Día de muertos,
día de ofrendar y de vivir/Fred Alvarez
Publicado en La Otra Opinión, 31 de octubre de 2013
"y
al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros...." Federico García
Lorca.
Estos
días son de tradición por el día de muertos. Se trata de una popular fiesta
cristiana que tiene un origen prehispánico que honra a los difuntos el día 2 de
noviembre, aunque la celebración comienza día antes;. el primero de noviembre
es el día para celebrar la memoria de Todos Santos y el dos de Los Fieles
difuntos; no se confundan con Jalouín o
Noche de Brujas que se celebra, de acuerdo a los mitos y tradiciones celtas la
noche de hoy 31 de octubre. Pero eso no es nuestro; lo celebran principalmente
en los Estados Unidos, algunas provincias de Canadá, de Irlanda y el Reino
Unido. Y también gracias a Hollywood en varias partes del mundo, incluyendo
México.
Pero
nosotros tenemos otros orígenes incluso que son anteriores a la llegada de los
españoles; por lo menos 3 mil años antes se tiene registro de celebraciones en
varias etnias; por ello la Unesco declaró en 2003 la festividad mexicana como
Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, también llamado patrimonio
viviente, por considerar que esta festividad es: "...una de las
representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo, y
como una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor fuerza entre los
grupos indígenas del país."
¿Y como
festejarlo?
Colocando
una ofrenda si pueden. Vale la pena hacerlo, intentarlo, aunque sea pequeña. Es algo mágico; lo
aprendí cuando llegue a la Ciudad de México. Y es que me dicen los
especialistas que el lugar se coloca se convierte en un espacio sagrado de
acuerdo a la tradición.
No
es fácil hacerlo; de hecho es un arte. Me gusta y quizá porque lo vi y lo viví hace
años en Xalapa, Veracruz, en una visita que hice justamente en esas fechases porque
recomiendo lo que nos enseña la maestra arqueóloga Alicia Luján Delgadillo de la universidad Veracruzana, a saber:
1. Sobre él
altar
se depositara la ofrenda, el arco engalanado será la entrada por donde las
almas de los muertos pasarán a morar por breve tiempo y disfrutará de las
viandas preparadas en su honor;
2 Sobre la mesa se confeccionarán dos a tres escalones a
manera de pedestal, se cubrirá todo con un mantel blanco y encima se pondrá
papel china picado;
3 En los
escalones
se colocará enseguida una lámpara de aceite, veladoras, un vaso con agua; y en
la mesa se distribuyen alimentos varios; panes de ajonjolí y de huevo con
manteca, tamales rancheros en hoja de plátano o de Papantla, tamalitos de pollo,
de pipían con fríjol gordo y de dulce con pasitas en hojas de totomoxtle, atole
de guayaba o de piña, champurrado, chocolate, y alguna bebida predilecta
–cerveza o aguardiente-, cigarros y fósforos. Además pueden poner mole con
carne de gallina, arroz y tortillas de maíz; También se pueden incluir
chichiliques, pemoles, cuitoncitos, cuhiches, tamales de zarabando, garnachas,
bolim y zacahuil. ¡Ah!, y también pan de azúcar –antecesores de nuestras
calaveras– y el llamado “pan de muerto” que se puede conseguir en cualquier
lugar.
Aquí
viene lo complicado. Nos dice la maestra que con los carrizos se deben de formar
dos arcos, uno atrás y otro al frente con sus travesaños correspondientes y
recargarlo sobre la pared donde penderán en su mayoría las imágenes –fotos y
retratos- que son de devoción familiar;
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Agrega que los arcos pueden ser en forma de media campana o rectangulares,. Y
se deben forrar con rama tinaja, tepejilote y palmilla, se alterna alrededor
flores amarillas (cempoalxoxhitl), manitas de plátanos “campechanitos”,
berenjenas silvestres, nísperos, canastitas, banderitas, jaras y cortinas
confeccionadas con papel china con rehiletes.
¡Híjole
lo de rama tinaja, tepejilote y palmillas sólo en Veracruz.
Ir al panteón
es lo más común
Nos
recomienda también la Maestra Lujan, que justo a las doce del día y por la
noche del día primero de noviembre – día de Todos
Santos; se debe de rezar y sólo con ello las almas –las ánimas- de los
muertos se deleitarán con lo ofrendado. ¡Ah! y no se debe olvidar que al día
siguiente, o sea el dos de noviembre, todos debemos visitar cementerios y llevar agua bendita- se consigue en algunas templos
católicos -, flores naturales y coronas de flores de papel encerado. Las flores de papel encerado casi no se usan
hoy.
Pero
bueno es la recomendación de la arqueóloga, especialista en ofrendas.
