Expertos: Congreso termina en claroscuros
Nota de Juan Arvizu
Nota de Juan Arvizu
Publicado en El Universal Lunes 01 de junio de 2009;
En una revisión que analistas y politólogos hicieron a las tareas realizadas por la Cámara de Diputados, los legisladores oscilan entre altas notas y señalamientos de retrocesos notorios.
Se trata de la 60 Legislatura (2006-2009). La que cerró el paso a Vicente Fox a San Lázaro, en su último informe, y ante la cual Felipe Calderón rindió protesta en la tribuna tomada. Es la de la clausura del salón de sesiones y de debates para la reforma petrolera, y es aquella que en sus últimas sesiones se sacudió por la emergencia del virus de la influenza humana.
Pero también es la que logró sacar en tiempo y forma el llamado paquete económico, con la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, votados por consenso, un resultado difícil de creer, desde la perspectiva del conflicto postelectoral de 2006.
Junto a los puntos a favor, se anotaron aspectos de eventual reprobación, como el hecho de que las cuentas públicas de Vicente Fox, excepto la primera, sean aún debate abierto, cuando por ley ya deberían de ser cuestiones cerradas.
El politólogo e investigador del Tecnológico de Monterrey, José Fernández Santillán, considera que la Cámara tiene una alta productividad, con temas de la reforma del Estado, como el cambio del formato presidencial “que terminó con un ritual que venía de siglos, no de la época posrevolucionaria”.
Como punto en contra, dice que en la opinión pública hay un ambiente de reprobación a la figura del diputado, alentado por los legisladores que ven a la política como una respuesta privada a intereses particulares.
El investigador de la UNAM, Efrén Chávez Hernández, quien también otorga alta calificación a la Cámara señala una debilidad: la distancia entre la sociedad y los diputados.
Desde su perspectiva, se tiene que avanzar en “socializar la tarea del Congreso, que cuenta con un canal de señal de cable, pero su mensaje tiene que llegar a toda la población, para que se conozca su quehacer y responsabilidades”.
Ello, indica, generaría una mayor cultura política y de participación de la sociedad.
Para Porfirio Muñoz Ledo, quien estuvo a cargo de la Comisión Ejecutiva para la Negociación y Construcción de Acuerdos para la Reforma del Estado, en la Legislatura que concluye prevaleció la complicidad, aunque hubo avances menores y retrocesos. Afirma que el fracaso más espectacular se dio con la violación de la ley de la reforma del Estado.
Se trata de la 60 Legislatura (2006-2009). La que cerró el paso a Vicente Fox a San Lázaro, en su último informe, y ante la cual Felipe Calderón rindió protesta en la tribuna tomada. Es la de la clausura del salón de sesiones y de debates para la reforma petrolera, y es aquella que en sus últimas sesiones se sacudió por la emergencia del virus de la influenza humana.
Pero también es la que logró sacar en tiempo y forma el llamado paquete económico, con la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, votados por consenso, un resultado difícil de creer, desde la perspectiva del conflicto postelectoral de 2006.
Junto a los puntos a favor, se anotaron aspectos de eventual reprobación, como el hecho de que las cuentas públicas de Vicente Fox, excepto la primera, sean aún debate abierto, cuando por ley ya deberían de ser cuestiones cerradas.
El politólogo e investigador del Tecnológico de Monterrey, José Fernández Santillán, considera que la Cámara tiene una alta productividad, con temas de la reforma del Estado, como el cambio del formato presidencial “que terminó con un ritual que venía de siglos, no de la época posrevolucionaria”.
Como punto en contra, dice que en la opinión pública hay un ambiente de reprobación a la figura del diputado, alentado por los legisladores que ven a la política como una respuesta privada a intereses particulares.
El investigador de la UNAM, Efrén Chávez Hernández, quien también otorga alta calificación a la Cámara señala una debilidad: la distancia entre la sociedad y los diputados.
Desde su perspectiva, se tiene que avanzar en “socializar la tarea del Congreso, que cuenta con un canal de señal de cable, pero su mensaje tiene que llegar a toda la población, para que se conozca su quehacer y responsabilidades”.
