La ciudad de Sao Paulo, Brasil cumplió este viernes 20 de mayo una semana de guerra desatada por una ofensiva del crimen organizado.
El saldo hasta ayer, 170 muertos y varios herido y una enorme perdida económica; la guerra emprendida por la delincuencia organizada golpeó severamente el sistema e la seguridad pública en el estado más rico y poblado de Brasil: 22 millones de habitantes con una policia de 130 mil elementos.
¡Increible!
El denominado Primer Comando de la la Capital (PCC), encabezado por Marcos Williams Herbas Camacho alías
Marcola mostró todo su poder. Y la autoridad tuvo que negocia con él.
Las acciones de Marcola fueron ordenadas en rechazo a la decisión de las autoridades de cambiar de prisión - a una de alta seguridad- a 765 de sus miembros, entre ellos los jefes del PCC.
Ese fue el pretexto de la pesadilla que vivió Sao Paulo. Eso bastó para que desde la noche del viernes 12 de mayo la ciudad padeciera la semana más sangrienta de su historia.
Los ataques fueron de entrada principalmente en comisarías; y sobtretodo el amotinamiento simultáneo en 73 de las 144 cárceles del estado.
Los ataques más violentos fueron el lunes 15. se contabilizaron 274 ataques contra comisarías, bancos, cines, centros comerciales, vehículos privados y de trasporte colectivo: e incluso sistema de telefonía celular quedó colapsado. El saldo ese día decenas de muertos, entre ellos varios heridos de gravedad, entre ellos policías, civiles y presos.
Y es que la policiá emprendió una contraofensiva que se saldó con la muerte de 107 sospechosos y 124 arrestos. Asimismo, 18 presos murieron en las rebeliones y también perdieron la vida 4 personas civiles ajenas a los enfrentamientos.
Durante el fin de semana los ataques tenían como blanco sólo a la policía, pero desde el lunes 15 se extendieron a objetivos civiles con lo que se desató el miedo que paralizo totalmente la ciudad.
Y ese lunes 15 sucedió el milagro. Tras conversaciones entre líderes del PCC y las autoridades, los motines cesaron simultáneamente; bastó una llamada teléfonica para calmar los ánimos.
Pero la muerte de 107 sospechosos, algunos de ellos a manos de personas encapuchadas, levantó denuncias de que escuadrones de la muerte estarían actuando paralelamente a las fuerzas de seguridad.
''A partir de ahora morirá un promedio de 10 a 15 bandidos por día en Sao Paulo'', afirmó el mayor Sergio Olimpo Gomes, de la Asociación de Oficiales policiales. Desde el martes no se reportaron más bajas en la policía y solamente se informó de la muerte de sospechosos.
El auditor de la policía del estado de Sao Paulo, Antonio Funari Filho, admitió su preocupación con las presuntas acciones parapoliciales. "Todos los homicidios no aclarados que la policía no asume pueden ser de un comando paralelo o de policías vengando las muertes de sus colegas", dijo.
El jefe de la lucha contra el crimen organizado en Sao Paulo, Godofredo Bittencourt, admitió ante una comisión del Congreso que el PCC está expandiendo sus tentáculos debido a un error' de las propias autoridades, que hace años distribuyeron a sus líderes en cárceles de varios estados de Brasil.
"La organización es muy seria y la tendencia es que crezca", afirmó el comisario Ruy Ferraz Fontes ante la misma comisión. "Está siendo muy difícil desmontar esa estructura", dijo tras reconocer la fragilidad del estado para lidiar con los bandidos.
El célular arma clave.
Las órdenes para los ataques partieron de los penales a través de teléfonos celulares.
Y claro después de ahogado el niño se tapa el pozo: fue una semana despúes de inicada la revuelta - viernes 19- que mediante una decisión judicial se mandó bloquear los teléfonos celulares en seis cárceles de Sao Paulo, donde se alojan más de 14,000 reclusos, para evitar las comunicaciones.