¿Cómo se
celebra esta tradición en el Norte de Sinaloa?
En
las comunidades rurales del norte de Sinaloa –de donde soy originario-, toda la
familia acostumbra a ir al panteón el día primero de noviembre a limpiar bien
las tumbas. Es condición llevar muchas velas o veladoras, y cachimbas para ya empezando a obscurecer
iluminar con ellas el cementerio.
De
hecho todo el panteón se ilumina con ellas.
¡Ah!,
y hay que ir preparado para “velar” todo la noche del día primero y amanecer
ahí el día dos de noviembre. Para ello es necesario llevar alguna frazada y
mucho de comer y más de beber –ron, tequila, mezcal, aguardiente o cervezas-;
tanto para la ofrenda del difunto, como para uno y los amigos y familiares que
aparecerán por ahí. Así la noche se hará agradable.
Recordemos
que la creencia es que los muertos necesitaban comida para llegar a su destino
final, por lo que al morir se dejaba junto a ellos comida, agua, ofrendas y
diversos objetos; y que en este día regresan con mucha "hambre".
Incluso
es el día ideal para encontrarse con amigos y familiares que sólo ahí los
encontrarán.
¡Ah!
Y no debe uno preocuparse de llevar instrumentos musicales como guitarras o
acordeones. Ahí al pie de la tumba, llegaran músicos ganapán dispuestos a
cantarle toda la noche la canciones preferidas del difunto; y de los vivos, también.....
PD:
No se me había ocurrido pero también es ideal las fechas para leer poesía
alusiva a la muerte.
Hay varios
poetas que con hermosos poemas, recomiendo algunos...
Sólo la muerte,
escribió el poeta chileno Pablo Neruda (1904-1973):
“Hay
cementerios solos,
tumbas
llenas de huesos sin sonido...
A
lo sonoro llega la muerte
como
un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega
a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega
a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
Sin
embargo sus pasos suenan
y
su vestido suena, callado como un árbol.
Yo
no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero
creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de
violetas acostumbradas a la tierra,
porque
la cara de la muerte es verde,
y
la mirada de la muerte es verde,
con
la aguda humedad de una hoja de violeta
y
su grave color de invierno exasperado.
Elías Nandino (1903-)
escribió:
“¿Qué
es morir?
Morir
es
Alzar
el vuelo
sin
alas,
sin
ojos
y
sin cuerpo....
**
“He de morir de
mi muerte,
de
la que vivo pensando,
de
la que estoy esperando
y
en temor se me convierte.
Mi
voz oculta me advierte
que
la muerte con que muera
no
puede venir de fuera,
sino
que debe nacer
de
la hondura de mi ser
donde
crece prisionera.
II
De
tanto saberte mía,
muerte,
mi muerte sedienta,
no
hay minuto en que no sienta
tu
invasión lenta y sombría.
Antes
no te conocía
o
procuraba ignorarte,
pero
al sentirte y pensarte
he
podido comprender
que
vivir es aprender
a
morir para encontrarte.
Xavier
Villaurrutia
(1903-1950) escribió:
“¿Qué prueba de la existencia
habrá
mayor que la suerte
de
estar viviendo sin verte
y
muriendo en tu presencia!
Esta
lúcida conciencia
de
amar a lo nunca visto
y
de esperar lo imprevisto;
este
caer sin llegar
es
la angustia de pensar
que
puesto que muero existo.
Si
en todas partes estás,
en
el agua y en la tierra,
en
el aire que me encierra
y
en el incendio voraz;
y
si a todas partes vas
conmigo
en el pensamiento,
en
el soplo de mi aliento
y
en mi sangre confundida,
¿no
serás, Muerte, en mi vida,
agua,
fuego, polvo y viento...”
Jorge Manrique (1440-1479) en
ha muerto mi padre escribió:
“Recuerde
el alma dormida,
avive
el seso y despierte
contemplando
cómo
se pasa la vida,
cómo
se viene la muerte
tan
callando,
cuán
presto se va el placer,
cómo,
después de acordado,
da
dolor;
cómo,
a nuestro parecer,
cualquiera
tiempo pasado
fue
mejor.,,
El
sacerdote, periodista y poeta José Luis
Martín Descalzo. (1930- 1991), escribió antes de morir:
“Morir
sólo es morir. Morir se acaba.
Morir
es una hoguera fugitiva.
Es
cruzar una puerta a la deriva
y
encontrar lo que tanto se buscaba.
Acabar
de llorar y hacer preguntas;
ver
al Amor sin enigmas ni espejos;
descansar
de vivir en la ternura;
tener
la paz, la luz, la casa juntas
y
hallar, dejando los dolores lejos,
la
Noche-luz tras tanta noche oscura…”
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