Ello, indica, generaría una mayor cultura política y de participación de la sociedad.
Para Porfirio Muñoz Ledo, quien estuvo a cargo de la Comisión Ejecutiva para la Negociación y Construcción de Acuerdos para la Reforma del Estado, en la Legislatura que concluye prevaleció la complicidad, aunque hubo avances menores y retrocesos. Afirma que el fracaso más espectacular se dio con la violación de la ley de la reforma del Estado.
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Conflictos y nubarrones, sellos de 60 Legislatura
Nota de Juan Arvizu
Nota de Juan Arvizu
El Universal Lunes 01 de junio de 2009
Especialistas dan notas altas a la maquinaria del Congreso
La calificación a la 60 Legislatura oscila entre altas notas de especialistas que, sin embargo, señalan el lado negativo del quehacer parlamentario y el largo camino por recorrer para mejorar el papel del Congreso de la Unión en la democracia, pero también para componer la deteriorada imagen del legislador ante la opinión pública.
Se trata de la Legislatura que cerró el paso a Vicente Fox al Palacio Legislativo de San Lázaro, en la fecha de su último informe; ante la cual Felipe Calderón rindió protesta en la tribuna tomada; es la generación de legisladores de la clausura del salón de sesiones y de debates para la reforma petrolera; la que recibió la angustia social causada por la inseguridad pública, y que se sacudió en sus últimas sesiones por el virus de la influenza humana.
También es la Legislatura que incumplió la ley y los acuerdos, como ocurrió con el proceso de designación de relevos en el Consejo del IFE, así como en materia de reforma del Estado.
Tan sólo en la Cámara de Diputados, la máquina legislativa produjo en tiempo y forma el llamado paquete económico, con la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, votados por consenso, un resultado difícil de creer, desde la perspectiva del conflicto poselectoral de 2006.
Sin acuerdos
Junto a los puntos a favor, se anotaron aspectos de reprobación, como el hecho de que las cuentas públicas de Vicente Fox, excepto la primera, sean aún debate abierto, cuando por ley ya deberían de ser cuestiones cerradas.
Al respecto, uno de los especialistas del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, en materia parlamentaria, Efrén Chávez Hernández, señala:
“En el control del gasto público en esta Legislatura se da algo inédito, que se rechaza o que está en ese proceso, y que es el no aprobar la cuenta pública de unos años atrás que ejerció Fox”.
Dicho debate de conclusión incierta, pues no hay acuerdos de cómo procesar el asunto y dónde termina la responsabilidad de la Cámara baja, permite a Chávez subrayar: Esto es señal de algo que no se podía ver, que la Cámara de Diputados rechazara los recursos ejercidos por otro poder, por el Ejecutivo. Ello “habla de los que tienen mayor fuerza”.
“Legislatura de complicidades”
Porfirio Muñoz Ledo, quien presidió la Comisión Ejecutiva para la Negociación y Construcción de Acuerdos para la reforma del Estado (CENCA), califica: “Fue la legislatura de la complicidad”, de avances menores y notorios retrocesos.
Muñoz Ledo vio en las cámaras, “un escenario de concesiones mutuas de los liderazgos de los tres partidos dominantes, que se sirvieron cada uno con la cuchara que pudieron. La ganancia principal fue para el gobierno”.
La empresa de Muñoz Ledo ha sido la de la reforma del Estado, que en los tres últimos años debió pasar por el Congreso.
“El fracaso más espectacular fue la violación de la ley de la reforma del Estado, el instrumento más importante que esta legislatura aprobó”, amplía.
Se trataba de emprender los cambios digeridos en una década con el concurso de la sociedad civil y expertos. Se presentaron más de 6 mil ponencias de la sociedad, cerca de un millar de los partidos políticos, y ninguna fue aprobada. “Las reformas electorales, se hicieron al margen de la ley, en lo oscurito”.
“Bregaron contra la corriente”
José Fernández Santillán, politólogo investigador del Instituto Tecnológico de Monterrey, resalta que hay una alta calificación en el quehacer legislativo, aun cuando “bregó contra la corriente”.
