El día que mataron a Ignacio Ellacuría/Andreu Claret, periodista.
El
Periódico | 12 de marzo de 2016.
Jamás
olvidaré aquella llamada. Pasaban unos minutos de las ocho y yo acababa de
llegar a la delegación de la Agencia Efe de San Salvador, con una periodista
salvadoreña, para encender el generador y empezar el día. Había salido del
hotel poco antes, al terminar el toque de queda. Llamó el padre Pedraz y dijo,
escuetamente: «Están todos muertos». Se refería, sin duda alguna, a los
jesuitas de la Universidad Centroamericana (UCA) con quienes vivía y trabajaba.
Me quedé atónito, pero el reflejo de un oficio que llevaba dos años paseando
por Centroamérica me llevó a preguntar por nombres y pedir detalles. Se cortó
la comunicación. No sabíamos qué hacer. La muchacha, que conocía bien a Pedraz,
me dijo: «Espera, volverá a llamar». Así fue. Y nos explicó que habían
asesinado al padre Ellacuría y a otros cinco jesuitas. Y también a Elba y
Celina, añadió. La asistente y su hija. Era el 16 de noviembre de 1989. La
guerrilla del Frente Farabundo Martí llevaba cinco días ocupando barrios
populares de la capital y los militares querían dar un escarmiento. Pedraz nos
dio tantos detalles y tan escabrosos que no había duda alguna y dimos la
noticia al mundo. La periodista se quedó y yo salí pitando para la UCA.
Lo
cuento ahora porque no lo he contado nunca, más allá de las decenas de
despachos de agencia que hicimos aquellos días, y porque toca. Han pasado 27
años y no todos los culpables de aquella masacre están en la cárcel. Pero
ahora, una magistrada norteamericana ha aceptado extraditar a España a uno de
los coroneles implicados. A petición del juez Eloy Velasco, uno de estos
nombres que permiten creer en la justicia. Y casi en los milagros. Ahí va mi
relato.