28 ago 2008

Mediopatía

Columna Agenda del debate/José Carreño Carlón
‘Mediopatía’, ciudadanía y criminalidad
Publicado en El Universal (www.eluniversal.com.mx), 28 de agosto de 2008;
Las muy mediáticas mantas desplegadas por las bandas criminales en varias ciudades, unidas al debate sobre el Informe presidencial seriado en las pantallas de televisión, muestran a los actores públicos, igual que a los criminales ocultos (para las policías, pero no para los medios) bajo el síndrome de la mediopatía.
Se trata de esa obsesión por verse en los medios que el escritor español Javier Cercas describió el domingo en El País Semanal en su artículo “La apoteosis del mediópata”, a propósito del despliegue mediático que rigió la detención del criminal servio Radovan Karadzic, con su histrionismo descontrolado y su egolatría enfermiza.
Antes que empeñarse en solucionar a fondo el problema de la inseguridad, frente al clamor ciudadano, los actores políticos —gobernantes de todos los niveles, legisladores y líderes partidistas— han mostrado una compulsión por ‘posicionarse’ en los medios, por elaborar y colocar mensajes llamativos —así les resulten suicidas— en la agenda pública, a fin de hacerse visibles en un escenario de máxima atracción iluminado por la reacción de la sociedad contra la criminalidad y la impunidad.
Esta patología no se ha limitado a los actores políticos, sino que ha alcanzado también a algunos sectores sociales. Y no podía faltar la concurrencia mediática del crimen organizado para atraer al menos una parte de los reflectores de la movilización ciudadana. Sólo que en este sector se advierte mayor eficacia estratégica.
Las mantas son el mensaje
El contenido de las mantas del hampa tiene de por sí el alto valor noticioso de confirmar desde el crimen la denuncia de las víctimas —validada por las autoridades— de que los criminales están en las fuerzas públicas. Pero está adicionalmente un valor informativo de exportación, el del medio como mensaje: las mantas en las vía públicas más concurridas —un recurso propagandístico de los movimientos legales del espacio público— han pasado ahora al servicio de organizaciones delictivas que se consideraban clandestinas. Y a ello hay que agregar un discurso equiparable al de cualquier grupo de interés formal, en el que unas bandas se quejan de competencia desleal y les reclaman a las autoridades las mismas condiciones de impunidad que —según este reclamo— se les dispensan a otras bandas criminales.
La arrogancia y el cinismo de esta estrategia criminal son obviamente de lo más atractivos para los medios. Pero quizás parecería más pertinente atender a la apuesta que está detrás de esta estrategia: acelerar la descomposición de las instituciones —con miras a la desintegración misma de la estructura institucional— y así más fácilmente expandir los territorios bajo control del hampa, bajo el cascarón de un Estado fallido, carcomido por la infiltración de las propias bandas y sin capacidad para cumplir la función básica de proteger las vidas y los bienes de la población.
Riesgos de los 100 días
Mientras los actores políticos del gobierno y de sus frágiles alianzas simplemente se “posicionan” para la próxima encuesta, la eficacia estratégica del crimen y su plena presencia en la agenda de los medios abre estos tres interrogantes:
1) ¿Qué mejor incentivo para el poder del hampa que conectar con el reto ciudadano y provocar una crisis política mayor con una serie de golpes de alto impacto, irresolubles en los menos de 100 días que tienen los gobernantes para renunciar si no resuelven el problema, según la percepción que dejó la “cumbre” de la Seguridad?
2) ¿Qué mejor aliado para esta causa que un movimiento guerrillero como el EPR que denuncia los acuerdos de esa “cumbre” contra el crimen organizado como operativos de contrainsurgencia para acabar con ese movimiento armado?
3) Y ¿qué mejor compañero de casino en esta apuesta que un movimiento como el de Andrés Manuel López Obrador, cuyos operadores anuncian enfrentamientos callejeros en el mismo periodo (Camacho) con miras a la deposición del presidente Calderón (Muñoz Ledo)?

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