La Cámara baja, tiene una alta productividad, con temas de la reforma del Estado, el cambio del formato presidencial que parecía de forma, pero que es muy importante, de fondo, ya que termina con la “ritualística presidencialista, que viene de siglos, no de la época de la Revolución”.
En el Congreso de la Unión no es fácil sacar acuerdos, en circunstancias derivadas de la competencia de 2006, y con todo “hay una alta productividad”.
Para Fernández Santillán es sobresaliente la reforma que “fija límites al videopoder, a los poderes que no querían ser controlados, bajo el lema de la libertad de expresión, que era la libertad de los lobos de comerse a las ovejas”.
El politólogo abonó a la calificación a la Cámara baja: “Se condujo con tolerancia y respeto por el oponente, en condiciones muy favorables para que hubiera una buena convivencia, lo cual repercutió a favor, para restañar las heridas y agravios de 2006.
Sin embargo, hay un ambiente de reprobación en la opinión pública, a la figura del diputado, que algunos han ganado a pulso, dice, “porque en vez de entender la política como solución de problemas colectivos, la han visto como respuesta privada a intereses particulares”.
Advierte que “no deben pagar justos por pecadores”, pues hay diputados que participan con responsabilidad.
“Hay que poner de relieve la imagen negativa difundida en televisión de lo que son los políticos y la política, como un movimiento consciente de ataque a aquellas instituciones que pueden afectar a ese medio electrónico y los que respaldan el videopoder, grupos empresariales, oligárquicos, intereses de parte”.
Rezagos con la sociedad
El investigador de la UNAM, Efrén Chávez Hernández, quien también otorga alta calificación a la 60 Legislatura, por su producción, pero que reconoce los rezagos, señala una debilidad relevante: la distancia entre la sociedad y los diputados: “Se tiene que trabajar en las relaciones con la ciudadanía”.
En muchos estados del país se ha avanzado al establecer en la ley como obligatorios, los informes de los diputados locales a los electores por semestre o anuales.
“Ayudaría que los diputados federales tuvieran esta misma obligación, pues entablaría una mayor relación con ciudadanos”.
Se tiene qué avanzar, señala el investigador Chávez Hernández, en “socializar la tarea del Congreso, que cuenta con un canal de señal de cable, pero su mensaje tiene que llegar a toda la población, para que se conozca su quehacer y responsabilidades”.
Ello, “generaría una mayor cultura política” y de participación.
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Especialistas dan notas altas a la maquinaria del Congreso
La calificación a la 60 Legislatura oscila entre altas notas de especialistas que, sin embargo, señalan el lado negativo del quehacer parlamentario y el largo camino por recorrer para mejorar el papel del Congreso de la Unión en la democracia, pero también para componer la deteriorada imagen del legislador ante la opinión pública.
Se trata de la Legislatura que cerró el paso a Vicente Fox al Palacio Legislativo de San Lázaro, en la fecha de su último informe; ante la cual Felipe Calderón rindió protesta en la tribuna tomada; es la generación de legisladores de la clausura del salón de sesiones y de debates para la reforma petrolera; la que recibió la angustia social causada por la inseguridad pública, y que se sacudió en sus últimas sesiones por el virus de la influenza humana.
También es la Legislatura que incumplió la ley y los acuerdos, como ocurrió con el proceso de designación de relevos en el Consejo del IFE, así como en materia de reforma del Estado.
Tan sólo en la Cámara de Diputados, la máquina legislativa produjo en tiempo y forma el llamado paquete económico, con la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, votados por consenso, un resultado difícil de creer, desde la perspectiva del conflicto poselectoral de 2006.
Sin acuerdos
Junto a los puntos a favor, se anotaron aspectos de reprobación, como el hecho de que las cuentas públicas de Vicente Fox, excepto la primera, sean aún debate abierto, cuando por ley ya deberían de ser cuestiones cerradas.
Al respecto, uno de los especialistas del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, en materia parlamentaria, Efrén Chávez Hernández, señala:
“En el control del gasto público en esta Legislatura se da algo inédito, que se rechaza o que está en ese proceso, y que es el no aprobar la cuenta pública de unos años atrás que ejerció Fox”.
