanda han hecho hueco en sus casas para acoger a los jóvenes. Habéis abierto vuestras puertas y vuestros corazones a la juventud del mundo y, en nombre de estos jóvenes, os lo agradezco.
En los días pasados, los actores principales en el escenario han sido, obviamente, los jóvenes mismos. La Jornada Mundial de la Juventud les pertenece a ellos. Ellos han sido los que han hecho de esta Jornada un acontecimiento eclesial de carácter global, una gran celebración de la juventud, una gran celebración de lo que significa ser Iglesia, el Pueblo de Dios en medio del mundo, unido en la fe y en el amor, y que el Espíritu ha hecho capaz de llevar el testimonio de Cristo resucitado hasta los confines de la tierra. Les doy las gracias por haber venido, les doy las gracias por su participación, y ruego para que tengan un viaje seguro de regreso.
Sé que los jóvenes, sus familias y personas amigas, han hecho en muchos casos grandes sacrificios para que pudieran llegar a Australia. Por todo eso, toda la Iglesia les está reconocida.
Al volver la vista atrás hacia estos días emocionantes, pienso en escenas significativas. Me ha impactado mucho la visita a la tumba de Mary MacKillop, y agradezco a las Hermanas de San José la oportunidad que he tenido de orar en el Santuario de su co-fundadora. Las estaciones del Viacrucis por las calles de Sydney nos han recordado con vigor que Cristo nos ha amado «hasta el extremo» y que ha compartido nuestros sufrimientos para que nosotros pudiéramos compartir su gloria.
El encuentro con los jóvenes en Darlinghurst ha sido un momento de alegría y gran esperanza, un signo de que Cristo puede levantarnos de las situaciones más difíciles, reponiendo nuestra dignidad y permitiéndonos mirar adelante hacia un futuro mejor. El encuentro con los responsables ecuménicos e interreligiosos ha estado marcado por un espíritu de auténtica hermandad y de un deseo profundo de mayor colaboración en el compromiso de edificar un mundo más justo y pacífico. Y, sin duda, los puntos culminantes de mi visita han sido los encuentros de Barangaroo y la Cruz del Sur. Aquellas experiencias de oración, nuestra jubilosa celebración de la Eucaristía, han sido un testimonio elocuente de la obra vivificante del Espíritu Santo, presente y activo en el corazón de nuestros jóvenes. La Jornada Mundial de la Juventud nos ha enseñado que la Iglesia puede alegrarse con los jóvenes de hoy y estar llena de esperanza por el mundo del mañana.
Queridos amigos, mientras me despido de Sydney, pido a Dios que dirija su mirada amorosa sobre esta ciudad, sobre este País y sobre sus habitantes. Le ruego que muchos de ellos se inspiren en el ejemplo de compasión y servicio de la Beata a Mary MacKillop. Y, a la vez que os saludo, llevando en el corazón sentimientos de profunda gratitud, digo una vez más: que Dios bendiga al pueblo de Australia.
[Traducción del original inglés distribuida por la Santa Sede ***
Numeralia, de las Jornadas Mundiales de la Juventud:
-Más de 400 mil personas en la misa conclusiva, la más numerosa en la historia de Australia.
-223 mil registrado;
-500 mil personas dieron la bienvenida al Papa en la tarde del jueves 17 de julio al llegar en barco a la Bahía de Sydney;
-Más de 170 naciones fueron representadas en la Jornada;
-Los eventos fueron seguidos por 500 millones de personas por televisión, con una audiencia internacional combinada en total de mil millones;
-Dos mil comunicadores se acreditaron para cubrir el evento;
-Se celebraron 450 festivales juveniles entre el 15 y el 19 de julio en cien lugares de Sydney.
-Del 15 al 18 julio, cada mañana, obispos de todo el mundo ofrecieron catequesis a los jóvenes en 235 lugares diferentes, en 29 idiomas;
-100 mil peregrinos durmieron en 400 escuelas y parroquias;
-Más de 12 mil peregrinos residieron en el Parque Olímpico de Sydney durante la semana;
-40 mil peregrinos fueron acogidos por las familias.
- 8 mil voluntarios prestaron sus servicios en los diferentes eventos.
-Participaron 4 mil sacerdotes y diáconos, 420 obispos, 26 cardenales;
-Se elaboraron 1,1 millones de hostias para la comunión en las misas;
-Se ofrecieron 25 millones de comidas;
-Se consumieron 100 mil litros de leche y 360 mil lamingtons, típico postre australiano;
-Se utilizaron 232 mil velas en las Jornadas;
-100 actores participaron en el Vía Crucis del viernes, 18 de julio;
Fuente Agencia Zenit