Dicho debate de conclusión incierta, pues no hay acuerdos de cómo procesar el asunto y dónde termina la responsabilidad de la Cámara baja, permite a Chávez subrayar: Esto es señal de algo que no se podía ver, que la Cámara de Diputados rechazara los recursos ejercidos por otro poder, por el Ejecutivo. Ello “habla de los que tienen mayor fuerza”.
“Legislatura de complicidades”
Porfirio Muñoz Ledo, quien presidió la Comisión Ejecutiva para la Negociación y Construcción de Acuerdos para la reforma del Estado (CENCA), califica: “Fue la legislatura de la complicidad”, de avances menores y notorios retrocesos.
Muñoz Ledo vio en las cámaras, “un escenario de concesiones mutuas de los liderazgos de los tres partidos dominantes, que se sirvieron cada uno con la cuchara que pudieron. La ganancia principal fue para el gobierno”.
La empresa de Muñoz Ledo ha sido la de la reforma del Estado, que en los tres últimos años debió pasar por el Congreso.
“El fracaso más espectacular fue la violación de la ley de la reforma del Estado, el instrumento más importante que esta legislatura aprobó”, amplía.
Se trataba de emprender los cambios digeridos en una década con el concurso de la sociedad civil y expertos. Se presentaron más de 6 mil ponencias de la sociedad, cerca de un millar de los partidos políticos, y ninguna fue aprobada. “Las reformas electorales, se hicieron al margen de la ley, en lo oscurito”.
“Bregaron contra la corriente”
José Fernández Santillán, politólogo investigador del Instituto Tecnológico de Monterrey, resalta que hay una alta calificación en el quehacer legislativo, aun cuando “bregó contra la corriente”.
La Cámara baja, tiene una alta productividad, con temas de la reforma del Estado, el cambio del formato presidencial que parecía de forma, pero que es muy importante, de fondo, ya que termina con la “ritualística presidencialista, que viene de siglos, no de la época de la Revolución”.
En el Congreso de la Unión no es fácil sacar acuerdos, en circunstancias derivadas de la competencia de 2006, y con todo “hay una alta productividad”.
Para Fernández Santillán es sobresaliente la reforma que “fija límites al videopoder, a los poderes que no querían ser controlados, bajo el lema de la libertad de expresión, que era la libertad de los lobos de comerse a las ovejas”.
El politólogo abonó a la calificación a la Cámara baja: “Se condujo con tolerancia y respeto por el oponente, en condiciones muy favorables para que hubiera una buena convivencia, lo cual repercutió a favor, para restañar las heridas y agravios de 2006.
Sin embargo, hay un ambiente de reprobación en la opinión pública, a la figura del diputado, que algunos han ganado a pulso, dice, “porque en vez de entender la política como solución de problemas colectivos, la han visto como respuesta privada a intereses particulares”.
Advierte que “no deben pagar justos por pecadores”, pues hay diputados que participan con responsabilidad.
“Hay que poner de relieve la imagen negativa difundida en televisión de lo que son los políticos y la política, como un movimiento consciente de ataque a aquellas instituciones que pueden afectar a ese medio electrónico y los que respaldan el videopoder, grupos empresariales, oligárquicos, intereses de parte”.
Rezagos con la sociedad
El investigador de la UNAM, Efrén Chávez Hernández, quien también otorga alta calificación a la 60 Legislatura, por su producción, pero que reconoce los rezagos, señala una debilidad relevante: la distancia entre la sociedad y los diputados: “Se tiene que trabajar en las relaciones con la ciudadanía”.
En muchos estados del país se ha avanzado al establecer en la ley como obligatorios, los informes de los diputados locales a los electores por semestre o anuales.
“Ayudaría que los diputados federales tuvieran esta misma obligación, pues entablaría una mayor relación con ciudadanos”.
Se tiene qué avanzar, señala el investigador Chávez Hernández, en “socializar la tarea del Congreso, que cuenta con un canal de señal de cable, pero su mensaje tiene que llegar a toda la población, para que se conozca su quehacer y responsabilidades”.
Ello, “generaría una mayor cultura política” y de participación.
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